Fin de semana rural con papá 6

Voy a explicarte algo hijo.

Papá se fue de casa de madrugada, mamá le echó a la calle en plena noche, a la mañana siguiente mamá me informó de la situación en el desayuno.

  • Papá y yo nos vamos a divorcia. - Me dijo mientras servía el café.

  • ¿Os oí discutir anoche? - Dije, mi madre continuo sirviendo el desayuno en silencio.

  • ¿Dónde esta papá? - Pregunté.

  • Ni lo sé, ni me importa. - Dijo despectivamente.

  • ¿Era necesario echarle de casa en plena noche? - Pregunté con tono molesto.

  • Eres mayorcito para entender las cosas, tu padre me ha puesto los cuernos, no se iba a quedar ni un minuto más en mi cama. - Dijo con autoridad.

  • O igual fuiste tú... - Dije farfullando y malhumorado.

  • ¿¡¡Qué!!? - Me miró con cara de pocos amigos.

  • Pues que cuando comenzaste a gritar a papá, llevabas rato gimiendo, igual se los hiciste tú, los arañazos que gritabas anoche y no te diste ni cuenta, porque a juzgar porque lo que gritas cada vez que lo hacéis, papá sabe bien dejarte extasiada. - Dije levantándome de la mesa, casi sin darme cuenta mi madre me dio un bofetón.

  • ¡No vuelvas a faltarme el respeto de esta forma nunca, en tu vida! ¿¡Me has oído!? - Dijo levantando la voz. - Sin decir nada me fui a mi habitación, poco tarde en coger mi mochila y salir camino al instituto. Llamé a papá por el móvil...

  • Hola cariño. - Respondió.

  • Hola papá ¿Cómo estás?

  • Bien... ¿Cómo esta la cosa por allí? - Preguntó.

  • Mamá esta enfadada, he intentado defenderte, pero me a dado una hostia.

  • ¿¡Qué te a pegado!? ¿Qué le has dicho? - Dijo con preocupación.

  • Tranquilo, no le he dicho nada, solo he insinuado que esos arañazos te los ha hecho ella.

  • ¿Insinuado? - Preguntó poco convencido.

  • Vamos que se lo he dicho.

  • ¡Pero no digas nada! Tú solo guarda silencio y déjame a mi.

  • Intentaba ayudarte, papá me siento muy mal por esto.

  • Tú no tienes porque sentirte mal ¿Ahora dónde estás?

  • Voy de camino al instituto ¿Dónde estás tú? ¿Con el tío Pedro? - Pregunté.

  • ¡No, que va! No quiero compartir esto con nadie, estoy en el hotel Grand Palace, que este en el centro...

  • Si se donde es. - Corté sus palabras. - ¿Así que no has ido al trabajo?

  • No cariño, hoy no. - Me aclaró.

  • ¿Vienes a por mi papá? - Pregunté con poca voz.

  • Tienes que ir al instituto, no seas mal niño. - Me reprendió.

  • Esta bien papá... - Guarde silencio y él también.

  • ¡Anda! Voy a por ti, dime donde estas...

  • En el parque de debajo de casa, iba de camino al tuto. - Le informé.

  • Voy para halla, no te muevas de ahí.

Esperé a papá, tardo un cuarto de hora en llegar, subí al coche y nos fuimos, llegamos a su habitación de hotel, en el coche habíamos hablado del lío en el que estaba.

  • Mamá se quiere divorciar. - Dije sentándome en la cama, dejé la mochila en el suelo.

  • Era lo que esperaba. - Me dijo con ese tono tan sereno que le caracterizaba.

  • ¿Tú quieres divorciarte?

  • No, pero llamarla ahora o intentar hablar con ella sería estúpido, se enfadaría más y ni si quiera me escucharía. Es mejor darle un par de días.

  • ¿Crees que lo podrás arreglar?

  • No lo sé hijo, espero que si.- Caminó por la habitación.

  • Si no lo arregláis ¿Qué harás? - Curiosee.

  • No seas agorero, espero arreglarlo. - Me dijo deteniéndose y mirándome.

  • Solo hablaba hipotéticamente. - Aclaré, papá se sentó en la cama y llevó su mano a la frente, me puse tras de él y comencé a masajearle la nuca.

  • Ya pensarás en eso cuando llegué el momento. - Continué masajeandole. - Tienes que relajarte papá. - Me eché sobre él abrazándole desde atrás, me agarró de las manos de forma afectiva, me puso sobre su regazo, ambos no quedamos en silencio, mientras él me abrazaba, sus manos recorrieron toda mi espalda, agarré la nuca de mi padre y le besé con suavidad, buscando su lengua con la mía, me respondió al morreo pasionalmente, sus manos me agarraban la cintura con fuerza, suspiré cuando sentí que estaba entre sus brazos. Me quito la camiseta y comenzó a manosearme los pezones.

  • Mmmmmm Papá... - Gemí. Me acariciaba todo el cuerpo, mientras me besaba sobre mí, nuestros cuerpos se rozaban y movía su pelvis simulando el movimiento de penetración, ambos aún con pantalones, yo suspire y me dejaba hacer, su lengua recorría mi cuello, yo echaba mi cabeza hacía atrás para sentirla más, bajaba por mi pecho, me succionaba los pezones, yo gemía con cada chupetón y bajaba por mi abdomen, mi respiración agitada se aceleraba, mientras mis manos sujetaban fuerte su cabeza.Volvió a subir y se colocó encima de mi de nuevo, clavo sus dedos alrededor de mi boca sujetándome fuertemente la boca y me miró a los ojos.

  • No vuelvas arañarme la espalda mientras lo hacemos. - Dijo autoritario. Le miré a los ojos respirando agitado.

