Fin de semana relajado

Mujer estresada por la familia y el trabajo se regala un fin de semana de relax. Las situaciones se agolpan y se ve seducida por un hombre mas joven que ella.

Fin de semana especial

Podéis llamarme Susana:

Yo tenía entonces treinta y tres años y después de pasarme los últimos cinco años de mi vida muy agobiada pues en ellos tuve a mis dos hijos y los que más me agobio fue la situación laboral que afronte con la venta de unas acciones de una empresa que poseía y el cambio de trabajo.

Yo sentía que no podía mas con tanta carga a mis espaldas, el estrés me estaba matando a mi salud y si voy a decir la verdad a mi matrimonio, pues lo que antes era un romance permanente, por el agotamiento y la carga de la familia había pasado a un segundo o tercer plano en mi vida. Mi marido, ponía de su parte en comprarme de vez en cuando algún regalo para mí, como, colonias, alguna joya, y lo que más le gustaba conjuntos de ropa interior. Siempre dentro de nuestras posibilidades pues somos una familia media con hipoteca.

Pero un día me sorprendió con un regalo distinto al que solía realizarme. Me reservo un fin de semana en un hotel con sesiones de spa, masajes, y todos los nuevos elementos que ellos realizaban, aroma terapia, barro terapia, etc.

El se quedaría en la ciudad con los hijos y yo sola podría irme desde el viernes por la tarde hasta el lunes por la mañana.

Creo que fui muy egoísta pero lo acepte de inmediato, y no podía pensar más que en el fin de semana que disfrutaría en el hotel.

Los primeros preparativos los había realizado durante la semana:

Me había depilado el cuerpo entero. Y en las ingles, cosa que nunca había hecho, me las había dejado tipo brasileñas, con una pequeña tira de vello que subía desde mi clítoris por mi monte de Venus. Me había comprado biquini nuevo. Un modelito en color tabaco que por detrás tenía que tener mucho cuidado en que no se convertiría en tanga pues tapaba poco culo. Y por el sujetador dejaba abierto algo más que un canal, y la tela era tan fina que los pezones se marcaban en cuanto se endurecían un poco. Nunca me había comprado un biquini tan sexi. Ni me había depilado de aquella manera.

Llego el viernes y por la mañana comencé a prepararme la maleta para mi fin de semana.

Yo no solía vestirme de forma provocativa. Pero en aquella maleta sin pensarlo fui echando toda la ropa más sexi que encontré en el armario.

Solo iban a ser dos días, el viernes me iría con una ropa cómoda para conducir el sábado era el día destinado a los masajes y el spa y por la noche por si acaso una ropa para salir arregladita a algún bar o restaurante. El domingo también tenía pensado pasear por los alrededores del pueblo y relajarme sin muchos agobios de horarios.

Me prepare unas mayas que tenia de color azul que me ajustan muy bien con un jersey de licra blanco que también me marcaba mi cuerpo, para el viaje. Después pensé en el día de los masajes y piscinas y me coloque en la maleta un vestido blanco tipo ibicenco, de tela fina que dejan según se miren reflejarse el contorno de la ropa interior. Para salir el sábado por la noche me cogí del armario una mini falda azul con lunares grandes blancos, una camisa blanca ajustada por la cintura hasta debajo de los pechos y un escote sugerente, con lunares azules, muy fina. Unas medias, pues estaba todavía blanca, de las que llegan hasta el muslo con silicona elástica. Unas sandalias con tacón alto. También me cogí del armario unas mayas de color gris claro que no había estrenado todavía y me quedaban muy ajustadas y muy cómoda. A esta colección de ropa le fui añadiendo jerséis y niquis de barios colores y formas, con letras en el pecho, que son un reclamo para el que te está hablando, y todos ceñidos.

Después de tener la ropa más o menos clara, tocaba el tiempo de elegir la ropa interior. Como os he dicho antes yo no solía usar normalmente ropa atractiva y me decantaba más por las bragas tradicionales de algodón y cómodas que por la nueva moda de los tangas. Pero sin pensarlo ni decidirlo sino que fui echando ropa como al azar y me encontré con la siguiente elección:

Para llevar puestas en el viaje elegí un conjunto de bragas y sujetador color rosa claro, las bragas eran de tipo sorty, de esas que son tangas abajo y te tapan medio culo, y llevaban puntillas por las partes más atrevidas por lo que se transparentaba mis vellos genitales y en el sujetador los pezones. Mi marido siempre me decía que me quedaban muy bien ese conjunto. Después, por si acaso me metí en la maleta un par de bragas sueltas, pero siempre eligiendo las que más finas y más llamativas. Por último y eso si que no se por qué lo cogí fue un conjunto de tres piezas que me había comprado yo en una lencería y que guardaba para ponérmelo en una ocasión especial, pero no la había estrenado todavía.

El conjunto era de color blanco y el sujetador tenía unas puntillas de color plata y en ella incrustados unas imitaciones de brillantes. Las bragas eren de tipo sorty, con las puntillas idénticas a las del sujetador que me daban la vuelta a la cintura y de ellas bajaba la telita que tapaba mi sexo y mi parte de culo. Pero lo que no sabía yo hasta el momento de abrirlo es que la tercera pieza del conjunto era un pequeño tanga de los de solo son un triangulo de puntillas de color plata con sus brillantes y simplemente la goma para unirlos entre ellos.

Ya tenía la maleta casi completada, simplemente me faltaba el neceser y la ropa de piscina como, toallas, sandalias, y algo muy importante el pijama. Como podes imaginar no cogí el pijama que me ponía casi siempre por que era muy cómodo, sino que cogí un camisón de seda azul, que tampoco era nada del otro mundo pero me sentaba muy bien.

El viernes después de comer ya tenía todo preparado, me vestí con la ropa que tenía preparada para el viaje, y después de despedirme de mi marido y mis hijos me fui a disfrutar de mi fin de semana de relax.

Tuve suerte y las carreteras no estaban con atascos por lo que el viaje ya fue una delicia, y sobre las siete y media ya me encontraba en el sitio de destino.

Como era un pueblo pequeño, de unos tres mil habitantes, enseguida encontré el hotel donde había reservado la habitación.

Por fuera era un hotel pequeño pero con mucho encanto y se apreciaba que en el pueblo estaba desde hace muchos años pues se integraba en el medio perfectamente. Aparque cerca cogí mis maletas y entre por la puerta de recepción.

El recibidor del hotel era una sala rectangular en donde un pequeño mostrador en frente hacia de recepción y a la derecha había colocadas varias sillas y butacones para esperar. Como todo el hotel no era grande pero estaba con mucho gusto decorado.

En el mostrador en ese momento se encontraba un señor hablando con la recepcionista, una mujer de unos cincuenta años muy bien maquillada y peinada. Yo deje mis maletas cerca de una silla y comencé a observar la recepción con aire distraído. Al final de la sala había unas puertas dobles de cristalera y un cartel encima de la puerta que ponía "bar – restaurante", después de mirar por entre los cristales, pues eran de esos translucidos, entre.

Las puertas daban al bar del hotel. Como todo el conjunto estaba muy bien decorado y acogedor. Por entre las mesas del bar un chico de unos veintiséis años hacia su trabajo recogiendo los vasos de las mesas. El camarero llevaba el uniforme del hotel y con la altura que tenía y el buen tipo, y el peinado moderno pero sin ser excesivo le convertían en un camarero de los de película.

Yo me quede quieta mirando el bar junto a la puerta. El chaval en cuanto me vio se acerco a mí y me dijo:

  • Busca a alguien, señorita -.

Los ojos de aquí chico eran preciosos, ahora que lo tenía cerca y podía apreciar su cara. Estaba bien afeitado y tenía unos rasgos agradables, marcando el mentón y unas cejas pobladas pero no grandes y debajo de las cejas los ojos más bonitos que yo he visto en mi vida.

Creo que él se percato de que yo no le conteste con rapidez y me quede un poco parada admirando su cara.

  • No, - le conteste – Es que acabo de llegar y estoy esperando a hacer mi ingreso en recepción, y mientras estoy descubriendo como tenéis las instalaciones. –
  • Quiere que le acompañe y se las enseño yo. –
  • No, que tengo equipaje y todo hay y no quiero que me esperen. – le conteste amablemente.
  • Bueno si se va a hospedar ya nos veremos pues yo trabajo aquí y como es familiar codos hacemos varios trabajos en el hotel.

Con esas palabras me despedí de él y dando media vuelta fui a la recepción que ya estaba sin clientes.

