Follando a la mesera

Después de caer en la trampa de su vecino, Bárbara se convierte en la puta de Matías 24/7, sin embargo, un viaje al extranjero hace que el negro deje a Bárbara a merced de otro hombre que la pueda follar en las noches.

El clima en la habitación era cálido, sin embargo, las ventanas estaban empañadas, el silencio de lugar era interrumpido por el choque de dos cuerpos y los gemidos de dos personas.

Me encontraba recargada sobre el escritorio mientras detrás de mí estaba Matías dándome muy duro con sus 20 cm de verga. – ¡ahh!… noo…espe…ra… ¡ahh!… ¡no tan fuerte!… ohh… nos encontrábamos en la oficina de Matías, sin embargo, 10 pisos abajo, se estaba celebrando los 20 años de la constructora donde él trabaja.

–uff… que putita… sabes mejor cuando estas empinada… ¿A qué te entra toda así?... Matías me tomó de las caderas y lentamente fue introduciendo su verga en mí. – ¡ahhh!…  noo… espera… ¡aun no estoy tan lubricada!… el roce de su pene con las paredes a medio lubricar de mi vagina hicieron que me agarrara fuerte de la orilla del escritorio, tanto así, que hasta mis uñas dejé marcadas en la madera.

Me pareció eterno mientras se abría paso en mi interior hasta que por fi sentí como su falo había golpeado la entrada de mi cérvix. Matías gozaba haciéndome sufrir mientras me follaba, le encantaba escucharme gritar y suplicar. Han pasado ya tres meses desde que caí en su trampa y me convertí en su puta privada,  por suerte ya no era mucama del edificio y había encontrado otro trabajo de mesera, sin embargo, mi tortura había continuado.

Me follaba casi a diario, en las noches entre semana y los fines de semana en la mañana y en las noches, a veces tenía que cancelar con mis amigas por tener  que estar a sus ordenes o me tenía que salir del restaurante antes de mi hora de salida, lo que me empezaba a ocasionar problemas, no podía seguir así,  estaba cansada y enfadada de ser su juguete sexual, sin embargo, no todo era malo, mis estudios en la universidad estaban al corriente y no me faltaba comida en la nevera y aunque odiara la forma en que me trataba, el sexo no era tan malo, tenía un promedio de dos a tres orgasmos por noche y mis dolores de cabeza habían desaparecido por completo, también por las mañanas tenía un brillo natural en mi rostro lo que me hacía ver más fresca y mi cuerpo embarneció un poco por el esfuerzo físico que tenía al complacerlo.

Sin decir nada, Matías saco su verga muy rápido lastimándome un poco, me dio vuelta y me acomodó sobre su escritorio. Tomándome de las piernas me abrió completamente para acto seguido empezar a comerse mi conchita.

El placer fue instantáneo, Matías tenía una lengua habilidosa y sabía muy bien qué puntos tocar en mí para excitarme de inmediato, pronto comencé a sentir como me humedecía y no sabía si era por mí o la saliva de Matías.

–ummm… mmmm… mmmm… ¡mmmmaaaahhh!… -no podía contenerme, con cada gemido liberaba un poco de la tensión que el placer hacía en mi cuerpo, poco a poco Matías comenzó a aumentar la velocidad y a torturar mi clítoris, lo que significaba que ya estaba probando mis primeros juguitos y quería más.

Poco a poco me fui excitando más y más, mi espalda se separaba de la base de mesa con cada espasmo que salía de mi clítoris, Matías estaba empecinado a ordeñar cada gota de mis juguitos que pronto cambio su estrategia y comenzó a penetrarme con su lengua.

Por más que lo odiara no podía negar que lo estaba disfrutando, sentía como su lengua gruesa entraba y se movía dentro de mi dándome un placer que no había sentido las primeras veces cuando aquellos hombres me tomaron por la fuerza.

– ¡Ahh!… ¡ahh!... ¡aahhh!… ummm…- ya no aguantaba más, estaba súper mojada y en cualquier momento me iba a venir el orgasmo. De pronto, Matías dejó de torturarme con su lengua y teniéndome a su merced, mojada y con un orgasmo en puerta comenzó a follarme sin piedad.

– ¡ahh!… ¡aahhh!… ¡aaaahhhh!... –Mis gemidos no se vieron interrumpidos por el cambio, sentía su polla más gruesa y erecta que antes y sus embestidas eran más fuertes lo que significaba que estaba listo para correrse. Después de follar tanto con él ya lo conocía bastante. – ¡aaahhh Bárbara! ¡Que rica estas! Ummm mamita… me voy a correr dentro… ¡aaaaaahhhh! ¡Aaaaaahhhhh! Mmmmmm…. Siii…. Uuuuummmm… . –Sentía como se descargaba dentro de mí y como me llenaba con su semen caliente, a pesar de que teníamos dos días sin hacerlo, la cantidad que deposito en mi fue tanta que se empezó a desbordar aun con su verga dentro.

Poco a poco su verga se fue poniendo más flácida y dejé de sentirla, habiendo terminado se recostó en un sofá negro que había y comenzó a limpiarse los restos de semen y juguitos mezclados de su pene. Yo por mi parte me quedé recostada sobre el escritorio tomando aire y recuperándome de tremenda sesión de sexo.

