Follada en la peluqueria

Me voy a cortar el pelo y me acabo follando a la morbosa peluquera

Menos mal que al final me han podido hacer un hueco, pienso cuando estoy llegando al local. Era mi ultima opción para cortarme el pelo, a estas horas y lloviendo a mares como está, pensaba que ya habrían cerrado.

Entro al local, pero no veo a nadie, ni clientes ni trabajadores – ¿hola? – digo en alto para ver si aparece alguien.

  • Si, un segundo, ahora voy – me dice una voz femenina desde el fondo del local. Aprovecho para echar un vistazo alrededor. La típica peluquería de mujeres: mucho espejo, botecitos que no sé ni para que sirven y alguna foto de modelos demasiado guapas para ser reales.

  • Ya estoy - me dice una chica entrando en la habitación. Cuando la veo me impacta, es morena, mas bien bajita y con una silueta redondeada, no le sobra un kilo pero tiene curvas de infarto. Mientras se acerca a mí con una preciosa sonrisa en la boca, no puedo evitar quedarme hipnotizado por sus ojos, de un color entre verde y azul como de playa del caribe. Me quedo callado como un tonto – madre mía, si estas empapado.

La verdad que tengo los pantalones y la sudadera calados. Antes de nada decido quitarme la sudadera. Cuando me la saco por la cabeza se me levanta la camiseta dejando parte del tórax a la vista. Con la sudadera ya en la mano descubro a la peluquera mirándome a los abdominales.

  • Te gusta el gimnasio ¿eh? - me dice con una sonrisa de descaro en la cara y guiñándome un ojo me termina de descolocar – Los pantalones no hace falta que te los quites.

Algo avergonzado camino hasta la silla donde me indica. Me siento y a través del espejo veo como prepara todo el material necesario. Aprovecho para echarle una segunda mirada, lleva unos vaqueros bastante ajustados y no puedo evitar fijarme en su culo. En la parte de arriba lleva una camiseta verde lo suficientemente ceñida para dibujar un buen par de tetas. Cuando me coloca la especie de babero alrededor del cuello se acerca tanto que puedo apreciar su olor. No es una colonia cara y empalagosa, mas bien un rollo como juvenil que tiene un tono fresco a cítricos.

  • ¿Es la primera vez que vienes? – me pregunta la chica

  • He venido un par de veces pero creo que no habíamos coincidido

  • Es que llevo poco trabajando aquí – me dice con su sonrisa picara, después me pregunta como quiero el corte y en cuanto se lo digo empieza con las tijeras. Mientras lo hace toda su locuacidad desaparece y empieza a trabajar de forma concentrada. Esto a mí me da la oportunidad de fijarme más en ella. En como se le marca el sujetador a través de la camiseta. Me recreo en sus ojos verdeazulados, en sus labios carnosos que medio abiertos dejan ver parte de sus dientes. Salgo de este trance al notar como me roza el brazo con sus tetas. La miro muerto de vergüenza, pero ella sigue a lo suyo sin darle importancia aunque en mi interior hace que algo se active. Empiezo a imaginarme como será el cuerpo que hay debajo de la ropa, con estos pensamientos mi polla empieza a crecer dentro de mis vaqueros. Pero ya lo ultimo es cuando me sopla la nuca para quitarme unos pelillos sueltos. La tengo tan dura que me empieza a molestar y disimuladamente, intento recolocármela.

Ella debe de notar algo porque me pregunta con voz melosa: - ¿estas bien?

Le respondo como puedo e intento pensar en otra cosa. El mundo se me viene encima cuando oigo que me dice: - vamos a pasar al lavadero para aclararte.

