Finde de transformación en Rocío (segunda parte)
Segunda parte de finde de transformación de Rocio
Día 2.
Tras la noche anterior de “toma de contacto” entre Rocío y el mundo, me costó mucho dormirme ya que estaba muy excitada y envuelta en un cúmulo de sensaciones. A la mañana siguiente amanecí con el sol entrando por la ventana de la habitación, miré a mi lado pero mi amiga ya no estaba, estaba sola en la cama, oí el ruido del agua en el baño, me quedé tumbada en la cama pensando en “¿Qué habría pasado si hubiésemos hablado con esos chicos de anoche?”, mientras tanto mi amiga salió del baño envuelta en una toalla, o seguía con mi camisón, mi peluca y restos de maquillaje del día anterior, cuando de repente sonó la puerta.
- “servicio de habitaciones”
- Si cariño, he pedido desayuno para las dos, así estamos más cómodas, ve a abrir, que yo así en toalla no puedo.
- Vale.
Me levanté y abrí la puerta, el chico se quedó mirando, y soltando una sonrisa me dijo:
- “aquí tiene señorita, su desayuno, espero que lo disfruten usted y su acompañante”
Guiñándome un ojo se dio la vuelta y se fue. Otro escalofrío recorrió mi cuerpo.
Coloqué el desayuno en la mesa y desayunamos las dos, mientras veíamos la tele y mi amiga chateaba con el móvil. Cuando acabamos de desayunar me dijo que me duchase, volviera a colocarme mi plug en el culito y que probase los zapatos de tacón que habíamos comprado el día anterior, que ella tenía que salir un momento, me dijo que practicase a andar con ellos por la habitación, ya que esta noche saldríamos y debería saber hacerlo bien, para no caerme y saber lo que siente.
Así lo hice, estuve unas dos horas caminando por la habitación, practicando como sentarme, cruzando las piernas, etc. Hasta que oí la puerta abrirse de nuevo, era mi amiga con unas bolsas en la mano, nos besamos, dejó las bolsas sobre la cama, y se sentó, haciéndome caminar por la habitación para ver cómo me desenvolvía.
- Muy bien, veo que ya caminas bien, hoy debe ser tu gran noche, y no quiero que nada falle.
- Gracias mi amor. ¿Qué has comprado?
- No seas impaciente, luego te lo enseño.
Como ya era la hora de comer, me puse de nuevo los pantalones del día anterior, y unos zapatos, una camiseta y tras aplicarme una leve de maquillaje, bajamos a comer a un bar cerca del hotel. Nos cruzamos con el chico del desayuno, que no nos quitaba ojo de encima así como con el señor de recepción, eso me hacía sentir muy mujer, estaba disfrutando.
Después de comer, y pasear un poco, volvimos al hotel para descansar y poder prepararnos para la noche.
Yo estaba muy excitada, y mi cuerpo lo notaba, por lo que tuve otra erección mientras dormía, mi amiga se dio cuenta y decidió acabar con ello, se introdujo mi pene en su boca y comenzó a chupármela lentamente, momento en el que me desperté, y dejé que siguiera mientras extendía mi mano para coger la suya mientras me la chupaba, cuando estuve a punto de correrme apreté mi mano y dije.
- Me voy a correr.
- No te preocupes, hazlo, descarga toda tu leche, no guardes ni una gotita.
- Ahhhhhhhhh – exclamé mientras inundaba su boca.
En ese momento, con su boca llena se acercó a mí, con su boca llena de semen, y me besó, pasando todo mi semen a mi boca diciendo.
- Saborea tu leche Rocío, que esta noche seguro que vas a tener más.
Jugué con el semen en mi boca, y me lo fui tragando poco a poco, era un sabor exquisito, me moría por poder probar la leche de otro hombre en mi boca.
Nos levantamos, nos duchamos, y yo me quedé un rato en la bañera, tomando otro baño mientras ella se repasaba su depilado, hablaba por móvil y veía la tele. Al rato entró y dijo.
- Venga tenemos que ponernos ya, o no nos va a dar tiempo.
Me hizo unas lavativas para que mi culito estuviera bien limpio y no hubiera sorpresas desagradables, y tras secarnos y ponerme cremita hidratante, empezamos con el maquillaje, estuvo mucho rato, más que ayer, su cara de concentración me tenía impresionado, se veía que sabía lo que hacía, y que quería que todo estuviera a la perfección, no dejaba ningún detalle al azar. Tras el maquillaje me puso mi peluca, de media melena por debajo de los hombros, color castaño, con el pelo ondulado, me parecía muy bonita, y además se parecía al tono de mi pelo, por lo que me sentía cómoda con ese color, a diferencia de ayer, hoy no me dejaba verme en ningún espejo, por lo que fuimos al cuarto y comencé a vestirme, primero una braguita de color carne que ocultase bien mis testículos, para evitar sustos, luego me puso un corset que moldease mi figura, sobre la braguita inicial me puse otra braguita sexy, de encaje, con un lacito en la parte delantera, después me puse un sujetador conjuntado y los pechos postizos para parecer una mujercita más atractiva, luego me puse unas medias color carne, un escalofrío me volvió a recorrer al sentir ese suave tacto por mi piel. Para vestir me puse un vestido azul marino cortito, que me llegaba hasta medio muslo, sin mucho escote, pero que se ajustaba muy bien a mi nuevo cuerpo moldeado por el corset y los pechos postizos, además en mi cintura me puse un cinturón ancho de color marrón para así disimular la presencia del corset, y para terminar me calcé unas sandalias con tacón marrones, que era con las que había estado practicando todo el día, me sentía ideal.