Como pude me puse de pie y sin dirigirle la palabra me fui directo al baño, ya adentro tome papel y limpie los restos de la guerra que se había librado en mi conchita, me mire en el espejo y vi que estaba hecha un desastre, mi pelo estaba desarreglado, tenía restos de semen en mis piernas y olía a sexo.

Como pude me acomode un poco el cabello que para la ocasión lo llevaba suelto, me bajé el vestido,  me metí mi tanguita de encaje y me lo acomodé cuidando que no se hubiera ensuciado con algún fluido, me puse un poco de pintura rosa en mis labios y me dirigí a la oficina.

Cuando salí del baño, Matías ya estaba listo también. –apúrate zorrita mía, que ya llevamos una hora aquí y mis compañeros se preguntaran donde andamos. Sin decir nada salimos de su oficina, el pasillo estaba desierto así que éramos los únicos en ese lugar, entramos al elevador y comenzamos a bajar.

Mientras bajábamos seguíamos sin decir nada, yo iba cruzada de brazos, esperando poder irme de ese lugar y Matías estaba enfrascado en una conversación por teléfono, de pronto sentí un bajón, pero no de los que me dan en mi periodo, sentí que algo estaba saliendo de mi conchita –“Lo que me faltaba” –pensé. Cuando estaba a punto de revisarme la puerta del ascensor se abrió y entraron 4 personas que también iban para abajo. Matías y yo nos quedamos atrás de ellos y mientras sentía como el semen de Matías escurría lentamente por mis piernas.

Mi conchita se había vuelto a mojar por todo el semen de Matías lo que me hacía sentir incomoda, volteaba a ver al negro pero él seguía en sus asuntos y no me ponía atención. Por fin llegamos al piso donde estaba la fiesta y todos comenzaron a salir yo tarde un poco más y me fui detrás de Matías para que nadie me viera.

Con cada paso que daba más se desbordaba, hasta que pude sentir que el semen escurrido había llegado al interior de mis botines, ahí fue cuando me quise morir.

Sin decir nada me fui buscando un baño pero no veía ninguno, de pronto choque con un hombre y casi caigo de espaldas si no es porque me tomó rápido del brazo.

– ¡Cuidado niña!, ¿por qué tanta prisa? –Me dijo de manera amigable. Cuando lo voltee a ver vi que se trataba de uno de las tantas personas con las que me había presentado Matías al llegar.

-¿Estas bien?, ¿Te lastimaste ? – preguntó. – No… estoy bien, no se preocupe… solo ando buscando un baño… -¿Un baño? Aquí no vas a encontrar ninguno, tienes que ir al décimo piso, ahí hay uno. –Ya veo, gracias… -Estaba a punto de irme cuando de pronto me tomó de nuevo del brazo –Oye preciosa… y Matías ¿Dónde está? No deberías de ir sola. – él está ocupado, pero no se preocupe yo puedo … - De ninguna manera, yo te llevo.

De  nueva cuenta me tomó de la mano, con una confianza de amigos de años, cuando solo lo conocía de unas cuantas horas y me llevo hasta el elevador. Ya en el elevador no hubo charla alguna, solo un momento incomodo interrumpido por el sonido de la música de ambiente y por el hecho de que sentía que se me desbordando el semen que Matías había depositado dentro de mí.

Cuando el elevador llego al décimo piso no me preocupe por esperar al amigo de Matías y me dirigí al baño, aprovechando que estaba solo, puse el seguro, me levante el vestido y me saque la tanga, lave muy bien mis manos y acto seguido metí mis dedos en mi conchita para sacar todo lo que había descargado en mí el negro.

Después de limpiar mi conchita y mis piernas tiré mi tanguita al cesto de la basura, ya que no pensaba volvérmela a poner estando sucia, bajé mi vestido y salí del baño, sin embargo, el tipo aún se encontraba afuera esperándome.

–Vaya, sí que has tardado – me dijo. –Lo sé, discúlpame, me pase de bebidas y ya sabes cómo somos las mujeres que siempre vamos al baño –le contesté fingiendo pena.

Cuando bajamos, buscamos a Matías pero no lo encontramos hasta una hora después, de seguro andaba con alguna otra de sus conquistas y mientras yo me enteré que el amigo de él se llamaba Raúl.

Al día siguiente me llego un texto de Matías diciendo que “Putita saldré de viaje por cinco semanas, el tipo que te presente ayer, no cerró el trato con nosotros y tendré que convencerlo de firmar, así que espérame con ansias de follar en estas dos semanas”

Fue una sorpresa de lo más maravillosa, por fin podría tener tiempo para mí, de ponerme al corriente en el trabajo y descansar de tanto sexo fuerte. Las primeras semanas fueron agradables, me sentía muy contenta aun, en la universidad todo seguía muy bien, incluso llegue a salir al cine con algunos compañeros que me habían invitado, sin embargo, empezando la tercera semana empecé a sentir extraño mi cuerpo, habiendo estado acostumbrada al sexo diario, me llegaban bochornos de la nada, mis pezones se sentían sensible durante el día y cualquier rose hacia que me prendiera en instantes. Por las noches llegaba corriendo a masturbarme y me calmaba pero al día siguiente era igual.

