Follada en el callejón
Joder con el tío casi me entraron arcadas de lo bestia que fue. El siguió y siguió con esas embestidas con toda su polla dentro de mi boca. Me estaba dando una folladita de boca brutal. Aquella polla me abrió de tal forma que casi me corro en el acto. Él se quedó dentro de mí un rato.
Esto me pasó hace unas semanas y lo recuerdo como uno de mis mejores polvos. Soy bisexual de 23 años y hasta ese día no supe lo que me gusta ser la putita de alguien. Todo empezó una noche que salí con mis amigos. Había bebido bastante por lo que estaba muy animado. En un momento de la noche fui a pedir algo a la barra. No había mucha gente y justo al llegar se acercó un chico joven, debía ser como yo, y sin entenderle muy bien por el ruido me invitó a un chupito. Empezamos a hablar y mientras me fijé en su cuerpo, se le veía musculoso y bien definido. Llevaba un polo negro y le podía observar un brazo bien marcado con un bíceps perfecto. Era moreno de pelo y lo llevaba muy rapado por lo lados y afeitado. Fuimos a sentarnos a unos sofás y seguimos hablando. No nos decíamos nada importante simplemente comentábamos la noche y cosas así. Hasta que me propuso salir a la calle, acepté. Fuimos dando un paseo hablando y aquí ya subimos un poco el tono de la conversación. Él me comentó que estaba mal porque había salido con ganas de echar un polvo y que ya acababa la noche y no había encontrado a nadie.
- bueno yo te puedo ayudar- me ofrecí.
Inmediatamente se dibujó una sonrisa en su cara. Me llevó a un callejón sin salida donde no se nos veía. Teníamos poca luz de una farola así que estábamos perfectos. Nos sentamos en unas cajas y seguimos hablando.
-
¿te gusta comer pollas?- me preguntó.
-
me encanta- dije entre risas.
-
la tengo gordísima ahora mismo-
-
¿la tienes muy grande?- pregunté con curiosidad.
-
de 23 cm, ¿te vale?
-
joder si me vale- respondí sorprendido.- no sé si podré tragármelo todo.- y los dos nos echamos a reír.
Sin decir nada se levantó y se puso enfrente de mí desabrochándose los pantalones. Yo se los acabé de bajar y pude contemplar un enorme bulto bajo aquellos slips blancos. Mi cara no podía mostrar más asombro. Empecé a jugar con ese aparato por encima de la tela dando mordiscos. Le agarraba con las dos manos por el culo y lo acercaba a mí para tener ese pollón bien cerca de mi cara. Sentía un culito bien duro y muy bien puesto. Se lo iba masajeando, apretando y abriendo. Hasta que decidí ver en directo el pedazo rabo de ese tío. Al bajarle el slip me paró y me dijo que esperara un momento. Acto seguido se quitó el polo y pude observar su torso. Efectivamente estaba musculado. Tenía un pectoral perfecto con unos pezones que deseaba mamar. También tenía súper definidos los abdominales. Estaba para comérselo entero. En ese momento me puso muy cachondo y me entraron ganas de pasarle la lengua por todo el cuerpo. El tío se sentó encima de mis rodillas para que pudiera chuparle los pezones. Así lo hice, empecé a comerme uno mientras con los dedos jugaba con el otro. Le pasaba la lengua por todo el pectoral. Iba depilado y era delicioso. Con la lengua pasaba de un pezón a otro. El tío empezaba a gemir de cada vez más fuerte. Con la lengua fui bajando para comerme esos abdominales perfectos. La pasaba por todo el contorno de sus marcados músculos. Yo estaba cachondísimo como para correrme ahí mismo. Me paró de repente me cogió la cabeza y me metió la lengua en la boca dejándome casi sin respiración. Después se levantó, se bajó el slip y pronunció: “toda tuya”. Quedé contemplando aquel monumento, asimilando el tamaño e intentando calcular cómo me podría meter eso en la boca. La tenia cabezona, gruesa y larga. Un poco arqueada hacia arriba. Todo