Follada en el coche
Cómo un coche puede resultar tremendamente excitante.
Otra vez el coche. Primero nos hacemos los tontos: llevamos toda la noche de fiesta, conociendo gente, con varios amigos que no nos importan, porque hoy hemos quedado tú y yo; pero las horas pasan y de repente estamos en el coche, y lo máximo que he sentido ha sido tu mano en mi cadera y tu aliento muy cerca de mi oído vamos nada para lo caliente que estoy.
Me llevas a casa ebrio y feliz, con el disco de rock que te grabé para tenerme contenta y descansar de tanta música house. Yo me dejo llevar, suplicando en silencio que vayamos a nuestro lugar secreto, ese que hay junto a mi casa, un parking oscuro, anónimo.
Pero hoy no toca. Con un nudo en el estómago y el tanga empapado, paras junto a mi puerta. La falda se ha ido escurriendo hacia arriba durante el viaje, y ahora solo tapa lo necesario, exhibiendo mis piernas y el comienzo del encaje de las medias; me jode que no me digas lo guapa que estoy, pues hoy me vestí para ti; pero más me jode que no entiendas todo lo que tenía planeado para hoy.
Se ha hecho el silencio en el coche, y cuando me inclino para coger el abrigo del asiento de atrás caigo en la cuenta de que has parado el motor. Un espasmo me recorre entera mientras de fondo se escucha a Extremoduro "me encuentro a mi princesa hablando con la luna, echándose carreras, a ver quien es más puta".
Estoy deseando que me toques, que escurras tus dedos entre mis piernas mientras me arrancas el vestido a bocados, que muerdas mis labios, mis pezones, que ya están duros, esperándote. Pero empiezas a hablar, rompiendo la canción, el momento se diluye y da paso a una de nuestras mil discusiones: política, sexualidad, universo qué mas da, lo que importa es lo diferentes que somos, lo radicales y extremistas que llegamos a ser con tal de llevarnos la contraria. Cuanto más me cabreo contigo, más quiero follarte.
Tú ya has entendido lo que quiero esta noche, y empiezo a jugar contigo, amenazándote con irme, pues no puedo aguantar tus opiniones y sin previo aviso me secuestras, arrancas el coche y yo abro las piernas, sabiendo lo que me espera.
Enseguida llegamos al parking oscuro y vacío a esas horas de la mañana. Yo salgo del coche para demostrar mi enfado imaginario y bailo al son de esa música solo mía, rock argentino, español, inglés qué mas da. Miro a la luna, mientras doy vueltas sobre mis tacones de aguja, el abrigo rojo abierto, el vestido negro ceñido, el pelo suelto, liso, largo y oscuro como la noche. Me emociono con una canción que habla de libertad, y tú sales del coche también en ese momento, y en una de mis vueltas, balanceándome en los tacones, me agarras una mano y me atraes hacia ti, hacia tu cuerpo fuerte y caliente. Me coges con ansia la cintura y me estrellas contra tus labios, que tanto han tardado en buscarme. Y yo me dejo besar, y te beso con un ansia creciente y una furia ciega. Tus manos pasean por mi pelo, por mi cara, me besas el cuello y me derrito un poco más, y sigues bajando esas manos hasta mi cintura, y mas abajo Me acercas a ti, amarrándome el culo con fuerza, y puedo notar tu sexo duro entre los pantalones.
Mi falda es demasiado corta y demasiado ajustada enseguida noto tus dedos perdidos en la liga de las medias, en seguida me rozan el clítoris, ya fuera de sí, por encima del tanga, y me estremezco tanto que tienes que sujetarme.
Noto como el vestido se va subiendo y como tus manos van bajando sin remedio, perdiéndome en la noche, acunada por el salvaje rock and roll. Apartas el tanga a un lado y metes tus dedos, primero suaves, reconociendo el terreno, pero en seguida, al notarme tan mojada, mis labios se abren y metes dos dedos de golpe, mientras con otro me acaricias el clítoris de forma desenfrenada. Los metes y los sacas estoy a punto de correrme del gusto, pero quiero más. Te agarro el paquete con ansia, mientras me muerdes el cuello sin reparo, y con tu mano libre intentas sacarme las tetas. Antes o después qué más da, tus manos se lanzan a mi pecho, desnudándome sobre el motor del coche, y yo te cojo los dedos, empapados de mí y de mis flujos salvajes, y los chupo con ansia, relamiéndome, y veo lo cachondo que te pone (a mi me esta matando!).
No muy lejos se ven las luces de los pocos coches que hay a esas horas en la calle, y mientras saco mi lengua para lamerte con lascivia, me imagino que todos nos miran y pueden vernos, a mi, totalmente desnuda de cintura para arriba, con el vestido caído y el coño totalmente expuesto, recostada en el capó, mientras muerdes mis tetas y me das a probar mis propios jugos.
Con prisas desenfrenadas tu boca se apodera de cada uno de mis pezones, y los muerdes y chupas sin miramientos, volviéndome loca de dolor y placer.
