Follando a mi cuñada...criando a mi sobrina.

Cuando la vi aparecer por la puerta mi polla creció aún más si cabe, venía con un camisoncito que apenas tapaba su cuerpo, debajo de esa pequeña tela iba desnuda, la tela se transparentaba como papel vegetal y los laterales se abrían hasta por encima de su cadera, conocía la prenda que llevaba.

Cuando me desperté, me estiré en la cama, era viernes y hoy presagiaba que iba a ser un buen día, y muy buen día, me levanté mi erección era increíble, bajé solo con los bóxer a la cocina, iba descalzo y me paré en el marco de la puerta, la imagen me impactó, de espaldas a mi tenia a mi cuñada Paula tenía solo un camisón muy liviano puesto, llegaba solo a tapar sin conseguirlo su espléndido culo, se notaba que iba desnuda, su cabeza cubierta por una toalla dejando su seductor cuello a la vista, sus caderas se movían sensualmente al ritmo de alguna canción que escuchaba por sus auriculares, mi erección se hacía ya muy dolorosa y necesitaba bajarla, sin pensar en las consecuencias me dirigí hacia ella y la abrace dejando que sintiese mi polla entre los cachetes de su culo, ella solo paró sus caderas y miro al frente, subí mis manos hasta abarcar sus grandes tetas, ella echo su cabecita hacia atrás mientras devoraba su cuello.

—Kevin mi amor, pensé que nunca despertarías, necesito que me folles, te necesito dentro de mi desde ayer por la noche, me he tenido que masturbar dos veces de madrugada pensando en ti, ayer me pusiste muy burra y me abandonaste.

—Eso te pasa por jugar con fuego Paula, la dije excitado, ¿Y mi hermano y Vega? Pregunte mientras movía mi polla a lo largo de la raja de su culo y amasaba sus tetas.

—Ummmm, tu hermano se levantó pronto, hoy se va a Chicago a un congreso y ya aprovechó y llevo a la niña al colegio.

Paula ya estaba desatada, había sacado su culito y se frotaba contra mí con descaro, sus manos pasaron hacia atrás de mi cuello sacando aún más su busto, deleitándome con sus tetas.

—¿Este fin de semana es solo tuyo y mío? Pregunté

—Desde hoy mi amor, vamos a follar como conejos hasta el domingo por la tarde que vaya a buscar a Vega, dijo mi cuñada.

Diciendo esto, se dio la vuelta, se quitó el camisón y se quedó completamente desnuda, se abrazó a mí y me beso dejándome sentir su deseo y su cariño, bajó lentamente besando mi torso y me quito la única prenda que llevaba mi polla saltó apuntando a su carita risueña.

—Pero  mira que preciosidad tenemos aquí.

Paula se la metió en su boquita y empezó una felación increíble, la veía en cuclillas delante de mi muy abierta de piernas, su mano libre se perdía por su entrepierna y sus gemidos me decían lo que estaba disfrutando, su cabecita se movía de adelante a atrás de manera cadenciosa, y su lengua hacia diabluras en mi glande, la visión era cautivadora y me estaba llevando a un orgasmo brutal, agarraba su cabecita y hacia que mi polla entrase lo más adentro de su garganta, no podía aguantar mucho más, necesitaba correrme.

—Paula me corrooooo, mi amor me corrooo...ahhhhhh

Cuatro latigazos de semen llenaron su boquita, Paula se había convertido en una experta mamadora, cuando terminé de correrme me enseño mi corrida en su lengua, se levantó y mirándome a los ojos se la trago con deleite, me besó dejándome sentir mi corrida en mi boca, su lengua hacia diabluras con la mía, y se frotaba contra mí con descaro.

—Ahora quiero que me folles Kevin, como solo tú sabes hacerlo, como sabes que me gusta.

La tumbe en la mesa de la cocina, mire su cuerpo espectacular, agarre mi polla y la pase por su rajita, a pesar de mi última corrida seguía como una barra de hierro, Paula estaba muy abierta de piernas, jadeaba, y se la metí hasta que mis huevos chocaron con su culo, estaba empapada y su chochito era un manantial.

—Ummmm, así cielo, como me gusta que me folles, ahora no te cortes y dame duro, llevo esperando esto desde ayer.

Empecé a follarla con ganas, amasaba sus tetas y estimulaba su clítoris, estaba tan excitada que no tardo nada en empezar a correrse, gritaba, chillaba, notaba como su vagina aprisionaba mi polla deseando no perder esa sensación, su coñito seguía soltando fluidos que caían entre los cachetes de su culo, cuando sacaba mi polla la veía brillante llena de babas de su sexo.

—Kevin por dios sigueee…siiiii, dame más, mucho más, así, si, si, si, siiiiiiiiii….ummmffff…ohhhhh.

Paula volvió a correrse, su orgasmo fue violento, me aferro contra si con sus piernas, bese sus pantorrillas, mientras seguía bombeando con cariño en su interior. Cuando se tranquilizó saqué mi polla de su chochito y enfile hacia su culo, Paula se mordió el labio inferior y relajo su esfínter, entre sus corridas y mi polla embadurnada de sus fluidos entro sin problemas, la visión de mi polla desapareciendo en su culo y ver su coño abierto, segregando flujos y enrojecido de la follada fue muy excitante, Paula tenía su mano en la boca para acallar los gritos, ver su cuerpo, precioso, perfecto, y notar como me aprisionaba contra sí, deseando más de mi pudo conmigo, note el calambrazo por mi espalda hasta mis huevos y empecé a correrme dentro de su culo, los dos estallamos en un orgasmos que nos dejó agotados, miraba a Paula estaba bellísima, sus ojos cerrados su carita relajada, tumbe mi torso en su cuerpo y ella me abrazó.

—Te quiero Kevin, dijo Paula, besando mi cabeza.

—Yo también te quiero Paula, eres un sueño de mujer.

Nos levantamos, y nos subimos a la ducha, los dos gozamos como adolescentes mi cuñada solo decía entre gemidos, —bendita juventud, mientras la follaba otra vez.

Aunque quizás, deba de aclararos mi situación y contaros como llegamos a estar así, la historia es un poco complicada y dolorosa.

Mis padres, bueno y los de mi hermano, se casaron muy jóvenes, mi madre se quedó embarazada de mi hermano Carlos, yo no vine hasta veinte años después, cuando mi madre contaba con 37 años y pensaba que nunca más se quedaría embarazada, por aquel entonces Kevin Costner era el actor de moda y a mi madre la traía loquita de ahí mi nombre.

Yo admiraba a mi hermano era un renacuajo y lo veía como a un superhombre, había estudiado biología y trabajaba en la universidad de profesor, nuestros padres estaban muy orgullosos de él, era muy inteligente y alguna vez que me había llevado a su universidad, me había sorprendido de lo grande que era en comparación con mi colegio.

Cuando yo contaba con ocho años trajo a su novia a casa para que la conocieran mis padres, se llamaba Paula y había sido alumna suya, en ese momento me enamore de mi cuñada, me quedé con la boca abierta viendo a una mujer joven y preciosa. Fueron muchos los momentos de complicidad entre Paula y yo, me quería como a un hermanito y jugaba mucho conmigo cuando venía a casa, pero lo que deseaba, lo que anhelaba era que me abrazase contra su pecho y sentir sus dos tremendas tetas en mi cara, también fueron muchas las veces que la vi en bikini, creo que mis primeras pajas fueron en su honor.

Cuando yo tenía once años mi hermano se casó con Paula, para mí fue decepcionante ver al amor de mi vida diciendo si a otro que no era yo, en fin cosas de críos, ahora lo recuerdo con cariño, incluso se lo he confesado a Paula, que se sintió alagada al comprobar que mi amor por ella venía desde crio, pero no dejemos el hilo de la historia, mi hermano y Paula se fueron a vivir a un chalecito con piscina que estaba relativamente cerca de nuestra casa y cerca de la universidad, al año de casarse más o menos nos dijeron que Paula estaba embarazada iba a ser tío,  a los nueve meses nació Vega mi preciosa sobrina que hizo cambiar la vida a todos.

Por aquel entonces contaba yo con doce o trece años, muchas veces mis padres me decían que fuese ayudar a Paula con la niña, ya que mi hermano era catedrático y director del  departamento de microbiología y prácticamente no paraba por casa. A mí me encantaba ir, primero por ver a mi sobrina y luego por que podía estar muy cerca de Paula, ella sin maldad andaba por casa con ropa muy cómoda y ajustada que marcaba cada parte de su perfecto cuerpo…madre mía la de pajas que me hecho viéndola en la piscina haciendo toples y con una braguita mínima cubriendo su sexo.

—Kevin por favor, dame un poco de bronceador por la espalda, anda.

Cuando me decía eso me ponía palote, acariciar su piel era lo máximo y ya cuando me decía que también le diese bronceador por sus piernas se me nublaba la vista, según terminaba me iba al cuarto de baño y me hacia una paja espectacular en honor a mi cuñada, cuando volvía me miraba divertida y me guiñaba un ojo sonriendo de una manera picara.

Con catorce años me di cuenta de que era diferente a los demás, me explico, cuando hacíamos gimnasia en el instituto y nos metían a las duchas era inevitable el mirarnos, yo veía los penes de los demás chavales y los veía pequeños, pequeños en comparación con el mío.

—Joder Kevin, vaya pollón que tienes cabrón.

Decía algún amigo mío con las consiguientes risas, en esas edades que se rían de ti es motivo para sentirte desplazado, pero no vi lo que se me avecinaba, alguno de los de mi clase debió de contar o a su hermana, amiga o conocida que yo calzaba una buena polla, y desde ese día muchas chicas que ni conocía y que ni existía para ellas empezaron a saludarme y a hablar conmigo, casi de la noche a la mañana me hice el chico más popular del instituto.

A los quince años perdí mi virginidad, me invitaron a una fiesta que ni en sueños creí que podría ir, lo cierto es que la mayoría de la gente era mayor que yo, incluso había chicas de 18 y 19 años, pero fue una, Susana, la que se pegó a mí y no se separó en toda la tarde yo estaba alucinado, una chica de 17 años y que estaba buenísima hablando conmigo. La recuerdo con mucho cariño por que además de ser guapísima y tener un cuerpo espectacular, fue muy tierna y cariñosa conmigo. Más o menos me acuerdo que eran las nueve de la noche y la fiesta empezaba a terminar.

—¿Kevin, me acompañas a casa? Me preguntó Susana.

—Claro, como no.

Me miro con cariño y me dio un beso muy tierno en los labios, cuando salimos a la calle cogió mi mano y no la soltó hasta que llegamos a su portal, me miró fijamente y me volvió a besar, pero esta vez su lengua recorrió mis labios e hizo algo de presión para que abriese la boca, cuando la abrí su lengua me invadió y torpemente intente besarla, ella rio mientras seguía besándome y separándose de mi me habló con cariño.

—¿Has besado a alguna chica Kevin?

Me puse muy colorado y baje mi cabeza avergonzado y un casi inaudible —no, salió de mi garganta, Susana agarro mi barbilla con cariño y me hizo mirarla.

—Kevin, no te avergüences de ello, nadie nace enseñado, pero mira que me extraña porque estas muy bueno.

Me volvió a besar nuevamente y me miro con ternura.

—Quieres subir a mi casa, mis padres no están y te podría enseñar a besar, ¿te apetece?

Ahora el que la besó fui yo, creo que lo hice mucho mejor porque Susana emitió un gemido de aprobación.

—Me encantaría que me enseñases Susana.

Me miro con cariño, saco las llaves de su casa y a los pocos minutos estábamos sentados en un sillón y besándonos como desesperados.

—Ufff Kevin cielo aprendes rápido, me estas dejando sin aire y estoy muy cachonda, veras no solo es cuestión de besar, también nos encanta que nos acaricien y que nos metan mano con dulzura.

Cuando termino de decir esto me volvió a besar y cogió una mano mía y la llevo a una teta, si ya de por si estaba con la polla a punto de reventar, esto fue el colmo y me llevo a un estado de excitación difícil de controlar. Amasaba con cariño su pecho y pellizcaba con un pelín de dureza su pezón duro como un diamante. Me aventuré un poco más y acariciando su costado fui bajando mi mano hasta su muslo, y empecé a acariciarlo, pasando las yemas de mis dedos sin prisas, hasta llegar a su perfecto culo solo cubierto por un mínimo tanga, lo acaricié y amasé y mis dedos llegaron hasta su anito.

—AHHHH…joder Kevin, ¿de verdad no has estado con ninguna chica?

—De verdad Susana, esto es nuevo para mí, pero mi instinto y tu cuerpo me dice lo que hacer.

Empecé a besar su orejita y baje hasta su cuello, dándola besitos muy tiernos, acariciando con mis labios su hombro, mis dedos habían llegado hasta su chochito, empapado de sus jugos.

—Kevin, Kevin, para, para por lo que más quieras.

La mire confuso, ella me miraba con intensidad con un brillo en sus ojos que no se me olvidará en la vida, estuvimos unos segundos mirándonos, mi mano acariciaba su carita y su brazo.

—Kevin, ¿has visto a alguna mujer desnuda?

—En alguna peli porno sí, pero en la realidad solo he visto a alguna mujer en la piscina haciendo toples.

—¿Te gustaría desnudarme?

—Lo estoy deseando Susana.

Se levantó y dándome la mano me llevó hasta su habitación, nos quedamos frente a frente, y sin dejar de mirarla la bese delicadamente y la quite la camiseta que llevaba dejándome ver su sujetador de encaje negro y sus dos tetas. Me agaché y baje la cremallera de su minifalda y desabroche el botón que llevaba, mientras la daba besitos por su vientre, Susana gemía audiblemente y su respiración era muy agitada.

Cuando bajé su faldita el tanga más sexy que había visto en mi vida lo llevaba Susana, también de encaje negro su parte delantera era transparente con alguna figurita y dejaba adivinar su sexo depilado precioso. En esos momentos mi deseo era quitárselo pero lo quise alargar un poco más, me puse de pie, besando su cuerpo y me coloque detrás de ella por una razón de peso, nunca había desabrochado un sujetador y no quería quedar mal, arrime mi erección a su culo mientras miraba el infernal mecanismo de apertura de esa prenda, ella echo las manos a mis caderas y me apretó contra ella mientras sacaba su culito y se frotaba contra mí, empecé a besar su cuello mientras mis manos acertaban a desabrochar su sujetador, mis manos subieron raudas y se apoderaron de ese par de tetas que pedían a gritos ser mimadas.

—Mi amor que me hacessss.

—Te estoy haciendo el amor, ¿no?

Creo que en ese momento Susana se dio cuenta que no estaba con un niño, ella pensaba que sería un juguete en sus manos, pero era yo la que la tenía a mi disposición, al final la deje totalmente desnuda delante de mí, ella me miraba entre avergonzada y expectante.

—Susana mi vida eres una obra de arte, atiné a decir.

Susana me besó agradecida y me desnudó rápidamente y cuando me vio sin ropa se llevó las manos a su boca.

—Joder Kevin, que maravilla de polla.

Vamos a ver no es que fuese una monstruosidad, pero si era grande más o menos unos 19 cm. y gruesa como un vaso de cubata y con quince años y mis hormonas al 150% parecía un alíen en busca de presa. Susana se la fue a meter en la boca pero la frené, me miro disgustada, pero la hice ponerse en pie y la besé.

—¿Nos duchamos antes? La dije.

Su mirada de aprobación me indico que iba por buen camino. Nos metimos en la ducha,  ahí ella tomo la iniciativa, me lavó bien con gel pero solo con sus manos, sin utilizar una esponja, se esmeró en mi polla y mis huevos y puso mucha atención en mi ano, me tenía al borde del orgasmo.

—Susana, no aguanto mucho más, me voy a correr.

Cuando dije eso, se metió mi polla en su boca mientras ella gemía de placer, no aguanté ni quince segundos, mi polla empezó a largar latigazos de semen en la garganta de Susana que gustosa tragaba mi abundante corrida.

—Lo…lo siento, no he podido… balbuceaba avergonzado.

A ella no pareció importarle, incluso creo que lo agradeció, me besó con lujuria y pasión y con un sensual —Lávame,  puso un pie encima del borde de la bañera y me llenó las manos de gel.

—Lávame muy bien mi amor, quiero sentir tu lengua en mi coñito.

A ver, que una chica de 17 años te diga eso en tu primera vez, teniéndola desnuda en la ducha hizo que mi polla se amoratase de lo empalmado que estaba. Froté todo su cuerpo, lavé muy bien sus zonas bajas, de hecho, una mano frotaba por delante acariciando su rajita, y la otra se perdía entre los cachetes de su culo en busca de su anito.

—Kevin, por lo que más quieras no paressss, que rico por dios, follame con tus dedos, asiiiiii, asiiiiii…ahhhhhhhhhhhhh.

Vi a Susana convulsionarse, creo que había proporcionado su orgasmo a mi primera mujer, me beso con saña, dejándome sentir toda su lujuria y todo su placer, se abrazó a mí con fuerza, susurrando en mi oído lo bien que lo hacía y el placer que la había dado. Cuando se tranquilizó y recuperó la respiración, me besó nuevamente y se abrazó dejándome sentir su húmedo cuerpo muy pegado al mío.

—Vamos a secarnos y llévame a la cama cielo, dijo Susana con dulzura.

Sequé su cuerpo con cariño, acariciándola, me recreaba en cada rincón, en cada zona que notaba que a ella le gustaba, mire su chochito, precioso, brillante y lo lamí, ella dio un gemido largo y abrió sus piernas, así como estaba puso un pie encima de la tapa del inodoro, y hundí mi cara en ese lugar que destilaba una fragancia que me volvía loco. Su sabor era entre dulce y algo acido, inundaba todos mis sentidos y eso hacía que chupase y lamiese más, metía mi lengua en su vagina lo más hondo que podía, ella solo resoplaba y gemía.

—Joder, joder, joder tío que bien me comes el coño…ufffff, nadie me lo ha comido así, sigueeeeee.

Mi lengua empezó a explorar más allá y me encontré con su anito, chiquitín, cerradito y lo lamí también mientras le metía dos dedos por su ya encharcado chochito.

—Kevin me corrooo, me corrooooo…siiiiiiiiiiiiii.

Note mi mano mojarse más de la cuenta, saqué mis dedos de su chochito que goteaba su flujo y lamí mi mano mientras la miraba.

—Sabes deliciosa, estaría alimentándome de ti a diario.

Me ayudo a levantarme y secó mi cuerpo, pajeaba mi polla con dulzura, mientras me besaba.

—¿A qué hora tienes que estar en tu casa Kevin?

—Sobre las diez y media, ¿por?

—Creo que ya te has pasado más de una hora, y no quiero parar, quiero que pases la noche conmigo, mis padres no vienen hasta el domingo por la noche.

—Déjame hacer una llamada de teléfono, dije a Susana.

Llamé a mi casa, y con la ayuda de Susana haciéndose pasar por madre me quede a dormir en casa de un “amigo” según terminé de hablar por teléfono Susana me llevo a la cama, me tumbó, y me dio un par de mamadas.

—Joder Kevin es enorme, no sé si entrara en mí.

—Susana, no tengo preservativos.

—Tranquilo Kevin, yo estoy sana hace una semana tuve revisión con la ginecóloga y todo estaba correcto y tú eres virgen, además tomo la píldora, no hay peligro.

Se puso a horcajadas sobre mí, y por primera vez note mi polla a las puertas de un sexo femenino, la sensación fue increíble, pero más increíble fue como dejándose caer su chochito se tragó toda mi polla y la hizo desaparecer en su interior.

—Joder Kevin, no me lo puedo creer…ufffff…la tengo toda dentro de mí la noto donde nunca había notado nada.

Yo la miraba extasiado, veía su carita de placer sus ojos cerrados y moviendo sus caderas lentamente, acostumbrándose al tamaño, agarre su culo y empecé a follarmela, vi como ponía sus ojos en blanco y empezaba a berrear de placer, su chochito se licuó literalmente en mí no aguante mucho pero ella tampoco casi nos corrimos a la par fue increíble por primera vez había follado y me había corrido en su boca y en su coño, esa noche presagiaba que iba a ser inolvidable y así lo fue dormimos muy poco y terminamos agotados los dos, solo nos despertó el teléfono, era de mi casa mi madre estaba preocupada, pero Susana, con un tono cordial de voz hablo un rato con mi madre como si ella tuviese un chaval adolescente y le dijo que ya me quedaba a comer y por la tarde iría a casa.

Ni que decir tiene que estuvimos follando hasta cuando comíamos, ya por la tarde y muy a pesar mío nos despedimos hasta el día siguiente que nos veríamos en el instituto.

—Kevin, si tú me dices que eras virgen me lo creo, pero de verdad de largo eres lo mejor que he tenido, me has hecho tocar el cielo.

—¿Lo volveremos a repetir? Pregunte con tristeza.

—Kevin, esto es solo tu principio, te aseguro que a partir de ahora vas a conocer a muchas chicas, hazme caso cielo, no te enamores, disfruta y trata a tus compañeras de cama como me has tratado a mí, eres una persona increíble.

Sería necio por mi parte el negar que me había enamorado de Susana, para mi había sido la primera mujer y había sido tan dulce, cariñosa y atenta, que me moría por decirla que la amaba, pero tenía razón, yo tenía 15 años y ella 17, y todos hemos pasado por esa edad, aun así el lunes según me vio Susana no se cortó y me plantó un morreo delante de todo el mundo.

—¿Cómo está mi chico favorito?

—Todavía flotando por lo que pasó, fue increíble Susana.

Susana me miró con cariño se acercó a mi oído y me lo susurró.

—Un ligero dolorcito en mi coño me recuerda lo bien que lo pasé, te echo de menos cielo. Lo volvería a repetir.

Me dio un pico en los labios y con una gran sonrisa se fue hacia sus clases. Ese gesto, ese pequeño gesto fue mi lanzamiento, todos los fines de semana follaba con alguna chica que quedaba conmigo, o nos encontrábamos en alguna fiesta, con Susana aunque intente repetir ella no quiso, me dolió pero empecé a coger tablas y mucha experiencia.

Siento si me he enrollado, pero me gusta recordar mis comienzos, fueron unos años increíbles en los que disfruté mucho e hice grandes amistades que aun hoy continúan.

Pero volvamos a mi exuberante cuñada, desde ese día que perdí mi virginidad y me di cuenta que gustaba a las mujeres mi actitud cambió, y cambió mucho, creía que era el rey del mambo y ninguna me diría que no, mi rabo era mi mejor tarjeta de presentación y no había niña que cuando me veía desnudo no suspirase de placer, os lo aseguro, el tamaño SI importa y si alguien dice lo contrario miente o la tiene muy pequeña, ese fue mi gran error con Paula pensé que era otro de mis ligues.

El día que eche todo a perder con mi cuñada fue cuando tenía 16 años, estaba en la piscina con ella y mi sobrinita pequeña, en un momento dado me dijo que la echase bronceador, como siempre me empalme, y empecé por su espalda pero mis manos ya se aventuraban por los costados, acariciando sus tetas, Paula me miro de una manera que no supe interpretar.

—¿Quieres que te de bronceador por tus piernas?

—Claro, como no, dijo Paula en un suave ronroneo.

Empecé como siempre pero me envalentoné y mis dedos subían por el interior de sus muslos hasta casi rozar su coñito por encima de la tela del bikini, en una de las veces ya fui más valiente y aparte la tela del bikini metiendo mi dedo en su coñito. Paula se dio la vuelta con tranquilidad y me miro muy seria.

—A ver Kevin, pase por que me guste que me des bronceador y tus manos me den un masaje, pase por qué sé que te excitas y te vas al baño a hacerte una paja, pero de ahí a que me metas mano ya te has pasado.

—Venga Paula, no seas así, no me digas que no te ha gustado.

—Pero bueno niño, ¿Quién te crees que eres?, que piensas, ¿Qué soy una de tus amiguitas?

—Jajajaja, estas celosa, sabes que ya no eres la única mujer de mi vida.

—¿Cómo? Dijo Paula muy seria. Mira gilipollas, que no se te olviden tres cosas, la primera que soy la mujer de tu hermano, la segunda que soy la madre de tu sobrina y tu cuñada y la tercera, te llevo quince años y cuando tu naciste yo ya estaba follando, y ahora lárgate de mi casa imbécil, no quiero volver a verte.

Me asusté, la vi muy enfadada, como nunca la había visto, en ese momento me di cuenta que había metido la pata pero bien y quise arreglarlo.

—Paula pensé que tu querías esto, yo…

—¿Qué yo quería que? Esto es el colmo, venga lárgate, fuera de aquí.

—Paula..

