Final sin Retorno 07
Una vuelta más de tuerca, Cristina acepta volver a ser modelo de ropa intima, pero el tratamiento está siendo efectivo, y ahora si puedo evidenciar verdaderos progresos... o acaso necesitaré algo más.
Tras este doloroso fin de semana, y nuevamente con el dichoso aparato entre mis piernas, la vida entre nosotros comenzaba a ser normal nuevamente; incluso algo mejor porque ya no estaba completamente a la sombra de mi esposa ni en lo que hacía ni en como vestía, me dejaba llevar por un sin número de cosas que antes no las había podido disfrutar con ella. Por ejemplo pude caminar por la calle al lado de una hermosa mujer sin que me cause un trastorno todos los hombres que se fijaban en ella pero ahora ya me dedicaba a disfrutar de estar sujeta a mi brazo, sin que me importara lo que el resto pensara. Claro que al principio fue algo difícil, pero era solo cuestión de dedicarme a disfrutar de su compañía antes que pensar en el resto.
Algo que también note y que antes creo no me daba cuenta por estar pendiente de ella y de quien la miraba es que de la mano de mi esposa había algunas mujeres que seguramente por envidia o competitividad me observaban con ojos mucho más insistentes de los que yo pensaba, al inicio pensé que querrían entender como una mujer como ella se había fijado en alguien como yo, pero después me imaginé al menos que me veían como alguien tan interesante como para no acobardarme al estar con ella y que tal vez de esa forma ganaba en atractivo, quién sabía finalmente, en la mente de las chicas no hay como entenderlo completamente desde un cerebro masculino.
_Ya es el colmo, vámonos de aquí -decía mi esposa cuando estábamos en una tienda comprando algunas baratijas, al tiempo que me jalaba para salir lo más pronto de aquel lugar.
_¿Pero qué pasa?
_Pues que ha de pasar bobo... - me dijo mientras me obligaba a caminar rápidamente para seguirle el ritmo. - pues aquella loba, no ha parado de tirarte los tejos y tú como si nada dándole bola.
_¿Quién? La chica del mantel que ayudé con las cosas que se le caían...
_Nooo, la madura que olvidó en casa el resto de la falda... Esa que te pidió opinión de la blusa que llevaría mientras te mostraba las tetas.
_Pero si esa amable señora solo me pidió consejo.
_Y claro, tú como siempre servicial...
Nos fuimos de ahí sin más, pero creo que algo más había nacido en ese momento. Yo siempre había pasado en esos lugares atrás de mi esposa observándola, vigilándola, hostigándola de que pudiera estar coqueteando con los dependientes que no me había dado cuenta que el mundo es más grande y que al final no había nada de malo en lo que había hecho, ni ella ni yo, porque a pesar que le vi al dependiente todo baboso atendiendo a mi esposa, yo hice de la vista gorda y me fui a ayudar a aquella chica con lo de su mantel.
La semana fue pasando rápidamente, mi esposa igual de rápido fue cambiando su forma de vestir, ahora usaba sus mejores trajes, tanto para ir a su oficina como para el gimnasio, sus trajes ajustados y sus leggins aún más, eran ahora prendas que ni por asomo osaba en poner peros, lo peor de todo es que cada día su figura estaba mucho más estilizada gracias al trabajo en el gimnasio al cual de igual forma yo me volví adicto y a base de mucho esfuerzo logré tener un estado físico que ni cuando era más joven logré presumir, me sentía mucho más fuerte, activo, más joven diría yo.
Durante la semana poco a poco las insinuaciones de mi esposa no dieron fruto al momento de hacerme de sentir celos, hasta que supongo el jueves se le ocurrió algo mucho más atrevido y por lo tanto más estresante para mí.
_Me han pedido nuevamente el tema de las fotos, hay una nueva campaña y han pensado en mí. - me decía mi esposa mientras estábamos en la habitación cambiándonos para ir a dormir - Creo que ahora no me avergonzaré, he recuperado algo de mi figura y seguro ya no sentiré vergüenza en mostrarme en el estudio.
