Final sin Retorno 17 - Final
Un último engaño será revelado... Pero creo que no será tan malo conocerlo. Finaliza así una historia tan dura de leerla y sentirla como de también de escribirla. Gracias Totales...
Nunca podría dejar de amarla, nunca dejaré de hacerlo, ni aunque la garra del dragón que sella mi piel se vuelva real y destroce mi cuerpo ni si el nombre de Lixue grabado a fuego se convirtiera en llagas. Nunca amaría a nadie más, ya que nada de lo que hice podría haberlo hecho si no tuviera la necesidad de poder mirarla a los ojos nuevamente y decirle cuanto la quiero, que por ella estaba curado, que ya no se preocupara de mis celos, de mis dudas, ni de mis ataques de ira ya que nunca más ocurrirían ni con ella ni con nadie.
Pero todo estaba dicho y me dispuse a marcharme apenado, abatido y con una profunda tristeza, desolado por la pena, pero con plena consciencia y convicción de que había logrado mi objetivo de mostrarme como soy finalmente sabiendo que ella ya no me querría a su lado, pero de pronto su mano me sostuvo un segundo antes de comenzar mi marcha con la intención de dejarlo todo atrás. Al notar como su mano sujetaba la mía, el corazón paró su rítmico latido, mis pulmones dejaron de expandirse con la entrada de aire, mi garganta cerró de golpe ante el paso de cualquier cosa, regresé mi vista y la miré directo a los ojos, aquellos preciosos ojos que tanto amor me habían dado tiempo atrás, esos ojos que ahora estaban cubiertos de lágrimas y miré esa rostro que con una sonrisa algo forzada me miraba nuevamente. Pese a lo mal que lo estaba pasando, estaba preciosa, como nunca la había visto. Miré a Susana y su mirada era de rencor, dolor, rabia, miedo... la entendía, todo lo que ella había trabajado e ideado no dio su fruto como consecuencia de la intervención de Lixue, Susana había fallado al tratar mí mal, pero al final me había curado y para mí eso era lo importante.
_Has hecho tantas estupideces Esteban que no sé qué decirte pero al final no tiene ningún valor mi decisión sino la de Cristina.
¿Pero qué decisión podía ella tomar que ya no lo hubiera hecho? Seguramente me debería odiar por haberla hecho esperar tanto tiempo para al final decirle que el hombre que amó alguna vez ya no era ni sombra de lo que había conocido. Que ya no tiene nada que ofrecerle, que la dejaba por amor, para que ella pudiera rehacer su vida con otro hombre, con alguien que le pueda dar una familia como la que ella siempre quiso. Estaba de pie, ahí, en medio del salón y dispuesto a salir. Ya todo estaba dicho y ella seguro que estará mucho mejor con Julio, el padre de su hijo.
_No te atrevas a irte -, dijo Cristina con fuerza y determinación, mientras sujetaba mi mano y recomponía su semblante, tomando fuerzas de no sé dónde y dirigiendo sus palabras con toda la firmeza que la conocía aunque con mucho amor - Ya te marchaste un día y nada se ha arreglado, no me abandones ahora. Escúchame bien lo que voy a preguntarte y quiero que desde lo más profundo de ti, desde el fondo de tu corazón, me contestes… ¿aún me amas?
_Claro que te amo, hoy más que nunca.
_¿Crees que puedes mirarme otra vez con esos ojos de amor con los que tomaste el avión la última vez que te fuiste?
_Nunca he dejado de amarte, ¡cómo he de tener ojos diferentes para contigo!
_¿Crees que podrás aceptar a mi hijo? ¿Aceptarías a un hijo que no es tuyo? ¿Lo criarías como tuyo y le darías el amor que tanto necesitará?
_No… te aceptaría a ti, y junto a ti todo lo que provenga de ti. Si él viene contigo, será bienvenido.
_¿Confiarás en mí nuevamente? ¿Aceptarás mis aciertos y mis errores y me recibirás en tu cama conociendo el rostro de quien alguna vez fue mi amante?
