Fornicada por un viejo vikingo

Aquellas fuertes y rugosas manos eran tan expertas en las caricias que no pude contener mi placer abriendo aún más mis piernas para que esta jugara con mi conejito sin problema.

Tras nuestro fructífero viaje por Cádiz con Diego, este me propuso hacer un crucero por los Fiordos Noruegos, oferta que una no pudo rechazar pues los placeres de la vida hay que aprovecharlos cuando surgen y no dejarlos para otras ocasiones.

Ya en el crucero andábamos disfrutando de lo lindo, pues tuvimos la suerte de conocer a un oficial del barco que había vivido en nuestra isla y  nos cambió el camarote por uno más amplio y con mejores vistas que no dudamos en aprovechar, pues recibir las atenciones de Diego y poder ver por la claraboya aquel paisaje era una delicia.

Hacíamos sexo a todas horas recordando la aventura con la última pareja e intentando contactar con alguna del barco para seguir con aquella fiesta, pero el infortunio nos truco parte del viaje pues cuando llegamos a puerto, aquel oficial del barco se ofreció a enseñarnos todos los rincones de aquel crucero, con la mala suerte que Diego sufrió una caída en unas escaleras, lastimándose gravemente pues perdió el conocimiento y tuvo varias fracturas.

Fue atendido y trasladado a un hospital allí en tierra a cargo del seguro de la naviera y recomendados por el oficial que nos acompañaba, diciendo que todos los gastos médicos corrían a cuenta de la compañía, además el había nacido en aquella puerto donde nos encontrábamos y me recomendó un pequeño hotel para quedarme mientras trataban a Diego.

Pasó una semana y tras la gravedad del golpe me recomendaron no moverlo hasta que recuperara bien la conciencia y las graves fracturas.

Recibimos la  visita de ese oficial amigo del barco pasados unos días y me dijo que si pensaba quedarme en el hotel me saldría caro la estancia tanto tiempo por lo me invito a una casona grande donde vivía su padre viudo  para estar durante la recuperación, además me pillaba más cerca del hospital.

Acepte tras su insistencia y tras presentarme a su padre que dijo llamarse Enok, fui acomodada  en una habitación grande de invitados que había junto a un gran baño con sauna incluida.

No hablaba ni papa de español aquel viejo noruego con aspecto fornido  pero muy bien conservado para sus 68 años como dijo tenía su hijo.

El idioma iba a ser un gran problema, pero intentaría hablar con él por señas, además también iba a estar tiempo en el hospital cuidando y atendiendo a Diego.

Pasaron las semanas y conseguí entenderme con aquel viejo vikingo  a través del móvil con su traductor así como con señas, formándose una relación cordial y muy buena, pues fui tratada como una reina por él.

Para ser sincera, tengo que decir que me estaba gustando aquel hombre pues su aspecto varonil, con brazos fuertes y su cuerpo bastante velludo me tenía medio atolondrada, además lo había visto salir de la sauna dos o tres veces liado en la toalla y me había puesto medio mojada.

Tras casi tres semanas sin sexo una tarde que pensé estaba dormido él, y tras una ducha  me tumbe en la cama y comencé a tocarme, pues necesitaba ya atención y caricias en mi conejito tras tanto tiempo sin castigarlo, me sentí excitada y cerrando los ojos mi imaginación me traslado a mis últimos encuentros sexuales haciendo gozar mientras me tocaba… no me había dado cuenta pero la puerta me la había dejado medio abierta y desde el baño enfrente se veía la cama reflejada en un gran armario acristalado.

Absorta en mi placer con las piernas abiertas y totalmente desnudas me sentí observada y no andaba equivocada cuando ante mi sorpresa y al abrir los ojos aquel viejo vikingo estaba frente a la puerta observándome con una sonrisa picarona que me dejo helada.

Quede paralizada e intente taparme, cuando él dijo algo en noruego que no entendí, cerrando seguidamente la puerta y comenzando a desabrocharse  la camisa en mi presencia..

Intente tapándome decir que no, pero él no me entendía y tampoco estaba por la labor de hacerlo, pues soltó su cinturón  tras  quitarse la camisa y dejando caer los pantalones, mostro aquel arpón ballenero  que aunque flácido aun,  me dejo atónita por el grosor y longitud que allí colgaba.

Se acercó con una sonrisa picarona y volviendo hablarme aunque no lo entendía, llevo su mano a mi sexo quitando las mías que lo tapaban cómicamente y comenzó a acariciarlos sentándose en la cama a mi lado.

Aquellas fuertes y rugosas manos eran tan expertas en las caricias que no pude contener mi placer abriendo aún más mis piernas para que esta jugara con mi conejito sin problema.

Con la otra acaricio mis pechos suavemente con una ternura que me dejo atolondrada mientras gemía por el sabio juego de sus dedos en mi sexo.