La recepcionista ya me estaba esperando y enseguida comenzamos a formular mi reserva.

Al poco tiempo de comenzar los trámites con la recepcionista entro desde el bar el camarero que me había hablado y pasó por detrás de mí y se metió en el mostrador de recepción.

La señora de recepción le dijo que me subiera las maletas y que me mostrara la habitación, y que me explicara cómo se regía el hotel.

El chico muy amable se levanto de la silla del ordenador que estaba sentado y cogió mis maletas y bolsos, y en la otra mano la llave de mi habitación.

Me explico que ese hotel era familiar por lo que no tenía nada que ver con grandes hoteles. Aquí cada persona tiene llave de su habitación y en recepción si uno cree que llegara fuera de las horas establecidas pide la llave de la puerta principal y así se evita el llamar. Los horarios del cierre de recepción estaban colocados en cada habitación. El ya me había dado la llave de la entrada principal por lo que en mi llavero tenía dos llaves. Con estas y otras explicaciones llegamos a la habitación y me abrió la puerta. Entramos y me enseño la sala y me explico cómo funcionaba el climatizador, el hilo musical, etc.

Pero mientras se mostraba muy simpático y atento con la charla lo sorprendí en varias ocasiones mirándome el trasero y cada vez que me hablaba de frente era menos disimulados sus miradas hacia mi escote. Eso me estaba poniendo nerviosa pues no estaba acostumbrada a que los hombres se fijaran de esa manera en mí, y menos tan joven como este.

Me pico la curiosidad y le pregunte su nombre y cuantos años tenía, pues yo me había hecho a la idea de que sería veintiséis. Me dijo que se llamaba Andrés y que lo ponía en la insignia del uniforme del hotel y que tenia veinticinco y que había terminado la carrera de turismo y desde hace un año y trabajaba en una agencia de viajes de guía para turistas que recorrían España, en los días libres trabajaba en el hotel familiar.

Lo primero que pensé fue que este chaval con el cuerpo que tiene y los ojos tan preciosos siendo guía de excursionistas se lo tenían que rifar las turistas. Pues estaba muy bueno y era muy simpático.

Yo para no preguntar demasiado le dije que cuantos años me echaba a mí y la respuesta fue una muestra de lo hábil que era con las situaciones.

  • Bueno – me dijo- eso es muy difícil de decir pues podía equivocarme a la alta y sentarle mal a usted y por el contrario si le digo mucho más joven no se lo va a creer y pensara que lo he dicho par contentarla, pero aun así me voy a atrever a decirle que tiene treinta tres años, y el siete de septiembre cumplirá años.

Yo me quede sorprendida de la exactitud con que me había dicho mi edad y sin tiempo a reaccionar me contesto.

  • Acabo de hacerle la ficha en el ordenador por lo que le he metido los datos de su carnet de identidad, pero le diré que me ha sorprendido su edad pues yo le calculaba menos años.-
  • Qué bien has quedado Andrés.
  • Bueno como se va a quedar el fin de semana ya nos veremos y nos conoceremos mejor. Ahora la dejo aquí y si tiene algún problema no dude en llamarme.

Nada mas irse y cerrar la puerta quede aliviada pues la actitud de Andrés estaba siendo atrevida conmigo. O más que la actitud era mi pensamiento que no estaba tranquilo con ese chico tan atractivo acompañándome a solas.

Me fui al espejo de la habitación y lo primero que hice fue mirarme de arriba abajo y la verdad es que con la ropa que llevaba podría parecer muy atrevida pues las bragas se me marcaban con las mayas y el sujetador quedaba esculpido con el niqui prieto que me había puesto. Y también sentí una sensación agradable al descubrir que a un chico joven y atractivo se había sentido atraído por mi cuerpo. Fue como un apoyo moral, pues para las mujeres el pasar de los treinta se hace cuesta arriba en el aspecto físico y ya no se levantan pasiones como cuando eres una chica joven.

Deshice las maletas y organice todo el equipaje que había traído. Me aseé un poco y me repare el maquillaje y los cabellos y como era pronto Salí a dar una vuelta por las cales cercanas al hotel que como este estaban en el casco antiguo y eran todas muy pintorescas y antiguas.

A las diez entraba en el restauran del hotel para cenar. Al primero que vi fue a Andrés, que estaba sirviendo las mesas de los clientes. Él me vio a mí y se acercó, me guio por el restaurante hasta una mesa que parecía que tuviera reservada pues tenía unas vistas preciosas hacia el rio que cruzaba el pueblo.

La cena fue muy buena, y parecía como si llevase varios días de vacaciones y no hacía más que horas las que llevaba en el hotel, pues estaba muy relajada y los problemas familiares parecían lejanos y apartados.

Andrés trabajo durante toda la cena sirviendo mesas y cuando yo termine le dije si me podía quedar en mi mesa leyendo tranquila. El me dijo que si que hasta que cerraran el comedor me podría quedar en mi mesa.

Ya se habían ido todos los clientes y solo quedaba yo en el restaurante. Habían limpiado todo y Andrés salió de la cocina pero ya vestido con la ropa de diario y no con el uniforme del hotel.

  • Me voy a dar una vuelta por los bares con los amigos – me dijo- ¿te vienes?
  • No, no – le conteste sorprendida de su invitación- me voy a ir a la cama a descansar estoy agotada del viaje y tengo ganas de dormir. Ya veremos mañana. – le conteste siendo amable con su invitación.

Andrés se marcho del restaurante y yo también aproveché para subir a mi habitación y dormir tranquilamente hasta la mañana siguiente que sería la beneficiaria de unas sesiones interminables de spa y todo tipo de terapias contra el estrés.

La cama del hotel era muy buena y yo tenía sueño, y por si fuera poco desde mi habitación se dejaba oír un murmullo de agua del rio que pasaba que era de lo más relajante de la habitación. Dormí toda la noche plácidamente.

Al día siguiente me levante sobre las nueve, probé la ducha de mi habitación y me prepare para acudir al spa. Me puse una de las bragas que me había echado sueltas por la maleta y no me puse sujetador, con las mayas del viernes y me puse un niqui más holgado que el del día pasado. Me prepare mi mochila con el biquini las toallas y los enseres que me harían falta para mis sesiones y baje a desayunar en el hotel.

Me senté en mi mesa y enseguida apareció mi camarero personal, Andrés. Le pedí el desayuno y parecía que estaba un poco torpe en sus movimientos y su cara no era tan risueña como la del día pasado por lo que bromee con él sobre su salida nocturna.

Yo termine mi desayuno y me pase al edificio del spa para comenzar mis sesiones.

No es muy interesante para contar las sesiones de spa y masajes. Yo entre en el local, formalice mi reserva y me baje a los cambiadores. Me puse mi biquini nuevo y con mi albornoz me dirigí a las piscinas de hidromasajes. Las instalaciones eran muy buenas y agradables de estar. Lo que si me di cuenta de lo que me había comentado Andrés sobre la media de edad de los visitantes del complejo, eran bastante más mayores que yo. No os quiero explicar lo que fue cuando me quite el albornoz y me quede en mi biquini marroncito, enseñando medio culo y marcando los pezones. Las miradas entre disimulo se clavaban en mí. La mayoría de los presentes eran jubilados o a punto de jubilarse por lo que ver una chica de treinta tres años en un biquini tan atractivo pues era más fuerte que mirar a lo que tenían por casa.

Al principio me dio corte pero después me convencí para ser yo misma, y no estar preocupada de si me miran o no, total no me conocía nadie, que mas me daba.

En la piscina me recorrí todos los lugares de hidromasaje de esta barias veces. Chorros por el cuello por la espalda, delante, detrás, tumbada, de pie. Estuve más de dos horas dando vueltas por la piscina y el yacusi, hasta que estuve bien arrugada. Después sesión de masaje con barro. Qué maravilla.

Después fui a comer al hotel, que tenía una buena cocina platos sabrosos y no saturados con grasas. Después de comer me fui a echar una siesta en mi habitación y durante ese tiempo no vi a Andrés en el hotel. No sé cómo explicarlo, pero creo que me sentí desilusionada al no encontrarlo trabajando y yo que por mi imaginación me creía que le era atractiva y estaría pendiente de mi. Parecía que me había convertido en una colegiala que cree que la ronda un chico y está pendiente de él pero sin darle a conocer su interés. Ya he explicado en este relato que lo que me paso ese fin de semana no responde a mi personalidad.

