Follado en la oficina por tres abogados
Soy un chico de 22 añitos, guapo, delgadito, depilado, pasivo y muy puta. Voy a contar la experiencia de como mi jefe y dos amigos suyos me follaron en su despacho. La pasión de tres abogados por un culo estrechito que se deja hacer de todo.
Hoy voy a contar una experiencia que tuve en el trabajo con mi jefe y dos amigos suyos.
Yo tenía 22 añitos en ese momento, mis aspecto era prácticamente igual que el de ahora, 1,70 d estatura y 50kg de peso (delgadito y manejable), rubio, guapete, depiladito...
En ese momento trabajaba en una oficina a media jornada por las mañanas haciendo tareas sencillas, como ordenar papeleo, llevar café al jefe, mantener limpia la oficina, enviar algún que otro correo electrónico... cosas simples.
La oficina era pequeña. Se trataba de piso en el centro de Valencia donde trabajaban dos abogados, el jefe, un abogado al que este tenía contratado y yo.
El piso tenía 3 habitaciones, una el despacho de mi jefe, otra habitación para el despacho del otro abogado, una con una cama y un sillón, y ya por último, la cocina, el baño y un armario empotrado donde se guardaban los productos de limpieza.
Yo estaba casi siempre en el despacho de mi jefe, ayudando en todo lo que este me pedía.
Al poco de empezar en la empresa, creo que aun no había ni firmado el contrato, estaba con Jose en el despacho, que es como se llamaba mi jefe, y comenzamos a hablar. Era un día de poco trabajo, así que hablamos y hablamos. Al parecer, Jose me decía que le sonaba mi cara de algo. Yo le decía que no sabía de qué, que quizás nos habíamos visto antes por la calle o algo.
Con cara de pillo y con una sonrisa en la tez, Jose dio la vuelta a la pantalla de su ordenador para mostrarme algo, y sorpresa, era una página de contactos con fotos mías!
El corazón me dio un vuelco. Era un anuncio que puse hace tiempo en una página de contactos gays en la que me ofrecía sexualmente a cambio de una pequeña remuneración. De repente lo recordé todo. En el anuncio ponía cosas tipo (limpio tu casa o tu oficina en tanga y lencería o desnudo para que puedas disfrutar de mi y follarme luego, no importa tu edad, me van los hombres maduros, me gusta que me atraganten metiéndome la polla hasta el fondo, me va que me den fuerte y follen el culo a lo bestia...) y como no, varias fotos mías desnudito, o con medias de rejilla, tacones y tanga, con un plug en el culete, etc.
Antes de que pudiera empezar a maldecirme a mí mismo por no haber borrado el anuncio, Jose, viendo mi cara de asombro me dijo:
-Tranquilo, no te voy a despedir ni nada. Yo también soy gay y me gusta mucho lo que pones aquí en esta web.
De repente sentí alivio por un lado, pues vi que no peligraba mi trabajo, pero por otro lado me preocupaba el cómo terminaría la situación, ya que el encontrar el trabajo me permitió dejar esa vida de lujuria y disponer de un trabajo normal, que quizás no terminaría siendo tan normal de esto...
Jose y yo hablamos largo y tendido. Yo le explicaba que hasta que encontré el trabajo, esa era la única forma que tenía de ganar algo de dinero. El me dijo que no me juzgaba, que él lo entendía y que no pasaba nada.
Me dijo que le gustaban las fotos y me preguntó que si quería ganar algo más acudiento un par de horas por las tardes, para hacer... lo que ponía en el anuncio.
Me dijo que si no quería no pasaba nada, que viniera, hiciera mi trabajo de siempre por las mañanas y listo, que nos olvidábamos del asunto si yo quería, pero... sacó la cartera del pantalón y de ella sacó un billete de 100 euros. Me lo enseñó y me dijo:
-Si quieres, yo puedo pagarte bien por estar un par de horas juntos, me has puesto muy cachondo en esas fotos.
