Final de semana.

No pude evitar ignorar los comentarios de mis padres sobre el retiro espiritual al que habían asistido para celebrar su aniversario en el trayecto de la parada de autobuses hasta la puerta de la casa, pues mi atención estaba en los acontecimientos que me habían sucedido este fin de semana cuando estuve a disposición del placer, por lo cual, me dirigí a mi habitación para acostarme y dejar que mi mente se perdiera en los recuerdos. (Relato republicado: anteriormente en partes)

Viernes

Estaba que gritaba de emoción ¡no podía creer que estaría sola por tanto tiempo en casa! Hoy me había levantado temprano dispuesta a hacer todos mis deberes académicos y domésticos con tal de hacer todo lo que deseara este fin de semana. Mis padres ya se encontraban en la celebración de su aniversario y yo me había dedicado a ver películas, leer, comer, bailar, hablar con mis amigos y demás cosas el resto del día. A las 20:00 decidí darme una ducha larga para lavar mi cabello y exfoliar mi cuerpo. Una hora después salí con la idea de ponerme bonita pues para mí, la soledad era sinónimo de libertad; así que me puse lencería blanca a juego, un vestido de mi madre (que era más mío que suyo), unos aros medianos como aretes y por último, desenredé mi cabello. Tomé el libro que había dejado a medio leer en la sala decidida a darle fin en el balcón y así aprovechar que mi cabello se secara rápido gracias a la brisa de Agosto.

Al cabo de un rato, sentí una mirada penetrar cada poro de piel, por lo cual, levanté la cabeza para buscar el dueño o la dueña de esta encontrándome con la del vecino de enfrente; lo habría ignorado sino hubiese estado en su balcón con la bata abierta enseñándome como con sus manos se acariciaba su falo mientras que sus huevos se movían en vaivén al ritmo del baile de sus caderas. Le sonreí, creyendo que una vez descubierto se avergonzaría y entraría a su hogar pero no, me devolvió la sonrisa y siguió con su labor; entonces, me acomodé en el asiento dejando el libro en la mesilla de al lado y tomé la mediana decoración que había en esta aprovechando su forma piramidal; entonces, mirándolo, abrí mi boca y saqué mi lengua para comenzar a lamer y chupar de abajo hacia arriba la figura mientras que mi mano izquierda acariciaba la parte inferior de esta suponiendo que eran su huevos llenos de lefa. Su expresión de sorpresa e incredulidad me enardeció más de lo que ya era la situación así que acogí la punta de la figura con mis labios y empecé a darle pequeñas succiones sin dejar de mirar su polla. Seguí unos minutos después intercalando dichas acciones y cuando vi que se pajeaba con más rapidez supe que era su momento de culminar así que dejé de mamar la figura y con ella en mano, abrí mi vestido a la altura del busto y con algo de prisa, le mostré mis senos mientras golpeaba la figura contra mis pezones y sacaba mi lengua. Ante tal escena, mi vecino soltó un gemido ahogado y descargó su leche. Guardé de nuevo mis senos en el brasier y organicé el vestido dejando la decoración en su lugar agarrando el libro y queriendo ir a mi habitación.

Al levantarme y dar vuelta de regreso a la casa, escuché un silbido. Al girarme, era mi vecino (con la bata cerrada ya) sonriendo y articulando un gracias; le sonreí por última vez y con un guiño, entré a la casa.

Sábado

Dejé que la canción de la alarma, A Little Death*, se terminase de reproducir pues había avivado mi cuerpo sensible, logrando que mis pezones se despertaran y mi vulva se humedeciera sintiendo palpitar un poco mi clítoris; aunque, no me encontraba en el punto de querer acariciar a este último, por lo cual, me fui a duchar para intentar calmar mi pequeña calentura. Fue en vano mojar mi cuerpo pues, aún tenía presente la situación de anoche con mi vecino. Mi ego estaba en su esplendor así que, al salir de la ducha, me puse frente al espejo de cuerpo entero que estaba en la sala dejando caer la toalla y quité la pinza que sujetaba mi cabello.