En esos momentos sus ojos estaban rojos de ira, me agarro del brazo con una fuerza que no conocía en ella y me saco a la calle a empujones. Me quedé sin decir nada mirándola desde fuera de su casa con lágrimas en mis ojos.

—No se te ocurra aparecer por aquí niñato de mierda, si no, se lo contare a tu hermano y a tus padres y ahora fuera de aquí gilipollas.

Me fui hacia mi casa andando, llorando a moco y baba, Paula, mi cuñada, el amor de mi vida no me quería ni ver, de un ostión en mi orgullo me había puesto en mi sitio, y había aprendido que una cosa son las niñatas y otra muy diferente las mujeres.

Ese día cuando llegué a mi casa, me encerré en mi cuarto y no salí hasta el día siguiente, mi madre estaba preocupada y la mentí a medias, le dije que estaba mal por una chica que me había dejado. Salvo en algún evento inexcusable, a mi cuñada la vi en un año, solo un par de veces, y la tensión entre los dos se cortaba con cuchillo, tanto era así, que mi hermano lo notó y me preguntó qué había pasado, que ya ni pasaba por su casa y que Paula estaba muy tensa conmigo, joder tuve que pensar rápido.

—Veras hermano, no sé cómo decírtelo, sé que te vas a enfadar, pero es que Paula nos pilló a una amiga mía y a mí en tu garaje follando, nos entró un calentón y no teníamos donde ir y se me ocurrió tu casa…bueno, tu garaje, se enfadó muchísimo.

—Jajajaja, pequeño cabroncete, ¿pero cómo se te ocurre hacer eso, alma cántaro?, venga no te preocupes, hablaré con Paula y veras como se soluciona todo.

—Noooo Carlos, he sido yo quien la he cagado y seré yo quien lo arregle, no hables con ella.

Mi hermano, me miro con admiración, me sentí mal por haberle mentido y no contarle la verdad pero eso hubiese destrozado su vida y su matrimonio.

—Te estás haciendo mayor Kevin, no me doy cuenta, pero ya no eres un niño.

No lo sabes tú bien, pensé, me dio un abrazo y nos fuimos hacia la mesa donde estaban todos, cuando entramos mi cuñada me miró asustada, pero yo ni la miré, solo cuando se fueron y ya por la noche estando en la cama la envié un wasap contándole la historia para que supiese lo que había pasado y coincidiéramos en las versiones, aun con eso vi que lo había leído pero no me contesto, esperaba que por lo menos me dijese algo y poder romper el hielo y comenzar una conversación.

Pensé que era idiota por preocuparme por ella, de acuerdo que la quería pero era joven, tenía toda la vida por delante y muchas mujeres a las que follar, no podía obsesionarme, empecé a vivir la vida nuevamente, a quedar con amigas y a follar como un descosido, pero un acontecimiento daría un vuelco inesperado a mi vida y la pondría patas arriba.

Fue un poco antes de cumplir los 18 años, ocurrió una noche de invierno era sábado y había salido de fiesta, llegaría a mi casa sobre las cinco de la mañana, cuando abrí la puerta un escalofrío recorrió mi espalda, un olor extraño que no conocía y no pertenecía a mi casa llegó a mi nariz, olía…olía a muerte, entré asustado y me fui al dormitorio de mis padres, pero mi vista se nubló, solo me dio tiempo a salir de mi casa y dirigirme a una ventana de las escaleras y respirar aire casi pierdo el sentido y enseguida entendí lo que había pasado, cuando me recuperé llamé a mi padre a gritos sin recibir respuesta, entre en la primera habitación y abrí las ventanas de par en par para que se airease la casa, cuando conseguí llegar a la habitación de mis padres sin peligro para mí los encontré muertos a los dos en la cama.

La caldera había quemado mal y la casa se había llenado de monóxido de carbono, mis padres ni se enteraron, con una calma que no recuerdo llamé al 112 emergencias y conté lo que había pasado, cuando colgué ya se oían las primeras sirenas acercándose, llame a mi hermano pero fue Paula la que se puso al teléfono con voz somnolienta.

—¿Si?

—Paula, dije entre sollozos.

—¿Kevin? Por dios ¿Qué haces llamando a estas horas?

Rompí a llorar con desesperación, no me salían las palabras.

—Kevin, decía Paula, me estas asustando, ¿Qué te pasa?

—Paula venid a casa mis padres han muerto, los dos están muertos joder.

Los servicios de emergencia llegaron enseguida y solo pudieron certificar la muerte de mis padres. Mi hermano y Paula llegaron pálidos, mi hermano entro rápido y salió llorando también, Paula nos abrazó a los dos y los tres lloramos amargamente.

Esa noche fue muy larga, y el día siguiente también, no voy a entrar en los detalles pero a partir de ese día empecé a vivir en casa de mi hermano. Me costó un mundo hacerme a la idea que mis padres habían muerto, Fue Paula la que fue a mi casa y recogió toda mi habitación, ropa mía, mi ordenador en fin todos mis enseres, se volcó conmigo estaba muy abatido, y me dio cariño y comprensión.

Solo fueron los meses los que pusieron algo de orden en mi vida, esa vida que llevaba antes de fiesta y cachondeo pasó a segundo plano, no sé cómo decirlo, pero la experiencia vivida, esa experiencia de vida me hizo más adulto, me hizo ser consciente de mi realidad y la de mi familia en ese momento, mi hermano, mi cuñada y mi sobrina, era la única familia que me quedaba y por nada del mundo quería ser una carga pesada para ellos, así que fui un chico modélico, ayudaba en casa, ayudaba a Paula en lo que me pedía y cuidaba a mi sobrinita como una hermanita pequeña, mi cuñada estaba encantada conmigo

Mi hermano vendió la casa de mis padres, desde el día que ocurrió la desgracia de perder a nuestros padres no había querido pisar esa casa nuevamente, él no me dijo nada pero puso ese dinero a trabajar, aunque era poco en un futuro seguro que rentaría buenos beneficios. Nuestra vida empezaba a ser muy cómoda, por mi parte el incidente con mi cuñada se quedó en el olvido mi trato con ella era exclusivamente fraternal, ya no buscaba nada obsceno con ella, solo la veía como lo que era, mi cuñada.

Mi cumpleaños, mi 18 cumpleaños fue triste, Paula quiso hacerlo divertido, pero todavía pesaba mucho la muerte de mis padres, aun así se lo agradecí porque invito a muchos de mis amigos y amigas y lo pasamos bien, pero no era el mismo, incluso los que me conocían muy bien me lo decían, cuando terminamos mis amigos me liaron y nos fuimos de copas aunque no me apetecía nada, en esos momentos no era la mejor compañía así que sobre las dos de la mañana me fui a casa, solo, apesadumbrado y triste.

Cuando entre todo estaba en silencio así que no hice mucho ruido, fui a la cocina y me tome un vaso de leche, subí con sumo cuidado y me fui a mi habitación, cuando iba a cerrar la puerta, de la habitación de mi hermano y mi cuñada salían ruidos, la curiosidad me pudo y me acerqué protegido por la oscuridad, la puerta estaba lo suficientemente abierta para ver el interior de la habitación del matrimonio iluminada por una lámpara de mesilla, creo que no me esperaban tan temprano, lo que vieron mis ojos se quedó grabado para toda mi vida, mi cuñada totalmente desnuda, preciosa, a horcajadas encima de mi hermano y pidiéndole que la regalara un orgasmo.

Hasta aquí sería algo normal, me habría hecho una paja, y me habría ido a mi habitación con una media sonrisa en mi cara, pero lo que vi me entristeció, mi hermano calzaba una pollita de mierda… pero que cojones… Paula movía sus caderas de manera obscena, y mi hermano sin casi haberla penetrado ya se había corrido.

—Joder Carlos... ¿YA? le increpó mi cuñada.

—Si Paula YA, joder haber estado atenta que no tengo toda la noche.

Diciendo esto quitó a mi cuñada de encima y se dio la vuelta y se puso a dormir, no vi la cara de mi cuñada, me fui a mi habitación rápido y la vi salir llorando hacia el cuarto de baño. Me fui más triste aún a la cama, en la herencia genética mi hermano se había quedado con un cerebro privilegiado y yo con mejores atributos sexuales, y yo que pensaba que mi hermano era un superhombre, para mí fue decepcionante.

Cuando me levante al día siguiente y baje a desayunar me encontré con mi cuñada en camiseta de tirantes y pantaloncitos cortos y muy ajustados marcando su perfecto culo estaba muy deseable, no lo pude evitar me acerque a ella y la abrace desde atrás dándole un beso muy cariñoso en la mejilla, de mi mente no se borraba la escena de cama con mi hermano y sus lágrimas de impotencia.

—¿Kevin que haces? Dijo mi cuñada deshaciendo el abrazo rápidamente.

Vi la mirada de mi cuñada amenazadora…joder la iba a cagar otra vez, pero mi mente trabajó rápido y cambie la situación a mi favor, en ese momento era un lobo con piel de cordero. La mire con cara de tristeza y me eche a llorar, la verdad no me costó mucho.

—Lo siento Paula, pero ayer eche de menos a mis padres, y cuando me fui con mis amigos os eche de menos a vosotros, no he pasado buena noche y no he parado de llorar, necesitaba abrazarte para demostrarte mi cariño y mi agradecimiento.

Tenía a Paula frente a mí, preciosa, deseable, marcando unas tetas impresionantes, y con unos pantaloncitos que casi eran braguitas, en ese momento lo decidí, me iba a follar a mi cuñada, la iba a dar lo que mi hermano no podía darla y ella reclamaba a voces.

—Kevin cielo…joder ven aquí.

Paula me abrazo contra su cuerpo con fuerza, mientras besaba mi mejilla y me susurraba en mi oído.

—Todo pasa mi amor, veras como a partir de ahora las cosas van a ir a mejor, no llores, siempre nos tendrás a tu lado apoyándote…siempre me tendrás para lo que necesites.

Esto último me lo dijo abrazándose aún más a mí, me miro con una carita de infinito cariño, acaricio mi cara y me lo dijo con la mejor de sus sonrisas.

—Y ahora cielo siéntate que te voy a preparar un desayuno como te mereces.

Tostadas, café con leche, zumo de naranja, fruta, queso fresco, no faltaba de nada, desayunamos los dos solos hablando de todo, yo miraba a mi cuñada y no entendía como mi hermano no la tenía en un pedestal, era una mujer increíble. Cuando bajo mi hermano, y entro en la cocina Paula lo miro con odio, le fue a dar un beso pero Paula le hizo la cobra, y a diferencia de mí, ni se levantó para ponerle un café con leche, la tensión se cortaba con cuchillo recogí mi desayuno y dando las gracias me fui de la cocina, a los pocos minutos los oí discutir, y al poco rato oí como mi hermano se iba en su coche.

¿Cómo podía alegrar la vida a semejante mujer?, de entrada no podía ir con mi rabo por delante, diciéndole lo que se estaba perdiendo, así que opté por lo más natural, conquistarla con pequeños detalles, cositas que a las mujeres les gusta y una de esas cosas es sentirse acompañadas, comprendidas, queridas, deseadas y por supuesto, que hagas cosas con ellas.

A la hora más o menos, de que mi hermano se hubiese ido, baje de nuevo y me encontré a Paula sentada en el sillón muy seria, tenía los ojos rojos síntoma de que había llorado, no quería mirarme y su sonrisa de la mañana se había borrado de la cara. Sabía que mi hermano no iría a comer, el lunes salía de viaje a uno de muchos congresos a los que iba en calidad de invitado y tenía que preparar su ponencia, así que lo aborde directamente.

—Paula, he pensado que porque esta tarde no nos vamos al cine a ver esa película que tantas ganas tiene de ver Vega.

Mi cuñada me miró sorprendida y con los ojos muy abiertos.

—¿Lo dices en serio?

—Por supuesto que te lo digo en serio Paula, si no, no te lo diría.

Ya solo con ese simple gesto se le ilumino la cara, y la sonrisa volvió a sus labios. Esa tarde y con Paula espectacularmente guapa, nos fuimos al cine con mi sobrina. Lo pasamos muy bien, la película fue entretenida, cuando salimos del cine las invité a un Burger King, la verdad estaba encantado de ver a mi cuñada y a mi sobrina tan felices, cuando llegamos a casa, ayude a Vega a bañarse y dejé que Paula se relajase en el sillón viendo la televisión, bajamos los dos y mi sobrina se despidió de su mama hasta el día siguiente la subí a acostar y me reuní nuevamente con mi cuñada. Cuando bajé se levantó y me abrazo muy fuerte echándose a llorar.

—Gracias Kevin de verdad, gracias por esta tarde tan maravillosa, lo hemos pasado muy bien.

La intente tranquilizar, pero su llanto era imparable, me imagino que la tensión acumulada había explotado y por algún sitio tenía que salir. Paula me conto un poco por encima que tenía problemas con Carlos, que estaba tan metido en su trabajo que ya casi ni la atendía y que empezaba a sentirse muy sola. Ella no lo sabía pero estaba abonando el terreno para que ocurriese lo inevitable.

Los meses fueron pasando, y la relación con mi cuñada se estrechó aún más, iba de compras con ella, la daba mi opinión sobre que ropa la sentaba mejor o peor, incluso compraba ropa interior, conjuntos de lencería que me enseñaba a ver que me parecían y que harían resucitar a un muerto de su tumba, salidas al teatro a obras que deseaba ver, fines de semana en Port Aventura o Isla Mágica con Vega incluso aprendí a cocinar y la ayudaba, muchas veces en la cocina los dos preparando la comida nos rozábamos accidentalmente y en más de una ocasión, yo, preparando algún plato tenia a Paula abrazada tras de mi con sus tetas pegadas a mi espalda y su mentón sobre mi hombro izquierdo, mis erecciones eran dolorosas y alguna vez pillé a mi cuñada con su mirada clavada en mi paquete.

Ella no se quedaba atrás, siempre con la ropa más ajustada que tenía para andar por casa, las veces que no estaba mi hermano iba sin sujetador y con unos escotes que daban vértigo, marcando unos pezones preciosos, incluso aseguraría que alguna ocasión no llevaba ropa interior por que se marcaban sus labios sobre el pantaloncito que llevaba de forma exagerada, yo por mi parte cuando me duchaba dejaba la puerta entornada para que no se llenase de vaho el cuarto de baño, infinidad de veces vi la sombra de mi cuñada espiándome, nos deseábamos, ahora solo había que buscar el momento idóneo.

Ese momento fue el día de su cumpleaños, el día que Paula cumplía 33 años, mi hermano como siempre estaba fuera, pero me había pedido que la hiciese algún regalo y la llevase a comer por ahí me dejó mucho dinero y lo organice todo, el muy capullo estaba arrojando literalmente a Paula a mis brazos. Me levanté pronto, y preparé un delicioso desayuno a mi amada cuñada, lo puse todo en una bandeja junto a una rosa roja y un regalo mío, unos pendientes preciosos de Swarovski que sabía le gustaban, subí y llamé a su puerta.

—Paula, Paula, ¿estas despierta?

—Ummmm, Kevin, buenos días. Contesto Paula desperezándose.

Pasé al interior de su dormitorio con la bandeja y cantándola cumpleaños feliz, Paula me miro divertida esa mirada iluminó toda la habitación, se sentó en la cama y la puse la bandeja sobre la colcha, puso cara de sorpresa cuando vio todo lo que había.

—¡¡ Kevin!! Que detalle por dios, ¿y esto? Dijo paula cogiendo el estuche de los pendientes.

—Es mi regalo de cumpleaños.

Paula abrió su regalo y una lágrima cayó por su mejilla.

—Kevin son preciosos, ven aquí.

Me senté a su lado y me abrazo con fuerza dejándome sentir sus tetas pegadas a mi pecho, yo también la abracé muy fuerte y la bese en su hombro mientras acariciaba su espalda, oí un leve gemido de mi cuñada, deshizo el abrazo y me miro llorosa e hizo algo que no me esperaba, me dio un pico en los labios.

—Solo con este detalle ya me has alegrado el día, dijo mi cuñada.

—Pues este es solo el principio, hoy es tu día Paula, y te he organizado todo para que no lo olvides.

—¿Pero hay más aparte de esto? Preguntó mi cuñada asombrada.

—Mucho más Paula, desayuna tranquila y arréglate, yo voy a despertar a Vega y vamos a arreglarnos.

Mi cuñada me miraba sorprendida, antes de salir de su habitación puse las noticias en su canal preferido es lo primero que hacia ella cuando se levantaba. Cuando salí de su habitación mi polla iba a romper los pantalones del pijama, ese abrazo y el estrechar contra mí su cálido cuerpecito, me había puesto a cien.

A la hora poco más estábamos en un taxi camino de un centro de estética, le había reservado un tour completo de spa, masaje y lo que ella quisiera para que la mimasen, y hacerla sentir guapa.

—Este es el regalo de Carlos para ti, mentí, me ha pedido que lo haga por él ya que esta fuera.

Mi cuñada volvió a hacerlo, me miro con cariño y me volvió a dar un pico en los labios.

—Muchas gracias Kevin, pero mientes muy mal.

Me volvió a besar y despidiéndose desapareció dentro del establecimiento, bien, teníamos unas tres horas por delante para hacer lo que tenía pensado. Nos fuimos a casa nuevamente y preparamos una pequeña fiesta entre mi sobrinita y yo, Vega estaba muy contenta de poder participar en el cumple de su mama, hinchamos globos, pusimos guirnaldas, y un gran cartel de “FELICIDADES MAMA” preparé el plato preferido de Paula y una pequeña tarta de chocolate y nos fuimos a por mi cuñada nuevamente.

De camino le compre un gran ramo de flores y se lo di a Vega para que también ella le diese un regalo, cuando la vimos salir estaba preciosa, radiante, daba gusto verla, mi polla dio señales de vida y en ese momento desee con todas mis fuerzas tener desnuda a mi cuñada y poder follarla hasta caer rendido. Vega le dio su regalo y mi cuñada la comió a besos, nuevamente me dio las gracias. La comida, la sorpresa de la pequeña fiesta, todo hizo que mi cuñada disfrutase hasta el último minuto de su día de cumpleaños. Cuando terminamos de comer no la dejé que hiciese nada, la serví un café y recogí todo, me senté a su lado y me recibió con la mejor de las sonrisas.

—Kevin de largo es uno de los mejores cumpleaños que he tenido.

—Pues todavía no ha acabado, la dije cogiendo una mano suya.

—¿No? Me miro mi cuñada intrigada.

—Tengo entradas para que vayamos al teatro a ver la última obra que han estrenado y tantas ganas tienes de ver.

Mi cuñada puso cara de asombro, costaba encontrar entradas para esa obra, pero hacia casi un mes las había reservado por internet.

—Y luego si me lo permites, me encantaría invitar a una hermosa mujer a cenar en su cumpleaños, la dije besando su mano.

—¿Y Vega? Preguntó mi cuñada.

—He hablado con la vecina, esta noche se queda a dormir en su casa, sabes que con ella no hay problema.

Paula lo volvió a hacer, se abrazó a mí con fuerza, dejándome sentir su cuerpo, me miro con cariño y me volvió a dar un pico, pero esta vez fue más largo, se separó y me miró fijamente a los ojos.

—Me encantará que me lleves al teatro y me invites a cenar, creo que este cumpleaños nunca lo olvidaré, envidio a la mujer que comparta su vida contigo.

Volví a besar su mano nuevamente y la sonreí a gradecido, en ese momento note en la mirada de mi cuñada que algo iba a pasar, me miraba de una forma que nunca había visto.

Todo, absolutamente todo salió a la perfección, la obra de teatro, la cena, Paula estaba preciosa irradiaba un aura que invadía todo el local, su manera de moverse, su lenguaje corporal no pasaba desapercibido para nadie, nuestra conversación fue muy cómplice, su mano jugaba con la mía, parecíamos dos enamorados.

Llegaríamos a casa cerca de las dos de la mañana, la dije si quería tomar una copa antes de irnos a dormir, ella me miró enigmáticamente y con una sonrisa encantadora la aceptó, cuando terminamos subimos a nuestras habitaciones, nos quedamos parados en el pasillo mirándonos fijamente, Paula se abrazó a mí con fuerza y yo la abrace de la misma manera, me encantaba sentir su cuerpo, suave, proporcionado, lujurioso, cálido, mi polla empezó a reaccionar y en segundos tenía una erección difícil de ocultar, mi cuñada lejos de molestarse se abrazó aún más a mí.

—Mierda Kevin, ¿Por qué tu hermano no es como tu joder?

Paula se separó lentamente y me miro a los ojos, nuestras bocas se fueron acercando lentamente y al final un beso como pocos me habían dado en mi vida surgió entre nosotros, nuestras lenguas se fundieron en una sola, y nos besamos hasta que nos quedamos sin aire, Paula el amor de mi vida me estaba besando, y su boca, sus labios, su lengua eran algo difícil de olvidar, nuestras manos no es estaban quietas, nos acariciábamos y nos besábamos con una pasión fuera de lo normal.

—Kevin para, para, por dios que vergüenza, joder soy la mujer de tu hermano.

Puso un dedo sobre mis labios para que  no dijese nada, yo solo acaricié su mano y la besé.

—Hasta mañana Kevin, que descanses, ha sido un día espectacular para mí, difícil de olvidar.

Vi como desaparecía en su habitación y cerraba la puerta, quizás podía haber forzado un poco la situación, haber entrado y haberla follado sin compasión, su cabeza decía una cosa pero su cuerpo pedía otra muy diferente, según hubiese notado mi polla taladrándola se habría entregado a mi sin problemas, pero respetaba y mucho a mi cuñada, y seria ella y solo ella quien diese el paso.

Me fui a mi habitación, me metí desnudo en la cama, tenía la polla amoratada, además ese día me había depilado y parecía más grande y amenazadora, me iba a hacer una paja en honor a mi cuñada, una de las muchas que llevaba ya, me acariciaba y cerraba mis ojos recordando su beso y la calidez de su cuerpo, y sobre todo ese par de tetas que tenía. Me sobresalté tocaban a la puerta de mi habitación, la puerta se abrió y vi aparecer la cabecita de mi cuñada.

—¿Duermes? Preguntó Paula.

—Ya ves que no, pasa si quieres.

Cuando la vi aparecer por la puerta mi polla creció aún más si cabe, venía con un camisoncito que apenas tapaba su cuerpo, debajo de esa pequeña tela iba desnuda, la tela se transparentaba como papel vegetal y los laterales se abrían hasta por encima de su cadera, conocía la prenda que llevaba puesta, yo la ayudé a escogerla. Llegó hasta mi cama y se sentó sobre una pierna suya dejando sus piernas ligeramente abiertas, por primera vez vi el coñito lampiño de mi cuñada, trague saliva y la mire a los ojos.

—Por donde puedo empezar Kevin, dijo mi cuñada, estoy muy confundida y no sé si actúo como debo, pero no puedo seguir así.

—Dime que te preocupa Paula, sabes que puedes confiar en mí, nunca te voy a defraudar.

—Lo se mi amor, dijo Paula con cariño, desde que viniste a vivir con nosotros a esta casa, día a día me he ido enamorando de ti y eso me asusta, sé que no está bien, primero por quien soy y luego por la diferencia de edad, pero no lo puedo evitar, despiertas en mi unas sensaciones que creía olvidadas y hoy…Kevin hoy he deseado con todas mis fuerzas que fueses mi pareja y poder hacer contigo cosas que ni te imaginas.

—Te puedo confesar algo Paula.

—Claro que si amor, cuéntamelo.

—Te amo desde que era niño y te conocí, sé que es difícil de creer, pero has sido mi amor platónico desde entonces, y ahora estoy casi acariciándote con las yemas de mis dedos y sintiéndote como nunca he sentido a ninguna mujer.

Paula me miro con amor y acarició mi cara, me volvió a besar y nuestras lenguas volvieron a juntarse.

—Sabes Kevin, todavía me falta un regalo de cumpleaños.

—¿Cuál? Pídemelo y te daré la luna si hace falta.

—Tu, Kevin, tu serias mi mejor regalo.

Paula se puso de pie, y con un gesto muy sensual se quitó su camisón quedándose completamente desnuda delante de mí.

—Paula eres preciosa.

—Ven mi amor, vamos a mi habitación, dijo Paula dándome la mano.

Cuando salí de debajo del edredón y Paula me vio desnudo, se llevó las manos a su boca y me abrazó dejándome sentir todo su cuerpo desnudo y ella notando mi polla en su tripita, nos frotábamos de forma lasciva y nuestras manos acariciaban amasaban partes de nuestros cuerpos, di la vuelta a Paula y su culo, su precioso y respingón culo se pegó a mi polla, sobe sus tetas a conciencia y baje mi mano a su coñito, estaba empapada, empecé a masturbarla y a meter mis dedos en su interior, Paula bufaba de placer.

