Follándose a la Responsable de Recursos Humanos
Una estirada Responsable de Recursos Humanos, acaba siendo sometida en una entrevista de trabajo a un antiguo conocido.
Ellen despidió a Nicolás, agradeciéndole su asistencia y su tiempo, y confirmando que en cualquier caso lo llamarían, tanto para confirmarle si lo habían escogido a él, como si no, y abrió su carpeta, con el expediente del último aspirante, de Ricardo.
Un montón de recuerdos vinieron a su cabeza, recuerdos confusos, eso sí, habían pasado 15 años, por lo menos, desde la última vez que se habían visto, precisamente allí, en el trabajo.
Ella era entonces una simple auxiliar del departamento que casi acababa de entrar, bueno, no quizás ya la habían hecho fija, y el entró para hacer una sustitución temporal, ambos habían entrado en la compañía mediante empresas de trabajo temporal, ahora 15 años después las cosas habían cambiado un poco. Ella era la responsable de Recursos Humanos, había ido subiendo poco a poco, como una hormiguita, puesto a puesto, demostrando su valía, mediante su constancia y su perseverancia, y ahora ella estaba en el equipo directivo, la mano derecha del jefe.
A él le había perdido el contacto tras el breve paréntesis de su sustitución, a pesar de lo que había pasado entre ellos, aunque ella, muchas veces se hacia la pregunta, que paso realmente entre nosotros.
Fue una época convulsa, muy convulsa para ella, aún no había cumplido 30 años y fue su gran crisis de pareja con su marido, después de siete años, si esos malditos 7 años se cumplió su maldición, se distanciaron, se enfriaron, se alejaron el uno del otro, y en ese momento entro Ricardo a trabajar en la empresa, un chico joven, guapo y simpático, que enseguida se interesó por ella, fue su consuelo en aquella época de zozobra
Ahora bien, que paso entre ellos?, ni ella misma lo recordaba muy bien, comían juntos siempre en la cantina, alguna vez salieron a correr juntos, tontearon un poco, si claro que tontearon, incluso alguna vez salieron a cenar los dos solos, y luego tomaron una copa…, incluso puede que se besaran…, no era capaz de afirmar que paso algo más, aunque tampoco podía negarlo a ciencia cierta, de lo que si estaba segura es que no habían tenido sexo, eso lo hubiera recordado.
Entonces fue cuando Tony, su marido, bueno su novio aún en aquella época tuvo aquel arrebato de arrepentimiento y le pidió, le suplico darse otra oportunidad, por los años que habían pasado juntos, por la casa que habían ya habían comprado, por el futuro que les esperaba a ambos.
A ella le costó un poco de trabajo aceptar darse esa segunda oportunidad, Ricardo era aire fresco, frente al ambiente viciado que vivía con su novio, sin embargo, la insistencia de este, y también porque no decirlo la falta de insistencia de Ricardo, varios años más joven que ella, y lo que ella no entendía como un compromiso por parte de él, la hizo desistir de ese conato de aventura, y volver con su novio.
El resto ya lo sabía, 15 años, dos hijos, una casa más grande, un SUV que cambiaba cada 3 años, unas vacaciones a un destino tropical cada año y una carrera profesional envidiable, y en cinco minutos lo tendría hay, sentado enfrente, en el despacho de la oficina que la empresa había alquilado en ese edificio inteligente recién construido, su empresa no se andaba por las ramas, no escamoteaba en gastos, cuando necesitaba algo, iba a lo grande y la oficina que habían alquilado para las entrevistas tenía todas las comodidades posibles; asistente que recibía y atendía a los candidatos, equipo informático, acceso a redes wifi, sala de espera, pantalla gigante, nevera con refrescos y combinados, hasta un mando a distancia que unificaba todos los aparatos de la habitación; TV, aire acondicionado, la nevera, la intensidad de las luces y hasta cerraba la puerta con llave, no faltaba de nada.