A mis 18 años (y desde mucho antes) mi cuerpo se había desarrollado adoptando uno de mujer curvilínea en vez de uno de adolescente, aunque, mi rostro revelaba y/o minimizaba mi edad. Creo que lo que más llamaba la atención en los demás sobre mi físico eran mis senos voluptuosos afectados por la gravedad y por el repudio a usar sostén, mis piernas gruesas y mi coño pues al usar pantalón lo realzaba notoriamente al igual que mis nalgas. Detallé esas zonas en mi reflejo y sentí mis pequeños pezones cafés despertarse mientras un escalofrío recorría mi cuerpo; me di la vuelta y admiré la curvatura lumbar donde se hallaban dos hoyuelos, como los que se me hacían en las mejillas al sonreír, e hice lo mismo con mis nalgas a la vez que las pellizcaba un poco.

Corrí a mi habitación por una almohada y me volví a situar frente al espejo mientras que acomodaba la toalla y posicionaba la almohada para que mis rodillas la tocaran ya que me coloqué en cuatro procurando que mi pecho tocara piso y estiré un poco mi cuello a la izquierda para ver mi reflejo siendo este tan vulgar como erótico, pues, podía ver como mi vulva y mi ano quedaban expuestos (cosa que encantaba). Estiré mi brazo metiéndolo por debajo de mi vientre logrando que mi mano llegara hasta mis morenos labios vaginales, los cuales abrí más sintiéndome derretir en el acto pues veía que mi clítoris estaba como un garbancito de lo excitada que ya me encontraba y tras de eso, mi entrada parecía tener vida propia pues se contraía de una forma tan exquisita que los ejercicios de Kegel se quedaban en el olvido. De ahí, no soporté más las ganas comenzando a dedear mi coño con un dedito por un largo tiempo y luego froté mi garbancito como una posesa a la vez que veía y sentía cómo mi coño se iba empapando cada vez más hasta que llegó el momento deseado: mi cuerpo tuvo un espasmo increíble logrando que de mí uretra saliera un gran chorro.

Me quedé un rato en esa posición esperando tranquilizarme y al hacerlo, me acerqué al espejo sacando mi lengua para lamer aquél agridulce líquido dándole picos a mí reflejo agradecida por haberme dado tal orgasmo.

Domingo

一Vení mi amor, ¡no es lo que parece!一Fue lo que alcancé a escuchar de la discusión que tenía la pareja que salía del baño de la discoteca donde me dirigía en busca de una amiga. Sonreí para mis adentros, pues, esa situación era típica en su presencia y así fue, la encontré pintando sus labios mientras se miraba en el espejo.

一¿Otro nombre tachado en la lista?一le pregunté con tono de sorna recibiendo como respuesta que haya entornado los ojos y me sacara la lengua, gesto que le devolví一. Ya me iré a casa, ¿venís o no?

一No nena, yo me que quedaré un rato más esperando que el “Niche” termine su turno para irme con él.一Asentí y nos despedimos dándonos un pico logrando manchar mis labios de su labial.

Al recoger mis cosas y salir del establecimiento vi que en la calle no se encontraba la habitual línea de taxis; solo atiné a suspirar, pues, eso significaba que me tocaría caminar siete cuadras para llegar a la avenida donde se encontraba la central para coger uno ya que no tenía suficiente saldo para comprar datos móviles y así alquilar un auto. Mientras caminaba hacia la avenida, los piropos y silbidos de las personas que pasaban en sus autos y a pie no se hicieron esperar porque no era para menos ha decir verdad; ya que vestía con un vestido estilo bustier blanco tres dedos arriba de la rodilla que realzaba mi tez morena y unos tacones rojos, no tan altos, que ayudaban a esterilizar mis piernas. Decidí entonces, para divertirme un poco, sonreír y guiñar mi ojo a quienes expresaban su satisfacción por mi aspecto ¡inclusive un hombre de mediana edad se atrevió a seguirme los pasos mientras se pajeaba!

No tardó mucho en llegar el taxi cuando llegué a la central así que, para mi comodidad, me puse en el asiento trasero y me relajé esperando llegar pronto a mi casa. El sentir una mano acariciando el interior de mi muslo izquierdo me despertó. Por acto de defensa cerré mis muslos para aprisionar, gesto que logró hacer frenar el auto y el dueño de la mano soltar un quejido (acto que logró sacarme una risita).

一¡Soltame loca!一Me dijo el cínico taxista. Miré a mi alrededor para ubicarme y por suerte estaba en mi carrera y un par de calles de la mía, así que, saqué la cantidad de dinero que marcaba el taxímetro de mi billetera liberando su mano y dejándolo ahí; le sonreí y con prisa bajé del auto.

