Finalmente infiel

Durante mucho tiempo había estado jugando chateando y calentando pollas. Al final Nicolai me puso en su sitio y me uso como a una cualquiera

Finalmente infiel

Me llamo Sabina, tengo 39 años y mi historia es fruto de pasar ratos sola navegando por internet y chateando. Aunque este relato no es una continuación de mis anteriores relatos, sí que leerlos también puede dar una perspectiva de mis deseos.

Mi vida era muy tradicional, soy hija única de una familia acomodada y con valores muy tradicionales y conservadores, me centre primero en mis estudios y después cuando conocí a mi marido en la universidad hicimos lo que se esperaba de nosotros, nos casamos a los 28 años, cuando ambos teníamos un empleo y casa que nos regalaron mis padres, al poco tiempo me quedé embarazada y tuve a mi primera hija, después a los 3 años vino la segunda.

Cabe decir que llegue virgen al matrimonio y que nunca fui ni pensé en ser infiel a mi marido. Teníamos una vida acomodada y predecible lo que me daba seguridad y estabilidad emocional, nada hacía presagiar que mi futuro podría estar abocado a ser una mujer al servicio de un hombre y que este no sería mi marido.

Mi marido es directivo de una empresa multinacional por lo que aunque no está siempre viajando, sí que lo hace con periodicidad y lo que siempre hace es llegar tarde a casa. Yo por mi parte trabajo en una sucursal bancaria y tengo un horario flexible con el que puedo atender a nuestras hijas.

A medida que nuestras hijas crecieron fui teniendo más tiempo libre ya que llegan a casa sobre las siete de la tarde después del colegio y de las actividades extraescolares. Como yo trabajo hace ya tiempo que contratamos a una asistenta que las recoge en el colegio y las lleva a sus actividades y después ya las trae a casa sobre las siete o a veces las ocho.

Cuando llego a casa me hago la comida y preparo un poco la cena, después me quedan horas muertas, por lo que por casualidad empecé a entrar en internet y miraba porno, llego un momento que era casi como una droga, necesitaba mirar y después masturbarme pensando que me hacían esas cosas a mí.

Por casualidad vi que existían chats de sexo y entre en uno de temática de sumisión que es lo que yo me sentía en el fondo, me puse el nick de casadasumisa y me empezaron a entrar muchos mensajes privados y de entre todos ellos me centre en uno por el que me sentí subyugada.

  • hola hija de puta te voy a convertir en una zorra así que preséntate.

  • Me llamo Sabina señor

  • Sal de todos los canales y atiéndeme a mi puta

Empezó un interrogatorio al que me sometió a contestar. Le dije mi nombre, edad, nombre de mi marido, ciudad done vivo, mis medidas, mi peso, mis gustos,…., estuvo interrogándome durante más de a hora. Yo me sentía subyugada a su voluntad.

Empecé a chatear a diario con ese hombre, poco a poco paso a ser realmente quien decidía si tendría o no sexo con mi marido. Poco a poco fuer restringiéndome las relaciones con mi marido y al final apenas follábamos una vez al mes a vences menos, a la vez que mis relaciones disminuían se incrementaba en mí un deseo irrefrenable de ser usada como una cualquiera.

Cada vez más necesitaba de los chats con mí amo, en los que me ponía escenas de video y hablábamos por micro mientras me hacía masturbar.

En una segunda etapa, me pidió fotos y aunque en un inicio me negué, al final si se las di, primero vestida y finalmente desnuda.

Poco a poco me convenció para quedar y tomar algo, y llegué a acceder, varias veces, pero nunca fui a la cita, tenía miedo de que se me derrumbase mí mundo, no me atrevía a dar el paso y poder perder a mí marido y a mí familia.

Después de haber quedado y no ir, el hombre que me tenía en su poder, se enfadaba pero poco, actuaba como ese pescador experto que sabe cuándo tirar y cuando soltar sedal, y terminando en cobrar su pieza.

La verdad es que no era mi intención quedar y mi idea era solo usarlo para masturbarme, aunque le hacía caso cuando no me dejaba follar.

