Follándome a una paralítica.

Empecé a vivir con Lara durante la universidad como compañeros de piso. La cosa cambió cuando Lara tuvo un accidente que la postró en una silla de ruedas.

Tuve mucha suerte al llegar a Madrid y encontrar a Lara.  Yo era un chico de Almería que iba a estudiar becado en la Universidad politécnica, pero desgraciadamente para mi, la beca no daba para pagar curso y alojamiento.

Nada más llegar me hospedé en una pensión, pero aquello era momentáneo, ni podía permitirme pagar aquello 30 días al mes ni aquel era el mejor ambiente para estudiar.

Puse un anuncio en el tablón de la universidad y esa tarde recibí una llamada.

-       ¿Jonás?

-       Si, ¿quién eres?

-       Me llamo Lara, y he visto tu anuncio.

-       ¿Lara?, una chica.

-       Si, ¿hay algún problema?

-       No, ninguno.

-       Pues vale, busco alguien que viva conmigo.

-       Perfecto, pues si, estoy buscando donde alojarme este curso.

-       Pues estupendo, por que me acaba de comunicar mi amiga que finalmente no viene a Madrid a estudiar y necesito a alguien.

Lara y yo quedamos para ver el piso y la verdad es que antes de entrar me di cuenta que aquello no podía salir bien.  No era un piso, era un chalet, pequeño pero un chalet en Arturo Soria.

Entré un poco acojonado.

Lara era mona, la típica tía del montón que si te fijas empiezas a encontrarle su aquel.  Lara me enseñó la casa, no era inmensa pero era grande.  Lara me explicó que el piso de arriba era suyo (una gran habitación y una salita) y yo podía usar la habitación principal en el cuarto de abajo.  Antes de que me diese el precio la paré en seco y le comenté mis problemas económicos.

-       no te preocupes, la casa es de mi familia y prefiero meter a alguien que estudie una ingeniería como yo que a alguien que venga de fiesta.

-       Pero yo puedo pagar muy poco, pero que muy poco.  ¿no te interesará buscar a alguien que aporte más?

-       Hacemos una cosa.  Me pagas 300 euros y tu te encargas de cocinar y de la limpieza de las zonas comunes.  La comida la compramos a medias.

-       Joder, es una gran oferta, pero incluso los gastos generales se me hace imposible, entiendo que calentar esta casa será una pasta.

-       Ni te preocupes, eso lo paga mi familia.  Cuando mis padres fallecieron lo dejaron todo atado para que la empresa familiar pagase esas cosas.

Y así es como Lara y yo empezamos a vivir.

La verdad es que la convivencia fue estupenda, nos veíamos poco por que estábamos todo el día estudiando, pero la vida en común estaba muy bien.  Cada día íbamos juntos en mi vieja vespa a clase y ese era lo único día del día en el que nuestros cuerpos se pegaban, en la moto.

Nunca había pensado en Lara como una pareja, ni sexual ni afectiva.  Simplemente la veía como Lara la chica ni guapa ni fea que vivía conmigo, que me contaba sus cosas y con la que estudiaba.

Nos fue muy bien el primer año y decidimos repetir, el segundo volvió a ser un éxito y empezamos juntos el tercer año de carrera viviendo juntos.

La verdad es que aunque hacíamos muchas cosas en común, yo me apuntaba a sus planes y ella a los míos, en realidad cada uno hacía su vida bastante.  Si un día no venía a dormir yo no le pedía cuentas y si un día mientras dormía oía subir las escaleras de su planta más pasos que los de ella yo no decía ni mu.

Lara había salido a cenar con unas amigas.  Era una noche de perros y yo decidí quedarme en casa viendo la tele.  Llovía demasiado para salir a verlas venir.

Me había quedado dormido con el mando de la tele en la mano cuando de repente sonó el teléfono y después de buscarlo por el sofá contesté a pesar de ser las tres de la mañana.

-       dígame.

-       ¿Jonás?

-       Si, soy yo.

-       Soy Luz, soy la prima de Lara, acabó de recibir una llamada de la Policía municipal por que Lara a tenido un accidente.

-       Madre mía, pero ¿esta bien?

-       No me han dicho, solo me han dicho que están ingresada en la Paz.

