Follando con mi perro, Hacha
Relato detallado de como me dejo follar voluntariamente por mi perro, este relato es sobre todo, dedicado a quien aún no se ha atrevido a probarlo (amateurs), a las que animo.
Lo que os relato a continuación es una narración de mi experiencia de como me dejo follar por mi perro, para que las que no lo habéis sentido y tengáis ganas de sentir, lo imaginéis al menos, punto por punto. Que lo gocéis, ahí va.
Cuando me pongo a follar con mi perro, se llama Hacha, me gusta gozarlo por completo, tener varios orgasmos es fácil al poseer un miembro grueso y con tantas venas en relieve, por lo menos el mío.
En primer lugar, me masturbo, abro mis piernas, y las coloco a ambos lados del sofá donde quiero comenzar toda mi aventura sexual zoofílica, mi perro Hacha ya me ha visto en acción multitud de veces, pero ya sabe qué tiene que hacer..., esperar, al principio cuesta que aprenda, pero termina aprendiendo, cuando me toco mi clítoris, empiezo a segregar flujos, muchos flujos que me permiten penetrarme con los dedos, con más facilidad, accediendo a esos lugares que tanto placer nos da a las mujeres, mientras disfruto de mis tocamientos, Hacha sólo observa, sabiendo que tarde o temprano tomaré el bote de champú. Cuando consigo el orgasmo por tercera vez, tocándome el clítoris y metiéndome los dedos sin parar, me detengo, para, después de descansar unos segundos, comenzar con mi tarea de disfrutar de Hacha...
Lo que hago para comenzar, es que con una bote de champú, antiguo, digo lo de antiguo porque ya no lo fabrican de esa manera, o no lo encuentro, ya que este tiene un pitorro por el que sale el champú, no es una base lisa con un agujero, sino una punta con agujero, pues ese bote, lo lleno de leche, que siempre les gusta a los perros, tanto jóvenes como maduros, me lo introduzco en mi ya lubricada vagina y aprieto hasta que se queda vacío, siento como la leche, previamente calentada está toda dentro de mi, penetro con el pitorro y aprieto el bote, llenándome la vagina con el líquido elemento.
Hacha ya me ha visto, por lo que sabe qué es lo que viene a continuación, se acerca muy dócilmente y con su lengua larga empieza a darme lametazos, en toda mi vagina, alcanzando a veces mi culo, yo mientras tanto, voy soltando gotas de leche, (mientras tanto... disfruto... me... corrrrro... ufff, de contarlo me pongo chorreando), pues es a lo que lo tengo acostumbrado, a esperar mi leche, mientras yo disfruto de sus lamidas a todo mi sexo y yo... sigo con... mis respiraciones... acelerando cada vez más... mientras me sigo corriendo... una y otra vez...
Cuando he gozado por múltiples ocasiones y en mi interior no queda nada, sino que tengo todo el chocho lleno de las babas de Hacha, como bien sabe, su siguiente acción es la penetración, para eso, sube sus dos patas delanteras y las coloca alrededor de mis piernas abiertas, empieza a dar pitonazos, pero casi nunca acierta, en muchas ocasiones ha tocado mi ano, pero apretando se soluciona la penetración por dicho agujero, así que todavía soy virgen en ese sentido para mi perro, pues temo mucho el dolor que me pueda producir.
Mientras sigue empujando, algunas veces acierta a dar en la entrada de mi concha y me da mucho placer sentir como intenta entrar pero no lo consigue, así que lo dejo continuar, en este caso, todavía mando yo.
Cuando veo que su polla cobra grandes dimensiones, y está fuera de su funda, entonces tomo la decisión de darle su satisfacción merecida, me coloco en cuatro, posición de perrita por todo el mundo conocida, y dejo que me intente montar, lo sabe hacer muy bien, tras varios años experimentando.
Como bien hizo antes, me pone sus patas delantera sobre mi espalda, y comienza a culear, en pocos segundos, tras unos pocos de intentos fallidos, siento como comienza a entrar dentro de mi vagina su poderosa polla, lo hace de golpe, mi respiración se corta un segundo y comienzo a relajarme, ya estoy siendo follada por mi Hacha.
Todo lo que queda es relajarme y disfrutar del montón de corridas que me esperan en los siguientes minutos de placer zoofílico.
En esa posición, Hacha ya me folla como un caballero, bien profundo, rápido, a veces lento, pero sin pausa, yo tengo orgasmos, incontables orgasmos, meneo el pompis hacia arriba donde siento que me penetra con más facilidad, a veces, se lo pongo difícil y bajo el culo, casi haciendo que se salga su polla, cosa que a veces ocurre, pero enseguida me vuelve a tener llena, después de unos minutos gozando de su polla y el de mi coño, de un golpe me introduce la bola, a veces me pregunto ¿como puede entrar tal volumen dentro?, pero después pienso en los embarazos y los alumbramientos de los bebés, son más grandes aún.
Una vez disfrutando con tal elemento dentro, y después de unos minutos, a veces más a veces menos, en los que ya se ha corrido, llenándome con su leche perruna el sitio donde antes hubo leche de vaca autoinjertada por mi. El placer es sublime.
Me relajo por mi bienestar, no es bueno el momento de desabotonarse forzar la situación, así que dejo que el mismo se vaya soltando cuando lo crea justamente necesario, mientras tanto, algunas veces me acaricio el clítoris, siguiendo con mi goce particular, hasta que por fin decide bajarse, se lame un poco y yo, me tumbo un rato mientras el me lame lo que sale de mi vagina, haciéndome conciliar un sueño muy satisfactorio y relajante.