De repente no sé qué pasó pero estuvo más de dos semanas sin contactar conmigo, yo estaba muy deseosa de experimentar las sesiones a las que me sometía.

El día que entro me decía que yo había sido muy especial para el pero que hacía un tiempo que había conocido a la que creía que iba a ser la mujer de su vida y que se iba a casar.

Me sentí apenada porque ya no tendría la excitación que él me provocaba, pero a la vez me sentí aliviada en cierta forma por poder volver a mí antigua vida más calmada y tradicional.

Me dijo que le gustaría mucho conocerme, aunque solo fuera para charlar y despedirse ya que volvía a su país.

Después de dudar un poco accedí y quedamos en un bar, no muy lejos de mi casa. Para preservar la discreción, decidí no decir nada a mí marido y coger un día de fiesta. Cómo habíamos quedad a media mañana, era ideal para mí, mis hijas estarían ya en el colegio y mi marido en el trabajo y yo después aprovecharía el día para mi yendo a comprar o haciendo lo que me viniese en gana.

Me vestí arreglada, quería estar atractiva. Me puse una falda hasta medio muslo y una blusa blanca y una torera a juego con la falda, de color gris ambas piezas. También me puse la ropa interior que me gustaba especialmente, blanca y con encajes, a juego bragas y sujetador. Como hacía ya muy buen tiempo me puse unos zapatos descubiertos de talón alto, y como complemento tome un bolso pequeño de mano.

Cogí el coche y me acerque. Aparque a cierta distancia, por si a última hora me arrepentía y no acudía a la cita cómo ya hice en ocasiones anteriores. Trague saliva y me acerque al sitio en cuestión. Había fuera una terraza con unas pocas personas tomando bebidas y cafés, habrían 7 u ocho personas. No vi a mi cita y me dispuse a entrar dentro del bar, para ver si él estaba en el interior.

Note como me cogían el brazo peor detrás y me dijo.

  • Hola puta, pensaba que no te presentarías. Por eso estaba controlando la situación desde el coche. Vamos dentro que estaremos más cómodos.

Al entrar se dirigió a la barra y pidió un whisky para él y sin preguntarme me pidió para mí un gin-tonic.

  • Toma asiento, que ahora vengo.

Me senté en la mesa que me indicó y esperé. Al cabo de un momento se presentó con las bebidas. Y yo le dije que no me gustaba el gin-tonic, que no tomaba alcohol.

  • Mira de momento lo pruebas y ya me dices.

  • De acuerdo señor

  • Y bien cómo es que al final te has decidido presentarte. Me ha gustado que vinieses, porque vuelvo a mi país y no quería irme sin conocerte. Bebe.

  • Si señor.

Bebí un sorbo y lo encontré realmente fuerte, pero de buen gusto.

  • Y bien explícame puta, que haces, has follado con tu marido.

  • No señor, usted me lo prohibió hace dos meses y aún no me ha dado permiso.

  • Joder, ¿me has hecho caso? Debes de estar un poco necesitada de polla.

  • Um, no sé, un poco quizás.

  • Joder tía, has estado más de dos meses sin follar, y tu marido no te dice nada.

  • Sí que me dice, pero busco excusas, y …

  • Bien no importa, quiero que respondas a las preguntas que voy a hacerte.

  • De acuerdo señor.

  • ¿Cuándo perdiste la virginidad?.

  • Con mi marido, el día de la boda.

  • No me jodas. ¿Te han follado otros?

  • No señor.

  • Joder, que desperdicio de puta.

  • ¿Te ha dado por el culo?

  • No señor.

  • Joder puta, me estoy empalmado, de ver que estas casi por estrenar.

Cada vez que me llamaba puta mi excitación iba en aumento, pero yo intentaba disimularlo, y esperaba que pronto se despidiese y poder volver a mi vida normal.