-       Coño, cojo la moto y voy para allí.

-       Nos harías un gran favor, eres el único que conocemos en Madrid y hasta mañana nosotros no podemos llegar desde Almería.

-       No hay problema, seguro que no es nada – cogiendo la moto y preparándome para la mojada, fui hacía el hospital de La Paz.

Llegué al hospital y nadie me supo decir nada, Lara estaba muy grave.   Había sido atropellada por un coche y se temía por su vida.

Espere toda la noche y por la mañana llegaron los primos de Lara.  Me quedé con ellos toda el día y a partir de ahí empezamos a hacer turnos para esperar noticias a pesar de que en el hospital nos dijeron que no valía la pena la espera.

Lara había quedado paralitica de piernas y brazos.  Los médicos no sabían si aquello sería definitivo o tendría cura, pero por lo pronto Lara no se podría mover y podría tardar en recuperarse.

Fue un año raro, pues al salir del hospital Lara fue llevada a Toledo.  Yo iba cada fin de semana a verla en mi vespa y al acabar el domingo volvía a casa.  Había insistido de dejar la casa, pero Lara me lo prohibió, estaba decidida a volver y acabar su carrera.

Me hizo gracia encontrar una buena colección de vibradores en su cuarto.  Tenia que trasladar su habitación a la mía y la mía a la suya.  En la silla de ruedas no podría subir escaleras, además de tener mi baño bañera y el suyo no.

La casa estaba llena de flores cuando llegó.  Una ambulancia la trajo.  Me costó un poco manejarme con la silla pero allí estábamos.

-       Jonás, insisto, debemos buscar a una persona que me cuide.

-       De eso nada, me encargo yo, estoy en quinto y me da igual sacar solo la mitad de las asignaturas hasta que nos hagamos a la situación.

-       Bueno, pero tienes que ir a clase, déjame buscar a alguien para las mañanas

-       Lo hablamos.

-       Pero Jonás, para ti es un lio y para mi es vejatorio.

-       ¿por?

-       Necesito ayuda para todo.

-       ¿y?

-       Me da mucho rubor.

-       Tu eres boba.

-       No, hay que limpiarme hasta el culo.

-       Hay cosas peores.

No fue fácil.  He de reconocer que la primera vez que le cambie el pañal fue cortante y asqueroso para ambos, pero rápidamente nos hicimos a la idea.

Lara estaba nerviosa por su primer bañado.  Tenía que desnudarla y meterla en la bañera.

-       Jonás, me da mucho palo que me veas desnuda.

-       ¿a estas alturas?

-       Si

-       Pero si te han visto en pelotas últimamente todo dios en el hospital,

-       Pero tu no eres todo dios.

-       Hacemos una cosa, fíjate.

Y sin pensarlo dos veces, me desnudé, la desnudé a ella y me metí en la gran bañera apoyándola en mi cuerpo.

Me hizo gracia que se le pusiesen los pezones duros cuando le pasé la esponja por sus pechos.

Lara recibía cada mañana a un fisioterapeuta con el que iba haciendo grandes evoluciones, nos dimos cuenta de las mismas cuando empezó a notar que tenía ganas de hacer caca, por lo que acabamos dejando de la lado el pañal, y que cuando le enjabonaba el coño Lara le cambiaba la cara.  Tenía sensibilidad en ciertas partes de su cuerpo.

-       perdona que te lo pregunté.  ¿sientes esto? – le dije mientras enjuagaba su coño previamente enjabonado.

-       ¿Por que lo preguntas?

-       Por que te aumenta ligeramente la respiración.

-       Me da un poco de cosa contestarte

-       No seas boba, sería un avance.

-       Hace semanas que lo siento – me dijo

-       ¿y te gusta?

-       ¿tu que crees?

Cada día a la hora de la bañera yo me concentraba más en su coño, para mi era un “avance” medico, pero ella lo disfrutaba, y así me tomé hasta que un día me dijo que siguiese.

El froté el coño durante un rato hasta que empezó a suspirar más y más.  Me animé y le metí dos dedos en su chorreante coño y empecé a tocar con las yemas de mis dedos su punto G.  Lara empezó a jadear mientras cerraba sus ojos y se dejaba ir.

