Follando y Golpeando

El hombre comenzó esta vez a aumentar el ritmo de sus sacudidas en la boca dela mujer y con la mano que le quedaba libre se inclinó un poco hacia ella y alcanzando su coño que aun chorreaba placer empezó a frotarlo con indiscutible conocimiento.

Esa noche lo tenía todo pensado, sabía lo que haría y de que forma quería hacerlo. Llevaba meses con el proyecto en mente, tenia al fin que cumplir sus fantasías sexuales tanto tiempo silenciadas por los tópicos del que dirán.

Se hacia media tarde, yo había pasado las ultimas horas en casa haciendo preparativos, recogiendo… limpiando…

Daba la hora en la que ella saldría del trabajo y no quería llegar tarde, no fuera que se dirigieses al transporte público y me fastidiase la sorpresa que era ir a recogerla.

Me plante en la puerta de su trabajo y unos minutos antes de su salida ya pudo verme por la ventana, entre las letras Seri grafiadas que decían, Salón de belleza. Y es que en parte eso la definía a ella, Belleza.

Belleza virginal, pura, casta, de la que solo se presume a los ángeles pero que afortunadamente yo tenía entre mis sabanas cada noche. Entre mis manos a diario.

Su sonrisa al entrar en el coche era radiante, su expresión, de sorpresa, y eso que la noche solo había comenzado… especialmente para ella.

Sin hablar mucho para no dejar escapar detalle de mis planes me limité a escucharla contarme su jornada laboral, nos esperaban unos km de viaje así que puse mucho encanto de mi parte.

Ella preguntaba dónde nos dirigíamos y yo con maestría desviaba el tema haciendo alguna pregunta sobre su trabajo, tema el cual, le apasionaba.

Al cabo de una hora y de haber salido de nuestra Ciudad habíamos llegado al destino previsto.

Era un lugar un tanto oscuro, misterioso, con un gran morbo pensamos al mirarnos.

Te revelé que habíamos llegado al plantarnos justo en la puerta, y tu expresión no puede describirse cuando leíste el letrero del local “follando y golpeando”

-         Pero que coño es esto?

Me preguntó.

-         Esto es algo que no olvidaras jamás y desde que entremos hasta nueva orden, tendrás una norma fundamental, vas a ser mi zorrita y no quiero replicas, entendido?

-         Si mi amo.

Respondió con voz y gesto sumiso, pues ya habíamos comentado en alguna ocasión como seria jugara algo así sin desvelar si nos gustaría o no probarlo.

En un segundo, al dar el primer paso sorteando el pequeño y pronunciado escalón de la entrada, tu gesto cambio y esbozaste una leve sonrisa de satisfacción, tan solo pequeña sospecha de lo que te aguardaba.

Llegamos a la barra y la mujer encargada del local salió a recibirnos, nos estaban esperando pues yo había hecho los deberes con anterioridad vía Email con ella.

Nos dieron un juego de llaves, unas bolsas con ropa y nos indicaron el camino.

Estábamos en una habitación en semi oscuridad. Ambos excitados, yo debía llevar la voz cantante así que rápidamente me metí en mi papel de Amo.

-         Tú, zorrita, ponte esa ropa que te ha preparado tu amo, date prisa!

-         Si mi amo.

Algo me decía que la noche iría aun mejor de lo esperado.

Cuando terminó de prepararse estaba tal y como la había imaginado, su cuerpo perfecto en puro látex, sus tetas perfectamente moldeadas y sus pezones resaltando duros como nunca.

El traje tenia algunas sorpresas, una apertura que dejaba al descubierto el coñito que se podía ver rasurado y que me daba acceso a su esta noche hambriento ano. Pero lo más morboso es que llevaba puesto un collar con una cadena que me daba todo el poder sobre ella.

Nada mas sujetar el extremo mi pollón dejo entre notarse en lo ceñido de mi ropa. Todo era impresionante.

Le ordené q mantuviese silencio a no ser que le indicase lo contrario y empecé con todo lo que tenia en mi mente planeado hace tanto tiempo.

Entramos en un apartado del local, bajando unas lúgubres escaleras y pasando un cartel que nombraba al lugar “mazmorras”.

Los dos teníamos un antifaz puesto lo cual nos permitiría verlo todo sin sentirnos demasiado expuestos a miradas de los demás.

Era un pasillo repleto de puertas en las que me fijé, no había señal alguna.

Procedí a entrar en la primera tirando suavemente de la correa q sujetaba el cuello de mi esclava por aquella noche.

La estancia permanecía vacía, silenciosa, solo unos muebles de cajones por las paredes, artilugios de colgar en el techo y apenas luz que lo envolvía todo. Nos acomodamos en un pequeño sofá en un rincón y a los pocos segundos un hombre enfundado en cuero entro seguido de una mujer desnuda que caminaba a cuatro patas tras sus pasos.

