Flavio una nueva experiencia
En verdad nunca había visto en el pueblo un hombre con las fracciones de Eduardo: este era muy joven, de piel apiñonada, como 1.70 de estatura, con una gran masa muscular.
Flavio una nueva experiencia.
Hola como han estado, a continuación les dejo con este relato, que me hace regresar a la fila de escritores, espero les guste.
Preámbulo
Los 50s En el mundo ocurrían grandes acontecimientos: Luis Muñoz Marín, el primer gobernador, elegido por los puertorriqueños, El médico y epidemiólogo estadounidense Salk desarrolla la primera vacuna contra la polio, se desarrolla la UNIVAC, para uso comercial, Elvis graba "Heartbreak Hotel, La pintora mexicana Frida Kahlo realizo su tercera y última exposición.
La modernidad empieza a llegar a las ciudades pequeñas, los autos de lujo con colores llamativos, las grandes urbes crecen día con día la prosperidad se vislumbra en el país. Sin embargo en mi pueblo los cambios son lentos, la gente recatada que quiere lucir sus trajes se divierte en la plaza admirando la novedad del teatro callejero y todo lo que ha traído consigo, los bailes populares, mientras que la cantina se abarrota de la gente trabajadora, las carreteras sin pavimento parten los campos, separando los maizales de las calabazas y el arroz , los automóviles son contados por aquí solo riquillos citadinos y hacendados tienen uno. El ferrocarril el medio más rápido para ir de pueblo en pueblo y de sueño en sueño....
El comienzo...
Mi nombre es Flavio tengo 17 años y vivo en este pueblo, tengo siete hermanos y soy el menor, mi padre dijo que aprovechando que había conseguido un trabajo estable seria el único que por su capricho estudiaría una carrera en la capital; ahora estoy terminando la preparatoria abierta y el próximo año me voy a la capital. Por ahora ayudo a mi tío Francisco en su taller, después de la escuela. El trabajo no es difícil, sin embargo me dejaba unos cuantos pesos en la bolsa.
Empezare por contarles que mi tío es sastre y tiene su taller en un local cerca del mercado del pueblo. El taller es modesto y aunque es pequeño siempre hay clientes que requieren los servicios de mi tío.
Mi labor en el taller es fácil me encargo de la limpieza del lugar, y de comprar algunas cosas que hagan falta en el taller, (telas, hilos, botones etc.) algunas veces pego los botones de algunas prendas también hago los doblez de pantalones y a veces cuando mi tío no puede salgo a tomar las medidas de los clientes
Cierto día que regresaba de la escuela como a eso de las 12:00 am (solo como siempre) se detuvo ante mi un buick color negro 1951, aunque el coche me había impresionado no mire y seguí caminando en la nube de polvo que se había desplegado por aquella carretera a causa del enfreno del carro.
Mi entras caminaba aquel coche seguía mis pasos hasta que escuche:
-Hey!!! Chiquillo....... acaso no tienes respeto por tus mayores....
Detuve mis pasos y mire hacia la voz de manera impulsiva.
-no acostumbro a hablar con extranjeros que me bañan con polvo. respondí de manera sarcástica
-¡solo quiero preguntarte si existe un buen hotel en aquel pueblo!?....
su voz era imperante... de mando.... era como rasposa pero a la vez clara......
-El Tic-tac...
-como??....
-El Tic-tac es el único hotel del pueblo esta en la calle de Regina y lo atiende Don Augusto Aranda.
-porque no subes y me enseñas personalmente donde esta y después te llevo a tu casa............dijo mientras abría la puerta derecha de su automóvil.
Después de pensarlo unos instantes decidí aceptar por que me dolían los pies. Caminar desde la escuela hasta el pueblo es algo cansado...
Aborde el buick el cual dejaba una estela de polvo a su paso.....
-Y me imagino que vienes de la escuela....
-si... respondí mientras miraba a través del cristal los campos cultivados de maíz.
-Sabes? Yo también estudie allí hace algunos años?... Bueno me salí antes de graduarme..
su conversación había hecho que le empezara a poner atención a lo que decía y mientras lo observaba pude notar que estaba vestido de militar....
sin rodeos pregunte...
-Es usted militar?