Yo al ver el billete dudé por un momento, pero... en mi fuero interno pensaba:
-Sólo serán un par de horas, pasaré un buen rato, me ganaré una buena pasta y tendré contento al jefe...
De tal modo que le dije que sí, que aceptaba.
El me dijo:
-Ten, cógelo.
Me dio el billete de 100 euros y me dijo:
-Vente esta tarde a las 4... y vente así vestido.
Señaló una foto de las del anuncio en la que iba con medias de rejilla, tacones y un tanga negro de hilo.
-Vale, le dije yo, nos vemos esta tarde.
Agradecido por los 100 euros, contento y algo cachondo, le dije:
-¿Quieres un adelanto? ¿Te hago una mamada rapidita antes de irnos a comer?
Jose se quedó pensando un momento, y dijo:
-Vale va, pero vamos al baño por si viene Jorge, que un principio hoy no tiene que venir pero por si acaso.
(Jorge era el otro abogado)
Fuimos al baño, él cerró con pestillo y yo me arrodillé frente a él.
Jose era un hombre de unos 45 años. Era guapo, elegante (vestía con traje y corbata), olía a colonia, se le veía limpio...
Abrió la cremallera del pantalón del traje y se sacó la polla. Tenía una buena polla, de unos 18 centímetros.
Sujetándose él la polla con una mano, acercó mi cabeza con la otra, estando yo ya con la boca abierta y dispuesto a comer su polla.
Sentí su polla caliente, blandita por la punta y más dura cuanto más hacia abajo entrar dentro de mi boquita.
Yo ajustando mis labios al contorno de su polla, comencé chupando suavemente, metiéndola y sacándola de mi boca, metiéndola poco cada vez más profunda en mi garganta... Jose gemía cada vez que su polla entraba dentro de mi boca, especialmente cuanto más profunda estaba.
Yo me la metía lo más profunda que podía, pero el cada vez más caliente, Jose me forzaba con la mano empujando mi cabeza contra su polla al mismo tiempo que el con su cadera me la metía hasta el fondo, hasta notar su pantalón contra mi cara, y toda su polla en mi garganta.
Aguanté como un campeón pues quería impresionar a mi jefe, así que apenas tuve arcadas.
Sentía como el disfrutaba con cada embestida, y cada vez que empotraba mi polla hasta el fondo de mi garganta, aguataba unos segundos la polla ahí para sentirla toda dentro de mí y la volvía a sacar para repetir la operación.
Poco a poco los gemidos fueron más intensos, hasta que una de las embestidas, en la cual terminé con la boca abierta a más no poder, su polla hasta el fondo de mi garganta, mi cabeza sujeta con su mano que empujaba mi cara contra su polla... sentí como su polla más dura que dura, palpitaba en mi garganta, y sentí su leche salir y mojarme por dentro... Aguantó la polla unos segundos dentro de mi garganta mientras acaba de gemir y de correrse, y ya la sacó, mirándome con una cara de guau, menuda mamada me has hecho.
Ambos nos limpiamos con papel, él el pantalón y la polla y yo la boca, y ambos salimos del cuarto de baño.
El me dijo que había sido increíble y que hacía mucho que no se la comían así. Que me fuera ya a casa y que nos veíamos a la tarde.
Yo encantado fui a casa, y como aun quería impresionar al jefe, decidí no comer para no manchar cuando él me follara y en su lugar, prepararme para la sesión de sexo.
-Si le ha gustado la mamada, esta tarde va a flipar.
Me decía a mí mismo.
Fui al baño y me depilé bien depilado (piernas, axilas, culete... todo completamente), me hice una lavativa con una pera anal, preparé en una mochila lubricante y tacones de aguja, me vestí con las medias de rejilla y tanga debajo de la ropa y aguardé impaciente a la hora.
A las 4 de la tarde como habíamos acordado, estaba yo puntual llamando al timbre de la oficina. Jose me abrió la puerta y subí.
Al entrar me saludó, cerró la puerta y cerró con llave pasando también un pestillo que tenía la puerta. Entramos a su despacho y me preguntó si traía la lencería.
Le contesté que sí, que bajo de la ropa.
