Follada en el bosque
Quedo con un tío y nos vamos a follar a un bosque cercano
Los veranos son épocas muy propicias para el sexo esporádico, y si uno es un tío deshinibido y versátil, pues más. Uno de los veranos más sexuales que tuve, me hinché a follar y comer pollas en mi coche que tenía de aquella, una Seat Alhambra de segunda mano que tenía las puertas de portón de furgoneta, lo que era supercómodo para muchas cosas, entre ellas sexo al aire libre. Todas las semanas quedaba con alguien, o por la noche haciendo uso de chats de ligoteo o durante el día en alguna zona de cruising que me quedaba cerca. Ese verano conocí el cruising y fue toda una revelación.
Recuerdo una noche, ya muy tarde, debían ser las 2 de la mañana o así, mucho calor y yo muy caliente. Llevaba horas en chats intentando quedar con alguien, necesitaba una polla. Pero estaba costando. Hasta que por fin, un tío con los que había contactado en los últimos minutos, y que había salido de trabajar y acaba de llegar a casa de su turno, tenía ganas de sexo sin complicaciones.
Ninguno de los dos teníamos sitio (o no queríamos meter a gente en casa), así que quedamos en ir a un lugar de cruising, yo pasaría con mi coche a buscarlo y nos iríamos allí. Llegué al sitio convenido en unos minutos, previa ducha mía para ir limpito) y se subió a mi coche. Nos saludamos y fuimos recorriendo calles vacías, era día de semana y a aquella hora no había casi gente ni coches.
Estuvimos charlando animadamente de sexo y que no había que tener inhibiciones... él hombre este era muy hablador, así que me ayudó a romper el hielo. En un semáforo, puso su mano sobre mi paquete, que estaba medio duro.
· Tienes una buena polla, me dijo.
· Estoy cachondo, ya lo ves.
· Sí, yo también, me dijo, sentándose de nuevo y sacándose la polla del pantalón de deportes que llevaba.
Con el calor que hacía, él iba en pantalón de deportes y camiseta de tiras, yo iba en pantalón de deportes también y camiseta de manga corta.
Su polla era fina, bastante fina, y de tamaño medio, torcida hacia la derecha y descapullada. La tenía dura y se dio unos meneos para que lo viese. El semáforo cambió y tuve que seguir conduciendo, me habría gustado tocarla, pero no pude. Se la guardó.
· No te distraigo. ¿queda muy lejos esto?
· No, está aquí cerca, unos minutos nada más.
Seguimos hablando animadamente, me decía que hacía días que no se comía una polla y que tenía ganas, yo también tenía le dije.
Tras unos minutos llegamos a la zona de crusing, estaba vacía. Bien. Me adentré en ella y aparqué detrás de unos árboles, si venía gente la veríamos, y ellos no nos verían de primeras, tendrían que acercarse. Estaba todo bastante oscuro, era una especie de pinar, con mesas de merienda en una zona y un camino forestal que se introducía en el pinar, por el que me metí para aparcar en zona tranquila. Lo conocía de haber ido bastantes veces a tener sexo homo allí.
Paré el coche y nos bajamos, hacía una noche estupenda, con calor, perfecta para el sexo. Abrí uno de los portones traseros para que hubiese algo de luz y no quedarnos a oscuras, no había nada de luz cerca, así que lo necesitaríamos. Él se bajó también dando la vuelta al coche y viniendo a donde yo estaba. Se pegó a mi y, mientras me tocaba el paquete, me dio un beso en los labios, abriendo la boca y rozando su lengua con mis labios, abrí la mía las juntamos, despacio, casi con timidez...si no fuese por el frotamiento que me estaba haciendo.
· Joder, tienes la polla gorda, me dijo, déjame verla.
· Vale, toda tuya le dije.
Me bajé los pantalones, los tiré al asiento trasero y, allí en medio del bosque, me quedé con la polla casi tiesa y el culo al aire. Él me cogió la polla y me empezó a pajear despacio, estirando mi prepucio hasta el final, descapullándola entera y volviéndola a cubrir con su movimiento. Me encantaba la sensación de estar desnudo en medio de la naturaleza, sintiendo la brisa caliente en mi culo y mis huevos mientras un tío me ponía a tono. Se agachó y empezó una mamada.
· Joder, dije ahora yo, la chupas bien.
Él no contestó, no dejó de comérmela. Yo me dejé hacer, con calma, quería disfrutar aquello, llevaba horas intentándolo y por fin lo había logrado. Sí tenía miedo de correrme muy rápido, esas horas de excitación podían jugarme una mala pasada, pero esperaba que no. Sus manos recorrían mis piernas y mi culo, me acariciaba con calma, sin prisa, los dos estábamos disfrutando mucho.
