Follado por cuatro tíos en el cauce del río

Una noche de cruising en el viejo cauce del río empieza muy aburrida pero terminará en una de las mejores experiencias de sexo al aire libre con desconocidos de mi vida.

Follado por cuatro tíos en el cauce del río

El viejo cauce del río Turia en València concentra una de las zonas de cruising más animadas de la ciudad. Si bien es cierto que las aplicaciones de ligoteo han reducido la actividad en la zona, la verdad es que sigue siendo un “punto caliente”, nunca mejor dicho.

Como pasa en todos los sitios, que sea una zona de cruising no garantiza que vayas a follar, ni que encuentres alguien que te guste ni, por supuesto, que tú gustes a quien le echas el ojo. Hay días (o noches mejor) que te vuelves a casa igual que habías llegado y otras... pues otras triunfas.

Tengo que reconocer que yo he ido a varias zonas de cruising por València pero mi debilidad es el río. Fácil aparcamiento y una gran variedad de gente buscando rollo: estudiantes, maduros, gente de pueblos pequeños que van a “liberarse” allí, deportistas heteros que buscan una mamada entre los arbustos, turistas algo despistados o personas de otras nacionalidades que buscan un rincón discreto son algunos de los habitantes del río cuando cae la noche.

La principal zona de cruising se encuentra bajo el puente del Real, a la altura de los jardines de Viveros. Los agujeros del puente con poca luz y los arbustos a lo largo de un buen trecho, son los lugares por los que pasear en busca de carne. Lo digo así de claro porque es a eso a lo que vamos.

Para mí el río fue un descubrimiento en la época de universitario. Alguien me comentó en la facultad lo que había allí y enseguida fui a intentar descubrir. Al principio iba un poco perdido pero poco a poco le fui cogiendo el gusto y podía pasarme horas. El río fue el descubrimiento de una sexualidad libre y sin explicaciones de ningún tipo y tuve una época en la que fui un asiduo.

Como decía al principio, muchas noches he ido y no he tenido suerte. Muchas. Lo bueno de ser versátil es que si sale algún plan con alguien que te mola, te acoplas sin problema. Pero vamos, tiene que encajar. En el río he estado con tíos muy diversos y, hay que decirlo, algunos días he terminado haciéndome un pajote yo sólo bajo el puente.

Una noche de primavera del año pasado cogí el coche y me acerqué hasta el río. Aparqué sin problemas y bajé al cauce con mi bandolera con preservativos, lubricante y pañuelos. Parecía que la cosa estaba tranquila y me puse a dar un paseo por las zonas por donde solía estar la gente. Pasé por una zona de bancos y había muy poca gente sentada y, la verdad, con poco interés. Me fui a la zona de los arbustos y tampoco encontré nada. Asumí que tenía que ir un poco más lejos y fui a una zona que hay pegada a un carril bici junto a unos juegos de gimnasia. Allí sentado había un negro muy alto. Me fui acercando poco a poco disimuladamente mientras me sobaba el paquete y en cuanto me vio, me dijo: “Yo cobro”. “Ah, pues nada”, le respondí yo. Era una lástima pero no he pagado nunca por tener sexo. No sé si en un futuro lo haré, pero de momento no está en mis pensamientos.

Dejé apenado al negro -me ponen muy, muy cachondo y justamente en el río una vez me pegó una follada espectacular uno- y me fui a seguir dando vueltas. Volví a hacer todo el recorrido sin suerte y me dirigí de nuevo a la zona de juegos. Esa zona es particularmente morbosa porque hay dos árboles con unos troncos muy gordos que sirven para “esconderse” más o menos si pasa alguien, especialmente con bicis o patinetes por el carril bici.

Me quedé apoyado en uno de los árboles y vino un chico. Tendría unos 30 años más o menos y no era muy alto. Era guapete y tenía buen cuerpo y lo mejor se adivinaba mientras se sobaba el paquete cuando se dirigía a mí. Yo le imité y cuando llegó donde estaba empecé a sobarle el bulto por encima del pantalón del chándal que llevaba.

Me agaché y le bajé el pantalón. Apareció una polla morcillona que ya apuntaba buenas maneras y me la metí en la boca. Me encanta notar cómo van creciendo dentro de mi boca mientras las mamo, y eso es lo que pasó. Me esforcé en darle placer mientras escuchaba cómo gemía. Tras dedicarme a su rabo, bajé a lamer unos huevos colgantes que me parecieron una pasada, mientras los sobaba con una mano. Volví a meterme su rabo en la boca y empezó un mete saca algo más rápido y a follarme bien la boca.

Me levanté por la incomodidad de la posición y me cogió del cuello y me atrajo hacia él, para darme un morreo impresionante en el que su lengua casi tocó mi campanilla. Eso me puso más cardíaco todavía y noté cómo con sus manos me iba sobando el culo mientras yo no dejaba de gemir. Su boca pasó a mi oreja para lamerla – me vuelve loquísimo- y en ese instante supe que ese macho me iba a follar pero bien.