El hombre se situó en el centro de la estancia y la mujer le siguió, comenzó entonces un ritual que apenas empezábamos a comprender pero que nos

puso muy cachondos a ambos, a mí y a mi esclava que se encontraba sentada en el suelo, a mis pies.

Todo empezó con ordenes sencillas de acatar pero muy directas del hombre hacia su sometida.

-         Ponte en pie!

-         Date media vuelta!

-         Abre las piernas para que pueda tocarte!

Aquel hombre se metió los dedos en la boca y los ensalivó con gusto, acto seguido mezcló la saliva de sus dedos con los fluidos que emanaban del coño de la esclava, sus apenas perceptibles jadeos nos hacían mantener el más absoluto silencio y procurar pestañear lo menos posible para no perder detalle.

El juego, había comenzado!

Movía sus dedos dentro de ella cada vez a un ritmo un poco mas acelerado, los sacaba y metía de su cuerpo a su antojo provocando que ella se acercase al éxtasis, de repente…

Ella gritó de una forma desmesurada al tiempo que unos chorros de pura corrida femenina lo empapaban todo. Apenas podía mantenerse en pie por el temblor de sus piernas sino fuera porque el Amo la sostenía con su otro brazo.

-         Has roto tu silencio y yo no te he dado permiso!

-         Si mi Amo, merezco un castigo mi Amo.

-         Lo tendrás!, inclínate!

Ella se inclinó hacia delante y el sacó de uno de los cajones una pala no muy grande que parecía ser de goma.

Pude ver brillo y excitación en los ojos de mi esclava que no perdía detalle de lo que teníamos delante.

-         Así aprenderás a no desobedecerme! Zas! Zas! Zas! Zas! Zas!

-         Si mi Amo, lo siento mi Amo.

-         Esta vez tu castigo han sido solo cinco, no hagas que se repita!

Mi corazón se salía del pecho, mi polla del pantalón y podía notar como empezaba a lubricar de excitación y morbo.

Me incliné yo también y susurrándole a mi esclava que abriese las piernas deslicé mis manos entre ellas para llegar con los dedos a su coño.

Estaba más empapado de lo que jamás lo había visto. Deje entrar en ella 2 dedos suavemente, luego fueron 3 y antes que un gemido descontrolado saliera de su boca musité;

-         Aun no es tu hora, ten paciencia!

-         Si mi Amo, lo entiendo mi Amo.

El hombre devolvió la pala al mueble pero esta vez dejándolo fuera, a mano.

Y sacó de otro cajón algo sorprendente, parecían ser unos juegos de cuerdas finas.

Sorprendidos pero no menos atentos, observamos cómo uso los anclajes del techo para pasar por ahí las cuerdas, y con suma maestría comenzó a bailar alrededor de su esclava.

Cuerdas por su cintura… cuerdas envolviendo sus piernas… cuerdas rodeando y estrangulando de una forma sutil sus pechos, dándoles un volumen realmente apetecible.

Ató sus manos en su espalda y después siguió rodeando su cuerpo con la misma cuerda. En pocos minutos la esclava quedó envuelta en cuerdas negras que contrastaban con su rosada piel y el rojo de sus nalgas anteriormente castigadas.

Siguió fijando cuerdas a su cuerpo esta vez a sus tobillos cuando pareció que había terminado, tiró suave pero con firmeza de dos extremos y la esclava quedó suspendida en el aire, a una altura que cualquiera hubiera podido suponer era perfecta para follarla.

Ancló esos extremos a otras fijaciones de la pared y fue hacia los cajones de nuevo. Con qué nos sorprendería?

Ardíamos en deseos de saberlo.

Sacó una mortaja con una bola de goma en el centro, y con delicadeza se la colocó dejando la bola dentro de su boca.

-         Esta vez serás obediente, o volverás a recibir tu castigo!

El hombre se quitó los pantalones tipo boy tirando de ellos y desabrochando una botonera lateral.

Y de esa forma dejo ver un pollón que al menos debía medir veinticinco centímetros. Gordo y largo como un brazo.

La esclava estaba totalmente a su merced, sometida a sus deseos y caprichos. Eso es lo que buscaban.

Se situó entre sus piernas estratégicamente abiertas gracias a las ataduras y sin mediar palabra la penetró. Fuerte, rudo, decidido, su envestida hizo balancearse a la esclava suspendida y él la sujetó de los muslos también con fuerza.

Una, y otra, y otra envestida más. Parecía querer romperla en dos mitades pero en el silencio cargado de sexo podía distinguirse la respiración orgásmica de la esclava, no tardó ni dos minutos en volver a correrse de una forma increíble. Bañando el pecho del hombre en fluidos y sin que este aminorase su ritmo.

Una, y otra, y otra más, sin ver llegar el momento la esclava se corrió de nuevo con un chorro aun más potente haciendo las delicias de los tres que nos encontrábamos allí con ella.

