Fin de semana salvaje (1a parte)
Pensé que mis vacaciones se habían arruinado, pero nada más lejos de la verdad...
Buenas!!! Hace mucho que no publico nada, me cuesta mucho inspirarme, pero espero que esta nueva historia sea excitante para ustedes. De ahora en adelante intentaré publicar más, tengo nuevos proyectos en mente, y estoy pensando en terminar la saga de relatos "El divorcio", pero con algunos cambios. Espero que lo disfruten.
Todo sucedió el verano del año pasado. Yo estaba de vacaciones en Italia en casa de mi padre. En principio teníamos que ir a pasar 2 semanas de ensueño en Los Ángeles, mi padre, su mujer y yo, pero los planes cambiaron.
Mi padre trabaja en una multinacional que se dedica a fabricar máquinas para la extracción de petróleo y su mayor cliente es una empresa de Los Estados Unidos. Dio la casualidad que para esas fechas, un grupo de empresarios iba a venir a la fábrica para inspeccionar la fabricación de la maquinaria. Mi padre, como jefe del departamento de ingeniería debía estar presente en la reunión, así que mis planes de 2 semanas en Los Ángeles disfrutando y follar como una loca se desvanecieron… o quizás no.
Antes de seguir con el relato os describiré un poco a los principales personajes: mi padre, George, es un hombre de 50 años, aunque tiene un poco de barriga es muy atractivo, ancho de espaldas y muy varonil, aunque pude legar a ser bastante gilipollas cuando se lo propone; su mujer, Sandra, tiene 38 años, es psiquiatra, a pesar de ser bastante bajita está muy buena, rubia, ojos azules, vamos un bombón (según mi padre) y finalmente quedo yo, Estrella, a mis 23 años estoy más orgullosa de mi cuerpo de lo que nunca he estado. Pelo castaño, largo hasta la cintura, ojos verdeazulados, talla 105 de pechos, buen culo, vamos un bombonazo.
En fin, siguiendo con el relato, mi padre como buen jefe que es y para quedar estupendamente ante los americanos, tuvo la brillante idea de invitar a los americanos a comer a nuestra casa. En cuanto nos enteramos, Sandra y yo nos fuimos de boutiques a comprar ropa nueva para impresionar a los invitados, porque hay que reconocer que ambas somos muy coquetas y también muy putas. Ella se compró unos pantalones muy ajustados negros, combinados con una camisa blanca y unos zapatos de tacón negros. Yo en cambio, me decidí por un vestido tipo strapless en tono rosa pastel y unas sandalias de tacón de charol negro muy chulas.
Llegó el día acordado, me levanté tempranito para tener tiempo de dejarlo todo listo, pero para mi sorpresa mi padre y Sandra aun estaban en la cama y por si fuera poco se oían unos gemidos increíbles. Decidí meterme en la ducha pero entre el agua caliente y los gemidos de Sandra me calenté un montón. Durante toda la mañana la pasé súper mal, porque entre el calor que hacía y mi calentura, yo estaba ya que explotaba. Una hora antes de que llegaran los americanos, me fui a mi habitación para prepararme y ya de paso calmar un poco mis ganas de sexo. Después me puse el vestido, las sandalias, me deje el pelo suelto y me di unos toques de maquillaje. Cuando me estaba aplicando el gloss oí que llamaban al timbre y acto seguido se oyeron unas voces. Yo imaginaba que seria los típicos ejecutivos trajeados, mayores, en fin, unos vejestorios, que lejos estaba de la realidad. A medida que bajaba las escaleras me quedé en shock, primero vi a un par de hombres con mayúsculas, debían rondar los 50 años pero muy bien conservados, pude notar como me comían con la mirada. Y finalmente, justo cuando bajé las escaleras los vi, tres negros divinos de unos 40 años, ahí mis bragas se mojaron de golpe y me volvió toda la calentura. Creo que uno de ellos se dio cuenta porque me lanzo una sonrisa muy pícara. Llegados a ese punto me dije, o te follas a alguno o te da un patatús, Para que nos vayamos entendiendo les llamaremos negro 1 (el de la sonrisa), negro 2 y negro 3.
