Fóllame más fuerte, cabrón
En el metro me encuentro a una antigua alumna y termino follándola sutilmente o casi
Hola de nuevos, queridos amigos lectores.
Obligatoriamente he tenido que ausentarme unos días de mi habitual costumbre de enviar mis relatos por causa del trabajo.
Acabo de volver a casa después de varios días de usencia por acudir a una convención interesantísima de Coaching para directivos…, de uno de los grupos empresariales en los que colaboro actualmente y tengo muchas historias que contarles…
Hoy les contaré la historia de Ángela…, una historia de ayer mismo sobre las cinco de la tarde y ocurrida en el vagón de metro seguramente más concurrido de Madrid.
La conocí hace unos doce años en un curso sobre cooperativismo que me propusieron dar para jóvenes sin empleo, con la intención de que pudiesen promover diferentes cooperativas, especialmente de trabajo asociado, y agrícola-ganaderas.
Ángela es una mujer delgadita, risueña y algo desenvuelta, que desde el primer segundo conectamos.
Tenía entonces unos veinticinco años y era una folladora morbosa por excelencia.
Estos últimos doce años la han transformado en una mujer, incluso más bella y muchísimo más sensual.
Durante las semanas que duro el curso tuvimos muchísimas citas sexuales de alto contenido erótico…, ya que era muy amiga de precalentamientos morbosos…
No solo follábamos todas las noches en su casa, sino que en ocasiones en los servicios del centro o en los de la cafetería echábamos un polvo rápido…
Los fines de semana nos escapábamos a hoteles y casa rurales durante los cuales no parábamos de follar y de gritar, especialmente ella, cuando se estaba corriendo…
Al ser todos los alumnos del curso mayores de edad…, el hecho de follarme a una alumna…, no afectaba a la calidad del curso, pues ninguno de los demás alumnos, ni nadie del centro…, jamás se dio cuenta de lo ocurrido.
Generalmente al terminar las clases ella se dirigía a su casa y yo igual…, por calles distintas y por separado…, minutos después acudía a nuestra diaria cita de sexo.
Me acuerdo que me mandaba mensajes al móvil mientras estábamos en clase para calentarme y excitarme.
Yo había ordenado apagar los móviles y ponerlos en silencio. Ella sentada en uno de los últimos lugares del aula, sabía que me había escrito algún mensaje solo con ver como sus ojos brillaban intensamente.
Mientras hacían tareas y ejercicios, yo revisaba el móvil.
Me encontraba mensajes de todo tipo, en los que me describía generalmente lo que quería hacerme aquella noche o en algún momento de descanso de las clases, como en lo servicios tanto del cetro como de la cafetería donde solíamos tomar algo a media mañana o a media tarde.
Por ejemplo…
“Esta noche cuando lleguemos a mi casa, quiero que me desnudes y me ates a la cama…”
“En el descanso, pasa al servicio que quiero comerme tu leche…”
“Quiero que esta noche me folles en la terraza para que nos vean todos los vecinos…”
“Hoy vamos a echar el primer polvo en el portal…”
Era Ángela una auténtica joya sensual de mujer… Lo pasamos genial durante aquella temporada y luego se fue a Madrid a trabajar como asesora a un museo, ya que tenía la carrera de Historia de Arte.
Había perdió su contacto y ayer tuve noticias de ella…
¡Vaya noticias!
Les cuento…
Ayer viernes, 17.07.2020…, al salir de la convención a la que he acudido, entré en el metro ya con la pequeña maleta con mis cosas personales para volver a casa…, y enseguida la reconocí.
Iba ensimismada leyendo un libro sobre uno de los grandes pintores de todos los tiempos…, Goya.
Al ponerme delante de ella, me miró y sus ojos brillaron con intensidad...
Se levantó de un golpe seco y me abrazó
Como era su costumbre, me susurro cosas al oído…
- Echo de menos tu polla en mi coño José Miguel…
- Me tienes que dar tu número…, llevo años pensando en ti. (Me dijo después…)
Sonreí maliciosamente…, ya que llevaba desde el lunes que había salido de casa sin soltar leche…
Mi polla rápidamente se removia…
Le pase una de mis tarjetas y la metió dentro del libro.
Me preguntó susurrándome…
- ¿Nos vamos al rincón y me follas?
Asentí con los ojos.
Nos fuimos buscando uno de los rincones del vagón, aún bastante vacío.
Allí nos aplicamos los dos a una de las barra de apoyo y comenzábamos a besarnos bajo la atenta miradas de algunas personas.