—Bufff…Kevin joder que ganas de sentirte, diossss…que pedazo de pollon, lo que voy a disfrutar.

Deshizo el abrazo cogió mi mano y nos fuimos a su cama, Paula se tumbó boca arriba con las piernas bien abiertas dejándome ver su sexo, precioso, era pequeñito, con unos labios mayores suaves y mullidos que guardaban un clítoris inflamado de la excitación, la invitación era clara me lance a devorarla, cuando mi boca hizo contacto con su chochito, Paula dio un gritito ahogado y empezó a gemir, los dos estábamos muy calientes, mi lengua no paro de lamer desde su anito hasta su clítoris mi boca no dejo de sorber sus jugos, ambrosia para mis labios. Note como su orgasmo empezaba a desencadenarse, empezó a mover las caderas y a elevarlas mientras sus muslos atrapaban mi cabeza.

—Kevinnn…no pares, no pares, no paressss…siiiiiii…siiiiiiiiii…¡¡¡AHHHHHHHH!!!

Mi amada cuñada exploto en un orgasmo brutal que la dejó agotada, empecé a besar todo su cuerpo, a acariciarlo, su piel era suave como el terciopelo y desprendía una fragancia que me cautivaba, atrapaba mis sentidos y me mantenía pegado a ella, mis atenciones fueron a sus tetas, las bese amase y excite sus pezones hasta ponerlos duros como diamantes, mi amada empezaba a respirar más fuerte síntoma de que empezaba a excitarse de nuevo, llegue a su boca y la bese con ganas dejando que mi lengua jugase en su interior haciendo que nuestros dientes chocasen.

—Paula, me encanta tu sabor, tu olor, siempre lo había imaginado pero la realidad es mucho mejor.

—Joder Kevin, mi primer orgasmo contigo y ha sido increíble.

Mi cuñada se incorporó y me hizo tumbarme, me puse cómodo y apoyé mi espalda en el cabecero de la cama, Paula abrió mis piernas y se tumbó boca abajo entre ellas, muy cerca de mi polla que pedía a gritos ser atendida, la agarro con una mano mientras la miraba boquiabierta.

—Kevin, es preciosa, enorme,  perfecta, hipnotizante.

La dio un par de besitos en la punta saboreando mi liquido pre seminal, me miro a los ojos y vi como hacia desaparecer más de la mitad de mi polla en el interior de su boquita, empezó una mamada lenta y muy sensual, cada vez que se metía mi polla hasta su garganta sacaba la lengua intentando lamer mis huevos, era increíble, debido a mi excitación estaba al borde del orgasmo y se lo hice saber.

—Paula, como sigas me voy a correr.

Sacó mi polla de su boca y me pajeó con cariño.

—De eso se trata ¿no?, mi amor quiero todo de ti, ya no me conformo con el “me gustaría”.

Trepó y se puso a horcajadas sobre mí, cogió mi polla y la apunto a su sexo, notaba su humedad, su calor abrasador…su deseo. Y ocurrió, note como mi polla abría su chochito  y las paredes de su vagina se acoplaban a mí hasta que mis huevos tocaron su culo.

—Diossss Kevin…es brutal, joder como te siento…siiiiiiiiiiiiiiiii.

Casi toda mi vida esperando esto, y la realidad superaba por miles la que había pensado, el sentir su calidez, su piel, su amor, su entrega, su deseo, sobrepasó todas mis expectativas. Vi en el espejo del armario a mi cuñada desnuda, su culo perfecto y mi polla incrustada hasta los huevos, agarre su culo y empecé a follarla, la sensación era increíble, Paula cerraba sus ojos y gemía sensualmente, sus tetas las tenía en mi cara y las saboreé, mis labios atraparon su pezón y juguetee con ellos, notaba como mi orgasmo crecía en mi interior no aguantaba mucho más.

—Paula mi amor, no aguanto mucho más y no llevo preservativo.

—Diossss Kevin, me corro, yo también me corrooooo, mi amoooor…siiiiiiiiiiiiii.

Note como Paula exploto en un orgasmo arrollador, los músculos de su vagina exprimían mi polla de una manera deliciosa y no lo pude evitar, intente sacar mi polla, de esa cálida gruta pero mi cuñada no me dejo, la mire asustado y explote dentro de ella.

—Paulaaaa.

Dije asustado mientras mi polla largaba trallazos de semen en su útero. Paula me miro extasiada y me besó con pasión gritando nuestro orgasmo largo y muy placentero que nos dejó agotados. Tardamos un buen rato en recuperar nuestra respiración, nos mirábamos con amor y nos besábamos por toda la cara mirándonos con deseo.

—Paula me he corrido dentro y no llevaba preservativo, joder estamos locos.

Mi cuñada me miro con cariño y me beso nuevamente.

—Kevin, sabía que esto iba a pasar, para mí era inevitable sabía que tú me deseabas, a los pocos meses de estar viviendo con nosotros y darme cuenta de que me estaba enamorando de ti como una adolescente fui a mi ginecólogo y me recetó la pastilla, no hay peligro mi amor, córrete dentro de mi todas las veces que quieras…joder ha sido maravilloso sentirte.

Mi cuñada se levantó sacando mi polla de su interior, no había perdido nada de dureza, al contrario ver a mi cuñada desnuda y comprobar como caía mi corrida de su chochito sobre la cama me la puso al borde del colapso. Paula se tapó su coñito y echo una risita traviesa.

—Perdona Kevin, debo de ir al baño.

Miré como Paula desparecía en el cuarto de baño…no, eso había roto el momento, nuestro momento, sabia a lo que había ido, a lavarse, joder ¿Por qué? Me levante y yo también me metí en el cuarto de baño, efectivamente Paula estaba en el bidé y con su gel intimo en la mano.

—Kevin que haces aquí, necesito algo de intimidad.

—Paula ¿Qué haces, que es esto?

—Cariño me lavo para estar a punto para ti.

—NOOO, la dije enojado, Paula me gusta que tengas mi corrida en tu interior, me fascina que andes mojada y cachonda esperando que te folle de nuevo.

—Kevin pero tu hermano…

—Mi hermano es gilipollas, si no, no estarías aquí conmigo, Paula lo confieso un día os vi follar, y me avergoncé de mi hermano, es imbécil, yo no soy como él.

Paula estaba a punto de echarse a llorar.

—Cielo mío, eres increíble, eres una mujer muy deseable y sabes muy bien, no me cansaré de saborearte de comerte y beberte.

Diciendo esto bajé mi mano y metí dos dedos en su encharcado coñito, Paula cerró los ojos y mordió su labio inferior, saqué mis dedos empapados de sus jugos y mi corrida, me los llevé a mi boca.

—Ummm, sabes deliciosa, la dije mirándola a los ojos.

Paula me miraba con una cara de deseo increíble, volví a meter dos dedos en su coñito, pero esta vez la besé dejando que notase su propio sabor, su respiración se había vuelto agitada, su pecho subía y bajaba jadeante saqué mis dedos de su coño y se los puse en la boca, hizo gesto de asco, pero la bese de nuevo y la miré con cariño.

—Chúpalos mi amor, veras que bien sabes, lo rica que estas, de hecho ya te has probado hace un momento.

Con algo de reticencia se metió los dos en la boca y los chupó, a los pocos segundos su gesto cambió y paso a ser de placer y fue ella la que se metió los dedos y se los chupó.

—Ummm, tienes razón, soy deliciosa.

Mi erección no se había bajado nada, de hecho todo este espectáculo me la había puesto dura como el acero, Paula se apodero de ella y así sentada como estaba en el bidé empezó a hacerme una mamada increíble.

—Kevin quiero que te corras en mi boca, yo también quiero probarte.

La levanté y volvimos a la cama, la puse en cuatro y vi como mi polla desaparecía dentro de ella, y por fin tenía su anito a la vista, cerradito, rosado, precioso, la visión era cautivadora y empecé a follarmela con fuerza, veía como la carne de sus glúteos vibraba a cada envite mío.

—Kevinnn, siiiii, follame, rómpeme,  pero no dejes de hacerlo… que ricoooo por diooos.

Empecé a acaricia su anito, quería ver su reacción, al contrario de lo que creía, ella gimió más fuerte, incluso se ofreció aún más, ensalivé mi dedo gordo e hice algo de presión su anito se abría para recibirme, llevábamos varios minutos así y mi cuñada estaba al borde del orgasmo nuevamente, entonces le metí mi dedo gordo en su culito, mi cuñada levantó la cabeza aullando su orgasmo como una loba

—¡¡AHHHHHH!!…siiiiiii…siiiiiii, me corrooooo…ummmmm

Notaba como exprimía mi polla y como su anito se cerraba sobre mi dedo, sus espasmos se fueron reduciendo hasta que se quedó relajada, me salí de su interior y la di la vuelta, estaba divina me enamoré aún mas de ella, acerque mi polla a su boca y ella entendió lo que iba a hacer, empezó a hacerme una de las mejores mamadas que recuerdo, el placer que me estaba dando era impresionante y no aguante mucho más.

—Paula mi amor me corrooooo.

Empecé a correrme dentro de su boquita, el placer era enorme, Paula me miraba a los ojos mientras oía como se tragaba mi corrida y gemía de placer, cuando terminé, limpio mi polla y la dejo reluciente.

—Kevin sabes riquísimo, mira que me daba asco hacerlo, pero contigo estoy descubriendo cosas nuevas.

—Y más que vas a descubrir mi vida, esto no acaba aquí.

Nos metimos dentro de la cama, Paula hizo la cucharita conmigo, la abrace muy fuerte contra mí, y bese su mejilla.

—Paula, ¿has probado el sexo anal?

—No, ni quiero probarlo, es una marranada además he leído que duele una barbaridad, dijo mi cuñada.

—¿Te acuerdas cuando era pequeño, y me ponían algo que no me gustaba y no quería probarlo? ¿Recuerdas lo que me decías?

Paula se echó a reír, se dio la vuelta y me miró divertida.

—Si lo recuerdo, ¿cómo sabes que no te gusta si no lo has probado?, dijo mimosa.

—Déjame prepararte bien, y te aseguro que me lo vas a pedir siempre, cuando te he metido el dedo gordo has explotado en un gran orgasmo.

Paula me beso con amor, apagó la luz y abrazados nos quedamos dormidos hasta que por la mañana una sensación de placer me despertó, mi cuñada me estaba haciendo una mamada de antología, la cogí y puse mi cabeza entre sus piernas en un perfecto 69, a los pocos minutos nos corríamos en un orgasmo mañanero único, nos fuimos a la ducha y allí follamos como animales, hasta que un orgasmo brutal nos dejó agotados.

—Te amo Kevin, me encanta como eres y lo que me haces sentir.

La bese con amor, me sentía un superhombre, yo con mis 18 años había enamorado a una mujer de bandera quince años mayor que yo. A partir de ese día follabamos cuanto podíamos, incluso estando mi hermano en casa echábamos polvos exprés, como decía mi cuñada, la veía feliz, disfrutando como una colegiala. Mi hermano viajaba mucho con lo que teníamos momentos muy íntimos Paula y yo,  suplía a mi hermano en su cama y daba a mi cuñada lo que necesitaba y me pedía. A las dos semanas la tenía berreando de placer y con mi polla bien clavada en su culo, ese día creo que fue el mejor de todos, tuvo un orgasmo tan intenso que se quedó desmadejada en la cama con mi polla bien clavada y una corrida abundante en sus intestinos.

—Kevin mi amor te amo, decía mi cuñada con la respiración agitada, mi cuerpo te pertenece, es solo tuyo.

Ahora mis queridos lectores, entenderéis el comienzo de la historia. Mi cuñada era mi mundo, la amaba hasta casi sentir celos de mi hermano cuando la veía desaparecer por la puerta de su dormitorio, pero me daba el mejor sexo que había experimentado, así estuvimos un par de años, el capullo de mi hermano me seguía pidiendo que me hiciese cargo de su mujer y su hija cuando él no estuviese, tengo que reconocer que fueron unos años fantásticos, en los que Paula se hizo adicta a mí, mi sobrina Vega me adoraba y los tres organizábamos fiestas o fines de semana en los que disfrutábamos como una familia.

Iba camino de mis 21 años, estaba en la universidad estudiando odontología, todo marchaba sobre ruedas, era feliz con la vida que llevaba, mi amada Paula me colmaba y me concedía todos los caprichos, hasta que un día mi hermano me hablo seriamente.

—Kevin, necesito que seas sincero conmigo, dijo mi hermano con los ojos humedecidos.

—Ey, Carlos vamos tranquilo que ocurre.

—Creo que Paula tiene una aventura con alguien, la noto muy distante y ya no quiere tener relaciones conmigo, me rechaza, siempre ocurre algo o tiene dolor de cabeza.

Me sentí el ser más rastrero e hipócrita sobre la tierra, de acuerdo mi hermano era gilipollas y la tenía pequeña, pero joder era mi hermano y le quería aunque no se merecía la mujer que tenía.

—No te lo puedo asegurar Carlos, pero que esperabas, Paula es una mujer y tiene necesidades que tu no cubres, nunca estas en casa ni en las fechas señaladas, cumpleaños, aniversarios, joder si hasta Vega me quiere más a mí que a ti y Paula muchas veces me consulta como si fuese su marido.

Mi hermano me miró asustado y se echó a llorar.

—Joder Kevin, lo único que he buscado es el bienestar de mi familia, que no les falte de nada.

—Carlos les falta lo más importante…TÚ.

Intenté consolar a mi hermano pero su llanto era imparable, quise darle soluciones.

—A ver Carlos, semana santa está a la vuelta de la esquina, ¿qué vas a hacer?

—Joder, tengo una reunión muy importante en Suiza, esa semana no estaré aquí.

—Llévate a Paula, pasad la semana vosotros solos, conquístala, de Vega no te preocupes, yo me hago cargo de ella.

Sabía que esa semana se iba de viaje, Paula y yo lo habíamos planeado todo para esos días estábamos ansiosos para que llegase el momento de estar desnudos el uno delante del otro y dar rienda suelta a nuestra pasión.

Esa noche mi cuñada me miraba escamada, yo tenía cara de pocos amigos, joder en que puta hora se me ocurrió decirle eso a mi hermano. Al día siguiente, Paula tenía una cara de perros que asustaba, cuando mi hermano se fue Paula se echó a llorar.

—Te lo puedes creer, ahora el gilipollas de mi marido se está dando cuenta que me está perdiendo y quiere que la semana santa me vaya con él a Suiza…joder Y NO QUIERO, QUIERO QUEDARME CONTIGO, grito mi cuñada furiosa.

—Paula, es tu marido y te debes a él, dije con tristeza.

Ese día no hablamos mucho más, incluso no nos tocamos en una semana, el domingo antes de irse de viaje con mi hermano, Paula y yo follamos como animales, mi cuñada tuvo incontables orgasmos, y me amenazo que ni se me ocurriese acostarme con ninguna amiguita mía, si no la perdería.

—Kevin eres mío, y yo soy tuya, cuando vengamos de viaje voy a pedir a tu hermano el divorcio, solo deseo estar contigo.

Me acojoné, cuando volviesen hablaría con ella, yo deseaba que todo fuese como antes…pero eso no ocurrió, pase unos días horribles de celos pensando en mi amada y contando los minutos para volver a verla, una llamada de teléfono rompió mi vida, mi hermano y mi amada Paula habían tenido un accidente de tráfico en Suiza y habían fallecido, fue un golpe brutal y no supe reaccionar, más cuando me enteré de que posiblemente fuese por un descuido de mi hermano, cuando llegaron los servicios de emergencia a mi hermano lo encontraron con los pantalones bajados y la cabeza de mi cuñada entre sus piernas, el golpe fue contra un camión y debido al impacto se rompió la columna de dirección y a mi cuñada le rompió la base del cráneo

Todo el resto lo tengo borroso, el entierro de los dos, Vega llorando abrazada a mí y gente que ni conocía dándome el pésame, esa casa se me venía encima, todavía notaba la presencia de mi cuñada, su olor. Vega quiso poner algo de cordura, una niña de once años intentaba poner orden a su ya destrozada vida.

Los siguientes meses fueron horribles, la hermana de Paula quiso hacerse cargo de Vega, aunque solo la había visto un par de veces en mi vida era una mujer de gesto hosco y poco comunicativa, mi sobrina se negó en redondo a irse con ella, el abogado de mi hermano se encargó de todo, al final tras una pequeña lucha en los tribunales me concedieron la custodia de mi sobrina, era su tutor legal.

Mi vida dejo de tener sentido con 21 años, estaba literalmente hundido y con una depresión enorme, no tenía ganas de nada, me pasaba el día llorando, deje de ir a la universidad y caí en un pozo de locura, me di a la bebida, fue mi válvula de escape, me pasaba el día medio borracho ahogándome en mis penas. La casa estaba hecha un desastre, sucia, todo tirado, nadie venía a limpiar, era un caos y dentro de ese caos mi sobrinita intentaba hacer una rutina para no caer ella también en la desesperación, intentaba que todo fuese como antes.

No puedo precisar cuándo fue, volvía a casa de madrugada después de no haber aparecido por allí en un par de días, no sé si era fin de semana o entre diario, subí hacia mi habitación y al pasar por la puerta del dormitorio de mi sobrina oí su llanto desesperado, en un principio me fui a mi cuarto, pero incluso desde ahí se oía el llanto de Vega, me intranquilice, ¿y si la ocurría algo? ¿Y si se había puesto enferma?

Fui a su habitación y me senté en su cama, encendí la lámpara de su mesilla y la vi empapada en sudor llorando como creo que no he visto llorar a nadie.

—¿Vega cielo que te pasa?

Mi sobrina salto de la cama se sentó en mis piernas y me abrazo con una fuerza que no era normal en una niña tan pequeña.

—Tío, por favor no me abandones tú también, tú no te das cuenta pero te necesito, necesito saber que estás conmigo, decía mi sobrina entre hipidos, hoy me han asustado en el colegio, voy sucia, con mi ropa echa un desastre, saco malas notas y el director me ha dicho que quiere hablar contigo y que va a poner esto en manos de asuntos sociales.

Eso me asustó a mí también, si asuntos sociales metía las narices perdería la custodia de mi sobrina en nada y menos y la quería demasiado para perderla a ella también aunque no lo demostrase.

—Tío, por favor no dejes que eso ocurra, no dejes que me separen de tu lado, no quiero perderte a ti también, hecho mucho de menos a papa y a mama, y tú eres lo único que me queda de ellos, por favor no te separes de mí.

Vega rompió a llorar nuevamente con desesperación, una niña de once años me acababa de dar dos buenas hostias en mi desparecido orgullo y me había hecho reaccionar, esto no podía seguir así, mi sobrina me había pedido por favor hasta ahogarse que reaccionase y lo había conseguido.

—Vega mi amor, te juro que a partir de ahora mismo todo va a ir a mejor, te lo aseguro.

Cubrí de besos su carita y sus manos, mi pobre niña necesitaba mucho cariño y yo la había apartado de mí, apoyó su cabecita en mi pecho y se quedó profundamente dormida, yo me tumbé también y nos quedamos dormidos los dos.

Cuando desperté me costó algo situarme, un cuerpecito cálido pegado al mío me recordó donde estaba, mi sobrinita estaba preciosa, dormía plácidamente, estaba acurrucada junto a mí con su cabecita apoyada en mi hombro, recordé todas y cada una de mis palabras, me propuse a mí mismo que Vega fuese lo más feliz dentro de la desgracia que estábamos pasando y que Paula, mi amada cuñada se sintiese orgullosa de mi allá donde estuviese.

—Hola tío buenos días, dijo mi sobrinita desperezándose.

—Hola mi amor, ¿has dormido bien?

Vega me miro risueña y asintió con su cabecita, se acurruco de nuevo contra mí y estuvimos haciendo pereza un rato en la cama

—Tío.

—Dime cielo.

—¿Te acuerdas lo que hablamos ayer por la noche?

—Hasta la última palabra cielo, tranquila se lo que te prometí. Anda vamos a levantarnos que tenemos mucho que hacer.

Parece mentira, mi sobrina se implicó conmigo en sacar esa casa adelante y hacerla un lugar confortable y cálido donde vivir, creo que los dos deseábamos que todo volviese a la normalidad, aunque la fuerza de voluntad y la determinación de mi pequeña sobrinita me daba la energía que me hacía falta.

Todo fluyó como debía, al mes, poco más esa casa que parecía un estercolero estaba limpia ordenada y funcionando, me volqué con Vega, me involucré tanto en su educación y su bienestar que me olvidé un poco de mí mismo, los fines de semana íbamos a todos los lados juntos y mi vida giraba en torno a ella. Cuando intuí que Vega estaba bien atendida, muy bien atendida y no le faltaba de nada retome mis estudios de odontología en la facultad. Fueron buenos años, Vega terminó el colegio, y pasó al instituto con lo que eso conlleva.

Lo recuerdo con claridad estaba en clase, mi teléfono empezó a vibrar y cuando lo vi me preocupe un poco, era del instituto de Vega, todos mis profesores y creo que toda la facultad sabia mi drama familiar, con lo que tenía ciertos “privilegios” sabía que a mis profesores no les gustaban los móviles en clase y mucho menos que contestásemos a una llamada, así que me acerqué a donde estaba mi profesor y le comente mi problema, el me excusó sin problemas, ya en el pasillo llame al instituto de Vega.

—Buenos días, soy Kevin el tío de Vega, veo que me han llamado, ¿hay algún problema?

—Espere que le paso con la directora.

El problema no era tal, bueno para mi niña si, le había bajado la regla, su primera regla, se había manchado toda y estaba muy nerviosa y asustada.

—El caso, me decía la directora, es que estamos preparados para estos eventos, pero su sobrina solo quiere que venga usted a buscarla ahora.

—No hay problema, dentro de unos minutos estoy allí, dígaselo para que se tranquilice.

Cuando llegué y Vega me vio se abrazó a mí llorando con desesperación, la enfermera y la directora me dejaron a solas con ella, quería a mi sobrina más que a mi vida, y su azoramiento me enterneció.

—Vega cariño, no tengas miedo, ya eres toda una mujercita, eres preciosa.

—Tío me siento sucia, decía mi niña llorando, llévame a casa, quiero quitarme esta ropa.

Sus deseos eran órdenes para mí, me la llevé a casa y de paso nos paramos en una farmacia y compramos compresas. Lo malo de ser padre, madre  y tío, es que vives todas y cada una de sus etapas, cuando llegamos a casa me fije en la gran mancha que llevaba Vega en sus pantalones vaqueros, subió a su habitación y al poco rato se escuchaba la ducha funcionar, pasado un tiempo oí como me llamaba.

—Tío, ¿puedes subir a ayudarme?

Vega seguía en el cuarto de baño, llame  oí como mi sobrina me decía que pasase, cuando entre me quede de piedra, Vega estaba desnuda, solo tenía sus braguitas medio puestas intentando ponerse una compresa, en el suelo tres compresas arrugadas me decían que estaba teniendo problemas.

—Perdón Vega, dije dándome la vuelta rápidamente.

—No tío, no pasa nada, dijo mi sobrina gimoteando, pero no se ponerme esta mierda y me estoy poniendo nerviosa, me estoy manchando toda otra vez.

Me daba vergüenza mirar, mi sobrina con doce años sin ser una niña pero tampoco una mujer, tenía un cuerpo dotado de hermosura y muy proporcionado, todavía no se había desarrollado del todo, pero tenía un pecho precioso, la verdad no sabía dónde mirar.

—Hacemos una cosa Vega, quítate esas braguitas manchadas y ahora te traigo otras, lávate y tranquilízate.

Lo siento, el que me tenía que tranquilizar era yo, hacía más de tres años que no follaba, y el ver a mi sobrina así me produjo una excitación insana, mi sobrina se quitó sus braguitas y dándose la vuelta se metió de nuevo en la ducha, y mi excitación subió más aun, Vega lucía un culo pequeñito y respingón que me termino de rematar, una erección muy dolorosa se marcaba en mis pantalones, sentí vergüenza de mí mismo al ver a mi sobrina como no debía.

Salí del cuarto de baño y respire hondo, ahora el que me sentía sucio era yo había mirado a mi sobrina como no se debe de mirar a una niña y eso me perturbaba, fui a su habitación, y le deje encima de la tapa del inodoro otras braguitas a los pocos minutos me llamó de nuevo.

—Tío ayúdame.

Pasé de nuevo al baño y Vega estaba totalmente desnuda delante de mí, yo no sabía ni dónde meterme ni como disimular mi erección.

—Vega cielo, ¿no quieres que llame a la vecina para que te ayude? Esto es muy violento.

—Tío no digas tonterías, con la vecina no tengo la misma confianza que contigo.