Termine de comer y subí a mi habitación a dormir un poco, la famosa siesta que hace años que no disfrutaba de ella. Me metí en la cama solamente con las bragas pues el sujetador no me lo había puesto desde por la mañana. Y cuando comenzaba a quedarme en trance, que estas que si te duermes que si estas despiertas, comencé a tener una fantasía pensando en Andrés. No sé cómo comencé a imaginármelo desnudo a mi lado y él me acariciaba mi coñito por encima de las bragas y después de su mano su lengua me recorría todas mis partes intimas. Mientras tenia estos pensamientos yo misma me estaba tocando mi sexo y ya comenzaba a estar mojado por los movimientos de mi mano y por la fantasía de mi cabeza. En mi encuentro imaginario yo le tocaba su miembro erecto y ya pensé en lo que sería una penetración de aquel miembro en mi vagina. Me metí los dedos índice y corazón hasta lo más profundo de mi ser y tocando mi punto G alcance un orgasmo pausado pero larguísimo, disfrutando de cada sensación que mi cuerpo me ofrecía.

No sabría decir cuánto tiempo había pasado desde la última vez que me había masturbado yo misma, pero creo que siendo persona adulta no me había auto complacido nunca, las últimas veces que recordaba se quedaban olvidadas en los años de los estudios universitarios, y no sé si a esos resultados se les podría llamar orgasmos. Pero en ese fin de semana parecía que se estaba desatando mi personalidad sexual, y yo misma me quedaba sorprendida de mis sentimientos.

Después de esa paja me dormí tranquila y serena hasta que me despertó el despertador para ir nuevamente a las sesiones relajantes que había contratado. Esta tarde me tocaba acupuntura oriental.

Salí de mi habitación y al bajar a la recepción no Salí por la puerta principal, sino que Salí por el bar del hotel y en ese momento si que vi a Andrés trabajando y con un gesto me pidió que lo esperara un poco.

  • Hola Susana; No te he visto en la hora de la comida y tengo que informarte que en el bar "la esquina" hoy hay un pequeño concierto de música de los años ochenta por un grupo vecino, abra ambiente en el bar, si quieres quedamos para la noche y sales con mis amigos.

No me lo podía creer que me invitara a salir el sábado por la noche un chico tan joven con sus amigos.

  • Andrés no sé si pegare yo con vosotros no. – le respondí-
  • Pues claro que pegas mujer, que los amigos que nos juntamos hay de muchas edades y no es que vallamos ha hacer nada especial mas que está en el bar viendo el concierto.
  • Bueno ya me lo pensare. – termine la conversación-.

Por el camino hacia el balneario no podía pensar más que en la oferta de salir por la noche con los amigos de Andrés.

En la sesión de acupuntura fue de maravilla con unas manos expertas dando masaje y después la variedad de agujas que te clavan en la espalda y cuello, y la variedad de olores en el ambiente y la decoración. Salí del masajista como la gelatina de blanda y relajada.

Subí a la habitación del hotel y me di una ducha para quitarme los aceites y olores de la sesión. Y cuando Salí de la ducha me senté en la cama viendo la tele y me eche una cabezadita de breves minutos, pues, parecía mentira pero no tenía nada que hacer.

Al despertarme estaba desnuda y envuelta en la toalla del baño. Me la quite y fui a prepararme para salir a cenar y después con Andrés.

Lo primero fue la ropa interior que ya la había pensado seria el conjunto que tenia sin estrenar blanco y plata. Me puse el sujetador y después las braguitas del mismo conjunto. Me puse la minifalda blanca con lunares azules y la camisa entallada azul de lunares blancos. Me mire en el espejo y creo que había acertado con la elección de la ropa. La camisa me entallaba muy bien y dejaba mostrar el canalillo marcado con el nuevo sujetador. La falda al ser predominante el color blanco se transparentaba un poco la braga y se dejaba notar la forma. Me mire en el espejo y me fije que las piernas estaban demasiado blancas, me fui al armario y me puse unas medias negras de las que se pegan con silicona a la altura del muslo y tenían unas puntillas muy bonitas. Con las medias y las sandalias de tacón alto las piernas me hacían una pierna mucho más bonita que sin ellas.

Me volví a mirar al espejo y entonces sí que me veía atractiva dentro de mis posibilidades claro. Pero para toque final de mi atuendo lo pensé y me atreví a quitarme la braga y ponerme en su lugar el minúsculo tanga que también venia en el conjunto.

Me mire por última vez y ahora sí que estaba atractiva. No savia para quien pero estaba atractiva.

Maquillada y con un olor a perfume de DIOR baje al restauran del hotel para cenar. Después del día de relajación que me había dado me encontraba muy bien muy descansada y porque no decirlo con ganas de marcha.

Me senté en la que ya era mi mesa y como con disimulo esperaba que saliese Andrés de la cocina para servirme. La primera impresión creo que es la que mas demuestra los sentimientos porque existe la sorpresa. En la mesa de enfrente ya se había fijado en mí un señor que estaba cenando con su esposa de unos cincuenta y cinco años pero que no me quitaba ojo de las piernas que al sentarme enseñaba con la mini falda.

Al poco tiempo salió Andrés con un plato para una mesa y al dejarlo me vio. En unas decimas de segundo su cara me mostro la sorpresa y el deseo. Lo había sorprendido.

Se acerco a mi mesa y me dijo:

  • Casi no te reconozco, estas impresionante.
  • Calla adulador voy a estar de ninguna manera. No que pasa que en todo el día no me has visto más que despeinada de piscina y con ropa para estar cómoda, y ahora una se peina un poco y claro.- le conteste yo haciéndome la despistada.
  • Entonces nos veremos en el bar esta noche no. ¿Por qué si has salido así no será solo para cenar y subirte a la habitación? - Me pregunto él.
  • Claro que saldré al bar. – le afirme yo. – me voy a atrever a conocer a tus amigos y además hoy estoy descansada para la noche.

La cena fue muy buena como solían prepararla, pero en el restaurante había mucha más gente que el día anterior. Claro era sábado y eso se notaba. Andrés cuando termine se acerco y me dijo que él hoy saldría tarde del trabajo que si quería me podría ir al bar La Esquina y que ya nos veríamos allí.

Yo termine mi cena y le dije que lo esperaba en el bar. Ya sabía dónde estaba y me dirija a él por las calles antiguas del pueblo.

Al entrar me quede sorprendida pues la puerta por donde se entraba era como el de una caserna palaciega y el interior era un bar en donde se mezclaban el arte funcional y el antiguo de la casa. Muy bonito.

Me senté en una silla alta junto a la barra y me pedí un café irlandés. Mientras me lo bebía observé a la gente que frecuentaba el bar que aunque no estaba lleno sí que estaba animado. Poco a poco se iba llenando el bar esperando el concierto que ya estaba el escenario montado en el interior de la pista de baile que era una sala adosada al bar principal de unos sesenta metros cuadrados. Muy intimo codo el ambiente.

El local se iba llenado poco a poco de gente y nada más entrar me fijé en un grupo de chicas jóvenes de unos 20 o 21 años que estaban más animadas que el resto de la clientela, eran tres chicas que iban u poco pasadas con la bebida.

Entre canción y canción se acercaron a donde yo estaba y se pusieron pegando a mi espalda. No fue muy difícil el entablar conversación con ellas ni que me invitaran a un trajo.

Me preguntaron si era del pueblo y de donde era y cosas por el estilo yo a ellas también en un ambiente distendido les hice preguntas y me integre en la cuadrilla como si fuese una de ellas.

Una se llamaba Elena y era una rubia de las que te hacen volver la cabeza porque era muy guapa de cara y tenía un cuerpo muy bien proporcionado. La segunda se llamaba Ester y tenía el pelo teñido de rojo y era la más bajita y con peor tipo de las tres pero poseía unas tetas impresionantes que sabia sacarles partido por que se había puesto un escote que pocos hombres no le miraban de reojo a esos pechos tan esplendidos. La tercera se llamaba Eva y tenía muy buen tipo sin llegar a Elena pero parecía más natural que esta, con una melena morena y muy amable en la conversación.

Ya eran la doce de la noche y Andrés no aparecía aunque con mis nuevas amigas no me estaba aburriendo precisamente, me lo estaba pasando de escándalo por qué hace tiempo que no me despreocupaba de tal manera y no trataba la noche como si no habría otra cosa en el mundo que esa noche, así lo hacían ellas.

De repente se acerca Elena, una de las chicas y dice.

-Pedazo de tío baenero que acaba de entrar en el bar.-

Entre risa lo miramos y era Andrés con dos amigos que ya venían para pasar la noche.

