Follándome a mi alumno

Aquellas clases particulares no solo fueron un alivio a mi economía...

Puta crisis. Eso pensaba día tras día, subidas de impuestos, recortes de sueldos…la verdad es que cada vez me sentía más agobiado por las facturas así que decidí anunciarme ofertando clases particulares, así me podría sacar un dinero. Una de las personas que llamó fue Teresa,  madre de un chaval de 18 años, agobiada porque no había manera que su hijo aprobase Física, me preguntó que cuántos años de experiencia tenía ya que necesitaba mano dura para su hijo, cosas de la edad, el chico estaba algo rebelde.

-“Tengo 35 años y 10 de experiencia señora, y no se preocupe que puedo ser muy inflexible” dije.   Así que me contrató al instante prácticamente.

Llegué a su casa el día acordado sobre las 5 de la tarde, el chico ya había salido del instituto y le había dado tiempo a comer y a descansar un poco. Alberto era bastante resultón, guapete y se le notaba buen cuerpo. Sin mucho entusiasmo me invitó a pasar a su cuarto, el típico de un adolescente, corcho con fotos de sus amigos, sombreros  promocionales de bares donde había estado de marcha, las botas de fútbol por el suelo tiradas y ese “olor” que desprenden las hormonas y se va impregnando en los sitios donde hay gente de esa edad.

Los días empezaron a pasar, al principio muy distantes, yo tenía que ser muy serio y Alberto pasaba de todo, pero poco a poco fuimos sintonizando, fue cogiendo “feeling” conmigo, empezó contándome cosas del instituto, de lo “cabrones” que le parecían casi todos sus profesores, e incluso me llegó a decir, -joder, ya podrías dar clase tú en mi insti, que te tiras más el rollo que no los que tengo. Alberto no era una mente privilegiada ni mucho menos, pero era un tío bastante majo y agradable. Un día me dijo que si le podía ayudar también con algo de inglés, que tenía examen y no lo llevaba muy bien, que sobretodo tenía que  mejorar  la expresión oral, y yo, que estuve de Erasmus en Inglaterra, pues accedí sin problemas. Estuvimos hablando de lo típico, que si cómo te llamas, que de dónde eres, gustos, hobbies… y ahí fue cuando empecé a sospechar algo ,bueno, a descubrirlo todo. El muy cabrón debía haber visto muchas webs porno y empezó a preguntarme qué significaban palabras como ‘hunk’, ‘cumshot’, ‘cock’ threesome’ (cachas, corrida, polla, trio)

-Tío, ¿qué clase de guarradas ves? Dije yo. Se quedó blanco y luego rojo, le había descubierto. –tranquilo, no eres el único. Dije esbozando una sonrisa tranquilizadora y dándole una palmadita en el muslo, sin ningún tipo de intención, sólo para calmarle un poco.

Los siguientes días pasaron con cierta normalidad, al principio notaba a Alberto con un poco de nervios, pero poco a poco vi que iba relajándose y con la excusa del inglés, dejábamos la física para otro día y así me contaba sus cosas. Buena jugada para no hacer nada y de paso desahogarse y cómo no, para preguntarme cosas a mi

-Are you married? (¿estás casado?)

-No.

-Have you got a girlfriend? (¿tienes  novia?)

-No

Un día, uno de tantos que estaba sólo en su casa me recibió de lo más sugerente, un pantaloncito corto, sin nada debajo y poniéndose la camiseta a la vez que abría la puerta.

–Perdona tío, me estaba depilando. Dijo

-Tranqui, no pasa nada. Contesté.

Pasamos a su cuarto. Ese día le notaba algo de picardía en los gestos, no paraba de sobarse el paquete y me miraba de forma diferente y sin tener nada que ver con la clase que estábamos dando soltó espontáneamente

-¿Tú te depilas?

-Perdón

-Que si te depilas, es que nunca lo he hecho y unos colegas míos dicen que luego te pica un montón.

-Joder, qué preguntas tienes. Pues sí, a veces me depilo y a veces voy sin depilar

-Es que me pica, y me estoy rayando no vaya a ser que se me esté irritando o algo así. ¿Cómo lo tengo? Dijo mientras se levantaba y se daba media vuelta, apoyaba una de sus rodillas en la silla en la que estaba y se puso con el culito en pompa, bajándose el pantaloncito. El cabronazo me estaba provocando y poniéndose a huevo. La verdad es que esa visión me excitó muchísimo, su joven trasero, rasuradito y pidiendo guerra.

-Lo tienes un poquito rojo

-¿Por dónde? Dijo él

-Por el ojal

-Ya, pero por dónde. Estaba claro que quería que le tocase…y yo quería tocarle

-Mira, por aquí, justo alrededor del ano dije mientras acariciaba la zona delicadamente y oía como un suave suspiro de excitación salía de su boca. Noté como levantaba el culo y dilataba y contraía su ano. Se giró y pude ver cómo se había empalmado, toda su polla, sus huevos, su pubis, estaba completamente afeitado. Se recostó en la silla quitándose una pernera del pantalón y dejándose la otra puesta, por los tobillos y empezó a masturbarse lentamente.

-¿Me enseñas tú también como te has depilado?

-Estoy sin depilar. Dije

-Mejor, me pone más un tío de tu edad con pelos y que se folle a un chaval depiladico como voy yo, anda que no he visto videos ni nada…

Mirándole fijamente a los ojos y dándole a entender que iba a darle lo suyo me bajé los pantalones y los bóxer de una vez. El muchacho se abalanzó a comerme la polla, y lo hacía con muchas, muuuuchas ganas, se notaba que había estado esperando el momento. Se acercó con la silla y seguía mamándomela mientras se iba masturbando, hasta que se puso de rodillas, ante mí, y empezó a sobarme los huevos y acariciarme las piernas, hasta que poco a poco fue subiendo a mi abdomen

-Tú también tienes cuadraditos como yo. Dijo sacándose mi polla de su boca para volvérsela a meter. Luego se incorporó y sin dejar de tocármela me acercó hasta su cama y sin dudarlo se puso a cuatro patas, con el culo bien abierto y en posición.

-Pétame. Susurro

Tenía la polla a mil, lubricadísima de la mamada que me había estado haciendo y para colmo de mi excitación, se metió los dedos en la boca, llenándoselos de saliva para luego untársela en su ano. Empecé a metérsela, oía sus quejidos, y cómo involuntariamente se cerraba su ojete, pero sin duda, quería tenerla dentro…queríamos tenerla dentro, y entró, vaya si entró. Estuve dándole en esa posición un buen rato, hasta que lo puse boca arriba , cogido de los tobillos y dejando expuesto su culo, y su babeante polla. Seguía beneficiándome de ese jugoso ano mientras él, se masturbaba con una mano y apoyaba la cabeza en la otra. Su cara era el vivo reflejo de la satisfacción.

-Me voy a correr. Dijo

-Espera, aún no. Dije yo cogiéndole de la muñeca para que dejase de masturbarse y tirando de ella con fuerza,  para levantarlo y poner mi otra mano en su espalda, ayudándolo a levantarse para ponerlo a horcajadas encima mío. Alberto sabía moverse, arriba y abajo, hacia adelante, hacia detrás, contoneando sus caderas en movimientos circulares, inclinándose hacia atrás, mostrando sus jóvenes y rasurados atributos, y hacia delante, buscando la lengua de su profesor, hasta que por fin, inundó mi abdomen de su líquido blanco, convulsionándose al echarlo y gimiendo de puro y auténtico placer, esto me excitó tanto que yo también solté toda mi leche en el interior de ese prieto culito que tantas ganas tenía de gozar con una buena polla dentro.