El entonces se quitó el zapato y me empezó a acariciar con su pie, mi pie. Fue subiendo por la pierna hasta casi la altura de la rodilla. Entonces me dijo espatárrate. Fui una orden que me dejó descolocada y sin saber porque, como una autómata me abrí de piernas. Entonces el inició el avance de su pie, por debajo de la falda, hasta que toco con su pie, con el calcetín puesto mi coño por encima de las bragas. Sentí como una descarga eléctrica en mi interior. Entonces retiro el pie.

  • Bébete todo el gin-tonic, que te voy a buscar otro.

Obedecí y al cabo de casi nada volvió con otro, el cual me obligo a beberlo también.

Después no recuerdo exactamente, pero continuó con su interrogatorio, preguntándome por mis deseos sexuales, que el ya conocía. En un momento determinado me interpeló de nuevo.

  • Quítate las bragas puta.

  • No por favor aquí no.

  • Que te las bajes y las dejas en los tobillos.

Obedecí. Después llamo al camarero y le dijo que otra ronda de lo mismo.

  • No toques las bragas las dejas en los tobillos.

  • Por favor, me puede ver.

  • Y que, eres una puta, y te encantará la situación.

El camarero nos trajo la bebida y la dejó sobre la mesa, se fijó en que llevaba las bragas bajadas pero no dijo nada. Solo comentó que el tiempo había cambiado y que no cogiera frio. Lo dijo mirando a Nicolai y con una sonrisa en sus labios que fue correspondida con otra sonrisa por Nicolai.

Cuando terminé el tercer gin-tonic, yo estaba bastante mareada y con el coño muy mojado.

Entonces el me ordeno que le diera las bragas y me espatarrara. Se quitó el calcetín y con su pie desnudo tocó mi pierna y fue subiendo hasta alcanzar mi coño. Se entretuvo acariciando con su pie mis labios externos y la zona del clítoris. En ese momento yo estaba ya vencida y me abrí más aún de piernas.

El siguió con su avance y finalmente me introdujo su dedo gordo del pie en mi coño. Cerré los ojos y mi excitación aumentó una barbaridad. Estaba siendo follada por el pie de un hombre que era la primera vez que veía en persona.

  • Puta, estas totalmente empapada. Ahora me vas a lamer los pies.

En el local no había casi nadie y nosotros estábamos en un zona un tanto reservada., Saco el pie de mi coño y me ordeno que me arrodillara y le besara los pies. Después me ordeno abrir la boca y me metió el pie dentro, insultándome y diciéndome que era una zorra.

Pidió la cuenta y me ordeno subir a su coche.

  • Indícame por donde vamos a tu casa, que te voy a pegar una follada que nunca olvidarás.

Ya hacía rato que estaba en sus manos y le indique el camino a mi casa, rogándole que se comportara allí.

Yo sabía que al ser por la mañana en casa no habría nadie, mi marido trabaja, se va pronto de casa y no vuelve hasta tarde, y mis hijas también están fuera de casa hasta las seis de la tarde.

Al llegar a mí casa aparcamos casi delante y nos dirigimos al interior, abrí la puerta externa y cruzamos el jardín para llegar a la puerta de entrada. Abrí y entramos. Estaba totalmente en sus manos, y ya hacía rato que había perdido el control.

Ven puta me dijo. Me acerque a el. Si avisarme me cogió fuerte del pelo tirando de mi cabeza hacia atrás y me pego un morreo con lengua brutal, mientras con la otra mano manoseaba mis tetas. Para de besarme y me metió mano en el coño, que lo tenía totalmente accesible al no llevar ya bragas.

Después me ordeno llevarlo al dormitorio. Allí me desnudo toda, me quito la blusa y arrancó el sujetador, de un zarpazo me quitó la falda y quede totalmente desnuda e excepción de los zapatos. Me pego otro morreo bestial, a la vez que hundía sus dedos en mi coño.

Se abalanzó sobre mí haciéndome caer sobre la cama. Entonces el se puso de pie y coloco su móvil en una mesa cercana, para grabar mi entrega.