Yo lo vi y le hice un gesto con la mano, el se acerco y me dio un beso en las mejillas y me saludo. Eso le sirvió a mis nuevas amigas para hacer bromas sobre mi y Andrés.

Yo les presente a mis nuevas amigas Elena, Eva, y Ester. Que con alguna ya se conocían y él me presento a sus amigos Juan y Miguel.

Nos pedimos otra ronda para todos y seguimos la velada en espera del concierto. El alcohol se hacía de notar y cada vez la conversación por parte de chicos y chicas se hacía más caliente y Andrés se acercaba cada vez más a mí y se insinuaba más descaradamente.

El concierto comenzó en el bar y nos pasamos a la pista de baile que es donde tocaba el grupo. Empezó un poco frio el ambiente pero poco a poco se comenzó a llenar el local y la verdad que el grupo era muy bueno y sabía ganarse a la gente. Las canciones eran de la década de los ochenta y a mí me recordaba a años de mi adolescencia.

Andrés durante el concierto se pego a mí y comenzó a hablarme desde atrás en la oreja diciéndome lo esplendida que estaba, que le resultaba la más atractiva del bar, y proposiciones para irnos solos los dos. Yo como comprenderán no estaba por la labor de ir con él y le decía que intentaría ligar con mas chicas que nos acompañaban que con cualquiera de ellas tenía el triunfo asegurado por que se morían por él.

El me contesto que no le gustaba esas chicas jóvenes sin experiencia, lo que a él le gustaba era yo. Una mujer atractiva y con experiencia sexual para disfrutar en la cama. La conversación se calentaba por minutos y yo tengo que reconocer que también me calentaba. El se acercaba por detrás de mí y se pegaba a mi trasero. Yo ya notaba en mi trasero el pene de Andrés en erección. Me gustaba, y aunque ya sabía que no llegaría a mas, me sentía cada vez mas excitada pues hacía mucho tiempo que no tenía a un hombre intentando conquistarme de esa manera.

Andrés seguía hablándome al oído y cada vez me rozaba mas el ovulo de la oreja, hasta que ya en una de esas veces me lo succiono con su boca. Por dios que sensación. Un calambre eléctrico me recorrió todo el cuerpo y mi sexo se humedeció al instante, mis pezones oprimidos por el sujetador y la camisa empujaron con fuerza para salirse y eso izo que se me marcaran en la camisa. Y yo que no estaba acostumbrada a llevar tanga no sabía si la pequeña tela que cubría mi coño podría adsorber los flujos que de mi interior se escapaban, o terminaría escurriéndome por los muslos abajo.

Durante todo el concierto Andrés estaba detrás de mí y yo notaba su abultado paquete en mi culo unas veces porque yo me echaba para atrás y tras porque él empujaba desde atrás contra mí. La situación me gustaba pero yo no quería ser una calienta pollas y le dije sin bromas que no tenía nada que hacer y que saliese con Elena o cualquiera de las otras chicas. Andrés se contuvo un poco pero enseguida me volvió a decir que estaba loco por mi y que me deseaba y le atraía más que cualquiera de las chicas que había en el local.

Estaba la situación más controlada cuando el grupo que estaba tocando comenzó a cantar una de mis canciones preferidas "abrázate fuerte a mi maría" de los secretos. Esa canción sí que traía recuerdos y para mas recuerdos casi todos los del bar la empezaron a bailarla abrazados y yo claro la baile abrazada a Andrés. El me abrazo de mi cintura y me pego a su cuerpo, yo lo abrace del cuello y quedaba casi colgada de él. Desde un momento no hubo espacio entre nosotros y yo enseguida note mis pechos contra el suyo lo que me excitaba los pezones de mis tetas que querían salirse del sujetador y de la camisa ceñida que llevaba, no sé si Andrés los podía notar. Lo que si notaba yo era el paquete de Andrés en mi cuerpo. Se pegaba a mí y me restregaba casi sin pudor el pene contra mí, ya sentía que tenía un gran aparato y muy duro.

Eso me excito mucho y el poco control que ejercía sobre mi cuerpo estaba a punto de perderlo en esa situación, pero por suerte o por desgracia la canción término y nos soltamos. Yo no podía aguantar más y en mi interior había una lucha por mantenerme sin caer en la tentación. Me tenía que alejar de él y le pregunte donde estaban los baños. – Están arriba yo te acompaño - me dijo Andrés.

Nos pusimos a subir y como pasa casi siempre que vas al baño de señoras estaba con fila para entrar. Entonces el me dijo que era amigo de los del bar y que iríamos al privado que tienen los camareros. Me cogió la mano y me dirigió al mostrador. Pasamos por debajo de la barra y nos metimos por una puerta que pasaba por todo el privado de los camareros hasta un baño limpio que solo utilizaban los trabajadores.

En él entramos los dos, pues era unisex. Cerró la puerta. El wáter era más amplio que los normales de bares se acerco me abrazo y pego su cuerpo contra el mío fuertemente, yo notaba toda su verga pegando en mi cuerpo y me dijo al oído.

-Te ayudo.-

-A que - le pregunte yo.

-A bajarte las bragas a limpiarte a lo que tú quieras.- me susurro Andrés mientras sus manos se deslizaban por mis muslos levantando la mini falda.

-No gracias que sé hacerlo yo solita.

-Si. Pero te gustara mucho mas como te lo voy a hacer yo. Con la boca.- me proponía mientras sus manos ya habían llegado a mis glúteos por debajo de la minifalda.

-No por favor, para ya – le renegué mientras mis manos le quitaban las suyas de mi culo.

-Es el mejor culo que he tocado en mi vida. Por favor déjamelo un poco más aunque sea por encima de la falda. – me decía mientras me prestaba las dos manos en mi culo y empujaba con su pene mas contra mí.

-No Andrés. Déjame por favor me estas asustando. – le grite ya mientras me separaba de él con cierta violencia. En ese momento la verdad es que no estaba excitada. Me había intentado meterme mano con cierta fuerza y eso no me había gustado y me bajo la excitación que tenía en el cuerpo.

Andrés se separo de mí, me pidió perdón, y dando media vuelta abrió la puerta y se fue del servicio.

Yo me quede en el servicio un poco cortada sin hacer nada. Me levante la falda y en un espejo que había enfrente me vi el tanga que llevaba. Estaba mojado de cuando me había excitado en el concierto y me di la vuelta para mirarme el trasero. El hilo del tanga se metía entre mis dos glúteos y estos estaban un poco colorados de la fuerza que habían presionado las manos de Andrés. Al ver esta imagen, no sé por qué, comencé a excitarme y a recordar lo que había sucedido. Y en vez de sentir lo que antes había sentido comencé a excitarme. Recordaba el calor de su picha tiesa en mi muslo, el tacto de sus manos cuando subían por mi pierna. Los labios vaginales se comenzaron a hinchar y la pequeña tela del tanga se metía por ellos incapaz de cubrirlos. Los jugos de mi interior volvían a salir de la vagina humedeciendo la ropa interior y ya resbalando por mis piernas. Comencé a tocarme el clítoris por encima del tanga y eso fue como una descarga eléctrica. Ya no pensaba en lo que había pasado sino que cerré los ojos y me imaginaba que era Andrés el que me tocaba y a la vez yo le metía la mano por la cremallera y cojea aquella polla con mis manos y la meneaba ha mía antojo. Comencé a divagar con que era él el que me metía mano y me acariciaba el coño con su mano. Por dios que paja me estaba haciendo, la mano no paraba de menearme el clítoris y el tanga había desaparecido del todo entre mis genitales excitados por los masajes. Estaba con los ojos cerrados y me imaginaba que era Andrés quien con su boca me lamia el coño y recorría con su lengua húmeda desde el ano hasta el clítoris dejando saliva junto a mis jugos interiores.

No iba a resistir mucho más. Me venía un orgasmo brutal pero en ese momento alguien golpeo la puerta y todo el encanto que tenía en el servicio se esfumo como el humo.

No sé quién era y con una escusa le dije que ya salía y me baje el tanga y me senté en el wáter a hacer mis necesidades. Mientras las hacia pensé que me había pasado con Andrés que le había dado pie durante toda la noche y no había sabido marcar las diferencias. Mire al tanga que tenía en las rodillas todo húmedo por la paja y entonces pensé en hacerle un regalo al chaval. Me quite el tanga lo puse en la palma de la mano, me limpie Salí del lavabo sin ropa interior y en minifalda. Me dirija al concierto que ya había terminado y estaba la música disco. Enseguida vi a Andrés en el mismo sitio que estábamos durante el concierto junto a la cuadrilla que era. El me miro con cara de vergüenza y no se atrevía a mirarme como antes.

