Fin de una vacaciones agitadas.

De los cinco días de vacaciones en la costa, dos días completos los pasé encerrada en la habitación del hotel con el tío Beto teniendo sexo caliente. Ya no cogía con él por el miedo a que contase todo, yo lo buscaba porque hacía de mi una hembra en celo constante.

Después de almorzar en casa de Javier con sus amigos, había decidido pasar la tarde tranquila y sola en la plaza que está cerca de la estación de omnibus, donde termina la Avenida San Bernardo. Me tendía a la sombra de uno de los frondosos árboles a descansar, escuchar los pájaros y sentir el viento sobre la piel.  Si una quiere relajarse completamente, la mejor idea sería no tener el celular en el bolso... decidí no atender las llamadas ni los mensajes de texto... sabía que eran de Beto que estaría tratando de averiguar si volvería al hotel y cuándo. O, quizás, podría ser Javier para recordarme que nos encontraríamos por la noche a tomar unos tragos con los chicos.

Era tan insistente quien llamaba que tomé el celular de mi cartera y en el identificador de llamada... la tía Marta, la esposa de Beto:

  • Buenas tardes Ceci!!! soy la tía Marta... cómo estás pasando las vacaciones, linda?

Al escuchar su voz sentí una punzada en el estómago y mis palpitaciones de aceleraron. Era extraño que la esposa de Beto me llamse al celular, menos durante mi descanso. Con intriga y algo de duda le contesté

  • Hola Marta, cómo estás? necesitás algo? pasó algo?

  • No.. si... bueno, en realidad no sé. Te llamo para saber si tenes novedades de tu tío. Sé que suelen comunicarse a veces por mensajes o algo así... tenía que ver un cliente, tengo entendido que en Mar del Plata... hablé ayer cinco minutos y no sé más nada de él.

Si, era obvio que no iba a estar interesado en comunicarse con su esposa, si desde que llegó al hotel había estado montado sobre mi. Pero no podía ser esa mi contestación tranquilizadora, así que le dije que si llegaba a tener noticias del tío le iba a decir que se comunicara con ella lo antes posible para que se quedase tranquila.  Luego se quedó preguntándome por como estaba pasando mi descanso y contándome sobre algunos otros temas que poco me importaban, pero la escuché.  Corté el teléfono con una sensación extraña... algo en sus preguntas me resultaba extraño, o era yo que tenía culpa por tener sexo con su marido. En definitiva - pensé - ella es simplemente la esposa, es algo legal, ni siquiera se llevaban bien y hacía un par de meses el tío había descubierto algunas infidelidades de ella, cosa que me hacía sentir alivio por ese lado... Beto y yo estamos unidos por la sangre y ahora por la intimidad.

Eran casi las cuatro, decidí volver al hotel. Beto no estaba. Me di una ducha... el agua tibia caía sobre mi cuerpo y no podía evitar excitarme recordando. Recordé esa noche de alcohol en la boda de mi primo y que todo había comenzado allí... rememorando cada escena empecé instintivamente a acariciar mi cuerpo mientras lo enjabonaba, mis pechos turgentes enseguida respondieron al roce de mis dedos y mostraron dos pezones duros y parados... mis lolas seguian siendo igual que cuando tenía 15 años, de piel suave y blanca, con areolas y pezones rosados y delicados com los de una adolescente. Recordando el momento en que Manuel me penetraba en posición de banco y  recibía la verga dura de Beto en mi boca, comencé a acariciar mi clítoris... Nadie mejor que una misma para saber como hacerlo... nada más perfecto que mis manos para masturbarme suave y profundo, para lograr el placer más extremo, el gozo más caliente, el orgasmo perfecto.

El climax lo alcancé en el preciso instante que recordé que mientras Manuel eyaculaba su esperma dentro de mí vagina, Beto derramaba abundantemente su leche espesa y caliente dentro de mi boca... mis tios amados habían hecho un trío - incompleto en ese momento porque Beto no me había penetrado - con "la nena" como me solían llamar.