Sentir de nuevo aquella boca lujuriosa devorando mi lengua y labios me estaba poniendo cardiaco y excitado…
Somos ambos muy exhibicionistas y no nos importaba el espectáculo que estábamos empezando a dar.
En las siguientes estaciones, ya muy concurridas por estar situadas en el centro de Madrid, el vagón se llenó casi completamente.
Ángela llevaba puesta una falta de volantes fresquita y a simple vista solo unas braguitas pequeñas negras.
Se agacho rápidamente y se las quito…
Se las robe de las manos y sigilosamente dándome la vuelta me lleve aquellas minúsculas braguitas negras a mi nariz.
Olían a coño ardiente y deseoso. Noté el aroma de la perra en celo que Ángela era.
Mi polla estaba enorme y sin duda sabía que echaría leche…, mucha leche…
Me la saqué con cuidado, sin que nadie se percatara.
Se agachó y me la lamio con lentitud pasmosa…, rociándomela con saliva a través de esa lengua suya caliente y temblorosa de vicio y placer…
Subió a decirme…
- Me vuelvo y me la metes despacito, que quiero disfrutarla…, y cuando yo te diga, me echas tu leche…
Se giró, agachó algo su torso y levantó sus caderas lo suficiente.
Me polla estaba dispuesta para aquel momento de placer intenso que se aproximaba.
Solo tuve que levantar un poco su falda y tantear con mis dedos como su coño, estaba chorreando y dispuesto a ser penetrado a placer…
Me acoplé…
Tantee con mi polla y ayudado con mi mano y dos de mis dedos apertura…, su caliente coño…
Mi polla entró despacio acomodándose contra aquellas paredes elásticas que deseaban atesorarla y exprimirla…
Removía sus caderas como queriendo que la follase más rápido…
Yo seguía disfrutando de una folladita de aquel coño que hacía más de una década que no disfrutaba a gusto…
Despacio…, muy despacio…
Tampoco quería darle muchos golpetazos para evitar que aquello se notase y se nos fuese de las manos…
La seguía follando suavemente…, notando como mi enorme polla entraba en aquel coño profundo y caliente totalmente deseoso de correrse en breve…
Sus caderas nuevamente me indicaron más movimiento rápido…
De pronto, Ángela grito:
- Fóllame más fuerte, cabrón…
- Fóllame…, que me corro… (Nuevamente gritó…, e incluso mucho más fuerte…)
Una gran mayoría de las personas que nos rodeaban volvieron sus caras hacia nosotros…
¿Qué hice?
No mire a nadie…
Me centre en mi necesidad imperiosa de correrme…
Pegué una serie de tres o cuatro golpetazos con mi polla que casi hacen que se diese con su cara en uno de los asientos que estaban enfrente de ella…
Me corrí como un loco… Seguía corriendome y echando leche…, mas leche…
Noté como aquella leche almacenada después de casi cinco días se agolpaba dentro de aquel coño…, salía y salía sin parar…, mientras ella se aproximaba casi seguro a su orgasmo, dado que sus caderas convulsionaban alocadamente…, mientras empezaba a gemir cada vez con mucha más intensidad…
De pronto, Ángela abría su boca y gritaba a plena voz…
- Me corro…, me corro…, joder como me corro…
Los aplausos de algunos atrevidos se mezclaron con el ruido de la apertura de las puertas en la parada del metro en la estación en que había de bajarme…
Rápidamente metí mi polla dentro de mis pantalones, cogí mi maleta y corrí, sin despedirme tan siquiera de Ángela…, ni de ninguno de los espectadores de aquella sutil y rápida hazaña.
Lamenté perderme el espectáculo que seguiría seguramente a continuación…
Como aquella leche viscosa y caliente estaría cayendo a través de aquellos muslos sensuales de Ángela…
Hubiese dado media vida porque la estación de metro hubiese llegado tres o cuatro segundos más tarde de tal manera que me hubiese dado tiempo a lamer tan esplendido y suculento manjar…
Incluso hubiese recibido otra tanda de aplausos…
Hasta mañana mis amables lectores…
¿Si se preguntan que hice con aquellas tangas húmedas y olorosas…?
Habré de contárselo en otro momento…, pues fue algo muy interesante en una de las cafeterías de Atocha mientras esperaba el tren que me llevaría a casa a follar apasionadamente con mi Marga…, aunque con muchísima menos leche de la que ella esperaba…
PEPOTECR.