Como pidiéndola perdón por mis pensamientos me puse de rodillas delante de ella, la ayude a ponerse las braguitas, tenía su sexo delante de mí, cerradito precioso, cogí una compresa le quite el protector del adhesivo, y la centre en la braguita, se las subí y pase el mal trago.

—Ale, ya está, ¿te sientes cómoda? ¿Estás bien? La pregunté.

—Perfecto tío, muchas gracias.

Me fui a mi habitación y encendí el ordenador, necesitaba desahogarme, busque una de las miles de páginas porno que hay y puse una película de las muchas categorías que existen y si, puse una de teens (jovencitas), una chica que quiero creer mayor de edad pero con una cara de niña impresionante se follaba a un tío hasta dejarle seco, me tuve que masturbar pero cuando mi orgasmo explotaba cerré mis ojos y las imágenes de mi sobrina desnuda hicieron que tuviese un eyaculación muy intensa, me puse perdido, pero me dejo relajado aunque un ruido en la puerta me sobresalto, la vi cerrada y me acerqué no oía nada, la abrí con cuidado y vi cómo se cerraba la puerta de la habitación de Vega.

¿Me había espiado? ¿Habría visto como me masturbaba?, joder me estaba rayando, sería muy incómodo el saber que mi sobrina me había visto pelándomela como un mono salido. Me cambié y bajé a preparar la comida, ese día transcurrió como otro cualquiera, cuando terminamos de comer vimos una película y después nos fuimos a estudiar cada uno a nuestro cuarto hasta la hora de la cena, pero algo había cambiado, algo que de lo que no me di cuenta hasta pasadas unas semanas.

Mi sobrina de alguna manera había cambiado, la veía más madura, más mujer, cuando estaba en casa se ponía las prendas más ajustadas y provocativas que encontraba, cuando veíamos la televisión se sentaba muy pegada a mi apoyando su cuerpecito en el mío, siempre me pedía abrazos y besos, muchos besos. Mentiría si dijese que me molestaba, lo que en un principio me preocupó ahora me enternecía, aunque había situaciones que me excitaban mi mente desechaba rápidamente todo contacto carnal.

Fueron años complicados y difíciles, viví sus amores y desamores, sus decepciones con las amigas y sus cambios de humor pero todos hemos pasado la adolescencia, ese paso imprescindible de la niñez a la juventud en la que nos creemos que sabemos todo y no sabemos nada, en la que somos influenciables y todo nos sorprende, pero hacemos creer que estamos a vuelta de todo, mi sobrina no fue menos, pero no sé si sería por el amor que la tenía o porque realmente era así, tenía una madurez impropia de su edad, con 16 años tenía una belleza que rozaba la perfección, pero lo que más me inquietaba es que día a día se parecía más a su madre, sus gestos su manera de ser, su carácter…todo.

Cuando la miraba veía su carita risueña, sus grandes ojos grises, su perfecta boca y sus labios hechos para besar, y su cuerpo perfecto que me llamaba como el de su madre, su gran melena castaña ondulada cayendo por su espalda hasta casi rozar el principio de su culo, cuando la miraba estaba viendo a Paula y me daban ganas de besarla y hacerla mía, pero enseguida quitaba esa idea de mi cabeza.

Vega no es que me lo pusiese fácil, continuamente me provocaba, en su manera de vestir cada día más insinuante, enseñándome hasta donde era lo correcto pero casi rozando lo pornográfico, siempre había algo que hacer delante de mí, ponía las posturas más seductoras dejándome ver su culo solo cubierto por la fina línea del tanga y su entrepierna cubierta por su braguita. En casa iba sin sujetador, solo con una camiseta larga que la llegaba un poco más abajo de su perfecto culo, cuando nos poníamos a ver una película yo me tumbaba en el sillón y ella se ponía entre el respaldo y mi cuerpo, dejándome sentir su calidez, su cariño, pasaba su pierna derecha por encima de mí y la ponía encima de mi polla ya excitada, sentía su sexo pegado a mi pierna y eso me excitaba, más aun cuando metía una manita por debajo de mi camiseta y acariciaba mi torso, me daba un beso y me miraba intensamente.

—Tito, te quiero, eres mi hombre ideal.

Cuando decía esto la sonreía y besaba su cabecita  la abrazaba aún más contra mi haciéndola sentir mi deseo.

—Yo también te quiero cariño, eres una mujer increíble.

Cuando la decía eso, me miraba exultante, para ella que la dijese mujer, en vez de jovencita, la hacía sentirse mayor e importante a mis ojos.

Hasta aquí está claro que nos deseábamos, pero no sé si ella por timidez y yo por mis prejuicios y que solo tenía 16 años no nos atrevíamos a dar el paso, por dios la de calentones que nos llevamos los dos.

Un día después de una película y de estar casi sobándonos, no pude aguantar mucho más y me fui al servicio, iba a explotar, mi polla iba a romper los pantalones, Vega me llevaba a cotas de excitación a las que su madre no había conseguido llevarme. Cuando estaba a punto de entrar me quede parado en la puerta y la cerré haciéndola creer que estaba sola en el salón, me escondí y a través de la escalera la vi…y me impacto.

Vega con su camiseta subida mostrando sus perfectas tetas se masturbaba enloquecida susurrando mi nombre con sus piernas bien abiertas, una mano estaba metida dentro de sus braguitas y la otra amasaba sus tetas y excitaba sus pezones, la escena era tan lujuriosa que no me lo pensé y viéndola me hice una de las mejores pajas que recuerdo, Vega se corrió de forma silenciosa entre convulsiones, me hubiese gustado estar delante de ella y correrme como lo hice en su cuerpo, los dos estallamos en nuestros orgasmos casi a la par.

La tónica de ese año fue así, si no hubiese sido mi sobrina no me hubiese importado follarmela, pero era Vega, y eso en mi pesaba mucho. Poco antes de cumplir los 17 años empezó una amistad muy fuerte con Ainhoa, Vega y ella eran inseparables, Ainhoa era un par de meses mayor, Vega era una belleza, pero esta niña no se quedaba atrás, rubia natural, con unos ojos azules impresionantes carita redonda y perfecta unos labios carnosos y un cuerpo de 10 sobre 10, por dios ¿qué les dan de comer a las niñas hoy en día que parecen mujeres de 25 con solo 16 o 17 años?

La verdad no sé qué fue peor si el remedio o la enfermedad, pensé de manera equivocada que Vega ya no estaría tan “pendiente” de mí, pero al ser casi verano y estar viviendo en un chalet con piscina Ainhoa se pasaba casi todos los días en casa con nosotros y joder, uno no es de piedra, si ya de por si Vega iba con prendas minúsculas, Ainhoa no se le quedaba a la zaga y mostraba más que ocultaba, iba empalmado continuamente, me la pelaba tres y cuatro veces al día, las chicas iban con sus bikinis, trocitos de tela cubriendo sus partes más íntimas pero no dejando casi nada a la imaginación, hasta me sorprendí espiándolas desde una ventana mientras me masturbaba, sentía vergüenza de mí mismo.

Una noche estábamos Vega y yo viendo la televisión, estaba seductora, note que estaba intranquila y quería decirme algo, mi corazón se aceleró pensando que “algo” iba a ocurrir.

—Tito, necesito hablar contigo, dijo Vega nerviosa.

—Tranquila mi vida, sabes que puedes confiar en mí, te voy a decir que si a todo.

Vega me miro emocionada y se abrazó a mí con fuerza.

—Tito, eres lo mejor que tengo y te quiero un montón…

Iba a abrazarla y a besarla hasta en el alma, pero ella se incorporó y me miro risueña.

—¿Sabes? Va a ser el cumple de Ainhoa, y he pensado que uno de mis regalos sería una fiesta en la piscina, Tito no te tendrías que ocupar de nada yo me encargaría de todo, ¿sí?

No sé si Vega noto mi cara de decepción, me había ilusionado, pensé que íbamos a dar el gran paso, que iluso.

—Claro que si mi amor, no hay problema.

Vega se abrazó a mí nuevamente y me dio un beso dejándome sentir su alegría, pero yo me quedé hecho polvo, con la mejor de mis sonrisas me fui a mi habitación a dormir, enfadado conmigo mismo por lo pueril de mi comportamiento.

He de reconocer que Vega se encargó casi de todo, yo la ayude en muy poco, el día del cumpleaños de Ainhoa, vino su madre a traerla a casa y a conocerme, Ainhoa me lo había dicho, su madre era una mujer escultural y guapísima, pero fría y distante solo hizo la visita charló de banalidades conmigo y se marchó, ni se despidió de su hija, eso me sorprendió. Más o menos a mitad de la fiesta llamarón a la puerta, pensé que sería algún vecino que le molestaba la música, cuando abrí me quedé perplejo, delante de mi estaba Susana, aquella chica de 17 años con la que había perdido mi virginidad, la que fue compañera de instituto, desde la graduación no nos veíamos había perdido todo contacto con la gente. Mi impresión fue tanta que me quede en la puerta mirándola sin decir nada.

—¿No me invitas a pasar? Preguntó Susana con una gran sonrisa.

—Por dios sí, claro que sí, pasa por favor. ¿Pero cómo has sabido donde vivo? ¿Cómo…?

Susana se abrazó a mí con fuerza dejándome sentir su cuerpo seguía siendo una preciosidad de mujer, yo correspondí a ese abrazo estrechándola contra mí.

—No te imaginas lo que te he echado de menos Kevin y no te haces una idea de lo que me alegra haberte encontrado, estas guapísimo. Y a tu pregunta, Ainhoa es mi sobrina, me ha hablado tanto de Vega y de ti, que estaba casi segura que serias tú, pero me quise cerciorar y he venido a la dirección que me dio mi sobrina. Por cierto, voy a saludarla y a felicitarla.

Susana me dio la mano y nos fuimos hacia la piscina, le encanto ver la juerga que tenían montada las chicas, tanto chicos como chicas iban en bañador y jugaban en la piscina o charlaban tomando algo, cuando Ainhoa vio a su tía vino corriendo a saludarla, no me cansaría nunca de ver ese cuerpo tan perfecto, estaba hecho para pecar y ella lo sabía, a lo lejos vi a Vega con gesto divertido mirando la escena intrigada.

—Tía que alegría, has venido.

—Claro que si mi amor, muchas felicidades, estas guapísima, la dijo Susana dándola un gran abrazo.

—Bueno tía, ¿es el o no?

—Si cielo, sí que es el, dijo Susana mirándome a los ojos con cariño.

—Me alegra que os halláis encontrado.

Se despidió de su tía y la vimos alejarse hacia su grupo de amigos…joder que culo, era una autentica preciosidad solo Vega la ganaba, su culo era más respingón más redondito un auténtico portento.

—Bueno Susana cuéntame ¿qué es de tu vida? La pregunté mientras le servía algo de beber.

—A grandes rasgos me casé, vivo en Ávila, trabajo en un banco de directora y mi matrimonio es una mierda, no tengo hijos, vivo muy bien, pero el marido que escogí es un gilipollas y un putero.

—Vaya, siento oír eso Susana.

—Bueno, no te preocupes, lo tuyo ha sido muchísimo peor, me enteré por Ainoa de lo que había pasado Vega, y si no me equivoco tus padres también murieron trágicamente, te quedaste sin familia, solo tienes a Vega.

—Sí, ella es mi vida, me he dedicado a ella en cuerpo y alma haciéndola la vida más feliz y creo que lo he conseguido.

Nos fuimos hacia el salón, había puesto el aire acondicionado y se estaba bien allí, nos sentamos en el sillón y Susana me miro con cariño, acaricio mi cara y me dio un beso en los labios, la veía feliz. Estuvimos hablando de mucho pero de nada en particular, recordando y poniendo a parir a algunos de los compañeros que no soportábamos en el instituto. Susana si seguía el contacto con muchos de ellos y es increíble cómo te trata el destino, los que creíamos que iban a ser triunfadores eran “ninis” (NI estudian NI trabajan), y los tímidos y desplazados, esos con los que nadie contaba y que no existían, eran gente importante con carreras y en posiciones de poder.

—¿Y tú Kevin, a que te dedicas, que es lo que haces? ¿Hay alguien especial en tu vida?

—Soy Odontólogo, trabajo en una clínica dental desde que me doctoré, pero lo que quiero es instalarme por mi cuenta, y no, no hay nadie en mi vida, como te dije me he dedicado a Vega por completo y no tengo tiempo ni ganas de embarcarme en una relación ahora mismo.

En ese momento Vega y Ainhoa entraban en tromba en el salón. Susana se levantó y saludó a Vega.

—Tú debes de ser Vega la sobrina de Kevin, eres preciosa. Yo soy Susana, tía de Ainoa y amigo de tu tío desde el instituto.

Se saludaron con cariño y estuvieron charlando un rato.

—Kevin, ¿vas a dejar que se venga Vega a dormir a casa? Porfa, porfa, porfa.

Mire a Vega, su expresión era de no apetecerle, pero era el cumpleaños de su amiga y por ella lo haría sin dudar.

—Por mí no hay problema, y si ella quiere adelante.

Ainhoa me dio un beso y salto loca de alegría, dio la mano a Vega y subieron a su habitación a por algunas cosas, para pasar la noche en casa de Ainhoa.

A la hora más o menos estábamos todos montados en el coche camino de casa de Ainhoa, cuando llegamos me baje para despedirlas, pero me sorprendió que Susana se despidiese también de su sobrina.

—¿Tú no te quedas? Pregunté extrañado a Susana.

No, yo me buscare un hotel para pasar la noche, digamos que mi cuñada y yo no nos podemos ni ver, mire a Ainhoa y asintió con la cabeza. Mañana por la mañana cogeré el tren de primera hora y me volveré a Ávila.

—Bueno vamos a tomar algo y discutimos eso, dije a Susana. Chicas que paséis buena noche, Vega mañana me llamas y vengo a buscarte, ¿vale cielo?

Mi sobrina se abrazó a mi dejándome sentir su cuerpo me beso en el cuello y me susurro de manera seductora.

—Disfruta esta noche tito, te está devorando con los ojos.

Sé que las mujeres ven cosas que a nosotros nos pasan desapercibidas, pero si era cierto, me fije en que Susana me miraba con un brillo en los ojos que deslumbraba.

Invité a Susana a cenar, fue una velada muy interesante, hablamos de su cuñada y de la estrecha relación que tenía con Ainhoa, me comento que su hermano era un calzonazos y un cornudo, su cuñada se follaba a todo lo que se movía.

—Se de sobra que mi marido y ella han follado, me comento Susana, más que nada porque son tan idiotas que se fueron a casa de mi cuñada y Ainhoa los vio, incluso los grabó y me mando tan preciado documento que bien creas me ha servido de mucho para hacer lo que me dé la gana.

—¿Y a qué esperas para divorciarte de semejante ser? Pregunté extrañado.

Susana me miro seria directa a los ojos, creía entender a las mujeres pero esa mirada no la conocía.

—Sinceramente Kevin, estoy esperando a encontrar a alguien que merezca la pena, en el momento que lo encuentre, lo dejo, pero de momento no quiero estar sola, eso me aterra.

Sabía desde ese momento que esa noche follaria con Susana, todo se aliaba para que así fuese, me costó muy poco convencerla para que no buscase hotel y pasase la noche en mi casa, la prometí que al día siguiente la acompañaría a la estación.

Tardamos poco en llegar, según cerré la puerta Susana se abalanzo sobre mi comiéndome la boca y frotándose de manera descarada.

—Kevin mi amor, no te imaginas lo que te he echado de menos todos estos años, lo que te he soñado, has sido el único hombre que me ha hecho tocar el cielo y no he podido olvidarlo.

Susana me quito el polo que llevaba y beso mi pecho y mis pezones, mi erección ya me dolía a rabiar.

—Desde que te he visto esta tarde estoy empapada, joder estas buenísimo y te deje escapar,  que estúpida fui, ahora podíamos estar juntos y estoy tirando mi vida a la mierda por alguien que no merece la pena.

Se arrodillo ante mí y me bajo los pantalones y mi slip, mi polla salto furiosa ante su cara, en mi mente se había encendido el piloto de peligro, Susana estaba desesperada y quería hacer la liana a su marido conmigo, pero esos no eran mis planes.

—Joder Kevin cabrón, el tiempo te ha tratado muy bien la recordaba grande pero ahora la veo enorme.

Desnudé con tranquilidad a Susana, besando cada centímetro de su piel, recreándome con sus tetas, sus pezones, como ella me arrodille y baje su tanguita, cuando se lo quite lo acerqué a mi nariz y olí su aroma, mi polla casi explota en ese momento. Hacía calor y estábamos sudando, me levante y agarrando su mano salimos a la piscina, hacia una noche esplendida e invitaba al baño, los dos nos tiramos desnudos al agua y nos abrazamos sintiendo nuestros cuerpos.

Estuvimos besándonos, metiéndonos mano, acariciándonos, deseaba a esa mujer, nos fuimos a la parte que no cubría y la senté en el bordillo de la piscina, abrí sus piernas y me dejo ver ese chochito precioso que en su día me acogió con cariño, pase mi lengua desde su anito hasta su clítoris.

—AHHHH…Kevin, no te imaginas como te deseo en este momento, he deseado esto durante años.

No la hice esperar, me apodere de su clítoris y lo acaricié con mi lengua, mientras metía dos dedos en su ya encharcado coñito, Susana se retorcía de gusto, agarraba mi cabeza y la apretaba contra su chochito, notaba sus convulsiones, sus caderas aceleradas moviéndose sin control.

—Asiiiiii…joder me corrooooooo, me corrooooooo…siiiiiiiiiiiiiiiiiiiii.

Note como me inundaba con sus jugos, la saboree, y me bebí todo su néctar, se metió en el agua conmigo y se abrazó a mi cuello besándome con desesperación, mi polla ya estaba amoratada, deseando entrar en acción, paso sus piernas por mis caderas y note como elevándose la ponía en la entrada de su coño dejándose caer comiéndose centímetro a centímetro mi polla.

—Por dios Kevin, que gustooo…siiiiiii.

Susana empezó a follarme, agarre su perfecto culo y la ayude a que mi polla iniciase un bombeo brutal, notaba sus tetas frotándose contra mi pecho, me tenía muy abrazado por el cuello y me besaba con lujuria, me miraba como ida, ponía sus ojos en blanco y boqueaba.

—Joder Kevin, me corrooo, me corro otra vez, joder, joder, jodeeeer.

La abrace más contra mí, note el latigazo de placer recorriendo mi columna hasta mis huevos, Susana gemía como una puta en mi oído y empecé a largar trallazos de leche en el interior del útero de Susana que me miro enloquecida y se corrió como no había visto en mi vida, nos quedamos abrazados recuperando nuestras respiraciones, besándonos.

—Eres único Kevin, solo contigo consigo correrme así.

Susana seguía con mi polla en su interior, seguía dura, recia como el acero ella se aferraba a mí con desesperación, y me besaba con cariño.

—Vamos a secarnos y vamos a la cama, la dije con deseo.

A los pocos minutos tenia a Susana a cuatro follandola con ganas mientras ella me pedía más polla, se la clavaba hasta los huevos y notaba que hacia tope en su interior, cada vez que eso ocurría emitía un gemidito muy sensual, veía su anito dilatado mirándome con ganas, no se lo pregunté, solo escupí, saque mi polla y la apunte a su anito, entro sin problema, por fin me había follado el culito de Susana, el único agujerito que me quedaba por descubrir de ella.

—Joder, siiiiiiii, gimió Susana, mañana no podré sentarme por tu culpa, pero que gusto  diooos…sigueeeeee.

A los pocos minutos aullaba como una perra por el placer que sentía, sacaba más su culo para que la penetración fuera más profunda, su manita acariciaba con furia su coñito.

—Joder…otra vez…otra vez me corrooooo…siiiii…siiiiiiiiiiiiii

Las contracciones de su esfínter y sus gemidos me hicieron vaciarme de nuevo en sus intestinos, fue una corrida larga que me dejo agotado y sudoroso encima del cuerpo de Susana que cogía mi mano y la besaba.

—Te quiero Kevin, solo tú me haces sentir esto.

Estuvimos hasta muy tarde follando como poseídos casi al borde de nuestro aguante, Susana ni se acordaba de los orgasmos que había tenido pero su cara de felicidad me lo  decía todo, yo estaba seco en todos los sentidos, baje a por dos botellitas de agua fresca y nos quedamos dormidos hasta el día siguiente. El despertador de Susana sonó a las 7.30 de la mañana, nos levantamos y nos fuimos a duchar, volvimos a follar y alcanzamos un orgasmo arrollador que nos dejó satisfechos.

—Odio tenerme que ir, dijo Susana.

—Quédate conmigo hasta esta tarde, la dije abrazándola.

—No puedo mi amor, debo de irme, recuerda que soy una mujer casada.

Joder ese es el sino de mi vida, desear a las mujeres de otros y enamorarme de ellas en un imposible. Antes de las nueve de la mañana del domingo estábamos en la estación con Susana a punto de montarse en el tren que la llevaría a su monótona vida nuevamente.

—Kevin, ya somos mayorcitos, no tenemos ni 15 ni 17 años, creo que es mejor dejar las cosas claras…te quiero, quiero estar contigo, eres el tipo de hombre que he deseado toda mi vida, dime que me amas y por ti lo dejo todo.

Sinceramente me lo esperaba, pero no tan claro, me dolía el decirla lo que la iba a decir, pero creo que ahora mismo mi vida con ella y con Vega sería un campo de batalla, y Vega pesaba mucho en mi vida y no se merecía eso.

—Susana, si estuviésemos en otras circunstancias te diría que si con los ojos cerrados, eres una mujer que me marcó mucho y te quiero como no te haces una idea, pero no puede ser, me debo a mi sobrina y a su bienestar, y hasta que no esté casada, arrejuntada o viviendo su vida, yo estaré a su lado incondicionalmente, y se lo que eso significa para una mujer, se lo que significaría eso para ti, mejor lo dejamos en una amistad muy cercana.

—Lo siento Kevin, pero yo no busco tu amistad, busco mucho más, busco un imposible.

Me beso muy tiernamente, me abrazo y sentí su llanto.

—Hasta siempre Kevin, me ha encantado volver a encontrarte.

Se montó en el tren y la busqué a través de las ventanillas, cuando la localicé puse mi mano en la ventanilla mirándola a los ojos, puso su mano sobre la mía a través del cristal y vi como con sus labios decía “TE AMO”

Oí el pitido del tren y se puso en marcha, mire como Susana se iba, se iba de mi vida nuevamente, había sido una noche increíble, Susana era una mujer increíble, pero mis sentimientos, mi locura estaba con Vega, amaba a esa… ¿mujer?, me daba igual, solo era mirarla y ver en ella lo que más deseaba en esta vida, deseaba estar con ella hacerla mía y que me amase como yo la amaba.

Me fui abatido hacia el coche, debatiendo con mis pensamientos cuando sonó mi móvil y vi que me llamaba Vega.

—Buenos días mi amor, ¿Has pasado buena noche?

—Ummm, si hubieses estado a mi lado hubiese estado mucho mejor, dijo Ainhoa divertida.

—Ups, lo siento Ainhoa, creí que era mi sobrina. ¿Qué tal lo pasasteis?

—Tranquilo Kevin me ha encantado tu saludo, lo pasamos bien, pero Vega esta triste se está duchando, anda ven a buscarla que te necesita.

—Voy hacia tu casa.

—Kevin… ¿has follado con mi tía?

—¡¡AINHOA!!

—¿Qué? Quizás no te dieses cuenta, pero mi tía te estaba comiendo con los ojos.

—No pienso hablar de esto contigo Ainhoa, no me parece normal.

—Kevin, me da igual, si no me lo cuentas tú me lo contara mi tía.

A los veinte minutos estaba en el portal de Ainoa, Vega ya me estaba esperando tenia carita de cansada de haber dormido poco, bueno yo no es que tuviese mejor cara, después de la noche pasada y la tristeza de la despedida de Susana, aparte de eso también me preocupaba que Ainhoa se enterase de mi vida privada, de acuerdo que la quería mucho y teníamos mucha confianza, pero eso me intranquilizaba. Cuando Vega se montó en el coche se abrazó a mí y me dio un besito en el lóbulo de la oreja.

—¿Qué tal noche has pasado tito?

—Bueno, bien, echándote de menos.

—Siiiii, seguro, dijo Vega riéndose.

Nos fuimos hacia casa, Vega apoyo su cabecita en mi hombro y a los pocos minutos estábamos entrando en casa.

—Tío, me voy a dormir un poco, tengo sueño pero tenía ganas de verte y me levanté temprano.

Me dio un beso cerca de la comisura de mi boca y se fue a su habitación, antes se pasó por la mía y la echo un vistazo, se asomó por la barandilla y me sonrió divertida.