-¿Quieres que me ponga cómodo?
Le dije yo con cara de buscar guerra.
-Claro, sorpréndeme.
Me dijo él.
Yo me quite el jersey y la camiseta, me quite las zapatillas y los calcetines, y me quité los pantalones teniendo debajo las medias y el tanga que quedaron ya al descubierto.
Saqué los tacones de la mochila, me los puse y quedé completamente listo.
Al sacar los tacones vi y recordé el lubricante que había traído. Lo saqué, se lo mostré a Jose y le dije:
-He traído lubricante, ya sabes...
Me dijo:
-Tranquilo, para follarte te unto bien de lubricante, que no quiero lastimarte.
Eso me tranquilizó un poco.
Me acerqué a él que estaba en sentado en la silla desde un principio, viendo como me cambiada. Él abrió un cajón de su escritorio y sacó un consolador de plástico blando, de los de silicona. Una polla de goma roja de un tamaño considerable, tanto de ancho como de largo.
-Chúpalo.
Dijo él.
Yo sin vacilar me acerqué a la polla que él sujetaba en su mano, y comencé a chuparlo.
-Más profundo.
Me decía Jose.
Yo chupaba más profundo, todo lo que podría.
-Más profundo.
Repetía Jose en tono más firme y serio.
Yo chupaba y chupaba todo lo que podía, forzándome al máximo, atragantándome con el pollón de plástico que sujetaba José en la mano.
Él me agarró del pelo por la parte de atrás de la cabeza, y mientras esa mano empujaba mi cabeza contra el consolador, la otra mano empujaba el consolador hasta entrar en el fondo de mi garganta.
Me estuvo atragantando un poco. Me miraba enfadado al tiempo que con lujuria mientras lo hacía.
Yo me deje hacer sin rechistar.
De pronto paro.
-Me estás poniendo mucho.
Me dijo.
-Quiero ver cómo te lo metes en el culo.
Me dijo él nuevamente.
Yo sin rechistar cogí el consolador y me di la vuelta. Él me bajo y quitó en tanga nada más me di la vuelta.
-A cuatro patas.
Me dijo Jose.
Era evidente que él tenía la voz cantante. No tenía problema con ello. Había tenido experiencias de bondage y me gusta ser la parte pasiva.
Me puse a cuatro patas cumpliendo sus ordenes, mojé un poco de lubricante el consolador y mi culo, y comencé a meterme el consolador dentro del culo.
El en la silla, detrás de mi me decía:
-Eso es, mételo más adentro, hasta el fondo.
Yo a cuatro patas, con el pecho tirado sobre el suelo, una mano abriendo mi culo y la otra metiendo el enorme consolador dentro, obedecía e iba metiendo más y más.
Noté su mano cogiendo el consolador y apartando mis manos, de tal modo que eché las manos hacia delante y me quedé con el pecho en el suelo y el culo en pompa mirando hacia él.
Él a mi espalda, sentado en su silla, agarró el consolador y comenzó a metérmelo y a sacármelo. Empezó suavemente, pero cada vez que lo metía lo hacía más profundo y más profundo, hasta que sin darme cuenta ya notaba su mano sujetando el extremo del consolador chocando contra mi culo cuando este entraba hasta el fondo.
-Sube.
Me dijo Jose.
Yo me puse de pie de espaldas a él, con el culo un poco hacia afuera, las piernas juntas y el cuerpo un poco hacia delante.
El metía y sacaba el consolador de mi culo. Me hacia disfrutar sentir esa descomunal polla y su mano golpeando mi culo cada vez que subía el consolador con fuerza hacia arriba.
Tras follarme un rato así con el consolador, dejó de embestirlo, lo sacó, me lo dio, y sin levantarse de su silla, se bajó la cremallera, sacó su polla y me dijo:
-Ahora sigue tu mientras me la comes.
Yo obediente comencé a chupar su polla mientras metía el consolador en mi culo.
Una y otra vez entraba su polla en mi boca, más profunda con cada embestida, mientras yo metía del mismo modo, cada vez más profundo el consolador dentro de mí.
