Final sin Retorno 16
Mi historia llega al final, ahora ya no queda nada mas por decirnos... ¿O tal vez?
No lo sé Esteban… no lo sé… Supongo que no sabría responderte a eso, pero creo que aunque muriera de pena y desconsuelo, no sería capaz de abortar o peor aún abandonar a mi hijo, por mucho que no lo hubiera planificado… Lo criaría sola, porque con Julio de ningún modo volveré a contar, lo que si te aseguro es que jamás me perdonaría perderte y te afirmo que abandonaría lo demás, absolutamente todo… todo lo dejaría por ti, pero no me pidas que aborte o peor abandone a mi hijo porque eso no podría hacerlo nunca…
_Suponía que contestarías algo así, no esperaba algo menos de ti, me alegro que aún creo conocerte. Tú has sido siempre una mujer muy sincera e integra en tus ideas, eso es algo que siempre he admirado, por lo que no me sorprende que quisieras permanecer junto a tu hijo, aunque no ames al padre.
_Bueno, desde este momento no quiero ni pretendo que esto sea un monólogo, quiero decirte y que me digas lo que sientes porque si hemos de resolver lo nuestro, aunque terminemos por caminos diferentes, te necesito aquí, junto a mi…
Iniciaré esta última parte diciendo que nuevamente te vi en el estacionamiento, mientras estabas con él; nuevamente te vi ofrecerte a sus deseos y no me importó porque esperaba que él te hubiera dado lo que yo nunca te di, pero ahora pienso que tal vez me equivoqué, tal vez debí ir y arrancarte de sus brazos, haberte dado un beso y un abrazo tan grande que nos hubiera llevado a olvidar todo lo pasado, pero no tuve ni la fuerza ni el aliento necesario para tratar de volver contigo.
_Pensé en ese momento que ya todo estaba perdido, que no tenía más remedio que dejarte marchar… Si me preguntas qué sentí, no sabría explicártelo, no tuve rabia ni miedo ni cólera, no me sentía indignado, no estaba enfadado ni molesto… sabía que no tenía nada que ofrecerte para seguir contigo y tenía que dejarte ir, no podía pretender el retenerte si quería que fueras feliz, pero me dolió verte, me dolió que prefirieras estar con él aunque para serte sincero te entendí por haberlo elegido. Te vi tan feliz, sentí envidia de que te sintieras afortunada junto a él y en un ambiente que jamás sería el mío, no lo fue antes y ahora mucho menos, tú en cambio te encontrabas radiante siendo admirada y deseada y creo que con orgullo me mostrabas esa mujer que había perdido por mis incomprensibles y malditos celos.
_Yo nunca quise herirte, yo nunca pretendí hacerte daño, me sorprendió verte… - dijo limpiándose las lágrimas Cristina mientras entre sus manos un vaso de agua temblaba lentamente – Me sorprendí de la persona que encontré. Me dio miedo, Esteban, me estremecí al ver el hombre en el que te habías convertido y sentí terror… terror de que me rechazaras esa noche si en medio de todos salía corriendo hacia ti e intentaba lanzarme a tus brazos.
_Si lo hubieras hecho, tal vez esta conversación no hubiera sido necesaria porque te habría acogido con tanta fuerza que nos hubiera costado separarnos y el bebé que llevas en tu vientre sería el nuestro… - no fue mi intención pero la herí, clavé una puñalada tan profunda que seguro que atravesó su corazón, pero era lo que sentía en ese momento y ya no estaba para guardarme nada – pero en eso no he de culparte solo a ti porque yo tampoco tuve el valor para buscarte y lanzarme a los tuyos aunque me hubiera tenido que pelear con Julio y cien más, y eso por mi convencimiento de que te había perdido…
_Suspiré por un momento y recuperé fuerzas, mientras algunas lágrimas caían al suelo, unas pocas controladas por un pañuelo de Susana y otras muchas más de Cristina se deslizaban hasta sus pies sin encontrar ninguna barrera.
_Quiero continuar diciendo que Lixue me había servido de maestra en esta dura tarea de reconocerme, aprender a comprenderme, de aceptarme. Me había liberado de miedos, de indecisiones, de inseguridades… y me había dado armas para enfrentar una vida muy diferente a como yo entendía y vivía la mía. Pero no me había enseñado a tratar con el dolor y esa fue su última lección, me preparó para conocer el dolor tanto físico como espiritual; me hizo sufrir y me enseñó a no temerle, a desterrar de mi filosofía de vida el terror, el pánico, la angustia, la ansiedad y la desesperación... me enseñó a liberarme de todo ello.
