Follada x un mecánico delante de sus compañeros 2

Como acabó mi experiencia en el taller mecánico con uno de ellos dentro de una habitación mientras el resto de compañeros nos observaban por la ventanita.

Después de comerle la polla como una verdadera viciosa, me pidió que folláramos y no puse ninguna pega, deseaba sentir su polla dura, gorda y ardiendo dentro de mi coño caliente y empapado de saliva y flujos. Sabía que de lo cachondo que estaba aquel tío podía llegarme a hacer daño, pero sólo la idea de que iba a ser bien duro conmigo me excitaba tremendamente. Quería ser observada por todos aquellos mecánicos, y las caras de algunos me ponían más cachonda que las de otros, ya que eran los típicos salidos que te llegan a dar miedo, pero a mi no me daban miedo, me daban morbo a la situación.

El hombre que se encontraba en la cabina conmigo me cogió en brazos, y me bajó del mueble para llevarme a la ventanita donde estaban los otros asomados, me hizo apoyar sobre mis manos en la ventana y colocarme en posición de ser penetrada desde atrás en mi coño. Mis tetas quedaban a la vista de aquellos hombres sudorosos y llenos de grasa que se tocaban sus pollas duras como piedras, sabía que todos estaban deseosos de tomarme, pero yo estaba totalmente entregada al que era más fuerte de todos, a la vista estaba que era un tío corpulento, de casi metro noventa y cinco y con el cuerpo muy fuerte. Antes de metérmela comenzó a pasear su polla por mi raja, dejándola resbalar desde mi coño hasta mi culo, dándome golpecitos y palmadas cada vez con más fuerza.

Yo no dejaba de gemir y de mirar a aquellos hombres con cara de placer, estudiaba cada uno de mis movimientos, relamía mis labios y abría mi boca jugueteando con mi lengua para ellos, con la mirada fija en algunos de ellos como pidiéndoles que se la menearan y algunos desde hacía rato ya las sacudían una y otra vez sin ningún tipo de pudor.

Fue cuando me la metió de golpe en el coño:

Ahhhh! Joder que bien.

Te ha dolido eh zorra.

Me ha gustado, cabrón.

Pareció que mis palabras le gustaron pero también le ofendieron, esperaba que dijera que si que me había dolido, en plan sumisa, pero no, yo estaba disfrutando de todo aquello, de cada uno de los momentos y de cada uno de los hombres que presenciaban mi follada.

Míralos guarra, mira como miran todos, quieren follarte como yo siiiii; saben que eres una zorra y que vas a correrte dentro de nada otra vez, estás empapada y no veas como entra puta, como entra.

Siiiiii, clávamela hasta el fondo siiiiiiii mmmmm ahhhhhh.

Mis gritos eran cada vez más escandalosos, mis gemidos se escuchaban cada vez más y eso pareció gustarle a mi follador, que empezó a follarme con más fuerza, dándome palmadas cada vez más fuertes y gimiendo como una bestia.

Mmmm que me gusta escucharte, estás bien calentorra eh?

Siiii, dame más quiero que me folles, necesito que me folles ahhh.

No dejaba de embestirme cada vez con más fuerza, pero cuando parecía que estaba a punto de correrese, aminoraba la velocidad y me la sacó. Se sentó en un silla que había en la habitación y que era más bien bajita:

Seguro que montas muy bien, demuéstranoslo a todos nena.

Ummm soy una gran amazonas, ya verás.

Levanté bien mi falda y me la puse como si de un cinturón se tratara y me senté con las piernas bien abiertas encima de mi mecánico favorito; me la clavé hasta el fondo y ummm que gustoso fue para los dos. Mientras subía y bajaba él se entretenía con mis tetas, pellizcándolas, sobándolas e intentando dar lengüetazos una y otra vez. Se le veía salido perdido y yo intentaba llevar un ritmo pausado, no quería que se corriera aún, quería disfrutar de aquella situación y notaba como su polla entraba y salía de mi coño, deslizándose con mucha facilidad debido a lo mojado que estaba.

Ya no aguantaba más, yo estaba a punto de correrme y cuando estoy a punto no puedo evitar moverme como una posesa, empecé a dar saltos y gemidos como una loca, y fue cuando él ya no aguantó más y empezó a soltar toda aquella leche que escondía en sus huevos y que noté muy calentita dentro de mi coño. Estallamos los dos es un orgasmo descomunal, dando unos berridos que no pasaron inadvertidos para el jefe, el cual llegó acelerado de la tienda que había delante del taller. Se abrió paso entre gritos al ver a los trabajadores frente al cristal, pero tal fue su sorpresa al ver lo que sus empleados estaban observando que se quedó parado y no dijo nada. En el momento que se asomó ambos estábamos siendo presas de un impresionante orgasmo, por lo que no advertimos su presencia. Fue cuando nos tranquilizamos un poco, cuando me di cuenta, me vestí despacito, para que me observara, era el único hombre que no había podido verme disfrutar como una puta y quería que por lo menos se recrease la vista.

Salimos del habitáculo y me dirigí al jefe:

Roberto, no les diga nada, ha sido culpa mía – lo miraba con una mirada entre niña buena y picarona.

Pero

Ssssss, pobres, es que estaban cansado, hoy no descansarán para el desayuno y ya está, la media hora que tienen de desayuno pues han estado… entretenidos no?

Bueno, viéndolo así

Muchas gracias – y le di un beso muy sugerente en la mejilla.

El hombre volvió a su puesto de trabajo mientras que el resto hacía un círculo alrededor de mi:

Joder nena, a ti te desayunaba yo entera.

Menuda zorra cachonda tío, a esta la ponía yo a caldo.

Aquí mismo te follaba yo, aquí mismo

Me sentía realmente bien, en ese momento era la zorra que siempre me ha gustado ser, me sentía deseada por todos aquellos hombres; sabía que el dejarme la camisa bien escotada mantendría a aquellas bestias en celo y me hice la loca, como si no me percatase de aquel detalle.

Para dirigirme al chaval que estaba arreglando mi coche necesitaba pasar entre todos aquellos hombres, y no dudé en hacerlo. Mientras pasaba unos me daban una palmada en el culo, otros incluso lo soneteaban y cuando pasaba de frente a ellos me rozaban con aquel miembro aún duro como una piedra y su mirada distraída en mi escote. Me encantaba aquello, por eso me tomé mi tiempo para llegar a Juan que ya estaba a punto de ponerse a arreglar mi coche.

Bueno, espero que no tardes mucho en repararlo eh?

Haré lo que pueda, señorita.

De eso estoy segura …- y dirigiéndome a su oído le dije - … porque sabré como pagártelo – y le hice un guiño.

Cuando estuve a punto de salir por la puerta, contoneándome en todo momento, me giré y les dije a todos:

Chicos, ha sido un verdadero placer.

Ven cuando quieras eh? Para lo que quieras nena.

Esperamos que no tardes en volver…- decían otros.

Que todos te queremos hacer una revisión – me comentaron entre gritos y silbidos.

Cuando llegué a la tienda me dirigí al jefe:

Bueno, en un ratito me paso, creo que necesito tomar algo.

Calro que sí señorita, estará todo listo y ya sabe, vuelva cuando quiera, estamos "todos" a su entera disposición.

Mmmm, muchas gracias, hasta pronto.

Eso esperamos guapa, que hasta muy pronto.