Fiorella, la perrita

Como una perrita me ligo una noche que el bus no pudo continuar el viaje... que polvos...

Fiorella, la perrita

Conocí a Fio por casualidad, en un viaje a la montaña, ella era de 1,60 m delgada unas tetas firmes y redondas como dos pelotas, una cinturita que se pierde entre las dos manos y unas caderas generosas.... para que mas, esta súper buena, a sus 17 años ya es toda mujer. Solo hay un pequeño inconveniente, su comportamiento, pues es caprichosa y aniñada, lo que me molesta profundamente, pero esta conducta me daría mucho placer poco después.

Estuvimos en un pequeño viaje a la montaña, pero hubo problemas con la carretera, por lo todo el grupo, alrededor de 30 personas nos quedamos varados en el camino, felizmente, el chofer del bus consiguió alojarnos en una escuelita del pequeño pueblo. La situación era incomoda, pero al menos no estaríamos doblamos en el angosto bus.

Yo ni bien acomode mi bolsa de dormir y mi mochila me dispuse a dormir, a mi costado izquierdo estaba una mujer, que se me hacia muy conocida, pero no ubicaba de donde, ahora que ya aclare la mente sé que es amiga de mi hermana mayor. A mi derecha se ubico Fiorella, que me había hecho conversación a lo largo de las 5 horas de viaje que llevábamos, ella iba con un grupo numeroso como 15 chicos y chicas todos de su edad, las nenas cada una más bonita y arrechante que la otra, pero una de las mejores era ella. Se hecho a mi lado haciéndome conversación y yo estaba malhumorado por la parada y dormir en tan precaria situación, así que dándole una palmadita le dije que se durmiera, como lo hice a ciegas, no solo por la poca luz, sino porque estaba con los ojos cerrados no me fije que la palmadita dio sobre su rostro, ella me respondió mordiendo mi dedo índice... valla que mordida, casi grite de dolor, pero luego comenzó a chuparlo de forma desesperada, lo que me confundió mucho, al liberar mi dedo me incorpore un poco y me acerque a ella y le dije: - ¿por que me haz mordido? – ella sonriente me dijo, porque no te voy a dejar dormir toda la noche... y yo nunca pierdo una apuesta – ¿cómo?- le dije – te apuesto que no vas a dormir toda esta noche... eso me causo risa y me voltee, acomodé y me dispuse a dormir.

A los 15 minutos se acerco a mi oreja y me pide que la acompañe al baño, porque afuera estaba oscuro, introduciéndome su lengua al oído al finalizar, esto me puso muy caliente, realmente era una perrita, con la cara de inocente que tenia, me puse de pie y salí tras de ella... no avanzamos tres metro y la muy perra se me tiro encima besándome y desvistiéndome, lo que yo respondí con la misma agresividad, a tirones le abrí la casaca que llevaba, le quite el polo y el brasier y me apodere de esos hermosos pechos que al sentir el aire helado de la noche se erizaron y enduraron los pezones, seguí bajando por su abdomen y le metí la lengua al ombligo, ella realmente no se esperaba eso pues sobresalto al sentir mi lengua, y seguí bajando para desabrocharle los jeans y casi arrancarle la tanguita que llevaba, que por cierto estaba traslucida de lo húmeda que estaba, que panorama una rajita rasuradita muy bien cuidada y jugosa, me acerque a ella por su delicioso olor y metí mi lengua lo mas que pude, Ella comenzó a moverse rítmicamente con cada embestida que daba, me apodere de su clítoris y lo presioné con mis labios y ella acabo gritando y maldiciendo, a la vez que se retorcía toda.

Me incorporé y ella se agachó, me bajo los pantalones y al ver mi pene erecto casi morado por la calentura, dudo un poco, abrió la boca y de un solo movimiento se trago todo, enterito, no lo creía mi glande tocaba su garganta, luego comenzó con movimientos lentos y delicados a sacarla y meterla... wuauuuu que tal mamada que me dio la muy perra, yo pronto acabe en su boca y ella se trago todo... luego ella se paro, cogiendo sus cosas y se metió al baño, dejándome calentísimo, yo quería tirarmela y la muy puta se había ido, luego saco su cabeza por detrás de la puerta y me dijo que sino iba a entrar... yo ingrese ella seguía desnuda se apoyo contra un lavabo y tomando mi pene se lo introdujo en su concha... que tal polvazo monumental, seguimos tirando parados, sentados en el inodoro, realmente la mocosa era una perra, se las sabia todas.

Luego regresamos con los demás y ella me contó que estaba molesta con sus acompañantes porque no la comprendían, que ella era muy engreída y que nadie la aguantaba. Yo le dije que si tiraba como lo hacia era suficiente para mi. Nos acostamos pero ella se me acerco más abrió la cremallera de la bolsa de dormir e introdujo primero su mano para buscar mi pene, comenzó a pajearme, luego se incorporó y metió su cabeza y estaba mamandome delante de todos, esta mocosa estaba loca, si alguien nos veía iba a ser un escándalo. Yo termine rápido por la excitación... ella se acerco me dio un beso en la boca y me dijo buenas noches. Yo no pude dormir todo lo que quedo de la noche.

Al día siguiente seguimos el viaje y siguieron los polvos, pero esas son otras historias...