Fin de viaje y regreso a casa ( ¿amigos? 6ª parte)
Tras la brutal fiesta acabo en el hospital, aqui me seguiran follando y a Silvia tambien...
En el hospital estuve en la uci algo más de una semana, estuve sedado y la verdad no me entere de mucho. Una vez que ya estaba suficientemente recuperado me subieron a una habitación, mi culo había vuelto ya a tener un aspecto normal pues lo tenía que tener tan dilatado que un puño entraría con facilidad. Mis partes internas también volvían poco a poco a su estado normal gracias a no ser penetrado durante ese tiempo. La habitación a la que me llevaron era para cuatro personas y estaba completa. No parecían malos tipos aunque solo me hablaban de Silvia, de que es una chica preciosa, de como la he engañado para casarme con una tía tan estupenda, yo no contestaba nada o lo hacía con una sonrisa. Cuando Silvia venia a visitarme, para ellos era un momento de felicidad, pues ella solía venir vestida de manera escandalosa, una día vino con un vestido ceñido, tan apretado al cuerpo que se notaba que no llevaba ropa interior, ellos que no recibían demasiadas visitas y las que hacían eran de algún amigo o de sus madres, la visión de Silvia les hacia babear como críos. Ella con lo guarra que es y viendo lo que causaba en ellos, no desaprovechaba ningún momento para enseñar más de la cuanta, se agachaba sobre mí dándoles la espalda a ellos para darme un beso o ponerme bien las sabanas o la almohada, con lo que quedaba a la vista parte de su culo y coño. En unos de estos días, mientras yo estaba medio dormido les escuche decir que a esta tía se la tienen que cepillar, que es una guarra y está claro que le gusta serlo. Uno de ellos, el que estaba más cerca de mi cama dijo que él lo intentaría esta tarde, y seguro que mojaban. Yo la verdad que se follen a esa zorra me importa tres cojones pero me intereso ver como lo hacían para tirarse a mi flamante esposa. Llego Silvia de visita, llevaba un vestido fresco que se ata con botones por delante, llevaba un par de botones abiertos en la parte de arriba que sumado al escote propio del vestido dejaba entrever sus pechos. Mi vecino de cama, que se llama Paco y el resto de los pacientes no dejaban de mirarla como siempre, también le decían algún piropo, algunos normalitos como si estaba muy guapa y tal, pero viendo que ni ella ni yo decíamos nada fueron subiendo de tono, que si estando yo en el hospital seguro que algunos se querían propasar, que tal y como vestía algún infarto provocaba. Silvia ya se estaba poniendo alguno juguetona, y mientras se giraba haciendo que el vestido subiera más de la cuenta, les decía que haber si a ellos les provocaba el infarto. En un momento, Paco le dijo si podía pedirle un favor, ella le contesto que si, cuando se acerco para ver que quería este le dijo:
- ¿puedes cerrar la cortina un momento? Es que lo que te tengo que pedir es una tontería pero que tu marido me este mirando me da apuro.
- Claro, no hay problema. - ella cerro la cortina que me separaba del resto de camas dejándome sin poder ver lo que tramaba, pero por muy bajo que intentase hablar algo podía oír.
- Podías acercarme el cacharro para mear, es que no llego y tengo ganas. - ella lo cogió y se lo acerco pero este le dijo. - te importaría ayudarme a ponérmelo es que me duele al moverme.
Aunque no podía verlo me imaginaba la sonrisa de zorra en la cara de Silvia y el resto esperando su reacción. Levanto la sabana y por lo que pude oír, Paco estaba totalmente empalmado.
- Así no podrás mear.
- Lo siento, me dan tantas pastillas que no siento las erecciones y además el verte tan guapa me dispara.
- Pues algo tendremos que hacer para calmar la hinchazón. - dijo ella y comenzó a pajearlo.
Agachándose un poco comenzó a chupársela, los otros dos viendo el espectáculo y que en la postura que estaba el vestido ya no le cubría todo el culo, comenzaron a tocarse.
- puedes ayudarme a mí también. - le dijo otro.
