Forzando a Nala.

En uno de mis viajes de trabajo, conozco a una mujer que hace que pierda los papeles, llegando a forzarla en una hamaca de la piscina del hotel.

FORZANDO A NALA.

Era el mes de junio más caluroso de los últimos años. Por suerte nos mandaban a montar una línea de cable al norte y cambiábamos los 40 grados de Madrid por los 22 de Cantabria. Teníamos para 10 días mínimo así que decidí que me acompañaran Dani y Roberto, dos técnicos buenos y ademas amigos.

Nos hospedaron en un hotel rural, a 6 kilómetros de la empresa donde hacíamos el montaje. El hotel era perfecto, tenía 3 plantas, y una piscina enorme.

Como la furgoneta de material no había llegado, podíamos hacer lo que quisiésemos.  Tras darnos la habitación y deshacer la maleta, mis amigos quisieron ir a la piscina y yo accedí.

Era jueves por la mañana y no había mucha gente. Yo me entretuve hablando por teléfono y cuando llegué a la piscina, mis amigos habían cogido una sombrilla junto a una pareja. Noté cómo ella me miró fijamente, llevaba un bikini negro, castaña, con el pelo a medía melena, tenia unas buenas tetas talla 100 calculé, y tenía un toque vicioso con esa mirada. Como ví que ella no apartaba sus ojos de mí, disimulé, coloqué mi toalla en la hamaca, me quité la camiseta y me tiré al agua.

Tras un rato nadando, vi que seguía mirándome.  Ella podía usar gafas de sol pero me miraba con descaro. Decidí salirme e ir a la sombrilla con mis amigos, me tumbé en la hamaca y me puse a mirar el movil al igual que ellos.

.- Hasta luego.

Dijimos adiós educadamente a la pareja que se marchaba hacia el hotel, con la correspondiente mirada  de la joven.

Tras la jornada de piscina fuimos a comer.Comprobé que ya estaba la furgoneta de material en la empresa y les mandé ir a ellos a descargar. Yo me quedé durmiendo la siesta, ya que había llevado el coche hasta allí.

Unos gritos y golpes en la pared me despertaron sobresaltado. Tardé unos segundos en averiguar qué ocurría... la pareja de la habitación de al lado tenía ganas de fiesta y ella gritaba y gemía como una loca. Un golpeo constante y repetitivo retumbaba en la pared.

Se jodió la siesta me dije. Y me salí a la terraza a esperar que vinieran mis amigos.

Tras 10 minutos más de gritos, oí cómo la puerta de la terraza del vecino se abría. Miré desde la barandilla y vi al novio de la mirona. Qué casualidad!!! ...... con la de habitaciones que había en el hotel, y nos tenía que tocar al lado de esa mujer. Ella me atraía mucho por sus miradas, y más ahora, después de haberla oído follar. Me tumbé en la cama y volví a dormirme hasta que vinieron mis amigos.

Roberto.- Joder Javi, qué siesta te has pegado!. Y nosotros descargando!.

J.- No he dormido tanto... os acordáis de la chica del bikini negro de la piscina?

D.- Si, la que tenía un culo increíble?

J.- La misma, es la de la habitación de al lado, se han puesto a follar y no imagináis qué golpes y qué gritos.

R.- jajaja, pues te diré algo, Javier, te mira más de la cuenta, no se si lo has notado.

J.- Si que lo he notado, pero no le dí importancia.

D.- Dejaros de historias que tengo hambre. Dijo Dani.

Ellos habían dado una vuelta por el pueblo y me contaron que tenía mucho turismo, restaurantes, incluso un disco-pub enorme.

Estuvimos cenando en un sitio familiar que se comía genial, nos pusieron vino y licores en cantidad y tras la cena, fuimos al pub a seguir con las copas. Es lo mejor de los viajes de trabajo.

Cuando entramos, nos sorprendió que un jueves, y un pueblo tan pequeño tuviera tanta gente. Nos hicimos un hueco en la barra y comenzamos a charlar y reír.

Tras un rato vimos llegar a la pareja de la habitación de al lado que se sentaron en unas mesitas bajas, mirando a la pista de baile, de espaldas a nosotros pero muy cerca. Él iba con vaqueros y camiseta muy normal, pero ella llamaba la atención, vestía un vestido blanco ajustado que marcaba su culo y sus tetas, con un tirante a un lado y el otro al aire estilo romano, la parte de abajo de su vestido, que era más ajustada que el resto, le hacía marcar su culo más aún. Los tres miramos cómo se le transparentaba ligeramente el tanga, y no llevaba sujetador, ya que con las luces de la disco sus pezones se intuían. Los tres nos miramos y pensamos lo buena que estaba. Y dije:

J.- Esta buena eh? Pues imaginarla gritando como una loca.......