Le paré después de un rato porque yo también quería mi ración de rabo. Se levantó y se quitó el pantalón y la camiseta, yo hice los mismo y juntamos nuestros cuerpos, nos morreamos, con más vicio que antes y saboreé el sabor de mi polla en su boca, sabor reconocible, me había lamido mi precum muchas veces, me encanta hacerlo. Nos sobamos los cuerpos, yo le agarré el culo, velludo y fibroso, me gusta así, nos agarramos las pollas, sopesé sus huevos, me retorció los pezones, nos exploramos el uno al otro.
Me bajé, ahora era yo el que debía saborear su virilidad, y me metí su polla en mi boca. Como he dicho, no era muy grande, y era fina, pero muy venosa. Lamí su capullo con delicadeza con mi lengua, cogiendo su precum, muy rico, y recorrí todas las venas de su rabo. Después de varias gargantas profundas me fui a por sus huevos peludos, que lamí y me fui metiendo en la boca, chupándolos mientras le hacía una paja, y lo notaba disfrutar. Los dos teníamos las pollas listas para lo que fuese.
En el chat, mientras quedábamos, decidimos que yo llevaría condones y lubricante por si nos apetecía follar, ambos nos habíamos declarado versátiles y me estaban entrando ganas de follar o ser follado.
Mientras se la chupaba había estado jugando con su ojete también, despacio, acariciándolo, y noté cómo se abría solo, sin forzarlo, pero se abría. Ya me dijo que le gustaba que le follasen, pero además debía tener bastante experiencia o estaba muy deseoso.
· Venga, chúpamela cabrón, así así.
Me agarró la cabeza y empezó a llevar él el ritmo, aumentándolo, follándome la boca.
· Vamos, como me mola mariconear con tíos como tú. Come rabo.
Joder, le gustaba la caña. Con el tamaño de polla que tenía no me ahogaba ni me resultaba molesto, así que le dejé que dominase la mamada mientras me concentraba en meterle un dedo en el culo. Ya lo tenía metido a la mitad, entraba bien a pesar de no estar lubricado todavía.
Seguimos un buen rato, me gustaba comerle la polla y los huevos, y la actitud dominante que se traía. Parecía que tenía más experiencia que yo, así que decidí seguirle el juego.
Tenía la polla a reventar, y eso que no me estaba tocando, solo con su mamada y el morbo estaba muy cachondo. Me gustaría follármelo.
Dejé su polla y me levanté, pegando mi cuerpo al suyo, nos morreamos. La calentura se notaba, nuestras lenguas se movían frenéticas en nuestras bocas, la saliva corría entre ellas, noté que alguno se caía por mi barbilla, los dos estábamos muy excitados.
· Te quiero follar, le dije
· Sí tío, quiero que me la metas y me des mucha caña.
· Vale, yo te la meto y tú marcas el ritmo.
Cogí los condones y el lubricante, lo puse en el asiento para tenerlos a mano, le di la vuelta para que apoyase en el asiento y me bajé a lubricarle el culo. Cogí el bote, pero antes le iba a comer el culo. Metí mi cabeza entre sus nalgas y le lamí el ojete.
· Oohh, joder tío.
· ¿no te gusta?
· Si claro, cómemelo
Claro que le gustaba, ¿cómo no le iba a gustar que le comiesen el culo?. Y a mi siempre me ha encantado comer un culo y prepararlo para follármelo después. Le comía el culo mientras él se hacía una paja, con su movimiento sus huevos me golpeaban en la barbilla, joder, cómo me ponen unos buenos huevos. Alterné comida de culo y comida de huevos. Los suspiros se fueron incrementando.
· Tío como comes cabrón, sigue sigue.
Mi lengua entraba en su culo varios centímetros, sin dificultad. Este hombre tenía el culo bien entrenado, bastante más que yo parecía, y le lamí con ganas. Eché lubricante en unos dedos y embadurné su entrada, metiendo primero un dedo, que entró con mucha facilidad, y luego otro, sin problemas.
· Joder, tienes el culo ya preparado para mi polla.
· Sí tío, me gusta lo que haces, fóllame.
· Me pongo el condón y te la meto.
Me levanté, cogí el condón y lo abrí despacio con los dientes (tenía una mano pringada de lubricante), él se dio la vuelta y me cogió la polla.
· Menuda polla se te ha puesto! La tienes más grande que antes
· Comerte el culo me pone muy cachondo. Y creo que tu culo lo agradecerá
· Sí, me mola tu polla.
Me puse el condón, lubriqué bien todo mi rabo mientras se daba la vuelta, volvía a la posición dándome todo su culo, me puse detrás de él, llevé mi polla a la entrada de su culo y metí despacio la punta. Entró sin problemas, así que seguí metiendo, despacio, sacando un poco y volviendo a meter, despacio, hasta que llegué a metérsela entera, como si nada. De nuevo pensé, este tío tiene el culo muy entrenado.
