Finde de transformación en Rocío

Primer día de escapada con mi amiga para transformarme en Rocío.

Este es el primer relato de un finde con mi amiga G, en el que me transforma en Rocío y me descubre lo que es ser mujer.

Son las 15:00 de un viernes, cuando recibo una llamada tuya diciendo:

-Hola Rocío ¿Qué tal? ¿Estás lista? Ya he salido de trabajar, en 10 minutos llego a casa, así que puedes ir viniendo.

  • ¡Hola cielo! Perfecto, pues ahora mismo voy hacia allí.

Me introduje uno de mis plugs para ir acostumbrando mi culito, cogí el coche y me dirigí hacia su casa, en la sierra. 40 minutos más tarde, llegué, se montó en su coche y tras darnos dos besos nos dirigimos charlando en el coche a un centro comercial cercano, a hacer unas compras.

  • ¿Qué tal cariño? ¿Estás nerviosa?

  • Estoy acojonadita pero con muchas ganas

  • Bueno Rocío, no te preocupes, estate tranquila, verás que va a estar genial, y vamos a pasar un finde inolvidable, confía en mí.

Llegamos al centro comercial y nos fuimos a unas cuantas tiendas, ya teníamos una idea de mis tallas de mujer por lo que simulamos comprar como si fueran cosas para ella, aunque mi cara de ilusión y las miradas cómplices de mi amiga, hicieron que alguna dependienta se diera cuenta de que los productos eran para mí, y ya me hablaban a mí, al preguntar tallas, o colores, y reconozco, que esa sensación me gustó mucho. Compramos un par de juegos de ropa interior, ligueros, medias, un corset para moldear mi figura, unos pantalones vaqueros, un par de blusas, un vestido, un camisón, maquillaje, dos pares de zapatos, unas zapatillas de estar por casa, un perfume, un bolso, un anillo, pendientes de clip, uñas postizas, una peluca… en fin, todo lo necesario para pasar un fin de semana como Rocío, un fin de semana de chicas.

Después de las compras nos paramos a tomar un café y descansar un poco.

- Vas a estar preciosa, voy a hacer de ti una muñeca, nadie va a sospechar, ya lo verás

- Joe tía, que ganas, me apetece mucho pasar este finde juntas, muchas gracias, no se como te lo podré recompensar.

- No digas tonterías, con que seas una buena amiga este finde, me vale, no vale luego echarse atrás

- ¿echarme atrás? No te entiendo…

- Eso espero – mientras sonreía y me guiñaba un ojo.

Terminamos el café, nos montamos al coche y nos dirigimos a una ciudad cercana, en la que habíamos cogido un hotel para poder tener intimidad y discreción. Nada más llegar a la habitación, mi amiga me mandó desnudarme e irme a la ducha mientras ella sacaba todas las cosas de las bolsas y lo preparaba.

Mientras terminaba de ducharme, mi amiga apareció en el baño, abriendo la cortina de la bañera, momento en el que tuve una erección.

- Vaya ¿Qué tenemos ahí? – mientras agarraba mi polla tiesa- Una señorita no tiene esto, así que sal, que vamos a remediarlo, y va a ser la última vez que te corras como hombre en todo el finde.

Me besó, mientras me masturbaba, me acariciaba hasta notar que iba a correrme, momento en el que puso su mano para recoger toda mi corrida, y me la dio a beber diciendo:

- Toma Rocío, para que sepas a que sabe la leche de un hombre y te vayas a acostumbrando, si quieres ser una buena zorrita, va a tener que gustarte ese sabor.

- Mmmmm la verdad es que está muy rico, me apetece beber más.

- Jajajajajaja así me gusta, buena chica.

Después de esto, comenzó a depilarme todo el cuerpo, para dejarme super suave y me mandó tomarme un baño con unos aceites durante 15 minutos mientras ella no dejaba de hablar por el whatsapp sentada sobre la cama.