Los tres reimos a carcajadas, y ella se giró. Al verme, su cara cambió, modificó su forma de sentarse para poder mirarme.

Yo estaba sorprendido, pues no soy alguien que llame la atención. Incluso llegué a pensar que me conocía de algo, no era normal tanta mirada.

Seguimos tomando copas y ella fué al baño, los jóvenes del pueblo no dejaban de mirarla. Incluso alguno al pasar la decía algo pero ella no perdía la compostura, se sentía segura, caminaba con los tacones, moviendo sus caderas ante la muchedumbre.

Al volver, volvió a fijar su mirada en mi. El vino, las copas, ese vestido, esos pezones... me estaba excitando demasiado aquella zorra.

Al llegar, se sentó y empezó a hablar con su novio. Le besó con pasión ante la mirada de casi todos y tras esto, él tomó su copa, bebió y se marchó. Mis amigos y yo comentamos lo que habíamos visto.

R.- Habrá salido a fumar, no?

J.- No se, ha ido al baño no?

D.- No, ha salido a la calle.

Mientras hablábamos, un chico se sentó en el hueco que había dejado él mientras los amigos miraban. Ella, tras dos besos, se lo quitó de encima y cada vez que tenía ocasión me miraba.

Yo ya no la retiraba, durante segundos que  parecían minutos, nuestras miradas se unían. Hasta que otro jovencito del lugar se acercó a hablar con ella. Y Dani dijo:

D.- El novio se está fumando un cigarro bien largo, han pasado ya 10 minutos.

J.- Nada, ese ya no viene. Alguno de aquí hoy se lleva el premio.

R.- Pues a ti te sigue mirando.

J.- Que hora es?

D.- Doce y media. Hora de irnos, mañana hay faena.

J.- Ahora voy yo. Tomad la llave de la habitación.

R.- Suerte jefe!.

Los tres reímos. Ella en cuanto vió que mis compañeros se iban, dio dos besos al chico con el que hablaba y se vino hacia la barra.

Yo estaba sentado en un taburete alto, ella se puso cerca de mi y su muslo y mi rodilla tuvieron un primer contacto. Ninguno hizo nada por evitarlo.

.- ¿Me pone otra copa?.

Su voz era dulce. El camarero miraba sus tetas mientras servía la copa. Ella me miró y me dijo:

.- Como te llamas?

J.- Javier. Y tu?

N.- Nala, encantada.

J.- Igual.

Nos dimos dos besos, de esos que se dan mas cerca de los labios que de las mejillas. Nala se giró, tomó su copa y bebió, entonces puso su mano en mi rodilla y miró a mi paquete sonriendo. Era evidente que estaba empalmado.

N.- De donde eres?

J.- De Madrid.

N.- De vacaciones con amigos?

J.- No, estamos aquí por trabajo. De hecho ya me marchaba, mañana tengo que madrugar. Tu te quedas?

N.- No, me voy contigo, así no me marcho sola al hotel.

Nos terminamos las copas, y nos fuimos ante las miradas de los lugareños. El hotel estaba apenas a 600 metros del pub. Nala apenas hablaba y yo iba más despacio para ver su culo. Una calle antes ella dijo:

N.- Vamos por aquí, se llega antes, ésta puerta es la de la piscina del hotel.

Me adelanté para abrir la puerta y dejarla pasar. Ella me sonrió y pasó cerca de mi. Pensé que era mi momento y la intenté besar, estaba claro que le gustaba, pero, de manera incomprensible, me retiró la cara, y me quede sin aquel beso.

N.—Tengo novio

Me dijo poniendo cara de pena mientras mordía su labio inferior en un gesto de descaro. Después de haberme clavado la mirada todo el día ¿Ahora se acordaba de su novio?