_Sabes lo que yo pienso, pero no me has dicho ¿qué es lo que quisieras tú? -dije tragando saliva, mientras mi esposa salía del baño con un fantasía que casi me da un ataque, era una fino babydoll rojo con una profunda abertura encima de su ombligo que a modo de falda cubría sus piernas, de igual forma sus senos estaban cubiertos por una fina tela que permitía observar claramente los tiernos pezones que mirando al cielo infringían la ley de gravedad. Finalizando en un panty de una tela mucho más densa y que no permitía ver a través, más no hacía falta por ver lo minúsculo que era.
_Pues sinceramente me siento muy muy alagada... ellos pueden contratar a cualquier niña mucho más joven que yo, pero me lo han pedido a mí... Qué más querría una mujer...
_Entiendo entonces que estás dispuesta a hacerlo. O ¿Aún estás pensándolo?
_Quiero hacerlo, creo que esta sea la última oportunidad... Estoy segura que podré hacerlo y no quiero perder ni la oportunidad ni el dinero, que de cualquier forma son una muy buena entrada.
_¿O acaso no te parezco lo suficientemente atractiva para que algún muchacho se eche una buena paja en mi nombre? - me dijo pícaramente y con sobra de sensualidad en sus palabras y gestos.
En definitiva mi esposa salía con un traje que solo auguraba una noche increíble, lo único malo es que era jueves y hoy no era tiempo para dejar salir a mi polla de su jaula, lo que solo con verla me recordó mi triste sentencia.
_Pero mujer... ¿Por qué me haces esto a mí? No te pases de cariños que me matas...
_Perdona mi amor, lo que pasa es que te quería mostrar unas ropitas que me han mandado para que me las pruebe antes de decidirme ya que me indican que los trajes de las fotografías son similares. ¿Qué te parece amor, crees que me veré bien en las fotos?
La muy infame se dio vuelta en círculo mostrándome la parte posterior de su traje, que al igual que la frontal solo hacía resaltar sus curvas antes que ocultar nada.
_Te ves mucho más que bien... creo que matarás de envidia a la fotógrafa que tengas frente.
_No lo creo, ya que en el staff van a estar chicos para la logística, Julio el fotógrafo que lo conozco de la agencia, y Clara que es la jefa del proyecto y quien me contactó.
_O sea... - iba a darle una diatriba en contra de que varios hombres la vean casi desnuda, aunque sea por motivos de trabajo, pero respiré hondo y di la vuelta todo - Estimo todo muy profesional, ¿verdad?
_Claro mi vida, todos ellos llevan muchos años trabajando en esto, y claro no solo estaré yo, seguro habrá muchas más chicas que estemos modelando las prendas.
_Seguro que sí... - me imaginaba el banquete de vista que estos tipos seguramente se pegarían al ver a tantas chicas casi desnudas saltando por aquí y allá, aunque muy probable no es como yo me lo imagino.
_Y bueno... al final ¿Vas a aceptar?
_Solo si tú me dices que no haré el ridículo en un traje así, no quiero que nadie se ría de mi cuando salga al set.
_Estoy seguro que eso es lo único que no causarás, tal vez algún que otro infartado, pero risa no... - dije francamente, aunque conllevaba que ella iba a salir a un set semidesnuda a mostrarse ante no sé cuántos lujuriosos "profesionales".
_Eres un amor... por eso te amo.
Regresó al baño a cambiarse, dejándome con un dolor terrible en las bolas y uno en el estómago al imaginármela así. Pero ya pensándolo más detenidamente, ella tenía razón, se la veía muy bien cuidada y preciosa; seguro una figura así lo único que podía causar era generar el más profundo morbo entre todos los hombres y por tanto una foto suya seguro valía cada centavo que le iban a pagar.