_Te aceptaría aun mirándolo a la cara. Te aceptaría sabiendo que tu cuerpo ha estado en la cama junto a otro, te acepto sabiendo que disfrutaste de ello y no te juzgo por eso, porque te conozco y confío en ti. No te acepto como mía porque nunca lo has sido ni lo serás, más te rogaría que seas mi compañera en este viaje que llamamos vida, para que juntos la vivamos y la disfrutemos.
_¿Compartirías mi cama con la misma pasión que antes? ¿O crees que te atormentarán los demonios de saber que he estado en otros brazos?
_No, se terminaron los tormentos, la ira, la duda y la desolación, los celos murieron, como lo hizo el dolor. No te amaría con la misma pasión… la renovaría en nuestra cama, engrandeciéndola para ti, cada día y cada noche de hoy en adelante, hasta que la muerte nos separe... hasta que te lleve lejos y a mí junto a ti.
_¿Verías nuevamente a Lixue?
_No podría, ella murió junto a la marca de fuego que hizo en su pecho... Ahora su hija que lleva su mismo nombre es el único rostro que me la recordaría, pero ella desconoce los detalles de lo que sucedió con su madre, eso ya solo los sabemos nosotros tres.
_Entonces vuelve a mí, vuelve a mi lado mi amor… Perdóna mis errores y mis torpezas… pero vuelve conmigo…
Las lágrimas de Cristina mostraron algo que no había visto hacía mucho tiempo... Una sonrisa suya iluminaba aún más sus ojos llenos de lágrimas, ya no eran de temor, ni de dolor o angustia... pude ver esperanza… pero ahora venía la parte en la que ella deberá aceptarme a mí, ¿Ahora ella me perdonaría por mis errores?
_¿Y tú? ¿Me aceptarías sabiendo que no podré tener jamás hijos contigo?
_Te tengo a ti y nuestro hijo será tu sangre, así como yo seré la tuya. Será nuestro hijo y lo presentaremos frente a todos como tal y no dudaré en arrancar a cualquiera los ojos si acaso llegara a dudarlo…
_¿Me aceptarías en tu cama mientras miras en mi pecho el nombre de mi mejor amante?
_Disfrutaré de lo que te enseñó y agradeceré por el nuevo hombre que forjó en ti. Pero te aseguro que al final de tus días, cuando la muerte esté lista para separarnos, te preguntaré el nombre de tu mejor amante... y te aseguro que ese nombre, será el mío.
_¿Dejarías todo a un lado y te marcharías conmigo?
_Dejaría hasta mi vida si fuera necesario para poder seguir contigo, si me permites compartir mi vida con la tuya.
_¿Perdonarás todos mis errores pasados y mis celos antiguos?
_El hombre nuevo que eres ya ha sufrido por ellos y se ha ganado más que un perdón, mi admiración por la forma de vencerlos.
_¿Aceptarás irte conmigo al fin del mundo?
_Iré contigo un metro más allá si me llevas de la mano.
Estiré mi mano y tomé la suya, un abrazo nos fundió nuevamente hasta poder sentir el placer de saberla junto a mí. Nos despedimos de Susana, bajamos callados, arropados por el silencio que sólo era roto por la fuerza de nuestra pisadas, el murmullo de nuestro aliento y el fuerte latir de nuestro corazón, apenas si unidos por la mano, íbamos mostrando al mundo nuestra nueva alianza, ahora ya nada podrá separarnos.
Miré y acaricié su rostro con mis ojos, con mis dedos, con mis besos, tan pronto entramos en la casa , que volvía a ser la nuestra, a pesar de haber vivido tantas cosas diferentes. Los nervios de Cristina iban en aumento, ¿podría volver conmigo o solo eran palabras lo que se habían dicho?