Tras un rato arrodillado frente a él mientras por un lado me entraba un pollón de plástico, y por el otro me entraba una polla muy dura en la boca, Jose decidió pasar a la acción.
-Ponte de pie.
Me dijo.
Yo obediente me puse de pie de espaldas a él.
Él mientras se ponía un poco de lubricante en la polla, me metió un par de dedos dentro del culo, sintiendo con su piel el taco de mi culo ya abierto y caliente.
Me introdujo su polla de forma lenta, pero hasta llegar al fondo.
Yo no pude más que poner los ojos en blanco y soltar un gemido al notarla entera dentro de mí.
Sujetándome la cadera con sus manos, comenzó a moverse, sacando y metiendo su polla dentro de mi culo.
Yo estaba disfrutando. Tenía a un hombre varonil, elegante, bien vestido y con un olor a colonia masculina que me volvía loco metiendo y sacando su polla dura, carnosa... y sostenido su cuerpo chochar con el mío.
Su polla dura entraba y salía, cada vez más rápido y con mayor fuerza de embestida.
Una de sus manos subió de mi cintura a mi cabeza, y agarrándome del pelo continuó embistiéndome pollazo tras pollazo.
-Estoy disfrutando mucho contigo.
Me dijo Jose, mientras sacaba su polla de mi culete, me daba la vuelta y me ponía sobre el escritorio, tumbado boca arriba con las piernas abiertas y el culo en el extremo de la mesa.
Él comenzó a penetrarme en una postura tipo misionero, estando el de pie y yo tumbado con las piernas bien abiertas sobre la mesa.
Así lo tenía frente a mí. Veía su mirada de lujuria clavarse en mí mientras metía y sacaba de forma brusca su polla de mi culo.
Estuvo un rato fallándome en esa postura, cogiéndome al principio de los tobillos, para posteriormente cogerme del cuello, algo que me excitó mucho.
Cuando se estaba ya exhausto de estar embistiendo y embistiendo, me dijo que me diera la vuelta, quedando de espaldas a él y apoyando mi cuerpo sobre la mesa.
Me separó las piernas, agarró mi cintura con una mano, su polla con la otra, y me la volvió a meter.
Yo tirado en la mesa no podía hacer nada más que disfrutar de su polla entrando en mí, sintiendo sus manos agarrándome y el roce de su cuerpo con cada embestida que me daba.
Tras un rato largo en esa postura, cambiando de intensidad cada dos por tres, pues a ratos me pegaba unas embestidas brutales, y a ratos aminoraba la marcha, me dijo:
-Buffff, agáchate y chupa que estoy a punto.
Yo con cara de zorra, me arrodillé ante él y dejé que me follara un poco la boca hasta que la sacó y se masturbó corriéndose parte en mi cara y parte en la boca.
Desde ese día, Jose y yo hemos quedado varias tardes para repetir la experiencia.
Ahora bien, un día, Jose de muy buenas maneras como siempre, me dijo que conocía 2 abogados que también son del mundillo, que les habló de mí y que les gustaría montar un gangbang conmigo, que llevan tiempo buscando alguien como yo, y que por supuesto, me pagarían los tres, con lo que esa tarde ganaría el triple.
Yo por supuesto accedí. Ganar nada más y nada menos que 300 euros por una tarde... era todo un chollo a mi parecer.
No hice nada especial ese día, me depilé, me hice la lavativa, me puse un tanguita... como siempre.
Acudí a la oficina y sólo estaba Jose. Me dijo que me preparara, que me quedara en tanguita y que ahora vendrían sus dos amigos, que estarían al caer.
Con forme me estaba desnudando, sonó el timbre y Jose fue a abrir. Apenas acabé de prepararme cuando aparecieron por la puerta.
Jose les saludó, les invitó a pasar y con forme entraron, se quedaron mirándome.
-¿Esta es la perra?
Dijo uno de ellos.
-Esta es, ya veréis, vais a disfrutar.
Le respondió Jose.