_Me enseñó que el dolor espiritual se debía a mis apegos y a mis miedos, ya había superado muchos pero muchos eran los que aún habría que superar. Me enfrentó con mis errores, mis necedades y desaciertos, me mostró mis desequilibrios e inseguridades… principalmente en mi relación contigo, hizo que me diera cuenta de lo ruin y miserable que podía haber sido y de cuánto dolor te había causado. Me hizo ponerme en tu piel y enfrentarme a todas los cuestionamientos que yo mismo te hacía y me di cuenta de cuánto dolor pude causar con mi locura, mis acciones y mi descontrol, porque hasta ese momento no fui consciente de ello, me enseño lo que realmente era el dolor.
_Para ello, Lixue marcó mi cuerpo con sangre, me enseñó a amar al dolor, qué extraño ¿verdad? En el sillón de un lúgubre lugar, sentado en una silla de tatuador me enfrentó al miedo de lo desconocido, puso frente a frente el dolor por lastimar mi piel y al placer que se puede llegar a sentir a pesar de este mismo dolor o tal vez por su causa, me mostró como todo puede brindarse en un mismo momento, el inmenso poder de la mente. Desnuda y sentada a horcajadas sobre mí, empezamos la más larga y sangrienta relación sexual que había tenido en mi vida; Lixue cabalgó sobre mi sin interrupción durante las horas que duró la creación de mi tatuaje, mi sexo estaba siendo preparado o digamos entrenado para soportar ese tiempo, el tiempo que yo, como dueño de mi cuerpo necesitara en cada momento pero jamás había puesto a prueba mi concentración con dolor de por medio. Ella, minuto a minuto, me dio fuerza, vigor… la energía necesaria para seguir, me dio las herramientas para poder desligar mi cuerpo y mi mente del dolor que podía sentir y del placer que podía gozar, me repetía como un mantra que ahora ya nada podría lastimarme sin que al menos yo pueda oponerme, eso lo gravó en mi mente y en mi cuerpo.
_Mientras estaba ahí sentado con Lixue en mi regazo, dos hábiles artistas comenzaron a dibujar con finas agujas el hermoso tatuaje que ahora decora mi piel, una garra de dragón se muestra en mi hombro y pecho representando como sus garras se incrustan en la piel, desgarrándola, lastimándola... marcándola. Durante dos sesiones de cuatro horas tuve que soportar el dolor de ver sellar mi piel, ocho horas tuve que soportar el dolor de mi verga totalmente erecta mientras penetraba suavemente la carne de Lixue, ocho horas la escuché hablar de forma reiterativa del mucho daño que te había hecho y del mucho dolor que te causaría si seguía con mis dudas y mis celos y de todo el dolor que yo mismo me causaba por no ser libre de ellos. Me dijo que el dolor de mantenerte a mi lado sería mucho peor que el que sentía en ese momento, que me liberara, que no permitiera que ese apego hacia ti me vuelva al dolor de sentirme indefenso a tu lado, que abandone toda esperanza de seguir contigo porque lo único que conseguiremos será eso, dolor, un terrible dolor… En ese momento me dio a beber algo para aplacar mi mente, mi razón y dejar que mi cuerpo sienta el dolor y el placer pero liberando mi entendimiento de todas las ataduras que me sostenían, me dio a beber algo que hizo aflorar la verdad en mi boca, una verdad que incluso yo desconocía.
_Al final, un fuerte orgasmo invadió mi cuerpo, fue justo al escuchar a Lixue que habían terminado y que ya podía descansar. Estaba claro que ella podría haber aguantado mucho más, su control era mucho mejor que el poco que yo había aprendido hasta ese día, por algo ella era mi maestra, era capaz de dirigir mi mundo y mi cordura. En ese momento me preguntó si ¿Aún pensaba que podía volver contigo? La verdad inundó mi boca y le contesté que sí, que lucharía por ti, que no todo estaba perdido y que si me dabas una oportunidad podría hacerte feliz, que jamás tendría ni dudas ni desconfianza ni celos de ti, ni de nada de lo que pudiera pasar, que confiaría en ti ciegamente, por encima de todas las cosas.