La miré, me miró, me vio completamente desnudo, en cuerpo y alma, estaba dispuesto a recuperarla nuevamente aunque en ello se me fuera la vida y creo que ella estaba lista para intentar regresar junto a mí aunque le cueste su cordura. Ya en nuestra habitación, nos desnudamos en silencio pero con ansiedad, sabíamos que de volver a estar juntos esto era lo que necesitábamos, si queríamos volver a ser una pareja esto era lo que debíamos hacer, teníamos que reconocernos otra vez, volver a ser lo que siempre habíamos sido.
_¡Eres tan bella! - pensé al verla desnuda después de tanto tiempo - Tal vez más de lo que recuerdo si eso es posible.
_El tatuaje es enorme... – dijo mientras lo miraba; las garras clavadas en mi pecho, junto con los símbolos en chino que indicaban el nombre de Lixue- Debió dolerte mucho…
Esa noche dejé a un lado todo lo que había aprendido con mi maestra, ya habría tiempo de practicar todo lo que me enseño, ahora quise dejar todo atrás y volver a estar junto a mi esposa como siempre lo había hecho, como si no hubiera pasado el tiempo; ella acarició mi pelo, mi espalda, mis piernas mientras yo acariciaba su rostro, sus pechos, sus caderas. Tantas veces habíamos hecho el amor pero en ese momento no recordaba como iniciar, esta vez me empezaba a resultar memorable sin apenas habernos tocado...
Nos recostamos en nuestra cama, aquella que nunca había sido compartida con nadie más, después de tanto tiempo nuestras bocas se juntaron como hacía meses que no lo hacían; nos besamos con dulzura al inicio, con cierto recelo pero luego fue con pasión desenfrenada, buscándonos y sintiéndonos como nunca antes lo habíamos hecho, al final con furia, con desatada locura nos comimos a besos como si no hubiera mañana para despertar. Si hemos de borrar otros cuerpos de nuestra piel, lo debíamos hacer así; liberaríamos los fantasmas que hace apenas unas horas habían intentado separarnos, ahora los ahogábamos entre suspiros y gemidos de placer, los espantaríamos gozando de nosotros, de nuestros cuerpos y de nuestra felicidad.
Me entregué nuevamente, como hacía meses que no había podido hacerlo; estuve con ella mientras nuestros cuerpos se fundieron, estuve en su cuerpo y en su corazón. Me sentí dichoso, me sentí vivo y entonces la vi. Vi en ella el placer que le propiciaba propinaba mi cuerpo, pero más que eso la que le proporcionaba mi presencia, la sentí muy junto a mí, sentí su corazón junto al mío y su alma en mi cuerpo. Al fin... al fin estaba conmigo y jamás nos separaríamos.
Esa noche no follamos, no... Esa noche después de tantas horas en camas diferentes hicimos el amor, como la pareja que siempre fuimos y como nuestra vida juntos nos había enseñado a hacerlo. No descansamos durante toda la noche, limpiamos nuestros cuerpos del sabor de otros cuerpos, los limpiamos con pasión y entrega, sin egoísmo y sin guardarnos nada, sin mezquindad, sin miedos y sin rencores. Disfrutamos como hacía mucho no lo hacíamos y al final nos reconocimos, podíamos seguir adelante a pesar de todo.
Al día siguiente fuimos al hotel a por mis cosas, volvía a mi casa, volvía a mi hogar, volvía con ella. Por la mañana tuvimos la visita de una Susana donde pese a sus reticencias y desazón se alegró de vernos juntos, de sentirnos unidos nuevamente. La maldije por el dolor... y le agradecí por su paciencia y le aseguré que jamás volvería a un tratamiento con ella.
Hablamos de tantas cosas que habían quedado pendientes. Mi trabajo, lo había dejado y había comprado un pequeño hotel en una playa del Caribe con las regalías que había ganado y me hubiera marchado allá dos días después de nuestra reconciliación, si no fuera porque mi esposa estaba embarazada y debíamos cuidar de nuestro hijo.