· Cómo entra mi polla en tu culo, ¿todo bien?
· Sí, buena polla. Fóllame.
Y empecé a follármelo, despacio primero, apoyando mis manos en su culo, mientras iniciaba un vaivén lento, alternando penetraciones profundas con meneos cortos y algo más rápidos.
Oía sus gemidos y notaba como su culo se contraía alrededor de mi polla, una delicia de follada.
· Dame más fuerte tío, necesito que me folles duro · Vale, avísame si me paso.
· Tú dale
El tío quería caña. Yo no quería hacerle daño pero estaba claro que estaba acostumbrado a folladas más duras, así que empecé a subir el ritmo. Me agarré a su culo, y empecé a moverme más rápido, metiéndosela hasta el fondo y sacándola casi toda, hasta la punta de mi polla.
Empezaba a oírse el característico sonido de los cuerpos al chocar mientras follan, su culo contra mi pelvis, sus jadeos y los míos, y nada más. Yo me concentré en darle placer.
· Dame más fuerte tío, quiero que me violes cabrón.
· Te voy a follar como a una guarra, mariconazo, le dije.
Empecé a alternar cachetes en su culo mientras aceleraba, a este le gustaba las folladas duras. Nunca había follado con un tío así, ni un culo de mujer tan fuerte, me daba cierto miedo hacerle daño, pero él lo pedía así que lo hice. Me lo follé bien follado, cómo él quería. Empezó a gemir de placer, le gustaba. Yo metía mi polla bien adentro y, con movimientos más cortos me agarraba a su culo y le percutía todo lo rápido que podía.
· Así, así, dame polla!
· Toma rabo putita!
Así estuvimos un rato, diciéndonos guarradas mientras nos dábamos placer. Decidimos cambiar de postura.
· Túmbate en el asiento, quiero follarte de frente.
Se tumbó, dejando el culo al borde, me puse sus piernas en mis hombros mientras se las sujetaba, y se la metí sin contemplaciones, hasta el fondo. Él jadeó de placer, y volví al ritmo salvaje de follada. Su polla perdía dureza, bailaba con mis movimientos, soltaba líquidos pero se estaba encogiendo. Se la agarré y empecé una paja para intentar que se empalmase de nuevo.
· Deja mi polla, se me encoge cuando me follan, no te preocupes que luego se pone dura otra vez.
La solté y seguí empotrándolo lo más fuerte que podía. A mi no se me encoge cuando me follan, sé que otros sí, así que no me preocupé, pero sí que viendo lo que estaba disfrutando con mi rabo en su culo, yo también quería mi ración de macho por detrás.
Me eché sobre él y nos morreamos mientras yo seguía dándole caña, no es algo que pueda hacer muy a menudo, besarme con un hombre mientras me lo trajino. Me gustó la sensación.
· Yo también quiero que me encules tío.
· Claro, si me la chupas como antes se me pone tiesa enseguida y te follo.
· Pero a mi me los vas a tener que hacer más despacio, no tengo tu práctica.
· No hay problema, haré como tú quieras.
Me salí y me agaché a comerle los huevos primero mientras mi mano pasaba por su polla suavemente. No tardé en darme cuenta de su reacción, cada vez estaba más dura. Me la metí en la boca y chupé. Tenía todo el capullo lleno de líquidos, me encanta lamer estos líquidos preseminales. Se le puso durísima enseguida.
Se levantó, cogió un condón y el bote de lubricante. Yo me tumbé en el asiento donde él estaba antes y abrí mis piernas dejándole todo mi culo a su disposición. Se agachó y empezó a comérmelo. Joder, qué placer que te coman el culo sabiendo lo que viene después.
· Ah, ah, como me gusta, cómeme el culo cabrón.
Me lamía el ojete con toda su lengua, de arriba abajo, con ganas, a su manera cañera. Mi culo lo recibía bien, lo notaba relajado y listo para su polla. Noté que me metía un dedo en él y entraba fácilmente, oí cómo destapaba el bote de lubricante y noté su tacto frío y viscoso en mi ojete. Se abrió paso con facilidad con 2 dedos, rotándolos dentro de mi.
· Ah, así me gusta mucho.
· Tienes un culazo de putita folladora, te la voy a meter hasta el fondo.
· Sí, fóllame.
Se levantó y se puso el condón, se echó lubricante por la polla y apoyó su capullo en mi entrada. Lo metió un poco y me miró.