Terminé de bañarme, me puse la bikini color coral y me dispuse a ir a la pileta.  Allí estaba Beto... coquetendo con una cincuetona morocha que le seguía la corriente, le festejaba los chistes y se le insinuaba.

Pasé por delante suyo sin mirarlos. Dándole la espalda, me quité la bata lentamente para viera lentamente la diminuta e infartante tanga colaless, la apoyé  en la reposera de al lado de donde Beto estaba con la señorona charloteando... y me paseé por delante de un morocho de ojos verdes de unos treinta y pico que se me había quedado mirando boquiabierto... lo miré a Beto con desdén, la miré a ella con celos y le lancé una sonrisa sensual al morocho... que inmediatamente me respondió con una guiñada. Contoneando las caderas, me encaminé hacia las escalinatas de la piscina para ir penetrando de a poco en el agua.  El morocho seguía cada movimiento... el tío también. Ya había dejado de prestar atención a su acompañante ocasional, solamente controlaba las miradas que cruzabamos el morocho y yo.

El muchacho dejó su trago a un costado y se metió en la pileta también. En pocos minutos estaba nadando a mi lado. Cuando llegamos al otro extremo me volvió a sonreir... me di vueltas para comprobar que Beto ya había dejado a su conquista fallida y se encaminaba a pedir un jugo en la barra, sin dejar de sacarnos la vista de encima.

Nos quedamos riendo y nadando con el morocho - Claudio, su nombre - que casualmente estaba allí en viaje de negocios pero que a la noche ya partiría para Bahia Blanca. El sol estaba comenzando a bajar y ya hacía frio en el agua. Salimos del agua, Claudio se puso a mis espaldas para colocar muy sensualmente la bata sobre mis hombros, para que dejara de sentir el brusco cambio de temperatura.  Nos despedimos con una sonrisa y un beso en la mejilla.

Nuestra habitación daba al parque, Beto ya no estaba... pero seguramente seguía cada escena que habiamos compartido con el morocho. La cincuentona me lanzó una mirada odiosa y burlona y me dijo: << Cerci sos, no? decile a tu tío Beto que cuando quiera compartimos ese café que me prometió, y que no sea malo y me diga en que número de habitación está alojado>>

El muy ladino... le dijo que era mi tío para conquistarla... el pequeño detalle que no le contó es que el tiíto estaba durmiendo en la misma habitación que la sobrinita, que dormia en la misma cama de la sobrinita y que se cogía a su sobrinita.  Yo estaba muy celosa... la miré con rabia y le dije... "está en la habitación 206, si quiere pasar en un rato..." y me fui pensando como hacerla rabiar.

Al llegar a la habitación nos hicimos una mutua escena de celos. A los pocos minutos nos habíamos amigado... Beto sabía como calmar mis nervios.  En la cama, con las piernas bien abiertas, su lengua estaba dándome una chupada magistral... con la punta de su lengua recorria en circulos mi clitoris, luego lamia como si fuese un perro. Mientras me hacía disfrutar como loca con su boca, dos uno de sus dedos jugaba entrando y saliendo de mi hoyito mojado y caliente, y otro dedo intentaba entrar a mi culo.

  • Mi vida... no hagas eso, la cola no... la cola no... - nunca había permitido que nadie me metiera nada por el ese orificio tan privado... nunca un dedo, y mucho menos una penetración.

Siguió jugado con mi vagina empapada, con la mano libre Beto se pajeaba porque lo excitaban mis gemidos... se escucharon unos tacos en el pasillo, luego se acallaron y presentí que había alguien parado en la puerta esperando por golpear... de reojo vi una sombra por debajo de la puerta... suponía quien podía ser,  empecé a gemir más fuerte para que se escuchara del otro lado, Beto se calentó más y se masturbó más rápido comenzando a lanzar sonidos guturales. La persona seguía parada ahí... seguro era la cincuentona buscona que estaba caliente con mi tío y lo había ido a buscar. No iba a permitir que esa mujer avanzara con "mi macho".

