Follando a mi alumna

Ana me ofrece sexo a cambio de aprobar un examen

Tras ser asiduo lector de esta web, he decidido iniciarme como escritor contando algunas de las experiencias que he vivido confiando en que sean del agrado de los que puedan leerlas y les genere sensaciones similares a las que me producen las lecturas de los relatos de otros.

Lo primero es presentarme. Me llamo Iván y tengo 45 años. Resido en Madrid y estoy soltero. No soy ningún adonis y el paso de los años se notan, sobre todo en la calvicie, pero trato de cuidarme. Voy al gimnasio 3 o 4 veces por semana y me conservo bastante bien. Mido 1,73 y peso 71 kg.

Trabajo en el sector privado y colaboro con una universidad madrileña donde imparto clases alumnos de segundo curso.

Esta historia sucedió el curso pasado durante los exámenes finales. Una de mis alumnas (la llamaré Ana) había suspendido el examen de Mayo y debía acudir al examen extraordinario de Junio. La verdad es que había suspendido por poco pero no le llegaba para aprobar.

Un par de días después de la revisión me mandó un mail. Me dijo que sus amigas habían organizado un viaje a EEUU que se iniciaba el día anterior al examen y que si podía adelantarle el examen. Le dije que era imposible dado que yo no era responsable de poner los exámenes sino que eran responsabilidad del responsable de la asignatura y que, aunque yo estuviera de acuerdo en hacerle un examen sólo a ella, había que preparar un examen con un contenido diferente y que el profesor encargado de ello no era partidario de ello si no es por una causa mayor (y un viaje no lo es).

A mi respuesta, hubo otra por su parte. Me dijo que quería hacer ese viaje y que haría cualquier cosa para evitar el examen de Junio.

En ese momento me vinieron a la mente las fantasías que supongo a todo profesor le habrán venido alguna vez sobre tener sexo con alumnas jovencitas y viciosas aunque mi respuesta fue más políticamente correcta en espera de que ella moviese ficha sobre sus verdaderas intenciones. Le respondí que no era política del departamento aprobar asignaturas con trabajos extra.

Su respuesta no tardó en llegar. Me decía que no estaba hablando de realizar ningún trabajo extra. Yo le respondí que se explicara mejor, que no la entendía. Y en su siguiente correo fue directa al grano. Me dijo que estaba dispuesta a acostarse conmigo a cambio de aprobar la asignatura.

Yo ya no respondí esa noche. Quería pensar muy bien lo que debía responderle. Quería follármela, sin ningún lugar a dudas pero no podía dejar evidencia de ello ante el riesgo de poder perder mi plaza en la Universidad.

A la mañana siguiente le respondí desde la cuenta de la Universidad diciéndole que por quien me había tomado y que se olvidara del asunto. Inmediatamente me cree una cuenta en Gmail y le escribí indicándole que estaba dispuesto a ello mientras me dejara follarla como yo quisiera. Eso significaba que iba a obedecerme en todo y que durante ese encuentro ella iba a ser mi sumisa, sin rechistar. De lo contrario la suspendería. Y dado que las actas debían subirse antes del lunes siguiente por la mañana, debíamos vernos durante los próximos días.

Esa tarde respondió estando conforme y me indicó que vivía en un piso con otras 3 compañeras que ese fin de semana se iban a ir todas a sus casas por lo que podíamos vernos en su piso compartido.

Ana era una chica muy dulce. De cara angelical, delgadita, pechos pequeñitos y, como pude comprobar posteriormente, con un buen par de pitones como pezones.

Quedamos en que yo acudiría el sábado sobre las 6 de la tarde y que ella debía recibirme llevando únicamente unas medias y unos zapatos de tacón.

Llegó el sábado  y me presenté en su casa. Ella me abrió tal y como habíamos acordado. Nada más verla mi polla, que ya estaba tiesa, terminó de izarse por completo. Ella estaba seria, con la cara enrojecida, y con sus brazos y manos tratando de cubrir su desnudez. Para ser tan lanzada por mail parecía ahora bastante tímida.

