Fin es comenzar otra vez (06)
Hola nuevamente regreso para continuar con esta historia, disculpen la ausencia. Me quedé en que estaba siendo usada como objeto por Ángel y Humberto... quienes todavía no habían terminado conmigo.
Fin es Comenzar otra Vez 06
Los oía hablar de mi, expresarse de mi como si fuera una cosa. Aun estaba tirada en el suelo, todavía estaba con la cara cubierta de semen y mis muñecas esposadas a mi espalda. Y todavía continuaba esa sensación de ser un objeto deseado, de una sumisión total, cosa que jamás había experimentado.
¿De verdad tiene el culo tan estrecho?
Si mano, parecía que me iba a cortar la verga en 2.
Mmmm la mirada maliciosa de Humberto no auguraba nada bueno para mi.
¿Qué? ¿Lo querés probar?
A huevos vos
Pero es que Ángel parecía dudar un momento.
¿Qué?
Mirá, vos la tenés muy grande la vas a lastimar
¿Y a vos qué te importa esta puta? Además, para eso le vamos a pagar y mirá que cobra caro la pisada. Ángel me volteó a ver, con los ojos diciéndome "perdón", y me entregó
Me levantaron y me sentaron sobre la cama, comenzaron a pasarme los dedos sobre la cara, recogiendo el semen que aun tenía impregnado en el rostro y llevándomelo a la boca para que me lo comiera. Mansamente sacaba la lengua y les lamí los dedos. Seguimos así hasta que terminé de tragarme toda la leche.
Inmediatamente me pusieron boca abajo, sobre mis rodillas y pecho, con la cara pegada al colchón de la cama. Mi trasero estaba en pompa, con lo que debía verse delicioso, pues, modestia aparte, tengo un trasero muy bueno, uno de mis principales atractivos.
¡Qué culo! ¡Puta madre, esta mujer es un culazo! dijo Humberto impresionado.
Tiene de todo culo, chiches, cintura, carita, piernas ¡se está cayendo de buena!
Definitivamente, Ángel, ahora si te rayaste, ¡es la mejor puta que has traído! - ¡hijo de puta!
Humberto empezó a meterme dedos entre el ano, aun dilatado por el miembro de Ángel, además irritado. Pero como lo había hecho antes, Humberto sabía manejarse muy bien adentro de las entrañas de una mujer. No me di cuanta de cuando me metió 2, y luego 3, tan solo sentía las molestias del escozor, y uno que otro estirón.
Bueno, ya está ¿procedo? dijo Humberto.
¡Con confianza! le respondió Ángel.
Colocó la cabeza de su pene, enfundado en un nuevo condón, sobre mi ano. Empujó sin piedad, a pesar del buen trabajo que realizó dilatándome, me dolió. Allí reaccioné por fin.
¡¡¡AAAAYYYYY!!! ¡¡ME DUELEEEEE!! ¡¡¡ANIMAL, DÉJEMEEEEEE!!!
Callate perra, si sabemos que te gusta dijo Humberto, Ángel se quedó callado.
¡¡¡AAYY!!! ¡¡¡AAYY!!! ¡¡¡AAYY!!! ¡¡¡AAAAAAAYYYGGGGGHHHHHRRRRR!!!
¡Gozalo perra, gozalo!
Poco a poco me fue penetrando con más fuerza, hasta que eran golpes frenéticos de su pelvis contra mis nalgas, que se estremecían ante cada nueva embestida. Y yo me estaba quedando ronca de tanto gritar, de tanto pedir piedad y compasión.
¡¡QUÉ RICA PISADA!! ¡¡QUÉ RICA PISADA!! Ángel Ángel dela un rato vos también
¡Órale mano!
Humberto me sacó su larga y dura barra de carne, y le cedió el puesto a Ángel. Sentir su pene adentro de mi fue una especie de alivio, pues su miembro era más pequeño y delgado, de talla normal mejor dicho. Pero me dio tan solo 3 o 4 puyones, y le cedió el puesto a su amigo, que también me penetró 3 o 4 veces y lo dejó nuevamente a el. Al final caí en la cuenta de que se estaban turnando para sodomizarme a 4 empujones cada uno y cambio. Me hicieron sentir aun más objeto así.