Su reacción fué inesperada, pero la mía fue aún mas. La cogí con fuerza del brazo, la traje hasta mi, y la besé a la fuerza. No sé qué tipo de cable se me cruzó en la cabeza, pero quería follarme a aquella mujer. Tras el beso, ella se consiguió retirar y me dió un bofetón en toda la cara. A partir de ese momento no medí mi reacción. La tomé del brazo y la di la vuelta. Empezó a gritar, y la tuve que tapar la boca. La llevé hasta una hamaca y la empujé allí, ella cayendo sobre ella. Me puse a horcajadas encima de ella, sujeté sus dos manos con una mía, y empecé a darle bofetones en la cara. Creo que fueron hasta 6. Me puse de pié, la cogi del pelo y tire de Nala hacia mi. Desabroché mis pantalones, saqué mi polla, la coloqué a la altura de su boca y agarrándola de la barbilla, le dije:

J.- Me la vas a chupar, ahora.

Nala se resistía sin abrir la boca. Otro bofetón y tapar su nariz la hizo obedecer y abrió la boca. De golpe, toda mi polla entró hasta dentro llegando a su garganta. Una arcada enorme hizo que la sacara un poco, y volví con otra embestida en su boca. Ésta vez aguantó y empezó a chupar. Yo la apretaba de la nuca con fuerza y ella empezó a darme placer. Mi polla estaba muy dura, y su boca se había acostumbrado a su tamaño y grosor. Me retiré para ponerla a cuatro patas en la hamaca, pensando que ya estaba disfrutando. Pero al agacharme, me arañó en la cara marcándome desde el ojo hasta el cuello. Eso me volvió a hacer enloquecer. Otros tres bofetones recibió con más fuerza aún y la tomé de los brazos, se los puse en la espalda, se los inmovilicé y dije:

J.- No te resistas.

Otro bofetón la echó hacia atrás quedando tumbada. Metí mis manos bajo su vestido y saqué su tanga. Lo llevé hasta su boca y se las metí para evitar que gritara. Le subí el vestido y la tome de las piernas para acercarla más a mi y cuando la tenía debajo, lista, pasé mi mano por su coño. No pude creer lo que sentí... su coño era un rio de flujo! para estar resistiéndose estaba muy excitada. Metí mi polla en su coño con total facilidad y bajé su vestido dejando sus tetas al descubierto. Empecé a chupar y morder esos perfectos pezones. Mientras la follaba con dureza, la notaba gemir aunque el tanga lo disimulaba. Su mirada de vicio la tenía frente a mi. Esa mujer sacaba mis instintos mas ocultos pues no era yo el que estaba allí. No me reconocía, incluso mientras me miraba la llegué a escupir. Ella ya no se resistía e incluso la note sonreír cuando la escupí por segunda vez. Saqué mi polla de su encharcado coño y bajé hacia sus piernas. Comencé a chupar, lamer y  besar y su clitoris. Penetré su coño con mis dedos buscando su punto. Ella se retorcía de placer y cuando supe que llegó al orgasmo, la giré y la puse a cuatro patas en la hamaca. Sabía que quería usar su culo.  La cara apoyada y las manos atadas me dejaban vía libre. Volvió a intentar resistirse moviendo su culo cuando escupí mi mano y lo lubriqué. Entonces comencé a azotarla con dureza para que dejara de resistirse. Tras 20 azotes volvía a estar inmóvil y  coloqué mi polla en su culo. De golpe se la clavé hasta dentro. Tuvo que dolerle porque pegó un respingo intentando, sin éxito,  escapar de mi contacto. Al poco tiempo, noté que volvía a gemir y gritar tras la mordaza del tanga. Tras unas duras embestidas, empecé a correrme dentro de su culo. Me tumbé sobre ella y saqué mi miembro poniéndome de pié.  La quité el cinturón de sus muñecas, y lo puse en mis pantalones. Ella se giró y se tumbó agotada en la hamaca. Sus piernas dobladas. Me agaché y saque el tanga de su boca dejándolo sobre su vientre. Lamí su mejilla recogiendo una pequeña lágrima de humillación dejando en su lugar mi saliva. Se mordió el labio, sonriendo provocativamente y añadió:

N.- Eres un cerdo.

Esa mirada de vicio que tenía me volvía loco. Lejos de marcharme de allí y arrepentirme de lo ocurrido la contesté:

J.—Aún no sabes cuánto....

Cogí mi polla que ya no estaba erecta, y comencé a mear sobre Nala. Una sonrisa clara apareció en su rostro. Cuando terminé, me coloqué mi ropa, me limpié la herida por su arañazo y me marché dejándola allí tumbada.

CONTINUARA............