Fisting

Metiendole el puño dentro de su rajita eso la excita mucho a mi perrita.

Desnuda, de rodillas, con un antifaz  cubriendote los ojos y tapones evitando que algun sonido llegue a tus oidos te encuentras en la mitad de la habitación esperando que tu Amo se acerque a ti.

Un roce acaricia tu pecho, mientras unos dedos acarician tu cabello para después tocarte la cara, como perrita te entregas a la caricia, cuando la mano se detiene y se aleja.

No hay sonidos que te ayuden a identificar donde esta tu Amo. Comienzas a impacientarte el tiempo transcurre lentamente tratas de agudizar los sentidos que te restan para ver si asi logra ubicar su espacio.

Una mano te toma por el collar y te obliga a ponerte en cuatro patas dejándote asi unos instantes hasta que sientes los pies de tu Amo descansando sobre tu espalda.

Es demasiado humillante, pero no te mueves.  Es entonces cuando los pies sobre tu espalda son retirados y de nuevo sientes el jalon en el collar que hace que te quedes de rodillas de nuevo.

Tu Amo comienza a jugar con tus pezones, los acaricia, los toca suavemente. Presientes lo que va a pasar, sientes un leve pellizco y presión en uno y después en el otro.   Te muerdes los labios para aguantar el dolor que poco a poco va disminuyendo.  Tu Amo te quita los tapones de los oídos y te susurra que las siguientes te dolerán a un más.  Sientes entonces otro par de pinzas, pero esta vez están dentadas. Respiras profundo tratando de no llorar.  Las pinzas son dejadas por un minuto que te parecen una eternidad y cuando son retiradas tu cuerpo se relaja completamente.

De pronto eres tomada por el collar y obligada a subirte a la cama.  Tu amo te coloca de tal forma que tu cara queda apoyada sobre una almohada y tus manos pasan por en medio de tus piernas atándolas en los muslos, estas totalmente expuesta para El.

Inmediatamente comienzo a estimularte con mis dedos.  Suavemente voy introduciendo de uno a uno rozando tus paredes y sintiendo como tu humedad va aumentando. Sientes como tu Amo va abriéndose paso, bastante firme y sin retroceder, y aunque te duele, es un dolor placentero. Saco mis dedos y cerrando el puño te penetro hasta el fondo. Tratas de huir al dolor pero las ataduras te lo impiden.  Gimes, lloras, quieres gritarme que pare, pero el dolor se convierte en placer y comienzas a moverte para sentir el roce de tu Amo, sentir como te lleno completamente. Comienzas a caer en un estado de inconciencia en el que todo se torna negro y los sonidos dejan de existir y todo el placer concentrado se extiende y explota.

La siguiente sensación es la mano de tu Amo deslizándose fuera de ti y tu respiración entrecortada pidiéndome que pare ya.  Tus manos y piernas son desatadas y te dejas caer sobre la cama exhausta.  El brazo de tu Amo te atrae hacia mi cuerpo, mi mano te acaricia y mi voz te habla cariñosamente.