Yo me acerque a él y le dije algo para cortar el hielo. Después le pedí perdón y él me lo pidió a mí también.

  • Creo que es la hora de marcharme a descansar, - le dije a Andrés, me acerque mucho a él y en la oreja le susurre. – pero tengo un regalo para ti, toma. – le coja la mano y le entregue el tanga que me había quitado en el baño.

Andrés con disimulo se giro contra la pared y miro el pequeño objeto que le había pasado. Enseguida se dio cuenta de lo que era y puso cara de satisfacción. Y también en el oído me dijo. – gracias, pero queda mucho mejor puesto.-

Yo me despedí de todos los amigos que habíamos estado en el concierto y me dirigía a la calle cuando se encendieron las luces blancas del bar. Era la hora de cerrar. Todo el mundo protesto un poco pues era muy bonito el ambiente del bar pero se comenzó a coger los bolsos y chaquetas y a salir del bar. No había andado más que unos metros por la calle cuando enseguida me alcanzo Andrés.

Me dio las gracias por el regalo y me dijo que me acompañaba a casa que el cambien se iba a recoger. Por el camino me convenció para antes de dormir enseñarme cerca del hotel la caída de la cascada que era muy romántico. Yo no sabía que me decía pero me deje llevar.

Al llegar andando a la puerta del hotel yo me pare y saque la llave de la puerta. Él me cogió del brazo y me dijo que siguiera andando un poco más que me iba a enseñar la cascada que se oía desde el hotel. No sabía qué hacer pues de repente me vino al recuerdo la escena del baño del bar y me daba miedo el seguir adelante con un individuo que no conocía, estaría sola.

Parece que el mismo me leyó los pensamientos y con voz seria se disculpo otra vez por lo sucedido y me dijo que no me preocupara que no volviera a ser grosero conmigo.

Yo accedí y lo seguí por la calle unos metros más hasta que llegamos al rio y antes de pasar el puente cogiéndome de la mano se metió por un pequeño sendero y bajamos justo debajo del puente y en un pequeño rellano de hierba a ras de rio pude contemplar la magnífica vista que tenia. A la luz de la luna se veía el viejo puente medieval con sus piedras grisáceas y por los ojos del puente se veía el salto de agua que el rio daba. La luz de la luna, el sonido del agua al caer, y los colores y orares que se respiraban eran súper románticos.

  • Que te justa – me dijo Andrés.
  • Claro cómo no iba a gustarme menuda vista tan preciosa y que nido de amor tan acogedor.
  • Esto es para que no pienses que soy un bárbaro agresivo como te he demostrado.
  • Supongo que yo también he tenido mi parte de culpa – me disculpe.

Comencé a tener frio y Andrés se fijo en ello me puso su delgada chaqueta y me abrazo por detrás para darme calor. Después de estar así un pequeño tiempo se dispuso a ayudarme para subir a la calle.

Ya estábamos justo delante de la puerta del hotel, yo había sacado las llaves para entrar entonces tocaba despedirnos, pero Andrés me cogió las manos y me tiro hacia él y me dijo.

  • He pasado la mejor noche desde hace mucho tiempo, y creo que tu también. Mañana no me vas a ver pues me iré a media mañana, nos queda dos alternativas. O te despides de mí y dejamos esto como una noche buena. Ho me dejas subir a tu habitación y terminamos la noche inolvidable para los dos. Estamos los dos solos, Quiero que te olvides de todo lo que te ata pues nadie se va a enterar de lo nuestro. Si lo deseas como yo déjame amarte como te mereces. Si no quieres me iré y sé que te arrepentirás por no dejarme subir contigo. Siempre te arrepentirás de ello.

La cabeza comenzó a darme vueltas. No sabía qué hacer. Claro que me apetecía el disfrutar de Andrés. No sé si era por el alcohol o las vistas románticas o como me había expuesto él que no tenía nada que me atara pues ni mis amistades ni mi marido nunca se enteraría de aquella noche. Yo decidía y me apetecía entregarme a él. ¿Porque no lo voy a hacer? Los históricos complejos de "mujer casada" y mi maldita conciencia me estaban reprimiendo de actuar como deseaba.

Pensando en este dilema, Andrés se acerco mas y yo le vi los ojos verdes irresistibles y teniéndolo a escasos centímetros, percibiendo su olor. No pude más y me lance a darle un beso en esos labios carnosos que me estaban esperando con tanto deseo.

Sobra decir que el portal en donde estábamos comenzó a dar vueltas, en mi cabeza. El primer beso fue precioso pues juntamos nuestras bocas y poco a poco juntamos nuestras lenguas y saboreábamos milímetro a milímetro. No sé cuanto duro, si se que lo recuerdo con más claridad que todo lo demás. En ese beso me había conquistado y ya no tenía defensas que oponer a él.

Abrimos la puerta y entramos en el recibidor del hotel, la cerramos y sin tiempo a nada más Andrés me volvió a besar. Pero esta vez era ya un beso con más pasión que el primero, más acelerado, más prieto, y a la vez que me derretía la boca sus manos me cojean las caderas y se apretaba hacia mí con fuerza. Comenzaba a mover las manos recorriéndome la espalda desde los hombros hasta la cintura y me decía.

  • Que atractiva estas, es un sueño el poder tenerte así, te deseo Susana.

Yo ya me estaba excitando al sentir sus manos por mi espalda pero a susurrarme estas palabras cerca de mí oreja fue como un calambre que recorrió todo el cuerpo.

Por mi parte también lo abrace y le enrede los brazos a su espalda. Medio abrazados, medio besándonos nos acercamos al ascensor y nos metimos dentro. El ascensor cero las puertas y comenzó a subir. Nuestro estado también comenzaba a subir. La privacidad que nos ofrecía el ascensor se convirtió en besos más apasionados y las manos de Andrés ya no se a conformaban con tocar mi espalda sino que bajada a mi trasero y me lo estaba tocando por encima de mi falda.

Puede parecer egoísta por mi parte pero en estos primeros abrazos solo pensaba en mis sensaciones y lo mucho que me estaba gustando que sus manos me recorrieran mi espalda y poco a poco bajasen a mi trasero despacio. La tela de la falda era muy fina y lo mismo que yo sentía sus manos el podía sentir mi culo. Yo no llevaba ropa interior y como él ya lo sabía creo que eso le excitaba mucho.

Los labios de Andrés comenzaban a resbalar por mi cara y pasar de mi boca a las mejillas y a las orejas. Yo simplemente sentía y me dejaba hacer pero en mi entrepierna ya comenzaba a notar una subida de calor y concentración de fluidos.

El ovulo de la oreja siempre era algo especial para mí. Cuando comenzó a besármelo no pude evitar un pequeño suspiro de placer y mi excitación se disparo en ese momento. Ya me estaba volviendo loca y no me enteraba de donde estaba simplemente me abrazaba a él y me perdía en sus caricias.

Las manos se abrieron camino subiéndome la minifalda y tocándome ya el culo sin nada que se interpusiera entre mis glúteos y sus manos. Me los recorría con suavidad y después me los cogía con fuerza mientras en la oreja me chupaba el ovulo y me decía en susurros.

  • Tienes un culo precioso desde que te vi la primera vez me fije en él y me excitaste.
  • A que no te acuerdas ni cómo iba vestida. – le dije yo.
  • Con unas mayas de color azul claro que se te ceñían al culo muy bien y dejaban transparentarse la ropa interior que llevabas que aun me acuerdo que eran unas bragas que no eran tangas ni bragas.
  • SI que me miraste bien, si sabes hasta el interior. – bromee yo.

Le volví a atrapar la lengua que me estaba volviendo loca y nos unimos en un nuevo beso que esta vez sí fue de pasión y yo me pegue a su cuerpo queriendo notar el pene erecto que se ocultaba en el pantalón.

En ese momento paro el ascensor y salimos por el pasillo a mi habitación. Abrí la puerta y pasamos los dos como dos fugitivos. La cerramos tras nosotros y sin tiempo casi a darme la vuelta Andrés me abrazo y se volvió a juntar a mí.

Comenzó a besarme la boca y sus manos en un momento se apretaron a mi culo. La lengua la removía por toda mi boca sin dejar nada sin explorar. Mientras las manos levantaron de nuevo mi minifalda y me apretaba el trasero contra su cuerpo para que pudiera sentir su pene duro como estaba. Las manos en mi trasero no paraban de explorarlo de arriba abajo y se detenía justo en el ano dándome unos pequeños masajes circulares que me volvían loca.