En ese momento su Amo se detuvo y se dirigió a la cajonera de nuevo, sacó algo que no alcanzamos a distinguir, pero al verlo poner lo supimos. Colocó pinzas en sus pezones y a la vez estas comunicaban con una pequeña cadena que a su vez, se extendía hasta dejarle un extremo al Amo.

Se puso de nuevo entre sus piernas con su pollón apuntando a su entrada empapada y mientras sostenía a la esclava de la cadera con una mano, con

la otra daba leves tirones a la cadena al tiempo que de nuevo envestía como un toro bravío con su cornamenta del placer.

Dios no podíamos creerlo, la mujer se corrió de nuevo en escasos segundos comenzando ya a hacer charco en el suelo bajo ella.

Era todo tan porno, tan increíble, tan morboso que tuve que hacerlo…

-         Esclava, saca mi polla de los pantalones y métetela en la boca, chúpala con suavidad sin perder detalle a lo que sucede en la sala!

-         Si mi Amo.

Y obediente, pues había visto el castigo que también a ella podía esperarle, sacó mi polla del pantalón y sin usar las manos se la metió en la boca. La empujé la cabeza con las manos pues estas primeras veces quería sentir la profundidad de su garganta y su calor en mi polla tan dura ahora, como las piedras.

Mientras vimos como el hombre despojaba de su mordaza a la esclava y le daba permiso para gritar gemir y jadear a su antojo y necesidad.

Una, y otra, y otra envestida más, parecía querer alcanzar el fondo de su ser con su enorme polla y juraría de ser posible, que lo iba a conseguir de un momento a otro.

El sonido delas cadenas conectadas a las pinzas de sus pezones ya no era perceptible, apenas ya ni el choff choff de su más que empapado coño chocando con sus huevos. Solo los gritos cargados de placer alabando el poder viril de su amo podían escucharse ya saliendo de la boca de la esclava.

-         Me corro mi Amo, me corro!

Por favor fóllame mas fuerte, tira de mis pezones con más fuerza,

Me corrooooooooo!!!

Y de nuevo la esclava expulso por su coño fluidos que personalmente y sumado a que mi polla seguía entrando y saliendo de la garganta de mi esclava, estuvieron apunto de hacerme correr a mí también.

El hombre se detuvo unos segundos y se apartó de la mujer.

Se colocó esta vez a su cabeza, introduciendo de esta forma su pollón en la boca de la esclava.

No soltó la cadena y seguía manteniéndola en tensión y dando ligeros tirones que volvían ha provocar extremo placer en ella.

A un ritmo mas suave y no metiendo ni la mitad de la polla el Amo follaba la boca de la esclava sin demasiada compasión, disfrutando de ello como nadie.

Joder, que envidia me daba tener a esa mujer ahí colgada a su voluntad mientras le follaba la boca.

En ese momento le dije a mi esclava;

-         Quiero que aumentes el ritmo, métetela en la boca con más fuerza y no te detengas sino te lo ordeno.

Sacaste por un instante mi polla de tu boca.

-         Si mi Amo.

El hombre comenzó esta vez a aumentar el ritmo de sus sacudidas en la boca dela mujer y con la mano que le quedaba libre se inclinó un poco hacia ella y alcanzando su coño que aun chorreaba placer empezó a frotarlo con indiscutible conocimiento.

-         Siiii  siiii  siiiii!!!

-         Ya falta poco esclava, abre bien la boca porque no voy a dejar de fallártela!

Grito el amo casi enloquecido de placer.

Eso hizo subir mi excitación de sobremanera y sucedió algo digno de recordar eternamente.

La esclava de nuevo escupió fluidos por el coño salpicándolo todo y sin poder gritar por la polla de su Amo ni moverse por las ataduras.

El Amo empujó con aun mas fuerza su pollón dentro de la boca de la esclava sin saber donde ésta tendría su tope y de ella sin que él dejase de follarla salió una más que reconocible corrida masculina.

Yo, que seguía siendo mamado por mi esclava no pude sostenerme más y sujetando de nuevo su cabeza y empujándola hacia mis huevos llené su garganta de una corrida que jamás antes había sentido así de intensa.

Fue como fuego recorriéndome la polla y deseando salir de ella arrasando todo a su paso, una carga eléctrica recorrió mi cuerpo de un extremo al otro saliendo también por mi polla y segundos después deje de apretar tu cabeza para que pudieras respirar.

-         Ahora trágatelo todo!

Había sido una corrida triple, los tres individuos nos habíamos corrido al mismo tiempo de maneras diferentes pero en la misma estancia.

Premié a mi esclava con un cálido beso en los labios y levantándola del suelo me dirigí a la puerta tirando de su cadena para que siguiera mis pasos sumisamente.

Cerramos la puerta dejando atrás esa maravillosa experiencia, esa increíble actividad de cuerdas que más adelante conoceríamos como Bondage y que tanto placer nos ha dado ya.

Y nos dirigimos hacia la siguiente puerta, qué nos depararía aquella estancia?

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