Follando con mi amiga en la playa
Como después de tener mucha paciencia follo con mi amiga en una cala.
Con mi amiga en la playa
Hace ya tres años que conozco a Luisa, ella es una chica que me causó debilidad desde el primer momento que la vi. Ella no es muy alta medirá 1.62 cm más o menos, tiene una carita que parece un ángel, con los mofletillos enrojecidos, y alguna que otra pequilla; acompañando a una sonrisa de esas que quitan el hipo, junto con una mirada felina de esas que te hacen estremecer. Con su melena de color caoba y del resto del cuerpo destacar un pequeño pero erguido pecho (unos 88 cm de contorno) una cintura delicada (64) y un más que apetitoso culo que sin duda es una de sus mejores facetas (100 de contorno más o menos).
La conocí en clase de Biología, ella era bastante callada, en principio se relacionaba muy poco con la gente, pero a medida que pasaba el tiempo se fue ganando amigos dentro del aula.
Nosotros pasamos de no saludarnos pues sólo nos conocíamos de vista a ser muy buenos amigos en muy poco tiempo. Nosotros hablábamos de todo, incluso de nuestras relaciones, o mejor dicho, mis relaciones puesto que ella la verdad es que no tuvo ningún escarceo en ese tiempo, y si lo tuvo desde luego a mi no me lo contó.
Un buen día, me dijo que le gustaría ir a las piscinas de la Universidad. Yo que verdaderamente era muy vago a la hora de hacer deporte me hice bastante de rogar; no obstante al final acepte, pues mi curiosidad por verla en bañador, pudo con mi indolencia a este deporte.
A día siguiente nos apuntamos y empezamos a ir a la piscina, el primer día recuerdo que llegue a estar nervios. Había salido yo ya del vestuario y me dispuse a esperarla dentro del agua. A los 5 minutso apareció ella envuelta en una toalla; para mi decepción fue hasta la orilla de la piscina lo dejo allí la toalla y rápidamente se introdujo en el agua, sin apenas darme tiempo a observarla con detenimiento; lo que si que me dio tiempo a observar fue que llevaba un bañador algo pasado de moda y no demasiado atrevido.
Estuvimos nadando unos 40 minutos y cuando ya decidimos salir, ella se hizo la remolona, teniendo que salir yo antes y después ella que se envolvió en la toalla a tal velocidad que ni pude distinguir nada.
Mi primer día había fracasado, no había sido tan divertido y morboso como yo esperaba. Eso no me hubiera preocupado salvo porque fueron pasando los días y siempre era igual, hasta el punto que llegue a faltar varias veces a nuestra sesión de natación ante la falta de interés.
Estando yo ya muy intrigado un buen día en pleno almuerzo entre clases decidí preguntarle acerca de su excesiva timidez; a lo cual tras varias negativas y varios balones fuera me llegó a reconocer que de pequeña su grupo de amigo siempre se metía con su culo, pues la llamaban culo gordo y cosas así, lo cual le llego a causar un trauma. Eso me daba otra explicación que también me obsesionaba y es que nunca le había distinguido cuando llevaba sus pantalones apretados un tanga, siempre se le marcaban las costuras de las bragas.
Desde ese momento yo empecé una campaña de asedio y apoyo a su culo, diciéndole que tenía muy buen culo y que no entendía porque siempre intentaba ocultarlo; poco a poco ella fue cediendo ante tantas alabanzas y de vez en cuando yo ya pude llegar a observar eso si con bastante disimulo su hermoso culo en la piscina; siempre con ese bañador hortera que se gastaba.
Cuando ella ya empezó a ceder en la piscina yo lance mi ataque a su excesivamente conservadora ropa interior, diciéndole lo mal que quedaban esos pantalones que ella se ponía con esas bragas de "cuello vuelto" como yo les llamaba.
Un buen día llego a clase con un estupendo pantalón de color rojo, y un polo atado a la cintura, cuando se sentó en clase me pareció que se le distinguía la Y del tanga y me puso un poco morcillón, no quise hacerle ninguna apreciación para que no se sintiera atosigada; los siguientes días ya pude apreciar que lo mismo llevaba bragones que tangas. La verdad es que cuando los mofletes del culo iban sueltos se le hacia un culo de ensueño, que daba ganas de comérselo a bocados.