El viernes de la tercera semana estaba trabajando normal, había mucha gente y en la cocina corría el rumor de que el jefe se presentaría a trabajar así que todos estábamos muy presionados.

Para mi fortuna o desgracia estaba llevando unos platillos a una de las mesas cuando de repente se me atraviesa un hombre alto y hace que tiré todo lo que llevaba para servir. Sin pensarlo dos veces y con un genio del demonio por mi falta de sexo le grité – ¿Por qué no se fija por dónde camina? –le grite molesta. Sin embargo cuando se levantó y me volteo a ver vi que se trataba de Raúl.

Vaya, pero si eres Bárbara, que coincidencia verte aquí . –me dijo muy calmado. En eso el gerente del restaurante se abrió paso por medio restaurante para llegar a donde estábamos -¿Está bien señor? ¿Le pasó algo? –Le preguntaba el gerente. –Todo está bien Gilberto, fue un pequeño accidente. –le decía de manera calmada. –Deberías  de disculparte con el señor Raúl, tu jefe.

Sorprendida por tal revelación me disculpe como los japoneses y le pedí permiso para limpiar mi ropa, lo cual accedió con un gesto de su mano. Por suerte no  fue mucho lo que me ensucie y continúe trabajando, sin embargo, en todo el turno no pude estar tranquila y pensé que de seguro me echaban del trabajo.

Cuando salí de trabajar estaba esperando mi taxi cuando de repente una camioneta negra y lujosa se para enfrente de mí, al bajar vidrio vi que se trataba de Raúl. - ¿Qué dices si te llevo a tu casa Bárbara?, no pasan muchos taxis por aquí a esta hora –me decía viéndome desde arriba del auto. – No se preocupe, ya pedí uno, no tarda en llegar. –Le contesté tratando de cortarle la charla. –Anda preciosa, sube, acéptame el  viaje después de haberme tirado al piso y haberme gritado.

Sin poderme negar esta vez subí y le dije al chofer la dirección de mi departamento. Ya adentro del auto había mucho espacio, parecía una mini limosina, me senté frente a Raúl antes de que el auto avanzará pero empecé a sentir que mejor debí haberme ido en taxi.

Los primero minutos de viaje fueron silenciosos, solo veía por la ventana pero notaba que Raúl me observaba fijamente, me empecé a sentir un poco incomoda pero cuando estaba a punto de decir algo para romper el silencio Raúl se me adelantó.

Bueno putita, espero que estés dispuesta a hacer otro trato. –sorprendida por la forma en que me habló le contesté

-¡DISCULPE! ¡¿COMO ME DIJO?!

–No te hagas la santa conmigo pequeña, sé que eres la puta privada de Matías y que te ha estado follando por tres meses.

-¿C…Como es que sabe eso? –Le pregunté sorprendida

–Matías nos lo contó a todos nosotros antes de que llegaras y te presentara, ¿recuerdas? estábamos todos los empresarios viéndote caminar cuando te dirigías a nosotros, bien rica con ese vestidito que te hacia ver bien puta. –No sabía que decirle así que solo me quedé callada.

–Como ya te has dado cuenta Matías lleva casi cuatro semanas de viaje, el muy imbécil viajo hasta el otro país para tratar de convencerme de firmar con su empresa, pero sabiendo que te dejaría sola no pude resistirme a regresarme y tratar de estar contigo . –Seguía sin poder decir algo, tal revelación me dejó confundida.

–Estabas tan rica esa noche, no paraba de verte esas piernas hermosas y tu pelo suelto, me pusiste bien excitado todo el rato y después cuando se perdieron por una hora no podía creer que los encontraría follando en la oficina, mujer, que rico gemías cuando Matías te tenia empotrada en el escritorio… Ufff… estuve a punto de tocarme ahí mismo. –Sus palabras estaban llenas de lujuria y mientras me las decía notaba como me miraba con deseo.

Después cuando bajaron a la fiesta vi como andabas incomoda y pude notar porque, se te estaba desbordando el semen de Matías por las piernas, eso me puso más caliente así que sabía que necesitabas el baño y decidí llevarte y follarte ya dentro, pero fuiste muy lista y cerraste la puerta. Me sentí muy mal por no poderte disfrutar, pero el destino es justo a veces y cuando me enteré que eras mi empleada, sabía que serias mía.

–Y ¿porque estas tan seguro que voy a acostarme contigo? – le contesté con valor.

–No solamente estoy seguro, te puedo asegurar que después de lo que te proponga, tú me vas a rogar para que te folle. – me dijo de forma tajante.

Para no andar con tantos rodeos seré directo. Matías nos contó que eras su puta privada y que te tendría así por tres años debido a un contrato que firmaste ¿verdad?, bueno te propongo que tú seas mía todo este fin de semana a cambio de tu liberación del contrato de Matías ¿Qué te parece?

Después de tal propuesta no aguante las ganas de reírme frente a él, sin embargo, puse mi mejor pokerface y le pregunté ¿Cómo haría eso posible?

Como bien sabes, Matías necesita mi firma para poder llevar acabo negocios, bien, si aceptas este nuevo trato yo le haré un trato al negro idiota donde acepto trabajar con su empresa a cambio de que te deje libre a ti ¿Qué te parece? –Parecía muy fácil para ser cierto y a pesar de que me pedía una respuesta, estuvimos en silencio hasta que volvió a hablar.