  • ¿Me has oído? - No me soltó y me miró a los ojos, tuve la sensación de que no era para nada mio y eso no me gustaba, fruncí el ceño sin dejar de mirarle a los ojos.

  • ¡Quita! - Dijo moviéndome y quitandole de encima. - Me voy al instituto. - Dijo cogiendo la mochila y mi camiseta, cuando agarré el pomo de la puerta, papá me agarró de la mano y me giró.

  • ¿Se puede saber que te pasa? - Me atrapó entre él y la puerta.

  • Que puedes quedarte muy tranquilo, no te voy arañar, no lo vamos hacer. - Sonrió jocoso.

  • ¿A que juegas? - Dijo enfadado, antes de que pudiera responderle me giró poniéndome contra la puerta, mi cara estaba contra ella. - Hay una cosa que debes aprender... - Dijo mientras me tenía contra la puerta y sus labios pegados a mi oído. - Quien juega con fuego se quema... - Me dio un tirón del pantalón y me los bajo juntos al slip, acto seguido noté como su glande presionaba contra mi agujero y toda su fuerza me inmovilizaba contra la puerta, solo rozaba el suelo con las puntas de mis dedos, me sostenía él en el aire. Me la metió de una sola embestida.

  • ¡Aaaaaaaaaaaah! - Di un grito en seco, mi cara seguía contra la puerta, su su rabo me era descomunal, cada vez que me preparaba, así sin dilatar me pareció el doble, comenzó a penetrarme de manera brusca, sacaba todo su rabo dejando solo el glande dentro y la metía de golpe, así era la penetración, no solo se escuchaba el ruido de sus huevos golpearme, si no que también los golpes contra la puerta, mientras me follaba y agarraba con un brazo, solo con su pantalón con la bragueta abierta y el boxer un poco bajado, me tiró del pelo con la otra mano y echó mi cabeza hacía atrás.

  • Recuerda siempre que yo soy el que decide sobre ti, porque soy tu padre y porque soy tu macho. - Mientras hablaba embestía de esa forma brutal, yo solo me apoyaba sobre la puerta, era como un muñeco entre sus musculosos brazos, me llevó en volandas hasta la cama y me arranco la ropa a tirones, las piernas me temblaban por los tremendos pollazos que me acababa de dar, me agarro las piernas de los tobillos y me las abrió lo máximo posible, haciéndome un poco de daño y comencé de nuevo a embestir seguido y muy violento.

  • ¡Ah, ah, ah, ah, ah, ah, ah! - Daba un grito cada vez que sus huevos se presionaban contra mi agujero, continuó follándome violento contra la cama, el cabezal golpeaba en la pared y la mirada lasciva de mi padre me atravesaba, mientras recibía su pollón abierto de piernas forzadamente, sometido por su fuerza. No se detenía, cada vez lo hacía más fuerte y mas rápido. Yo era como un juguetito ensartado en su polla, me giró con la misma brusquedad sobre la cama y tiró de mis caderas poniéndome en cuatro, me la volvió a meter seguido, sin detenerse, follándome duramente, yo no paraba de gemir y gritar, mientras notaba como su sudor me empapaba y se mezclaba con el mío, mi polla me iba a estallar, no paraba de gotear, cuando papá dejó de apoyar los pies sobre la cama dejando todo el peso sobre mi, embistiendo, aguante todo lo que pude, pero caí sobre la cama, su cuerpo cayó sobre el mio, mientras me corría pegado a la cama sin poder contenerme más y gritando de placer, junto mis piernas y continuaba follandome igual de duro que antes, yo las cruces, estiradas y juntas, mis piernas estaban super tensas, todo mi cuerpo estaba sintiendo hasta la punta de mis dedos cada embestida de ese macho dominante, que estaba demostrándome una vez más que era el mejor que podía follarme, el ruido de su polla, su respiración agitada, mi culito muy apretado, todo mi cuerpo tenso y mi polla restregándose contra la cama en cada embestida, estaba en el cielo, me estaba violando el culo y no quería que parara nunca, me dio varios azotes, que solo sirvieron para ponerme mucho más duro, su respiración... Como me ponía oír su respiración en celo, notaba su polla hinchada, sabía que pronto se iba a correr y yo de nuevo.

  • Dame duro me corro. - Le dije entre gemidos, me embistió más fuerte y cuando tenía la pija tan hinchada sentía muy gorda su picha, apreté mi culo fuerte para atraparla más y llegó mi corrida, cuando me embistió sentir como toda mi lefa salía de mi interior, él no paraba de follarme, y mi lefa salía al ritmo que él me daba. Se salió de mi interior, me puse boca arriba y el puso cada una de sus rodillas a cada lado de mi cabeza, empezó a follarme la boca intensamente, yo solo me limitaba a recibir pollazos que sentía hasta mi garganta, la metía hasta el fondo y me agarraba la cabeza aguantándola ahí, luego la sacaba y yo respiraba, volvía hacerlo, así lo hizo varias veces, hasta que me la metió y la dejo dentro, sus pelotas se pegaban en mi barbilla e intente sacarla.

  • Aguanta, aguanta ahí. - Dijo sujetándome la cabeza, manteniendola dentro, sentía que me atragantaba.

  • Oh, Oohhh, Ohhhhh. - Comenzó a correrse en mi boca, aun corriéndose la saco de mi boca, llenado mis labios, mi cara y cayendo sobre las sabanas, acto seguido la metió lentamente, yo la lamía, saboreaba su semen y la limpiaba su polla de rastros.

Fue al baño sin decirme nada y yo me quedé sobre la cama, bañado en su leche.


Perdón la tardanza