Entraron al despacho, uno me saludó y se presentó como Marcelo. Un hombre de la edad de Jose, corpulento, elegante.... Me dio dos besos y me hizo girar para ver mi culito enfundado en el tanga.
Vino el otro y se presentó como Jaime, este también de unos cuarenta y algo y un poco más delgado o mejor forma que Jaime y Jose (o eso parecía con el traje puesto). Ambos se pusieron a tocarme el culo a murmurar entre ellos diciendo que tenía un buen culo, que si era delgadito y eso les gustaba, etc.
Me dijeron que tenían ganas de probarme, que Jose les había hablado muy bien de mi.
Yo sonriendo y siendo complaciente, me acerque a ellos y les toqué la polla por fuera del pantalón.
Ellos se rieron, se miraron entre ellos, volvieron a mirarme y uno de ellos dijo:
-Aquí mandamos nosotros, no tocas si no se te pide.
Yo respondí con sonrisita.
-Vale mi amo, lo que tú me ordenes.
Le respondí entrando un poco en el juego.
Jose sacó del cajón del escritorio un rollo de cinta aislante, se lo dio a Jaime y este me comenzó a atar.
Me ataron los brazos como si tuviera los brazos cruzados, pero en lugar de estar cruzados delante estaban cruzados detrás, de tal modo que cada mano tocaba el codo del brazo opuesto, y los antebrazos quedaban uno encima de otro, que fue donde enrolló la cinta para inmovilizarme los brazos detrás de la espalada.
Una vez atado, Jaime me agarró del pelo y me hizo arrodillarme.
Comenzaron a desnudarse los tres dejando sus pollas a la vista. Todos la tenían relativamente grande, pollas de entre 16 y 18 centímetros... y bien gorditas.
Ya las tenían medio tiesas cuando hicieron un cerco a mi alrededor, quedando yo rodeado por tres pollas de tres tíos mayores que yo, que al estar ellos de pie y yo arrodillado, sus pollas quedaban a la altura de mi boca.
Comenzaron a follarme la boca entre los tres. Mientras chupaba la polla de uno, otro me empujaba la cabeza hacia delante para que me tragara entera.
Estuvieron fallándome la boca entre los tres un buen rato. Atragantándome con ellas. Escupiéndome en la boca, metiéndome sus huevos en la boca y abusando de mi.
Jaime, que parecía el más dominante, me hizo ponerme de pie, y mientras yo seguía atado chupando la polla de Jose y la de Marcelo. Este me quitó el tanga y comenzó a meterme los dedos dentro del culo.
Jose le dijo a Jaime que sacara el consolador del cajón, y este lo sacó y con cara de "te vas a enterar". Se puso detrás mía para meterme el consolador en el culo.
Al principio escupió y comenzó a meterlo suave, pero en cuanto se abrió el culo un poquito y entro bien la punta, me clavó el consolador hasta el fondo con mucha fuerza y firmeza.
Yo pequé un grito cuando hizo eso, pues me dolió. Pero a él que pareció gustarle el grito, siguió metiendo y metiendo, calvándome con fuerza y hasta el fondo el consolador rojo de goma.
Yo estaba inquieto. Estaba indefenso, atado con las manos en la espalda y sintiendo las pollas de dos hombres entrando hasta el fondo de mi garganta, mientras por la espalda otro tío me metía con fuera un consolador enorme.
Jose dijo:
-Tengo una cama en una de las habitaciones. ¿Queréis que nos le llevemos para allí?
-Vamos
Dijeron Jaime y Marcelo, y ayudándome a ponerme recto, me arrastraron hasta la habitación que tenía la cama.
Jose se tumbó en la cama boca arriba y a mí me arrastraron para ponerme encima de él, quedando yo a cuatro patas sobre sus piernas con su polla a la altura de mi cara.
Mientras me tragaba la polla de Jose hasta el fondo y me atragantaba con ella, no sé si fue Jaime o Marcelo, pero uno de los dos comenzó a follarme por detrás.