- Y luego puedes pasarte por aquí también que mira como me has puesto.
Ella fue pasando de cama en cama, de polla en polla, chupándosela a los tres. Ellos mientras se acercaba a cada uno no desaprovechaban la ocasión de meterle mano, ella en un momento se quito el vestido, pues ya molestaba y completamente desnuda se fue paseando de nuevo de cama en cama.
- Súbete encima. - le dijo Paco.
Ella sin dudarlo se puso encima suyo y se clavo la polla en su coño, en ese momento un gran suspiro salió de ella, y comenzó a follarselo despacio para no lastimarle. Al rato paso a otra cama y lo mismo se subió encima y se la clavo y se lo follo. Luego al tercero, de nuevo comenzó en la primera cama, esta vez hasta que se corrió dentro de ella, luego al siguiente y después al otro. Los vacio a los tres pero se quedo encima de una de las camas tumbada desnuda, saliéndole el semen de los tres de su coño. Estando así, entro el médico para hacer la visita, ella trato de salirse de la cama y vestirse, no porque la importara que la viesen desnuda, sino porque los tres le dijeron que era mejor pues ellos no debían hacer esfuerzos y si el médico les pillase los podrían echar del hospital por ser malos pacientes. El malo para ella, por decir algo, es que no le dio tiempo para vestirse el doctor el pillo de pie, desnuda con el vestido en la mano. Yo me hice el dormido para disimular delante del médico y ver la reacción de este. El doctor le dijo con cara muy seria pero bajando la voz también que se vistiera y que fuese con él a la sala de médicos para hablar, a ellos les dijo que luego volvería para hablar seriamente de su futuro en el hospital.
Silvia y el médico regresaron como una hora después, ella cogió su bolso, me dio un beso (que hipócrita) y se fue, no sé qué paso el rato que estuvieron pero el olor a sexo de ella hacía notar que él también se la había cepillado. El doctor, una vez ella se fue, les hecho una bronca a mis vecinos de habitación y a mí me trasladaron a otra. Era una habitación también de cuatro camas pero esta vez estaba solo. Por lo menos aquí me dejarían tranquilo, que se follen a Silvia me da lo mismo pero necesito descansar. Aunque toda la noche estuve pensando en cómo poder vengarme aunque sea un poquito de ella.
Al día siguiente vino el médico de nuevo a hacer la ronda, vi que era un buen momento para llevar a cabo mi plan:
- doctor, ¿puedo hablarme de un problema que tengo?
- Si claro para eso estoy aquí.
- Bueno el problema no lo tengo yo, mire ya conoce a mi esposa, es muy bella y la quiero mucho, pero ella tiene un problema y es que creo que es ninfómana. Yo estoy muy enamorado y hago que no me entero de las veces que me pone los cuernos, como ayer con los 3 de la habitación.
- Vaya, sí que es un problema serio. ¿Y qué quiere que yo haga?
- Mire, no podría hablar con algún psiquiatra para tratar su enfermedad, si hace falta ingresarla yo como marido firmare el consentimiento. Si tienen que practicar alguna nueva técnica para curarla, lo firmare también.
- Bien, hablare con un amigo mío y veremos qué podemos hacer. - el doctor debía alucinar con nosotros, Silvia ninfómana y yo con el culo abierto de recibir pollas.
Silvia vino de visita como casi todos los días, hablo con el doctor y este le dijo que yo en pocos días podría salir de allí pues mi cuerpo estaba curándose pronto.
- me alegro porque tenemos que volver a casa y a la universidad, que ya estamos perdiendo clases y luego va a ser difícil aprobar.
- Es que hay otro problema, - dijo el doctor. - es que he hablado con un colega sobre ti y estamos de acuerdo en que también debes ser ingresada.
- ¿Yo? Porque.
- Pues porque creemos que puedes sufrir una adicción a sexo y creemos que se debe a algo psicológico y necesitas ayuda. Además tu marido nos ha dado el consentimiento.
- Que me folle a quien me da la gana no significa que sea una enferma, además el que está ingresado porque le gusta montar fiestas para que le rompan el culo un montón de tíos es el.
