Follaros a mi novia
Por fin cumplo la fantasía de que mis amigos se follen a mi novia borracha.
Pelo rizado, delgada, guapa pero no un bellezón, buen culo aunque algo gordito y, eso si, las tetas mas bonitas que os podáis imaginar; ni grandes ni pequeñas, perfectas. Así es Caro, mi novia.
La verdad es que soy un pornógrafo de cuidado, me encantan las pelis de Gang Bang, bukkake y cosas así; y desde hace tiempo me rondaba la cabeza la idea de verla follando como una loca con varios tios a la vez. Es mas, la humillación de estar mirando al lado mientras le hacían de todo era algo que me ponía muchísimo; pero me parecía algo irrealizable. Hasta aquel día.
Habíamos quedado para tomar algo en casa de mi amigo Juan (alto, rubio, bien parecido, un tipo interesante). Estábamos Caro y yo, Juan y también Mario, otro amigo nuestro (bastante guapete y con melenas). La verdad es que yo se perfectamente que a ellos dos siempre les ha puesto Caro, porque está bastante buena y además es superdulce, un encanto. Aprovechan su carácter a veces para darle besito, abrazos, magrearla al fin y al cabo. A mi la sola idea de estar allí todos siendo ella la única tía me la ponía dura...
Empezamos con las copitas, y al rato estábamos bastante animados, sobre todo Caro, que con 2 ya está bastante borrachita la pobre. La verdad es que el alcohol desinhibe bastante el ambiente, así que mis amigos empezaron con el tonteo aprovechando que ella estaba sentada entre los dos en un sofá para tres plazas mientras que yo estaba en un sillón parte. Que si manita por aquí, que si bracito por el hombro... La conversación ayudaba bastante, porque empezaron a decir que llevaban mucho tiempo sin follar, que yo tenía mucha suerte con una novia tan buenorra, que si a ver si se la prestaba un día, etc. Estas bromas, aparentemente si importancia, unidas al consumo de alcohol, hacían que Caro se pusiese cada vez mas cariñosa. Además, yo también les seguía el juego con comentarios en plan "pues no la habéis visto en la intimidad", "no os imagináis que tetitas tiene" y cosas así; haciendo parecer que estaba mas borracho de lo que me encontraba en la realidad mientras mi mente no dejaba de maquinar.
El caso es que el ambiente estaba cada vez mas distendido y yo cada vez mas cachondo de ver tato tonteo, así que dije: "Caro, bonita, ¿por qué no les haces un striptease a los dos pringados estos para que vean lo que se pierden?". La idea causo furor como es normal, y mis amigos empezaron "Si, si por favor", "Sería un sueño hecho realidad verte sin ropa", cosas así... Caro se resistía, pero con la cogorza que llevaba, al final, coloradísima como estaba y con la risa tonta dijo: "Bueeeeeno".
Total, Juan puso musiquita sensual y Caro empezó a bailar y a moverse delante de ellos en plan erótico, mientras yo miraba la escena con la polla como una piedra. Lo primero que hizo fue quitarse el chaleco y quedarse en camiseta mientras mis amigos aplaudían en el sofá cada movimiento. Acto seguido, se fue bajando poco a poco el pantalón y se quedó en tanguita, quedándose de espaldas a ellos con el culito hacia afuera. Mario el cabrón no se cortó un pelo y le dio un buen cachete, así que Juan se animó y le pegó un pellizco también mientras su otra mano recorría fugazmente su muslo derecho.
Ella los miró divertida dándose la vuelta y diciéndoles que fueran buenos, para poco a poco irse quitando la camiseta y quedándose en sujetador. Entonces puso cara de mala y dijo: "Bueno, lo dejamos aquí, ¿no? Si queréis que siga me tenéis que demostrar que os está gustando" Entonces yo dije: "Pues nos sacamos las pollas para que veas que la tenemos dura", y me la saqué. La verdad es que la tengo tirando a pequeña, unos 15 cm, así que cuando mis amigos se la sacaron me quedé flipado. No me imaginaba que tuvieran esos pollones. Caro, acostumbrada a mi "pajarito", como ella lo llamaba, se quedó mirando fijamente esos dos zimbreles que debían rondar los 25 cm y sin mediar palabra se quitó el sujetador y siguió bailando. Los comentarios sobre sus tetitas, dándome la razón sobre lo bonitas que eran no se hicieron esperar; así que dije: "Cariño, ¿por qué no les dejas probarlas un poco?". Ella no se lo pensó mucho, debía estar bastante cahonda ya; así que se puedo delante de ellos y se dejó magrear bien. Yo estaba muerto de excitación viendo como cada uno lamía y mordisqueaba uno de sus pezones mientras ella se mordía los labios de placer. Cuando por fin se retiró con la respiración agitada, todos pudimos ver perfectamente una mancha de humedad en su entrepierna.