Me levanto intentando tapar la erección con las manos rezando para que no se de cuenta. Pero cuando estoy apunto de sentarme ya en el sillón me fijo en que me esta mirando directamente al paquete. En su cara esta otra vez la sonrisa insolente del principio. Yo, muerto de vergüenza me siento intentando taparme con las manos. Pasan unos interminables segundos y ella no hace ni dice nada, permanece detrás de mí y no sé que está haciendo. Cuando estoy apunto de girarme o decir algo, escucho como empieza a correr el agua por el lavabo y sus manos tocan mi cabeza. Delicadamente empiezo a notar el agua cálida y como ella me aplica un champú. Suavemente pasa sus manos por el pelo, masajea mis sienes y mis orejas… y creo que esto es aun peor que el roce de las tetas. Tengo el aparato como el mástil de una vela. Después con una toalla me seca el pelo delicadamente.

  • Oye, que lo que te he dicho antes de los pantalones… que si quieres que te los quites que te veo incomodo – me susurra acercando su boca a mi oído. Tan cerca que noto su boca en mi piel. Tras esto, me comienza a besar el cuello de forma suave pero caliente, dejándome un poco de su cálida saliva en mi piel. Posa sus manos en mi pecho y las va bajando hasta que llega al cinturón. Lo desabrocha y sigue bajando hasta llegar a mi polla, se limita a darle un apretón y vuelve a subir – ¿vas quitártelos o qué?

Me dice juguetona mientras me sigue besando el cuello. Yo, sin pensármelo dos veces, me bajo los pantalones y los tiro a un lado.

  • Uuuau, veo que tú ya estas listo – dice cuando veo como se dibuja todo el tronco de mi pene a través de la tela del calzoncillo. Dicho esto, rápidamente me bordea y se sienta a horcajadas sobre mí. Justo encima de mi paquete, de hecho me aplasta un poco, pero en seguida me olvido cuando empieza a comerme la boca. Porque no me besa, si no que me empieza a devorar con pasión metiéndome la lengua y jugueteando dentro de mí. Recorro su espalda con mis manos y sin preguntar, le subo la camiseta dejando a la vista sus grandes tetas adornadas por un sujetador negro. Sin poder evitarlo bajo mi cabeza hasta ellas y comienzo a besarlas. Mientras lo hago, noto su olor y su calidez.

  • Sácalas – me pide ella y yo rápidamente voy hasta el cierre del sujetador. Se lo quito y sus duros pezones me saludan firmes. Meto uno en la boca y oigo como gime. Mientras le miro a la cara para ver su reacción, me atrevo a morderlo ligeramente y su cara me invita a seguir haciéndolo. Así que paso de uno a otro. Estoy así un rato hasta que ella me saca de mi trance. – Cómemelo, por favor.

Sin pensármelo me incorporo con ella aun a horcajadas sobre mí, con sus piernas rodeándome como si no quisiera perder el contacto con mi polla. Me giro y la coloco sobre el sillón. Rápidamente la desabrocho el pantalón y se lo bajo. Cuando lo hago veo unas bragas negras a juego con el sujetador. A pesar de que ella esta cachondisima, o por eso mismo, me lo tomo con calma. Empiezo a besarle las piernas, el interior de los muslos, recorriendo su suave piel… acercándome poco a poco a su coño, pero sin ninguna prisa. Cuando llego a él le doy delicados besos por encima de las bragas mientras ella me acaricia la cabeza ansiosa. Subo mi mano por sus piernas hasta llegar a su culo y ahí las paso por debajo de las bragas. Levantándola en vilo se las bajo hasta las rodillas, dejando su coño libre a menos de un palmo de mi cara. Su olor a sexo me golpea la cara y tengo que hacer un esfuerzo titánico para seguir con mi calma y no lanzarme a dentelladas sobre su raja. Le doy un beso en el centro y después le doy lengüetazos alrededor, cada vez un poquito mas cerca.

