Follada por el más guarro del pueblo y su perro
Yo otra vez, en las fiestas del pueblo de al lado, acabo con el tonto del pueblo, que además es un hombre asqueroso, y me usa para aliviarse conmigo, y que se alivie su perro tambien
Esta historia sucedió este verano. Yo había ido a la ciudad de al lado de la mía para ver un concierto. Pasé la tarde allí con amigas y todo normal, hacia la noche, a la hora del concierto nos fuimos a la plaza donde estaba el escenario. La plaza ya estaba mas o menos llenándose, pero sin agobios aún, y nosotras nos fuimos metiendo por el medio.
De repente alguien me dio 2 toquecitos en el hombro, me giré y vi a un hombre bajito, de unos 50 años, pero con muy mal aspecto, medio calvo, le faltaban algunos dientes, se le notaba sucio (de hecho olía algo mal)… Yo le pregunte que quería y me preguntó si iba a haber un concierto allí ahora. Nada mas preguntarme, con su forma de hablar casi escupiéndome y la manera de pronunciar un poco rara ya me di cuenta de que debía ser algo así como “el tonto del pueblo”. Yo le respondí amablemente que Si, que había un concierto. Pero él no se iba y no paraba de preguntarme que de quien era, que si me gustaba, que si había visto ya mas conciertos…. Todo preguntas algo tontas, pero yo no sabía como deshacerme de él, y además me daba algo de pena el pobre.
Entre tanto, mis amigas se habían movido de sitio y me vi yo sola con el tipo rarito ese en medio del concierto.
Empecé a moverme un poco a ver si encontraba a mis amigas, pero no había manera, y además él no paraba de seguirme.
En estas empezaba ya el concierto, así que sin más me dedique a verlo, pero con el tipo a mi lado todo el rato, y debía de ser por su olor, que se hizo un pequeño hueco a nuestro alrededor quedando los 2 en el medio.
Cuando ya llevábamos un buen tramo de concierto, de repente en una canción el hombrecito me volvió a hablar para preguntarme si quería bailar. Claro, yo querer no quería, pero es que me daba pena, así que no me atreví a decirle que no, y me puse a bailar con él, agarrados. Y noté como su mano iba bajando hacia mi culo, y me apretaba bien contra él.
No es que me gustase la situación, pero bueno, al menos estaba haciendo que él se divirtiese un poco, y eso no podía ser malo.
De todas formas, mi mente enferma estaba ya empezando a excitarse por el contraste entre él, todo asqueroso, y yo a mis 19 años con un vestidito corto y una cazadorita muy mona jeje.
Cuando al fin acabó el concierto pensé en volver a buscar a mis amigas, pero él me dijo si lo acompañaba a casa, que era muy tarde y que total vivía cerca. Empecé a dudar si era tonto o si era mucho más listo de lo que parecía jaja.
Le dije que si, que lo acompañaba, pero que luego me iba. Empezamos a andar y cuando ya nos separamos de la multitud del concierto, por una calle donde no había nadie más, de repente me dio un cachete en el culo.
Yo me quedé sobresaltada y me paré, le dije que qué hacía. Y él el pobre se puso algo nervioso, empezó a balbucear un poco y no me daba respondido. Pienso que tenía miedo a que yo me enfadase así que le dije “hay, que malito eres” sonriendo y seguí como si nada.
Él debió de ver entonces el camino libre y durante el trayecto me dio otras 3 o 4 cachetadas, y yo dejándome jeje.
Al fin llegamos a las puertas de una casa vieja, estaba entre 2 edificios pero era una casa pequeña, de bajo y un primer piso. La pintura ya estaba toda despegada de la pared y tenía un aspecto de medio abandonada.
Él metió la llave y entró, y me dijo si quería pasar, que tenía bebida en casa. Más por la curiosidad de saber como vivía aquel hombre que por otra cosa me decidí a entrar.
Había un pasillo totalmente vacío, sin mueble ninguno, y a la derecha entramos en una habitación. Aquello parecía la guerra de Corea, había un sofá lleno de agujeros en el medio, delante del sofá una mesita con una tele de las viejas, de las que eran como cajas enormes. Detrás del sofá otra mesa mas grande, con un plato que tenía restos de macarrones, y ropa y papeles por todas partes. Me dio tiempo a fijarme que muchos de los papeles eran chicas desnudas, de revistas. El hombre debía de ser un salidillo jeje.
De repente de entre la basura salió un perro que enseguida se echó sobre mi. Me asusté de primeras pero él me dijo que no hacía nada, y ya enseguida lo comprobé. Era un pastor alemán que quería darme la bienvenida lamiéndome la cara. A mi me encantan los perros jeje.
El hombre me dijo que me pusiese cómoda, así que me senté en el sofá, jugando un poco con el perro. Al minuto él apareció con una botella y 2 vasos. Era una botella como de vino, pero dentro no tenía vino, a saber que era aquello. Llenó mi vaso y me dijo que bebiese. Aquello era alcohol puro, le di un trago y empecé a toser y él a reírse.
Me dijo que era absenta casera, muy buena para el frío. Yo creo que solo del primer trago ya me emborrachaba jajaja.
Nada más parar de toser me recosté un poco en el sofá para reponerme y él se arrimó a mi, y de repente me agarró una teta, sin más. Yo me quedé quieta mirando para él, y él creo que casi salivaba, estaba como excitadísimo. No se si me daba más asco que pena, pero mi mente enferma me volvía a jugar una mala pasada y me empecé a excitar con la idea de dejar que aquél hombre asqueroso me follase.