Más las cosas no siempre salieron como hubiéramos querido, una semana más tarde un eco nos anunció que el embrión no pudo seguir adelante; no hubo razón, no hubo motivos, la naturaleza es sabia nos indicó el doctor, cuando existe algo que no es viable, ella misma se encarga de limpiarla. Tal vez hubiéramos sido una familia de no ser por eso, pero decidimos que a pesar de ello debíamos seguir adelante, que seguro nos podríamos recomponer.
Y las sorpresas vinieron, casi un año más tarde fuimos a visitar a Lixue y Enlai, ellos estaban en una ciudad costera, estaban trabajando mucho pero contentos porque consideraban que su vida en el país estaría segura. Me alegró saber de ella, aunque la sombra de su madre aún estaba presente. Fue ella quien me propuso entrenar mi cuerpo y mi mente a cambio de ayudar a su hija y desechar su petición para convertirse en mi amante, nadie sabría los detalles de todo el entrenamiento, siempre y cuando ambos cumplamos con nuestro trato, yo llevaría a su hija y su novio a mi país y ella me liberaría finalmente de mis perniciosos celos... Ambos cumplimos.
Justo cuando estábamos en la playa, Lixue miró mi tatuaje... Lo reconoció igual al que su madre llevaba desde cuando ella era niña, la poderosa garra del dragón que atrapaba nuestra carne, explicándonos finalmente su significado.
_Es una garra pero no para detenerte o atraparte. El dragón está rescatándote, tomándote en vuelo mientras caes al abismo, te ayuda a seguir adelante llevándote a sitio seguro, lo hace a pesar de que igualmente te lastima, pero al final es él quien te salva, quien te libera y regenera creando una nueva persona, así me lo explicó mi madre cuando yo se lo pregunté hace muchos años. Pero veo que tú además te has tatuado el nombre de Chiro o Ciro, como puedas pronunciarlo...
_Yo pensé que decía otra cosa... - dije sorprendido, mientras nos mirábamos uno al otro con Cristina - Tu madre misma fue quien hizo el tatuaje.
_Es una marca directa al corazón, no se ve como un tatuaje más, el dolor que genera es terrible, y por tanto se lo hace porque es un símbolo que nace desde tu corazón hasta tu piel; se entiende que la dirección es diferente porque está hecho con fuego y no con tinta como la garra que si viene de fuera y lo que dice… Chiro... pues se traduce como Cristiano, en este caso creo que mi madre realmente lo que quiso poner era otra cosa, creo saber que quiso poner… Cristina.
Imagino que al final ella me conoció más de lo que yo mismo pensaba, reconoció en mi algo que ni yo mismo creía tener. Ella supo siempre que volvería con Cristina, que era mi destino y a pesar de lo que ella pudo hacer para salvarme de mis miedos, nunca pudo arrancármela del corazón. Lixue ya supo que volveríamos a estar juntos, supongo ella quiso que mi esposa también tenga un motivo por el que luchar por mí y aceptarme así como soy ahora.
Lixue me mintió, claro que sí, en todo y en nada. Ni su nombre estaba en mi corazón ni mi fertilidad había sufrido cambio alguno, ella solo me dio la fuerza, la energía para cambiar mi destino, el ánimo y el impulso para empezar una nueva vida, la estabilidad y el equilibrio para superar mis miedos y mi inseguridad… todo para seguir adelante junto a la mujer que yo siempre he amado y que nunca pudo quitar de mi corazón.
ELLA, Cristina, cuyo nombre se marca en mi pecho es quien me ve a los ojos en la playa, al otro lado de la fogata que habíamos prendido, ELLA que desde hace poco me dio una noticia que no creíamos posible, ELLA que mientras escucha el sonido del mar sujeta su vientre y me observa con amor, un amor que es más que correspondido, mientras la veo sujetando nuestro hijo y mirándome a los ojos sabiendo que había llegado el final de nuestra historia de celos y dolor… UN FINAL SIN RETORNO.