_Me llamó idiota, ridículo, soberbio, arrogante, estúpido... que aún esperaba volver a ti cuando lo que debía ofrecerle era algo mejor... Así como con el tratamiento que tuvimos, tampoco superé su última prueba y aunque yo pensaba que mis apegos habían desaparecido, ella me descubrió nuevamente. Supo que aún te amo y que rogaba al cielo por volver contigo algún día, en algún momento... Sabía que el dolor era abrumador, angustioso… pero a pesar de ello, Lixue no desistió de su empeño, de que yo perdiese toda esperanza de volver contigo. Ella estaba enfocada en sacarte de mí corazón, el amor que te tenía debía arrancarlo, esa era su misión, su compromiso... Pero no lo logró, jamás pudo robarme eso. Pero no se resignó, era una mujer con mucha fuerza y decisión, un fuerte carácter que al ver como su compromiso estaba en juego decidió emplear su última arma.
_Me dijo que mis celos podían desaparecer si en verdad dejaba de venerarte, si al fin dejaba de amarte. Y en mi locura, lo comprendí... Tenía que romper contigo, dejarte ir de mi mente y de mi corazón, era la única forma de que mis celos ya no nos afectaran... Pero cómo romper con lo único importante que había en mi vida, eras mi vida, eres mi vida. No podía, en ese mundo de lo absurdo mi sensatez luchó a brazo partido con mi demencia, pensé que nunca podría dejar de amarte y tampoco de sentir celos.
_Lixue me abofeteó, sacudió mi cuerpo y mis principios... me dijo que había perdido su tiempo conmigo. Me golpeó y empujó con sus manos y me echo del lugar. Sentí que jamás podría volver contigo, libre de todo aquello que había sido tan dañino. Supliqué, le pedí que me ayudara, que me liberara... Le rogué que me diera la forma de librarme de ti y liberarme de mi, de romper con tu amor. Lo meditó y lo resolvió. Ella sabía que yo nunca dejaría de amarte y decidió que la única esperanza para alcanzar esa liberación sería que tú ya no me amaras a mí, que fueras tú quien decidiera dejarme.
_Me pidió que le contara que haría cuando estuviera nuevamente a tu lado. Yo le conté que quería volver a conquistarte, recuperar tu amor, rescatarnos de ese infierno en el que habíamos caído, recobrar la libertar que en un momento nos hizo grandes, que lucharía por ti nuevamente hasta que te des cuenta que estar a mi lado es lo mejor para los dos, que no descansaría hasta hacerte saber que te amaba con toda mi alma y que en mi libertad tú recuperarías la tuya, te pediría que fueras mi compañera en el viaje a un mundo hacia la eternidad. Y claro, mis deseos me descubrieron, le dieron las armas que necesitaba para que puedas liberarte de mí.
_Finalmente me preguntó que si al final de mi esfuerzo tú aceptabas volver conmigo, qué haría... Dije que esperaba ser feliz, hacerte inmensamente feliz, tener una familia y vivir juntos hasta el fin de nuestros días. Y justo ahí encontró lo que buscaba. Me recalcó que si de veras quería dejarte atrás debía romper con algo que te ofrecería para encontrar esa felicidad. Ella ya sabía que yo jamás dejaría de amarte y jamás hubiera querido que no seas feliz, por lo que aprovechando que mi mente aún estaba afectada por el liquido aquel, me convenció para romper con todo, me dijo que lo que debía es perder la única cosa que podría ofrecerte, y me pidió permiso para arrancar eso de mi cuerpo; y yo, en mi mente enferma por su locura, su desesperación y confundida se lo di...