- Lo sabemos perfectamente, pero los dos nos habéis dado el consentimiento para hacer lo que creamos oportuno con el otro, y lo vamos a hacer. Tu enculado y cornudo marido recibirá en su momento el tratamiento anal correspondiente, por ahora debe terminar de cerrarse por completo pero contigo es distinto, hay trabajadores del hospital y enfermos que necesitan calmarse y tu lo harás con mucho gusto.
Ella me miro con odio, yo aun sabiendo que también sería usado estaba contento pues ella, no sería solo la puta de los médicos sino de cualquier enfermo. Ella se puso histérica a dar gritos por lo que el médico le inyecto un tranquilizante y se la llevaron de allí.
- cuando se despierte y se tranquilice la traeremos a esta habitación, así podréis ir contando vuestras experiencias que os ayudaran a superar vuestra enfermedad. - dijo el médico mientras se reía.
Yo la verdad es que estaba en un punto de resignación total, pero el verla a ella en la misma situación por lo menos me alegraba un poco.
Después de unas horas la trajeron de nuevo, la habían desnudado, ni tan siquiera le pusieron la bata esa que enseñas el culo, la pusieron en la cama que estaba junto a la mía, hacía calor y al mirar su cuerpo desnudo pude comprobar que ya había recibido su ración. Sus pezones estaban erectos, se notaba que los habían tocado y lamido a conciencia. El coño igual, estaba rojo, abierto, le habían dado pero bien. El culo no se lo pude ver pero no era difícil adivinar que lo habrían usado también. Los días fueron pasando, a mi me hicieron una prueba para ver si estaba ya bien del todo, me hicieron ponerme con el culo en pompa, me dieron algo de vaselina y me fueron metiendo un enorme aparato parecido a un consolador, este por lo que dijeron tenía una cámara y así veían si por dentro estaba ya todo bien cicatrizado.
- bien, se ve todo perfecto. Mañana podrás empezar tú también con el tratamiento especial.
Al rato trajeron a Silvia, la tenían siempre desnuda, ni tan siquiera la cubrían un poco para ir por los pasillos. Entro con ella un doctor, dijo que era el psiquiatra.
- bueno, os voy a explicar en qué va a consistir vuestra terapia y como trataremos vuestras enfermedades. Aunque esto se debería hacer con tiempo, al no ser vosotros de aquí no podemos teneros ingresados demasiado tiempo pues la seguridad social nos pediría informes y eso lleva mucho papeleo. Por eso os hemos preparado una terapia intensiva. Creemos que en una semana podréis estar curados y si no es posible, pues os llevareis un buen recuerdo de todas las pollas que probareis.
Continuo hablando un buen rato, nos explico que íbamos a estar durante el día paseándonos por todo el hospital, completamente desnudos, pasaríamos por las habitaciones, zonas de descanso para empleados y zonas de oficinas. Deberíamos estar disponibles para todo aquel que nos quiera utilizar, estar dispuestos a lo que nos quieran hacer o quieran que les hagamos y que después de la jornada, el vendría a ayudarnos a que hablemos de nuestras experiencias diarias y así superar nuestros problemas, tanto sexuales como matrimoniales.
- Bien Silvia, como tu marido no ha empezado todavía con su tratamiento, creo que deberías decirle que has hecho durante estos días.
Ella que ya en estos días ya había dado su brazo a torcer pues no veía forma de salir de este lio, comenzó a hablar:
- Pues, el primer día, cuando me dieron el tranquilizante, me llevaron a donde los jefes del hospital, allí me follaron el director general y los jefes de cirugía, psiquiatría, que es usted, el de ginecología, y de otras especialidades que no recuerdo. Ellos me desnudaron, y en la camilla en la que estaba fueron pasando uno detrás del otro, no lo recuerdo todo muy bien pues estaba drogada. Después me llevaron a la zona de empleados, allí también fui follada por todos mis agujeros por varios enfermeros y alguno de la limpieza. Cuando acabaron, me trajeron a la habitación.