Si por ella hubiera sido, no lo hubiera preseleccionado, no daba el mejor perfil, ni a ella le apetecía volver a verlo pero en la multinacional en la que trabajaban todo estaba esquematizado, necesitaban tres precandidatos, y uno de los prerrequisitos era que el candidato se manejara en portugués, el mercado brasileño era importante para la empresa y querían asegurarse de alguien que se desenvolviera bien en esas condiciones, y no había muchos que cumplieran esa condición, él era uno de ellos
No es que no confiara en sí misma, o temiera que pudiera pasar algo, pero ella era una mujer conservadora, después de aquello, que ella consideraba había sido su único desliz en su vida, si es que a aquello se le pudiera considerar desliz, no quería tener ningún otro movimiento extraño en su vida.
Además ya no era la chica joven de hace 15 años, ahora era una madre orgullosa, una representante importante de su empresa que se codeaba con la elite empresarial y social de la ciudad; en su calidad de responsable de personal de su empresa, disponía y ejercía de cierto poder: amigos y conocidos la llamaban para sugerirla que emplearan a tal o a cual conocido aquí en la planta de su ciudad, o que los recomendaran para cualquiera de las otras ubicaciones, que su empresa, una reconocida multinacional, poseía en todos los rincones del mundo, hasta las mismas empresas de trabajo temporal, que en su día casi avasallaron a ella y a Ricardo con condiciones laborales leoninas, la mimaban y agasajaban, sabían que en picos de demanda, ella necesitaba personal y podía tirar de ellos proporcionándoles pingues beneficios.
El sonido del teléfono la saco de sus ensoñaciones:
¿Sí?
El Señor Martos espera
Dígale que en 5 minutos lo salgo a buscar
Ellen suspiro, se levantó y de dirigió al cuarto de baño, quería refrescarse, y retocarse un poco; el rímel de labios, el lápiz de las pestañas, un poco de colorete; no quería que Ricardo, después de 15 años tuviera una mala primera imagen de ella
Se miro al espejo y le gusto lo que vio. Para los 44 años que tenía no está mal, alguna pata de gallo, sí, pero la hacían más atractiva; sus tetas ya no eran las que habían sido, claro después de los niños eso se nota, pero aún se mantenían bastante bien, y de tamaño, una talla 100 tampoco estaban mal.
Además ahora se cuidada un poco más, iba al gimnasio, cuidaba su dieta, y gastaba, mejor dicho invertía más dinero en ella que antes; el traje de chaqueta y falda a la altura de la rodilla no le sentaba nada mal, aunque por lo que había pagado ya merecía la pena que la realzara y aunque ella no era partidaria de los tacones, ese día había hecho una excepción, recordaba que Ricardo era más alto que ella y hoy quería que la imagen fuera la inversa, quería que el viera que ahora era ella la que estaba por encima, la que podía mirar las cosas desde las alturas, la que podía mirar por encima del hombro.
Esparció un poco de perfume en el cuarto de baño con su escanciador hacia arriba, y cuando este caía se dejó rociar por él, quedando impregnada por una vitola de triunfadora que la hizo sentirse radiante, y se dirigió a su mesa para avisar a la asistente que podía hacer pasar al Sr. Martos.
Cuando el golpeo la puerta, ella pensó en salir a recibirlo, pero automáticamente fue consciente de quien era ella, de donde estaban y de quien era el, así que, con el mando a distancia, abrió la puerta y apareció el, la sensación de poder que sintió cuando hizo eso la estremeció, era como si ella tuviera toda la autoridad, de hecho, se dijo a sí misma, la tenía.
La verdad es que casi ni lo reconoció, 15 años es mucho tiempo, tanto si te pasa a favor, como si te pasa en contra, y a Ricardo la verdad es que no parecían haberle pasado por encima, más bien es como si él los hubiera surfeado, como si hubiera estado navegando por encima de ellos.
Seguía siendo alto y fuerte como lo recordaba, aunque su pelo ya no era negro y largo, se lo había cortado un poco, y las canas ya eran abundantes, pero eso lo hacían más atractivo
Adelante Ricardo, dijo Ellen
El avanzo hacia ella, que estaba sentada tras su escritorio, saludo un poco indeciso, no sabía si darle la mano, saludarse con dos besos…
R: Hola Ellen
Ella aprovecho el impasse, el momento de duda para regodearse un poco, lo normal era darle dos besos, a pesar de que ella era inglesa, ya había adoptado las costumbres locales, aunque también era una oportunidad para demostrarle quien mandaba aquí..
