Forjando la Convivencia FemDom 5
De como me convertí en el Mayordomo y el Criado de mi Mujer
El futuro venia marcado por su deseo de vivir la fantasía FemDom 24/7, que había descubierto en el ciberespacio y mi obediencia la hizo creer que podía hacerla realidad. Desde que me lo propuso supe que ese sería nuestro nuevo estilo de convivencia, aunque me pregunte: ¿no lo era, ya?
Devora era intelectualmente superior a mí, era psicóloga y la escuela de la vida, en Cuba, le había enseñado como manipular a los hombres. Desde el primer instante, sentí como una fuerza irresistible me atraía, al conocerla, vi a una Diosa-Diabla que no podía perder y al casarnos, asumimos los roles que nos correspondían: Domina y sumiso
Yo me había preparado para manipular vehículos, era por tanto más fuerte físicamente, pero vulnerable emocionalmente. Socialmente trataba clientes a los que atendía y ofrecía un servicio que me reportaba beneficios económicos e instintivamente traslade a mi relación lo que mi experiencia me había enseñado, obedecería sus demandas y desarrollaría las tareas físicas con el fin de obtener beneficios sexuales.
Ella controlaba mi sexualidad, para someterme y gozaba de la suya sin tabús, yo solo eyaculaba cuando mi Señora lo autorizaba o me lo permitía y me dedicaba con esfuerzo incansable y satisfacción absoluta a que lograra los orgasmos (1 o varios) que sin duda se merecía.
Durante los años pasados, mientras que yo había sido su marido obediente, había aprendido a conocerla, al nombrarme su sumiso servicial, comprendí que debía ser pro-activo y conseguí en los años siguientes anticiparme a sus deseos-necesidades.
Una paradoja se instaló en nuestra convivencia. Por un lado cuanto mejor la servía o más rápido la atendía, más crecía su autoestima y mayor era su poder sobre mí. Por otro lado cuanto más me utilizaba y me humillaba, más la amaba y mejor me sentía sirviéndola.
Los 3 años siguientes sirvieron para evolucionar nuestra relación marital (Mi esposa se convertiría en mi Dueña libre y yo sería de su exclusiva propiedad) y poner los cimientos de nuestra actual convivencia FemDom (Devora sería la única protagonista de nuestra convivencia y yo sería un secundario que bailaría al ritmo que me marcara)…
En el 5º año de matrimonio mis opiniones eran irrelevantes y sus decisiones indiscutibles… por ejemplo cuando la exprese mi interés por tener un hijo, me respondió que no quería tener un niño a los 28 años, sin haber disfrutado todo lo que merecía y no me dejo discutirlo …, ya había tomado su decisión y mi opinión o edad (46) intrascendente.
Devora había comenzado a salir a bailar con la gente del chat, me ofrecí a salir con ellos y me respondió que prefería ir sola, sin “carabina”, tomar una copa con gente de su edad y probar a divertirse sin mí. A mí no me parecía bien, pero la daba igual mi opinión, aunque me convenció al decirme que me dedicaba toda la semana y le apetecía tener un día para ella.
Salía todos los viernes, me iba antes de lo que acostumbraba del taller, para llegar a casa y verla antes que se fuera… Empezó a pedirme cosas mientras se acicalaba, luego solicito mi ayuda para vestirse, lo que me encanto, al sentirme útil… Siempre me preguntaba mi opinión sobre su apariencia, antes de salir, que emitía sin tapujos, para no defraudarla, aunque jodido y celoso porque la veía tan provocativa.
Requería mi presencia como su “ayuda de cámara”, lo que me enorgullecía. Desde entonces me convertí en su mayordomo: Me encargaba de tener todos los maquillajes y perfumes en orden, disposición y a su alcance; Vestirla me permitía estar junto a mi esposa, lo que me excitaba y profundizaba mi sumisión a Devora; La llevaba en coche, como siempre con mis genitales expuestos, al lugar donde había quedado la gente del chat, que me veían como su chofer y a quienes tenía prohibido saludar…
Llegaba muy tarde de sus quedadas a bailar, a las 6 o las 7 de la mañana. No me gustaban esas extensas salidas nocturnas y no me daba ningún tipo de explicación sobre lo que hacía, pero cuando volvía me cabalgaba y me acostumbre a esperarla despierto. Para entretenerme hacia las tareas domésticas que mi Mujer mulata fue poco a poco abandonando, soñaba durante esas horas con su imponente cuerpo, en como volvería, en si me dejaría desnudarla y en como Devora decidiría tomar esa noche a su “machito sumiso”…
Fui asumiendo que era su criado, ordenaba la casa y su ropa entre semana cuando salía del taller, realizaba las tareas domésticas el viernes por la noche y lo que me faltaba los fines de semana, compraba los sábados, mientras mi Mujer descansaba de su larga noche de viernes.