Mira preciosa, no tienes nada que perder, si aceptas igual tendrías una noche de placer después de cuantas noches sin sexo, además se nota que traes ganas de tener una buena verga entre las piernas o me equivoco. –A pesar de todo, tenía razón, estaba necesitada de sexo y no supe cómo es que se había dado cuenta y por otro lado si lograba deshacer el contrato que tenía con Matías seria libre.

–Muy bien, acepto… con dos condiciones, solo será una noche, nada más y la otra es que me lleves a cenar primero .

–Me parece muy bien, de hecho tenía pensado llevarte a cenar y presumirte ante todos y ya que pones condiciones yo también pondré dos condiciones, la primera es que utilices el mismo vestido que llevabas en la fiesta y la segunda es que utilices esto durante toda la noche. – Me entregó una pequeña pera rosa con un cable.

– ¿Qué es esto? –Le pregunté extrañada.

–Eso preciosa, es un pequeño regalo de mi parte, quiero que lo uses mañana.

–Sí, eso ya me lo dijiste, pero ¿cómo se usa?

–Eso Barbarita, va dentro de tu coñito, te vas a meter la parte redonda y el pequeño cable queda por fuera.

-¿y para que coños sirve eso? –Le contesté mientras miraba esa cosa de manera extraña.

–TU solo úsalo, es parte del trato – me contestó entre risas.

No tardamos mucho en llegar a mi casa después del trato que hicimos, me baje de la camioneta, subí el edificio y entre a mi departamento. Estaba muy cansada así que desde la puerta a mi cama fui dejando un camino de ropa hasta que quedé en ropa interior, me tiré en la cama y me quedé profundamente dormida.

El transcurso del día siguiente fue normal, me puse a limpiar mi departamento, salí a comprar algunas cosas al mercado, preparé un poco de comida, pero en todo ese tiempo no me podía sacar de la cabeza que había quedado con un hombre para tener sexo, nunca me había pasado, casi siempre había tenido sexo de manera no consentida o porque no me quedaba de otra, pero nunca había aceptado de manera abierta, supongo que algunas cosas van cambiando en mí.

Eran las 5 de la tarde, estaba tirada en mi cama descansando un poco, en mi mano, tenía el objeto extraño que me había dado Raúl, seguía sin saber para qué quería que lo usara, lo estuve mirando por un buen rato, buscando algún interruptor que lo encendiera pero nada, recordé que me había dicho que lo tenía que meter en mi conchita pero la sola idea me parecía ridícula, sin embargo, sola en mi habitación decidí intentarlo. Me levante y fui a lavarlo muy bien para evitar cualquier problema, ya limpio me saque el short y mis calzoncito y me recosté en la cama, me abrí de piernas y con la ayuda de mis dedos separé mis labios, traté de metérmelo como había dicho pero al estar seco me lastimaba así que lo cubrí con un poco de crema especial y con eso entro sin dificultad, me puse de pie y caminé por la casa para ver si me molestaba pero no, parecía que no traía nada, solo el pequeño cable quedaba colgado un poco pero me sirvió para poder sacarme la pequeña pera rosa.

Eran alrededor de las 8:30 cuando estaba terminando de maquillarme, me miré al espejo para acomodarme un poco el cabello que llevaba suelto, el vestido que usé la vez pasada era de color rosa con detalles, me quedaba por arriba de la rodilla asi que tenía que cuidar de no enseñar mi tanguita de color negro, al ser un vestido de tirantes no usaba brasier así que mis pechitos andaban libres y de calzado mis maravillosos botines negros.

Sin embargo, me hacía falta usar el pequeño regalo de Raúl así que con un poco de calma lo introduje en mi coñito. Cuando termine de hacerlo sonó mi celular, era Raúl avisándome que ya estaba abajo.

Me subí la tanga, acomodé mi vestido, tomé mi bolso y bajé. Mientras bajaba el pequeño objeto dentro de mi coño me empezó a molestar y de pronto sentía como que vibraba, me detuve en el segundo piso pero dejé de sentirlo, “quizás es mi imaginación” –pensé y continúe hasta llegar al carro de Raúl.

El automóvil empezó a andar y dentro estaba Raúl y yo, durante buen tramo ninguno dijo una sola palabra, sin embargo, Raúl no dejaba de comerme con la mirada, cosa que me hacía sentir nerviosa.

Que sexy te miras Bárbara, sí que le haces honor a tu nombre, estas bárbara, me encantas con ese vestido y tus piernas aún más … de solo pensar cómo te voy a tener esta noche mmmm….

Bueno ¡yaa! Está bien, me estás haciendo sentir incomoda… ¿a dónde iremos ? –le pregunte molesta.

No te preocupes, ya lo veras…

El lugar donde me llevo a cenar era un lugar muy conocido por mis compañeros de la facultad, esperaba no encontrarme a alguno en esta ocasión, por dentro el lugar estaba lleno de sillas y mesas y alguno que otro grupo familiar, de parejas o amigos, el lugar estaba muy  bien decorado, del techo colgaban algunas plantas y tiras de luces lo que le daba un aspecto muy juvenil, mientras esperábamos a que nos acomodaran, Raúl me pidió que me acomodara en un lugar donde había una gran cantidad de luces para tomarme una foto, como teníamos un trato no quería empezar mal así que accedí y posé para él. Cuando llegó el acomodador nos dirigió a una sección serca de la barra donde había unos asientos amueblados y nos preguntó si queríamos algo de beber.