La excitación aumentaba por momentos y mi coño ya no estaba húmedo sino que comenzaba a soltar demasiados flujos que al no llevar bragas resbalaban por mis piernas. Era una sensación desconocida y muy excitante el notar esas gotas de líquido como poco a poco recorrían la entrepierna.

Yo en ese momento no reaccionaba y me dejaba hacer por él. Una mano la subió para arriba y la apoyo en uno de mis pechos, comenzando un masaje en el pezón que enseguida reacciono a los impulsos y se puso duro y tieso queriendo liberarse de la ropa que lo oprimía. Para mí se había abierto una nueva vía de gusto pues los pechos parecían ancharse al recibir las caricias. Y como si estuviese conectado con mi sexo también notaba a este anchado y súper sensible, y tan húmedo que lo que había comenzado con unas gotas de excitación ya eran las dos piernas las que se resbalaba mis perdidas de líquidos.

Andrés dejo de besarme la boca y bajo con besos suaves por el cuello hasta que topo con la camisa que comenzó a soltar para quitarla. Yo le facilite el camino echando la cabeza para atrás y dando un suspiro de puro gozo. Me desabrocho los botones y me quito despacio la camisa como saboreando cada centímetro nuevo que veía. Solo tenía el sujetador y no quería quitármelo por el momento sino que me besaba los pezones con el puesto. Primero me besada uno, lo lamia, lo succionaba con la boca, apretaba los labios contra mi pecho. Mientras con la mano me sobaba el otro pecho. Me lo tocaba, me pellizcaba el pezón suavemente, lo apretaba y soltaba.

En cada caricia sentía estremecer y lo que habían sido suspiros ahora ya eran pequeños gritos de placer. En el pecho sentía como mis pezones se hinchaban y eran respondidos con la lengua de Andrés.

Me había quitado la camisa y estaba en sujetador que de tanto chuparlo se había humedecido y se transparentaban los pezones duros por la excitación.

Se separo un momento y llevándome de la mano me izo rodear toda la cama y ponernos en el hueco entre la cama y el armario. Este era todos cristales y podíamos vernos mientras nos acariciamos.

Me puso frente al cristal y él se coloco detrás de mí y con un movimiento rápido me soltó el sujetador y me lo quito. Yo mire al cristal y me vi en minifalda mientras las manos de Andrés salían por detrás de mí y me acariciaba los pechos. Levante los brazos y me abrace al cuello de él mientras me besaba a oreja. Me pellizcaba suavemente los pezones y con las palmas de las manos me recorría todos mis pechos, una mano la bajo por la espalda y me levanto la minifalda y comenzó a sobarme el trasero que yo por mi parte se lo acercaba a su cuerpo para notar en él su pene tieso y duro. Acerco el dedo por medio de mis glúteos y lo coloco justo en el ano, comenzó a tocarlo y a hacerle círculos en el cada vez con más presión. La otra mano seguí sobándome los pechos de uno a otro. Yo ya no disimulaba el placer que me proporcionaba y gemía y gritaba conforme me subía la excitación en todo el cuerpo.

La mano que tenía en el ano siguió descendiendo y la paso por la "tierra de nadie", ósea el perineo que separa el ano de la bajini, y comenzó a tocármela y introdujo un dedo en ella.

  • Que excitada esta princesa- me dijo en el oído.
  • Estoy a tope. Me estas poniendo súper caliente cariño- le dije yo.

La mano que tenia tocándome los pechos bajo por mi vientre y subiendo la minifalda comenzó a tocarme mi coño por la parte delantera.

Yo me mire entonces en el espejo y casi no me reconocí. Mi cara estaba colorada por la excitación y un poco descompuesta por el orgasmo que se acercaba, mis pechos descubiertos se movían al ritmo que sin enterarme le estaba dando a mi cuerpo para conseguir más placer de las caricias que Andrés me estaba proporcionando. La minifalda levantada por delante y la mano de Andrés tocándome todo el coño con las piernas muy abiertas para facilitarle la maniobra. Casi me asuste de lo puta que me parecía a mí misma, pero era mucho más intenso el placer que estaba disfrutando con mi amante tan joven y tan deseoso.

Mientras yo me miraba en el espejo él me había metido en la vagina dos dedos de la mano que tenia detrás y con la mano que tenía delante me estaba acariciando el clítoris. Por dios que gustazo de caricias. Los dedos que me introducía en la vagina los sacaba todos humedecidos por mis jugos que ya estaban desbordados y al estar unidos los paso al ano que comenzó a darle un nuevo masaje en círculos que cada vez se intensificaba la presión hasta sentir como uno de sus dedos se abría paso por mi esfínter y se introducía en mi culo. Era maravilloso el notar el dedo en el ano y la mano delantera dejo de acarearme el clítoris y penetro en mi vagina. Entonces abrí mis piernas mas y comencé a moverme para sentir sus dedos introducidos en mis orificios ya no me importaba más que disfrutar el orgasmo que irremediablemente se me avecinaba. Por delante creo que en la penetración llego a tocarme mi punto "g" y el calor eléctrico que se estaba acumulando en mi sexo se disparo por mi cuerpo mientras yo gritaba para liberar mi placer.

Por dios que orgasmo conseguí. Los gritos y los suspiros se mezclaban en mi boca mientras casi se puede decir que perdí el conocimiento mientras mi cuerpo se tensaba y se relajaba a la vez. Quede ajotaba por la energía derrochada en ese maravilloso orgasmo, y sentía que no podía mantenerme en pie. Mi trasero se frotaba con fuerza contra el pene erecto de Andrés y tanto le presionaba que lo moví hacia atrás y cayó de espaldas en la cama y yo encima de él con sus dedos dándome unos pequeños masajes en mis partes que después del orgasmo era lo mejor del mundo.

En esa posición nos quedamos unos minutos hasta que yo coja fuerza para moverme y le dije que se pusiera de pie que me tocaba a mi darle placer. – ha pero mas- me dijo.

Yo me quede sentada en la cama y desde esa posición le solté la camisa y se la quite. El pecho y vientre de Andrés eran escandalosos. Con sus veintiséis años y practicando mucho deporte se le marcaban todos los músculos y las tabletas de chocolate que tanto nos gusta a las mujeres se le marcaban pero sin ser una forma escandalosa, y en ese cuerpo había poca grasa acumulada en los mi chelines. Yo no soy una experta en hombres pero sin quererlo lo compare con el cuerpo de mi marido que aun estando muy bien para la edad que tiene no podía compararse con ese cuerpazo de jovencito.

Comencé a besarle el pecho por los pezones y cambiaba de uno a otro pecho llenando de saliva los pezones, y mientras esto hacia con las manos le solté el cinturón y el botón del pantalón para bajárselos. En poco tiempo se soltó la cremallera y se quito a la vez los zapatos y los pantalones. Yo seguía besando sus pechos y poco a poco fui bajando por su cuerpo besándolo con pasión. Las manos las fui bajando por la espalda hasta llegar al culo que estaba con los eslip puestos que eran unos calzoncillos modernos finos y prietos que por la trasera se prestaba a las curvas de su culo, muy duro, y muy tieso que comencé a sobarlo con deseo.

Por delante le seguí chupando todo el cuerpo hasta llegar a la goma de los eslip. Aparte la boca del cuerpo y mire el espectáculo de su miembro erecto y duro presionado por la fina tela fina del calzoncillos que eran blancos y se dejaba marcar hasta las venas del pene palpitante. No me pude resistir y las manos me fueron al miembro palpitante y comencé a tocarlo suavemente. Mire desde abajo la cara de Andrés mientras le masajeaba el pene. La cara de este se estaba desdibujando de placer. Eso para mí fue un aliciente más y una excitación añadida a la que ya tenía.

Estando como estaba sobando el pene con las dos manos decidí dar un paso adelante y acerque la boca al miembro duro y erecto y comencé a chuparle el pene sin sacarlo del calzoncillo. Yo no sabría decir si era más grande el de mi marido o aquel instrumento, pero lo que si tenía claro es que no había tenido nunca un pene tan duro como el de Andrés.

El falo de aquel joven parecía de piedra. Lo recorría con la lengua y podía sentir todas las venas y todas sus formas aun sin sacarlo del slip. Le hice un recorrido extenso desde la punta del capullo hasta la base del pene. Mientras con una mano le tocaba los huevos y con la otra por detrás le sobaba el culo que también era durísimo.