Durante la comida el negro 1 y yo no paramos de lanzarnos miraditas, yo me estaba divirtiendo mucho, así que aprovechando que la mesa estaba cubierta con un mantel, me quité una de mis sandalias y, como el estaba sentado enfrente mío, empecé a acariciarle la polla con el pie. Pedazo de bulto podía notar, cada vez se hacía más y más grande, mmm que ganas tenía de metérmela pero la verdad la situación no era muy buena, así que tracé un plan. A la hora del café, aproveché un descuido de Sandra al servirme y me tiré la copa de licor encima. Yo toda “avergonzada” me disculpé y me fui a cambiar, En mi habitación, abrí el vestidor y empecé a pensar que ponerme, fue entonces cuando me vino la idea. Me puse un bikini, un short y una top sin tirantes, cogí una toalla y la crema bronceadora y me fui para el salón. Una vez allí, les dije que como hacía mucho calor y ellos tenían que hablar de negocios yo me iba a dar un chapuzón en la piscina. Salí al jardín contoneando mi culo como toda una puta y crucé el jardín para llegar a la piscina Me tumbé y esperé, ya había lanzado el anzuelo, solo faltaba que algún pececito picara, y claro que picó. A los 15 minutos vi aparecer al negro 1 en bañador, no sé qué excusa habría puesto para escaquearse de la reunión, pero fuera cual fuera me alegraba. A medida que se acerba pude ver un cuerpo escultural, con unos abdominales marcados y un bulto entre las piernas que me hubiera comido ahí mismo. Se sentó en la tumbona de al lado y estuvimos un rato charlando, durante ese tiempo mi calentura no hacía más que aumentar así que decidí pasar a la acción. Le pedí por favor que me pusiera bronceador en la espalda y el sin dudarlo aceptó encantado. Para hacerle el trabajo más cómodo me desabroche el sujetador del bikini liberando un par de senos bien hermosos, el negro 1 se quedó pasmado pero enseguida recupero la compostura y empezó a aplicarme la crema. Al cabo de unos minutos me di cuenta que mi negro me estaba masajeando las nalgas y a mí se me escapo un gemido. Él se dio cuenta y empezó a pasar sus dedos por todo mi cuerpo, primero me acarició la espalda y los hombros, luego fue resiguiendo mi perfecta figura hasta finalmente llegar a la parte interna de los muslos. Ahí se detuvo unos segundos, pero no tardo poner sus dedos sobre mi coñito. “Estás bien húmeda putita” “Desde que te vi entrar por la puerta, se me mojaron las bragas al instante” Mientras me seguía acariciando el clítoris y yo gimiendo, me cargo en sus brazos y me llevo al borde de la piscina. Él se metió en el agua, me quitó la parte de abajo y acto seguido hundió su lengua en mi vagina, oooh diossss, estaba tan húmeda que después de dos lengüetazos me corrí como una burra, mi coño parecía una fuente, pero mi negro se bebía todo hasta dejarlo bien limpio. “O si cabrón no pares, sigue, fóllame con la lengua” le decía yo desesperada de tanto placer mientras apretaba su cabeza contra mi coño. Otra oleada de calor inundó mi cuerpo y tuve uno de los mejores orgasmos de mi vida. Necesité un minuto para recuperarme, pero estaba decidida a meterme esa jugosa verga en mi coño. Me metí en el agua a horcajadas sobre el y de un solo golpe me la metí dentro. Empecé a gritar como una posesa del gusto que me estaba proporcionando, así que mi negro me besó para callar mis gritos, sentía su lengua casi en mi garganta, nuestras lenguas se entrelazaban mientras ese potente instrumento me perforaba hasta el fondo. De repente mi negro aumentó el ritmo y sacó su polla de mi coño justo en el momento que se corría. Una lástima, tanta leche desperdiciada, pensé mientras veía como su semen se esparcía por el agua.
Cuando nos acostamos en las tumbonas, vi que su polla estaba aún dura y me acerqué a él lentamente como una leona que acorrala a su presa y sin pensarlo me metí ese delicioso caramelo en la boca. Oh yeah, yes baby, gritaba mi negro haciéndome entender que mi mamada estaba dando resultado. Mientras estaba yo enfrascada con mi juguete favorito, noté como alguien me acariciaba el coño, me di la vuelta y vi al negro 2 masturbándose mientras el negro 3 empezó a hacerme un cunnilingus para morirse. Así duramos un rato, pero entonces vino lo mejor. El negro 3 empezó a meterme un dedo por el ano, a medida que mi culo se adaptaba fue añadiendo dedos hasta que con su lengua me comía el coño y con 4 dedos me follaba el culo, madre mía que placer me estaba dando. Entonces el negro 1 sacó la polla de mi boca, el negro 2 se sentó en la tumbona y poco a poco me la clavé en mi coño hambriento de sexo. Su polla debía medir unos 23 cm y era bastante larga, pero poco gruesa. El negro 3 me la fue metiendo despacito por el culo, mmmmm esto era una sensación nueva para mí. No era la primera vez que me la metían por el culo, pero tres pollas a la vez para mi sola era demasiado placer. Mi negro me volvió a meter la polla en la boca, parecía que le gustaba mucho. Así duramos una media hora, durante la cual ellos se iban intercambiando mis agujeros. Finalmente, se corrieron dejando mi cuerpo cubierto de deliciosa leche. Acto seguido nos derrumbamos, estábamos todos exhaustos, había sido una sesión muy intensa. Nos metimos en el agua para limpiarnos, nos vestimos y volvimos de regreso a casa.
Cuando entramos en la casa, nos preguntaron qué tal había ido todo. Yo para poner una excusa del cansancio que teníamos, me inventé que habíamos estado haciendo un partidillo de voleibol, aunque Sandra me miró con una cara como diciendo, si claro sobre todo volibol. En fin, seguimos toda la tarde hablando y cosas banales y cuando quisimos darnos cuenta ya eran las 9 de la noche, así que yo propuse que los americanos se quedaran a cenar y todos aceptaron encantados. Claro que nadie se imaginaba en que acabaría esa magnífica velada…