- Yo quiero una cerveza –dijo Raúl. – Yo una margarita de fresa –ordené.

Mientras esperábamos Raúl me preguntó si estaba usando su pequeño regalo a lo cual conteste que sí. En ese momento su rostro se ilumino con una gran sonrisa, y del bolso de su saco sacó su celular.

– ¿Te importa si contesto unos mensajes? –me preguntó a lo cual le dije que estaba bien.

Mientras él estaba ocupado en su celular yo me puse a mirar alrededor, el lugar estaba hermoso y me dieron ganas de trabajar de mesera en ese lugar, de pronto volví a sentir una pequeña vibración en mi conchita, solo que esta vez fue más intensa.

Di un pequeño salto sobre el asiento y deje escapar un pequeño grito de sorpresa. – ¿Pasa algo Bárbara?… -No… no… pero de pronto la vibración fue más intensa lo que me hizo llevar mis manos por encima de mi conchita. “¿Qué es eso y por qué esta vibrando dentro de mi conchita?” lo que fuera esa cosa no dejaba de vibrar y poco a poco fue haciendo que me excitara. Volteaba a todos lados por si alguien me veía pero todos estaban con sus cosas, de pronto la vibración aumento más lo que me hizo abrir mis ojos de la impresión al no esperar más.

Me estaba excitando muy rápido y eso me hacía sentir incomoda, poco a poco sentí como mis pezones se ponían duros por la excitación que emanaba desde mi sexo y la piel se me erizaba. – ¿Estas bien Bárbara? –Me pregunto Raúl, casi con cara de burla. –Siii… lo que pasa es que…. ¡HAA!. –Todos los comensales de las meses cercanas a nuestro lugar voltearon a verme después del grito que solté al sentir la intensidad de la pera rosa que tenía en mi vagina.

“No puede ser… me estoy excitando muy rápido” pensé “ Tengo que quitarme esto a como dé lugar” Estaba a punto de pararme para ir al baño cuando de pronto sentí un bajón. “Lo que me faltaba” Sin esperarlo sentí como mi conchita se empezaba a empapar de mis juguitos, producto de las intensas vibraciones que estaba sintiendo. De pronto llegó el mesero con nuestras bebidas y para tratar que no se diera cuenta de mi humedad me crucé de piernas, lo que hizo que se me levantará un poco la falda dejando mi muslo algo descubierto, sin embargo, al hacer eso, mi conchita quedó más apretada haciendo que las vibraciones fueran más intensas, cuando el mesero me entregó mi bebida tuve que apoyarme del asiento para no irme para atrás. (Foto en mi instagram).

Esa cosa no dejaba de vibrar, estaba a punto de alcanzar el orgasmo cuando paró. Mi respiración era rápida y mis pupilas estaban dilatadas, cuando volteé a ver a Raúl el muy sin vergüenza estaba riéndose mientras que con la cámara de su celular me apuntaba.

–Veo que estas disfrutando de mi obsequio Barbarita… -me decía en tono de burla

–Así que tú eres el que me ha estado… –Y de pronto mis palabras fueron silenciadas por la vibración.

–Es un juguete interesante el que trae en tu coñito, pensé que te gustaría jugar un poco antes de llevar acabo nuestro trato.

En cierto modo es un juguete muy placentero, pero por la situación en la que estoy no es muy conveniente.

Al poco rato el mesero volvió por nuestras órdenes y Raúl siguió torturándome con ese aparato, en varias ocasiones estuve a punto de alcanzar el orgasmo pero sabía en qué momento detenerse. Por otro lado, mi conchita estaba empapada y sentía mi humedad en el cuero del sillón en el que estaba sentada.

Platicamos muy poco, solo nos concentramos en comer y en excitarme constantemente. Cuando terminamos, Raúl pagó la cena y nos dirigimos a la salida. Ya en su carro sabía lo que seguía, seguramente iríamos a un motel a la salida de la ciudad y me follaria ahí, pero en ningún momento se dejaron de ver casas y edificios, cuando por fin el auto paró nos encontrábamos enfrente del edificio donde vivo.

-¿ Qué hacemos en mi casa? ¿Qué no iríamos a un motel? Le pregunte confundida

Pensaba llevarte a mi departamento pero se me ocurrió que podía ser en el tuyo . –No me agradaba la idea de hacerlo en mi departamento, nunca antes había tenido relaciones en mi casa y eso me hacía sentir incomoda.

Sin darme oportunidad de decir algo Raúl se bajó y me abrió la puerta para que bajara, sin tener de otra lo hice y comenzamos a subir hasta llegar a la puerta de mi departamento. Antes de entrar a mi departamento le hice prometer que no se quedaría a dormir y que no hiciera mucho ruido, sin decir nada mas abrí la puerta y entramos.

Mientras los dos se manteníamos en silencio me dirigí a la cocina por un vaso de agua, después de haber perdido una cantidad de líquidos considerable en el restaurante me encontraba sedienta.