Un viernes llego cansada de sus aventuras nocturnas, con los tacones que tanto le gustaban y me ofrecí a darla un masaje en los pies…, la descalce con toda delicadeza, coloque sus pies encima de un taburete acolchado con unos cojines que previamente había colocado, me mando a coger una crema del baño y me arrodille dispuesto a lograr su relax…
- ¿Has realizado tus tareas domésticas?
Henchido de gusto por su preocupación, me eche la crema en las manos, mientras la explicaba lo que me faltaba por hacer, recogí uno de sus sensuales pies entre mis 2 manos, lo embadurne desde el empeine hasta el talón, extendí la crema por arriba, por su talón, por su planta, por sus deditos y nudillos...hasta que su piel absorbió toda la crema…
Abarque con mi mano la planta de su pequeño pie, intentaba descargar la tensión acumulada alternando presión en los bordes externos con caricias completas a lo largo y ancho de la base del pie… mi mano cogió la base de su talón que apoya sobre los altos tacones que Devora usaba habitualmente y volví a alternar presión con relajación durante unos minutos sobre la zona que suponía más habría sufrido y que más necesitaba rehabilitarse.
Recorrí con mis nudillos el arco de su planta procurando desentumecer músculos, tendones y articulaciones, que soportaban su esbelta figura. Presione con las yemas de mis dedos la delicada planta de su pie, recorriéndola primero a lo ancho y partiendo del borde exterior del arco, pasando porel tenso talón, la almohadilla donde confluían sus atenazados deditos y terminando en el sensual arco que tanto me atraía… después recorrí con mis yemas la planta de su divino pie, a lo largo recorriendo las mismas zonas, de la base del talón hasta los dedos,con la intención de reactivar el flujo sanguíneo para realimentar los cansados músculos, recuperar los esforzados tendones y restablecer las explotadas articulaciones.
Pase mis dedos entre los suyos, los masajee con mimo, procurando reactivarlos, pensé en comérmelos con mi boca, degustarlos como caramelos apetitosos y… levante mi cabeza, la mire sumiso… pidiendo autorización.
- Me seduces tan bien… me siento tan poderosa… ¡Huélelo! mi niño
Aquella orden, me encanto, metí la nariz por debajo de la planta de su seductor pie, tan cerca como pude de sus curvados deditos y esnife sin pudor su olor… descubrí que su perfume natural se mezclaba con las esencias de la crema… esnifaría el otro pie antes de echar la crema
- ¡Bésalo! Mi sumiso maridito
Apreté mis labios con pasión contra su empeine con cuidado de no mancillarlo con mi saliva, lo bese hasta embriagar mi paladar, recorrí con mi boca cada poro de su tentador pie y saboree cada uno de sus deditos.
- ¡Para!... seductor… jajaja… ¡El otro!.
Cogí su otro pie entre mis manos, pegue mi nariz a mi fetiche, antes de masajearlo, inhale profundamente su olor, me embriague con el penetrante perfume natural que desprendía su sudor… subyugado saquela lengua de mi boca y abducido por su imponente presencia, lamí con deleite el invisible sudor que impregnaba su tiránico pie, limpie con la lengua el hueco entre cada dedo y chupe con fervor cada uno de sus caramelitos.
- ¿Te gusta?
- Me encanta…
- ¡Qué placer!…¡Sigue!, devoto mío
Deposite el nuevo pie en el cojín del reposapiés, me embadurne las manos con la crema y comencé a darle el masaje que también se merecía, intentando repetir la secuencia que había utilizado con el primero, entre cada fase, intercalaba una devota adoración de pie…
- ¡Mastúrbate!... que te lo has ganado,.. sentirte tan dispuesto después de mi correría de los viernes es un placer…
Intente introducir en mi boca sus 5 deditos, abarcar toda su puntera y ella presiono para introducirlo más y más…Notaba como su pie violaba mi boca, intentaba facilitar su ingreso abriendo los labios al máximo… Sentí que mi fiebre subía incandescente, incontenible, solicite su permiso para correrme… se lo suplique… y cuando me autorizo…
Me corrí.
Un nuevo fetichismo anido en nuestras costumbres, masajear sus pies cuando venía de la calle, aunque me tuve que apuntar a un curso del ayuntamiento, para aprender atender el cansancio de mi Dama que usaba tacones de forma cotidiana, sobre todo los viernes y generar el conveniente relax reparador cuando llegaba a casa.
Otra de las rutinas que asumí, fue cuidar de su calzado, limpiarlo de impurezas y untarlo de betún antes de guardarlo… Me sentía feliz porque sin darse cuenta empezaba a depender de mis atenciones.