Final sin Retorno 02
Mi tratamiento para vencer estos celos enfermizos da inicio, Susana nos obliga a salir de nuestra comodidad y nos presenta un escenario donde mis celos se verán enfrentados a situaciones inesperadas.
Durante las siguientes semanas las horas de gimnasio habían hecho mella en ambos ya que no habíamos practicado ejercicio durante algún tiempo, debido al trabajo y a los estudios que habíamos realizado. Pero tras una semana de trabajo, el cuerpo se adaptó y estábamos mucho mejor. En las conversaciones del sábado hablamos de todo lo que nos sucedía en el entrenamiento, por lo que las tres horas mínimas pasaban terriblemente rápido.
_Mi grupo es muy variado, pero todas son chicas jóvenes, incluso la instructora - dijo mi esposa al contarme de su grupo de aeróbicos - Ellas tienen ya un estado físico envidiable, yo apenas puedo seguir el paso.
_Estamos igual mi amor, por la mañana todos son oficinistas que vienen trabajando fuertemente durante mucho tiempo, por lo que apenas si puedo respirar en cada descanso. Pero para ser sincero me siento genial, he pasado durante no sé cuánto tiempo lamentándome no poder entrenar, pero ahora ya he podido recuperar algo de mi condición física.
_¿Recuperar?, pero si nunca la has tenido...
_Boba...
Reímos y charlamos más de lo que hacía tiempo habíamos podido hacer sin discusiones, esas mañanas de conversación y esas noches de sexo forzado nos habían llevado a tener una excelente coordinación, pese a todo, sabíamos que el sábado sin protesta teníamos sexo, incluso cuando Cristina se encontraba en sus días buscamos la manera de disfrutar ambos de algo del placer que podíamos darnos, ella chupando mi verga y yo acariciando cada parte de su cuerpo y principalmente saboreando sus suaves pezones que apuntando al cielo esperaban mi boca, todo esto lograba un gran placer para ambos pero obviamente no era el final de los juegos.
Pero aún teníamos mucho que hablar y acordar, al menos por el momento las cosas iban bien, claro está siempre teníamos alguna que otra discusión sobre alguna falda demasiado alta o alguna blusa demasiado abierta; sin dejar de lado el tema de que algún idiota le decía algún piropo a mi esposa cuando yo estaba desprevenido, lo que realmente me hacía enfurecer hasta el límite.
El mes pasó muy rápido, así que nuevamente fuimos más animados a la terapia, esperaba pasar ya a la segunda fase, pero estaba equivocado, aún teníamos mucho que andar para lograr un avance tan grande, pero claro esto apenas empezaba.
_Me alegro por ustedes chicos - nos felicitaba Susana por nuestro empeño y decisión - Los veo mucho más delgados, deben estar esforzándose mucho en el gym.
_Realmente me costó mucho, ha sido un reto poder seguir el ritmo, -decía mi esposa muy contenta y emocionada de ver los avances – pero poco a poco he podido seguir el paso al resto.
_¿Y de la otra tarea, la de los sábados por la mañana?
_Creo que al inicio fue algo complicada, pero hemos ganado más confianza y la última vez hemos pasado incluso una hora más charlando de todo.
_Creo que nos ha unido más como pareja - añadí de mi parte, sujetando la mano de mí esposa.
_Maravilloso, realmente se los ve muy bien. Ahora creo que vamos avanzando, tenemos un taller que realizar en el día de hoy, he reservado toda la tarde para poder hacer esto con ustedes, por lo que manos a la obra. ¿Cristina, trajiste lo que te pedí?
_Si, lo tengo aquí - mostró mi esposa el bolso extremadamente grande que había elegido para la ocasión y aunque me había causado extrañeza no vi ningún problema en ello.
_Muy bien Cristina por favor cámbiate y salgamos.
Tras unos minutos de espera, mi esposa salía con un traje de oficinista bastante más ajustado que de costumbre y mucho más corto de lo que yo recordaba; el uniforme era de tiempos atrás cuando trabajaba en un banco, resultaba tremendamente sexy verla caminar con sus zapatos de tacón alto y una pequeña cartera en la mano, el traje era muy ceñido, debido a las dos tallas menos que debía tener en esos tiempos.
_Estás preciosa, ahora si vamos para la calle y mientras tanto les voy a contar de que va la prueba; hoy vamos a realizar una medición de tolerancia, quiero que salgamos los tres de paseo por la ciudad, estamos cerca de una plaza por lo que iremos caminando hasta allá pero lo haremos bajo una condición, Cristina irá sola delante nuestro, mientras nosotros caminamos como una pareja detrás de ella.
