Follada y dominada
Después de esto quiero que me follen todos los días, me he vuelto una viciosa...
Voy a contaros cómo me he convertido en una viciosa del sexo. Yo nunca había hecho gran cosa con mis amantes, pero desde que tengo novio necesito que me folle todos los días. Y como se nos agotaban las ideas, él pensó en dominarme como a una buena putita.
Mi novio trajo cuerdas y me ató las manos a los extremos de la cama. Pensé que sólo iba a hacer eso, pero también trajo una mordaza y me tapó la boca con ella. Eso no me gustó, porque entonces no podría chillar, y como adivinando mis pensamientos, él me dijo: "Esto es para que no grites, salida" y yo le hice saber que no quería continuar con aquello. "¿Ahora te arrepientes? Pues ya es demasiado tarde porque estoy muy cachondo", me dijo. Yo llevaba puesto un tanga muy pequeño y blanco, y por él asomaban algunos pelos de mi coño, por lo que mi novio no dejaba de mirarme mis partes mientras se aseguraba de apretar bien mis ataduras y yo me quejaba por el daño. En su cara había una media sonrisa que reflejaba todo lo que me quería hacer. Me soltó un poco la mordaza y me preguntó algo: "¿Vas a ser buena y me vas a dejar metértela donde yo quiera?" Le contesté que no y me agarró con fuerza del pelo: "¿Quién te crees que eres, guarra?. Soltó mi cabeza y me puso bien la mordaza. Me abrió las piernas todo lo que pudo y metió su dedo corazón en mi coño, apartando el tanga elástico que no dejaba de estirar, por lo que se me metía dentro del chocho que ya se iba mojando. Yo me retorcía de dolor y él me miraba divertido, poniendo una falsa cara de pena: "¿A la putita le duele?", yo contestaba que sí, "Pues te aguantas, viciosa, que eso es lo que eres" decía él mientras se reía y cada vez metía más dedos haciéndome más daño. Los metía y sacaba como si fuera su polla, muy rápido, mientras con la otra mano me sobaba bien el culo, lo que más le gusta hacerme.
Cuando terminó, me quitó el tanga y me lo lanzó a la cara, este se cayó. Yo cerré las piernas, aliviada, pero de un golpe me las volvió a abrir: "¿Te he dado permiso? Ábrete más, puta.". Entonces empezó a comerme el coño metiendo bien la lengua.
A él le encanta y a mí no demasiado, pero como tenía la boca cerrada no podía gritar cada vez que él chupaba mi clítoris. Él me movía adelante y atrás, sin dejar de tocarme el culo ni de gemir, pues le excita mucho. Después de un buen rato, empecé a notar cómo me empapaba, así que su boca se llenó de mi flujo mientras yo me corría. "¿Ya te has corrido? Eso merece un castigo." Y me quitó la mordaza para besarme con fuerza llenando mi boca de mi propio flujo y de algo más. "Veo que has encontrado tus pelos... Ahora parece que te hayas chupado tu propio chocho, guarra." Yo los escupía, pero él me agarró del pelo y me lo prohibió: me tenía reservado lo mejor...
Empezó a darme pollazos en la cara y en la boca, muchos pollazos y muy rápido. Luego bajó un poco más y me metió la polla entre las tetas, mientras las cogía, sentado encima de mí. Se tumbó y me las empezó a comer, jugando con los pezones y su lengua, sin dejar de agarrarme del pelo, pues ya estaba a punto de follarme el primer agujero... mi boquita. Me la metió sin compasión y me llevó la cabeza hacia atrás y hacia delante, para que se la chupara tan rápido como él quería. Yo me ahogaba y trataba de apartarme de él, pero me apretó más del pelo y me ordenó una y otra vez: "Come... come...". Me preguntó si tenía hambre, y por más que le dije que no, lo hizo... se corrió dentro de mi boca y me tragué toda su leche. Esta vez no usaríamos condón para nada.
Faltaban dos agujeros por follar, así que volvió a taparme la boca con la mordaza, y me abrió el coño con los dedos: no iba a penetrarme él... iba a clavarme un consolador con estrías en mi coño bien mojado. Por más que cerré las piernas, él me las abrió con violencia, y me metió el consolador. Me lo metía y sacaba mientras yo me movía arriba y abajo, sudando como nunca, sin poder gritar, gimiendo y bien atada, dominada. Volví a correrme y me di cuenta de lo cachondo que se había vuelto a poner mi novio. Bruscamente, me desató y me puso a cuatro patas, no había descanso para mí. Cogió mis manos y me las ató a la espalda con la cuerda.
Cuando me quitó de nuevo la mordaza de la boca, me di cuenta de que se la iba a chupar un poco de nuevo, y acerté, así que tuve que comerle la polla sin manos, hasta que se cansó y se fue detrás de mí... ya sabía lo que me iba a hacer, pero se lo pregunté. "Te voy a follar tu culo, viciosa" me susurró mientras se la cogía y empezaba a darme pollazos en él... después noté cómo me lo abría, primero con los dedos y después con la polla untada en vaselina. Grité del dolor y me dio con la mano en el culo, volví a hacerlo y él repitió el gesto. Así estuvimos hasta que nos corrimos juntos...y todo terminó. Ya me había follado y estaba muy satisfecho. Me desató y su última orden fue que no dejara de tocársela hasta que se durmiera, mientras él seguía penetrando mi coño, pero con sus dedos.