Me sentía un poco nerviosa ya que nunca había traído a un hombre a mi departamento y menos para tener sexo, además, tenía dudas de que fuera a cumplir su parte del trato, pero a estas alturas ya era demasiado tarde para tener dudas.

De pronto el aparato infernal empezó a vibrar intensamente lo que hizo que se me doblaran las piernas y soltara el vaso de la mano. Mientras trataba de incorporarme, Raúl se puso enfrente de mí y comenzó a desabrocharse el cinturón.

–“Ya que andas ahí, porque no aprovechas” –me dijo en tono de burla y de inmediato se bajó los pantalones junto con el bóxer dejándome ver su polla flácida y con pocos bellos. Lo mire hacia arriba con cara de odio y el tomándose la verga la empezó a mover de manera obscena.

vamos Barbarita, comienza a mamar que no se va poner dura sola –Sentí una repugnancia al ver su verga flácida pero no tenia de otra, así que con mis manos comencé a masturbarlo lentamente para trata de que se pusiera más firme. Se sentía tibia y algo áspera, sus bellos eran pocos pero largos, rizados y algo gruesos, de vez en cuando se me enredaban en los dedos y terminaba arrancándoselos.

Poco a poco su verga comenzó a ponerse dura y a su vez un líquido transparente y viscoso comenzó a salir de la punta de su polla, embarrando mis dedos, Raúl disfrutaba que lo masturbara – eso preciosa, sigue así, que manos tan delicadas tienes… mmmm….

Mientras seguía con lo mío, Raúl me seguía torturando con el “ohmibod” lo que ocasionaba que mi excitación se mantuviera, las rodillas me estaban empezando a doler de estar hincada masturbándolo cuando de pronto, Raúl me tomó del cabello y tirando de el hacia atrás hizo que gritara de dolor, aprovechado, con un movimiento rápido me metió su verga a la boca –Ahora si pequeña puta, empieza a mamar.

Sin poder negarme comencé a mamarle la verga a Raúl, lentamente entraba y salía de mi boca, aunque al principio estaba flácida no parecía tener buen tamaño pero ya erecta me ocasionaba arcadas cuando Raúl trataba de metérmela completamente.

El sabor de su verga era desagradable a comparación de la de Matías, “al ser algo mayor supongo que va cambiando el sabor” –pensé. Mientras Raúl seguía follandome la boca, mi conchita empezaba a sentir los estragos de la vibración del “ohmibod” y sin tardar mucho comencé a mojarme, sentía como mis juguitos comenzaban a escurrir por mis piernas y sabía que en cualquier momento iba a tener un orgasmo. Con la boca completamente llena cerré mis ojos y trate de concentrarme en solo mamar, pero Raúl tenía otros planes y sin esperarlo las vibraciones aumentaron a un punto en el que mi vagina no pudo soportar más.

Sentí un fuerte orgasmo que me hizo temblar completamente, mientras trataba de sacarme la verga de Raúl de la boca, de mi conchita comenzó a salir una gran cantidad de líquido blanco y que fue a caer al piso haciendo un pequeño charco, mis gemidos empezaron a resonar en toda la habitación, sentía que se me salía el alma, de pronto  un segundo orgasmo llego y esta vez fue más intenso, no podía aguantar más y empujando a Raúl pude por fin sacarme su verga de la boca.

–Umm… ahhh… aahh… ahhh… ohhh… ahhh… -tirada en el piso piso de la cocina me entregue completamente a la excitación que estaba viviendo, nunca había sentido un orgasmo tan intenso y tan delicioso, con cada espasmo que sentía, más fuerte eran mis gemidos, sin embargo, el aparato infernal aún seguía dentro de mí vibrando y haciendo que tuviera una cantidad de orgasmos que ni yo sabía que podía tener, como pude tome la pequeña tira que salía de mi concha y me lo saqué. Como mi vagina estaba contraída por los espasmos me lastimo un poco porque mi entrada estaba algo estrecha.

Poco a poco fueron pasando los espasmos y con ello mi respiración también fue controlándose, tirada en el piso y con las piernas abiertas Raúl aprovecho mi situación para probar los restos que habían quedado en mi entrepierna, me sacó la tanguita que traía puesta y comenzó a mamar mi cochito. Al sentir su lengua recorriendo mis labios e intentando sacar un poco de mi excitación del interior de mí comencé a sentirme excitada de nuevo.

Raúl era habilidoso con su lengua y no tardó mucho en hacerme gemir de nuevo – Veo que te encanta que te coman tu rajita, ¿verdad preciosa? –instintivamente le respondí que si, extasiada por los orgasmos de hace unos instantes estaba completamente entregada, después de algunas semanas sin sexo, la sesión que me estaba dando Raúl la estaba disfrutando completamente.

Sí que estas bárbara, tus juguitos son deliciosos y esa lechita que produjiste por el orgasmo, sabe deliciosa mi amor, sí que eres una putita bien hecha. Con razón tienes tan obsesionado a Matías.

Después de unos minutos me pude recuperar de los espasmos, pero a estas alturas aun quería más. Me puse de pie y sin decirle nada a mi jefe, lo tome de la mano y lo lleve a mi habitación, captando lo que pretendía, Raúl se recostó en mi cama mientras yo me quitaba los botines, sentía un poco de nervios, no sabía por qué, pero sabía que esta noche Raúl no me iba a follar como Matías, mi vecino o aquellos dos trabajadores, no, esta vez yo sería quien me lo follaria a él.