-       méteme un dedo en el culo – gimió mi amiga un día en que me dedicaba a darle placer.

No me lo pensé, había limpiado ese culo suficientes veces.  La postura era muy incomoda, me dolían las manos pues estaba forzando mis muñecas.  Paré de golpe.  Lara me miró con cara de sorpresa.

Salí de la bañera chorreando, me agaché y la saqué del agua.  Dejé todo el baño calado.  La tumbé sobre la cama.  Para mi sorpresa mi polla estaba como el mármol apuntando al techo.

Abrí las piernas de Lara y empecé a masturbarla de nuevo.  No tuvo que pedírmelo dos veces, metí mi mano entre sus nalgas e introduje un dedo en su recto traspasando su esfinter.  Lara empezó a jadear mientras yo le daba caña en sus dos agujeros.

-       chúpame el pecho – gimió la estudiante.

Y eso hice.   Era dos tetas magnificas y Lara respondía de maravilla a mi lengua.

Mi amiga se corrió entre gritos de placer.

La dejé descansar, la vestí, la subí a la silla de ruedas y la llevé a su mesa donde nos pusimos a estudiar hasta que llegó la noche.

Cenamos, la acosté y me acosté yo.

Como todas las mañanas me desperté pronto, hice el desayuno a Lara y después de dárselo desayuné yo.  Como era mi costumbre dejé a Lara enfrente del ordenador y después de ducharme cogí mi vespa para ir a clase, ella la seguía por la red supervisada por su cuidador de día.

Cuando yo volvía por la mañana el cuidador se iba, preparaba la comida y comíamos.  Después de comer le preparé el baño y después de desnudarnos ambos la metía en la bañera y empecé a enjabonarla.  Recorrí todo su cuerpo y cuando estaba a acabando Lara preguntó

-       ¿hoy no me vas a masturbar?

-       ¿no puedes esperar hasta llegar a la cama?

-       No.

Y sin hacerme de rogar le enseñé mi dedo medio y se lo pasé desde su labio inferior bajando por entre sus tetas hasta llegar a su clítoris que empecé a masajear.  La dejé jadeando mientras salía de la bañera.

Corrí desnudo hasta la caja donde tiempo antes había guardado los juguetes de Lara y los deje sobre la mesita de noche de su cuarto.  Volví al baño, la saqué de la bañera y la llevé hasta su cama.  En esta ocasión en vez de ponerla tumbada la puse de rodillas y con el culo en pompa.  Abrí un poco sus nalgas y después de tocarle el coño un rato cogí un vibrador de la mesita y se lo metí poco a poco en la vagina.

-       Aggghhh que gusto, hacía años que no me penetraban, no pares por favor, empieza despacio y luego dame caña.

-       Lara no te suponía con tanta experiencia.

-       He follado con pocos, pero duro, dame.

Y le seguí dando poco a poco para despacio empezar a subir el ritmo hasta que mi mano me dolía de tanta caña que le estaba dando.

-       Méteme el dedo en el culo por favor – me dijo entre gemidos.

Y se lo metí sin pensarlo, al principio dejándolo inerte en su interior para acabar metiéndolo y sacándolo al principio lento y finalmente con fuerza.

-       Méteme el otro vibrador en el culo, por Dios.

Lo cogí y la penetré con él dándole caña con ambos agujeros mientras Lara vibraba de un orgasmo a otro.

Lara tenía la boca abierta cayendo de su boca un hilo de baba, cuando pensé que ya era suficiente para el primer día paré y la dejé descansar.

La coloqué tumbada mientras recobraba la respiración.  Me levanté aun con la polla tiesa, fui a mi baño y volví con un bote de espuma de afeitar, un bote de agua, una tijeras y una maquinilla.  Le abrí las piernas y le recorte la mayoría de sus largas melenas  y después de mojarle toda la entrepierna le apliqué espuma por toda su pelambrera.  Cogí la maquinilla y le afeité el coño por los laterales, dejándole una cosa presentable.

-       me gusta pelado – me dijo ella.

-       A mi me gusta así – le dije guiñándole un ojo, y así se lo dejé.