E; Hola Ricardo, dijo levantándose y tendiéndole su mano hacia él.
Al levantarse sintió los efectos de los tacones, de los taconazos mejor dicho…ella que siempre tenía que mirar hacia arriba para hablar con él, ahora ya se encontraba a su misma altura, quizás incluso un poco por encima de él, no estaba mal para empezar
R; Me alegro de verte.
E: Yo también
Fue un apretón de manos firme y sincero por parte de ambos, pero había algún matiz, Ricardo siempre había sido decidido y de ideas claras, ella no tanto, cuando se encontraron, años atrás, ella no llevaba tanto tiempo en España, no hablaba tan bien el idioma, no se sentía tan segura de sí misma, dudada un poco…ahora no, ahora ella apretaba la mano tanto como el, tenía confianza en sí misma y quería demostrarlo.
E: Muchas gracias por acudir a la cita
R: No, al contrario, gracias a ti por invitarme, no sé si has tenido algo que ver en la preselección, si es así te lo agradezco
Ellen lo miro, se imaginaba a si misma con cara de póker, ya tenía cierta experiencia en el tema de las entrevistas y sabía que no debía dejar traslucir ninguna emoción hacia fuera, que el entrevistado no percibiera ninguna señal que pudiera guiarle o condicionarle, aunque ese día se sentía especial, quería que el viera hasta donde de lejos había llegado ella.
E: Bueno, yo sé que tú tienes cierto conocimiento de la compañía y mejor contactar con la gente que ya trae algo en la mochila, pero si te parece no nos distraigamos más y entremos en materia….
Aunque hasta a ella le sonó un poco dura y chirriante la frase, prefirió seguir con esa línea dura, con ese perfil distante y alejado. Le resultaba un poco extraño su propio comportamiento, con los demás candidatos había intentado distender un poco más al principio, nada especial, lo típico, preguntar por la familia, si les había resultado difícil llegar, pero con él no le apetecía dar más vueltas, empezar con circunloquios, quería terminar con el dichoso expediente.
Como era el tercer entrevistado Ellen ya sabía el ritual de memoria y empezó con las preguntas casi en modo piloto automático.
Ricardo se mostró desde el primer momento tranquilo y relajado, contestando con sencillez, pero con concreción a todas las preguntas y supuestos que ella le iba poniendo.
Eso, que en principio a ella le debía dejar indiferente, le molesto un poco, por una razón que ella misma no quería aceptar y que a la vez le costaba cierto trabajo reconocer, pero que indudablemente era imposible de negar…a medida que el avanzaba, ella le intentaba poner algún matiz que pusiera en tela de juicio su posible capacidad para el trabajo, pero Ricardo estaba demostrando que por una parte estaba profesionalmente muy preparado para poder realizar ese trabajo, y por otra parte seguía siendo el chico, el hombre ya en este caso, decidido y contumaz, con sus ideas claras y con la manera de llevarlas adelantes también muy claras…a ella se le escapo el pensamiento de porque en su día no había demostrado esa tenacidad por tener algo más entre los dos, pero ese pensamiento, era precisamente el que quería negarse, el que quería evitar a toda costa, y el que demostrando un efecto contrario le hacía contrarrestar sus argumentos, cuestionar sus razonamientos, controvertir con sus ideas, hasta el punto que ella misma se llegó a dar un poco de miedo, no quería dejar traslucir sus emociones internas, sus miedos, sus precauciones. Además, la temperatura estaba subiendo, algo debía pasar con el aire acondicionado y eso le molesto mucho.
E: Disculpa Ricardo, voy a llamar a ver qué pasa con la temperatura.
R: ¿Quieres que vaya yo a preguntar?
E: No es necesario, ya me hago yo cargo…
Esa frase le permitió retomar la calma de nuevo, ella era la que mandaba allí, la que tenía todo el poder, la que tomaba las decisiones
Tomo el teléfono y marco el número de la asistenta, que descolgó enseguida
E: Que pasa con el aire acondicionado
Lo pregunto con una voz marcial, casi como si fuera una orden, y lo que escucho no la calmo mucho, la asistenta contesto algo de un fallo en el sistema, de un aviso al servicio de emergencia, de un arreglo inminente. Ella se enfadó mucho.