Me separe un poco y le pregunte, si le gustaba, aunque viéndole la cara que tenia sobraba la respuesta.

  • Siiiiiii . mucho princesa sigue sigue que me vuelves loco.

Me decidí a bajarle el calzoncillo para tener esa polla entre mis manos y saborearla de arriba abajo. Con suavidad la metí la mano bajo el elástico del calzoncillo y se lo bajé.

Al principio yo baje la mirada con el slip y no pude ver la colita de Andrés pero cuando subí la vista pude observar lo que para mí era una maravilla de la naturaleza. Andrés estaba depilado, y me di cuenta en ese momento, mientras le había estado besando la espalda no me había enterado pero al dejar desnuda la polla entonces me entere de que no tenía ni un pelo, ni en la base de la cola ni en los huevos. Ese barrote que tenía estaba señalando casi al techo por la dureza y yo era la primera vez que tenía para mí unos genitales depilados.

Mi decir tiene que en mi entrepierna se volvía a sentir la humedad de mi excitación y mi deseo era tan grande que comencé a besar esa poya.

Primero la acaricie con la lengua y sentí toda la excitación que llevaba acumulada y al llegar a la punta del capullo sin avisar me la metí todo lo que pude en mi boca.

Andrés daba gemidos y me decía entre susurros.- si si sigue a si princesa, me vuelves loco. Por dios no pares.- . yo sacaba la cola poco a poco de mi boca saboreando cada centímetro de aquel aparato durísimo. Después me dedicaba a besarle la punta y a dejársela húmeda de saliva. Cuando no se lo esperaba me la volvía a meter casi entera en la boca y la mantenía así dúrate un momento. Luego la volvía a sacar despacio, y comenzaba a recorrer con la lengua su pene y con una mano lo subía u con la lengua le chupaba los huevos que como no tenían pelos eran delicados y jugosos.

Con mis caricias comenzaba a excitarse y se volvía loco, yo notaba su pene cada vez más duro y más atractivo no paraba de metérmelo en la boca de chuparlo de ensalivarlo y con la mano lo masturbaba.

Savia que no aguantaría mucho más y que en cualquier momento se iría a correr pero entonces él se agacho y me besó en la boca con verdadera pasión y me dijo.

-Me voy a correr, y quiero correrme en tu boquita.

  • Ya sé que te vas a correr, y córrete donde más te guste estoy muy excitada y quiero que tu disfrutes como yo.

  • que buena estas y que bien haces todo princesa.-

Se levanto y me dejo el falo tieso a la altura de mi boca. Yo sumisa perfecta me lo volví a meter en la boca y seguí con mis caricias en los huevos y en el culo.

Con mi marido nunca me había tragado una corrida, quizás alguna vez el primer golpe de semen pero de forma accidental. Aquel día estaba desesperada por sentir en mi boca el torrente de semen de aquel joven. No se la explicación simplemente me apetecía el sentir el chorro de esperma en mi boca para tragármelo. Le rodeé el culo con mis manos mientras no paraba de sobarlo y con la poya en la boca sin soltarla seguía con el movimiento de mete y saca mete y saca.

Estando en este deleite Andrés comenzó a decirme.

  • Me corro, me corro, hay va haaaaaaaag.-

Sus gemidos fueron el anticipo del primer chorro de semen caliente que vertió en mi boca con tal violencia que me paso hasta la garganta. Yo no pare en mi movimiento y a escasos segundos otro segundo chorro se descargo en mi boca. Sin poder tragar este otro nuevo me lleno la boca y hacia que se me saliera por los laterales de los labios. Yo seguí con mi movimiento de mete y saca con su polla y Andrés no paraba de correrse. Parecía que no iba a terminar de llenarme la boca. Hasta que ya pasando un minuto comencé a sentir la polla menos dura y se había terminado su corrida que había sido cuantiosa y extensa.

Él no pudo más y se sentó en la cama agotada, y esto sí que me acuerdo bien.

-ninguna chica veinteañera del bar me podría hacer esto que tú has hecho.-

  • ya lo sé, de algo nos tiene que servir la experiencia. – le conteste.

Yo, después de limpiarme el exceso de semen de mi boca, me tumbe encima del sintiendo su cuerpo desnudo contra el mío y comencé a besarlo en la boca mientras él me abrazaba y me recorría la espalda con sus manos. Las manos enseguida recorrieron el camino de mi espalda y bajaron a mi culo que mientras me besaba lo comenzaba a sobar, cada vez metía las manos más fuertes y ya con un dedo me acariciaba el ano y jugaba con él. A mi esas caricias me estaban volviendo a excitar y mi coñito se comenzaba a humedecer por la excitación.

Los dedos de Andrés me masajeaba el ano y con un movimiento suave comenzó a recorrerme el perineo, poco a poco hasta llegar a mi coño que ya lo esperaba empapadito. Al alcanzarlo no le fue difícil introducir el primer dedo dentro y comenzar a explorarlo, con lo que a mí se me escapo algún suspiro de placer. Mientras me besaba con pasión metiéndome la lengua por toda la boca, con las manos me estaba acariciando el culo con una mano y el coño con la otra. En esos momentos no sabría decir cuántos dedos notaba en mi cuerpo. Lo que si me acuerdo es que la excitación iba en aumento y casi el orgasmo me estaba viniendo otra vez. Con ese juego estábamos hasta que note con uno de los dedos que me había introducido en mi coñito lo sacaba húmedo de jugos y lo colocaba en mi ano y presionándolo se abría camino hacia dentro de mi culo. Esa sensación fue como una descarga eléctrica y ya no pude reprimir mas mis gritos de placer y junto a su cara comencé a jadear de placer por sus caricias que lejos de parar se intensificaron y tras meterme un dedo en el ano me metió dos y comenzó a menearlos mientras en el chochito me tenia penetrada por tres. Yo junto a mis jadeos ayudaba con un movimiento de mi cuerpo para facilitar la penetración.

Ya creía que estallaba el orgasmo cuando saco todos sus dedos de mi cuerpo y dejo de tocarme y me puso de pie. Casi no podía mantenerme en pie pues las piernas se me doblaban. Andrés me abrazo y me acerco al escritorio de la habitación. Me subió encima del mueble, me siguió besando la boca y bajo por mi cuello hasta mis pechos que tenia los pezones duros como piedras.

  • Que buenos que están – me dijo mientras me besaba un pezón -
  • Esta noche son cuyos – le dije entre jadeos
  • Los quiero disfrutar y que tu disfrutes como nunca lo has sentido- me susurro él mientras cambiaba la boca de pezón y me succionaba el otro- .

Los brazos los metió entre mis piernas que le ayude abriendo un poco más y cuando estaban en medio me las levanto y las abrió todo lo que pudo a la vez que se sentaba en una silla que tenía el escritorio. Yo estaba encima de la mesita del escritorio con los codos apoyados en la mesa y las piernas levantadas y abiertas mostrándole todo mi sexo a escasos centímetros de su cara que como él se había sentado en la silla le quedaba a la altura ideal.

Se pasaron varios segundos en los que Andrés solo izo mirarme el coño sin tocarme nada ni acariciarme. Me dijo, quiero recordar este momento y este maravilloso coñito. Pero a los segundos se paso de mirar a acercar la boca a él y comenzar a besarlo suavemente.

Lo primero que beso fue mis pelitos que recorría con la lengua de arriba abajo e incluso con los dientes les daba bocados y pequeño tirones. Yo simplemente sentía. Después bajo a mi clítoris y comenzó a jugar con la lengua en el. Su miembro húmedo me acariciaba mi clítoris y lo masajeaba de derecha a izquierda de arriba abajo, lo apretaba con fuerza y lo soltaba. En cada lamida su boca me mojaba con saliva y me era mucho más placenteras las caricias. Mi cuerpo era difícil el diferenciar si me estaba corriendo o no, pues las caricias me excitaban y me excitaban, no sé si tendría fuerza para más orgasmos o había alcanzado un multa orgasmo continuo. Simplemente era delicioso.

Cuando todo mi clítoris estuvo muy bien ensalivado bajo con la lengua hacia mi rajita que esa sí que no hacía falta que la mojaran pues estaba chorreando de placer y hasta yo misma notada como me caían los jugos hasta la mesa. Comenzó a adsorber los líquidos de mi coño y a saborearlos. La lengua se introdujo en mi raja y comenzó un movimiento rotativo por todas las paredes de mi cueva. Mientras la lengua me penetraba más y más su nariz me aprisionaba el clítoris y también se movía. Yo cerraba los ojos y me movía también al compas de sus caricias para intensificar le placer que me estaba proporcionando. Entre su saliva y los jugos que desprendía mi sexo, parecía un rio que caía a la mesa en que estaba sentada y yo misma oía el ruido de los glúteos salpicando " chas chas" en la mesa.