Le aparté la mano un poco lentamente y me puse de pie, él mirándome, y tocándose la polla por encima del pantalón. Yo me quité la cazadora y me saqué los tirantes del vestido, dejándolo caer, quedando solo con el tanguíta puesto. Así me volví a sentar, y él se volvió a abalanzar sobre mi, pero en lugar de sus manos, fue su boca lo que fue a mi teta. Empezó a chupármela como loco, como intentando que saliese leche jeje, estaba como nervioso. Las manos le temblaban al tocarme y era algo bruto, más que acariciarme parecía que me quería amasar.
De mi teta subió a mi boca, de repente empezó a besarme metiéndome su lengua hasta casi mi campanilla, y llenándome toda mi boca de sus babas. Y estando besándome así noté como su mano bajaba a mi coño y se metía por debajo de mi tanga y me empezaba a frotar. Me estaba poniendo a mil.
Luego se apartó y se puso de pie y se empezó a desnudar él. Se sacó la camisa, tenía el pecho algo peludo, y se le notaba una buena panza. Después se sacó los pantalones y tenía unos calzoncillos rotos, y algo mojados por delante, no se si se habría meado un poco en algún momento. Lo que si supe cuando se los sacó es que el culo limpio no lo tenía, porque por atrás si que estaban sucios.
Pero ya llegado aquel momento no podía echarme atrás. Además, tenía una buena polla, no es que fuese muy larga, pero si bastante ancha. Se la agarré con la mano, y al echarle la piel para atrás vi que tenía restos de semen reseco. Joer, a cada paso era más asqueroso aquello.
Aguanté la respiración y sin pensarlo mucho me puse a mamar. Sabía fatal aquella polla, con las primeras lamidas me abrí a arcadas 2 o 3 veces, pero luego como que se fue limpiando con mi boca o me acostumbré, pero al cabo de un ratito ya disfrutaba yo de la mamada tanto como él jeje.
Luego me tumbé en el sofá y él se metió entre mis piernas y se puso a comerme el coño, lo hacía bastante bien, y me metía un par de dedos de vez en cuando. Y también me metía uno por el culo. Estando así recostada y con él entre mis piernas, de repente el perro se acercó a lamerme la cara y la boca otra vez. La verdad es que me excitaba estar así, estaba a punto de correrme pero quería aguantar.
Después de un rato él me agarró de la mano y me llevó a otra habitación. Allí había una cama, un armario y más ropa y papeles por el suelo, y también platos con restos de comida. Apartó todo lo que estaba por encima de la cama, y me empujó hacia ella. Yo me tumbé boca arriba y él se puso encima. Supe que me iba a follar. En ese momento le pregunté si tenía condones su respuesta fue reírse y metérmela de golpe por el coño. Creo que estaba claro jeje. Se puso a embestirme como loco, como un animal, estaba fuera de si, gemía, sudaba, me comía la boca, la cara entera. Es como si quisiese hacerme de todo a la vez, no paraba, y claro, ahí ya no pude evitar correrme. Y al minuto también él, pegando un grito, me llenó el coño con su semen y quedó rendido encima de mi. Luego se sacó y quedamos uno al lado del otro.
Casi cuando me iba a levantar para irme, noté alguien por mis pies. Se subía a la cama y empezaba a lamerme el coño, miré y ahí estaba el perro, dándose un festín con mi coño y los restos de semen que salían de él. Como me gustaba eso, me quedé así dejándome lamer y el tipo me vio y le hizo gracia verme así lamida por el perro, empezó a reírse y a llamarme perra. Y a animar al animalito a follarme también, le decía “Tor, follala”, “Tor, es una perra también para que la folles”, “Vamos, monta a la putita”
Tanto decirle así, mas el gusto que me estaba dando las lamidas del perro, que me di la vuelta y me puse a 4 patas sobre la cama. El perro se subió sobre mi, pero no era capaz de acertar a montarme, yo misma tuve que agarrarle su polla y ponerla en mi coño y al momento de una embestida me la clavó entera, y se puso a follarme.
Ufff, que gusto me daba, me estaba sintiendo la más puerca del mundo, recién follada por un hombre asqueroso y ahora montada por su perro.
El no paraba de reírse y se pajeaba viendo la escena. Al poco el perro me llenó también el coño con su semen, y se le hinchó la bola quedando enganchados. Pero el tipo se había empalmado otra vez, y se puso delante de mi para que se la chupase. Y así estaba yo, a 4 patas, enganchada al perro y mamándole la polla a aquel hombrecito. Enseguida se volvió a correr, esta vez en mi boca, y para varias, su semen también sabía fatal, aunque fue poca cosa ya al ser de segundas.
El se apartó, pero el perro seguía enganchado, no se cuanto tendría que estar así. El hombre nos dejó, y por lo menos unos 3 o 4 minutos más estuve yo sola con el perro en la habitación esperando a que se desenganchase. Cuando al fin nos soltamos me levanté y volví a la sala del principio. El hombre ya estaba vestido otra vez con la misma ropa y viendo la tele. Yo me dispuse a vestirme pero solo encontré el vestido y la cazadora, el tanga a saber donde había quedado, pero ya me daba igual.
Me quise despedir del hombre, empecé a decirle que me iba, y hasta me incliné para darle un besito de despedida. Pero él ni me miró, y se apartó cuando me acerqué. No me dijo nada más, no se por que.
Volví a salir a la calle y empecé a caminar hacia la zona del concierto otra vez, no se por que se me dio por mirar mi bolso y sacar la cartera. Cuando la abrí, solo tenía el carnét y las tarjetas. Nada de dinero, el cabrón del hombrecito aparte de follarme me había robado, casi unos 100 euros que tenía. Pensé en volver para reclamárselos, pero pobre, seguro que a él le hacían más falta que a mi. Así que nada, de vuelta para casa.