—Así que me has echado de menos, ¿no? Tío tu habitación huele a sexo que echa de espaldas…golfillo, envidio a Susana, lo bien que se lo habrá pasado.

—¡¡VEGA!! La dije casi escandalizado.

Mi sobrina se echó a reír y me tiro un besito volado, vi cómo se iba a su habitación, la verdad es que yo también tenía mucho sueño, subí a mi habitación pero lo primero que hice fue abrir la ventana y cambiar las sabanas, Vega tenía razón, la habitación olía a sexo…a buen sexo, me había pillado, pero no tenía ni debía de darle explicaciones de nada, yo respetaba su intimidad y sabia de sobra que había follado con algún chaval. De acuerdo teníamos un rollito raro de medio amantes pero sin sexo, pero eso no nos obligaba a ser fieles, por mi parte no debía de permanecer en un celibato ridículo, deje de pensar en cosas raras me puse el traje de baño y me baje a la piscina, me tumbé y no paso mucho tiempo hasta que me quedé profundamente dormido.

Ni idea de la hora que era, pero una sensación muy agradable recorría mi cuerpo y empecé a despertar, mi erección era más que dolorosa cuando conseguí abrir mis ojos tenía a Vega a mi lado con su bikini, estaba dándome bronceador mientras besaba mi nuca y mi espalda.

—Perdona si te he despertado, tito, pero te estabas quemando con el sol…y estabas tan mono dormidito.

Me incorpore desperezándome, Vega estaba bellísima con su bikini, su melena suelta y su moreno envidiable, no me cansaba de mirarla, y ella sabía que la observaba, se movía felinamente, pero esos movimientos estaban cargados de sensualidad, me estaba poniendo cardiaco y mi erección no menguaba, una melodía de móvil me saco de mi trance en ese momento, Vega se levantó y fue a mirar su móvil, la llamaban, estuvo riendo y hablando con alguien, cuando terminó vino risueña hacia donde estaba.

—Tito era Ainhoa, esta aburrida en su casa, la he invitado a venir, ¿Qué te parece que nos vayamos los tres a comer a un chino, me apetece?

Que humano en su sano juicio, podía negarle algo a semejante diosa, además sabiendo que otra diosa venía a completar el delirio que significaba ir a cualquier lado con semejantes bellezas.

—Por supuesto mi amor, la idea me parece excelente y también me apetece.

Vi como Vega se levantaba y se iba hacia la piscina moviéndose de manera sensual…joder, de verdad, ¿Cómo una adolescente, podía ser tan seductora con casi 17 años?, cada movimiento que hacia estaba cargado de insinuación, de querer mostrarse ante mí, me estaba volviendo loco. El cuerpo de Vega estaba hecho para pecar, era como una trampa en la que deseas caer, con su casi metro setenta de estatura, una carita preciosa, unas tetas impresionantes, un culo que era imposible dejar de mirar, un vientre plano, una cinturita estrecha y unas caderas sugerentes, la conferían un aspecto de mujer adulta, todo esto lo sostenían dos magníficas piernas, largas, proporcionadas y bien torneadas. Vega sabedora de que tenía toda mi atención se fue hacia el borde de la piscina, se arrodillo y metió una mano en el agua, este gesto dejo su culito en pompa y la tela de la braguita de su bikini marcando su sexo perfectamente, cuando se puso en pie los cachetes de su culo estaban al aire y mi polla a punto de reventar mi bañador.

Vega, se tiró al agua y vi como empezaba a nadar y a bucear, mi cabeza estaba hecha un lio, quería a esa chiquilla más que a mi vida, pero también la amaba como mujer, por una parte la deseaba, y por otra mi cabeza desechaba la idea por descabellada, pero no podía seguir así, todos los días cuando la veía, cuando la miraba cuando me recreaba en su cuerpo veía a Paula, a su madre, al amor de mi vida. Ahora entendía la lucha que tuvo que mantener mi cuñada en su interior antes de que iniciásemos nuestra relación y lo que la tuvo que costar dar el paso. Estaba tan absorto en mis pensamientos que no oí el timbre de la puerta.

—¡¡TIOOO!! Me grito Vega, vuelve a este mundo, están llamando a la puerta debe de ser Ainhoa ve a abrir porfí.

Joder es que hasta cuando hablaba me ponía cachondo. Fui a abrir la puerta y efectivamente era Ainhoa, venia guapísima, pero enseguida note que su mirada era diferente, sonreía de manera lasciva y me miraba con deseo, vino hacia mi junto su cuerpo al mío y me dio un tierno beso en los labios.

—¿Vega está en la piscina? Preguntó Ainhoa.

Yo solo asentí con la cabeza, volvió a besarme y hacia allí que se fue dejándome totalmente desconcertado y asombrado, me fui a la cocina y me hice un café para tranquilizarme, afuera oía a las chicas reír y cuchichear, hasta que oí a mi sobrina exclamar asombrada.

—Noa (así llamaba cariñosamente mi sobrina a Ainhoa), estas impresionante y te queda divino, cuando te vea Kevin te va a follar seguro.

—Tengo otro para ti te lo compré porque sé que te gustaría. Dijo Ainhoa.

—Ufff, Noa, pero yo no me lo pongo, me da corte.

Estaba excitado y la curiosidad me vencía, sabía que Ainhoa era muy lanzada y no se cortaba ante nada ni ante nadie, pero me daba miedo salir y ver lo que pasaba, aunque mi polla había tenido una noche movidita y Susana me había vaciado los huevos, estaba en una semi erección continua con mi sobrina, y si encima ahora entraba en escena Ainhoa seria el acabose. Respiré hondo y me fui hacia la piscina, en el momento que estuve frente a las chicas sabia a lo que se referían.

A ver, las chicas de por si utilizaban bikinis pequeños que les sentaban de maravilla y dejaban mucha piel a la vista, pero lo que llevaba Ainhoa era uno de esos micro bikinis que solo tapan, por decir algo sus pezones y sus labios mayores, y cuando digo labios mayores es porque únicamente esa pequeña telita se acoplaba  a esa zona en un camel toe que era imposible dejar de mirar, sus tetas estaban a la vista con su areola visible y solo una telita tapando su pezón, trague de manera audible saliba y Ainhoa dio una vuelta sobre sí misma, unos finísimos hilillos dorados sujetaban lo demás su culo estaba a la vista insinuante, listo para ser devorado y penetrado

Instintivamente mis manos fueron a tapar mí ya visible erección, joder que hombre puede resistirse ante eso, se echaron a reír las dos y se fueron al agua, estuvieron hablando hasta que me metí en la piscina con ellas, eso fue ya lo que me llevo al delirio, las dos vinieron hacia mi como leonas y me hicieron aguadillas, frotándose contra mí, dejándome sentir sus cuerpos, sus tetas sobre mi pecho, mi espalda, a Ainoa la sobé a conciencia, pero lejos de molestarse venía a por mas, cuando nos fuimos a arreglar para irnos a comer me tuve que pajear en honor a ellas y me corrí como si hiciese una semana que no follaba.

La comida fue tranquila, aunque divertida, una vez terminamos nos volvimos a casa, las chicas fueron a la piscina de nuevo y yo me cambié me puse el traje de baño pero me fui al salón a ver la televisión, la combinación de comida, noche ajetreada y televisión hizo que me durmiese como un niño en el sillón, cuando desperté desorientado me costó situarme, eran cerca de las siete de la tarde, hacía calor, me senté en el sillón y empecé a desperezarme, me fui a la piscina y allí no había nadie, supuse que las chicas se habían ido a dar una vuelta, me fui a la cocina y me tome un vaso de agua fresca, mientras pensaba en el fin de semana tan increíble que estaba teniendo, pero algo llamó mi atención, la casa estaba en silencio, pero ese silencio de vez en cuando era roto por pequeños gemidos, me quede parado y volví a escucharlos.

—Joder, pensé en voz alta, no me lo puedo creer.

Fui sigiloso iba descalzo, subí las escaleras y me fui hacia el dormitorio de Vega, la puerta estaba entornada sin estar cerrada del todo, y lo que vi me impacto, Ainhoa tumbada en la cama transversalmente, totalmente desnuda, sus piernas bien abiertas y la cabeza de Vega entre ellas comiéndola su coñito. Ainoa como con un sexto sentido miro hacia la puerta y me vio, sus ojos entrecerrados por el placer se clavaron en los míos, me lanzo un besito y paso lascivamente su lengua por sus labios, Vega no sé si se daría cuenta, pero Ainhoa me ofreció todo un repertorio de sexo lésbico, desde mi posición poco podía ver pero se las ingenio para que viese como mi sobrina se metía un dildo de grandes dimensiones por su coño hasta hacerla explotar en un orgasmo arrollador, fueron cerca de dos horas en las que me corrí tres veces, deseando entrar en esa habitación y follarlas hasta desfallecer

Cuando intuí que iba a terminar me fui a la piscina y me metí en el agua, necesitaba enfriarme, mi libido estaba por las nubes y estaba sensible ante cualquier estimulo exterior, pasados treinta minutos más o menos, vi aparecer a las chicas por la puerta.

—Tío, pese que seguías dormido, has caído como un niño dijo Vega con cara de preocupación.

—No cielo, dije tranquilo, cuando me desperté tenía mucho calor y me he venido a la piscina para refrescarme, pensé que vosotras os habíais ido a dar una vuelta.

Mi sobrina relajó su expresión de preocupación.

—No tío, Ainhoa y yo nos subimos a mi habitación y estuvimos charlando de cosas de chicas, ya sabes cómo somos. Ainhoa sabía manejar este tipo de situaciones, de repente miró al interior de su bolso.

—Vega cielo, creo que me he dejado mi bikini en tu cuarto, ¿te importaría ir a por él?

Vega salió disparada, pero lo que deseaba Ainhoa era quedarse a solas conmigo, según estuvimos solos Ainhoa se abrazó a mí y me beso hasta dejarme sin aire.

—¿Te ha gustado el espectáculo que te he ofrecido?

—Diooos, sí.

—Mi amor todo tiene un precio, dijo Ainhoa segura, el sábado que viene no hagas planes. Eres mío.

Yo me limité a asentir, estaba en sus manos, Vega bajo con su micro bikini y se lo dio, esa noche Vega estuvo más cariñosa que de costumbre, me costó controlarme, pero necesitaba descansar, al día siguiente empezaba la semana, era la última semana de Julio y empezaba mis vacaciones de verano, Vega y yo nos iríamos a unas vacaciones que prometían ser únicas.

La semana fue tranquila, hice mi trabajo y mis jefes me comentaron que deseaban ampliar mis responsabilidades ya que veían que mis clientes estaban contentos conmigo, eso era buena señal, era una manera de empezar mis vacaciones de forma increíble, estaba eufórico. Cuando llegué a casa estaba ansioso de contarle a Vega mis avances, pero ella me sorprendió aún más.

—Mañana me levantaré temprano me voy a casa de un amigo, estaré todo el día con él.

Joder, me destrozó en milisegundos, me hubiese gustado hablarlo con ella, pero no tenía que darme explicaciones, cenamos en silencio y esa noche se acostó antes de lo normal, yo ni me acordaba de que al día siguiente Ainhoa venía a casa. Esa noche dormí fatal tenia pesadillas, veía a Vega disfrutando de una buena polla y yo la observaba desde la distancia pero no podía moverme ni gritar, así estuve toda la noche, oí su despertador y como se preparaba, sobre las nueve de la mañana escuche la puerta de la calle cerrarse, tantos fines de semana pasándolos juntos haciendo cosas juntos y ahora me encontraba perdido sin ella.

Me fui a duchar y desayuné, serían las diez de la mañana y llamaron a la puerta, cuando la abrí me quede mudo pero mi polla reacciono ante la visión, Ainhoa estaba en la puerta más deseable que nunca, solo venia vestida con una especie de sujetador deportivo marcando unas tetas increíbles y un escote de vértigo y un pantaloncito mínimo grabando sus formas de manera escandalosa.

—Ainhoa que sorpresa, lo siento pero Vega no está en casa pensé que estarías con ella, me dijo que pasaría el día fuera.

Ainhoa pegó su cuerpo al mío y me besó dejándome sentir su lengua fundiéndose con la mía, por dios que bien olía, mi polla ya había tomado control sobre mi cerebro y solo deseaba follarme a esa preciosidad de niña.

—Ya lo se dijo Ainhoa, yo la he preparado esa cita, quería que me dejase a solas contigo, pero tranquilo, el sexo entre ellos está más que descartado el chico es gay y le ha dejado su novio, Vega solo va como apoyo moral.

La hice pasar al salón y me quede maravillado de su culito, el pantalón se metía entre sus nalgas y dejaba más de la mitad de los cachetes al aire, joder que provocación diooos.

—¿Te puedo ofrecer algo? La dije embelesado.

—Un vaso de agua fresca, tengo la garganta seca dijo Ainhoa.

Cuando volví y se lo ofrecí, mi excitación y calentura subieron más enteros, Ainoa se había quitado las zapatillas y había subido los pies al asiento del sillón cerca de su culo, tenía la piernas ligeramente separadas, se veía con claridad como los pantaloncitos se metían por su rajita y dejaban parte de los labios mayores al aire, trague saliba mirándola a los ojos.

—Ainoa ¿Qué quieres de mí? Pregunte serio.

—Esta semana ha sido intensa, dijo Ainhoa traviesa, el domingo pasado antes de venir a tu casa hable con mi tía, como te dije si no me lo contabas tú, me lo contaría ella. La vi muy triste, me dijo que había sido increíble la noche contigo, me contó todos y cada uno de los orgasmos que la proporcionaste, que te amaba pero que la habías rechazado.

—A ver Ainhoa, eso no es….

—Kevin, tranquilo, déjame terminar.

Joder la seguridad de esa chiquilla me empezaba a poner nervioso.

—Se tus razones y el por qué la rechazaste, y no te culpo, yo en tu lugar hubiese hecho lo mismo, pero me da pena, mi tía es una gran mujer y no se merece la vida que está viviendo.

En esos momentos Ainhoa hizo algo que me desarmó, se levantó y se sentó a horcajadas sobre mí ya crecida polla, notaba a través de la tela su calor y la humedad de su coño yo solo llevaba unos pantalones deportivos sin nada debajo, fue inevitable, cerré mi ojos y lleve mis manos a su culo y lo empecé a sobar, cuando abrí los ojos Ainoa movía sus caderas de forma lasciva y mordía su labio provocativamente.

—Pero mi tía me dijo algo más, dijo Ainhoa excitada, que no dejase de probar tu polla, que sabría lo que estar con un hombre y hacerme tocar el cielo, y por eso estoy aquí amor, quiero que me folles hasta hacerme perder el sentido.

Ainhoa se quitó esa especie de sujetador deportivo dejando dos tetas preciosas a mi alcance, cogió mi cara con sus manitas y me beso con pasión, por dios como besaba la niña, me puso de pie y se arrodilló ante mí, bajo mis pantalones y mi polla saltó furiosa.

—¡¡JODER QUE TRANCA!! Exclamó Ainoa asombrada.

La agarro con sus manitas y empezó a besar la punta, a los pocos segundos más de la mitad de mi polla había desaparecido en su boquita, me tumbe en el sillón y puse su chochito en mi boca, desde esa perspectiva era aún más hermosa, hicimos un 69 increíble, que nos llevó a un orgasmo de locura a los dos, Ainhoa no dejo escapar ni una gota de mi corrida, joder con la niña.

—Diooos, que gusto Kevin, joder como me has comido el coño. Decía Ainhoa fatigada, estoy ansiosa por meterme esta tranca en mi coñito y saber que se siente con algo tan grande.

—Pues no tardemos en comprobarlo, la dije excitado, te voy a follar hasta reventarte.

La tumbé en el sillón y abrí bien sus piernas, sus rodillas las tenía en su pecho, enfile mi polla y entro en su coñito poco a poco, notando como su vagina se iba acoplando a mi polla.

—Diooos que ricoooo…joder follame sin compasión clávamela hasta que duela joder.

Empecé a follarla con fuerza metiendo mi polla en su coñito hasta que mis huevos rebotaban en su culo, Ainoa era una máquina de follar, me pedía más, mucho más, y yo no me cortaba la follaba a placer pasados unos minutos Ainhoa estallo en un gran orgasmo.

—Kevin me corro, joder siiiiiii, me corrooooooo…asiiiiiiii.

Agarro mi cara y me beso con desesperación, su lengua hacia diabluras dentro de mi boca, mientras notaba sus caderas moverse con desesperación. Me abrazó contra su cuerpo y me rodeo con sus piernas.

—Eres mío mi amor, tú no te me escapas, eres divino.

Yo seguía bombeando pausadamente, notaba el chochito de Ainhoa totalmente inundado de sus jugos, estaba empapada. Me salí de su interior y acerque mi boca a su coño, bebí sus jugos, esta niña era un regalo del cielo, sabia deliciosa, agarro mi cabeza y empezó a gemir de nuevo, me encantaba como se entregaba, no paso mucho tiempo y volvió a correrse en mi boca.

—Kevin, para por dios, para, me vas a matar, joder llevamos menos de dos horas y ya he tenido tres orgasmos increíbles, necesito recuperarme, estoy empapada en sudor.

—Claro que si cielo, porque no sales a la piscina y te das un bañito mientras yo preparo algo de picotear.

Ainoa me miró con cariño, y me dio un beso tierno, la ayude a levantarse y se abrazó a mí dejándome sentir su cuerpecito sedoso, húmedo, provocativo.

—Mi tía tiene razón, eres un hombre increíble, detallista y haces sentir única a tu pareja, envidio a Vega por tenerte todos los días a su lado.

Ainhoa se fue hacia la piscina mientras me dejaba ver su espléndido culo desnudo contoneándose con gracia invitándome a seguirlo con la vista.

—Que no me entere yo que ese culito pasa hambre, dije con cachondeo.

Ainoa me miro de forma coqueta sacando más su culito.

—Estoy segura que le darás de comer un buen rabo… ¿a qué si?

Joder, esta niña no decía que no a nada, tenía vicio y eso me gustaba, al poco rato estábamos los dos en una tumbona, con Ainoa a cuatro recibiendo rabo como una campeona, gimiendo y pidiéndome que la llenase de leche, cuando me corrí en su interior alcanzo su quinto orgasmo y vi como su anito estaba dilatado, eso no era terreno virgen.

Aun cuando comimos Ainhoa se sentó en mis piernas notando mi polla en su piel, me sorprendía esta niña por su creatividad y su vicio, te mantenía siempre excitado. En la sobremesa dentro de casa con un café y un chupito Ainhoa se empaló ella sola, yo sentado en el sillón y ella dándome la espalda con mi polla bien metida en su culo, mis manos no se estuvieron quietas y amasaron sus tetas y excitaron sus pezones, Ainhoa hizo algo que me dejo perplejo, rebusco en su bolso y sacó una polla de silicona de grandes dimensiones, la misma que utilizo Vega en su sesión de sexo lésbico, la chupo bien y se la metió en su coñito hasta que casi desapareció, sus gritos de placer me excitaron me llevaron a un grado de locura que no pude soportar, por dios esta niña era una diosa del sexo.

—Keviiiiin, follamee, lléname de leche, joder que gustazoooo…me corrooooooo.

Mi polla empezó a largar leche en el interior del culito de Ainhoa, creo que nunca había tenido un orgasmo tan largo como ese, Ainhoa se dejó caer derrotada de cansancio sobre mí, la abrace con fuerza, basando su espalda, su cuello, sus hombros.

Estuvimos follando hasta que su móvil sonó cerca de las diez de la noche, lo miro con cara de disgusto, en ese momento tenía mi polla clavada en lo más hondo de su ser, nos recuperábamos de nuestro último orgasmo.

—Kevin, me tengo que ir, Vega ha salido de casa de nuestro amigo y viene hacia aquí.

Ainhoa saco de su bolso una ropa distinta de la que traía, joder, sabia a lo que venía y quería excitarme, antes de irse me besó con pasión, con cariño, y agarro mi polla de nuevo.

—Kevin mi amor, esto lo voy a recordar toda mi vida, me ha encantado follar contigo y créeme que me voy a casa agotada, pero muy feliz, estoy deseando contárselo a mi tía.

Me volvió a besar, dejándome sentir su cariño, yo la abracé contra mí.

—No hace falta que finjas ante Vega, ella sabe todo lo que ha pasado, ahora deja de comportarte como un estrecho con ella y da a esa niña lo mismo que me has dado a mí, lo está esperando desde hace tiempo.

A la hora más o menos apareció Vega por la puerta, venia bellísima, con unos leggins blancos ajustadísimos marcando cada parte de su cuerpo, y una camiseta roja que dejaba adivinar su espléndido pecho.

—¿Te ha gustado la sorpresa que has tenido? Dijo Vega traviesa.

Me puse colorado, notaba mi cara arder.

—Me ha encantado cielo, ha sido increíble.

Se acercó sensualmente hacia donde me encontraba, me abrazó y me beso con cariño.

—Déjame prepararte la cena, dijo Vega dulcemente, se cómo es Noa, te habrá dejado sequito y necesitas reponer fuerzas.

Mi niña me preparo una cena increíble, se sentó conmigo y me miraba con arrobo, estuvimos hablando de su amigo gay se reía de la carita que se me quedó cuando me dijo que se iba a pasar el día con él. También me preguntó por mi día con Ainhoa, quería saber detalles, pero me parecía violento hablar con ella de eso.

Yo me fui pronto a dormir estaba agotado, pero Vega se quedó hablando con Ainhoa. Esa noche dormí como un bebé, fue un sueño reparador lo necesitaba, cuando me desperté pensé mucho en lo que estaba viviendo y me di cuenta que mi vida giraba en torno a dos mujercitas de 17 años, me tenían en sus manos y eso de alguna manera me asustaba por las posibles consecuencias.

Me levanté me duché y me fui a desayunar, prepare el desayuno de Vega y se lo llevé a su habitación, cuando pase al interior vinieron a mi mente las imágenes de Ainoa y ella entregadas al placer mi erección fue instantánea, me senté en la cama y empecé a besarla por su cuello y su carita.

—Ummm, tío ¿Por qué no me despiertas así todos los días?

—Quizás lo haga mi amor, es un placer despertarte así.

Cuando mi sobrina vio que le había traído su desayuno a la cama se deshizo en cariños hacia mí, estaba encantada, sorprendida y halagada, se sentía querida y amada por mí.

—Tío me encanta como me tratas me haces sentir muy especial.

—Lo eres mi amor, eres muy especial para mí, dime ¿Qué te apetece hacer hoy?

—¿Sinceramente? Dijo Vega, pasar un día contigo tranquila en la piscina y vaguear pero sabiendo que estas a mi lado.

—Eso está hecho, soy solo tuyo mi amor, bajo a recoger lo del desayuno, descansa y baja cuando quieras.

Antes de salir mi sobrina me llamó de nuevo, deje la bandeja y me senté a su lado, me miro con intensidad, me acarició la cara y me beso de una manera tierna y delicada.

—Te amo. Dijo Vega en un susurro.

—Yo también te amo cielo.

Volví a besarla y salí de su habitación, me maldije según cerré la puerta, Vega me estaba invitando a quedarme con ella, meterme en su cama y follar los dos como animales, ¿Qué coño me pasaba?, lo estaba deseando tanto como ella.

Al poco rato apareció Vega por la piscina, mi polla salto dentro de mi bañador, y a mí se me cayó el mentón quedándome con cara de bobo. Vega se había puesto en micro bikini que le regaló Ainoa y estaba para follarla en ese mismo momento, ¿qué más me hacía falta para lanzarme? cuando llego a mi altura se giró sobre si misma dejándome ver su desnudez.

—¿Te gusta tito? Me lo he puesto para ti.

Babee, si, esa es la palabra que me definía en ese momento, yo solo asentí con la cabeza se tumbó a mi lado era difícil dejar de admirar ese cuerpo tan perfecto, tan fresco, tan joven, mi sobrina se había propuesto sacarme de quicio y lo iba a conseguir, no habían pasado ni cinco minutos y me dio el bote de bronceador.

—Anda tito dame bronceador que si no me quemo.

Pensé que solo sería por la espalda, pero no, me hizo darla por todo su cuerpo, sobe sus tetas a conciencia, casi me corro, y cuando llegue a su sexo, solo tapando sus labios me recree en sus ingles rozando con mi mano su coñito, Vega abrió las piernas y vi como el hilito que sujetaba tan pequeña tela desaparecía entre sus labios brillantes de excitación. Mi polla iba a reventar creo que nunca había estado tan excitado, nunca había deseado a alguien como deseaba en ese momento a mi sobrina.

—Tíooo, por favor…rogó mi sobrina deseando que hiciese algo más.