- Así, bien Silvia, pero trata de contar mejor los detalles pues eso os ayudara a estar más juntos.
- Pues sigo, ayer, como viste tuve que ir desnuda por los pasillos. Hice el mismo recorrido que el día anterior, primero los jefes y luego los trabajadores. Cuando creí que había terminado, dos enfermeros me hicieron hacer la ronda del primer piso, es la zona de maternidad por lo que las mujeres no iban a usarme pero los maridos sí que lo hicieron. Mientras sus esposas estaban dando de mamar a sus criaturas, ellos aprovechaban para relajarse conmigo. Los enfermeros me metieron a una habitación y fueron a decirles a los maridos que si querían podían disponer de mí, cosa que más de uno lo hizo. Así entro el primero, un chico de unos 30 años con un buen cuerpo y la mejor polla que he probado en el hospital. Decidí disfrutar yo también de él, porque pollas así no se encuentran todos los días, me arrodille ante él y comencé a chuparle su maravilloso aparato, parecía una cría lamiendo un helado, le miraba a los ojos y se le veía que disfrutaba, los tenía en blanco. Me puse de pie y me senté sobre él, aun habiendo recibido pollas la suya tenía el grosor suficiente como para que pareciera que mi coño era estrecho. Comencé despacito, subiendo y bajando, dios que placer me daba el tipo este. Subir y bajar y de nuevo, estaba a punto de correrme, acelere el ritmo y acabe gritando como nunca. El en cambio, seguía igual, me levante como pude, me gire y le pedí que me la metiera por el culo, necesitaba sentir aquella polla abriéndome el culo, y te aseguro que no me defraudo. Al principio el ritmo volvió a ser lento, pero necesitaba que aquel pollon me diera duro, necesitaba sentirme abierta y lo logro, mientras su polla entraba y salía de mi culo, yo me frotaba el clítoris, volví a correrme de nuevo, esta vez el también lo hizo, llenándome de semen todo mi culo. Sin decirme nada, se levanto y se vistió, no me miraba, era como si fuera un objeto para el pero yo antes de salir de la habitación le di las gracias. Luego entro otro, algo mayor, me puse boca arriba, me abrí de piernas, me follo y se fue. Todos los que pasaron fueron así. Usaban el agujero que querían pero se limitaban a correrse en mí.
- Bien, ¿y tú qué piensas de eso? ¿qué te parece que tu mujer sea follada por cualquiera, sea usada como vulgar puta y que además como ves ella hay veces que disfruta?
- Pues yo, yo la quiero mucho, - conteste.
- ¡¡Pero serás mentiroso!! si tus amigos y yo misma te estamos tratando como un perro, te esta follando medio país. Has acabado en el hospital con tus tripas rotas de tanta violación. ¡¡que coño me vas a querer!!
- Así, así, bien. - dijo el doctor. - deciros vuestros sentimientos y así os ayudareis a curaros.
- Ni curarnos ni hostias, yo soy una guarra que le gusta follar y este imbécil sin personalidad esta así desde que sus amigos en una borrachera se lo follaron.
- Bueno, creo que la sesión de hoy ha terminado, mañana los dos seréis quienes habléis de vuestro día y mejoraremos esa mala leche que tienes zorrita.
El médico se fue y nos quedamos solos, Silvia se acerco y me dio una paliza, diciendo que ya se vengaría.
Al día siguiente vinieron a buscarnos, y los dos desnudos fuimos acompañados a donde nos correspondía. Horas después regresamos a nuestra habitación donde esperaba el psiquiatra.
- Bien Andrés, cuenta tu día a tu esposa.