  • Ayyyy ayyyy seguiiiii amorrrrr, seguiiii Betoooo aaaagggg - empecé a gritar para que se entere

Sin saber nada de lo que estaba pasando o fuera y sin importarle nada de lo que lo rodeaba, Beto  lanzó un grito ahogado.... << ayyyyy, Ceciiiiii mi vidaaaaaaaa>>  mientras enchastraba las sábanas con su acabada y hacía que yo largara una chorro de eyaculación cristalina que fue a parar directo a su cara.

Saber que esa bruja vieja y buscona estaba escuchando como garchábamos me excitaba.

Era mio... ese hombre era mío.

El día siguiente iba a ser el ultimo de mi tio en la costa, desyunamos, pedimos que no nos molestaran para arreglar la habitación, subimos a la 206, le pusimos llave y a modo de despedida estuvimos desnudos todo el día en la habitación mirando películas porno.  Yo le había contado a mi tío - cuando era mi tio confidente, cuando no imaginaba ser cogida por él - que me volvian loca esas películas.

Estabamos entrando en clima, en una de las escenas, a una rubia despampanante, un Adonis grandote, negro y atlético con una verga que impresionaba se la estaba introduciendo sin piedad por el orificio anal, la rubia aullaba de placer... Beto se movia la pija y me tocaba las tetas... bajo sus dedos a mi argolla y la notó mucho más empapada que de costumbre

  • Ayyy hija de putaaaa, estás encharcada!!! como te gustaría que te la metan por el orto mi amor!!! dejate mi amor, dejate.

Lo miré con enojo: - Ya te dije, ni se te ocurra!!! ufff, impresiona eso!!!

Beto lanzó una carcajada... luego admitió:  - Si, la verdad que es la pija de un burro... pero la mia te la podes comer bien princesa, te prometo que no te duele.

A la rubia le había quedado el ano excesivamente dilatado... el miembro de ese negro era bestial, tenia un grosor monstruoso, pero no dejaba de taladrarla por el culo hasta acabar, lo que parecían litros de leche dentro de ese hueco inmenso. La rubia comenzó a gemir y a tener movimientos espasmódicos... la chica llegó al orgasmo y empezaba a despedir desde su ano el mar de esperma del hermoso negro, que caia como catarata y se desparramaba por sus piernas. Ella se recuperó unos segundos de sus estertores y comenzó a lavar con su lengua los restos de semen que habian quedado goteando de esa impresionante manguera de carne color ebano.

Beto con la pija tiesa como un mástil me pidió que lo montase... quería sacar de su cabeza a esa mujer buscona y queria que se vaya más que satisfecho, lleno de mi.  Lo monté como una yegua en celo primero lento, después aumentando mi velocidad... en un momento sentí que su verga estaba a punto de estallar y quise salir... hoy, a modo de despedida le había dejado que me cogiera sin protección...

No me dió tiempo de desmontar su falo... me tomó con sus manos de los brazos fuertemente y me apretó hacia abajo, haciendo que esa penetración profunda y violenta disparara su leche hacia mi conducto vaginal. El video de la penetración anal habían hecho que su cabeza pensara en cogerme por el el otro hueco la próxima vez.

Nos quedamos dormidos, desnudos, él me abrazaba por detrás. Al despertar se había ido. Me dejó una nota:

  • SOS MIA, CADA VEZ MAS LO VAS A SER.

Todavía me quedaban dos días para disfrutar la playa y el sol.  Realmente después de esos días encerrada disfrutando del mejor sexo,  Javier ya había quedado medio en el olvido.

Esto recién comenzaba.

Quería cumplir con Beto todas mis fantasías más oscuras.