Una vez terminada mi transformación, miré a mi amiga y se veía totalmente emocionada por lo que había conseguido, había hecho de mí, una auténtica mujer. Tras unos segundos calladas, me dejo mirarme al espejo, me giré lentamente, y al verme no sabía si gritar, reir, llorar o que, era increíble, Rocío estaba preciosa, era un auténtico pivón.
Tras esos segundos de emoción, mi amiga se fue a ducharse y a vestirse, yo me puse a pasear por la habitación, para acomodarme a mi nueva vestimenta y me serví una copa de una botella de ron que habíamos comprado por la tarde. Media hora después, ya estábamos lista para salir, mi amiga no dejaba el móvil, tras envíar unos mensajes me dijo:
- Venga vamos, que vamos a llegar tarde.
- ¿Tarde? ¿A dónde vamos?
- A hacer que seas una mujer completa, confía en mí.
- Sabes que siempre lo hago.
Cogimos un taxi y nos dirigimos a una zona del centro donde había bares de copas, tras buscar al que nos dirigíamos lo encontramos y entramos, aún no había mucha gente, solo pequeños grupos de jóvenes tomando unas copas y oyendo música, pedimos una copa y nos sentamos en unos sofás que había en una esquina, yo estaba nerviosa, mi amiga no soltaba el móvil, hablábamos de cosas sin importancia, veíamos al resto de chicas del local, comentábamos sus vestimentas, cuando de repente mi amiga miró al frente y sonrió, me giré y vi que eran los dos chicos que vimos la noche anterior, se acercaron a nosotros y saludaron con dos besos a mi amiga, la cual nos presentó.
- Mira Rocío, estos son Juan y Carlos, unos conocidos míos que van a salir con nosotras hoy.
- Hola, encantada de conoceros – dije con la voz más femenina que pude.
Ellos se sentaron Juan con mi amiga y Carlos a mi lado, se veía que ya habían elegido y repartido el pastel entre ellos. Yo tenía miedo de que Carlos descubriera mi secreto, mi amiga lo notó y se adelantó a decir.
- Roci, tranquila ellos ya saben todo de ti, a Juan le conocí hace tiempo, y cuando le conté lo tuyo, me dijo que genial que tenía un amigo al que seguro le gustabas
- Si cariño, no te preocupes, yo ya se todo de ti, y me gustas, eres una chica preciosa – dijo Carlos mientras ponía su brazo por mi espalda.
Eso me tranquilizó mucho y le sonreí, mientras tanto, Juan se había acercado a la barra a pedir otras 4 copas, la noche iba pasando entre charlas y risas, yo me levanté al baño Carlos se ofreció a acompañarme, ya que él también quería ir, él iba por delante, y me ofreció su mano para cruzar entre la gente, yo no dudé y me agarré a él, entramos cada uno a nuestro baño, cuando yo salí, él me estaba esperando en la puerta, volví a coger su mano para volver a nuestro sitio. Llegamos a la mesa, y Juan y mi amiga estaban envueltos en un apasionado beso, yo me quedé unos segundos callada, y sin tiempo a decir nada, noté como Carlos acariciaba mi cara, y de repente sus labios se acercaron a los míos, para fundirnos en otro beso, de repente nuestras lenguas jugaban, nuestras manos acariciaban el cuerpo del otro, era una sensación impresionante, me estaba encanto ser besada y deseada por un hombre, por mi hombre.
- ¿Ves? Ya te dije que harían una muy buena pareja.
- Si, ya veo, tenías razón Carlos es ideal para Rocío.
En ese momento al oír su conversación dejamos de besarnos y les miramos.
- Uy por nosotros no paréis ¿e? - dijo mi amiga.
- No no, tranquila, si es que…
- No digas nada, se ve que estas disfrutando cariño, ¿Qué os parece si nos vamos al hotel y seguimos ahí? – dijo mi amiga guiñándome un ojo.
- Yo encantada, pero ¿vosotros queréis?
- Por supuesto que queremos, hoy vas a ser mi mujer – Dijo Carlos.
Cogimos las cosas y nos fuimos hacia su coche, durante el camino, Carlos no dejaba de besarme y de acariciarme, yo estaba súper excitada y con ganas de llegar. Al entrar al hotel el chico de recepción nos miró y sonrió, yo le miré y sonreí de vuelta.
Nada más entrar en la habitación, mi amiga les dijo a los chicos que se pusieran cómodos y sirvieran 4 copas, mientras ella y yo entramos al baño.
