Follada en el hotel de la toscana.

Empecé a mover ligeramente mi cadera, mientras cerraba mis puños agarrándome a la sábana, dándole a entender que no podía esperar más.

Noté como empezaba a apoyarse, estaba húmeda y ardiendo, adoraba esa sensación, la espera y el deseo de lo que se avecinaba. Arqueé más la espalda aumentando la presión, estaba ansioso, dejé escapar un pequeño gemido y llené de nuevo mis pulmones, entrando el aire por mi boca y notando como bajaba por mi garganta. Empecé a mover ligeramente mi cadera, mientras cerraba mis puños agarrándome a la sábana, dándole a entender que no podía esperar más.

Entonces es cuando empezó a abrirse paso lentamente y un ardor empezó a invadirme por dentro. Mi ano se dilató sin problemas hasta su glande, volví a respirar profundamente cuando noté que estaba dentro. Ahora venía la parte difícil, ese enorme trozo de carne empezó a dar de si mi pequeño agujero, mi ano empezó a palpitar fuertemente a la vez que notaba la circulación de su miembro. Su grosor era demasiado, podía notar cada una de sus venas a medida que avanzaba, empezaba a doler y todavía no iba ni por la mitad. Gemí.

-Shhh -Me calló-. Zitto.

Callé por un momento, pero cuando volvió a empezar a moverse no pude evitar volver a gemir.

-Zitto -Volvió a decir, era la primera vez que escuchaba esa palabra en Italia, pero supuse que me quería calladito, pero si seguía destrozándome de esa forma no podría estarlo. Estiré los brazos hasta alcanzar los hierros de la cama, y me mordí el brazo para aguantar el dolor. Era demasiado gorda. Iría ya por la mitad y volví a gemir, un suave pero largo gemido. Él dejó de avanzar y noté su respiración en mi oreja.

-Zitto -Dijo de nuevo susurrándome.

Sentí su mano dirigirse hacia mi boca, metió dos dedos dentro y con el resto de la mano me tapó la boca. Retrocedió un poco, dejándome unos segundos de alivio, pero sabía lo que eso significaba, así que mordí sus dedos. La embestida me partió en dos y esta vez no gemí, grité. Me la había metido entera, y noté su cuerpo sobre el mio. Apreté mi culo, ahora que estaba toda dentro no la quería otra vez fuera.

-Dai -Le dije.

Me lamió la oreja y se reincorporó. Mi culo ya se había acomodado a su polla, apenas notaba dolor, pero si un gran placer. Empezó las embestidas, cada vez que entraba y salia podía notar sus gruesas venas que me volvían loco. Arqueé todo lo que pude mi espalda, entregándole todo mi culo, me puso una mano en la cabeza, cogió una buena posición, dejó caer su peso y perforó sin piedad, rápida y fuertemente.

Mi respiración se aceleró al igual que la suya, me dio un fuerte cachete en el culo que me hizo pedirle más. Con mis manos abrí mi culo, insaciable y ardiente. Sacó por completo su polla, y pude notar el vacío dentro de mi cuando entró el aire. Gemí pidiendo carne y la metió de golpe, para volverla a sacar y meterla de nuevo lo más profundo que podía. Estaba en el paraíso. Me incorporé sobre mis rodillas y continuó follándome a cuatro patas mientras agarraba mis nalgas y me daba un cachete de vez en cuando que resonaba por toda la habitación. Subió sus manos hasta mis hombros, agarrándome fuertemente me la clavó lo máximo que pudo, me tapó de nuevo la boca haciendo que arqueara mi espalda y me propició la follada más bestial que jamás me han dado. Sacaba y metía su polla a una velocidad que hacía temblar mis piernas, no me podía ni permitir gemir.

Al cabo de un rato en esa posición sacó su polla y se tumbó en la cama, no pude aguantar la sensación de vacío, así que rápidamente fui tras él para sentarme sobre esa gloria. Mi ano ya reconocía perfectamente cada vena de ese pedazo de carne palpitante. Empecé con un movimiento de cadera circular, mientras él me sonreía. Cada vez que su polla rozaba mi próstata gemía de puro placer. Empecé un sube y baja mientras nos besábamos. Me mordió el labio inferior y me dio otro cachete, seguidamente cogió fuertemente mis nalgas, las soltó por un momento para dar un rápido cachete con ambas manos a la vez que me ensartaba su verga.

Nos encontrábamos cara a cara, podíamos sentir la respiración del otro, con mis manos recorrí sus hombros, su cuello y me agarré a su cabeza, cerramos los ojos y volvió a follarme sin piedad. Su respiración se aceleró, acelerando la mía también. No pude parar de gemir hasta que noté que se corrió dentro de mi, fueron cuatro descargas de espesa leche caliente, que rellenaron lo poco que quedaba por llenar dentro de mi. Notar ese néctar de dioses recorrer mis entrañas hizo que yo también me corriese, esparciendo todo mi semen por su pecho, el cual empecé a recoger con mi lengua. Baje poco a poco por todo su estómago, produciendo que su tranca saliese de mi agujero ya alimentado. Fui directamente a limpiar todo su miembro, me encantaba el sabor de su semen y no podía desperdiciarlo. Mientras limpiaba esa preciosa polla podía notar como su leche caliente se deslizaba por mi culo, cayendo por mi piernas; con mis dedos intenté volver a meterla dentro, me encantaba esa sensación. Relamí el jugo de mis dedos mientras él recorría con sus manos mi cuerpo, que acabaron posándose en mi culo.

-Bello -Dijo con una sonrisa.