Me beso y perdí los papeles ante aquel jugoso, cálido y largo beso que me hizo entregarme por completo a él, pues mi mano fue a su entrepierna y agarrando aquel enorme musculo  lo  sobe  con descaro, me lance hacia el incorporando mi cabeza para llevar a mi boca aquella rosada y enorme cabeza que lucía ya rasgos de la edad.

Resoplo con  mi comida sin dejar de masajear mi conejito con su mano a la vez que hablaba con tono cálido  y aunque una no lo entendía, intuía eran palabras calientes.

Creció y se puso aquello duro como  el remo de un barco vikingo, y digo remo, pues era largo duro y grueso como hacía tiempo no veía uno así, además de poblado con un espeso y sorprendente pelo semi lacio que lo hacía comible y devorarle  hasta la saciedad.

Cuando lo tuvo enorme de tieso por mí sabia mamada y los no menos buenos masajes en sus enormes pelotas, aquel viejo experto me tumbo hacia atrás  abriendo mis piernas con sus fuertes rodillas y posicionándose sobre mí, cogió aquel enorme pollon y comenzó a frotar su rugosa cabeza por mis abierto conejo, haciendo mi cadera se levantara y por mi boca fluyeran géminos de placer.

Se dejó caer penetrándome con aquello en su totalidad a la vez que me besaba, llegándome un sorprendente y rápido orgasmo que ayudo a mitigar las envestidas de aquel coloso  que entraba y salida con una fuerza endiablada por mi sufrido conejito.

Besaba como un dios vikingo dando un placer inenarrable, además movía su cadera y su culo con una sabiduría que me tenía extenuada de placer, pues aquel largo y grueso rabo  hacia las delicias con sus acometidas llegándome mi segundo e impresionante orgasmos que me hizo arañarlo y abrazarlo con una pasión desmedida.

Pensé se iba a correr cuando se incorporó y tomando mi cuerpo me puso bocabajo con la almohada en mi barriguita levantado mi cadera y volviendo a penetrarme con su largo estilete.

Metió sus manos para agarrar mis pechos  y acelero el bombeo haciendo que gimiera como una loca.

Amortiguaba mis gritos mordiendo las sabanas mientras él seguía agarrando mis pechos fuertemente y penetrándome sin piedad.

Sentía cada centímetro de aquel largo falo entrar y salir con una fuerza endiablada, moviéndose la cama al son de sus acometidas a la vez que acerco su boca a mi cuello para comenzar a mordisquearlo entre sus fuertes gemidos.

Gemía y balbuceaba cada vez más cuando saco una de sus manos  de mis pechos y llevo los dedos a mi boca para que se los chupara, mientras ahora devoraba una de mis orejas con su gruesa lengua.

Estaba en un éxtasis celestial y no podía imaginar ni en mis mejores sueños que aquel viejo vikingo follara así de bien.

Ceso un momento para sacarla y tomándome como una muñeca me sentó sobre el ahora mientras apoyaba su espalda en la cama, clavándome sin miramientos su gruesa e imponente herramienta  y con sus fuertes manos me cogió por mis caderas para moverme como una pluma sobre su rabo…

Cayo mi cabeza gimiendo de placer sobre su hombro   y balbuceando  le decía que se corriera ya, cuando  acelero provocándome otro orgasmo tan fuerte y sonoro que  parece lo contagie a él, pues al unísono nuestros jugos se estaban juntando.

Sus bramidos de placer ahogaron mis gemidos, pues una andaba ya falta de fuerzas y sometida por aquel semental del norte, que vacío sus depósitos en mis entrañas, empapándome toda de su rica y pastosa crema.

Cuando ceso y me dejo clavada sobre el medio  moribunda, me beso ahora dulcemente cambiando su tono de voz aunque no lo entendía, pero me encanto y le correspondí con un largo y caliente beso.

Se levantó y se dirigió al baño, quedándome sobre la cama medio muerta, pero al oír la ducha y su voz llamándome, me incorpore como pude y me metí con él.

Me masajeo suavemente con una esponja por todo el cuerpo ahora de forma cariñosa, besándome de vez en cuando y sobre todo cuando frotaba lujuriosamente en mis pezoncitos duros y tiesos como hacía tiempo no se me habían puesto.

Me aseo con delicadeza mi sufrido sexo dedicándole un merecido y agradable masaje, pasando una posteriormente a realizárselo a él, si bien no me pude resistir y comencé por su flácida pero aun enorme rabo al que asee son sumo cuidado sobre todo en su enorme cabezón.

Me excitaba ver caer el agua por su cuerpo  y sobre todo el pelo tan lacio que tenía en su entrepierna, así como su pectoral, dándome un morbo que casi me hace ponerme otra vez cardiaca.

Nos secamos y tras vestirnos sin mediar palabra paso a mi cuarto y recogiendo la ropa de mi armario la llevo a su cuarto para ponerla en el vestidor señalándome que a partir de ahora mi cama era la suya.

Y como no podía negarme a los deseos de aquel viejo semental le dije que si…..