Le cogí los brazos y se los aparté dejando a la vista su espléndido cuerpo juvenil. Sus pezones totalmente empitonados me demostraban su excitación. Su vientre casi plano era una tentación a pocos centímetros de mí y su coño peludo era una invitación a mi lado más salvaje (se notaba que se lo había arreglado pero no estaba depilado)

Le dije “hola”, ella respondió con otro “hola” y la besé. Ella respondió a mi beso moviendo sus juveniles labios con cierta avidez.

Le pedí que abriera las piernas, que pusiera sus manos sobre su nuca, que mirara hacia arriba y que sacara pecho. Le expliqué que en una relación de sumisión esa postura se conoce como “postura de revisión” porque permite al Amo revisar el estado de la sumisa. Puse mis manos sobre sus hombros y sentí cómo le recorría un escalofrío. Bajé hasta sus pechos donde me detuve un buen rato. Primero estrujándolos con mis manos, luego pellizcando sus pezones. Estaba tan pegado a ella que movía mi cintura para masturbarme con el roce de mi polla en su culo.

-          ¿Sientes mi polla?

-          Sí

-          Desabróchame la cremallera y sácala. Ella con la incomodidad de tener que manejar sus manos a su espalda mientras yo seguía jugando con sus pechos y besando su cuello consiguió bajarme la cremallera y sacar mi polla del calzoncillo

Bajé mi mano derecha por su estómago hasta llegar a su peludo monte de Venus. Con el dedo medio comencé a frotar de arriba abajo su coño sintiendo cómo se iba excitando y humedeciendo. Me puse frente a ella, me arrodillé, levante una de sus piernas y empecé a comerle el coño. Estaba a acostumbrado a comer coños de mujeres más hechas y la suavidad y juventud de ese chochito me estaba excitando mucho. Ella gemía y liberaba fluido vaginal en bastante cantidad.

Le pedí que anduviera por el salón a 4 patas, como lo hacen las zorras, mientras me desnudaba. Me senté en el sofá agarrando mi polla tiesa mientras le decía:

-          Ven perra, aquí tienes tu merienda

Recuerdo su sonrisa de oreja a oreja mientras a 4 patas se acercaba hacia donde yo estaba. Abrió su boquita y se la fue metiendo poco a poco hasta al final. La putita era muy buena mamadora y era obvio que ya había tragado unas cuantas. Alternaba la tragada de mi polla con pequeños lametones a lo largo de la misma y en los huevos. Estuvimos un buen rato hasta que me vino la corrida. Me vino con mi polla dentro de su boca y la muy guarra no hizo nada por apartarse. La recibió dentro de su garganta y se la tragó dedicándose posteriormente a relamer los restos que quedaban en mi glande.

Me la llevé a la cama donde con las piernas bien abiertas me dediqué a meterle los dedos de la mano. Primero uno, luego dos y finalmente tres. Tenía un coñito que dilataba muy bien. Durante mis penetraciones manuales ella no dejaba de excitarse el clítoris llegando a correrse un par de veces.

Una vez recuperado de mi primera corrida, me enfundé el condón y la monté con violencia. Nada de miramientos. La penetraba con golpes secos y duros mientras ella me decía cosas el estilo de “eres un hijo de puta” o me provocaba con mensajes como “¿no puedes follar más duro?”.

La di la vuelta, la puse boca abajo insertándole mi polla por su coño empapado mientras la tiraba del pelo y la insultaba por ser tan puta. Nos corrimos los dos a la vez.

Al acabar le pedí que me sacara el condón y me limpiara con su boca los restos de semen de mi polla ya flácida, lo cual hizo sin rechistar.

Ana aprobó el examen y ya no he vuelto a saber de ella.