La tumbona era grande me hizo hueco y me tumbe a su lado, inmediatamente se pegó a mí y me beso con pasión juntamos nuestras lenguas y note como su pierna derecha la dejaba encima de mi cuerpo en contacto directo con mi erección, su chochito lo notaba pegado a mí  y lo frotaba contra mi cuerpo, baje mi mano derecha por su espalda hasta llegar a su perfecto culo, su piel era suave, amase su nalga y la apreté más contra mí, mis dedos se aventuraron y toque su anito y su ya encharcado coñito.

—AHHHHHH tíooo, no pares por dios.

La pierna de mi sobrina frotaba mi polla, nos comíamos la boca con desesperación, mis dedos acariciaban toda su rajita y las caderas de Vega no estaban quietas, gemía en mi boca, logre apoderarme de su clítoris y en ese momento note como mi sobrina se tensaba y estallaba en un poderoso orgasmo que la dejo muy satisfecha.

—Ummmm, mi amor que bien me has hecho sentir, decía mi sobrina metiendo una mano en mi bañador y apoderándose de mi polla.

Vega me pajeaba lentamente, se había abierto de piernas y mi mano acariciaba su sexo delicadamente, me miró con deseo, se levantó y se quitó las minúsculas prendas que llevaba quedando completamente desnuda, agarro mi bañador y también me lo quitó, no dijo nada, ni exclamó, solo agarro mi polla con sus manitas y se mordió el labio con deseo.

Sin decirla nada paso una pierna por mi cabeza e hicimos un 69, dejándome ver el tesoro que tenía escondido, hundí mi cara y aspire su aroma, mi lengua empezó a jugar con su rajita y su anito, note como Vega se metía mi polla en su boca y empezaba a hacerme una mamada espectacular, mi sobrina aguantaba mis ataques, pero yo estaba que explotaba y eso que el día anterior Ainhoa me dejo sequito, pero era tal la excitación que tenía que mi aguante estaba desapareciendo.

—Ufffff, Vega mi amor, me voy a correr cielo.

Vega sacó mi polla de su boca, y se sentó frente a mí, me miraba con amor, deseando complacerme y darme todo lo que la pidiese seguía con mi polla entre sus manos pajeándola suavemente.

—Mi amor te he deseado tanto, que quiero probarte, quiero comerte, y quiero que me llenes con tu corrida.

Si no me había quedado claro, con su comentario me quedo cristalino, se volvió a meter mi polla en su boca, veía como casi desaparecía en el interior de su boquita, mientras me miraba traviesa, no aguante mucho más.

—Vegaaaaaa…mi amor me corrooooo.

Empecé a largar semen en la boquita de Vega que me volvió a sorprender y casi hizo desaparecer mi polla en su boca mientras mi corrida pasaba a su garganta directamente, con un gruñido final terminé de vaciarme Vega me miro con deseo y sacó mi polla de su boca succionando a la vez y chupando la puntita con gula y volvió a repetir la operación, dejando mi polla limpia y reluciente.

—Como me imaginaba, eres una delicia. Dijo vega con cariño.

Abrí mis brazos y Vega se tumbó sobre mí, la comí a besos, era la mujer de mi vida, la deseaba más que a nada en este mundo y no concebía mi existencia sin ella, sé que era un depravado por desear a mi sobrina y a ojos de la sociedad nadie lo aprobaría pero a la mierda, el amor no conoce de edades ni condiciones. Empezaba a hacer algo de calor, Vega se levantó tendiéndome la mano, nos fuimos a su cama y me tumbó, se sentó a horcajadas sobre mí dejando mi polla apoyada en su rajita mientras movía sus caderas mis manos se apoderaron de ese par de soberbias tetas que tenía.

—Sabes mi amor, dijo Vega, ayer cuando te acostaste estuve hablando mucho rato con Noa, me contó todo lo que hizo contigo, la muy cabrona me calentó tanto que me tuve que masturbar dos veces, deseaba tenerte dentro de mí en ese momento, estuve tentada por ir a tu habitación y follarte.

—¿Y por qué no lo hiciste? Me hubiese encantado.

—Ya…después de todo un día de sexo desenfrenado, no hubieses aguantado nada y quiero que me dejes agotada.

Mi polla estaba como el acero y empapada de los jugos que manaban del chochito de Vega, se tumbó sobre mí y volvió a besarme con pasión, levanto sus caderas y pasando una mano entre nuestros cuerpos agarro mi polla y la enfilo hacia su vagina, solo dejo caer sus caderas y se metió más de la mitad de mi polla en su interior.

—Diooos mi amor…es increíble, joder la noto ardiendo.

Vega volvió a levantar sus caderas hasta casi sacar mi polla de su interior, se dejó caer de nuevo y note como su chochito se abría ante la acometida de mi polla hasta casi tocar mis huevos con su culo, mire su cara sus ojitos cerrados y su expresión entre el dolor y el placer, Vega emitía gemiditos que me excitaban aún más, estuvo un rato follandome, hasta que note como empezaba a correrse.

—Mi amor, mi amor…me corrooo, me corroooooooooo.

Agarre su culo, su perfecto culo y me la empecé a follar con fuerza, con ganas, en la habitación solo se oía los gemidos de mi niña y el chapoteo de mi polla en el interior de su coño, quería correrme en su interior, lo necesitaba, notaba como el coñito de Vega se licuaba literalmente sobre mi empapándome, notaba su humedad en mis huevos, y mi niña volvió a correrse, me miraba pero tenía su mirada perdida, estaba gozando como nunca lo había sentido. Me salí de su interior y Vega me miró extrañada pero enseguida entendió lo que quería. Mi sobrina se tumbó en la cama y abrió bien sus piernas, vi su chochito tremendamente abierto, deseable, agarre sus piernas y puse sus rodillas en su pecho dejándola totalmente expuesta, metí mi polla hasta que mis huevos rebotaron en su precioso culo.

—Ahhhhh, mi amor, me encanta sentirte asiiiiii.

La follé con fuerza, clavando mi polla en lo más hondo se su ser, Vega gemía, aullaba como una loba empezó a encadenar orgasmos, su cuerpo temblaba se abrazó a mí con fuerza y me besó con deseo mientras sus piernas se cerraron por encima de mi haciéndome suyo, perdí la noción del tiempo, pero un cosquilleo en mis huevos me indicaron que mi orgasmo se acercaba

—Vega mi amor, me corro, me corrooooo.

Mi niña me agarro la cara y me beso con pasión, me miro y solo gimió…

—Dentro, hazlo dentroooo.

Vega me abrazo contra si con fuerza y explote en su interior, mi niña pego un grito y encadenó otro orgasmo más mientras llenaba su útero con mi corrida, estábamos empapados en sudor, pero nos quedamos abrazados un buen rato nos costó recuperar nuestras respiraciones.

—Te amo tío, eres el hombre de mi vida, soy tuya, solamente tuya.

—Yo también te amo mi vida.

No me cansaba de mirarla, siempre tuve la convicción que Paula de alguna manera estaba presente en nuestras vidas, nuestro amor fue cercenado de manera trágica y ni nos pudimos despedir, mi amada Paula creo que se reencarnó en Vega para poder seguir amándonos, pensareis que estoy loco o que no pienso con claridad, pero de verdad es lo que creía, mi sobrina se comportaba como su madre y se entregaba como ella, y sus ojos, esos ojos esa mirada era la de su madre, sinceramente estaba perdidamente enamorado de ella.

Nos bajamos a la piscina y nos dimos un baño gratificante, acabamos follando dentro del agua, con Vega agotada de los orgasmos que estaba alcanzando. Su excitación me contagiaba, y mi libido estaba por las nubes, me costaba mucho llegar al orgasmo pero su cariño me hacía acabar.

—Tío necesito parar, estoy agotada, me decía Vega besándome con cariño.

Nos salimos de la piscina, nos secamos y nos echamos en la tumbona donde empezó todo, abracé a Vega que se pegó a mí, dejándome notar su cariño, nos quedamos algo dormidos, pero el calor y el sol me despertó, mi sobrina seguía dormida, me levanté con cuidado la cogí en brazos y la dejé en el sillón del salón, encendí el aire acondicionado y la tape con algo ligero mientras me fui a preparar la comida. No me creía que lo hubiésemos hecho, estaba feliz, salía al salón y me la quedaba mirando, era como un ángel.

Estaba terminado de preparar todo y me abrazo por detrás dejándome sentir su cuerpecito en mi espalda, me cubrió de besos.

—Perdóname mi vida, me quedé dormida, pero es que todo ha sido muy intenso, dijo Vega mimosa.

Cuando terminamos de comer, nos echamos los dos en el sillón y nos quedamos dormidos nuevamente, los dos seguíamos desnudos, y Vega me dejaba notar su cuerpecito perfecto pegado al mío, pero el cansancio nos pudo, cuando me desperté estaba solo y con una erección muy dolorosa, mi sobrina no estaba a mi lado. Me levanté y la busque por la casa, la encontré en el cuarto de baño, di unos toques en la puerta.

—Puedes pasar tío, contesto cantarina Vega.

Cuando entré la encontré sentada en el bidé, no era el sitio más romántico pero Vega me miró de una manera que no pude determinar, entre el morbo y el vicio, enseguida clavó su mirada en mi polla.

—Ufffff, cielo como estas, me encanta verte así de dispuesto para mí.

La situación me parecía de lo más morbosa, Vega abierta de piernas lavándose su chochito y yo con una erección de caballo frente a ella. Veía como su mano acariciaba suavemente su sexo, haciendo espuma con su gel íntimo, mientras me miraba provocativamente, diooos, esta niña rezumaba sensualidad por cada poro de su piel.

—Me dejas lavarte mi amor, la dije excitado.

Como respuesta, Vega se aclaró su manita y se abrió aún más de piernas ofreciéndome su gel íntimo, puse un poco en mi mano y empecé a acariciar el coñito de mi sobrina, delicioso, acogedor, mi dedo corazón recorrió toda su rajita, Vega gemía de placer, metí mi dedo en su chochito y mi niña agarró mi nuca y me morreo con pasión.

—Tíooo, que gustooo, no pareees…ummm.

Las piernas de mi niña estaban abiertas en un ángulo cercano a 180º, sus caderas se movían lascivamente de adelante a atrás, tenía los ojitos cerrados y yo solo miraba su preciosa carita, sus gestos de placer, saqué mi dedo de su coñito, y lo lleve a su anito, lo acaricie mientras mi sobrina aumentaba el tono de sus gemidos y metí mi dedo, ella abrió los ojos y me miro mientras mordía su labio inferior de manera provocativa, su mano se apodero de mi polla mientras me pajeaba suavemente, mi dedo entraba y salía de su culito con facilidad.

—Tiooo, gemía Vega, ¿te gustaría follarme el culito?

—Me encantaría mi amor, tienes un culo precioso y quiero que sea mío, claro que te lo quiero follar.

Vega me besó de nuevo con lujuria, dejándome sentir su pasión, con suavidad apartó mi mano de su cuerpo, se aclaró y secó y poniéndose en pie abrió un cajón del mueble del lavabo y sacó un botecito de gel lubricante. Me lo dio y apoyándose frente al espejo saco su culito de forma provocativa.

—Vas a ser el primer hombre que me folle el culo, pero no eres lo primero que entra por ahí, me dijo Vega traviesa, la tienes muy grande ve con cuidado mi vida.

Me arrodille ante su perfecto culo, pequeño, redondito, duro, deseable, mis manos abarcaban cada nalga sin problema, las abrí, y metí mi cara entre ellas, y me dedique a lamer, chupar y meter mi lengua en su anito, una mano de mi niña se había apoderado de su clítoris y ayudaba a que se relajase, empecé metiendo un dedo, que entro con facilidad pasmosa, al rato dos dedos, Vega gemía de gusto, embadurne bien de gel su culito y metí tres dedos, mi niña no se quejaba de dolor, estuve durante muchos minutos excitándola.

—Tíooo, tíoooooo, méteme tu polla por favor quiero sentir como me rompes el culoooo.

La pose de Vega era de todo punto excitante, sus manitas apoyadas en el lavabo, su espalda arqueada sensualmente y su culo expuesto con las piernas ligeramente abiertas, me puse tras ella, nuestras miradas se encontraron a través de espejo y me lanzó un besito, apoyé mi polla en su agujerito y haciendo algo de fuerza me introduje en su interior, mi niña boqueaba y tenía los ojos en blanco, mi polla había entrado algo más de la mitad, la saque y se la volví a meter pero esta vez se la clavé sin compasión hasta que mis huevos rebotaron en su coñito. Vega abrió mucho los ojos y grito entre el placer y el dolor.

—Jooo…deeeer, tíooo follamee, fuerte que duela.

Empecé a follarla el culo con saña, clavándosela hasta querer sacársela por la boca, veía nuestra imagen reflejada en el espejo, la cara de placer de vega y sus dos tetas balanceándose al son de mis acometidas, subí mis manos a sus tetas y me apodere de ellas, creo que nunca he disfrutado tanto de una mujer como esa vez con Vega, follaba su culo y amasaba sus tetas, me agarraba a ellas y la follaba aun con más fuerza.

—Diooos Vega, que apretadita estas.

—Tío, tío, me muero de gustooo, me corrooooo.

Noté las contracciones del esfínter de Vega, y un líquido cayendo por mis piernas, vi su cara con un gesto de placer que nunca olvidare y la mía con mi orgasmo a las puertas, no aguante más y me corrí abundantemente en el interior del culito de mi sobrina, la abrace contra mí, pegando su espalda a mi pecho

—Vegaaaaaa…mi vidaaaa…ahhhhhh, siiiiiiiiii.

Nos quedamos abrazados en esa postura hasta que mi polla perdió dureza y se salió del interior de mi sobrina, nos fuimos a mi cama y estuvimos follando hasta que nos entró hambre y fuimos a cenar. Cenando Vega se sinceró conmigo.

—¿Tío te acuerdas cuando tuve mi primera regla?

—Como para olvidarme cielo, ese día me pusiste cardiaco.

—Sé que no fue el mejor momento, pero quería que me vieses desnuda, que te dieses cuenta que ya no era una niña, tío te amo casi desde que tengo uso de razón y estaba desesperada por que te fijases en mí y me deseases como mujer.

En esos momentos un sentimiento de ternura se apoderó de mí, se lo que significan los amores en esas épocas tan tempranas, yo mismo los viví con mi cuñada.

—Mi vida, te he deseado como no te haces una idea, pero he mantenido una lucha que no he podido ganar ante tu belleza y tu sensualidad.

—Esta mañana cuando me he despertado, antes de que entrases en mi habitación, me he dicho "de hoy no pasa", dijo Vega segura, y no me arrepiento de nada, todo ha salido como lo había planeado.

Note como mi sobrina se ponía muy colorada y agachaba su cabeza.

—De hecho, cuando me has pillado en el baño esta tarde, me estaba preparando para ti, me he metido tres enemas para estar limpita y que me follases el culito.

Amaba a esa niña, la amaba hasta el delirio, su inocencia su pasión sus ganas de complacerme, que hombre se puede resistir ante esto. Recogimos todo y nos subimos a mi habitación, nos acostamos juntos y muy abrazados, esa noche dormimos poco, estábamos al borde de nuestras fuerzas pero ese fue el inicio de nuestra vida en pareja. El mes de vacaciones fue increíble, no paramos de follar, nos compenetramos hasta el punto que solo con mirarnos sabíamos lo que deseábamos, durante los dos primeros años vivimos en una nube, vivíamos felices, Vega gano en belleza y en seguridad en sí misma, era una diosa, cuando íbamos a cenar a algún sitio atraía las miradas de todos los presentes en la sala y si caminábamos agarrados de la mano por la calle obligaba a los hombres a voltearse a mirarla.

Con 19 años Vega y yo éramos una unidad indisoluble, pero pensé que era un egoísta y la estaba robando su juventud, su hora de conocer a gente, de experimentar cosas nuevas con alguien que no fuese su tío mucho mayor que ella. Eso me llego a preocupar, sería un lastre que nos llevaría el día de mañana a echarnos en cara situaciones que no eran agradables. Hablé de esto con Ainhoa y ella en cierta manera estuvo de acuerdo conmigo, muchas veces Vega quería salir por la noche a divertirse, pero no lo hacía por mí, ella había asumido que era mi pareja y no quería disgustarme, así que una tarde lo hable con Vega, en un principio no le hizo gracia, pero razonándolo acepto el salir alguna vez con Ainhoa o alguna amiga de la facultad.

Lo que en un principio fueron algunos fines de semana aislados pasaron a ser fines de semana seguidos y completos muchas veces no venía a dormir y se quedaba con Ainhoa, sabía que tarde o temprano ocurriría iba a ser inevitable, Vega rezumaba sensualidad por cada poro de su piel y cuando iba con ella me daba cuenta de cómo la miraban los hombres. Ese día llegó, salió el viernes por la noche con gente de su facultad y llego a casa cerca de las seis de la mañana, oí como se metió en la ducha, pero supe que algo iba mal cuando se fue a dormir a su habitación y no vino a mi cama como era su costumbre.

No pude dormir, estaba herido aun no sabiendo lo que había pasado, pero era algo que hablamos y no tuve problema en que ocurriera si llegaba el caso, ahora no me podía echar atrás ni poner mala cara. Me levanté muy temprano, fui a correr y a comprar churros, a Vega le encantaban, cuando llegué me encontré a Vega sentada en el sofá, echa un ovillo y con los ojos muy rojos de haber llorado.

—Buenos días cariño mío, ¿Qué tal lo pasaste anoche? Pregunté.

Fui a darla un beso pero me retiro la cara, solo pude darle un beso en la cabeza, acaricie su cara y la miré, ella desvió su mirada, estaba muy asustado.

—Anda cielo, vamos a desayunar, le dije.

Se puso de pie y la mire embelesado, estaba preciosa, la di la mano y me siguió a la cocina como una niña buena. El desayuno fue silencioso, me rompía el alma verla así, de vez en cuando la miraba y veía una lagrima caer de sus ojos, aspire aire me levante y me senté a su lado.

—¿A ver cariño mío que es lo que te está haciendo llorar de esa manera?

En ese momento Vega rompió a llorar como nunca la había visto, se abrazó a mí con fuerza, su llanto era inconsolable, me costó que se tranquilizase y pudiese hablar con sosiego.

—Vega mi amor, no sé qué te habrá pasado, pero sea lo que sea lo tenemos que hablar.

—Tito, tu sabes que eres mi único amor, ¿verdad?

—Si cariño lo sé, ¿y?

—No quiero perderte por nada del mundo, pero ayer por la noche hice algo de lo que me arrepiento, dijo Vega avergonzada.

—Entiendo, dije, ¿follaste con otro?

Vega se echó a llorar de nuevo y asintió con la cabeza, la abracé y deje que se calmase, no me podía enfadar con ella, yo le anime a salir y a que se divirtiese sabiendo que podía ocurrir lo que había ocurrido. Vega me miro con esos ojitos inundados de lágrimas y me comió a besos.

—Tito de verdad que no fue nada, solo sexo, pero cuando me desperté a su lado y vi que no eras tú, una sensación de estar muy sucia me invadió y sentí que te había traicionado, vine rápido a casa quería verte y abrazarte pero no tuve valor, estaba avergonzada de mi misma.

Los celos me estaban matando, pero no quería exteriorizarlo, me imaginaba al otro tío entrando en el cuerpo de mi niña y me subía por las paredes.

—Dime algo por favor, me dijo Vega desesperada.

—Mi amor, solo dale la importancia que tiene para ti, sabes que te amo hasta la locura, si te dijese que no me importa te mentiría, pero es algo que debes de experimentar y solo tú eres la que debes de decidir en todo momento lo que deseas hacer.

Vega me beso con amor, mientras me susurraba que yo era la única persona que la hacía vibrar en todos los aspectos de su vida, terminamos el desayuno y recogimos todo, estuvimos vagueando toda la mañana en el sillón con Vega muy abrazada a mi demostrándome cariño a cada momento y sobre todo excitándome, era imposible permanecer impasible ante semejante mujer.

Ese día comimos fuera, no me apetecía cocinar, fuimos al restaurante que le gustaba a Vega, y pasamos todo el día fuera de casa, por la noche fuimos al cine y luego cenamos en una hamburguesería, Vega estuvo todo el día pendiente de mi demostrándome su cariño. Ya por la noche se acostó desnuda en mi cama e hicimos el amor de una manera salvaje, la oía gemir, mientras encadenaba orgasmos, Vega se entregó a mí como nunca y disfruto como hacía tiempo no la veía, nos quedamos dormidos muy de madrugada, agotados y felices aunque de mi cabeza no se iba la imagen de Vega siendo poseída por otro.

Nuestra relación cambió a raíz de ese día, no sé si para bien o para mal, pero cambió, el primer cambio que note fue al siguiente fin de semana, pensé que Vega se quedaría en casa, pero me dijo que el viernes saldría con sus amigos de la facultad nuevamente, me intranquilice aunque Vega me miro con cariño y me dijo que no me preocupase.

—Tito, estate tranquilo y diviértete, dentro de unas horas nos vemos.

Me guiñó un ojo y se fue, dejándome algo intranquilo, me repetía una y otra vez a mí mismo que era lo normal, que debía de experimentar cosas nuevas y si decidía que era a mí a quien quería, si lo que deseaba era compartir su vida conmigo me lo haría saber y yo mismo me daría cuenta. Estaba con mis pensamientos haciendo mis ecuaciones de vida y medio atormentándome, era ridículo, tenía que ser más liberal tener una mente más abierta y no dar importancia a estas pequeñas cosas, pero me aterraba perder a Vega. En esas estaba cuando llamaron a la puerta, me extraño puesto que no esperaba a nadie, cuando fui a abrir me encontré con Noa, bellísima.

—Hola Kevin, dijo Noa dulcemente.

—Noa que sorpresa, Vega se ha ido hace un rato, ¿venias a buscarla? Dije conmocionado.

—No cielo, vengo a verte a ti, y a hacer que no estés tan solito.

Diciendo esto se quitó la pequeña gabardina que traía y me mostro su cuerpo cubierto por un corsé muy sensual un tanga mínimo, ligueros, medias y zapatos de tacón, se quitó el broche del pelo y dejo caer su larga melena rubia de manera sensual, se acercó a mí me abrazó y me besó dulcemente, la aparte suavemente y la mire asustado.

—Noa ¿Qué haces?, no lo hagas pertenezco a Vega y lo sabes, esto no puede ser, además eres su mejor amiga, no le puedes hacer esto.

Noa esbozo una sonrisa maliciosa, busco su teléfono y llamó a alguien mientras me miraba a los ojos de manera seductora.

—Hola cielo, si lo tengo frente a mi asustadito, espera que te lo paso, dijo Noa.

Me paso el teléfono, y la mire más asustado aun.

—¿Si? Dije con temor.

—Hola mi amor, oí a Vega al otro lado, con mucho ruido de fondo.

—¡¡Vega!!...que… ¿Qué significa esto? ¿Qué es lo que pasa?

—Mi vida tranquilízate, decía Vega, he estado pensando mucho en lo que pasó y considero que si yo me he divertido con otra persona, creo que tú debes de hacer lo mismo, es lo más equitativo, se lo comenté a Noa y ella se ofreció enseguida a pasar la noche contigo, sabes que te quiere mucho y me ha confesado muchas veces que deseaba que la follases de nuevo, así que no la hagas esperar y disfruta mi amor; te dejo que nos traen la cena y con todos los que somos como no espabile me quedo sin nada, un besito muy grande cielo pásalo bien.

A cuadros, me quede a cuadros mientras Noa me miraba relamiéndose, cogía el teléfono de mis manos y lo guardaba; no me di cuenta pero a estas alturas tenía una erección de caballo y Noa se dio cuenta.

—Kevin, que te parece si nos subimos a tu habitación, he soñado con esto desde que estuve contigo hace ya más de dos años.

Deje de comportarme como un memo asustado, mire a Noa con deseo y la abrace contra mí comiéndome su boca con lujuria, Noa no se quedaba atrás y se comportaba como una zorra sedienta de sexo, provocándome, excitándome, me agarro de la mano y me llevó a mi habitación, follamos hasta caer rendidos, me encantaba como follaba Noa, era pasional y se entregaba con todo su ser a lograr el objetivo de alcanzar el máximo placer, suyo y de su pareja, quería mucho a esta niña.

Después de estar unas cuantas horas teniendo sexo desenfrenado, Noa y yo nos quedamos dormidos y no nos dimos cuenta de la hora que era; no sé en qué momento de la noche note un cuerpo abrazándose a mí, y dándome besitos, pensé que era Noa pero me encontré a Vega desnuda, preciosa y mirándome con carita traviesa.