¡Ángel, qué rico culo!
¡Delicioso! ¿no te gusta Lala?
¡¡¡¡AAAAHHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAYYYYYHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAAGGGGGHHHHH!!!!
Bueno, ¿te parece que hagamos el dos en uno? preguntó Humberto.
Mmmmm ahora creo que si, ya vimos que si aguanta. contestó Ángel ¿Qué decís Lala, te atrevés?
No sé ¿qué es eso? mejor no, suéltenme dije casi llorando.
Vas a ver, ya vas a ver me contestó Ángel
Me levantaron de la cama y me llevaron hasta el sillón, en donde Humberto tomó asiento y me clavó sobre su estaca, mi vagina se volvió a llenar a tope como momentos antes. Me tomó de la cintura y me comenzó a subir y bajar, clavándome hasta el fondo, buscando que me volviera a lubricar rápidamente. La verdad no necesitó demasiado esfuerzo para esto, aun me quedaba bastante de mi profusa empapada anterior y con esa verga adentro tardé poco en volverme a calentar. Entonces, viendo que le larga y poderosa barra de carne de su amigo se deslizaba sin mayores problemas, Ángel colocó la suya justo en la entrada, sobre la de Humberto. Comenzó a empujar tratando de entrar a mi precioso sexo ocupado por un palo que lo ocupaba casi todo.
¡¡¡¡OOOOAAAAAGGGGGGGHHHHHH!!!! ¡¡¡¡AAAAYYYY!!!! ¡¡¡¡AAYYYYY!!!! grité presa de un dolor terrible cuando sintió el par de vergas ingresar al mismo tiempo.
¡Dale perra, aguantá, aguantá! me decía Humberto.
¡¡QUÉ RICO POR LA GRAN PUTA!! exclamó ángel.
¡¡¡¡AAY!!!! ¡¡¡¡AAY!!!! ¡¡¡¡AAY!!!! ¡¡¡¡AAAAAAAGGGGGGGGHHHHHHHH!!!!
Tengo que reconocer que al final disfruté de esa doble penetración. ¡Qué bueno que no se les ocurrió hacérmela entre el ano, porque allí si me hubieran desgarrado bastante! Nuevamente, y como la primera vez, ambos se salieron de mi interior, más o menos 30 minutos después de iniciar, y me arrodillaron en el suelo. Se masturbaron frente a mi cara y, entre gritos de victoria y fuertes gruñidos, expulsaron copiosas cantidades de semen, que se esparció desde mi frente hasta mis pechos.
Así, finalizó ese trío, en donde yo no solo fui la protagonista, sino también la víctima, todo. Me quitaron las esposas, Humberto se volvió a duchar, luego se visitó y se fue, dejando sobre la mesa un grueso fajo de billetes, y diciéndome que quería volver a verme, que se la había pasado muy bien. Yo no me moví de donde estaba, arrodillada en el piso, con el cuerpo lleno de semen espesa. Ángel me trató de hablar de preguntarme como me sentía ¡qué pregunta tan estúpida!
Como no reaccionaba, el mismo me llevó a la ducha y la prendió, se metió conmigo y me enjabonó el cuerpo. En la mirada se veía preocupación, sabía que había llegado muy lejos. Poco a poco fui recobrando el sentido, empecé a temblar y luego a llorar, y cuando le me quiso consolar, estallé en gritos e insultos, cubierta en el llanto más desesperado que recuerdo haber tenido. Y la única imagen que tenía en la mente y no me parecía horrible, era Kike, mi amado Kike, que en ese momento estaría siendo poseído por otro u otros.
En el próximo capítulo les contaré sobre esto. Mientras tanto, quisiera leer sus correos y mensajes, que pueden mandar a garganta_de_cuero@latinmail.com , besos y abrazos.
Continuará
Garganta de Cuero.