Una de sus manos fue jugando y pasó de mis glúteos a mi agujero. Con un dedo fue pasando suavemente mientras no dejaba de besarme el cuello y puso su mano en mi boca para que chupara sus dedos. Yo los chupé como si fueran pollas sabiendo lo que venía a continuación... Así fue. Bajó su mano y empezó a rozarme con los dedos en mi agujero y empezó a meter un dedo dentro. Fue delicado y no lo hizo a lo bestia, lo cual motivó que mi culo se fuera acoplando. Me miró, como pidiendo un gesto de aprobación y como respuesta, volví a besarle intensamente. Mientras nuestras lenguas jugaban locamente me metió otro dedo y esperó un poco. Empezó a moverlos mientras yo levantaba un poco las caderas para que pudiera acceder mejor y metió un tercer dedo.

Estuvimos un rato así y después buscó algo en su bandolera. Sacó un condón y mientras él se lo ponía, aproveché para ponerme yo lubricante. Quería disfrutar de su rabo de la mejor manera posible, así que cuando terminé, le pringué bien la polla. Me apoyé contra un árbol y me cogió de la cintura. Empezó a pasar su rabo por mi agujero jugando, cosa que me vuelve loco y a continuación empujó suavemente para meterme la punta. Se quedó así un rato mientras yo contenía la respiracíon y él me acariciaba la espalda y siguió empujando. Cuando llegó al final me preguntó si estaba bien y le pedí que esperara un poco, cosa que hizo. Cuando mi culo se acostumbró a su rabo, empecé a moverme yo suavemente y él fue haciendo lo mismo sin soltarme.

Cuando llevaba un rato bombeando, paró y vi que se quitaba el condón. Pensé que estaría a punto de correrse pero no, me cogió de los hombros y me agachó para que siguiera comiéndosela. Con los pantalones bajados me puse manos a la obra mientras notaba el airecillo que rozaba mi culo que estaba pidiendo más.

Seguí un rato comiéndosela y echó mano de su bolso para volver a sacar otro condón. Ya supe lo que tenía que hacer. Y además, encantado. Me gusta disfrutar y no que te la metan y se corran enseguida... Me giré y me apoyé en el tronco del árbol, dejando mi culito a su disposición. Esta vez no tuvo que hacer mucho esfuerzo y me la metió de golpe dándome un placer inmenso y empezando a bombear a lo bestia. Pasaba algún tío como paseando cerca pero no se atrevieron a parar o a acercarse.

El tío me cogió bien de las caderas y aceleró los movimientos en un claro síntoma de que iba a correrse y vaya si lo hizo... Se apoyó en mi espalda mientras me la besaba hasta que se le fue bajando la calentura y se salió de mi interior. Se quitó el condón, se limpió y se acercó a darme un beso y me dijo: “Ha sido genial, gracias” y se fue.

Allí me quedé yo con los pantalones y los calzoncillos en los tobillos apoyado en uno de los árboles cogiendo aire de la follada que acababa de recibir. En esas estaba, intentando recuperarme, cuando vi que se acercaba un chaval. Tendría entre 25 y 27 años y se veía algo tímido. Poco apoco se fue acercando a donde yo estaba y por el camino se sacó la polla para empezar a meneársela.

Yo, a esas alturas, estaba que me salí la calentura por todos los poros de la piel y me incliné para comérsela arrimando mi culo a su mano para fue lo fuera trabajando. Su rabo se puso duro enseguida y como vi que no tomaba la iniciativa me incorporé y busqué un condón. Le pregunté si quería follarme y muy tímidamente me contestó que sí.

Abrí el envoltorio del preservativo y se lo puse -ya vi que tenía que hacerlo todo yo... jajajaja- Me apoyé contra el árbol y se acercó torpemente así que le cogí el rabo y lo puse en la entrada de mi culo para que sólo tuviera que empujar. Y vaya si lo hizo... Al estar lubricado de la follada anterior, me entró como si nada y en contra de lo que pensaba, el tío empezó a moverse y a follarme de una manera que me sorprendió.

Me la metía hasta el fondo y empezaba a moverse en círculos volviéndome loco de placer. La sacaba y me la metía de golpe. La verdad es que me estaba dando pero bien y yo lo estaba disfrutando.

En ese momento vi que pasaba un tío andando con una bicicleta y se paró delante de nosotros. Estábamos como he dicho antes junto al carril bici pero el hecho de que fuera andando con la bici me hizo pensar que iba en busca de tema. Era un tío jovencito, sería universitario y tenía pinta de machito. Era muy, muy guapo de cara y con unas piernas brutales que se marcaban por las mallas que llevaba. Se quedó mirando lo que hacíamos y al rato empezó a sobarse por encima de las mallas y se acercó a nosotros tras dejar la bici apoyada en un árbol.

Se puso de frente a mí sobándose el paquete y alargué la mano para hacerlo yo. Noté que no llevaba calzoncillos y eso me puso más cachondo todavía. Le bajé las mallas y descubrí un rabo circuncidado y precioso, con unos huevos prietos que me encantaron. No lo dudé ni un momento y me metí su polla en la boca mientras el tímido seguía follándome sin parar. Me sabía a gloria así que me esmeré en metérmela hasta la garganta hasta casi ahogarme. Notaba cómo el tío resoplaba de placer y eso me encantaba.