-así es chiquillo... soy Eduardo Valladares comandante del 4° batallón de este país a tu servicio.
-Y que busca en estos rumbos?...
-Solo estoy de paso por este pueblo, arreglare un asunto con el alcalde sobre una base que será construida santa Rita no muy lejos de aquí y después iré hasta la próxima ciudad donde me espera mi familia y una enamoradilla a la que no veo desde que me metí en esto de la milicia
la platica sé volvía interesante a cada paso e incluso la confianza se brindaba
-Y hay mujeres en el ejercito?
-hay muy pocas, es mal visto que una mujer se enliste en el ejército en mi estancia donde he estado reclutado los últimos 4años no vi ninguna y valla que nos hacen falta... ¿porque la pregunta?
-Simple curiosidad! doble en la siguiente cuadra!
Este es el hotel... le dije señalando el letrero en forma de reloj que tenia el hotel
-quieres que te lleve a algún lado?
-No gracias, solo voy al taller de mi tío aquí cerca.
-hey!!! Y como es que te llamas?!
-Flavio grite mientras me alejaba del automóvil...
Después de eso me dirigí al taller de mi tío (aunque mi tío esta un poco viejo tiene memoria de elefante). Toda la tarde estuve pensando en el militar aquel, era extraño, pero su voz resonaba en toda mi mente, quizás por que nunca había visto uno por estos vientos.
Al día siguiente llegué temprano al taller, donde mi tío me dijo que me apurara con el quehacer que tenia y después fuera al hotel a tomar unas medidas a un nuevo cliente que había estado en la mañana aquí en el taller, y quería un par trajes urgentes para el sábado.
En el momento lo tome como otro quehacer mas, pero después cavilé que talvez era el militar, así que le pregunte a mi tío que si quien era el nuevo cliente; a lo que me dijo que era un militar que estaba de paso...
No lo podía creer, que fuera el, a demás para que necesitaba dos trajes, en fin me apure mas que de costumbre y después tome un pequeño beliz rojo donde mi tío guardaba sus cosas para cuando salía a tomar medidas y me dirigí al hotel....
El calor y el polvo hacían presa de los transeúntes en la calle. Fuera del hotel el único automóvil el del militar.
En la recepción del hotel se encontraba doña Berta de Aranda una señora regordeta y bien arreglada, como siempre echando el chismorreo con sus amigas de la caridad
-buenas tardes Señora Berta, me puede decir cual es el cuarto del nuevo huésped
-Y tu chamaco para que lo buscas?... pregunto!
-Lo que sucede es que le tengo que tomar medidas para unos trajes que le hará mi tío.
Después de saciar su curiosidad me dijo que estaba en la habitación No 8 subiendo las escaleras....
Sin darle las gracias corrí por las escaleras para no darle tiempo a mas preguntas...
Toque 3 veces la puerta de la habitación 8 y espere unos momentos... al tiempo que esperaba dijo a gritos estoy desnudo espere...
Entre abrió la puerta y se asomo.....
-haaa eres tu chiquillo.... pasa... con confianza y disculpa el tiradero lo que pasa es que estoy haciendo ejercicio y con el bruto calor me he quitado todo.
El militar solo se encontraba con una toalla que rodeaba su cintura.
En verdad nunca había visto en el pueblo un hombre con las fracciones de Eduardo: este era como de unos treinta y cinco años, de piel apiñonada, como 1.70 de estatura, con una gran masa muscular, tenia unos brasos impresionantes y manos grandes, un pecho forjado por el ejercicio y un vientre plano, de cabello negro estilo militar que hacia juego con sus cejas arqueadas y su barba de candado que enmarcaban sus labios carnosos. Aparte se dibujaba un trasero firme debajo de esa toalla. En síntesis un hombre en toda la exención de la palabra...
Me imaginé por unos instantes su cuerpo en cima del mío valla que me perdería en el, a lo contrario de su cuerpo el mío es mas pequeño ya que soy delgado, de piel mas clara, cabello castaño lacio, de 1.66 de estatura, brazos delgados, ojos negros y boca pequeña; pero eso si con un excelente trasero: duro y respingado.
-vine por las medidas para tus trajes
-apoco trabajas en la sastrería?
-si, pertenece a mi tío y como el tiene mucho trabajo me mando a mi.