rasurado, hasta los huevacos que eran enormes. Bien cargados de leche que le pensaba sacar y tragarme. Comencé con la punta, pasándole la lengua. Estaba ardiendo, la temperatura de ese aparato me la puso más dura todavía. Jugaba con el agujerito de su polla, rodeaba el glande, mordisqueaba. Le pasaba el contorno de mis labios hasta que en una de estas empecé a tragar. Creo que en un primer momento no llegué ni a meterme la mitad. Repetí el movimiento dentro fuera un rato para adaptar mi boca pero no conseguía mucho la verdad. Hasta que sin darme cuenta el tío me cogió la cabeza desde atrás y me metió tal embestida que me tragué aquel pollón de una sola vez. Joder con el tío casi me entraron arcadas de lo bestia que fue. El siguió y siguió con esas embestidas con toda su polla dentro de mi boca. Me estaba dando una folladita de boca brutal. Al poco rato ya tenía mi boca más abierta que nunca incluso disfrutaba de aquellas embestidas brutales. El tío se lo estaba pasando en grande pero caso era yo el que gemía mas de los dos. El también incluso gritaba en algunas ocasiones. Seguimos un buen rato hasta que paró en seco y me levantó. Me dio la vuelta, me empotró contra la pared y me bajó los pantalones. Yo estaba exhausto de la follada por no sabía muy bien lo que estaba haciendo por detrás. Noté algo calentito en mi ano, era su lengua que comenzó a juguetear por toda esa zona. No podía más del calentón pero tampoco quería correrme. Aquel tío tenía toda la intención de follarme el culo y quería aguantar o sino reventaba. No paraba de pensar en el momento en que me metiera aquella monumental polla. No sé cómo se lo montaría el tío para que me entrase. Pero después de ver como lo hizo con mi boca me esperaba lo peor. El tío se puso de pie y comenzó a hablarme.
-¿quieres que te folle?- me preguntaba. Respondí muy bajito de lo exhausto que estaba,
-no te oigo- dijo aumentando el tono de voz.
-que si- dije un poco más alto.
-¿Qué es lo que quieres?-
-que me folles- dije casi gritando esta vez.
-¿quieres que te meta la polla- siguió con el diálogo.
-sí, quiero que me metas la polla cabrón- respondí con más agresividad, pues me estaba poniendo muy cachondo el tío. El mientras iba rozando la punta de su pene por mi culo.
-¿Cómo quieres que lo haga?- me preguntó con tono muy sexual.
-métemela toda-
-¿crees que te va a caber, puta?-
-joder harás que quepa cabronazo- el tío se descojonaba de la risa por cómo me tenía. Yo sacaba mi culo hacia él apretándolo contra su polla por si me la metía ya de una puta vez.
-que puta eres- me dijo. No hacía más que calentarme.
-soy tu puta, tu putita, tu esclava… pero fóllam…AAHH!-
No dejó que acabara de pronunciar mi deseo de que me follase cuando me metió su instrumento de un solo golpe empotrándome contra la puta pared. El grito que dejé escapar lo debieron de oír hasta dentro de la discoteca de donde veníamos. El muy cabrón me abrió el culo de manera que tuve la sensación de que me partía en dos. Noté como si me estuvieran metiendo algo enorme por todo el cuerpo. Parecía que había más de él dentro de mí que de mi propio cuerpo. Aquella polla me abrió de tal forma que casi me corro en el acto. Él se quedó dentro de mí un rato. Yo creo que mi propio agujero no le dejaba escapar de lo apretado que lo tenía. Casi prefería que no se moviera. Porque de momento solo tuve un dolor puntual en el primer momento que me penetró. Seguía con la polla dentro, pegó su torso a mi espalda. Yo estaba pegado a la pared y me dejaba hacer. Ahora ya no tenía escapatoria, estaba anclado a aquel tío, bueno, él estaba anclado a mí, y muy bien anclado.
-¿te gusta, putita?- me susurró al oído-
-sí, ahora pétame de una puta vez- dije con miedo pero con ganas de que pasara.
