Fin de semana

Descubrí una antigua infidelidad de mi esposa y me tengo sensaciones contradictorias. Uds que piensan?

Los eventos que voy a relatarles ocurrieron hace algunos años y me enteré de ellos a través de una confesión que me hizo mi esposa estando los dos algo aturdidos por efecto del alcohol y marihuana.

Estábamos pasando un fin de semana en las islas del Tigre, con un matrimonio amigo y algunos parientes de ellos que poseían una casa no muy amplia pero con un gran jardín y un pequeño bosquecillo sobre la rivera este del brazo del Paraná. Nada fuera de lo normal en la zona; en total éramos ocho personas, tres matrimonios y dos sobrinos adolescentes de nuestros amigos. Si bien las comodidades no eran las apropiadas todo resultaba soportable a cambio del descanso, nadar en el río y el buen comer y beber entre amigos, por el término de un fin de semana.

Todo transcurría como era de esperarse. Conversación ligera y amable mientras descargábamos nuestros petates, transmitir saludos de viejos amigos y parientes, abrazos, bromas y carcajadas con la primera cervezas y algunas tapas, sin dejar de lado por supuesto las referencias sexuales y los dobles sentidos, todo esto permitido ya que no había menores ni muy mayores que pudieran sentirse ofendidos o sensibilizados. Sobre el mediodía decidimos jugar en el agua por lo cual las mujeres entraron en la casa a cambiarse con los trajes de baño y los hombres nos dirigimos directamente al río. Cuando retrocedí para dejar mis anteojos sobre la mesa pude ver a los jóvenes que salían de detrás de la casa apurados pero muy sigilosos y casi detrás de ellos las mujeres aparecían por la puerta del frente charlando animadamente envueltas en toallones playeros.

No es preciso ser demasiado astuto para percibir la excitación de los adolescentes, ni lo que había ocurrido...ambos escondidos tal vez detrás de unos arbustos, habían espiado a su tía y amigas mientras se cambiaban. Esto no me molesto en absoluto, de hecho aún hoy lo encuentro entendible y normal, después de todo sí bien tanto mi esposa como sus amigas no son modelos, siguen siendo aún después de la maternidad y de haber superado los treinta y cinco años, mujeres deseables. Aún así me invadió una sensación algo extraña como de excitación tanto por imaginar la desnudes de nuestras amigas como por imaginar a los muchachos espiando a mi mujer. De hecho esta inquietud me acompaño durante todo ese fin de semana y me descubrí en varias ocasiones mirando furtivamente a las esposas de mis amigos y asimismo tratando de detectar miradas sobre mi esposa tanto de los muchachos como de los otros hombres.

La cuestión es que transcurrida la tarde, y anticipando la puesta de sol salimos casi todos del agua y nos fuimos acercando al fogón que prendieron los jóvenes para compartir una ronda de mate y charla. En un momento el marido de Silvia (nuestra amiga) se retiro a buscar algo al motorhome cuando subió los tres escalones y miro hacia adentro quedo paralizado...allí estaba mi esposa María desnuda de espaldas a la puerta y delante de ella, en cuclillas, unos de los muchachos chupando su concha. Sin decir una palabra se acercó por detrás y se apretó contra su cuerpo tomando sus tetas con ambas manos. La sorpresa los dejo mudos (según me contó luego), por un segundo que pareció eterno se intercambiaron miradas y cuando mi mujer toco el miembro de nuestro amigo, que ya se erguía dentro del bañador, todos reaccionaron como comunicados telepáticamente.

Fue María la que condujo todas las acciones, llevó a los dos al fondo del motorhome donde sentó al muchacho en una de las camas y pasando sus piernas por encima de él se sentó sobre su verga, de espaldas al joven y comenzó a mover sus caderas con un ritmo cadencioso. Así su rostro quedó casi a la altura del miembro de nuestro amigo Jorge que ya se había desnudado por completo, y entendiendo rápidamente la jugada, se coloco frente a ella con sus piernas levemente separadas. María, como una posesa, tomo el tronco que se le ofrecía con la mano derecha acompañando el sube y baja de sus labios, mientras con la otra mano acariciaba los huevos de sus amantes.

Como era natural la situación resultó demasiado caliente para el joven, en cuestión de segundos derramo su leche dentro de mi esposa con tal ímpetu que la hizo sacudir todo el cuerpo..no fue así con Jorge quien disfruto de la boca de mi esposa por varios minutos...durante los cuales mi mujer sentía como volvía a crecer dentro de su vagina la pija de Martín; esta vez superada la sorpresa el muchacho aprovecho para sobar prolijamente los pechos de mi mujer y reanudo el movimiento de sus caderas esto provoco tal oleada de placer en María, que aún con el tiempo transcurrido, al contarlo esbozo una sonrisa de satisfacción.

El trozo de Jorge explotó casi sin previo aviso, llenando no sólo la boca de mi esposa de esperma, sino, también su pecho y cabello, sin decir una sola palabra nuestro amigo se vistió de nuevo con su bañador y tomando algo de un mueble salió para reunirse con nosotros frente al fuego. María entonces se puso de pie y flexionándose llamó a Martín, éste se paro detrás de ella y volvió a penetrarla. Tomando conciencia repentina de tiempo que habían estado escondidos María incentivo al muchacho para que terminara pronto con la cogida, flexionada como estaba paso una mano por entre sus propias piernas y volvió a masajear los huevos del joven mientras le decía cosas como "...acábame Martín por favor....lléname de leche.....cojéme cojéme así..." lo cual funcionó de maravillas porque instantes después sentía de nuevo el potente sacudón del miembro descargando leche dentro de su cuerpo.

En pocos minutos mi esposa se nos unió en el fogón recién salida del río cuando ya el sol estaba casi bajo el horizonte.

Lo curioso es que la idea de mi esposa siendo gozada por otros hombres me produce sentimientos contradictorios. Ustedes que opinan.