-haaa!
-y para que usaras los trajes? Digo si no es indiscreción!.
-El alcalde me invito a una fiesta el sábado por la noche en la plaza y la verdad solo tengo trajes militares.
-haaa!
-pues que no se hable mas... dijo sonriendo
Camino hasta el centro de la habitación y extendió los brazos. Y dijo
-empieza pues.
Tome el beliz, lo puse sobre la cama, lo abrí y saque una libreta de apuntes, un lápiz y una cinta métrica.
Me hacer que a el vaciando mi mirada en otro punto que no fuera su cuerpo, ya que no se... pero me estaba poniendo nervioso de ver un cuerpo tan geográficamente correcto y tan bien formado, talvez la poca luz que se colaba entre las cortinas de la habitación, el calor sofocante, el saber que solo el y yo ocupábamos el espacio, pensamientos pecaminosos, etc...
Coloque la cinta a la altura de sus hombros...
-hombros 59
-espalda 58
-brazos 40
Con cada medida mi nerviosismo aumentaba sabiendo que llegaría a medir el tiro (entrepierna) medida básica para el pantalón.
Mientras yo media él estaba quieto sin importarle lo que yo hacia, llego la hora de medir entrepierna, sin embargo la toalla imposibilitaba la medida a lo cual le dije que si la retiraba lo cual hizo sin protestar.
Debajo de la toalla llevaba un calzoncillo semiajustado color blanco sorpresa cuando me arrodille para tomar la medida tenia una erección fatal aprisionada por el calzoncillo que obligaba al pene doblarse a la derecha.
Sin embargo no hice gesto alguno y cuando intente tomar la medida me fue alterada por la erección a lo cual le dije que no podía tomar la medida por la erección que tenia.
-disculpa si te incomoda mi erección lo que pasa es que el no tener contacto con un una mujer desde hace mucho me pone así.. yyyyyyy....
-yyy que? Pregunte sin titubeos
-tus dedos son tan sensuales que al sentir los pasar por mi espalda y todo mi cuerpo me he calentado un poco....
Su confección tan atrevida había disparado en mi cuerpo ráfagas de calor. Mi reacción fue sonreír nerviosamente y confundidamente.
-no se a que te refieres- tartamudee mientras di un paso atrás.
-si... mira tus manos......
tomo mis manos con sus enormes manos
Son tan delicadas.!
Las olió y las paso por su rostro mientras serraba sus ojos y entre abría su boca lascivamente...
A esto yo me encontraba perplejo y con la mirada de asombro....
Bajo una de mis manos hasta su pecho logrando sentir el calor de su corazón agitado.
A lo que reaccione impulsivamente quitando mis manos de su pecho y retrocediendo hasta la cómoda y gritándole:
-Que té pasa cabrón! Yo no le hago a eso! Estaba agitado y sollozando
-no te hagas chiquillo que en tus ojos se ve las ganas que me tienes...... dijo en forma sarcástica.
o me lo vas a negar -dijo en tono imperante...
camino lentamente hacia mí, tendió su mano
No tengas miedo. Queeee no eres hombrecito?
Después de un largo silencio accedí a moverme sin tomar su mano
-continuemos con las medidas por favor mi tío las necesita. Tartamudee
-trae tu cinta
Seguí con las medidas siguientes mientras el hablaba de lo delgado que era mi cuerpo, que talvez pesaba lo que su novia y que incluso podía asegurar que mi piel era mas tersa que la de ella. Todo esto me calentaba y me sonrojaba y el se daba cuenta; de repente dijo:
-hace demasiado calor no crees. Deberías quitarte ese camisón (camisa de manta)
-No. Conteste y seguí mi labor.
-Pues yo si tengo calor y discúlpame pero me quitare los calzones.
El espectáculo para mi fue devastador al verlo totalmente desnudo y con sus bolas y pito colgando en una semi erección. Sin mirarme y como sin importarle se tomo el pito con los dedos y sé descubrió el prepucio dejando su glande a la vista. Era un trozo de carne difícilmente de resistir rodeado de un denso pubis obscuro.
Tome la cinta y rodee su cadera sin que mi mirada se apartase de su enorme falo tomé la medida pero estaba tan nervioso que no podía ni escribir sobe el papel.