E: Estas no son las condiciones que habíamos acordado, esto no se volverá a repetir, ya me encargare yo.
Colgó con malas maneras el teléfono y miro a Ricardo, en la miraba con su expresión dulce y tranquilizadora, que contrariamente a sosegarla, la soliviantaba más aún. Era ella la que tenía que tener el control, la que debía gestionar el entorno y sus propias emociones, pero esa pérdida de dominio le hacía sentirse en inferioridad frente a él. Mientras la temperatura iba subiendo y su traje y su camisa a juego de Armani empezaban a ahogarla.
R: No te preocupes Ellen, un poco de calor no nos va a hacer daño, ¿cómo va tu vida?
Ellen no esperaba ese cambio de tercio, había querido llevar toda la reunión por los cauces profesionales, nada de familia, nada de asuntos personales, nada fuera de lo laboral, pero aquella maldita avería había propiciado esa pausa que rompía sus esquemas, contesto secante, pero intentando ser educada.
E: Bien, gracias, ¿y la tuya qué tal?
Ricardo aprovecho la ocasión para contar un poco de su vida, se le notaba cómodo y desenvuelto.
R: Bueno, ya sabes que no me gustaba mucho permanecer en un sitio más del tiempo estrictamente necesario, después de que dejara esto estuve unos años en Londres viviendo, trabajando, mejorando mi idioma, tras esto me surgió la posibilidad de trabajar en Brasil, y allí estuve hasta hace apenas unos meses, cuando decidimos volver, pero fue una experiencia inolvidable, trabaje en la organización de la Olimpiada, practique surf en Ipanema, y como no, conocí a mi garota, mira ella es Marcia y está esperando que encuentre algo estable aquí para venirse, le dijo mostrándole en su móvil una foto de la chica.
Ellen era muy reacia a ese tipo de demostraciones de fotos y de asuntos personales, de hecho, su Facebook era puramente corporativo y no tenía ninguna foto ni ningún enlace a su
familia
, odiaba eso, sin embargo, no tuvo más remedio que tomar su móvil para ver la foto. Al verla sintió una mezcla de sensaciones extrañas, la chica era un encanto, la típica mulata brasileña en la playa de Ipanema, debería de rondar los 30 años, ella sabía que Ricardo tenía 39, una diferencia reseñable, aunque no importante hoy en día, como tampoco lo fue que ella era 5 años mayor cuando estuvieron tonteando. Se imagino aquella playa, aquel entorno paradisiaco, y aquella chica tan guapa y sensual, y sintió como se azoraba, como sentía algo parecido a una inquietud, a un recelo, a cierta envidia por esa chica y todo lo que representaba en contraprestación a la vida profesional, de éxito, sí, pero también de rutina y monotonía que llevaba ella, no quería terminar de admitirlo ante sí misma, aunque estuvo a punto de morderse la lengua no pudo evitar contestar:
E: Muy guapa Marcia, siempre te han gustado las chicas exóticas…
Al instante de decirlo, se arrepintió, estaba dando por supuesto, estaba recordando, estaba poniendo sobre la mesa algo que no debía, primero que a él le había gustado ella misma, y segundo que ella era una mujer exótica, y aunque sabía que lo era, sobre todo cuando se conocieron, no habían llegado a España muchas chicas británicas, rubias, ojos verdes y sobre todo dispuestas a integrarse en la vida laboral del país, no solo a beber sangría y amagar con bailar flamenco, sino también para quedarse, y adaptarse y sobreponerse a los tópicos nacionales, a la siesta, al ahora mismo no puedo atenderte ya te llamare, a la impuntualidad y al resto de las circunstancias que hacían que todos los extranjeros solo pensaran en este país como una fiesta continua, pero en ningún caso un sitio donde trabajar en unas condiciones homologables al resto de Europa, y ella con su tópicos de guiris, lo había conseguido, pero a pesar de eso y aunque le costara trabajo admitirlo sentía algo de celos de esa Marcia, y sobre todo sentía que no debería haber abierto esa caja de pandora, temía, pero a la vez sentía cierta expectativa de cómo iba a responderle:
R: Bueno, no solo me gustan exóticas, me gustan inteligentes, creativas, decididas, imaginativas, resolutivas, ya sabes todas las cualidades que tiene que tener un, una responsable de Recursos Humanos, ja, ja, ja
