Follando al chapero albañil

El encargado se folla a un albañil al descubrir que es chapero.

A continuación voy a contarles la historia que me pasó con uno de los trabajadores de mi obra.

Para empezar, comentarles que soy el encargado de una obra en la ciudad de Buenos Aires. Debido a mis habilidades profesionales con tan solo 23 años disfruto de este cargo, lo cual es altamente gratificante por el poder de mando sobre el resto de trabajadores.

Entre las diversas subcontratas que se encuentran en obra, me llamó la atención un joven albañil de 20 años. Debido al esfuerzo físico diario presentaba un cuerpo impresionante, muy fibroso y con un tono tostado al sol. Además era el típico "macarrilla", con su tatuaje y un cierto tono de chulería. Me sentía algo atraído por el, aunque no le mostraba ninguna intención al desconocer su orientación y poder ser la comidilla de la obra.

Esto cambió el día que el gruista de la obra, en una conversación en el bar, le definió de "mariquita", cosa que no entendí y a la cual pedí explicaciones.

Pues bien, el albañil, un año atrás, al no encontrar trabajo aceptó la oferta de un tendero del barrio, este era gay y decidió acogerlo en su casa y darle algo de dinero a cambio de sexo.

Esto me excitó totalmente, ¡el albañil de la obra era todo un chapero!

Al día siguiente, tan solo llegar a la obra fui en su busca. Lo miré disimuladamente para valorar con detenimiento su cuerpo:

Mediría 1,75, estaba delgado pero fibroso, una piel tostada brillante y lo que más me gusto, bajo el mono se le marcaba un culo de impresión.

Traté unas palabras con el, típicas del trabajo, y tras darle unas vueltas le realicé una proposición disimulada

"Juan, necesito hacer un pequeño caseto para los perros en mi casa, ¿podrías venir el sábado a echarme una mano?"

El chaval afirmo rápidamente, el tema ya estaba planteado.

Pasé toda la semana empalmado de la ilusión esperando el ansiado día hasta que llegó.

"Gracias por venir. Antes de nada voy a enseñarte mi casa, que nunca as estado"

Se la enseñé rápidamente hasta llegar al salón, donde se paró a ver mis juegos de la PS".

"Vaya colección que tienes. Se nota que estas forrado".

"Bueno hombre, además, haciendo unos trabajitos extra tu también te puedes permitir estos caprichos".

El sonrió disimuladamente, había pillado la indirecta.

Automáticamente bajé mi mano hasta su paquete y lo apreté fuertemente. Bajo su mirada hacia mi mano y levantó la cabeza con su sonrisa picarona.

"Vas a hacer lo que yo te diga y así tendrás tu recompensa"

"Lo que tu me digas…".

"Pues empieza por quitarte la camiseta y aflojar los pantalones"

Me senté en mi sofá mientras mi colega se quitaba la camiseta, dejando ver unos abdominales bien marcados. A continuación se desabrochó el cinto y los pantalones, dejando a la vista sus boxers blancos que ya dejan claro el arma del chaval.

"Deja que te ayude"

Con mis dos manos cogí la cinta de los boxers y los bajé rápidamente dejando al aire su polla. Estaba en estado de semierección. Era larga y tostada, sin circuncidar.

Rodeé su polla con mi mano y se la remangué. El glande era rosado y estaba algo húmedo. Para darle algo de gusto empecé a masturbarlo rápidamente. Dio un gemido y la polla se le levantó rápidamente. Mediría unos 18 cms.

Mientras le masturbaba pasé a comprobar la duda que me corroía, la pasividad del muchacho, lo que me permitiría enterrar mi polla en sus adentros. Llevé mi otra mano sobre sus nalgas, las acaricié un poco y me abría paso hacia su ano. De golpe le inserté mi dedo índice. El dio un saltito hacia delante mientras gemía.

Sin duda había sido penetrado en diversas ocasiones, el ano era fácilmente penetrable. Mientras lo seguía masturbando lo estimulaba analmente, insertando incluso un segundo dedo.

"Espera, para. Que me voy a correr enseguida".