—Hola mi amor, ¿Qué tal lo habéis pasado? Susurro Vega en mi oído.

—¡¡VEGA!! Dije en voz alta, perdón mi amor nos quedamos dormidos.

En ese momento y debido a mi voz se despertó Noa asustada, al ver a Vega abrió mucho los ojos y empezó a disculparse mientras se levantaba de la cama desnuda.

—Vega cielo perdóname, estaba tan a gusto que nos quedamos muy dormidos.

—¡¡Ehhh!! …os queréis tranquilizar los dos, me encanta teneros en la misma cama y desnudos, es algo que rondaba en mi cabeza, y ahora Noa ven aquí y vamos a dormir, estoy muy cansada.

Noa se metió en la cama, a Vega la teníamos entre los dos la abrazamos y oímos a Vega dar un gemido de placer.

—Os quiero. Dijo Vega.

Aunque me apetecía follarme a Vega en ese momento, el cansancio pudo con nosotros y nos quedamos dormidos los tres profundamente, cuando me desperté estaba solo en esa gran cama aunque se oían risas en el cuarto de baño, me levante y me medio asome viendo a Vega y a Noa duchándose juntas, muy abrazadas y besándose sus manos recorrían sus cuerpos y se frotaban con descaro. No sé si me vieron o no, pero me volvieron a ofrecer un espectáculo precioso de dos mujeres amándose sin ningún tipo de reparo, y el momento más esperado llegó cuando Vega y Ainhoa alcanzaron sus orgasmos a la vez, en esos momentos mi polla estaba a punto de explotar y solo deseaba meterme con ellas en la ducha y follarlas hasta caer desfallecido.

Las vi salir de la ducha y me fui rápidamente a la habitación, ellas entraron al poco rato envueltas en toallas y se acercaron felinamente a la cama.

—Dormilón, ¿has descansado bien? Dijo Vega cantarina dándome un beso en los labios.

—Muy bien, dije yo admirando esos cuerpos mínimamente cubiertos por las toallas.

Noa también me beso y me miro con cariño, se hizo un silencio algo incómodo, se miraban entre ellas mientras  se daban la mano, parecía como si estuviesen hablando con la mirada, me miraron las dos risueñas y Noa rompió el silencio.

—Anda Kevin, ve a ducharte, me dijo dulcemente.

Pensé que lo que habían empezado en la ducha todavía no había terminado y necesitaban su momento de intimidad para devorarse mutuamente. Alargue la ducha un poco más de la cuenta, pero deseaba verlas de nuevo, salí de la ducha y aunque me puse una toalla a la cintura mi tienda de campaña era muy evidente cuando mire al interior de mi cuarto vi a Vega y Noa todavía con las toallas pero charlando tranquilamente, entre a la habitación y ellas me miraron risueñas, Vega dio unas palmaditas al colchón para que sentase entre ellas cuando llegue a su altura mi toalla ya no podía esconder mi más que evidente erección, mi polla estaba pegada a mi tripa.

Vega me miro con deseo y Noa se mordía el labio inferior lascivamente, cuando me senté las manos de las chicas enseguida deshicieron el nudo de la toalla dejándome desnudo.

—Ufffff cariño, dijo Vega, esto está muy hinchadito, habrá que hacer algo.

La voz de Vega era mimosa, las dos chicas se levantaron y dejaron caer sus toallas, mi polla dio un respingo al ver a dos bellezas desnudas, abrieron mis piernas y sus dos cabecitas empezaron a hacer diabluras en mi polla y en mis huevos, al poco estaba tumbado en la cama, con el coño de Noa en mi boca y Vega cabalgándome con mi polla metida en su coño hasta los huevos, gemía escandalosamente  y notaba que tardaría poco en correrse, sentí como su orgasmo estallaba y atravesaba su cuerpo, se abrazó a Noa y se besaron con desesperación, al poco Vega se tumbó a mi lado y Noa se empalo el culo ella solita, botaba con sus piernas bien abiertas mostrándome como  mi polla perforaba su anito mi mano se fue hacia su clítoris y empecé a pajarearla mientras Vega me comía la boca y era ella quien ponía su coñito al alcance de mi lengua. Noa estaba muy excitada, note sus convulsiones y como empezaba a correrse, su culo apretaba mi polla de forma deliciosa, mi orgasmo no quería esperar más pero no quería terminar en el culo de Noa, cuando note que su orgasmo había acabado me salí de su interior y quite de encima mía a Vega, creo que las dos entendieron lo que deseaba, se arrodillaron y pusieron sus caritas muy juntas.

—Córrete en nuestras caras mi amor, dijo Vega con deseo.

Estalle en un orgasmo increíble que me hizo eyacular una cantidad copiosa de semen embadurnando las caritas de esas dos mujeres increíbles, cuando termine, caí rendido en la cama, Vega me besó y me miro con cariño.

—Te amo mi vida, me dijo mi niña sin apartar la vista de mis ojos.

Noa también me beso, y me miro divertida.

—Yo no te amo, pero te quiero un montón dijo riéndose.

Nos recuperamos un poco, las chicas fueron a lavarse la cara y yo baje a preparar el desayuno para los tres, nos hacía falta coger fuerzas, ese fin de semana fue increíble, Noa no se fue hasta el domingo por la noche, nos pasamos todo en fin de semana follando como desesperados. En esos dos días Vega y Noa no se escondieron y se follaron frente a mi sin ningún temor uno de los momentos que más me impacto fue cuando se introdujeron un dildo de más de 40 cm y poco a poco juntaron sus sexos haciendo la "tijerita" hasta alcanzar un orgasmo que las dejo agotadas.

El domingo por la noche, estando en la cama con Vega hablamos sobre lo sucedido mientras nos acariciábamos, estábamos muy relajados.

—¿Te ha gustado lo que ha ocurrido? Pregunto Vega.

—No puedo mentirte, me ha encantado, sabes que a Noa la quiero mucho, pero nunca se me paso por la imaginación lo que ha ocurrido.

—He de confesarte tito que a mí sí, pero no sabía cómo hacerlo, no me considero bisex, ni lesbiana, pero Noa es algo muy especial para mí, y este fin de semana he cumplido mi sueño, el tener a las dos personas que más quiero en esta vida, dándome placer, amándome.

—Vega, ¿Cómo te has sentido al verme follar con Noa?

—Bueno…la verdad no ha sido tan malo como me había imaginado, reconozco que al principio tuve un pequeño ataque de celos y casi paro todo, pero me di cuenta que estabas conmigo en todo momento, hasta una vez que te corriste dentro de Noa agarraste mi mano y la besaste, podrás estar follándote a otra, pero tu cabecita me pertenece, dijo Vega mientras me besaba con pasión.

Vega se abrazó más a mí dejándome sentir su cuerpecito desnudo, me volvió a besar y me miro a los ojos, se hizo un silencio mientras ella acariciaba mi cara.

—Tito…

—Dime cariño.

—Sabiendo que te amo más que a mi propia vida… ¿soportarías verme follada por otro hombre?

En esos momentos vino a mi mente el día que me dijo que había follado con otro. No, por supuesto que no lo soportaría me moriría de celos, creo que mataría al tío que la poseyese o en su defecto le haría endodoncias en todos sus dientes sin anestesia para que sufriera.

—Vamos a ver Vega, no sé cómo podría reaccionar, la idea no me seduce para nada, pero por otra parte tú me has visto follar a mí con otra, seria egoísta por mi parte el decirte que no lo soportaría.

Sé que fue una respuesta ambigua, Vega volvió a besarme, apago la luz de la mesilla y se acurruco junto a mí; esa noche no pude dormir muy bien, sabía que Vega me había hecho esa pregunta por algo, siempre que preguntaba o decía algo era con un fin específico, algo tenía en su cabecita.

Las siguientes semanas fueron tranquilas, Vega estaba haciendo odontología, pero ella quería especializarse en cirugía bucomáxilofacial e implantologia. El siguiente fin de semana posterior al trio con Noa, Vega no salió de casa, lo dedico a estudiar y a mí, para que no estuviese tan metida en casa la invite al cine y a cenar, aunque cuando volvíamos a casa se subía a su habitación y se enterraba entre libros y apuntes hasta altas horas de la madrugada. Cuando termino sus exámenes ese mismo viernes se fue de fiesta, me sentí un poco desplazado, pensé que se quedaría conmigo y follaríamos como conejos, llevaba muchos días sin sexo y la necesitaba, cuando la vi bajar estaba radiante, preciosa.

—Tito, no me esperes hasta por lo menos el domingo por la mañana, quiero divertirme y hacer locuras.

Eso fue como una puñalada, lo tomé como "quiero follar, pero no contigo", me dio un beso y vi desaparece a la mujer de mis sueños por la puerta. Qué queréis que os diga, me sentí fatal, quería mandar todo a la mierda y abandonar este sentimiento que me destrozaba poco a poco, es lo malo de no estar muy seguro de ti mismo, te hace dudar, te hace ver fantasmas donde no los hay.

—Ella te quiere.

Me repetía una y otra vez en voz alta, por ella lo daría todo y por ella haría de todo, la amaba de tal manera que era incapaz de dejarla aunque en ese momento es lo que mi cabeza me dictaba. Me quede dormido en el sillón, me desperté serian la cuatro de la mañana y me fui a dormir, no sé en qué momento de la noche note movimiento en mi cama y note dos cuerpos desnudos que se pegaron a mí, a Vega la reconocí de inmediato por su perfume, pero la que tenía a mi espalda no conseguía saber quién era, se abrazó a mí y besó mi espalda, Vega me acaricio la cara, su aliento olía a alcohol, aunque estaba excitado decidí no hacer nada.

—Vamos a dormir mi amor, dijo Vega, estamos agotadas.

Ellas se quedaron dormidas al instante, pero yo no pude dormirme, ¿Qué hombre en su sano juicio se dormiría con dos bellezones desnudos acunándole?, mis manos no estuvieron quietas, exploraron el cuerpo de la desconocida y supe enseguida que era Noa, eso me tranquilizo de alguna manera.

El resto de noche paso lentamente, mis expectativas de una mañana cargada de sexo y orgasmos quedo en solo eso en una expectativa, me levante temprano pero las chicas dormían muy profundamente, me fui a correr un rato, como siempre compre churros para el desayuno aunque cuando llegué seguían dormidas y no fue hasta cerca de las tres cuando note el primer abrazo  en mi espalda.

—Buenos días mi amor, dijo Vega con voz pastosa.

—Hola cariño, ¿Qué paso anoche? No te esperaba hasta mañana domingo.

—Bueno, no fue la noche de locuras que esperaba, bebí mucho y Noa mas, llegamos muy perjudicadas a casa…Noa está hecha polvo, dentro de un mes se va a vivir a San Francisco, va a hacer su carrera en la universidad de Stanford.

Eso para mí fue un jarro de agua fría, quería mucho a Noa y saber que se iría y ya no nos veríamos tan a menudo me entristeció. Al poco apareció Ainhoa con cara de dolor, se agarraba la cabeza y se quejaba de dolor mucho dolor, aparte del disgusto que tenía por la noticia de su marcha a Estados Unidos.

Una vez comimos se subieron a dormir de nuevo, me pase un par de veces por si me podían regalar uno de sus espectáculos lésbicos, pero solo dormían, estaban agotadas, se levantaron cerca de las nueve de la noche y bajaron perfectamente arregladas.

—Nos vamos tito, dijo Vega, a ver si animo un poco a este muermo dijo dirigiéndose a Noa.

Me molestó, sinceramente me sentí muy molesto con las dos, pensé que se quedarían conmigo y haríamos algo juntos, pero me equivoque en ese momento me sentí como el padre de las dos; me di cuenta que podía estar muy enamorado de Vega y que ella necesitase su espacio pero yo también necesitaba el mío y me sentía algo utilizado, pero mi vida y mi felicidad estaban en manos de una joven de veinte años y eso debía de cambiar.

—Me parece muy bien, conteste, creo que yo voy a hacer lo mismo me voy a arreglar y me voy a ir a dar una vuelta, creo que también me hace falta hacer alguna locura.

Vi la cara de intranquilidad de Vega, la tenía acostumbrada a que ella se iba y yo me quedaba en casita esperándola, pero no sé si por cabreo o por hacer que las cosas cambiasen dije eso.

—Mi amor, si quieres nos quedamos contigo y hacemos algo los tres, o mejor nos vamos los tres de marcha, dijo Vega esperanzada.

—Déjalo Vega, dije tajante, iros a vuestro aire y estate tranquila, divertiros.

Con lo que era Noa que no se callaba ni debajo del agua no decía nada, estaba como ida, creo que le hacía falta animarse y no le apetecía quedarse en casa y menos que fuese con ellas. Las vi marchar, la mirada de intranquilidad de Vega se hizo más evidente, y yo realmente no sabía si salir o no, aunque ya puestos me iría a dar una vuelta. A la hora más o menos estaba delante de la barra de un garito con muy buen ambiente, en ese momento sonó mi móvil era un mensaje de Vega, preguntándome si había salido al final, la iba a responder cuando escuche una vocecilla a mi lado.

—Hola guapísimo, ¿me invitas a una copa?

Cuando miré a quien me lo decía, casi me asusto, parecía una actriz porno, rubia de bote, pestañas postizas, ojos muy pintados, labios carnosos y pintados de un rojo muy brillante, la carita era mona pero con tanto potingue asustaba, tetas operadas talla 110 y un cuerpo de gimnasio, con unos short muy pequeños dejando su culo casi al aire, en definitiva el tipo de mujer que no me gustaba.

—¿Por qué he de invitarte a una copa?

—Bueno es evidente ¿no? Dijo mostrando su cuerpo.

—Veras, no tendría inconveniente en invitarte, pero no quiero que un menor tome alcohol.

—A ver gilipollas, que soy mayor de edad, y lo puedo demostrar.

—Si tú lo dices, dije con indiferencia.

—Mira maricón, nunca en tu puta vida estarás con una tía que esté más buena que yo, me he puesto en bandeja para ti ¿y haces ascos? Que te den.

Y dándose media vuelta se fue meneando ese culito que en verdad, merecía ser penetrado más de cien veces. Según llegó a donde estaban sus amigas y les contó lo que había pasado empezaron a hacer aspavientos y miraban hacia donde estaban furiosas con cara de "ósea tía, no me lo puedo creer”

Esbocé una sonrisa por lo ridículo de la situación, aunque sabía que si me quedaba más tiempo seria el centro de sus burlas por haber rechazado a semejante "pivón" apuré mi bebida pagué y me fui. Pensaba en irme a casa pero las casualidades hicieron que me encontrase con un compañero de facultad que hacía años que no veía. La verdad me hizo ilusión verle, porque fuimos grandes amigos cuando estudiábamos, iba acompañado de su novia y de la hermana de esta, enseguida nos metimos en otro garito, y sinceramente nos lo pasamos muy bien, pero hacía tiempo que no bebía y creo que perdí los papeles y el sentido. Me desperté desnudo en la cama de un piso que no conocía y con la hermana de la novia de mi amigo al lado también desnuda y abrazada a mí, las pruebas de que follé con ella eran evidentes, pero no me acordaba de nada, tenía una inmensa laguna mental me levanté de la cama con una resaca del quince, vi mi teléfono y se me cayó el mundo encima

—Joder ¿Qué he hecho?, pensé acojonado.

Más de 30 wasap de Vega y diez llamadas perdidas, juro que no escuche el teléfono, pero me imagino que mi niña estaría muy asustada y bastante enfadada. Empecé a buscar mi ropa intentando hacer el menor ruido, pero mi acompañante de cama se despertó, ni siquiera recordaba su nombre.

—Kevin… ¿te vas?

—Ehhh… si, debo de irme.

—Algo que me gustaría aclarar, ¿volveré a verte? Dijo mi acompañante de cama

—Estoy seguro de ello, pero quizás no como tú deseas.

Pasé al baño y me duché, cuando salí ella estaba sentada en la cama cubierta por una sabana.

—De todas formas Kevin, me ha encantado conocerte, me has follado como nunca nadie me ha follado, ni me acuerdo de la cantidad de orgasmos que me has regalado me dejaste rota. ¿Por cierto quien es Vega?

Me acercó hacia ella y me besó con cariño.

—Alguien a quien debo de ver ahora mismo, la dije.

—La envidio, nos vemos Kevin.

Salí de esa casa, no tenía ni idea de donde estaba ni como había llegado hasta allí, pare un taxi y me llevo a mi casa, eran cerca de las doce del mediodía…joder que resacón llevaba, cuando entre a casa Vega estaba en el sillón, llorando, según me vio se lanzó a mis brazos y lloró sin consuelo me sentí como una autentica mierda de persona, pero también pensaba que ella podía hacer lo mismo. Ese día fue el punto de inflexión en nuestra relación, tuvimos una de las broncas más fuertes que recuerdo nos echamos en cara muchas cosas y reconocimos otras, por primera vez vi peligrar mi relación con Vega.

Estuvimos varios días sin hablarnos parecíamos dos extraños, ella hacia su vida y yo la mía, al llegar la noche cenábamos en silencio y sin decir ni buenas noches se iba a dormir a su cuarto, sinceramente pensé que todo se había acabado, más que nada porque fui yo quien provocó esto y Vega no me lo perdonaría, pero nada más lejos de lo que pensaba.

—¿Vamos a seguir así por muchos días? Pregunto Vega, Me importas mucho y no me gusta la actitud que estas tomando… ¿sientes algo por la mujer que te follaste?

—Vega no digas tonterías por favor, sabes que solo fue sexo, la persona que me importa la que me hace vivir y levantarme cada mañana la tengo delante de mí.

—Entonces no entiendo tu actitud, yo sé lo que quiero, pero tú me empujaste a salir, a experimentar, a conocer a gente, tengo claro lo que deseo, no quiero hacer más experimentos, te quiero a ti, y quiero envejecer contigo, ¿te queda claro?

—De acuerdo Vega, me ha quedado claro lo que quieres de mí, y te aseguro que no va a haber más malos entendidos.

La expresión de mi niña se dulcifico, se levantó vino hacia donde estaba y se sentó a horcajas sobre mí, me besó con pasión, tardamos nada y menos en desatar nuestra furia sexual y literalmente follarnos como si fuese la primera vez es lo mejor de las reconciliaciones. Vega me dejo literalmente seco, aunque me pedía más ya no había de donde sacar, utilice mi lengua y mi boca para hacerla alcanzar dos orgasmos más que la dejaron más que satisfecha y nos hizo dormir como bebes. Al día siguiente nos levantamos y nos duchamos juntos, todo empezaba a ser perfecto de nuevo, bajamos a desayunar y yo ciertamente estaba como en una nube, pero Vega se encargó de bajarme de un soplido duro y directo.

—Kevin, me debes una y lo sabes me la pienso cobrar.

Ese comentario me devolvió a la realidad, Vega buscaba la equidad de la situación y esa equidad pasaba por follarse a un tío. Mi expresión cambió debido al cabreo que se adueñó de mí, quería mucho a Vega y pensé que esto había acabado, que teníamos las ideas claras y estas estupideces se habían terminado, pero entendí que no, mi cara de decepción lo decía todo.

—¿Sabes Vega? Puedes hacer lo que te dé la gana, me da igual, pero por favor que no me entere, se discreta.

—No Kevin, dijo Vega enfadada, quiero lo mismo que lo que tu tuviste, quiero un trio con otro tío, que me folléis los dos y que me veas follando con otro, lo mismo que yo te vi a ti con Noa quiero sentir dos pollas a la vez, perforando mi culo y mi coño, y quiero que una de esas pollas sea la tuya.

—Creo que no eres consciente de que lo que deseas no lo vas a conseguir conmigo.

—¿POR QUE NO, KEVIN, DIME POR QUE NO? Grito Vega.

—No lo quieres entender, dije con toda la tranquilidad que pude, Vega, tu controlaste en todo momento el encuentro que tuve con Noa, el como el cuándo y el donde y además no tuviste inconveniente en participar con nosotros. Queremos a Noa, la conocemos hace muchos años y además vosotras sois amantes, pero, ¿qué hubiese pasado si en vez de ser Noa, hubiese sido otra mujer? ¿Te hubieses metido en la cama con nosotros?

—Pues tal vez si…o no, yo que sé. Dijo Vega malhumorada.

La mire con dureza, a cada minuto que pasaba Vega me parecía menos atractiva, su actitud la afeaba mucho.

—No lo pienso consentir, Vega, no pienso consentir que traigas a un tío que no conozco a casa, que te lo folles delante de mí y que encima me pidas que participe.

Vega me miró disgustada, estaba encabronada y me quería hacer pagar mi infidelidad, pero había ciertas cosas que no pensaba consentir, quizás y solo quizás si ella o yo hubiésemos tenido un amigo como Noa no me hubiese importado, pero así de buenas a primeras no quería un extraño, me llamaréis egoísta y si a lo mejor lo soy, pero solo el hecho de imaginar a Vega poseída por otro hombre me ponía enfermo.

—De acuerdo tito, dijo Vega algo más tranquila, pero me la sigues debiendo, quizás algún día encontremos a esa persona que sea de nuestro agrado, a partir de este punto se acabaron las tonterías… ¿me oyes?, ya no quiero divertirme por ahí sin ti, ni quiero hacer otra cosa que no sea estar contigo, tu eres mío y yo soy tuya, ¿estás de acuerdo?

—Totalmente de acuerdo, y te pido perdón por no haberlo entendido como tu deseabas.

Aun así estuvimos algo enfadados un par de días, aunque nuestro enfado se diluyo enseguida y volvimos a hacer nuestra vida normal, desde ese día empezamos a hacer todo juntos, y sinceramente con Vega me lo pasaba muy bien, era un encanto.

Uno de los días más tristes fue cuando fuimos a despedir a Ainhoa al aeropuerto, el momento de verla desaparecer por el control de seguridad fue un momento duro, no la veríamos por meses y seria duro verla solo a través de Skype, yo lo pase mal, la quería mucho aparte de lo que había vivido con ella, era una gran amiga y sabíamos que nunca nos defraudaría, pero para Vega fue mucho peor, era su amiga, su confidente, su paño de lágrimas…su amante, fue muy duro para ella y la dejo tocada anímicamente, pero este solo era el principio de lo que nos esperaba, las desgracias o las penas nunca vienen solas, vienen acompañadas de algo malo.

Los problemas empezaron en la universidad, estando en cuarto año, un profesor se enceló con ella e hizo todo lo posible por llevarla a la cama, pero la grabación de una conversación que mantuvo con el por un examen injustamente suspendido nos ayudó a denunciarle por acoso. Al final se demostró que ese profesor utilizaba su posición para sacar provecho sexual de las alumnas que él quería, acabando con su carrera y su matrimonio.

Toda nuestra vida se tambaleo con este incidente, nuestra vida sexual casi desapareció, Vega perdió la confianza en sí misma, aun así no me separe de su lado en ningún momento y tuvo todo mi apoyo y mi cariño, sé que ella lo agradeció, nos costó volver a la normalidad, pero lo peor estaba por llegar.

Estando en el quinto curso no sé cómo se propagó el rumor de que mi sobrina y yo manteníamos una relación incestuosa, nuestra relación la llevábamos muy en secreto, no había muestras de cariño en público y solo Ainhoa y Susana conocían lo nuestro y confiábamos en ellas con los ojos cerrados, alguien que nos odiaba, seguramente ese profesor malnacido, se encargó y muy bien de lanzar los cotilleos en los lugares estratégicos, fue devastador para nosotros, vivíamos en un barrio donde todo el mundo nos conocía y sabia la historia y la desgracia de nuestra familia, para mi amada sobrina era difícil salir de casa sin que escuchara insultos mientras susurraban comentarios por lo bajo y la miraban con desprecio. En la universidad la cosa no fue mucho mejor, la hicieron el vacío y se sentía el centro de todos los comentarios soeces, para rematar todo esto los comentarios llegaron a oídos de mis superiores que decidieron indemnizarme y prescindir de mis servicios, fue duro, muy duro, Vega se sumió en una profunda depresión que la hizo encerrarse en casa y en sí misma.

Bien, no podíamos seguir así, todo a nuestro alrededor se estaba hundiendo, mi sobrina llorando en el sillón y yo sin creerme lo que estaba pasando, una idea rondaba en mi cabeza y la iba a llevar a cabo, no podíamos seguir así, recordé que cuando empecé mi carrera tuve la oportunidad de hacerla en el norte de España, pero eso significaba alejarme de Paula y no quise irme, ahora eso me iba a venir bien. Me acerqué a mi sobrina, estaba hecha un ovillo llorando.

—Ven mi amor, levántate.

Vega se levantó y se abrazó a mí con desesperación, lloraba desmoralizada.

—Tío, esto no puede estar sucediendo es una pesadilla.