Ellen se sonrió, Ricardo seguía siendo el mismo chico divertido y ocurrente que era unos años atrás, era capaz de darle la vuelta a las cosas para que no fueran como tenían que ser, sino como él quería que fueran, hay estaba diciéndole de una manera elegante, muy elegante que la consideraba atractiva, aunque ella no quería, no debería entrar por ese camino
R: Tienes algo para beber, el calor está apretando
Ellen miro a la nevera y pensó en decirle que tomara lo que quisiera de allí, aunque acto seguido pensó que era una buena oportunidad para lucirse, para demostrarle que ella también estaba en buena forma, no era su treintañera Marcia, pero era una mujer en su plenitud, en una madurez muy bien llevada. Además, el aún no la había visto de cuerpo entero, al llegar solo la había saludado incorporándose de su silla, estaba muy segura de sí misma y quería aprovechar la oportunidad que le daba…
E: Déjame ver que tenemos en la nevera
Se levanto y muy erguida y con pasos cortos y firmes se dirigió a la nevera, era consciente que se trataba de una puesta en escena, de un casting, se estaban tornando los papeles, aunque era el, el que había venido a ser entrevistado, ahora era ella la que quería pasar y superar la prueba, demostrarle que una mujer de 44 años puede equipararse a una treintañera, que con clase, estilo y dinero se podía competir con un diminuto bikini y así los escasos 3 pasos que distaban de su objetivo.
Cuando llego, flexiona las piernas, levanto un poco la falda y se puso de perfil a él, y por la sonrisa de aprobación con la que lo estaba mirando no lo estaría haciendo tan mal, hay estaba ella con su espalda totalmente erguida, con sus piernas flexionadas a unos 300 grados, demostrando su flexibilidad, haciendo gala de sus horas de gimnasio, con los taconazos, que ahora se alegraba tanto de haber comprado y sobre todo con la mejor de sus sonrisas…
E: Tenemos agua, refrescos, cerveza, hasta tenemos helados hay snickers helados, ¿qué te apetece tomar?
R: ¿Que refrescos tienes?
Ellen, se volvió a mirar dentro de la nevera, le estaba gustando el juego, le estaba haciendo sentirse viva, salir de la rutina de su vida, una idea cruzo por su mente y casi sin pensarlo la llevo a cabo…
Cogió un par de latas de refresco y manteniéndose en cuclillas como estaba rotó sobre su propio eje y se puso de frente a Ricardo, permitiéndose abrirse levemente de piernas y dejándose vislumbrar su entrepierna…se sentía como Sharon Stone en instinto básico, y aunque ella llevaba braguitas, constatar la cara de Ricardo observando la penumbra de su entrepierna que ella dejaba levemente ver le subió el ánimo…se sintió segura de sí misma…pensó lo veras, pero no lo cataras, tendrás que conformarte con tu garotita…
R: ¿La Cola-Zero estará bien gracias, que tomaras tu?
Ellen, dejo la cola fuera, volvió a rotar hacia el frigorífico, y sintiéndose una chica traviesa miro al snicker helado y otra idea cruzo su mente…y enderezándose con un movimiento limpio, tomo el refresco y el helado y con un movimiento un poco forzado doble su pierna y cerro con el tacón la nevera, acentuando su femineidad…
E: Me tomare el Helado….
Se incorporo, y se acercó a la mesa…se sentía audaz y decidida…en lugar de sentarse en su silla, se sentó en la esquina de la mesa más próxima a Ricardo, recordó sus clases de teatro cuando era una adolescente y lo que le decía la monitora sobre las partes en las que se divide un escenario; el proscenio era la parte más cercana al público y donde había que dirigirse y posicionarse cuando se quería trasmitir las emociones a los espectadores, donde la puesta en escena tenía más fuerza y ella estaba forzando esa puesta en escena…
Al sentarse uno de sus pies llegaba flexionado al suelo y ella sugerentemente puso su otro pie detrás de la rodilla flexionada, a apenas unos 20 cms de él, se sentía con fuerza, se sentía una prima donna, se estaba gustando a sí misma, quería demostrase y demostrarle a él, que ella era una triunfadora
E: Pues yo tengo dos hijos encantadores, y un marido al que adoro y me hace muy feliz…
Al tiempo que decía eso, iba abriendo el helado, como si fuera un plátano, rasgando el envoltorio y dejando que saliera la punta del snicker..