Si, esta vez sentía una polla de verdad entrando en mi. Sentía un cuerpo golpearme cada vez que la polla entraba entera dentro de mi culo... Me estuvo follando uno de los dos así mientras Jose me follaba la boca.
Jose se levantó, me acercaron un poco al borde de la cama, aun a cuatro patas con las manos atadas en la parte de arriba de la espalda, y comenzaron a follarme entre los tres.
Me pegaba cuatro o cinco embestidas muy fuertes uno, la sacaba, y hacia lo mismo otro, luego otro, luego otra vez el primero... así estuvieron un buen rato, turnándose y destrozando mi culo a base de fuertes penetraciones y embestidas brutales.
Jaime, muy excitado, me agarró del pelo, me puso de pie contra la pared, y mientras me agarraba del cuello con una mano y de la cintura con la otra, me embestía con mucha fuerza.
En ese momento sentía su polla entrando bruscamente en mi. Sentía su cuerpo detrás a aprisionándome contra la pared. Sentía su mano agarrándome del cuello y asfixiándome... mientras tanto, Jose y Marcelo cada uno a uno de los lados, me miraban y se masturbaban.
Cuando Jaime decidió que me que me había follado bastante en esa postura, me tiró contra la cama quedando yo tumbado boca abajo y me siguió follando unos minutos así. Aprisionándome con su cuerpo y su peso contra la cama, y metiendo y sacando su polla con fuerza dentro de mi culo.
Marcelo dijo que le dejará un rato a él, así que Jaime se levantó de mi espalda, para que Marcelo tomara el control.
Este me puso boca arriba con las piernas abiertas.
Comenzó a follarme estando el de pie y yo tumbado boca arriba en el borde de la cama.
Mientras me metía su polla, Jaime y Jose comenzaron a abofetearme, tirarme del pelo, escupirme, cogerme del cuello para asfixiarme...
Tras un rato maltratándome, Jose se puso encima de mi cara, y metió su polla en mi boca dejando su peso para que esta entrara hasta el fondo, atragantándome de esa forma y causándome arcadas. Jaime mientras tanto me pellizcaba los pezones con fuerza mientras Jose follaba mi boca, y Marcelo follaba mi culo.
Al rato, se cambiaron Jose por Jaime, y ahora era Jaime quien de lado, tumbado boca abajo sobre mi boca, me follaba metiendo su enorme polla una y otra vez hasta el fondo de mi garganta. Sin piedad, sin compasión... atragantándome y disfrutando de mi arcadas.
Jose dijo que le apetecía un poco de mi culo. Se tumbó en la cama y me pusieron encima de él.
Yo me había quedado completamente recostado sobre él, pues al tener las manos atadas a la espalda, no podía mantener el torso recto y arriba, de modo que mi pecho quedó tumbado completamente sobre el suyo.
Jose comenzó a follarme mientras Jaime y Marcelo me estiraban del pelo y me animaban a moverme más y saltar sobre la polla de Jose, aunque este ya estaba moviéndose debajo de mi y metiéndola bien fuerte dentro de mi culo.
De pronto, Jaime se puso detrás de mí, y sorpresa, comenzó a meterme él también su polla en culo.
Al principio empezó despacio, metiendo su polla poco a poco junto a la de Jose.
Yo sintiendo dolor al notar como otra polla entraba en mi culo, no podía hacer nada salvo aguantar y esperar que no me doliera demasiado.
Cuando Jaime comenzó a notar vía libre y a moverse con mayor fluidez, empezó a gustarme el tener dos pollas en mi culo.
No puedo negar que en notar a un hombre debajo de mi, y otro encima, ambos bombeandome, ambos sudados... sintiendo el pecho, los abdominales, el vello y el surdor de Jose en mi pecho, y al mismo tiempo que el pecho, los abdominales, el vello y el sudor de Jaime en mi espalda, sintiéndome aprisionado entre dos tíos y con dos pollas moviéndose a su aire de forma alterna dentro de mí, me hacía disfrutar como una loba.