Aquel cabronazo no se lo pensó dos veces cuando empezó las embestidas unas tras otras a un ritmo que parecía una puta locomotora trabajando a máxima potencia. Yo me sentía como estas vaginas o culos que hacen de silicona. El tio hacia conmigo lo que le daba la gana. No le podía ver pero me imaginaba la cara de vicioso que estaba poniendo. Oía cómo apretaba los dientes para follarme con fuerza y poder aguantar. Intentaba darme la vuelta para mirarle pero con aquella polla dentro de mí era difícil. Me estaba empalando de una manera que todo mi cuerpo estaba rígido como si me cruzasen una puta polla como la de aquel tío. Yo no podía arquear más la espalda por lo lleno que me sentía el culo. Él seguía metiendo y sacando sin dejar un centímetro de pene sin meter, me decía guarradas. Que si era su puta, su sumisa. Ya empezaba a avisarme de que se correría, que lo haría en mi boca… yo no pude más, le advertí de que iba a sacar mi leche. Esto provocó en él que aumentara todavía más la marcha de sus embestidas. Cuando creía que ya no podían follarme más rápido el tío lo consiguió. Empezó a salir leche de mi polla, eso que en ningún momento de la noche me la toqué, salían chorros por todo, iban a parar a la pared. Iban por todos lados, con la petada que me estaba metiendo el tío la polla no hacía más que moverse. Hasta un chorro llegó a alcanzarme los labios. Instintivamente me pase la lengua para tragármelo. Yo seguía gritando de placer. El tío notó cómo me corría en mi culo. Se iba cerrando con cada sacudida de mi polla. Y ese día tuve más leche que nunca. Aquel cabrón lo disfrutó todavía más, era como si mi culo se quisiera tragar aquella polla. Y el putón que no cesaba en sus movimientos. Hasta que sacó su polla de mi cuerpo. Fue como si me desinchasen. Noté un vacío como si faltara parte de mi cuerpo. Con esa polla parecía que su cuerpo estaba acoplado al mío. Se puso a contemplar mi corrida.
-¿toda esa leche es tuya?- me dijo señalando a la corrida de la pared. Yo asentí con una sonrisa.
-sería una pena desperdiciarla- comentó con una sonrisa pícara. No sabía si la quería para él o que yo me la tragara. Se quedó mirándome y con la mirada me sañaló mi semen. Lo acabé de entender. Me incliné un poco como pude con el culo todo abierto de aquella polla y comencé a lamer la corrida de la pared, mi propia leche. El me miraba mientras iba diciendo que lo hacía muy bien. Me obligó a tragármelo todo y que no quedase nada. y así lo hice. Trague toda mi leche sin dejar nada.
Una vez me bebí todo mi semen ya imaginaba lo que vendría ahora. El tío me cogió por los hombros y me sentó en las cajas y directamente me volvió a meter la polla en la boca y repitiendo una vez mas y con las mismas embestidas la misma follada de antes. Esta vez tendría otro final que ya estaba notando en su palo. Me tenia agarrado por la cabeza yo casi no tenía que hacer nada, solo abrir bien la boca y esperar a que me la rellenara de leche. Yo le agarraba fuerte del culo y con un poco de miedo me atreví a meterle un dedo en su agujero. Le miré a la cara y vi como gritó un poquito al meterle el dedo. Me cruzó la mirada y me sonrió. Pero no estuve mucho tiempo así por que en nada comenzó a llenarse mi boca de semen ardiendo. Con todo aquel instrumento metido en mi boca la leche se me iba saliendo por los labios. Intentaba recuperarla con los dedos y tragar a la vez. Pero aquel macho no paraba de sacar y sacar más leche joder. Al poco ya tenía unos hilillos de semen que me colgaban de la boca e iban a parar encima de mi polla. El tío seguía bombeando por cada sacudida de semen. No daba abasto en mi boca. Ahora tenía el dedo atrapado dentro de su culo por las contracciones de la corrida. El tío estaba gozando y yo con la polla dentro de mi boca, con semen por todo y el dedo ahí dentro atrapado. Estuvo un buen rato así hasta que la sacó.
Nos dimos los numero y se marchó.
La segunda parte de este relato "Putita de millonarios"( próxima publicación), contaré lo que pasó cuando quedamos por primera vez después de aquel encuentro. En el callejón aprendí a ser la puta de un tío. Posteriormente aprendí a serlo de cuatro pollas a la vez, entre ellas la del macho de este mismo relato.