Supongo que a ti la familia es un tema que no te interesa…
Al terminar de decir eso, saco su lengua y probo el helado con la lengua, de una manera exagerada, hasta ella se dio cuenta que estaba siendo excesiva, desmesurada, pero ya estaba metida en el juego…le demostraría a Ricardo lo que se había perdido en su momento, y ya para siempre.
R: Si, claro que me interesa, pero cada cosa tiene su momento…
Ellen seguía con su papel, seguía jugando con el helado, seguía exagerando sus movimientos de lengua…
R: que edad tiene ahora tu hijo mayor...
E: Hija, es una hija y tiene 12 años…
R: Pues hace 15 años tu tampoco estabas pensando en eso, estabas pensando en otras cosas…
Ellen sintió que el la estaba mostrando un camino a seguir, y aunque ella no quería volver a ese camino, tampoco iba a rehusar la confrontación…
E: ¿Ah no?, y entonces en que estaba pensando….
El la miro a ella, con su helado parecía una colegiala traviesa…
R; se te ha quedado un trozo de chocolate en la comisura…
Y sin darle tiempo a reaccionar, acerco su mano y tomo ese trozo…y se lo comió el mismo…
R: esta rico, siempre tuve la sensación de que fuiste muy golosa…
Ellen se sintió descolocada…se había sentido hasta ahora dueña del juego, pero le había salido un competidor, es lo que tiene esto de jugar, se dijo a si misma…
Pensó en levantarse, volver a su silla y continuar con la entrevista, eso le dictaba la cabeza…pero algo en su bajo vientre, le decía que se quedara…
E: Ah sí, pensaste que era golosa…pues nunca me lo demostraste…
R: Hace 15 años los dos éramos diferentes…y tú nunca te mostraste como te estas mostrando ahora…
Ellen se sintió valiente, decidida, dispuesta a atacar…
E: Te ha gustado el helado, ¿no?, quieres probarlo
No lo dijo como una sugerencia, como una invitación, lo expreso en términos casi de orden…e inmediatamente le acerco el helado, que Ricardo no reusó, y mordió decididamente, mirándola a los ojos…
Ella estaba empezando a mover sus piernas…ya no era la coreografía que había pensado en llevar a cabo, era también una muestra de cierto nerviosismo…
El acerco sus manos a una de las piernas y sin dejar de mirarla, empezó a acariciar su rodilla…
La cosa empezaba calentarse y aunque ella sentía que una especie de vértigo la arrojaba hacia el, también quería resistirse a ese vértigo…
E: Ten cuidado Ricardo, sabes que cualquier cosa que hagas puede ser muy peligrosa para ti…
Sonó a amenaza, ella percibió que sus palabras habían resultado más duras de lo que ella misma había querido que sonaran…, pero eso no la asusto, la hizo sentirse mucho más segura del papel que estaba jugando…y para seguir con ese doble juego, levanto su otro pie del suelo, y lo pusa sobre el filo de la silla donde se sentaba el, a unos cms de su entrepierna, y aún sin mostrarle nada más que un poco más de sus firmes y torneadas rodillas…
E: Antes de que entraras he tratado de recordar hasta donde llegamos tu y yo, y sabes, ¿¿qué??
El la miraba a los ojos, una mirada desde abajo hacia arriba, que a ella le permitía sentirse en una cómoda superioridad…
R: No, pero estoy seguro que me lo vas a decir…
E: Pues no te va a resultar muy agradable, pero no me acuerdo de nada….
Lo dijo con un tono socarrón, placido…como diciéndole que no había significado tanto para ella…
R: ¿¿Pues yo si me acuerdo de algunas cosas…quieres recordarlas??
La curiosidad la pico…
E: Claro…
R: Cogimos mucha confianza el uno con el otro…y me hiciste un monton de confesiones…no te acuerdas cuando te quejabas de que tu novio no quera hacerte sexo oral…
Ellen sintió aquel comentario como un arponazo en su línea de flotación….era cierto que a su marido no le gustaba el sexo oral, ni hacerlo, ni que se lo hicieran, pero no había recordado tener tanta confianza con Ricardo como para haber compartido esos detalles…
E: Ah pues mira, no lo recordaba...