Así estuvimos un rato hasta que, no sé muy bien si es que el jovencito machito le haría algún gesto o qué, pero el que me estaba follando dejó de hacerlo y en un momento lo tenía delante de mi cara mientras el otro se había puesto ya un condón y estaba follándome.

No tuvo ninguna contemplación y me empaló con ese rabo precioso que tenía. Apenas pude ahogar un grito mientras el que me había estado follando me dijo que se iba a correr y puse la cara para que me la pringara bien. Se corrió abundantemente y me dejó la cara hecha un Cristo. Se limpió como pudo, se vistió y se largó.

Yo apenas me di cuenta porque el jovencito me estaba dando unos meneos que estaban haciendo que mi polla estuviera chorreando con todo lo que mi cuerpo estaba experimentando. Me follaba fuerte pero sin ser agresivo y notaba cómo esos huevos prietos golpeaban contra mí. Se notaba que el tío había llegado cachondo perdido y tenía ganas de meterla y correrse. Estuvo un rato bombeando mientras yo pensaba que estaba en el cielo y murmuró unas palabras que no entendí pero empujó más fuerte mientras me cogía fuerte las caderas con las manos.

Me incorporé y acerqué mi espalda y mi cuello a su cara. Apenas me dio un beso en el cuello y me dirigió una sonrisa. Le pregunté de dónde era porque tenía unos rasgos muy especiales y me dijo que era un estudiante de Marruecos. Ufff. Casi me derrito allí mismo.

Se vistió y se largó dándome un cachete en el culo mientras yo me quedaba allí, medio desnudo y habiendo sido follado por tres tíos... hasta el momento.

Tan cachondo estaba con el segundo y el árabe que no me había dado cuenta que había aparecido el negro que vi al principio de la noche y que me dijo que cobraba. Cuando se fue el morete lo vi que estaba con el rabo fuera -qué rabo- y pajeándose.

Me miró sobándose descaradamente la polla y ni lo pensé. Me acerqué a donde estaba y comencé a mamársela saboreando ese rabo negro que estaba delicioso. El tío tenía la polla súper dura de todo el espectáculo que había estado viendo. La verdad es que no sabía desde cuándo estaba allí...

Estuve un rato comiendo ese rabo negro que me sabía a gloria, deteniéndome en su capullo y pasándole la lengua por todo el glande hasta que decidí que ya que la noche estaba siendo gloriosa, tenía que terminar con una follada de un negro.

Busqué en mi bandolera y saqué un preservativo. Se lo di y saqué el lubricante. El rabo del negro era de un tamaño considerable y aunque mi culo estaba bien abierto esa noche, prefería disfrutarlo bien a sentir dolor.

Volvimos a arrimarnos a la zona de los árboles y puse el culo en pompa ofreciéndoselo. Se arrimó y le dije que fuera con cuidado. Me miró en plan, “sé lo que te acabas de meter por el culo”... jajaja. En cualquier caso, fue cuidadoso, supongo que al ser consciente del pedazo de carne que se gastaba.

Fue empujando su polla dentro de mi culo mientras yo me derretía casi literalmente. Fue aumentando el ritmo de la follada y vi que pasaba algún tío por el carril bici sin que me importara absolutamente nada. Yo estaba concentrado en mi culo y en la follada que el negro me estaba pegando. Estuvo un buen rato con un mete saca hasta que empezó a acelerar y noté que se iba a correr. Entonces cogí mi abandonada polla y con dos meneos me pegué una de las mejores corridas de mi vida que pensaba que no se terminaba nunca, mientras apretaba mi culo con los espasmos y el negro resoplaba y gemía mientras se corría.

Se salió de mi culo y se quitó el condón. Me pidió un pañuelo para limpiarse y desapareció. Yo me apoyé contra el árbol analizando todo lo que había pasado y pensando que había sido una de las mejores noches de cruising de mi vida.

Miré el móvil y vi que se había hecho tarde pero aún así, las fuerzas no me dejaban ni vestirme. Pasó algún tío y se quedó mirando pero pensé que si se arrimaban iba a ser incapaz de hacer absolutamente nada. Cuando pude, me limpié y me vestí. Salí del cauce y cogí el coche para irme a casa. Al llegar, me metí en el baño y me hice otro pajote a la salud de lo que había vivido esa noche.

Las veces que he vuelto al río siempre paso por la zona de los árboles y, aunque alguna vez ha habido algo de rollo allí, no ha sido nada equiparable a lo de aquella noche que jamás olvidaré.

Espero que os haya gustado este y los otros relatos que he escrito y que podéis leer aquí

https://www.todorelatos.com/perfil/1479640/

Todos son hechos que me han sucedido a mí a lo largo de la vida. Si tenéis algún comentario, podéis enviarlo al mail si os apetece.

Besicos!