- Bueno Rocío, es tu momento, tu noche, tu hombre. ¿estas segura?
- Si, muchas gracias por todo, me muero de ganas de que me haga su mujer, gracia spor cumplir mi sueño.
- No te preocupes, yo voy a estar con Juan a vuestro lado, vamos a vivir esto juntas, y yo te voy a ayudar siempre en todo. Te quiero mucho
- Yo a ti también.
Nos retocamos el maquillaje, unas gotas de perfume, y salimos a la habitación, los chicos estaban en calzoncillos, Carlos en la cama sentado y Juan en el sillón, cada una nos acercamos a nuestros hombres, cogimos nuestras copas y brindamos, pero tras el primer sorbo, mis labios ya se juntaron con los de Carlos, mis manos recorrían su cuerpo, me moría de ganas de ser su mujer, sus manos empezaron a acariciar mi culo, me excitaba mucho oír su respiración, poco a poco su polla se iba poniendo dura, empecé a tocarla por encima del calzoncillo hasta que no pude más y me arrodillé ante él, le di dos besos y quité el calzoncillo, su polla saltó como un resorte ante mí, mire al sofá y mi amiga me miraba fijamente mientras Juan le besaba las tetas, nos guiñamos un ojo, y me metí esa polla en mi boca, fue una sensación maravillosa, estaba chupando la polla de mi hombre, el sabor era fuerte pero espectacular, quería saborear cada centímetro de su polla. Poco a poco fui subiendo el ritmo, Carlos jadeaba y gemía de placer, señal que le estaba gustando. Mi amiga hacía lo mismo con Juan, comía su polla en el sofá. Estuvimos así unos minutos, hasta que mi amiga se acercó a mí, y me susurró al oído:
- Bueno princesa, es tu momento.
En ese momento dejé de chupar, me levanté, me quité las medias y las braguitas para dejar mi culo al descubierto, mientras mi amiga me ponía lubricante, a la vez que Carlos se ponía el condón y más lubricante. Me coloqué tumbada boca arriba con un cojín, mi amiga me besó mientras Carlos acercaba su polla a mi agujero, primero metió un dedo, luego dos, y luego frotaba con su cabeza.
- ¿Estás lista? - Me preguntó
- Si mi amor, hazme tuya.
Empezó a meter su polla despacito, sentía que mi culo ardía con cada centímetro que me metía, pero me encantaba, lo hacía muy despacio para acostumbrar a mi culito, hasta que la tuvo dentro, con ella dentro comenzó a besarme, y mientras me besaba empezó a sacarla y meterla muy despacio, yo estaba en la gloria, el dolor ahora era placer. Mi amiga volvió al sofá para ser follada por Juan, mientras Carlos iba acelerando poco a poco, me gustaba ver su cara de placer mientras me follaba, cada vez el ritmo era mayor, su huevos chocaban contra mi, me encantaba esa sensación, yo gemía y gritaba sin importarme ni el resto del hotel ni nada, era mi noche, y mi hombre me estaba follando como un loco, yo solo pedía que no parase, que siguiera así… tras unos minutos bajó el ritmo, yo pensaba que se iba a correr, pero solo quería cambiar de postura, me puso a 4 patas al borde de la cama y volvió a meterme su polla, esta vez sin delicadeza, con fuerza, llenando mi culo con cada envestida, su sudor caía en mi espalda, mis gemidos se mezclaban con los de mi amiga que cabalgaba sobre la polla de Juan, estábamos siendo folladas como dos zorritas.
- Rocio, me voy a correr, me encanta follarte
- Dame toda tu leche, quiero sentir tu leche en mi boca, quiere beberme tu leche
Al oir eso Carlos saco su polla, y se quitó el condón, me arrodillé, y empecé a chupar su polla como una loca, solo quería toda su leche, Carlos gemía y me decía que ya venía, que abriera la boca, hasta que descargó abundantes chorros contra mi paladar, la sensación era maravillosa, mi boca estaba llena de semen, y yo saboreaba. Justo en ese momento, mi amiga se arrodillo ante mí, y empezó a besarme, la polla de Juan apareció delante nuestro mientras este se masturbaba, juntamos nuestras bocas y Juan descargó 3 abundantes chorros sobre mi cara y mi boca, mi amiga chupó la corrida de mi cara y volvió a besarme, el semen de Juan y el de Carlos se juntaban en nuestras bocas. Hasta que me lo tragué todo. Volví a besar a mi amiga, la habitación olía a sexo, a semen, a macho, a zorritas, yo seguía de rodillas mientras nuestros hombres se vestían, mi cabeza daba vueltas tratando de asimilar lo que acababa de pasar.
Carlos se acercó y me besó para despedirse, me dijo que siempre que quisiera, el sería mi hombre, que le había encantado pasar la noche juntos.
Ya una vez solas, abracé a mi amiga, nos besamos, nos desnudamos y nos metimos en la cama, envueltas en semen y sudor, besando cada centímetro de nuestros cuerpos, hasta quedarnos dormidas, como dos perritas recién folladas, dos amigas felices.