Ella que ya debe de estar a mil porque me pide que se lo coma de una vez. Yo obedezco y le paso la lengua por el clítoris para saludarle. Luego empiezo a pasar despacio mi lengua por toda su raja. De arriba a abajo, casi desde su ano hasta su botoncito. Tras varias pasadas vuelvo a juguetear con su clítoris y después empiezo a penetrarla fuerte con la lengua. Como veo que le gusta y no para de gemir, me chupo un dedo y se lo meto. Esta mojadisima así que empiezo a juguetear con su interior mientras le sigo lamiendo el clítoris. Con la mano libre le manoseo y pellizco los pezones. Yo estoy desbordado, pero está teniendo resultado porque en seguida ella empieza a chillar indicándome que se está corriendo. Después llega la calma y yo aprovecho para sacar el dedo. Mientras se recupera del orgasmo, me bajo los calzoncillos con la única idea de follármela ya mismo. Ella sigue sentada pero en cuando me ve el rabo se anima y acerca su cara a mi polla. Saca la lengua y recoge una gotita de liquido preseminal y se la traga. Me rodea el rabo con la mano y mientras me pajea se la mete en la boca. Me la empieza a mamar, lo hace tan bien que estoy apunto de correrme, pero ni de coña me pierdo la oportunidad de clavársela. Con todo el dolor de mi alma se la saco de la boca para no terminar. En ese momento se me ocurre una cosa, sin decirle nada le ayudo a levantar y le indico que se poca a cuatro patas sobre el sillón. Ella lo hace y cuando estoy a punto de acercarle la polla a la entrada, verla en esa posición me hace cambiar de idea. La imagen de ese tremendo culo abierto para mi, ofreciéndome sus dos orificios me nubla la vista. Acerco la cara y empiezo a besar y morder sus nalgas mientras las acaricio con las manos. Después le paso a comer un poco el coño, pero desde esta posición es un poco incomodo así que voy directo a donde quiero. Con curiosidad le paso le lengua por su ano, ella da un gemido que me invita a seguir. Continuo pasando la lengua intentando incluso meter la punta. Como a ella parece que le gusta, meto la punta de un dedo y jugueteo metiendo y sacándolo.

  • Oye, no pretenderás metérmela por ahí en la primera cita ¿no? – vuelve a sacar su sentido del humor y me hace centrarme. Le dejo el culo tranquilo y vuelvo a acordarme que tengo una ganas tremendas de clavársela. Ahora si, le acerco la punta a sus labios vaginales y despacio los recorro de arriba abajo. Noto como esta muy húmeda y podría meterla del tirón, pero prefiero hacerme de rogar un poco. Oigo su respiración agitarse y yo también estoy súper cachondo así que creo que ya ha llegado el momento de dejarse de juegos.

Me acerco a su oído y le susurro: - ahora te la voy a clavar

Ella ronronea sensual como única respuesta y yo la sujeto de las caderas y de un solo movimiento se la meto entera. Tan fuerte que por un momento temo haberla hecho daño. Pero ahora mismo me da todo igual y vuelvo a sacarla y meterla del tirón. A la cuarta o quinta envestida, ya noto como gime indicándome que le gusta así, duro. Así que continuo con el mismo ritmo. Giro la cabeza y veo nuestro reflejo en un espejo, la imagen es de lo más morbosa. Veo como ella se toca las tetas con una mano mientras me la follo y yo parezco un actor porno trabajándola por detrás. Noto que me queda poco para correrme así que acelero el ritmo y se lo digo. Como no me dice nada supongo que querrá que acabe dentro así que sigo. Doy un par de embestidas más y noto como mis huevos empiezan a bombear leche. Siento cuatro o cinco eyaculaciones que acaban dentro de su coño. Yo agotado y satisfecho se la saco. Me siento en otro sillón, ella ni se ha movido, sigue a cuatro patas, con el culo en pompa. Desde esta posición veo como un hilito de semen le sale del rebosante coño. Es una imagen muy morbosa, tanto que me manoseo el rabo para ver si soy capaz de continuar. Ella por fin se incorpora y puedo admirar otra vez su cuerpo desnudo. Vuelve a regalarme una sonrisa y me dice: - oye, que sepas que el corte de pelo te lo pienso cobrar.