· ¿bien?, parece que va a entrar fácilmente
· Sí, por ahora bien, gemí, métela despacio hasta el fondo
Y se movió despacio hasta que lo noté todo dentro y se volvió a parar. Yo relajaba mi esfínter para alojarlo lo mejor posible. No tuve problemas, su polla no era gorda. Además, la excitación previa también ayudaba, supongo que estaba predispuesto a que me abriese el culo y disfrutarlo.
· Ya la tienes toda dentro, ¿te gusta sentir la polla de un macho en tu culo?
· Sí, jadeé, muévete despacio.
Empezó un vaivén lento, que aumentó de velocidad enseguida al ver que se movía sin problemas y yo lo estaba disfrutando. Notaba cómo era él ahora el que golpeaba mi cuerpo con el suyo cuando me la metía hasta dentro del todo y me estaba encantando aquello.
Cerré los ojos y me dejé llevar, quería disfrutar ese momento con calma. Oía sus jadeos y mis gemidos, ambos al ritmo de sus movimientos de cadera. Notaba cada vez que se retiraba, cómo su rabo me rozaba e iba liberando espacio en mi recto, la presión contra mi esfínter, y cuando volvía a entrar, cómo me llenaba de nuevo hasta que sentía su cadera contra mi culo.
· Joder, eres tan maricón como yo, me dijo. Te gustan más las pollas...
· Sí, tío, me encantan las pollas y que me encule un macho como tú.
Se acercó hacia mi, y tal y como hice yo antes, me plantó los morros en mi boca y nuestras lenguas pelearon frenéticas mientras seguía taladrando mi culo. Cuando se retiró llevé mis manos a su pecho y le retorcí los pezones suavemente. Gimió de placer y volvió a comerme la boca. Noté como su saliva caía por mi boca y barbilla, lamiéndola después y dejándola caer con su lengua en mi lengua. Repetimos la operación varias veces mientras él iba aumentando su ritmo follador, el frenesí se había apoderado de nosotros dos, estábamos totalmente fuera de control.
Me follaba con todo, nunca me habían follado así, y me estaba flipando. Movía la cadera con rapidez, follándome sin piedad mientras nos comíamos la boca y compartíamos saliva. Yo gemía de placer, me sentía poseído por este hombre que hacía lo que quería con mi culo y me gustaba.
· Joder, joder, me voy a correr, dijo.
Siguió moviéndose, se apoyó en mi hombro y ahogando los gritos de placer contra mi piel empezó a correrse dentro de mi, sin aflojar el ritmo durante unos segundos. Noté cómo todo su cuerpo se tensaba y contraía, noté su polla atacarme con violencia hasta que fue bajando el ritmo hasta pararse.
· Joder que polvo tio, tremendo.
· Sí, me gusta tu polla, le dije.
Salió despacio de mi culo y pude ver el condón hinchadísimo de su semen, mucho. Me habría gustado que me lo echase por encima, tenía una pinta deliciosa.
Yo estaba tieso como una estaca, mucho. Quería correrme yo también. Me levanté y nos besamos, con más calma esta vez pero igual de vicioso y morboso.
· Ahora te tienes que correr tú.
· ¿quieres que te llene la cara de leche?
· No tío, quiero que riegues el pinar.
Se puso detrás de mi, me agarró la polla con una mano y metió varios dedos en mi culo con empezó a pajearme mientras me follaba. Se pegó bien a mi, su pecho contra mi
y se puso a comerme el cuello. Joder...
· Oh, oh, me voy a correr enseguida.
Y no tardé mucho, ni un minuto. Me llegó el orgasmo y empecé a soltar chorros de lefa al aire como una fuente. Me corrí como una bestia, él seguía moviendo su mano en mi culo y yo no paraba de correrme.
Cuando terminé, llevó su mano de la paja, con restos de mi semen a mi boca.
· Cómete tu lefa amigo, ya verás que rica está.
Lamí sus dedos, el sabor de mi semen me encanta, amargo, caliente, no dejé nada.
Me di la vuelta y nos volvimos a morrear, pasándole restos a su boca, que comió encantado. Nos estuvimos besando un buen rato, reposando la excitación y el placer que nos habíamos dado el uno al otro.
De vuelta, tuvimos una charla animada.
· Cada vez soy más homosexual y menos bisexual, me dijo. Follo más con tíos que con tías, y me gusta más la verdad.
· Yo le doy a todo, contesté, no me gustan los hombres como tal, me gusta el sexo con hombres.
· Claro, es mucho más vicioso que con las mujeres, al menos en mi experiencia.
· No sé si es eso, pero yo, reconozco, que me encantan las pollas, chupar, que me follen como tú.
· Sí tío, es lo mejor, una buena polla, una buena enculada... me encanta!
Así hasta llegar a su casa. Nos despedimos con un buen beso y me fui a mi casa a hacerme una paja, tenía un calentón tremendo de nuevo tras la charla y la follada.