_Pero... -intenté una objeción, pero rápidamente me dejaron ver que había que probarlo, era una prueba y debería pasarla.
_Nada de peros, todo es parte de la prueba.
Caminábamos ya cerca de media calle lejos de Cristina cuando mi suplicio comenzó, un par de chicos pasaron junto a mi esposa observándola de pies a cabeza, y sin que se cortasen en absoluto alguna frase le habrán dicho ya que inmediatamente pude observar como reían y esperaban una reacción de ella, obviamente mi esposa no prestó atención ni a los chicos ni a la idiotez que le habrían dicho.
_Tranquilo Esteban - me decía Susana mientras yo me debatía agarrado de su brazo, al tiempo que nos cruzábamos con ellos.
_ No ha sucedido nada, tan solo un par de chicos.
_Tremendo culo tan solito en la calle... - decía uno de los muchachos mientras pasábamos a su lado.
_ Yo con ese culo no me mataba a pajas nunca más...
_ Idiotas... -me debatí del brazo de Susana tratando de zafarme, pero ella me tenía bien sujeto, seguramente esperando la reacción que acababa de tener.
_Que pasa contigo imbécil...
_Ven Esteban, tranquilo, no pasa nada.
_Pero este par de idiotas... -estaba rojo del enojo, y no habíamos recorrido más de una cuadra - mira como han estado de babosos con Cristina...
_Tranquilo Esteban... apúrate que Cristina se aleja.
Nos alejamos caminando un poco más rápido ya que Cristina se había adelantado un poco más por mi rabieta con los muchachos. Justo un semáforo en rojo hizo que un tipo en un auto se detuviera junto al lugar que estaba esperando el cruce mi esposa, este tipo con la mayor desfachatez trataba de que ella se subiera junto a él, lo que nuevamente hizo que mi esposa sin prestar atención se dispusiera a cruzar la calle.
Estaba claro que mi enojo iba en aumento, pero por la distancia y por la fuerte sujeción que ejercía Susana sobre mí, no me permitía ir en busca del tipo del auto. Unas calles más adelante nuestra prueba terminaba y regresábamos a la oficina de Susana; no sin antes encontrarnos con no menos de tres tipos más que aunque no dijeron nada a Cristina se la comieron con la mirada en el momento que pasaba.
Ya de regreso, tenía un enfado muy fuerte con toda esa manga de pelmazos que habían estado coqueteando o insinuando alguna idiotez a mi esposa, de manera que ya en la consulta y tras un minuto de reclamos de estos tipos me preguntó Susana.
_ ¿Pero tienes algo que decir de Cristina?
_Claro, cómo no voy a decir nada, cómo se le ocurrió salir con esa minifalda tan corta, incluso creo que es más pequeña de lo que la recordaba alguna vez que la vi en su armario... estaba claro que iba a levantar hasta el polvo con tremendo espectáculo.
_Pero si yo no... - intentó protestar Cristina a mis reclamos -
_Tranquila Cristina, déjame esto a mí, dime Esteban, ¿Estas enfadado también con ella?
_Claro que si, como no estarlo si sale así sabiendo que va a provocar a los hombres.
_Pues he de decirte dos cosas Esteban y quiero que las pienses e incluso converses de todo esto con Cristina y con esto también quiero dar por cerrado esta prueba. Primero Cristina en ningún momento dio pie a que ninguno de los hombres que han querido abordarla diera por hecho que ella pretendía algo más que caminar por la vía. Lo segundo es que Cristina no ha decidido el traje a usar, yo le he pedido explícitamente el traje que debía traer, de manera que si quieres reclamar por ello es conmigo con quien debes hablar. Ahora, sabiendo esto te pregunto ¿Por qué sigues enfadado con Cristina?
_Yo, pero... pero...
_Bueno chicos, esto ha sido todo; vuelvan la próxima semana y charlen de lo sucedido hoy día. Ahora esa es su tarea.
Salimos de la consulta, una vez que Cristina se había cambiado, las palabras de Susana aún sonaban en mi cabeza, porque estaba enfadado con Cristina, estaba claro que estaba enfadado con ella incluso sabiendo lo que sabía, pero no podía comprender la razón.
_Me he sentido muy incómoda con esta ropa - me dijo Cristina en el ascensor al tiempo que bajábamos al auto - La falda era realmente muy corta, nunca me he acostumbrado a llevar algo así.