Bajo la mano y a la vez que seguía chupando todo mi sexo, comenzó con un dedo a acariciarme el ano que no tiene falta el decir que estaba mojado. Al principio solo coloco el dedo en el ano y comenzó a darle vueltas rodeando el agujero. Después comenzó a hacer más presión hasta que la punta del dedo la introdujo en mi ano. Yo me moría de placer. En otro empuje lo metió ya definitivamente y comenzó a darle como vueltas y un mete y saca muy ligero que ya era demasiado para mi cuerpo.

Yo no había sentido nada parecido en mi vida y ya había pasado el límite de la conciencia y creo que había realizado lo que él me hubiese pedido sin resistencia alguna.

Pasado unos deliciosos minutos, levanto la cara de mis piernas y saco los dedos de mi ano. Se puso recto y entonces acerco el pene erguido como un palo a mi coño. Con una pequeña presión su pene erecto y duro comenzó a introducirse en mi vagina que con lo lubricada que estaba no ponía ninguna resistencia a la penetración. El aparato del chaval se fue introduciendo en mi cueva y yo al principio no notaba casi nada por la excesiva humedad pero cuando fue ganando centímetros de penetración comencé a sentir el placer.

La polla de aquel semental, que no se le podía llamar de otra manera, se estaba metiendo en mi coño poco a poco y yo me derretía de placer sintiendo como un miembro tan gordo tan grande y sobretodo tan duro me estaba invadiendo. Yo gemía y a la vez ponía toda mi atención en mi vagina que sentía perfectamente los pliegues del pene tan grande de Andrés. Después de estar durante unos segundos con todo el pene introducido en mi coño y quieto, como si el también estuviera disfrutando del momento. Comenzó el movimiento de mete y saca, primero despacio y después un poco mas acompasado. Yo me abrace a él y le clave las uñas en la espalda mientras mi cuerpo parecía descomponerse en el orgasmo que sentía. La poya no paraba de entrar y salir y a mi ya no me quedaba fuerzas ni para agarrarme a él.

Sus manos las metió debajo de mis glúteos y ayudándose de ellas me acercaba el cuerpo con más fuerza hacia él para que la penetración fuese más profunda y más rápida.

El creo que también perdió el control de la situación y seguía follándome en un mete y saca bestial que le estaba poniendo a tope de placer. Con las manos que me las habían metido por debajo del culo acerco un dedo a la apertura de mi ano y lo introdujo sin que yo casi me diera cuenta de ello. Después me metió dos y entonces sí que comencé a sentir un gustazo impresionante en la parte de atrás pero a la vez que gozaba de las caricias me hacia un poco de daño pues yo era virgen por detrás y aunque mi marido alguna vez me lo había insinuado, yo nunca le había dado pie a realizar esa práctica sexual. En pleno orgasmo le pedí que me sacara los dedos que yo era virgen por detrás.

Me obedeció al instante y me saco los dedos de atrás y el pene de delante y me dijo.

  • Creo que lo estabas guardando para este día y yo voy a ser el encargado de hacerte feliz por ahí. Te voy a desvirgar el culo y vas a disfrutar de ello.

Me levanto de la mesa y me llevo a la cama me tumbo en ella y Andrés desnudo como estaba se fue al baño. Volvió con unas cremas que dejaban en el baño del hotel junto a el champús y geles.

Me pidió que me pusiera a cuatro patas en la cama, yo obedecí, el comenzó a darme crema por mi culo. Primero me metió un de do untado de crema y después despacio me introdujo dos dedos y les unto con gran cantidad de crema. Dentro de mi les hacia un movimiento circular que me comenzó a excitar de buena manera.

Mientras me untaba mi trasero de crema no paraba de decirme el que culo tan bueno tenía y que era lo que más le atraía de mí.

Se vertió gran cantidad de crema y se unto toda su polla, sobre todo la parte del capullo que quedo completamente blanco. Saco los dedos de mi culo y acerco el miembro duro y pringado a mi ano. Con suavidad comenzó a empujar con su aparato en mi orificio y este comenzó a relajarse y la punta del pene se introducía despacio en mi interior. Paraba de ejercer presión y después presionaba otra vez introduciendo unos centímetros más.

Al principio yo tenía miedo, pero después me relaje y le dejaba hacer a él. Al notar la penetración me hacía daño y se lo decía, la paraba de presionar y se me relajaba. Al segundo presionaba y me introducía un centímetro más. Me seguía haciendo daño y él lo notaba y se detenía en su empuje. Hasta que a mí la excitación me fue superando y era superior las ganas de sentir la polla en mi culo que el miedo al dolor. Preté con fuerza contra su verga y esta se introdujo varios centímetros de golpe y como lo más grueso ya había pasado el dolor dejo de ser intenso y la excitación aumentaba al máximo. Muy despacito comenzó el movimiento de mete y saca, y yo me volvía a excitar. Lo fue aumentando y mi excitación también pero era diferente a cuando te follaban la vagina. Esta excitación parecía venir desde más lejos y tenía que recorrer tu cuerpo para tener el orgasmo. Con forme la follada continuo cogiendo ritmo, mi cuerpo se perdía en el placer de la polla de Andrés.

El también comenzó a gemir por la excitación, y se dio cuenta que mi ano era pequeño y necesitaba más lubricante. Cogió la crema y aprovechando el vaivén de las pequeñas envestidas se unto bien de crema en su miembro y siguió el movimiento de mete y saca hasta que el ruido de la crema en mi culo ese, chof, chof, chof, cada vez era más audible.

Quiero correrme en tu culo, me dijo desde atrás. Yo loca como estaba y fuera de mi no se me ocurría más que animarle con unas frases fuertes com.

  • SI mi amor llénamelo de tu leche que no pueda mas. Fóllame el culo hasta que me corra.-

Eso lo encendía más y más, y sus embestidas se hacían más fuertes y más profundas.

En pocos minutos mi culo ya escaba penetrado a tope por esa polla dura de Andrés y sentía hasta los huevos de él en mi vagina, y desvirgado para siempre. Yo tenía un orgasmo y Andrés se corrió dentro del y me pringo todo con su lechecita. Los últimos bramidos de Andrés al correes fueron los más grandes que había dado y yo reconozco que el orgasmo por la penetración del ano me gusto muchísimo y también frite al conseguirlo.

No podía soportar más y me tumbe en la cama boca abajo. Andrés sin sacarme su poya del culo, seme tumbo encima y se quedo descansando agotado por el último esfuerzo que había realizado.

Así estuvimos unos minutos cogiendo aliento y ya se levanto y me acercó una toalla para que me limpiara, pues estaba pringosa entre la crema y el semen que me había echado encima. Me limpie y nos metimos en la cama juntos y desnudos.

Joder. Pero como podía yo estar haciendo esto si estaba felizmente casada y nunca se me había pasado por la cabeza el ser infiel a mi marido ni nada por el estilo.

Todos esos pensamientos me tuvieron un poco desvelada pero al final me dormí agotada como estaba de toda la noche de fiesta y la sesión de sexo salvaje.

Por la mañana el despertador de Andrés sonó y me despertó. Era muy pronto como la siete y media. Me dijo que se tenía que ir a trabajar y comenzó a acariciarme las piernas el culo los pechos. No era difícil el sentir su verga tiesa haciéndose un hueco para penetrarme.

Yo me negué en redondo a que siguiera con sus intentos y se levanto con la poya tiesa y se fue a duchar. A los minutos se acerco me dio un gran beso de despedida y me dijo que era la mejor mujer con quien había estado nunca que desde que me vio se había obsesionado con mi y que había sido mejor que sus fantasías.

Se marcho de la habitación después de vestirse.

Yo seguí de normal el día que me quedaba dándome unos cuantos masajes y asimilando el cómo iba a reaccionar en casa con mi marido para que no notase nada.

La verdad es que la vuelta a casa fue normal y mi marido sí que noto algo extraño. Es que durante varias semanas casi hicimos el amor casi a diario y lo que más gozo es cuando un día me compre un gel lubricante para que me desvirgara el culo. Cosa que izo también con maestría.

La historia ya está olvidada no he vuelto a ese hotel y no he visto más a Andrés pero siempre tengo algo de culpabilidad y contándolo así a extraños y anónimos me relaja.

Espero puntuación de mi relato y adiós a todos.