Folladas sin compasión en un cuarto estrecho
Quinto relato de la saga, continuación del relato Follando con dos compañeras de trabajo. Estoy de nuevo aquí para seguir relatando las peripecias sexuales que tuvieron lugar después de la gran follada en el despacho de Debla. La siguiente historia se desarrolla en una pequeña habitación de un local de intercambios de parejas.
Folladas sin compasión en un cuarto estrecho
El fin de semana tocaba a su fin y yo todavía seguía recordando la gran follada que le di a Debla en presencia de Susana, había encontrado un filón de oro y pensaba aprovecharlo.
El lunes por la mañana me encontraba ya en el trabajo y por mi cabeza me rondaba una idea para emputecer aún más a ambas mujeres. La tarea no iba a ser fácil pero contaba con un as en la manga. Debía elegir muy bien mis movimientos ya que todo se podía ir al traste si no actuaba con inteligencia.
Por su parte Susana en el trabajo se comportaba como siempre, es la típica compañera de trabajo simpática y guapa que cae bien a todo el mundo, pero detrás de esa fachada se esconde una verdadera loba. Además conmigo seguía actuando como si apenas tuviéramos ninguna confianza. Pero era solo delante de los demás compañeros, teníamos que mantener oculto nuestro morboso jueguecito.
Otra historia era Debla, pasaba de mí tres pueblos, solo me dirigía miradas de odio por haberla llevado a aquella situación. Aunque sé que mientras la follaba duramente en su despacho disfruto como una autentica puta.
Con esta tesitura y con las ideas ya bien claras de lo que iba a hacer, me dispuse a escribir un e-mail que iba a enviar a las dos. No tarde mucho en acabarlo y decía lo siguiente:
Hola, mis zorras.
Después del espectáculo que me regalasteis la última vez, os cuento lo que tengo pensado hacer con vosotras.
El sábado que viene por la noche deberéis estar disponibles para mí, tendréis que inventaros cualquier excusa para que no sospechen vuestras parejas. El punto de encuentro va a ser el viejo parque del centro de la ciudad a las 10 de la noche.
No hace falta que vengáis vestidas de una forma especial, eso sí tenéis que venir preparadas para vivir experiencias nuevas con otras personas.
Espero vuestra confirmación.
Un beso para las dos putas más sensuales de la oficina.
Pedro.
Le di al intro y el mensaje salió rumbo a su destino. Solo quedaba esperar la repuesta de ambas mujeres. Y la respuesta de Debla no se hizo esperar, me mando un e-mail en el que me ponía parir con todo tipo de insultos y diciéndome que ni en mis mejores sueños se iba a prestar a eso.
Esta reacción ya me la esperaba, pero quería conocer la reacción de Susana antes de tomar mi siguiente decisión. Ésta tardó más en contestar pero a media semana recibí un e-mail suyo en el que se negaba también a mi proposición. Decía que no estaba dispuesta a llevar nuestro juego fuera del trabajo y mucho menos meter en medio a más gente. Al final del todo decía que no iba a poder chantajearla con el video de Debla y ella, que su marido podría superar que se hubiera acostado con otra mujer.
Me sorprendió un poco que no aceptara, pero lo que ambas no sabían, es que yo contaba con un as en la manga y estaba a punto de utilizarlo. El jueves en la mañana llegué el primero a la oficina y dejé en el cajón del escritorio de ambas sendas tarjetas de vídeo.
A continuación le envié a las dos el siguiente e-mail:
Hola, mis putitas.
Ya veo que os estáis haciendo las estrechas. A lo mejor a vuestra pareja de la igual que os hayáis acostado juntas, pero que dirían si un compañero de oficina ha participado en otra de las folladas.
Como empezaréis a deducir instale una videocámara en el despacho de Debla antes de nuestra pequeña orgía y lo tengo todo muy bien grabado. Para que veáis que no voy de farol os he dejado la prueba en vuestro cajón del escritorio.
Ya me contaréis
Pedro.
Ese fue un golpe certero y a traición que hizo que ambas reflexionarán, confirmándome ambas su presencia el viernes por la mañana vía e-mail.