-a que le temes chiquillo.
No conteste
se que me deseas por tu semblante pálido.
o es que nunca lo has hecho, eso es verdad? eres virgen?
-no soy maricon como tu? Grité nuevamente.
El tipo enfurecido, me apretó por la camisa, me levanto contra la pared y me miro fijamente.
-mira chiquillo te voy a enseñar algo que te gustara quieras o no. -dijo en forma imperante
En un dos por tres me tiro sobre la cama y como enorme oso se abalanzo sobre mi, intente gritar pero su boca me asfixiaba con un beso salvaje.
Mis manos lo golpeaban pero era una vestia en celo inmune a dolor. El peso de su cuerpo me imposibilitaba totalmente, mientras que su mano derecha rompía los botones de mi camisón dejando mi pecho al descubierto. Aun no se que tiempo tarde forcejeando, ya que poco a poco fui perdiendo fuerza y las ganas para luchar contra mi agresor....
Después de un rato él se había quedado quieto también y poco a poco quito su mano de mi boca que impedía que gritara.
Era como si los dos estuviéramos esperando el siguiente paso, poco a poco empezó a besarme de nuevo. Solo que esta ves con mas ternura empezó en el cuello, cosa que comencé a disfrutar, su barba de candado me producía contracciones cada que subia y bajaba por todo mi cuello.
Esta vez no opuse resistencia, mi mirada se encontraba en el techo divagando de sensación en sensación, lentamente su boca busco la mía encontrando correspondencia, mientras nos besábamos rodee su cuello con mis brazos. Mientras me mordisqueaba la oreja murmuro:
-desnúdate para sentir tu calor....
Me puse de pie junto a la cama, mientras que el se sentó al borde de la misma, (recordemos que estaba desnudo) termine de quitarme el camisón con su ayuda, después me quite los tirantes del pantalón, al mismo tiempo que en los bajaba por completo quedando solo en calzones. La tela de los calzoncillos que traía puestos se encontraba húmeda por la fogosidad que había alcanzado a lo que él empezó a lamer mientras me sujetaba por las caderas. Mientras lamia los calzoncillos entre momentos aprisionaba mi pené con sus labios
Termine de bajarme los calzoncillos mostrando mi virilidad al máximo y una vez desnudo hundió su cara en mi vientre diciendo.
-tienes una piel muy suave mi amor.
Mientras hacia esto sus manos jugaban con mis solemnes nalgas como si fueran senos, las alzaba, las pellizcaba y las abría de par en par.
-tómame mi militar, quiero entregarme a ti.... dije gozoso de sexo.
-lo que quieras mi chiquillo!!... lo que quieras.....
Sé recostó en la cama con las piernas abiertas y me dijo abre bien tu boquita mi niño...
Me acerque hasta él y abrí mi boca a mas no poder, tragándome su enorme verga la cual difícilmente entraba en mi boca tal vez la inexperiencia de mi primera vez entorpecía mi labor o más bien no sabia como hacerlo.
Me sentí apenado al no saber como hacerlo sin embargo me dijo:
-no te apenes chiquillo ya aprenderás, por ahora quiero darte por el culo. ¿Lo has hecho echo antes?
-no, soy totalmente virgen y no quiero que lo hagas por que es obvio que dolerá.
Me miro con ternura y dijo:
-Descuida yo te cuidare. -dijo mientras tocaba mi mejilla.
-tengo miedo
-no tienes porque, solo quiero que sigas mis ordenes y veras que placer recibirás, entendido.
-Si...... mi comandante....
-quiero que té posiciones en cuatro patas sobre la cama.
Desnudo y en esa posición parecía gato en celo.
-Ahora sin perder la posición, baja tu cabeza hasta recostarla sobre la cama.
La posición aquella dejaba mi culo indefenso muy por la altura de mi cabeza, se acerco a mí y con la cinta métrica ato mis manos a mi espalda, y entre abrió mis muslos.
De un cajón saco un frasco lo destapo y saco una pastilla la cual la introdujo en mi boca he hizo que la tragara (después supe que era un analgésico)
-que vas hacer? pregunte nervioso
-te boy a untar con esto para que no te duela
Aunque suene extraño tomo de la mesita un frasco de mantequilla donde hundió la mano derecha, y sacó una buena porción que esparció sobre todo mi culo. Y lo demás termino de untárselo el mismo en toda su verga la cual desde antes ya brillaba por el preseminal descargado.