Al fin llegó el sábado y tras mi excelente comportamiento Cristina y yo nos encontramos dispuestos a pasarnos una noche fabulosa recuperando el tiempo que no habíamos podido estar juntos, Yo estaba como un lobo enjaulado esperando la hora de su liberación cuando llegó mi esposa, llevaba el mismo traje que la vi el jueves, lo que incluso me llevó a sentir incluso un dolor fuerte en mi polla solo con verla. Ella se dio cuenta y con la aplicación de su celular, abrió el candado que me aprisionaba, dejándome libre para poder actuar.
Hoy ya podemos liberarte de tu prisión mi amor… te has comportado muuuuy bien y no has tenido celos de tu fiel esposa, así que tendrás tu premio…
_Estoy ansioso… - dije mientras mi esposa liberaba mi verga de su jaula-
_Como se te ha puesto tan solo al verme... -dijo mi esposa al notar como mi verga tomaba toda su fuerza tan solo al sacarme el maldito aparato ese.
_Ha estado deseándote ya dos semanas, de que otra forma podría estar.
Me fui acercando a ella, abrazándola y besándola de una manera casi urgente; no podía esperar un segundo, pero claro ella querría esperar algo más de tiempo para poder ponerse a tono, pensaba yo. Pero para mi sorpresa, ella me respondió tan o más excitada que yo, me besó y sobo cuanto quiso, haciéndose notar lo caliente que estaba. De pronto bajó su rostro a la altura de mi verga y con una hábil maniobra, se metió toda dentro de su boca y comenzó a pajearme lentamente. A ella le encantaba el sexo oral, ya sea para darlo como para recibirlo, por lo que es un placer terrible poder sentir sus labios aprisionando mi verga.
_Me corro, me corro... - dije tan solo un par de minutos de la tremenda mamada que me estaba brindando. -
Cristina no se apartó, creo que ni siquiera lo pensó hacer, me exprimió cada gota que mi verga emitía depositándola en su boca y tragándosela; tras aquel primer orgasmo que me dejó seco, mi esposa me empujó a la cama y subiéndose a horcajadas encima de mi cuerpo me dio un beso de tornillo tremendo, y claro pude sentir como parte de la corrida que ella supuestamente había tragado aún permanecía en su boca, por lo que juntos pudimos compartir aquella exquisitez.
_Ahora es tu turno - dijo subiendo su cadera hasta mi rostro, para frotarme su sexo en mi boca, que golosamente comenzó a deleitarse ante aquel mangar. Pude sentir como su concha estaba inundada, rebosante e hirviente, podía sentir toda la necesidad que ella tenía de ser atendida, de ser lamida, de ser cogida.
Con unas pocas maniobras y tras unos minutos de un intenso trabajo de mi lengua, Cristina estalló también en un intenso orgasmo, que no solo me hizo reanimar, sino que me dio más fuerza para poder seguir cogiéndome a mi mujer. Sin dejar que se recuperara, la tumbé en la cama y puse sus piernas en mis hombros, para poder penetrarla tan profundamente como mi herramienta podría. Se deslizó cual cuchillo caliente en mantequilla, pude sentir como no ofrecía ninguna resistencia y se abría a mi verga de forma deliciosa. Comencé a cogerla con toda la fuerza que tenía y para mi sorpresa mi nuevo estado físico ayudaba tremendamente a poder darle a ella todo lo que se merece.
Mi esposa me observaba atenta, creo incluso que incrédula ya que durante los siguientes 25 minutos no paré un segundo de perforar su conchita de manera implacable, haciéndola llegar al menos a dos nuevos orgasmos hasta poder sentir como mi cuerpo se convulsionaba en una corrida fabulosa dentro de su coño. Dejándome exhausto a su lado y aún con el corazón acelerado aunque mi verga ya completamente satisfecha, respirábamos agitadamente los dos. Este había sido un orgasmo como el que no recordaba haber tenido hace mucho tiempo, con aquella pasión y desenfreno de lo deseado, me recordaba las veces en que aún de novios cogíamos ante cualquier oportunidad.
_Has estado como una fiera - me dijo Cristina mientras sus piernas temblaban de su último orgasmo - Me has dejado molida.