Pero todavía quedaba lo mejor, su chochito rasurado. Poco a poco fue bajándose el tanguita y mostrando su pequeño tesoro; con tan "mala" fortuna que cuando levantó un pie para quitárselo perdió el equilibrio con la borrachera y fue a caer sobre Juan y Mario en el sofa, que estaban los dos con las pollas tiesas.
Ellos la recibieron como un regalo del cielo y empezaron a meterle mano como descosidos mientras ella no ofrecía mucha resistencia. Juan se dedicaba a sus tetitas y Mario a tocarle el culo y acariciarle el chocito, donde sus dedos entraron fácilmente con lo mojada que estaba. Entonces yo dije algo que supongo que no se esperaban, o si: "Venga, se buena y no les dejes así, a follar los tres que tengo ganas de ver un buen espectáculo". Caro me miró con lascivia y sin pensarlo echó mano del pollón de Juan y empezó a pajearlo mientras que con la otra buscaba el de Mario. Había empezado la fiesta.
Caro estaba como loca, se puso de rodillas delante para estar mas cómoda y empezó a pajearlos a los dos a toda máquina. La polla de Mario fue la primera e meterse en la boca mientras no dejaba de mirarme con cara de guarra. Empezó a mamarle el capullo con glotonería y al poco tiempo pasó a la de Juan. Le pegó un lametón desde los huevos hasta la punta y se la metió en la boca mientras seguía pajeando a Mario. Al poco los dos se pusieron de pie delante de ella para facilitarle la tarea. Caro no decía nada, iba de polla a polla como una loca, metiéndoselas cada vez mas hasta la campanilla. Mientras mamaba una, pajeaba la otra y la frotaba contra su mejilla, les chupaba los huevos; y hasta intentó mamar las dos a la vez, pero era demasiada carne para su boquita.
Entonces, cuando yo dije: "¿Es que no os la vais a follar nunca?"; Juan se sentó en el sofá con la polla mirando al techo y Caro saltó sobre ella, metiendosela hasta el fondo. Entonces habló por fin: "Esto si que son pollas y no la tuya, cornudo"; y se puso a botar como una pelota. Aquello me encantó, yo me pajeaba suavemente mirando la escena, mientras Mario se subia al sofá y le metía la polla otra vez en la boca al tiempo que Juan le pellizcaba los pezones y le palmeaba las nalgas.
Había llegado el momento del sándwich, así que le dije a Mario; "Follatela por el culo, joder". El se la sacó de la boca y se colocó detrás suya mientras se ensalivaba un dedo que fue a parar dentro de su culo enterito; una buena forma de ir dilatando. Se colocó de rodillas en el sofá mientras Caro echaba el cuerpo hacia adelante sin dejar de botar sobre el nabo de Juan, que estaba en éxtasis; y puso el rabo en la entrada de su recto. Poco a poco fue empujando, clavándosela sin piedad mientras caro se mordía el labio inferior con los ojos cerrados de dolor. Por fin entró entera esa pedazo de polla y comenzó un bombeo lento pero sin pausa, hasta que las dos pollas cogieron el ritmo mientras Caro ponía los ojos en blanco totalmente ida hasta que finalmente llegó el orgasmo entre gritos de placer.
Había llegado el momento de que Caro se lo tragara todo, así que exhausta como estaba la obligué a ponerse de rodillas con la boca abierta mientras mis amigos se pajeaban frenéticamente. Juan fue el primero en correrse, unos lecherazos descomunales que calleron casi todos en su boca, pero chorrearon en gran parte por sus tetas. Al poco le llegó el turno a Mario, que parecía una fuente de leche espesa y caliente que derramó por su cara, su pelo y sobre todo su boca. Entonces Caro me miró con la cara de puta mas puta que jamás podría haberme imaginado y se tragó todo lo que tenía en la boca. Aquello fue demasiado, y me corrí como un loco derramando mi leche sin control. Por fin había cumplido mi fantasía.