-estas listo mi chiquillo, solo relájate.
Se coloco detrás de mí y hundió uno de sus dedos en mi esfínter a lo que reaccione apisonando el dedo entre mis paredes anales,
Lánguidamente comenzó a mover su dedo atrás y adelante una y otra vez hasta hacerme acostumbrar a el. Seguidamente metió otro de sus dedos en mi, causando en un leve hormigueo de dolor. Esta vez sus movimientos eran circulares, valla que sabia lo que hacia.
De repente sentí que saco sus dedos, y acerco mas su cuerpo, zarandeo su miembro para despertarlo mas y lo empezó a rozar contra mis nalgas como si estuviera escribiendo con preseminal entre ratos lo pasaba cerca de mi esfínter como dándolo a desear a lo que dije hazlo ya cabrón ¡¡
Me tomo por las caderas y de tajo hundió media verga en mi. Grite tan fuerte que el grito se escucho en todo el hotel. En el mismo rato doña Berta de Aranda forcejó la puerta. De milagro estaba cerrada con seguro, que sino la pose en la que nos encontraría la haría morir de un infarto.
-Que sucede allí dentro.
-descuide señora Berta estoy enseñando a Flavio a gritar como un buen soldado.
Después de ese dolor tan grande, que había movido lagrimas en mis ojos, Eduardo volvió al ataque solo que esta vez lo hizo con menos fuerza solo la mitad de su miembro se encontraba dentro.
-Flavio quiero que hundas tu cabeza en el colchón.
-por favor Eduardo te lo suplico nomás.
-Aguanta como los machos, que ya falta muy poco
No tenia opción era algo inevitable así que hice caso a sus indicaciones.
De golpe hundió lo que quedaba de su verga en mis entrañas, puedo asegurarles que no existe dolor tan agudo y sofocante como el de la primera vez, mis gritos se perdieron en el colchón al igual que mi virginidad. Saco su verga llena de fluidos mezclados con sangre, me la enseño y dijo:
-aquí esta tu virginidad, la cual te estorbaba para recibir placer.
Se limpio uno poco y nuevamente regreso a mi recto lo extraño es que el dolor empezaba a sesar ya que ahora entraba y salía con mas fluidez, lentamente recobraba el sentido y la sensibilidad, la excitación regresaba y empezaba a disfrutar el ser penetrado por Eduardo.
El militar aquel estaba concentrado en colonizar mi recto, gotas de sudor caían de su rostro por mi espalda su mano izquierda comenzó a pajearme, su mano libre desato el nudo que aprisionaba las mías.
Volví a la posición de cuatro patas, para después sostenerme se rodillas, todo esto sin que él perdiera faena en lo hacia, su mano rodeo mi cintura y me apretó contra el, me beso a la altura de mi nuca. Todo en un solo tiempo.
Apresuro el meneo de sus caderas contra mi y en un murmullo dijo: te quiero chiquillo...
Pude sentir un manantial de semen correr dentro de mi, su brazo me apretó mas hacia el como señal de que había terminado.
Sin salir de mí apresuro el movimiento de su muñeca izquierda provocando que me corriera en cinco chorros consecutivos de espeso esperma que fueron a caer sobre su ropa militar.
Caímos exhaustos en cama ambos bañados en sudor y oliendo a divino sexo. Aun continuaba en mi; así hasta esperar a que su pene recuperara su tamaño habitual y fuera escupido por mis entrañas
Platicamos de lo ocurrido y muchas cosas mas, me contó que en el ejercito el sexo entre hombres es habitual, para no enloquecer y morir.
Después nos bañamos juntos y prometimos que antes de que abandonara el pueblo repetiríamos la hazaña.
Además prometió que si autorizaban la base militar en santa rita me ayudaría a entrar a una escuela militarizada en la capital.
Espero que les haya gustado este relato así como los otros, si es así no olviden escribirme a mi dirección de correos: crafor99@hotmail.com espero sus comentarios, observaciones y criticas.
Saludos a todo el sureste Mexicano en especial a Tabasco.