Paré mis maniobras y me dispuse a comenzar a disfrutar del chico.

"Siéntate, que ahora es mi turno".

Me puse de pie, frente a el. Mis pantalones marcaban una polla a punto de explotar. Los desabroche y me los bajé. Procedí con mis calzoncillos, saltando mi polla de forma violenta. Me mide unos 17 cms y, al contrario que mi acompañante, estaba circuncidada. Esta ya desprendía líquido preseminal.

Tan pronto estuvo liberada, el chaval procedió a rodearla con su mano y a masturbarme. Pero no iba a permitir que el manejara la situación, tenía que tener claro quien mandaba por lo que al rato le paré.

"¿Qué pasa?" – pregunto extrañado.

"Abre la boca que esto va para el fondo"

Le cogí la cabeza con una de mis manos y la conduje hasta mi polla violentamente. Se la metí hasta la garganta, lo cual le produjo sensación de ahogo. Se la dejé dentro un buen rato, agarrando su cabeza contra pubis, hasta que le entro una tos ahogada y se la saqué.

Tras unos segundos el chaval volvió a lanzar su sonrisa picarona. Se nota que le había gustado. Sin decirle mas procedió a insertarla en su boca, realizándome una mamada espectacular.

De vez en cuando empujaba hasta el fondo, clavándola contra su garganta, lo que me daba un gusto de impresión.

Los líquidos preseminales salían de mi polla disparados, no aguantaría mucho más así por lo que paré la maniobra.

"Quiero follarte, date la vuelta que te la voy a meter hasta el fondo"

"No, aun no. No tengo el ano preparado. Hace más de 6 meses que no me follan y con ese pollón me reventarías. Necesito que me estimules el ano".

"Te voy a dar yo estimulación"

Salí del salón dejando al chico extrañado y me dirigí al baño en busca de crema de afeitar. Busque algo con que clavarlo y no encontré nada mejor que el mango de un martillo. Volví al salón escondiendo el mango a mi espalda.

"Te voy a preparar yo el culo, Te va a quedar de vicio. Túmbate en el sofá boca abajo".

El chaval procedió con cierto temor. Yo me puse de rodillas enfrente a su culo y dejando sobre la alfombra el "material clínico".

Puse un poco de espuma de afeitar entre mis dedos y comencé la exploración.

El primero entró sin dificultad, estaba preparado para mucho más. Metí dos, a los que el chico dio un pequeño chillido.

"Tranquilo que ahora viene lo mejor".

Saque los dedos, me puse más espuma y procedí con tres de golpe. El grito del chaval ya tenía mas sentido.

"Ves, ya empiezas a estar preparado. Ahora con una última prueba estarás listo para que te la meta"

"¿De que estas hablando?" – preguntó intentando girar la cabeza para ver mis intenciones.

"No te preocupes que no te va a doler. Relájate y mira al frente".

Preparé el mango de la herramienta. Mediría unos 20 cms y 4 de diámetro. La embadurné en espuma y se la puse a la entrada del ano.

El chico se removió al sentir tan extraño tacto entre sus nalgas (era de madera).

"Ahora relájate y deja que entre"

Cuando empezó a abrir el culo, y con la ayuda de la espuma, empuje el aparato hacia su interior clavándole unos 10 cms. El chico volvió a gritar.

"Tranquilo que solo entró un pedazo. Vamos a volver a intentarlo en otra postura"

Le di la vuelta, boca arriba. Puse un cojín debajo del fin de su espalda y le levanté las piernas, dejando su ano totalmente al descubierto.

Cogí nuevamente el mango y se clavé brutalmente. Esta vez entraron unos 12 cms.

"Esto está mejor. Haber si llegamos a los 15".

Comencé a sacárselo y a metérselo, como si estuviera siendo follado. Cada vez más profundo. Mientras se lo metía me fijaba en su polla que estaba totalmente empalmada de la que fluía gran cantidad de líquido preseminal.

"Ahora si lo tienes dentro. 17 cms, justo para mi polla".

Le quité la barra de dentro y la respiración del chico comenzó a ser más pausada.