- Me han llevado al quinto piso, la zona de psiquiatría, he tenido que pasar por casi todas las habitaciones. Había dos tipos de personas, los enfermos más peligrosos y los tranquilos. Con los primeros, al estar atado yo debía hacer casi todo. El primero ha sido uno de estos, me he acercado a la camilla y he tenido que comenzar a mamársela, tenía un buen pollon, unos 25 cm, con todas las pollas que me habéis hecho comer este mes mi boca está bien acostumbrada y aunque al principio me ha costado un poco he podido con ella. Después de un rato bien chupadita me he subido a la camilla y poco a poco me la he ido metiendo en el culo. Poco a poco, pues tantos días sin recibir por atrás podía romperme. Cuando mi agujero se ha acostumbrado a semejante cacharro, he comenzado a cabalgarlo muy despacito. He cogido buen ritmo y rápidamente se ha corrido dentro de mí. Se ve que estaba necesitado porque de mi culo salía mucho semen. He pasado por otras 4 habitaciones así. Después con los tranquilos ha sido distinto, pues estos con una mamada o una paja les era suficiente.
- La verdad es que mis pacientes han quedado muy tranquilos, hoy seguramente no habrá que sedar a ninguno. Bueno ahora tu Silvia.
- Pues yo como siempre he tenido que ir a la zona de los jefes. Hoy no me han follado mucho pues había una inspección del ministerio y quitando el director y los inspectores el resto se ha quedado con las ganas. Luego me han llevado a la zona donde están los vegetales, la gente en coma. La jefa de esa sección me ha dicho que está haciendo un experimento para saber si sexualmente se podría salvar algún paciente. Por lo que he tenido que ir por todas las camas. La mayoría no ha funcionado, es mas no han tenido reacción a mis lamidas. Algún otro parece que su parte de cerebro que maneja su polla no estaba del todo dormido y les he hecho una buena mamada, y alguno me lo he follado. Creo que con estos puede que alguno vuelva a despertar pues mientras los cabalgaba más de uno me ha agarrado del culo. Después, como había también mujeres, he tenido que tratar a sus maridos, pues estos si estaban necesitados.
- Ahora decirme, ¿que opináis de la situación del otro?
- Yo pienso, - conteste. - para mí que ella sea como es me da algo de pena. Creo que es una chica preciosa que podría estar con quien quisiera y al ser tan abierta de piernas no se da cuenta que para todos es una puta y así la tratan.
- ¿y tú que piensas de su situación?, y no digo del día de hoy solo sino de lo que dijiste ayer que le estáis haciendo.
- Yo creo que nos hemos pasado. Es buen chico y creo que lo que he aprendido aquí es que no se debe obligar a nadie a follar. Yo estoy acostumbrada a tirarme a quien quiero y creo que el debería poder hacerlo.
- Vaya, me alegro de tu respuesta. Creo que has aprendido algo de esta situación. Creo que es suficiente por hoy, mañana continuaremos.
El doctor se fue, Silvia y yo nos metimos en la cama y no hablamos en toda la noche. A las cinco de la mañana entraron en nuestra habitación, nos costó despertarnos aunque los enfermeros tampoco les importo demasiado nuestro sueño. Nos empezaron a meter sus pollas es nuestras bocas, eran 4, dos para cada uno, mientras chupábamos ellos nos iban metiendo mano, sin muchos preámbulos nos pusieron a 4 patas y nos follaron. Cuando acabaron, nos dieron nuestras ropas:
- venga vestíos, que os largáis de aquí.
- El inspector que estuvo ayer ha llamado para avisar que hoy venían del ministerio varios inspectores pues algo han oído de vosotros, y nos puede caer una buena.
Nos vestimos como pudimos pues nos metían mucha prisa, nos metimos en un taxi y fuimos a casa de Juancar, a buscar las maletas de Silvia. Durante el viaje no me dijo nada, fuimos en silencio. Ya en casa de Juancar, al estar sus padres, disimulo bien y se despidió de nosotros como si no pasara nada. Fuimos en taxi de nuevo hasta la estación del tren y cogimos el primero que salía para nuestra ciudad. Habíamos perdido ya varios días de clase y yo esperaba que mi situación cambiaria algo, además viendo la actitud de ella hacia mí me hiciera pensar que así seria. En el vagón, Silvia me comenzó a hablar:
- El director del hospital en una de las folladas que me dio, me dijo que en verano cuando terminase los estudios quiere contratarme como becaria. Mi trabajo sería el de estar dispuesta a todo y a todos en todo momento. Como estos días debería estar desnuda y ofrecer mi servicio a quien me necesite. Creo que voy a aceptar.