Me cogió de las piernas y tiró de mí hasta el borde de la cama. Entonces se bajó los pantalones y los calzoncillos. Yo le dije que se pusiese condón que no tomaba ninguna precaución. Maldijo algo que no entendí, pero se lo puso, entonces me ordeno que me espatarrara, que me iba a follar cómo nunca me habían follado y en la misma cama donde dormía con el que a partir de hoy ya era cornudo.

Vi su polla y era muy gruesa. El estaba con los pies en el suelo y tumbado sobre mí. Me dijo que suplicara polla, cosa que hice sin parar.

Me empezó a pasar la polla por el coño, sin penetrarme y creí enloquecer. Yo no paraba de rogarle que me follase. De golpe sin avisarme me metió un empujón bestial y me la hundió toda. Me moría de placer. Me follaba con una brutalidad que nunca había visto antes.

Me insultaba y me llamaba puta, cerda, y yo pedía más y más.

En este momento vino a mí mente la fantasía de ser vista por mí marido mientras me follasen y al pensar en eso mí excitación subió a límites increíbles. Mi imaginación volaba y me puse en el papel de mi marido, pensando que diría o pensaría si me viese en esa situación.

Nicolai seguía follándome brutalmente, bombeándome muy fuerte y seguiré mí relato poniéndome en el hipotético papel de mi marido.

Había olvidado unos documentos en casa y tuve que volver. Vaya rollo con lo liado que voy. Abrí la puerta y oi ruidos que venían del dormitorio. Era muy extraño, ya que a esas horas en casa no hay nadie, ya que mi mujer debía de estar en el trabajo, pero el ruido era como si alguien estuviese follando en nuestro dormitorio. Pensé que sería la chacha que nos hace trabajos, pero que a esa hora ya no había de estar. Me acerque sigilosamente por el pasillo, el cual es oscuro y al haber luz en la habitación no podían verme. Entonces vi s un tipo bastante grande y gordo que estaba follando a una mujer. De repente me di cuenta que era mi mujer y que ese tipo la estaba follando en nuestra cama. La bombeaba con una fuerza increíble y ella gemía como una puta y pedía más. En ese momento se me cayo el mundo encima, no se está preparado para ver al amor te tu vida y madre de tus hijas en ese tipo de situación.

Lo más extraño es que pese a mi humillación, tuve una erección bestial, y me quede absorto mirando la escena. El tipo la llamaba hija puta, le decía, me has dado plantón un montón de veces, lo que te habrás reído dejándome tirado varias veces y yo esperando como un tonto, verdad puta le decía, pero ahora te tengo ensartada puta, ya no te ríes, ahora solo gimes. Dime puta te folla así el cornudo de tu marido dime puta.

Mi mujer estaba gimiendo y no se las veces que orgasmo. A media follada el tipo le saco la polla, y dejo a mi mujer con unas ganas de continuar que no podía. El tipo le ordeno que suplicara polla. Y ver a mi mujer suplicando polla fue aún más humillante. Si no hubiese tenido miedo de que me hubiesen visto u oído me hubiese masturbado allí mismo, pero no lo hice.

Mi mujer no paraba de suplicar que la follase.

Entonces el tipo se quitó el condón y se lo metió en la boca a mi mujer, y le dijo que solo seguiría a pelo. Esas palabras aun me excitaron más.

Mi mujer decía que no podía ser, que se pusiese el condón. Pero el tipo le decía que la decisión era suya. Entonces empezó a masajear con su polla el coño de mi mujer sin metérsela. Ella suplicaba que la follase con condón, hasta que no pudo más, y le dijo que la follase a pelo. El tipo se lo hizo pedir varias veces hasta que de golpe se la metió hasta el fondo y volvió de nuevo a un bombeo frenético. Estuvo follándola así unos cinco minutos. Después cambió le daba estocadas secas y se quedaba dentro unos tres segundos y la volvía a dar una estocada en el coño. Estuvo así bastante rato, quizás otros cinco minutos. Después el tipo gruñó mientras le daba un mete saca brutal. Se estaba corriendo dentro del coño de mí mujer. Estuvo gimiendo y dándole estocadas fuertes durante unos diez minutos, ahora que entre estocada y estocada, se quedaba dentro de ella unos diez segundos o más moviendo ligeramente el culo, y se notaba como se le movían los huevos. La estaba inseminando sin piedad, yo crei volverme loco, tenía la polla a estallar.