Despacio, recorres con la lengua mi cuerpo expuesto a ti haciéndome cosquillas, deslizándote poco a poco desde mis enormes tetas, bajando por el costado, el ombligo, la línea de la cadera... Terminas de quitarme el vestido, y la sensación del frío metálico del coche en mi piel, en mi culo, en mi cuerpo totalmente desnudo me pone mucho más. Abro mucho las piernas, y tú te pones en medio, restregándome tu polla que has tenido que sacar de lo dura que estaba. Sigues con tu lengua bajando y el primer contacto en mi clítoris es como una descarga; me retuerzo de placer mientras la punta de tu lengua se pasea por mi sexo apenas rozándolo
Necesito más te rodeo con las piernas y te obligo a comerme con fuerza, y tu entras en mi más y más noto tu lengua explorando cada rincón Sin dejar de lamer mis jugos, vuelves a meter un par de dedos, y cuando ya están muy mojados empiezas a jugar con mi agujerito de atrás, lamiéndolo, dilatándolo despacito, metiendo un dedo ¡por favor no pares, no pares nunca! Luego metes los dos, y qué bien entran Me voy a correr, te grito, te suplico que no pares, aprieto el culo para que entren más a dentro de pronto, los sacas de golpe, pero justo antes de que explote vuelves a meter tres dedos por mi culo y tu polla enorme en mi concha empapada, y de esa estocada me corro como nunca, se me acumulan los orgasmos y las múltiples contracciones hacen que no pueda controlarme, me tiembla el cuerpo de placer, te sujeto con fuerza, sólo dejándote que te separes para penetrarme sin piedad, y tú como un loco, no paras ni un momento sigues con ese mete y saca profundo y fuerte, al compás de las contracciones que me provocas, notando dentro de mí los dedos que aún me perforan el culo.
Cuando ves que me voy calmando, sacas tus dedos. Tu polla aún está dentro de mi, erecta, con ansias locas de correrse. La sacas y me noto vacía, quiero seguir sintiéndote dentro. Nos metemos en la parte de atrás del coche, tú sentado, y yo encima, mirándote, abro las piernas, y voy bajando juego con tu polla en mi concha, acariciándome con ella, en seguida quiero más, me pones demasiado cuando lames mis pezones haciendo círculos, presionando el botón con fuerza, mordiéndolo
Con cuidado agarro tu sexo y me sorprende lo grande y duro que está, el mínimo contacto te pone a mil, noto que estás a punto de correrte La coloco a la entrada de mi vagina y me siento de golpe, enterrándola dentro de mí y empiezo a cabalgarte deprisa, mientras tú te agarras a mis caderas resoplando, cada vez más rápido, cada vez más gemidos siento tu polla a punto de estallar y te corres sin previo aviso, noto el calor de tu leche, tus contracciones. Me tumbo sobre tu cuerpo derrotada, dejándote que disfrutes, y despacio, me levanto y salgo del coche, completamente desnuda, con tu semen y mis fluidos resbalando por mis piernas Veo un coche parado cerca de nosotros, no le hemos oído llegar, pero me da igual, mejor si han podido ver algo y encima han disfrutado.
La música ya no suena. Me encanta ese lugar tan vacío, y al mismo tiempo tan expuesto a las miradas. Sin prisa me limpio un poco y me visto, empiezo a notar el frío que el calentón nos ocultaba. Vuelvo a entrar al coche, al asiento de atrás, tú te has puesto los pantalones, y estás recostado con los ojos cerrados. En cuanto me siento a tu lado, me rodeas con tus brazos y me recuesto contigo. Sin quererlo me acaricias el cuello, y esa sensación me excita. Suelto un pequeño gemido. Tú empiezas a hacerme más cosquillas, a besarme el cuello, el lóbulo de la oreja, el hombro Alargas una mano a mi rodilla, y ya empiezo a imaginarme que todo vuelve a empezar. Tus caricias son cada vez más fuertes, yo me doy la vuelta y te beso, enterrándote mi lengua en la boca, quieres más, y yo también.
El día empieza a clarear, ya son las 6 de la mañana, pero estamos tan despiertos ¿Por qué no vamos a mi casa?, mis padres están durmiendo, ¡una vez dentro de mi habitación estamos a salvo!
Nos subimos a los asientos de delante, y arrancas el coche dirección a mi casa. El camino es corto, pero tengo tantas ganas de ti, no quiero que se te pase el calentón Rápido pongo una mano en tu entrepierna, y del susto pegas un volantazo; caigo sobre ti, mientras me preguntas que qué estoy haciendo pero estoy tan cerca, te noto muy cachondo apenas rozándote bajo la cremallera de tu pantalón y, como puedo, los calzoncillos. Tu polla salta y se queda ahí parada muy cerca de mi boca, apuntando al techo. Se la ve tan apetitosa con cuidado me inclino un poco más y paso la punta de mi lengua a lo largo, te estoy poniendo mucho, noto como reduces la velocidad del coche. Yo sigo lamiéndote cada vez más rápido, paso la lengua por todo el tronco y me entretengo con la punta. Pongo mis labios alrededor y voy bajando muy despacio, mientras juego con la lengua, y después más y más hondo, casi no puedo tragármela entera. Comienzo a follarte con la boca, cogiendo ritmo, aspiro, presiono, te devoro, vuelvo a lamerte hasta los huevos, y me la meto de golpe otra vez, hasta la garganta, estás apunto de correrte con la respiración a mil, sujetas con una mano el volante y con la otra me agarras la cabeza y me empujas contra tu sexo, marcándome un ritmo desenfrenado.
Gritando me dices que vas a correrte y yo me preparo para recibir toda tu leche en mi boca; en seguida noto como te contraes y expulsas chorros de semen, que yo me trago rápido, aunque un poco se me escapa entre las comisuras de la boca. Te dejo la polla bien limpia y termino justo cuando llegamos a mi casa. Paras el coche junto a la puerta y nos bajamos los dos. Mientras abro te acercas por detrás agarrándome el culo, me das la vuelta, y antes de besarme recoges con un dedo la leche que aún queda en mi cara y me lo ofreces. Yo abro un poco la boca, y tú introduces tu dedo para que lo lama, porque sabes cuanto me pone
Lo que pasó en mi cuarto lo dejo para otro día, sólo decir que me devolvió el favor, ¡y unos cuanto más!