Follando con Matías (IV: Matías dominado)

Cómo Matías conoció al semental del relato anterior.

FOLLANDO CON MATÍAS (IV): MATÍAS DOMINADO

Después de la follada de Rober yo tenía el culo en llamas, aquello que me había dicho Matías antes de empezar era cierto, casi no me podría sentar durante una semana. Aquél día estábamos en el parque donde habíamos estado follando como animales con el kíe. Yo la verdad es que no tenía el cuerpo para que me volvieran a dar por el culo porque la verdad es que lo tenía destrozado.

-¿Cómo conociste a Rober?- le pregunté tratando de salva mi culo de un nuevo ataque.

-En el gym- respondió lacónicamente Matías concentrado en hacer saltar sus bíceps. La verdad es que aquella escena me gustaba, me excitaba, ver a aquél semental mostrando sus músculos cada vez más trabajados me ponía a mil. -Es un tío que llama la atención ¿eh?

-Para no llamarla, es enorme- apunté.

-Y tanto. Cuando le vi por primera vez en la ducha aluciné. No es muy habitual ver una polla más grande que la mía. Y esos músculos...

-Ya te digo tío, es todo un verraco.

-Es una bestia. El tío es impresionante. Se debió quedar con la copla de que le miraba, porque me dio un espectáculo de antología, flexionando sus bíceps y sus pectorales, luego luciendo los dorsales. Sin darme cuenta yo la tenía más dura que una piedra. Y como para disimularla... Entonces él me dijo que la guardara para luego. Me llevó a su casa.

-Joder, a la primera de cambio ya te llevó al catre...

-Como si tu te lo hubieras pensado dos veces. La cuestión es que me llevó a su casa. Me dijo que le gustaba la forma en que le miraba. Y que siempre le han puesto cachondo los chavales como yo. Según entramos por la puerta la ropa no me duró ni diez segundos, me la arrancó de golpe. Yo no sabía ni qué hacer. Me plantó un beso en toda la boca y me arrastró a su habitación. La cama estaba desecha y me tiró encima como si fuera un muñeco. La verdad es que cuando se le mete algo en la cabeza hay pocas formas de pararle.

La cuestión es que allí estaba yo, tirado y desnudo sobre la cama de aquél hombretón que se empezó a desnudar hasta quedarse en bolas. Y menudas bolas. A juego con la manguera que tiene por polla. La cuestión es que me dice que le gustan los tios grandes como yo porque son los que mejor aguantan cuando les dan por el culo con un aparato de las dimensiones del suyo. A mi me tenía alucinado. La verdad es que nunca había llegado tan lejos con ningún tío y la idea de que me desvirgaran con ese pedazo de verga me daba pánico.

No quise interrumpir su relato. La historia nos estaba poniendo cachondos a los dos. Pasé mi mano por su pierna hasta llegar a su ingle, donde le di un buen apretón a su generoso paquete.

-La verdad es que no podría llevarle la contraria ni aunque quisiera. Solo ver su polla bamboleándose contra sus cojones mientras se acercaba me tenía como idiotizado. Me cogió de las manos, primero cuidadosamente, pero de pronto me aplastó contra la cama y empezó a darme un morreo de película. Bajó por mis pectorales hasta mis pezones y empezó a mordérmelos y chupármelos, me hacía un poco de daño y me decía que eso no era nada comparado con lo que me iba a hacer. Vamos, que yo andaba un poco acojonado, sobre todo cuando veo que de la mesita de noche saca un bote de lubricante y unos condones.

Me sujetaba con una sola mano mientras con la otra empezaba a darme lubricante en el culo. Primero metió un dedo poco a poco, luego otro, y otro, hasta que tres de sus dedazos estaban follándome el culo. Rober parecía estar en otro mundo, solo pensando en dilatar lo suficiente mi trasero para que me entrara toda su polla. Joder, menos mal que me dilató a base de bien porque cuando me la metió... joder, me hizo ver las estrellas. Parecía una máquina fuera de control. Me la metió hasta adentro.

Después me la sacó del todo. Y otra vez adentro. Así empezó a joderme como un animal, diciéndome cosas como que era una puta, que sabía que eso me iba a gustar, que tanto que me las daba de machote en cuanto vez a un tío de verdad me corría en los pantalones. Que ahora iba a saber lo que era un hombre de verdad. Y seguía hablando mientras me la seguía clavando, machacándome la próstata en cada una de sus embestidas. Como fue de salvaje que hizo que me corriera sin tocarme. La hostia. Al final terminó corriéndose dentro de mi. Me dejo el culo hecho polvo.

-¿Cómo te crees que lo tengo yo?- le pregunté.

-Sé que te gustó tanto como a mí...

Después de decir eso, se le veía muy caliente, su paquete estaba a punto de reventar los pantalones, así que de un solo movimiento se abrió los pantalones, sacó su verga de caballo y agarrándome del pelo me la incrustó en la garganta para, segundos después, terminar corriéndose como una fuente.