Una vez que me quite los botines voltee a verlo y nuestras miradas se quedaron fijas, sin vacilar tomé mi vestido y con un movimiento rápido me lo saque por arriba de mi cabeza quedando completamente desnuda frente a mi jefe.

La excitación de Raúl no se hizo esperar y poco a poco su falo comenzó a perder su flacidez evidente. Lentamente me fui acercando a donde él se encontraba y sin quitar la vista de su pene, me subí a mi cama y me dirigí a mi objetivo.

Con una de mis manos tome su trabuco y lentamente comencé a masturbarlo. La piel de su verga se sentía caliente y algo áspera. Mientras lo estimulaba lo miraba fijamente a los ojos mientras ponía cara de que me gustaba lo que le estaba haciendo.

Así…  eso putita… mmmm… que bien lo haces… -me decía con un tono de lujuria y placer. Poco a poco su miembro se ponía más rígido y tu tamaño aumentaba paulatinamente. Cuando ya estaba bien erecto lentamente acerque mis labios a la punta de su verga y dejando exhalar un poco de vapor de mi interior comencé a provocarlo, sentía que lo estaba dominando y eso me hacía sentir bien, sin quitarle aun la mirada de encima comencé a besar su glande y con mi lengua recorría parte de su fierro para terminar metiéndomelo a la boca.

Lentamente comencé a mamarlo, sentía su calidez dentro de mi boca y poco a poco fui bañando ese pedazo con mí saliva, por otro lado, Raúl comenzaba a sentir las sensaciones de mi estimulación y mientras lo escuchaba gemir notaba que estaba haciendo un buen trabajo.

Mientras le mamaba la verga alternaba la estimulación masturbándolo con mi mano para después volver a llevármelo devuelta a mi boca. El ritmo que llevaba me funcionaba y me sentía tranquila así, sin embargo, sin esperarlo Raúl me tomo de la cabeza impidiendo que siguiera con lo mío, lentamente fue presionando mi cabeza ocasionando que su verga me fuera penetrando más y más hasta llegar a mi garganta.

La sensación que sentí de ahogo fue horrible, durante 10 segundos me tuvo así el desgraciado y cuando por fin me soltó rápidamente me saque su verga de la boca y tomé aire. La saliva producida escurría por la comisura de mi boca y mojaba mis pechos hasta llegar a mi abdomen, el ahogo también me provoco que las lágrimas se me salieran.

–Veo que no eres de garganta profunda Bárbara. –Aun no me recuperaba de las arcadas cuando de pronto me tomó del cabello y tirando de el hizo que me colocara por encima de él, rápidamente supe lo que quería y al ver que su pene seguía erecto acomode mi conchita sobre su punta. Lentamente me fui enterrando en esa verga áspera hasta que por fin estuvo completamente dentro de mí. El placer que sentí fue inmediato y gracias a que mi conchita ya estaba húmeda comencé a follarlo lentamente para sentir como me habría por dentro.

–mmmm… ummm… ummmm…  -Sin importarme comencé a gemir y a estimular mis pezones con mis manos, mi excitación iba en aumento y al ver la cara de placer de Raúl me daba más morbo por lo que mi conchita se empezaba a inundar. –Al escucharme gemir, Raúl comenzó a penetrarme por lo que perdí el control de la situación.

– ¿Así que querías follarme eh princesa? Déjame decirte que esta noche el que va follar a alguien soy yo a ti… vas a ser mi perra esta noche y te hare gemir y gritar de placer…

De un movimiento rápido saco su verga de mí y me empujo haciendo que callera sobre la cama, rápidamente con una de sus manos empujo una de mis piernas hacia un lado haciendo que quedara abierta de piernas y dejando mi coñito completamente expuesto, Raúl se acomodó entre mis piernas, con su otra mano acomodo su pene en la entrada de mi panochita y de sin darme tregua me la metió de golpe.

Al sentir tremenda verga entrar en mi de golpe hizo que diera un grito ahogado, pero Raúl no paro ahí, comenzó a follarme inmediatamente y el dolor se transformó en placer puro, a los pocos minutos estaba excitada y gimiendo. – ¿Te gusta cómo te folla tu jefe? –Si jefe, me… ahh… mmm… sii… me gusta… estaba entregada completamente al placer que me brindaba Raúl… tenia días sin follar ya que Matías no se encontraba y estaba sacando todo el placer que tenía guardado…

Tomándome de mis muslos Raúl me tenía abierta de piernas y con un ritmo calmado sacaba su polla de mí para inmediatamente metérmela de golpe – ahhh… ahhh… ahhh… -Cada estocada era un dolor cargado de placer. Al levantar un poco mi cabeza pude ver como su verga entraba completamente en mí – “No puedo creer que esa enorme verga entre completamente en mi” –Pensaba yo misma, sin embargo, tiene un poco de lógica ya que la verga de Matías también era de gran calibre.