Yo lo tenía todo muy bien organizado y planeado, por lo que todo saldría a pedir de boca. Había buscado un local de intercambios de parejas donde pensaba llevarlas y lo tenía todo acordado con el dueño .Le explique que iba a llevar a un par de devorapollas y que no quería que se fueran defraudadas, por lo que debería de preparar un espectáculo digno de tales putas.
Por fin llegó el sábado y sobre las 21:30 me dirigí en mi coche hacia el punto de encuentro, llegué al parque a las diez menos cinco y me sorprendió encontrarlas ya allí. Iban vestidas de forma discreta y tenían cara de malas pulgas. Había cierta tensión también entre ellas, pero todo iba a cambiar esa noche. Las invite a que subieran y les di un pañuelo a cada una para que se vendarán los ojos.
Al principio se negaron pero al recordarles lo del video, un poco a regañadientes se lo pusieron y nos fuimos hacia el local de inmediato. De camino hacia allí permanecían calladas, incluso Susana que era la más lanzada se la veía nerviosa.
Al cabo de media hora llegamos al local que estaba en un lugar apartado a las afueras de la ciudad. Las ayude a bajar y las dirigí hacia el él. En la entrada me identifique como en el que traía a las dos tragapollas que actuaban hoy, al oír esto, ambas pusieron el grito en el cielo e hicieron ademán de quitarse la venda, pero les volví a recordar lo del video y que era demasiado tarde para echarse atrás por lo que accedieron a entrar.
Ya dentro nos separamos, llevándolas a otra habitación en la que debían cambiarse y ponerse algo más a tono para la ocasión.
Por mi parte, me dirigí a una especie de cabina la cual tenía una visión directa de un pequeño cuarto en el cual había una luz muy tenue. Me senté tranquilamente y me dispuse a esperar acontecimientos. Como a los 15 minutos la puerta del cuarto se abrió entrando en él Susana y Debla, llevaban unos conjuntos de lencería muy sexys. Estaban espectaculares, sobre todo Susana a la que el picardías le hacía resalzar más todavía su estupendo cuerpazo.
Ellas seguían con los ojos vendados por lo que se movían por el cuarto con inseguridad intentando palpar lo que tenían a su alrededor, cuando de repente la luz del cuarto se hizo más fuerte pudiéndose distinguir desde mi posición todo lo que había en él.
El cuarto era estrecho, apenas cabían mas de un par de personas, en una pared tenía la puerta de entrada, enfrente de la puerta había cristal a modo de pared (esos típicos cristales que solo permiten ver desde un lado de éste) y en las dos paredes laterales había tres agujeros pequeños y unas asas para poder agarrarse. En el centro había un banco grande y ya casi pegando al techo se veían un par de cámaras y una especie de altavoz.
De pronto una voz ronca que provenía de los altavoz les ordeno que cada una de ellas se acercará a un lateral diferente y se pusieran de rodillas. Ellas un poco desorientadas todavía obedecieron colocándose en esa posición, cada una delante de los tres agujeros que había en su pared.
Al momento empezaron a sobresalir de cada uno de los agujeros unas polla enorme, al mismo tiempo que la voz le ordenaba que palparán con sus manos la pared que tenían en frente. No tardaron mucho en darse cuenta de lo que era y por tanto de lo que debían hacer.
Sorprendentemente la primera en empezar a pajear y mamar las pollas fue Debla, pero de momento Susana también inicio las mamadas. Allí estaban ambas de rodillas, con los ojos vendados y mamando y pajeando las pollas que salían de la pared.
Era un espectáculo ver a Susana hincada de rodillas, con sus pechos bamboleándose ya fuera del sostén a cada chupada que daba a los enormes rabos. Por su parte Debla alternaba con gran ansia las tres pollas, no podía tragarse entera ninguna pese a los esfuerzos que hacía, por lo que restos de saliva colgaban de su boca cayendo poco a poco en sus pechos.
La frialdad del principio se había transformado en una atmósfera muy caliente, ya que ambas estaban muy cachondas, masajeaban y pellizcaban sus pechos, se frotaban por su entrepierna e incluso Susana introducía ya sin pudor un par de dedos en mojado coño.