Gemía de placer, y ellos lo notaron. Tas follarme así de forma muy apasionada, pegando cuerpo con cuerpo y marreándome con Jose que eran quien tenía debajo, Jaime se cambió por Marcelo, y fue este quien siguió fallándome así mientras Jaime descansaba un poco y recuperaba el aliento.
Tras un rato, Jose quería salir de debajo.
Marcelo siguió un rato más a mi espalda follando como un bruto.
Marcelo paró y se sentó en la cama junto a Jose y Jaime que ya estaban sentados mirando el espectáculo y desandando, pues ya estaban los 3 exhaustos, sudados, cansados...
Me dijeron que me acercara, y al acercarme, Jose me dijo que me montara en sus pollas.
Empecé con Jose. Me puse de pie en un lateral mientras él estaba sentado en la cama, y como si me sentara encima de él, me senté, pero metiendo su polla en mi culo.
Subía y bajaba mientras él me miraba contento y los demás de vez en cuanto me tocaban un poco. Tras un rato con Jose, me cambié a Macelo, y finalmente a Jaime.
Mientras estaba metiéndome la polla de Jaime, sentándome encima de él y subiendo y bajando para que su polla entrara en mi culo, el me agarraba del cuello, me metía la mano dentro de la boca hasta llegar a la campanilla, y repetía:
-Que culo de puta tienes.
Cuando recuperaron un poco el aliento y las fuerzas, me tumbaron boca abajo en la cama, y Jaime y Jose siguieron fallándome sin piedad, un poco uno y un poco el otro, turnándose mi culo.
Sus pollas entraban con fuerza y violencia dentro de mi culo, mientras les daba o por estirarme del pelo, o por agarrarme fuerte del cuello.
Cuando ya decidieron por fin que querían correrse, Marcelo dijo:
-Me pido culo.
Jose y Jaime le cedieron mi culo y Marcelo comenzó a follarme sin ni siquiera cambiarme de postura.
Yo tumbado boca abajo, atado, con las piernas juntas y estiradas, y Marcelo sobre mi embistiendo con todo su peso. La cama saltaba con cada embestía que me daba, hasta que al final, gimió de placer, redujo el ritmo aunque no la fuerza de la embestida, y comencé a sentir las palpitaciones de su polla mientras me llenaba el culo de leche.
Marcelo se retiró y ahora pasó Jose a la acción. Metió su polla en mi boca sin más dilación y comenzó a meter y sacar, metiéndole entera, hasta correrse en el fondo de mi garganta.
Por último llegó el turno de que se corriera Jaime. Este me abofeteó en la cara de forma brusca, me dio la vuelta, y mientras me agarraba del pelo, me metió unas cuantas embestidas hasta correrse en mi culo.
Cuando acabaron, descansaron unos segundos y me soltaron los brazos.
-Te queremos pedir una última cosa.
Dijo Jaime.
Yo estaba ya reventado. Me dolía mucho el culo, me sentía sucio, sudado, lleno de semen...
Aun así, pregunté:
-Dime ¿Que queréis que haga?
-Sácate la leche del culo y bébetela que lo veamos.
Dijo Jaime.
Eso hice, ya que después de todo lo que me había dejado hacer, eso era lo de menos, y así acabamos ya la sesión con todos contentos.
Me arrodillé en el suelo y fui sacando el semen de Jaime y el de Marcelo de mi culo.
Abundaba la leche. Con forme sacaba con los dedos o me goteaba en la mano al hacer un poco de fuerza para expulsarlo, me lo llevaba a la boca y me lo tragaba.
Cuando ya quedó limpio de semen y ellos satisfechos, me dijeron que les había gustado mucho. Que habría que repetir esto más a menudo, cada semana o cada mes.
Nos duchamos uno por uno. Cuando estábamos ya todos limpios y duchados, Jose me dio los 300 euros, me despedí y me marche a mi casa.
Esa vez tuve un dolor en el culo que me duró varios días.
Hemos quedado más veces, y cada vez me acostumbro más a las embestidas violentas que dan estos abogados, así como a la doble penetración que tanto les gusta hacerme.