Mientras Raúl me perforaba sin piedad pude ver como el tronco de su verga estaba cubierto de una pequeña capa blanca y mientras más me follaba más se cubría de esa capa viscosa. –Veo que te estoy sacando la crema zorrita… umm estas deliciosa . –No terminaba de hablar cuando la excitación me llego de golpe y Raúl supo aprovechar ese momento para empezar a metérmela más rápido, mis pezones me dolían de lo excitados que estaba, mi conchita se empezó a encharcar más y de pronto, un líquido blanco comenzó a emanar de mi cada vez que Raúl sacaba su verga. –oh si… eso barbarita… que rica lechita… mmm… que rica eres… te gusta que te de verga… mmm…

Podía sentir como mi lechita salía de mi conchita y bajaba por mí, mojando la entrada de mi culito hasta llegar a las sabanas de mi cama. –mmmm… mmmm… aahhh… sii… aahh… mmm…. – Mis gemidos se debieron escuchar hasta el piso de abajo, lo estaba disfrutando al máximo y no podía dejar de recibir orgasmos.

–Veo que te ha gustado la cogida que te acabo de dar Bárbara –Me decía Raúl mientras me miraba teniendo los últimos orgasmos de la sesión que me había dado, poco a poco se fue incorporando hasta bajarse de la cama y quedar en la pura orilla. –Ahora te quiero tener de perrita –Y sin decir más me jalo de las piernas y me dio la vuelta sobre la cama. Esta vez no me puse difícil y al igual que él me baje de la cama y  me puse en la orilla solo que levante mi culito para que pudiera follarme bien. – Eres increíble, me encanta como te ves en esta posición mi amor, tus piernas se ven hermosas, tu piel tersa y brillante por la follada que nos estamos dando y tu culito se ve esplendido desde esta vista.

Tomándome de ambas nalgas Raúl me abrió un poco y pude notar como observaba todo mi interior –Tu culito se ve bien apretado… -Mientras lo decía pude sentir como acomodaba su pene en la entrada de mi culito por lo que rápidamente me moví. Volteando a verlo le dije que por ahí no. Cuando trato de hacer lo mismo, volví a repetírselo, solo que esta vez ya se lo dije enojada.

Al ver que no estaba muy complaciente con tener sexo anal, coloco su pene en mi conchita y comenzó a follarme de nuevo, rápidamente comenzaba a mojarme y de vez en cuando podía sentir que Raúl colocaba sus dedos húmedos en la entrada de mi culito y en otras veces sentía que los trataba de meter, pero la excitación en mi era más fuerte así que no le decía nada.

Al poco tiempo mi conchita estaba más húmeda y yo estaba a punto de tener otro orgasmo cuando de pronto Raúl saco completamente su verga de mí y sin darme tiempo me la metió por mi culito.

El dolor que sentí fue seco y sentía como raspaba en mi interior… - no… Espera… que haces… ahh… -mmm ya decía yo que este culito estaba muy apretadito… al parecer nunca te han follado por el culo verdad preciosa…. –Tomándome bien de las nalgas Raúl comenzó a penetrarme más y más, abriendo mi interior para que su verga pudiera entrar más en mí. –Paraa…me estas… auch… me esta… noo… -El dolor que sentía era desgarrador, pero a Raúl no le importaba y aprovechando la firmeza de su verga seguía  abriéndose camino dentro de mi culito.

Que rico se siente tu culito mi amor, es la primera vez que me follo un culito virgen… mmm eres una caja de sorpresas Barbarita.

Teniéndome en cuatro aprovecho para seguir mancillando mi culito virgen, poco a poco mi interior se iba adaptando al grueso del pene de Raúl y los dolores fueron transformándose en placer, al poco rato estaba más excitada y mi conchita parecía cascada de tanta humedad, con sus dedos Raúl comenzó a penetrarme por mi puchita y siendo torturada esta vez por esa doble penetración no pude aguantar más y tuve un orgasmo delicioso, mis piernas temblaban con cada orgasmo que llegaba y al poco rato quedé tendida sobre mi cama.

Sin embargo, Raúl aún no terminaba conmigo, al poco tiempo de recuperarme puso la punta de su verga aun erecta en mis labios, captando lo que quería, la comencé a devorar sin ningún prejuicio ni vergüenza, sentía el sabor de mis juguitos mezclado con el olor a sexo que había en el ambiente de la habitación, la sensación de tenerla dentro de mí me lleno de morbo y seguí mamándosela hasta sentir como se corría en mi interior.

Había llegado el momento que esperaba y comencé a tragar cada disparo de semen que arrojaba dentro de mi boca para no ahogarme, los gemidos de placer de Raúl resonaban en mi cuarto y sentía como esta vez yo era la que dominaba, me sentía dominante y para terminarlo, comencé a mover mi lengua alrededor de su glande para que el placer fuera aún más placentero.

Después de recuperarnos  de tremenda sesión, Raúl tomó sus cosas, se vistió y se despidió de mí; No sin antes recordarle del trato que habíamos hecho “ Eres una mujer deliciosa, disfrute mucho follando a la mesera de mi restaurante, espero que se repit a”.

Después de unas semanas llegando a mi departamento me topé con Matías queriendo entrar a su departamento, nos miramos y no nos dijimos nada, sin embargo cuando estaba a punto de entrar me acerque hacia él y le pregunté ¿Te gustaría follar?