Estaba claro que empezaban a necesitar algo más, de lo cual también se percato el sujeto del altavoz que les ordeno que se levantaran y se clavaran en sus coñitos húmedos las tiesas pollas. Sin dilación se levantaron y se bajaron con prisas sus braguitas, poniéndose en posición para ser penetradas. Seguían con los ojos vendados lo cual no fue impedimento para que de espaldas a la pared dirigieran al interior de su ardientes coños las pollas.
Debla con un pie en el banco y con una mano agarrada a un asa de la pared era taladrada sin compasión desde atrás, mientras que Susana tenía las dos manos apoyadas en el banco quedando su culo completamente en pompa, el cual movía bruscamente contra la pared en un intento de ser penetrada hasta el fondo.
Los gemidos resonaban en el cuarto como el eco en una cueva, estaban desatadas cambiando de polla y de postura en un festival de sexo impresionante. Yo por mi parte ya me estaba cascando una paja fenomenal en mi cabina privada viendo el espectáculo mas grande que presenciaría en mi vida.
Por su parte el tío del altavoz debía de estar igual que yo, por lo que viendo lo guarras que estaban resultando ser, les propuso que la que quisiera se podía meter la polla por su culo. Ante esta invitación ambas se levantaron quitándose la venda de los ojos, se miraron con un brillo de excitación en sus ojos y se dijeron algo al oído.
Acto seguido se agacharon sobre el banco, una por cada lado, de manera que sus caras quedaban una enfrente de la otra y sus culos quedaban pegando a la pared listos para ser enculados a conciencia.
La dos se reían a la misma vez iban dándose besos acaloradamente, estaban cachondísimas, por lo que hábilmente dirigieron hasta la entrada de sus anos las pollas enormes que tenían detrás. Una vez que tenían las pollas apuntando a sus esfínteres empezaron a hacer presión moviendo sus culos hacia la pared. Lentamente las dos barras calientes fueron introduciéndose en sus anos.
Las pollas eran demasiado grandes y les estaba costando un poco introducírselas hasta el fondo, pero poco a poco lo estaban logrando. Los gemidos ya se estaban convirtiendo en gritos descontrolados. Estaban ambas cara a cara siendo penetradas analmente por unas pollas enormes.
Las dos estaban bañadas en sudor por el esfuerzo, pero Susana parecía ser la que mas estaba disfrutando ya que hacía chocar su culo contra la pared de forma violenta, por lo que la penetración era completa. Lo delataba su cara que era todo un poema, una mezcla entre dolor y puro vicio.
Se notaba que Susana era toda una experta y disfrutaba con el sexo anal. Una tía que estaba tan buena como ella sodomizada y depravada de esa forma, era una cosa que no tenía precio, es decir, no se podía pagar ni con todo el oro del mundo.
En el cuarto las penetraciones eran frenéticas por lo que al poco tiempo las pollas no aguantaron más y se vaciaron en el interior de sus esfínteres. La cara de ellas denotaba que las estaban llenando por completo. Una vez terminadas las corridas y no contentas con eso se desacoplaron y se lanzaron como lobas a por las pollas restantes.
Las mamaban a conciencia, le daban lenguetazos e incluso las mordían levemente al mismo tiempo que de sus dilatados anos salían los restos de las corridas. En el caso de Debla los restos de semen salían mezclados con sangre también, al parecer le habían roto el culo pero su excitación no la dejaba percatarse de ello.
El ritmo desenfrenado que llevaban haciendo las mamadas hizo que las pollas en cuestión de minutos se corrieran llenándoles la cara y los pechos. Al final las dos estaban pringadas por el sudor y el semen, y yo había conseguido correrme como un caballo.
Temblándome un poco las piernas salí de la cabina y me dirigí a la salida del local, en la cual espere a que me devolvieran a mis dos putones ya con su ropa anterior y con los ojos vendados de nuevo. Una vez listas las monte en el coche y las lleve de nuevo a donde las recogí, de camino ambas se quedaron dormidas sin decir una sola palabra.
Al llegar al parque las desperté para que bajaran del coche, me despedí de ellas y les dije que las vería en la oficina. Ellas por su parte no articularon palabra y se quedaron allí de pie mientras me alejaba en mi coche.
En sucesivos capítulos os contaré lo que sucedió a partir de aquel día que marco un antes y un después en mi relación con Susana.
Un saludo.
Pedro.