Ricardo no solo seguía acariciándola la rodilla de la pierna que ella había apoyado en el brazo de la silla, ahora había empezado a acariciar la parte de atrás de la otra pierna que ella había apoyado entre sus dos piernas…
R: Y que tal te ha ido, en ese campo, si le preguntas a Marcia, te va a decir que está muy satisfecha….
Ellen escucho esas palabras como un desafío, como una provocación, y se sentía muy seguro de sí misma, y a la vez excitada con las caricias de él, y el ambiente que se estaba creando en la entrevista…
Miro su reloj, y le dijo:
E: No nos queda mucho tiempo, apenas 5 minutos, si consigas que me corra con tu boca, el trabajo es tuyo…
Casi no se creía lo que acababa de decir, había traspasado todos los límites que ella misma podía haberse dado, los que jamás pensó que podía traspasar…, incluso se asustó un poco, para tranquilizarse le dijo.
E: Pero no vas a ir ni un solo paso más allá de usar tu boca, y si no lo consigues, te largas a Brasil, con Marcia….
El la miro sonriendo, la cogió de las piernas, se las abrió, a la vez que remangaba su falda, y acerco la silla a su sexo, oliéndolo aún sin quitarle sus braguitas….
R: Uhmmm, huele fuerte, ¿¿hay algo que este te esté haciendo sentir por ahí abajo??
Ella se apoyó hacia atrás, en sus brazos, y decidió no pensar más, simplemente dejarse llevar…había estado jugando, y ahora todo lo que esperaba era salir de ese juego con una buena comida de coño, algo que su marido jamás la había hecho, y que aunque en un tiempo se había convertido para ella en una obsesión, había dejado ya casi por imposible, y mira por donde hay estaba Ricardo, dispuesto afanarse para que ella tuviera su recompensa
E: Come y calla Ricardo...
Escucho su risa, escucho como con fuerza desgarraba sus braguitas, y aunque durante un instante se enfadó por el precio que había pagado por ellas, cuando sintió la lengua de Ricardo, olvido cualquier sentimiento negativo, y se concentró en disfrutar y sentir del placer que esa lengua empezó a proporcionarle…
Ricardo la había cogido por sus dos cachetes y con sus manos la atraía hacia su boca…era una escena que a ella le resultaba muy sensual, aunque estaba con los ojos cerrados, se lo imaginaba, y lo sentía, sentía como exploraba sus profundidades…
Además, el hecho de que tuviera la boca cerrada, le impedía hablar, y ella solo tenía que concentrarse en su sexo, en el origen de su placer, el origen del mundo…
Ella se tenía a sí misma como una mujer normal y corriente, el sexo no era tan importante para ella, pero ver a su antiguo amigo, allí abajo, a la altura de su chochete, la hizo sentir un poco irracional, sentir una pasión descontrolada, la hizo sentirse viva.
De una manera inconsciente agarro su cabeza y ahora era ella la que lo acercaba a su sexo, y le agitaba la cabeza, empezaba a sentir la urgencia de alcanzar ese orgasmo, se estaba arrepintiendo de lo que había dicho, porque veía que el placer estaba más cerca de lo que ella misma se podía haber imaginado, pero eso en lugar de preocuparla, la satisfacía, la motivaba, la agradaba.., se sentía otra mujer diferente, una mujer en el sentido mas pasional, mas primitiva, su cuerpo, empezando por su sexo, pero continuando por todas sus extremidades, estaba en el culmen de relax, cuando sintió, que solo cambia rendirse, dejarse caer a una velocidad vertiginosa por aquella especie de tobogán de los sentidos, que la retrotraía a sus primeros orgasmos…y cuando estaba a punto de correrse de la boca de Ricardo, su teléfono móvil sonó…y aunque no quería cogerlo, Ricardo al abandonarla, la obligó preguntándola
R: ¿Quién es?
Ella, dejando atrás toda su armazón de mujer dura y distante, le contesto sumisa
E: Tony, mi marido
R: Pues contéstale…
Continuara…