Cuando hubo terminado se quedó encima de ella moviéndose ligeramente bastante rato.

Después se incorporó y la ordeno que le chupara la polla.

En precaución de que no me viesen me fui. Paré en la primera gasolinera que encontré, entre en los WC y me masturbé pensando en lo que había visto.

Después de darme esa increíble follada Nicolai me ordeno que le limpiase la polla con la boca. Se acostó en la cama y me ordeno que se la mamase. Se la limpié toda y tragándome los restos de su corrida, tal como el me ordeno. Notaba como me resbalaba por mis piernas el semen que me salía del coño. En ese momento tuve un sentimiento de culpa y un gran remordimiento, pero no podía dejar de mamarle la polla.

Poco a poco volvió a ponérsela dura, y paso de yo mamársela a el que me follaba la boca. En esos momentos era un poco violento, me daban arcadas, ya que me metía la polla hasta la garganta.

Quieres más puta, me dijo, y sin esperar respuesta me dio la vuelta y me puso encima de la cama cara abajo.

  • ¿Te han dado por el culo puta?

  • No señor. Mi marido me lo pidió, pero no pudimos que me dolia.

  • Eso tiene arreglo puta. Deseo tu culo, te lo voy a petar.

  • Por favor señor no me haga daño.

  • No te preocupes zorra no te dolerá.

Cogió con sus manos resto de la corrida de mi coño y untó mi culo, después me hizo limpiarle los dedos de la mano con la boca.

Abrió mis nalgas y puso su polla en la entrada de mi esfínter, apretó un poco y paro. Entonces me ordeno que le pidiera que me sodomizara. Yo tenía mucho miedo, pero le dije que me diese por el culo, que era su puta y podía hacerlo.

Empezó a presionar con su capullo en mi culo y creo que me metió la punta. Me dolía bastante y le dije que me dolía.

El decía que si que era virgen porque lo tenía muy apretadito y que me lo iba a petar cuando yo se lo pidiese, y que relajase mi esfínter.

De repente sin previo aviso me la metió de golpe. Me entro casi toda y el dolor fue muy intenso. Grité de dolor, pero eso aún le excitaba más. Me tiraba del pelo muy fuerte, mientras me sodomizaba, cada vez más profundamente, yo estaba desenado que se corriese, ya que me dolía mucho. De todas maneras como ya se había corrido antes, tardo mucho en correrse, me estuvo follando el culo y tirando del pelo durante una eternidad. Después me dejo el pelo y con sus manos desde atrás, a la vez que me sodomizaba, me metió los dedos en mi coño masturbándome. Me llevó al límite del placer y de dolor a la vez, y me corrí. Cuando terminó dentro de mi culo, me la sacó y me dio una zurra en las nalgas. Se quedó al lado descansando y yo también exhausta.

Al cabo de 15 minutos me dijo que se iba pero que tendría noticias suyas. Me dijo que me iba a dar su despedida especial. Me puso tumbada boca arriba. Él se puso de pie en la cama y me ordeno que abriese la boca, y seguidamente empezó a mearme. Me hizo tragar parte de su meada y casi vomito. Me regó toda, así como también la cama.

Después se vistió y se fue dejándome en mi cama toda meada, con el coño lleno de semen y el culo roto.

Me apresure a arreglar todo para no dejar evidencias de lo que había pasado, me cure el culo como pude y me fui a dar una vuelta. Estaba fuera de mí y no sabía qué hacer.

Por una parte estaba arrepentida por haber sido infiel a mi marido. Por otra tenía miedo de lo que podía hacer Nicolai con la grabación y por lo irresponsable que había sido y por si me había preñado. Y por otra estaba satisfecha pues me habían dado la mejor follada de mí vida.