Deje que mi sobrina se tranquilizase, y la separé suavemente de mí, sequé sus lágrimas y acariciaba su cara.

—Vega sabes que te quiero con locura y no voy a dejar que te hagan más daño, pero así no vamos a seguir.

—Yo también te quiero mucho tío, quiero que este acoso termine.

—Mi vida ¿confías en mí? La pregunté

—Con los ojos cerrados tío.

—Bien, sube a tu habitación y haz las maletas, llévate lo más importante yo voy a hacer lo mismo, sé que no cabe todo, pero ya compraremos lo que nos haga falta.

Mi sobrina ni pregunto, subió corriendo y al cabo de dos horas cerca de una de la madrugada, estábamos en carretera.

—Bien mi vida, dije a Vega, sé que esto va a ser también duro pero vamos a vivir en otra ciudad en la que termines tu carrera, debemos de empezar de nuevo pero ahora seremos pareja, no seremos tío y sobrina, ¿estás de acuerdo?

Vega solo asintió con la cabeza y abrazándose a mi brazo apoyo su cabeza en mi hombro y se quedó dormida, cerca de la cinco de la mañana estaba agotado paramos en un hotel de carretera y nos fuimos a dormir. Cuando amanecimos nos miramos y de alguna manera nos sentimos libres, hicimos el amor como hacía tiempo que no nos entregábamos, nos fuimos a duchar y seguimos camino.

Cuando llegamos a Santiago de Compostela buscamos un hotel donde alojarnos mientras buscábamos pisos en alquiler, al mes estábamos instalados en un piso muy cerca de la facultad de Medicina y Odontología, pedimos el traslado de expediente, pero por desgracia Vega perdió ese año, empezaría quinto año de nuevo en la nueva universidad.

Me puse en contacto con el abogado y firme un poder notarial para que pudiese firmar en nuestro nombre, nos deshicimos de nuestro número de teléfono móvil y nos dimos de alta en otra compañía, alquilamos el chalet donde tantos ratos buenos y malos habíamos pasado, pero lo que tenía claro es que no volveríamos por allí durante mucho, mucho tiempo y solo sería Vega la que decidiese que es lo que hacíamos con él, Durante los dos años que estuvimos viviendo en Santiago de Compostela hice algunas sustituciones pero económicamente no teníamos problemas, Vega percibía una pensión de orfandad, aparte que sus padres la dejaron una cuantiosa cantidad de dinero con sus seguros de vida. En ese tiempo recobramos nuestras vidas, nuestra pasión y nuestras ganas de amarnos, fueron dos años en los que vivimos muy felices.

Vaga se doctoro en odontología, para celebrarlo nos fuimos a las Islas Maldivas, fueron unas vacaciones increíbles en las que disfrutamos mucho y nos amamos hasta la locura, me encantaba ver a Vega como siempre había sido, tierna, cariñosa y seductora, el mal trago que tuvimos que pasar quedaba en un amargo recuerdo.

Dejamos Santiago de Compostela, es un buen sitio para vivir si te gusta el mal tiempo, aunque he de decir que durante los dos años que estuvimos allí esa ciudad y su gente nos trataron con mucho cariño, en el final de nuestras vacaciones estuvimos una semana en Marbella y nos gustó tanto que nos trasladamos a vivir allí, y fue en ese sitio donde empezamos realmente a disfrutar nuestra vida, lo único que me pidió Vega es que comprásemos un chalet con piscina.

Al año estábamos viviendo en un estupendo chalet con piscina y cerca de la playa, y a los dos años habíamos inaugurado nuestra clínica de estética dental, nuestra vida empezaba a ser muy tranquila, todo nos iba bien entre nosotros nos amábamos, pero notaba que de vez en cuando a Vega le hacía falta algo más, no tenía muy claro lo que era, nuestra pasión nuestras ganas de follar no habían desparecido ni habían mermado, intente hablar de eso con ella, pero me dijo que no era nada.

—Vega, lo que sea cuéntamelo por nada del mundo quiero perderte.

Me miro con cariño, acarició mi cara y me besó, un beso profundo, sincero, lleno de sentimiento.

—Mi amor, por nada del mundo me vas a perder, te amo demasiado, eres mi vida.

De momento la cosa quedó ahí, sabía que a Vega la pasaba algo, estaría muy pendiente de ella a ver si conseguía averiguar lo que realmente necesitaba.

La respuesta no tardó en llegar, aunque no me lo esperaba, estaba en la consulta con un paciente, Vega entro, la vi alterada pero su cara era de felicidad.

—Kevin, cuando termines puedo hablar contigo.

—Claro, te veo en tu consulta.

A los pocos minutos estaba frente a ella, se abrazó a mí con fuerza mientras saltaba y emitía chilliditos.

—Cariño, ¿adivina quién va a venir a vernos dentro de dos días?

Por su alegría y excitación sabía que era Noa. Desde que se marchó a Estados Unidos a hacer su carrera ya no la volvimos a ver, de acuerdo que hablábamos por Skype, pero las sesiones se empezaron a alargar, hasta casi desaparecer. Supimos que se graduó en ingeniería informática y que empezó a salir con un chico mulato de buena familia que se llamaba Henry y era ingeniero de telecomunicaciones, se establecieron en Los Ángeles y empezaron a vivir juntos, alguna vez nos vimos los cuatro por cam, y he de reconocer que el chico me cayó muy bien, muy educado y muy simpático.

—¿Va a venir Noa?, la pregunte ilusionado.

—Siiiii, cariño si, dijo igual de ilusionada que yo, me han dicho que les busque un hotel, pero me niego, les he invitado a quedarse en casa, ¿te parece bien?

—Claro que si mi amor, hay sitio de sobra y va a ser increíble.

A mi mente acudieron las imágenes de mis días con Ainhoa, como follamos y como disfrutamos el uno del otro, ahora estaba Henry, pero eso no era obstáculo para poder disfrutar de su compañía y de su simpatía.

A los dos días estábamos abrazándonos en el aeropuerto de Málaga, me quede sorprendido de cómo había cambiado Ainhoa, estaba preciosa, con un cuerpazo escultural se había operado las tetas  había engordado algo, pero lo suficiente para tener unas curvas de escándalo y un cuerpo que rozaba la perfección. Nos dirigimos al coche, Vega se agarró del brazo de Henry, era alto media casi los dos metros, Ainhoa me tomo de la cintura y juntó su cuerpo al mío mientras me miraba fascinada.

—Kevin, estas guapísimo, vaya, los dos estáis guapísimos, habéis cambiado tanto.

—Todos hemos cambiado Noa, mírate, me has dejado sin habla y esas tetas que tienes por dios, me va a resultar difícil mantener la compostura.

—Sabía que te iban a gustar, estoy muy orgullosa de ellas.

Cuando llegamos a casa y a causa del jet lag, fueron a descansar, nosotros nos fuimos a la clínica, nos llamaron después de comer y nos juntamos con ellos por la tarde en la piscina del chalet, Ainhoa estaba espectacular, una braguita de bikini mínima y en topless, mire a Vega y en ese momento me di cuenta de lo que necesitaba mi niña, lo que le hacía falta, sus ojos brillaban de deseo. Pasamos la tarde con ellos en la piscina, Vega también hizo topless y fue inevitable el fijarme como Henry no apartaba la vista del cuerpo de Vega, pero ellas dos estaban en otro mundo, agarradas de la mano susurrándose cosas al oído y riendo complicemente, parecía que el tiempo no había pasado por ellas.

Esa noche en nuestra habitación y oyendo a lo lejos los gemidos de placer de Ainhoa, miraba a Vega, radiante, bella, deslumbrante, la tenía desnuda entre mis brazos, mientras hacíamos el amor con calma, con ternura.

—Mi amor, la dije susurrando en su oído, ya se lo que te pasa, lo que necesitas y por qué estabas tan rara en ocasiones.

—¿Si, lo sabes? Dijo Vega gimiendo de placer.

—Lo he entendido según te he visto con Noa, vuestro fuego aún no ha desparecido.

En esos momentos Vega estalló en un poderoso orgasmo que tuvieron que oír en toda la casa, su cuerpo se convulsionaba violentamente y note como exprimía mi polla con su chochito hasta hacerme estallar a mí en un orgasmo increíble, nos costó tiempo recuperarnos, mientras nos besábamos con pasión y nos demostrábamos cariño, Vega me miro a los ojos aun fatigada.

—¿Y ahora que lo sabes que va a pasar? Pregunto Vega con preocupación.

—Mi vida sabes lo que te quiero y lo que haría por ti para verte feliz. Mañana por la mañana Henry y yo nos vamos a jugar al golf, estaremos toda la mañana en el club hasta la hora de comer.

Vega me comió a besos, y volvimos hacer el amor hasta quedar agotados, al día siguiente cuando volvimos de jugar al golf, nos encontramos a las chicas en la piscina con una sonrisa de felicidad que dejaba adivinar lo bien que lo habían pasado, después de comer nos fuimos a enseñarles lo bonito de esta ciudad, y ya por la noche, estando con Vega en la cama aspire el aroma que desprendían las sabanas olía a Vega, a Ainhoa, me atreví a preguntarla.

—¿Lo has pasado bien mi vida, has disfrutado?

Vega se echó a reír, con esa risa que tenía cuando era feliz y se contagiaba aunque no quisieras.

—Mi amor, dijo Vega, cuando os fuisteis solo tardé un minuto en tenerla en nuestra cama, hemos hecho el amor hasta poco antes de llegar vosotros me encanta ver cómo hemos cambiado pero para mejor.

Esa noche me empape del cuerpo de Vega imaginándome a Ainhoa besando los mismos sitios que yo estaba besando, estaba excitadísimo y mi niña lo notó.

—¿Te gustaría verme follando con Noa? Preguntó seductoramente Vega, mientras se metía mi polla en su boca.

—Diossss, siiiiiii, me encantaría veros y follaros a las dos.

Me asusté de lo que acababa de decir, pero mi niña me miro traviesa, se levantó y encendió el televisor, enlazó su móvil y me puso un video, en esos momentos casi me corro, en la pantalla Vega y Ainhoa desnudas en un perfecto 69 gemían de placer mirando de vez en cuando a la cámara incitando a mirarlas.

—Ainhoa me pidió que lo grabase para ti, me dijo Vega dándome una mamada profunda.

Estaba sentado en la cama frente al televisor y con Vega comiéndome la polla como nunca lo había hecho, el cuerpo de Noa era perfecto, lo mismo que el de Vega, era imposible dejar de mirarlas, todas las sensaciones fueron mucho para mí y sin avisar a mi niña empecé a correrme en su boquita, la visión del video y ver mi polla desparecer en la boca de Vega mientras tragaba mi corrida me proporciono uno de los orgasmos más placenteros que recuerdo.

—Ufffff, Vega mi amor ha sido increíble, decía con el corazón a mil.

Vega me beso con pasión, se tumbó sobre mi dejándome sentir el peso de su cuerpecito, suave, sedoso, lleno de curvas, incitándote a poseerla.

—Mi amor, Noa me ha dicho que está deseando follar contigo otra vez.

La mire sorprendido, la cara de mi niña era de total tranquilidad, incluso diría que de complacencia.

—No digas nada mi vida, dijo Vega tranquila, ahora solo hazme tocar el cielo.

Esa día creo que Vega no paró de tener orgasmos desde por la mañana hasta que se durmió agotada abrazada a mí y con una carita de felicidad que se grabó en mi retina. Al día siguiente me desperté temprano, recordando los hechos de la noche. Pensaba en todas y cada una de las situaciones y en todas las ecuaciones que hacia Henry aparecía en ellas como un número molesto que no sabía despejar, hasta que mi mente se abrió.

—¡¡Que cabronas!! Pensé.

Henry no sobraba en la ecuación, era parte de ella, Noa y yo, Henry y Vega, estoy seguro que sería así, ellas ya lo tenían todo pensado, solo tenían que vendernos de la mejor manera posible lo que estaba cantado iba a suceder; seguía pensando en todo esto cuando noté como unas tetas se pegaban a mí y besaban mi espalda.

—Buenos días mi amor, ¿has descansado bien? Dije acariciando sus manos en mi cintura.

—Ummm, como me gusta que me recibas así mi vida. Dijo Ainhoa mimosa.

Me di la vuelta para disculparme, pero Ainoa me recibió con un húmedo beso que me dejo sin aire, mientras se frotaba contra mí.

—Kevin mi amor, desde que te vi en el aeropuerto deseaba besarte, ¿has hablado con Vega?

Yo solo asentí con la cabeza mientras mi polla era masajeada por Ainoa seductoramente, se levantó el pequeño camisoncito que llevaba, iba desnuda, se pasó un dedo por su rajita y lo acompaño de un pequeño gemido, cuando lo saco brillante de sus jugos me lo puso en mis labios, solo me limite a abrirlos y chupar con glotonería esa delicia.

—Ufffff, Kevin te follaba ahora mismo, estoy chorreando por ti.

Me volvió a besar y se fue hacia su dormitorio, vi como de camino se encontraba con Vega, se decían algo y se fundían en un erótico beso mientras me miraban.

Esa mañana me llevé a Henry a conducir un coche de F1, según se lo dije le encantó la idea, tenía un cliente que tenía un circuito donde se podían probar esos coches, he de reconocer que nos lo pasamos muy bien, aunque de mi cabeza no se iba la sensación de que en esos momentos Noa y Vega estaría desnudas en nuestra cama retozando como ninfas, y dándose placer nuevamente.

La mañana paso como un suspiro, cuando terminamos invité a Henry a unas cervezas, me conto lo bien que lo estaba pasando, y la diferencia de estilo de vida de Estados Unidos a España, lo cierto es que deseaba sondearle a ver por dónde respiraba, cierto que no hizo falta mucho, las cervezas ayudaron a desatar su lengua y de pronto me encontré siendo confidente de Henry.

—Lo que si he notado en Noa, decía Henry, es que desde que llegamos y estamos con vosotros está mucho más relajada mucho más feliz y eso me alegra, porque de vez en cuando no sabía lo que la pasaba, la notaba distante.

Este tipo me empezaba a caer bien, era muy educado y bastante divertido, lo que me conto de Noa era lo que le pasaba a Vega, creo que después de tantos años, se rindieron ante la evidencia que no deseaban dejar de sentirse, eran las mejores amigas que una persona pueda imaginar.

Esa primera semana que Henry y Ainhoa estuvieron con nosotros, la pasamos a caballo entre la clínica y estar con ellos, organizamos las citas de la siguiente semana y nos cogimos la semana de vacaciones para estar con ellos más tiempo, dejando a nuestros colaboradores, dos estupendos profesionales a cargo de todo, en esta semana antes de las vacaciones los escarceos y los acercamientos entre Vega y Henry y Noa y yo se hicieron evidentes.

En alguna ocasión, les dejábamos solos en la piscina mientras Noa y yo íbamos a por bebidas, los observábamos desde un ventanal mientras Vega le decía a Henry que le diese bronceador, si ese truco tan antiguo como efectivo, al principio Henry se cortaba mucho y no pasaba de la espalda, pero en más ocasiones su mano se colaba entre las piernas de Vega que movía su culito en clara aceptación de las caricias que recibía. Siempre que veíamos esto Ainhoa estaba delante de mí, refregando su culito sobre mí ya crecida polla mientras mi mano acariciaba su chochito empapado de flujo.

Pensé que teníamos que subir de nivel, Vega me contaba cuando nos quedábamos solos que se agarraba unos calentones de cuidado, calentones que pagaba conmigo y literalmente me follaba hasta dejarme más seco que una pasa.

—Cariño, no podemos seguir así, me decía Vega excitada, me paso todo el día empapada, mi coñito no para de soltar jugos, me voy a deshidratar reía divertida.

No sé si las chicas ya habían pensado algo, pero mi excitación, mi libido estaba por las nubes, todo me parecía tan pasional, tan surrealista que estaba deseando poner fin a esto, el fin más vicioso y lascivo que os podáis imaginar.

Al día siguiente y con la excusa que debía de hablar con unos clientes me llevé a Henry a Puerto Banus, por el camino estuvimos hablando de banalidades, pero llegando a nuestro destino nos metimos en la terraza de un bar frente al puerto y agarre al toro por los cuernos.

—Bueno Henry, te voy a decir la verdad, no tengo que ver a ningún cliente, te he traído aquí para que hablemos tranquilamente sobre lo que se nos avecina.

Nos sinceramos, las chicas nos habían ido preparando, pero nosotros hablamos y nos sinceramos, Henry me confeso que tener cerca a Vega le producía una excitación difícil de controlar y que deseaba follarla, sabía que Ainhoa y yo ya habíamos follado y que estaban liadas entre ellas, así que después de confesar todo urdimos nuestro plan, esa misma noche follaríamos todos con nuestras parejas y con la que no era nuestra pareja. Llamé por teléfono a Vega y la dije que íbamos a casa, pasaríamos el día en la playa.

Ese día fue el comienzo de todo, sin ellas saberlo cambiamos de pareja, Henry se volcó con Vega y yo con Noa, las chicas estaban encantadas, el punto en el que cambio todo fue el momento en el que se fueron al agua Henry y Vega, estuvieron un buen rato, solo se veían sus cabecitas muy juntas, cuando vinieron la mirada picara de Vega se cruzó con la mía y me giñó un ojo, ya habían follado, lo notaba en las mejillas de mi niña coloradas como un tomate.

—¿Me acompañas al agua Kevin?

Sonreí a Noa y mire a Vega que me lanzo un besito, cuando me levante me di cuenta de la tremenda erección que tenía, Ainhoa me agarro de la mano y se puso delante de mí, pagando su culito a mi erección, según nos metimos al agua se abrazó contra mí y me beso con deseo.

—¿Estos ya han follado verdad? Preguntó Ainhoa excitada.

—Acaso lo dudabas, han echado un polvo cuando se han bañado.

La temperatura del agua era la ideal, Noa me bajo el bañador se quitó su tanguita y se lo anudó al tobillo, me dio la espalda y en esa postura me la follé hasta que los dos alcanzamos a los pocos minutos un orgasmo que nos dejó agotados, algunas personas pasaban cerca y nos miraban con desaprobación, pero nos dio igual, cuando salimos del agua vimos de lejos como Henry y Vega se besaban apasionadamente, la suerte estaba echada y pintaba bien, pensé que llevaría muy mal el ver a mi niña entregándose a otro hombre, pero todo lo contrario, me excitaba verla tan provocativa.

Esa noche Henry y yo decidimos no salir, prepare una deliciosa cena con la ayuda de Henry, mientras las chicas preparaban el ambiente en la piscina, la cena fue de lo más provocativa, música chillout de fondo y ropas de lo más sugerentes.

Ya en los postres las chicas se metieron dentro de la casa, Henry y yo nos miramos y nos desnudamos, en ese momento vi la polla de Henry, joder se adivinaba grande, pero la verdad era enorme quizás un par de centímetros más que la mía, pero nada más, aun así nos miramos y nos echamos a reír.

—Hermano, dijo Henry, hagamos disfrutar a nuestras mujeres.

En ese momento Vega y Noa llegaban a nuestra altura con los ojos como platos y solo luciendo un tanguita mínimo. Tanto Henry como yo nos habíamos echado en una tumbona cada uno, Vega vino a mi temblando de deseo, vi cómo se quitaba su braguita mostrando el culo a Henry, tumbe a Vega en la hamaca y me empape de su fragancia, prepare bien su chochito para que Henry se la follase a placer y justo cuando se iba a correr pare, la mire a los ojos con amor y levantándola se la ofrecí a Henry mientras él hacía lo mismo con Noa.

Fue un polvo increíble, mi niña empezó a encadenar orgasmos lo mismo que Ainhoa que me abrazaba y me pedía más, las chicas se dieron la mano sintiéndose en cada uno de sus orgasmos hasta que Henry y yo nos vaciamos dentro de ellas, estábamos fatigados y sudorosos, Ainhoa se fue al lado de Henry y Vega vino a mi lado y me beso con pasión.

—Te amo mi vida, de una manera que no entenderías por que sobrepasa todo lo que puedas imaginar, dijo Vega, eres un sueño de hombre por lo que me das y lo que me haces vivir.

Nos fuimos al agua los cuatro, la noche invitaba a ello, las luces de la piscina estaban apagadas creando un ambiente de intimidad único entre los cuatro, en la piscina vimos como Vega y Noa, se abrazaban e iniciaban un ritual de seducción impresionante, cabe decir que es un espectáculo que todo hombre debería de vivir, ver como las dos mujeres que más quieres en este mundo son capaces de amarse y dar amor, Henry y yo estábamos abstraídos con todo lo que veíamos, en un momento que no recuerdo me vi subiendo a nuestra habitación agarrado de la mano de Vega, mientras Henry y Noa nos seguían.

Esa noche, esa cama fue testigo de una de las mayores muestras de amor entre cuatro personas, hubo de todo, tríos, cuartetos, parejas, todo lo que se nos ocurría lo llevábamos a cabo, el momento álgido fue cuando Vega con la polla de Henry enterrada en su culo me pidió que la follase el coño, nunca había visto a Vega tan excitada pidiendo más, más fuerte y más adentro, su orgasmo fue tan violento que perdió el sentido, pero hizo que Henry y yo nos vaciásemos en su interior en un orgasmo increíble.

Según terminamos Vega se abrazó con fuerza a mí, y me besó con pasión, me miraba agradecida y sonriendo me lo dijo.

—Gracias mi amor, creo que con esto la que me debías ha sido pagada, eres un cielo.

No me quedo más remedio que echarme a reír, ya ni me acordaba de eso, me dio igual, estaba feliz, feliz de verla así y de sentirme tan bien con ellos.

Esa última semana fue la más morbosa y divertida, disfrutamos de todo y de todos, nuestra relación subió en enteros y no sabíamos estar sin ellos ni ellos sin nosotros, Noa y yo follamos hasta caer rendidos, Vega disfrutó de Henry hasta hartarse, pero llegó el día de su partida, creo que el más triste desde nuestra mala experiencia antes de desparecer. Los cuatro lloramos amargamente, pero les prometimos que en navidades iríamos a verlos.

Esos tres meses que nos separaron hasta nuestro nuevo encuentro fueron difíciles, a ver, Vega y yo nos amábamos hasta la locura, pero los necesitábamos como el respirar. Todos los días por la noche hablábamos con ellos vía Skype y estaban en la misma situación, necesitábamos estar juntos nos echábamos mucho de menos.

Las navidades llegaron y pasamos tres semanas de fábula en Los Ángeles con ellos, los primeros días no salimos de su casa, nos pasamos follando dos días como animales hasta que tuvimos que parar debido a lo irritado que tenían el coño nuestras chicas y las relaciones ya se hacían dolorosas, aun así nos demostrábamos el cariño que nos teníamos. Estuvimos dos años así, ellos venían nosotros íbamos, pero la verdad lo pasábamos mal cuando nos separábamos, en el verano del tercer año ellos vinieron a nuestra casa, Una noche que estábamos los cuatro relajados en la cama después de haber follado, Henry lo soltó.

—¿Sabéis? Noa y yo lo hemos estado hablando, dijo Henry, no queremos seguir así, los meses se hacen largos esperando a vernos y cuando estamos juntos notamos que nuestra vida mejora.

Vega estaba apoyada sobre mi pecho, sus manos jugaban nerviosamente con las mías y sus pies jugaban con los de Noa, los dos les mirábamos intrigados y algo asustados, pero la cara de Noa era de tranquilidad de una alegría contenida.

—Hemos sopesado todos los pros y los contras, y queríamos preguntaros si os gustaría que viviésemos en vuestra misma ciudad, nos vendríamos a vivir a vuestra misma calle ya hemos mirado casas y a 100 metros venden un chalet precioso que podríamos comprar…no sé, ¿Qué os parece?

Vega se levantó y se abrazó con Noa y Henry, yo me limite a casi llorar de la alegría, Noa me miraba emocionada y cuando pudo se abrazó a mí.

—Estábamos deseando decíroslo, Dijo Noa, siendo sinceros ya lo tenemos casi todo hecho, solo faltaba que estuvieseis de acuerdo.

—Acaso lo dudabas, la dije sintiendo su cuerpo pegado al mío.

Noa me beso con pasión mientras se apoderaba de mi polla y la empezaba a pajear, amaba a Vega con todo mí ser, pero Ainhoa tenía un poder sobre mi indiscutible y lo que me pidiese se lo daría.

La noticia que nos habían dado fue como un revulsivo, esa noche fue indiscutiblemente, una de las mejores, hasta el final de sus vacaciones lo pasamos muy bien disfrutamos como niños. Ya en el aeropuerto esa despedida fue muy diferente, en quince días los tendríamos con nosotros de nuevo y empezaría una nueva etapa en nuestras vidas que nos daría muchas satisfacciones.

Fin

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