- Me parece bien, si es lo que quieres. - conteste.
- ¡A ti quien coño te ha dicho que hables! - la cosa volvía a ponerse como antes. - ponte tu puto collar y quítate la ropa ya.
- Por favor Silvia, pensé que te habías dado cuenta de lo que me estáis haciendo sufrir.
- !! !!que te calles de una puta vez¡¡. - y cogiendo la correa me empezó a dar latigazos, la correa era de metal, yo gritaba y lloraba del dolor que me producían los golpes.
- Por favor Silvia, para por favor, ya lo hago pero para.
Se detuvo por fin, mientras yo comencé a quitarme la ropa y me puse mi collar.
- ahora pote de rodillas y lámeme los pies como buen perro.
Así lo hice, mientras lo hacía ato la correa al collar. Cuando le pareció suficiente la lamida que le di, se puso de pie y tirando de la correa fue hacia la puerta del vagón, la abrió y dijo
- vamos a darnos un paseo perro.
- No Silvia, no quiero que me vean así. - dándome una patada en la cara tiro fuerte de mi consiguiendo sacarme al pasillo.
Fuimos pasando de puerta en puerta, parecía que tenia suerte pues no había nadie, pero a ella eso le daba igual pasamos al siguiente vagón, en la primera había dos chicas, por lo que Silvia no quiso parar allí, pero una de ellas le dijo que me dejara para comerles el chocho, pero Silvia le contesto que yo el único coño que podría tener la suerte de probar es la de una vieja. Continuamos a otro compartimento, estaba vacío, mi día de suerte, siguiente, seis moros.
- ¿os apetece follaros a mi perro? - les pregunto Silvia mientras ellos se miraban alucinando.
- Preferimos follarte a ti. - contesto uno.
- Conmigo no folla nadie, si queréis tenéis a este que ya viene preparado y con ganas, además por lo que dicen la chupa mejor que cualquier tía.
- Pero a nosotros nos gustan las mujeres.
- A este se la han follado muchos heteros, y dicen que su culito es como el de una mujer, ya veis que no tiene ni pelos.
Se pusieron a hablar entre ellos en árabe, ni Silvia ni yo entendíamos nada de lo que decían.
- bien que empiece a chuparnos y si es verdad que la chupa bien nos lo follamos, sino a ti.
- De acuerdo, por mi no hay problema. - agachándose hacia mí me dijo al oído: - será mejor que lo hagas bien porque a mí no me follan estos.
Se fueron bajando los pantalones y comprobé asustado que ninguno de ellos bajaba de los 20 cm estando flácidos. Ellos permanecían sentados mientras yo pase por la primera polla, mientras la chupara con la mano iba pajeando al de al lado. Debo hacerlo bien pues el moro dijo vete a por otro que te voy a meter por el culo. Así pase al segundo mientras este me metía su polla en mi agujero trasero. Las embestidas que me daba eran tan fuertes que no podía sacar la polla de la boca, 25 cm de polla metida y sacada a toda velocidad de mi culo me impedía hacerlo. Acelero aun más el ritmo de la follada parándose en seco, tirándose sobre mi espalda, podía sentir su semen llenándome por dentro. Buen culo para follar, si señor dijo mientras se apartaba dejando su lugar a otro. Este igual que el anterior me la metió de golpe, esta vez yo puse una mano sobre la polla que me pusieron en la boca para poder así sacarla de vez en cuando y respirar, porque volvían a follarme con rabia, se notaba que estos no la habían metido en mucho tiempo y estaban necesitados, aunque duraban bastante la fuerza con la que me enculaban les hacía correrse antes. Paso otro y otro, Silvia no estaba allí, se había ido al compartimento de las chicas, a las que, por lo que supe después les comió el coño. Cuando regreso a por mí, los moros ya habían terminado de pasar por mi culo, su leche me salía a borbotones, mis muslos brillaban de sudor y semen. Silvia tiro de mí y volvimos a nuestro vagón y tumbado en el suelo hice el viaje a casa.