_Tremendamente corta. Al menos no hemos tenido que ir a ningún sitio donde tuvieras que sentarte, ya que eso debería haber sido una auténtica maniobra para evitar dar un espectáculo.
_Siii, seguro que se me vería todo. Aparte que la blusa era mucho más pequeña que las que uso y se me pegaba completamente.
_Y hubieras causado más alboroto todavía. Los buitres de los alrededores se hubieran lanzado a por ti.
_Pero tú me hubieras defendido.
_Claro, pero me hubiera tenido que batir a duelo con unos cuantos. Aunque he de reconocer algo.
_¿Qué cosa mi amor?
_Se te veía muy sexy con ese uniforme. Tal vez puedas algún día ponértelo solo para mí.
_Ya veremos... jeje.
La semana pasó relativamente tranquila, de no ser porque la intensidad de los encuentros sexuales que tuvimos resultaron estremecedores, estábamos disfrutando de un reencuentro en nuestra relación, lo que para ser sinceros me pareció muy bueno. Pero como nada dura para siempre teníamos que avanzar de manera que nuevamente nos encontramos con nuestra psicóloga un jueves por la noche, esta vez efectivamente estuve muy pendiente de todo lo que mi esposa llevaría; pero lo que me dijo antes de salir me dejó un poco perplejo.
Me comentó que Susana había hablado antes con ella y nos pedía que fuéramos dispuestos a salir de fiesta hoy por la noche, ya que la siguiente prueba consistía en encontrarnos en un lugar público y salir de copas. Un nudo en mi garganta se instaló inmediatamente, si yo a lo mucho aguanto alguna sandez de cualquier mequetrefe en la calle, en bares o discotecas la cosa es tremendamente complicada, debido a eso incluso hemos dejado de ir a muchas invitaciones con amigos ya que tarde o temprano al menos un desadaptado quiere levantarse a mi esposa incluso viéndome a los ojos, ya suponía que esto no iba a salir nada bien.
Nos encontramos con Susana en una salida que habían organizado las chicas del gimnasio y que aunque Cristina me lo había comentado al inicio no pensaba asistir. Más tarde me enteré que la impulsora era justamente Susana ya que conocía a los instructores del gimnasio y por tanto lo organizó todo. Cuando llegamos a la disco nos encontramos primero con Susana un par de cuadras antes de llegar, de manera que nos puso al tanto de la prueba y lo que ella esperaba conseguir.
_Cristina, - decía Susana que, al igual que nosotros, llegó con un traje de fiesta muy sugerente, aunque nada extravagante - tú vas en reunión de chicas y se divierten, mira que todas ellas son maravillosas y seguro que se la pasan bien. Mientras yo me quedo aquí conversando con Esteban un momento y después entramos. Pero si, cuando entremos ustedes como si nada eh! que nosotros vamos a entrar en plan de pareja, por lo que no las vamos a interrumpir.
_De acuerdo - dijo Cristina, algo contrariada por el plan que suponía era de pareja, aunque también pudo ser por el hecho de que íbamos a entrar después y no podrían estar a sus anchas.- Nos vemos más tarde...
Nos despedimos dándonos un beso y pude ver a mi esposa caminando hacia la entrada de la disco, obviamente su precioso trasero no era algo que pudiera pasar desapercibido y menos cuando iba con ese vestido tan corto; cuando llegó junto a las otras chicas, se saludaron efusivamente y entraron juntas.
_¿Te sientes bien? - preguntó Susana, seguramente vio mi rostro preocupado y ansioso - Esto es un proceso lógico y que a pesar de ser muy fuerte, tienes que vivirlo poco a poco, en este momento no te preocupes de lo que sientas Esteban, veas lo que veas no pasa nada, todo lo que sucede es dependiendo de la perspectiva y si abres tu mente podrás superarlo.
_No sé qué pueda pasar, creo que ver algunas cosas es lo que más me preocupa.
_Tranquilo, mira ¿Tu amas a Cristina?
_Claro, estoy loco por ella.
_Y ella también te ama, ten en cuenta que con ella también está una parte igualmente de fuerte que debe superar; debe dejarse llevar, liberarse de las restricciones mentales que tiene y disfrutar de su cuerpo, dejarse ver y dejarse desear, esto es igualmente difícil por su carácter, pero es lo que ella necesita ahora.
_¿Crees que podamos lograrlo?
_Claro, ustedes se aman y es necesario que este amor esté basado en la confianza mutua y propia. Por tu parte no es necesario que sepas todo lo que ella hace para sentirte tranquilo y seguro de que ella no te engañará. Así que tengo mucha confianza.