En el transcurrir de los días terminaron las clases y llegó el verano; un buen día quedamos para ir a la playa y se presentó allí con un bikini que ni mi abuela se hubiera atrevido a llevarlo; fue tanto lo que me reí y metí con ella que llegó por momentos hasta enfadarse.
A las 2 semanas de ese día, recibí su llamada para ir a la playa, quedamos que yo me pasaría por su casa a recogerla; cuando llegue allí salió ella con un pantalocito corto vaquero y una camiseta roja atada al estomago. Nos saludamos y me dijo que no le apetecía ir a la playa que íbamos siempre y que le apetecía algo menos concurrido. Después de pensar un rato le dije que conocía una cala casi solitaria, pero que estaba a más de 1 hora de camino. Ella entusiasmada dijo que iríamos allí.
A la hora de camino, tuve que aparcar el coche y teníamos que caminar unos 10 minutos más, llegamos a la estupenda Cala. Estaba tal y como la recordaba y para nuestra suerte no había absolutamente nadie.
Extendimos las toallas y nos dispusimos a quedarnos en bañador, yo en seguida termine; y cuando ya estaba con mis bermudas casi me desmayo. Ella se había quitado la camiseta y había aparecido una parte de arriba del bikini de esas diminutas de triangulillo, el bikini era de color rojo. Se sentó y se quito el pantalón y no cabe duda de que era mas modernos pues se le metía bastante en la ingle. Se sentó sin poder verla por detrás y empezó a huntarse bronceador. Cuando termino me dijo que si le ponía por la espalda. Y se tumbó bocabajo; casi me muero, llevaba un tanga casi de hilo, mi pene se levantó en armas, ¡qué visión! Le puse el bronceador por toda la espalda y cuando iba a llegar a su apetitoso culo, me dijo que no me pasara de listo. Total que lo deje, y me fui a bañar a ver si se me bajaba el garrote.
Al salir del agua empezamos a tomar el sol y ella me dijo que era una lastima el corte que se me iba a hacer por culpa de mi extenso bañador, me dijo que me lo quitara, y ella se quitaría la parte de arriba, ni que decir que en tal de verle las tetas enseguida me lo quité, tenía mi tronco totalmente empalmado; ella me dijo que que bestialidad era eso; yo le dije que era un instinto, que lo sentía. Ella ya con las tetas al aire y sus pezones apuntando al cielo, me dijo que algo tenia que hacer y sin mediar palabra se agacho y empezó a chuparmela; yo estaba alucinado y no podía ni reaccionar. ¡vaya sorpresa!
La chupaba bien la cabrona, estaba a punto de correrme y la avisé; ella me insinuó que un día era un día. Yo le di la vuelta y la puse a cuatro patas, que visión, le fui bajando el tanga y se me quedo todo su ano abierto a mis ojos así como su depilado coño. Emepece a chuparle el culo y el coño con verdadero furor, que gusto me daba. De momento ella me dijo que si se la metía y yo ni corto ni perezoso me puse de rodillas y apoye mi polla a la altura de su ojete; ella me dijo que por ahí no por favor y yo sin hacerle caso embestí; como estaba más que lubricado ante mi sesión oral entro casi hasta el fondo de golpe, de la primera embestida. Ella realizó un grito amargo, pero después de varios bombeos empezó a gemir, en unos cinco minutos le había llenado su ojete de toda mi leche.
Caí exhausto, y ella me dijo que esto no acababa ahí, y empezó a chuparmela de nuevo; en 30 segundos la tenía otra vez durísima, y se sentó encima de mi metiendosela a tope en la vagina, tras unos minutos de bombeo, se apartó y continuó chupandomela, hasta que le avisé que me iba a correr y ella se comió toda mi segunda corrida.
Fue un día genial, por desgracia para mi desde el verano ha pasado ya muchos meses y no he vuelto a repetir, ella siempre me dice lo mismo, que un día era un día. Seguimos siendo grandes amigos y algún día volveré a perforarla.