_A la mañana siguiente, dos semanas antes de volver, desperté en un cuarto de hospital, ella había hecho los trámites sin que yo fuera consciente, de lo que supondría mi estancia allí . Cuando al final me recuperé de la anestesia me indicó lo qué había sucedido en aquel quirófano… me habían esterilizado, había dejado de ser fértil de forma definitiva, de manera que yo jamás podría tener hijos. Al fin Lixue me negó cualquier esperanza de tener una familia contigo, por lo que con toda la crudeza, con toda la crueldad del mundo dijo que también me liberó del amor que tú me pudieras tener... Me liberó de la posibilidad de que vuelvas conmigo... Todo esto porque no pudo liberarme a mí… Mató toda la posibilidad de que tú me vuelvas a amar…
Miré directamente a Cristina, sus ojos estaban clavados en mí, su rostro reflejaba una incredulidad difícil de describir por todo lo que acababa de oír. De pronto pude ver cómo sus ojos se inundaron con lágrimas de lo más profundo de su corazón. Sentí lastima de mí mismo, la sentí por los dos, quise morir ese minuto con tal de no verla así... Pero debía continuar, aún quedaban cosas que decir y una última prueba que yo debía pasar...
_Tras mi vasectomía en el hospital de la ciudad, volví junto a Lixue... esta vez entendí lo que me dijo, al final había hecho algo que tú jamás me perdonarías, había roto cualquier lazo de futuro que pudieras tener contigo... ¿Qué puedo ofrecerte ahora?... ¿Un matrimonio, tal vez una familia? No… ¿Cómo podría llegar a hacerte feliz? tú siempre habías soñado con tener una familia, tener muchos niños en casa y poder verlos crecer y jugar con ellos. Ahora no tengo forma de que puedas volver junto a mí, ya no quedaba nada… y esa nada, esa carencia fue lo que llenó mi corazón de una paz tan grande que acepté su última prueba para al final tratar de matar cualquier esperanza contigo.
_Lixue me dijo que ya no hay esperanza de volver contigo, aunque yo no dejaría de pensar en ti, de sentirte tan presente como si te tuviera frente a mí, de amarte cada día más, por lo que me dijo que ahora debía marcar mi corazón con otro nombre para que cuando yo lo vea y tú lo veas, sepas que al menos en la superficie ya no te pertenecía. Si existiera alguna esperanza de que vuelvas conmigo ella se encargaría de matarlo, grabaría en mi corazón el nombre de otra mujer para que tú te avergüences de mi cuando me veas desnudo, seguro que así ya no podrías ni siquiera mirarme a los ojos nuevamente.
_Y grabó a fuego su propio nombre sobre las garras del dragón que estaba tatuado en mi hombro, con símbolos chinos hechos de hierro candente cerró sobre mi piel el nombre de mi maestra, de manera que cada vez que me viera en un espejo recuerde todo lo que había vivido junto a ella con el fin de superar mis miedos y buscar mi felicidad, pero ahora ya lejos de ti.
_Con esto selló su trato, un acuerdo que la llevó a grabarse ella también mi nombre en su hombro, en el mismo lugar donde una garra de dragón se clavaba directamente en su pecho en un tatuaje que se había hecho hace muchos años para liberarse de un amor que también la marcó para siempre… Este fue el final de su compromiso, me brindó su ayuda y yo la mía. Nada más quedaba entre nosotros. Ella me dejo solo y libre al fin.
Mis lágrimas también cayeron, no por el dolor al que ahora era inmune tras tantas lágrimas como derramé, no de temor ni de ira porque ya no la tenía, el miedo, la duda, los celos… huyeron de mi mente y de mi cuerpo... las lágrimas cayeron por la lástima y la pena de mí mismo, por haber tenido que llegar a algo tan terrible para poderla ver feliz, aunque ya no sea junto a mí; lo tuve todo a su lado y todo lo perdí. Ahora ya nada quedaba, más que irme y dejarla en paz, junto al hijo que tal vez pueda hacer entrar en razón a Julio y lo vuelva un padre entrañable y tierno.
Me levanté de aquel sillón, derrotado pero sereno aunque por dentro un nudo presionara mi garganta, ya no había nada más que decir. Todo lo que habíamos tenido en algún momento se había perdido debido a mis errores, era consciente desde antes de entrar en este departamento, antes de comenzar esta reunión y por eso no tenía miedo. Desde que subí al avión antes de venir a verla ya lo sabía, lo confirmé cuando la vi nuevamente en aquella fiesta cuando otro hombre ocupaba mi lugar y aunque no quise admitirlo me alegré por ello, porque ya no sentí celos de ella porque al fin ya la había perdido unas semanas atrás... ahora ya solo me llevo el amor de Cristina y la intención de dejar todo y venir conmigo, aunque yo sé que eso nunca podrá ser…