Al cruzar para llegar a mi calle, se atravesó la perrita de mi vecino; la cual acogí en mis brazos dispuesta a dejarla en su hogar. Intenté pasarla entre los barrotes y por encima de estos de la reja de seguridad pero no era conveniente para su integridad, entonces, decidí llevarla conmigo y devolverla por la mañana cuando fuese a recoger a mis padres a la parada de autobuses.

一Así que estaba contigo.一Dijo mi vecino con aire de alivio al cruzar la esquina de mi casa mientras yo buscaba las llaves de mi hogar en el bolso.

一Ella me encontró.一Le aclaré pasándosela.

一Como muestra de agradecimiento te invito a una copa vino para ya en mi casa, ¿vienes? 一Me dijo después de darme un beso en la comisura de los labios.

一Lo siento pero no bebo, veci.

一Bueno, al menos me haces un rato compañía ¿o es que me la vas a negar?

一Está bien, acepto, pero solo unos minutos.一Dije con falsa determinación esperando que algo más sucediera al brindarle mi compañía.

Quizá llevábamos media hora hablando de cosas triviales cuando comenzó el jueguito del coqueteo y provocación: sonó una antigua canción de salsa romántica covada en la radio así que me invitó a bailar y en transcurso de este, para seguir el cambio de ritmo de la canción, pegamos nuestros cuerpos sintiendo como su falo se restregaba en mi vientre bajo y en mi pubis. Al dar un giro, me hizo pegar mi espalda a su pecho y por ende, su falo quedó entre mis nalgas, acto que aproveché moviendo mis caderas para intentar poner más rígida su herramienta mientras él acariciaba mis hombros junto con mi senos sacándolos del vestido y repartía lametones en mi cuello. Al no poder soportar la excitación que me causaron sus caricias y prácticamente tener su glande en la entrada de mi ano, me di la vuelta y fui desabrochando, con cierta lentitud, su camisa a la par que repartía pequeños mordiscos en el paso. Cuando llegué al último botón me arrodillé con la idea de saborear su miembro pero me hizo seña de que levantara; luego, cogió mi mano y me llevó a la última habitación que estaba en el pasillo.

Al entrar, me hizo sentar en el borde de la cama y me subió el vestido hasta la cadera arrodillándose para correrme la braguitabraguita y dejar mi coño expuesto; creí que lo quería tantear o probar pero solo lo quedó viendo y oliendo por un largo rato logrando que mi excitación aumentara hasta que solté un quejido.

一¿Ansiosa?一Me preguntó con burla y como respuesta asentí.

Entonces, se levantó y se quitó el resto de su ropa comenzando a masturbarse. Yo tampoco quedé atrás, pues, me quité la braga y abrí todo lo que pude mis piernas y con ayuda de mi mano izquierda abrí mis labios vaginales; luego empecé a darles palmadas. Veía como se acariciaba el glande esparciendo en él sus jugos, que ansiaba probar y tomar, así que empecé a tocar mi clítoris mientras veía su verga (de vez en cuando me dedeaba). No duramos mucho mirando nuestros sexos mientras nos tocábamos, ya que se acercó y posicionó su falo en la rajita de mi coño moviéndose para frotar nuestros sexos mientras nos besabamos. Me corrí cuando senti su lefa derramarse en mi pubis causando que mordiera su labio. Nos quedamos acostados un rato en el cual aproveché para empapar mis dedos de su leche y así llevarlos a mi boca para saborearlos mientras él se limitaba a observar; un anuncio horario en la radio nos sacó de ese momento trayéndonos a la realidad: me paré rápidamente hacia el baño para limpiarme mientras que él organizaba la habitación y la sala.

一¿Cuál será la excusa de tu presencia aquí a esta hora?一Me preguntó mientras se abrochaba la camisa. Le iba a responder pero el sonido de alguien abriendo la reja de seguridad me alertó así que esperé a que él abriera la puerta de la entrada donde se encontraban Lola y Niche, ambos con gesto de interrogación el cual borré al dar explicarles mi mentira que consistía en que me habían intentado robar al bajar del taxi y mi vecino había sido el héroe que ahuyentó a los supuestos ladrones explicando el porqué su labio estaba un poco reventado.

一Así que mi padre lleva una S en el pecho y no lo sabía一solté una risita ante tal frase mientras veíamos desde la entrada de mi hogar como Niche, su pareja, se iba en su moto一. Me alegra saber que estás bien Lele.

一Gracias.一Le dije mientras la abrazaba para acto después despedirnos y cada una entrar a su hogar. Puse la alarma en mi celular y caí rendida a la cama.