El día siguiente fue bastante parecido, yo fui a clase, comimos y procedí a bañarla.  En esa ocasión la masturbé hasta que se corrió varias veces repetidas veces.

En el último de sus orgasmos entre grandes suspiros logró articular palabra.

-       folláme, Jonás, folláme.

Me moría de ganas, pero en la bañera íbamos a acabar rompiéndonos algo.  La saqué de la bañera y la llevé a la cama donde la tumbé y le abrí las piernas, cogí mi polla y me fui a poner en posición.

-       he cambiado de idea, métemela en la boca y méteme un vibrador en el culo.

Cogí en su mesita de noche el juguete y mientras se lo metía en el coño acerqué mi polla a su boca, ante mi sorpresa Lara estiro el cuello y enganchó mi polla con sus labios.  Sin manos la chica hacía lo que podía, se veía que no era la primera polla que había mamado.  Me la chupó con maestría mientras yo le daba con fuerza con la polla de goma, Lara empezó a correrse dejando con ello de chupármela

-       machácatela y córrete en mi cara – me dijo entre suspiros.

Así hice.  La saqué de su boca y me la empecé a menear.  No duré mucho, acabé corriéndome en su cara mientras ella con la lengua intentaba cazar al vuelo mi lefa y más tarde recoger la que había caído en su cara cerca de su boca.

Esa noche vimos una serie, al acabar el ultimo capitulo y antes de irnos a la cama Lara sacó el tema.

-       ¿por qué lo haces?

-       ¿Por que hago el que?

-       Masturbarme.

-       Por que te gusta.

-       ¿Solo? – me quedé pensando unos segundo.

-       No, lo hago por que me gusta también a mi.  Me has puesto siempre, pero verte correrte me pone a cien.

-       ¿Te pondría follarme?

-       No veo el momento.

-       Pues el momento ha llegado.

Y sin mediar más palabra, me acerqué a ella, le levanté la falda, le bajé las bragas y empecé a tocarle el coño.

-       ¿te gusta? – le pregunté

-       no sabes cuanto, no pares.

Y la masturbé hasta que se corrió.  No le dejé descansar, saqué mi polla de mi pantalón y se la metí hasta el fondo.  Lara abrió los ojos como platos y empezó a gemir a cada momento más alto.  Me corrí después de 10 minutos bombeando llenando su falda de lefa.  Aquel era un cuerpo inerte, pero su coño era un volcán.  Apretado y caliente.  U coño maravilloso.

-       mañana quiero que me follés en la cama.

Empezamos a follar a diario por todos sus agujeros, cada tarde penetraba a Lara sin piedad y ella me lo agradecido con maravillosos orgasmos.

Por su cumpleaños decidí coger mis ahorros y contratar a un albañil para que instalase una argolla.  Evidentemente Lara no era tonta y sabía para que lo quería.

Nos tardamos ni 2 minutos desde que salió el albañil por la puerta a que yo desnudase a mi compañera de correrías, le pusiese un arnés y la acercase a la argolla desde donde la colgué quedando prácticamente de pie.  La pobre no se podía dar la vuelta, por lo que no me vio llegar con un masajeador de clítoris en la mano con el que empecé a torturarle su botón del placer.   Lara se contorneaba por causa de los espasmos que le daba el placer.

Saqué mi polla y la penetré de pie y le estuve dando hasta que Lara empezó a morderme el hombro.  Le di la vuelta y penetré su culo que de aquellas ya estaba dilatado.  Le di hasta correrme en su interior.  La bajé de la argolla y me la volví a follar en la cama, acabé corriéndome en sus tetas.

Operaron a Lara dos años después de empezar a follar los dos.  Yo había acabado la carrera y a Lara le quedaban asignaturas sueltas.  Fueron muchas horas de operación, era su única oportunidad de que volviese a andar y a mover sus brazos que a pesar de los avances aun no tenían autonomía.

Hoy 20 años después de todo aquello aun la cuelgo de la argolla para follármela y sodomizarla a pesar de estar prácticamente recuperada.  Seguimos viviendo en la misma casa y a pesar de no haber tenido hijos, podemos decir que somos bastante felices.  Aún hoy la sigo masturbándola en la bañera y depilando su peludo coño.