_Tú... me has chupado hasta la última gota de leche que guardaba.
Nos quedamos dormidos tan pronto nuestro corazón quedó algo en calma, el esfuerzo había sido muy fuerte, pero el placer había sido superior.
De pronto de madrugada me despierta una sensación extraña, abro los ojos y me encuentro que mi esposa hábilmente había puesto el candado nuevamente en mi dormida polla, que tras el esfuerzo descansaba plácidamente entre mis piernas.
_Lo siento mi amor, pero si no te lo pongo ahora mañana ya no podré... no tendré el corazón. - dijo mirándome con ojos enternecidos una vez se dio cuenta que estuve despierto - Y de paso esto también evitará que estés soñando en alguna mocosa con un mantel... jejeje.
Otra vez estaba atrapado en aquel maldito aparato que tanta incomodidad me generaba, de pronto me sentí tremendamente enfadado con ello; esto iba de mal en peor pensaba para mis adentros. Detestaba con todo mi corazón aquel aparato que lo único que me generaba era un dolor tremendo justo en los momentos que más placer tenía y creo que le he cogido una repulsión difícil de describir. Poco faltaba para que mi ira estalle en las manos de Cristina, que creo que consciente de mi estado de ánimo trató de animarme con arrumacos y consolaciones.
_Pronto se terminará todo esto mi amor... Y podremos volver a ser lo que éramos antes. Debemos ser fuertes... no sabes lo que esto también me está haciendo a mí... Me rompe el corazón tener que ponértelo nuevamente, pero debemos seguir adelante con el tratamiento que estamos siguiendo...
_Y porque lo haces entonces... Creo que este aparato no nos va a ayudar en nada... Si tal vez buscamos otra forma.
_Ten confianza, Susana es una excelente profesional y creo que sabe lo que hace... Démosle una oportunidad... Vamos Esteban hazlo por mí... hazlo por nosotros.
Se aproxima a mi rostro y con una hermosa y tierna sonrisa me besa para cerrar este nuevo compromiso para la semana, que entiendo será muy pero muy larga hasta nuestro próximo encuentro. Nos acurrucamos y a pesar de mi fastidio y la incomodidad del maldito aparato, hasta que me quedo nuevamente dormido.
El domingo por la mañana ya todo fue más tranquilo hasta cerca del medio día, cuando al acercarme a la cocina pude escuchar la siguiente conversación de Cristina con Susana, que seguramente estaba pidiendo el detalle de todo lo sucedido entre nosotros la noche anterior.
_Si Susy... todo estuvo fantástico - Suponía que hablaba de la ración de sexo que al menos pudimos disfrutar con mi esposo.
…
_No, no, esta semana no hubo ninguno, se comportó muy bien. - Claro pensaba yo, ni saben cuánto me toco aguantar durante esa semana para poder disfrutar de una noche de pasión.
_No te entiendo... ¿Pero cómo?
…
_Mmmmmm... Ya te entendí, bueno, me esforzaré mucho más, te prometo que para la próxima semana será diferente o si es igual será porque si hemos mejorado...
Justo en ese momento entré y mi esposa pese a la sorpresa no se cortó ni un pelo y se despidió de Susana agradeciendo su llamada.
_Me ha dicho Susana que me esfuerce un poco más contigo mi amor... Las pruebas a las que te sometí esta semana cree que fueron muy flojas por lo que apenas si hemos avanzado. Por lo que debo poner más de mi parte para poder realmente avanzar, pero no sé por dónde empezar ya que pensaba que estaba haciéndolo muy bien.
_Pues que esperaría que suceda... Que te vayas solita de fiesta con tus amiguitos del Gym - me arrepentí del comentario inmediatamente -
_Qué buena idea... Tienes razón, creo que algo así puede ser necesario... - con eso y un beso me dejó solo ahí, lleno de preguntas sobre lo que sucedería con ella y esos dichosos amiguitos del Gym, no imaginé lo que podía suceder.