Tras el baño salí al cuarto, y al comprobar que mi piel estaba suave, me untó de crema hidratante todo el cuerpo y me mandó a afeitar. Para ya si empezar a tener apariencia de señorita.

Cuando ya estaba lista, me mandó sentar en una silla, junto a una mesa en la que tenía todo tipo de maquillajes, pinceles y demás y comenzó a transformarme, crema por aquí, polvos por allí, pincel arriba, pincel abajo, un poco de pintalabios, todo esto sin poder mirarme a ningún espejo ni nada, por lo que estaba super nerviosa, aunque su sonrisa y cara de satisfacción me hacían pensar que sabía lo que hacía y que estaba quedando preciosa. Tras casi 30 minutos, me puso la peluca y me dejó mirarme a un espejo que había detrás de mí.

- Woooow Pero ¿quién es esa? ¿Qué has hecho con el chico que estaba ahí sentado? Es espectacular, estoy preciosa, ¡muchísimas gracias cariño!

- ¿has visto? Ya te dije que era una experta y que no habría problema en hacer ver como una mujer.

- Ya veo ya, es increíble.

Yo seguía embobada mirándome al espejo, cuando me dijo, bueno venga, que tenemos que vestirnos para salir a cenar. Ahí un escalofrío recorrió mi cuerpo, era la primera vez que salía vestida de mujer a la calle.

Para este primer día, como íbamos a salir solo un rato para poder descansar para el día siguiente, me puso el pantalón vaquero, con una blusa blanca, y unos zapatos de tacón medio, para que fuera aprendiendo a andar, sin parecer un pato. Me eché un poco de perfume, metí en el bolso unos pañuelos, pintalabios, lápiz de ojos y el móvil, y me miré al espejo, y sinceramente, estaba preciosa, me moría de ganas por abrir esa puerta y poder salir.

Salimos y caminamos unos 10 minutos hasta llegar a una zona de bares y restaurantes, cada vez me sentía más cómoda en mi nuevo rol, los chicos nos miraban y me gustaba sentirme deseada, vimos un bar que tenía buena pinta y mi amiga pidió mesa para dos, nos sentamos y empezamos a ver la carta, esa primera noche mi amiga fue quien pidió todo, para que no tuviera aun que forzar mucho mi voz, y pudiera sentirme más relajada, disfrutando de mi nuevo rol. Bebimos y reímos mucho durante la cena, y tras pagar la cuenta, decidimos tomar una copa en un pub cercano al hotel. Nos sentamos en una mesa, y pedimos dos gin tonics, ahí la conversación ya era más picante, hablábamos sobre que fantasías tenía la nueva Rocío, le preguntaba que se sentía al estar con un hombre, que debería hacer, etc.

Durante la conversación nos hicimos unas fotos, y en un momento, mi cuerpo ya me pedía ir al baño, así que me levanté y me fui al baño de chicas, que bonita sensación el entrar al baño de mujeres, ese sitio secreto, en el que las mujeres confiesan, planean y cotillean. Tras orinar, me pinté un poco los labios y volví hacia la mesa, al volver vi que mi amiga hablaba por teléfono, y que teníamos dos copas más sobre la mesa, justo cuando llegué a la mesa, escuche que se despedía diciendo

- Bueno, pues pásalo bien hoy y mañana nos vemos entonces.

- ¿Mañana nos vemos? ¿Quién era?

- Nah, no te preocupes, un chico que conozco de aquí, que igual mañana se apunta a salir con nosotras.

- ¿El solo? ¿No va a traer amigos?

- Jajajaja ¿Tantas ganas tienes? Menuda estás hecha, que ganas tienes tu de hombre ¿e?

- Sabes que sí.

- Bueno, ya veremos, si eres buena, igual tienes regalito.

Bebimos la segunda copa mientras unos chicos nos miraban, pero ese día habíamos planeado volver pronto, así que nos fuimos al hotel a descansar, tras mi primer día como Rocío.

El plan del día siguiente, vendrá en el siguiente relato. Sed buenos, o no... 😉