Fin de semana en Málaga 1

Relato basado en otro mandado por un amigo, pero este enfocado a la lectura de su novia. NO hay sexo explicito. Espero me dejen continuarlo.

Vaya coñazo de fin de semana me esperaba. Mi hermana se casa, se va de despedida de soltera a Málaga y encima me hace ir con ella para emparejarme con una amiga suya. ¡Como si ella no conociese mis gustos! Vaya manía de emparejarme con chavalitas que después se pegan días y días llamándote como si fuésemos novios. ¡Odio eso!

Para colmo de mis desgracias, también van los novios de tres de ellas. ¡Como si eso fuese a evitar que ellas se follen a todo lo que se mueva! Encima me caen mal los tres, pero sobretodo, por que se creen seductores natos en cuanto se toman dos copas y en realidad lo único que hacen es tirarle la caña a todo bicho viviente que pasa por su lado. Al final siempre pescan a la borracha de la discoteca que es lo que queda, encima me preguntan a mi si yo no ligo nunca. ¡Serán estúpidos!

Para colmo el viaje desde Sevilla lo hacemos en dos coches, el turismo de la que quiere mi hermana calzarme como novia (a mi edad si quisiese novia, estaría ya hasta casado, puta hipocresía social), donde iban 5 de ellas y mi 4x4, donde llevo a los tres imbéciles estos y a mi hermana. Menos mal que todos saben la mala leche que me gasto y no se atreven a decir ningún comentario machista ni fuera de tono delante de mi hermana, aunque a ella no le hubiese extrañado que los hubiese mandado a la mierda o les hubiese dicho cornudos ante la más mínima tontería que les escuchaba.

¡Ya el colmo del fin de semana nada mas descargamos las maletas en Málaga! ¡La estúpida despedida la hacemos en Benalmádena! ¡Encima a hacer de taxista! Menos mal que ante mis reiteradas maldiciones, y conociéndome mi hermana lo que me conoce, me aparta de todos y me dice que si me voy con “alguien” o me quiero ir solo, ella llevará dinero para el taxi de vuelta, con lo cual me puedo tomar la noche más a mi aire una vez lleguemos al último sitio, que por lo visto es un local de marcha de Puerto Marina.

Después de la cena estúpida, con pollitas de goma ridículas incluidas como diademas, y soportar las constantes auto comparaciones de los tres personajes con dichas diademas, al fin nos encaminamos hacia Puerto Marina. Para colmo el puñetero pantalón vaquero me quedaba estrecho en la entrepierna y tenia que ponerme tanto los testículos como mi pene o a un lado de la pernera o al otro, al estilo de los toreros. Perdí la cuenta de las veces que me arrepentí ponerme ese pantalón por indicaciones de mi hermana y sus amigas. Ya estaba sin posibilidad de cambiármelos, así que a intentar que nadie me excite demasiado esa noche, sino iba a dar el espectáculo en la despedida de soltera de mi hermana precisamente.

¡Al fin un sitio donde ese fin de semana voy a poder pasarlo bien, suena salsa! Primer bailecito con mi hermana, cosa que me alegra al menos la noche por un momento, porque la perspectiva de noche que me queda pinta fatal. Aguantar a estos tres cuando se emborrachen y encima “proteger” de posibles buitres molestos que puedan ocasionar algún problema con las siete espectaculares mujeres que íbamos. Menos mal que las diademas con pollitas de goma las habían sustituido por cintas típicas de “Yo soy la amiga de la novia”, “Yo soy la novia” y demás chorradas que nada más se le ocurrirían a borrachos después de beber garrafón. Pero como no soy nadie para estropear esa noche, prefiero no hacer comentarios.

Al terminar el baile con mi hermana ella se ofrece a ir a por una ronda de copas y como mejor en la barra a empujones que con los tres animales que llevo por compañía, voy con ella a pedirlas y recogerlas. Al ir dirección a la barra casi me pega mi hermana una torta para que desviara la atención de una chica que bailaba espectacularmente sensual junto a su marido. Unos 35 años aproximadamente, de mi estatura aproximada, con un pelo semi-largo alisado castaño oscuro, casi negro, con una blusa gris oscura en el mismo tono que mi camiseta, unos medios tacones que le hacían el culo aun mas respingón y unos leggins negros muy finitos. Uffff vaya mujer y encima bailando así. Mi hermana que sabe de sobra mis gustos, cuando llegamos a la barra, me pide por favor que si aguanto un rato a los tres “mosqueperros” ella misma me ayudará al menos a bailar con ella. Bueno, al menos tengo un aliciente para no enfadarme mucho esa noche, aunque esté lejos de casa, sin tiempo para conocer al matrimonio como para saber sus gustos en la cama, sin saber ni si el marido me va a pegar un puñetazo por culpa de mi hermana, pero al menos tenía la esperanza de bailar con esa preciosidad que me había encandilado.

De vueltas con las copas, que por cierto mi hermana había pedido “dobles de whisky y garrafón si puede ser” la de mis tres acompañantes momentáneos, empiezo a bailotear junto a ellos sin muchas ganas. La verdad, bailar reggaetón no es mi predilección, pero menos aun con tres tíos que me caen fatal, pero por esa promesa de mi hermana y no fastidiarle la noche, intento controlar mi sinceridad crónica. Parece que como ni les hablo, ahora intentan “perrear” con las amigas de sus novias, son inútiles hasta para eso.

Ahora me doy cuenta de que la hermosura de la que me quedé prendado antes, está cerca de nuestro grupo, y no puedo evitar mirar de nuevo su sensual figura y esa cara tan bella bajo esas inmundas luces de discoteca. Al menos mi enfado con la hipocresía mundial se desvanece por unos momentos, mientras admiro esa belleza. Ni cuenta se dan la pareja que ella es mi centro de atención, cualquier día me busco un serio problema por cómo me excitan las mujeres con marido/novio.

No tengo percepción del tiempo que pasé admirándola, debió ser bastante tiempo, pues mi hermana se acercó a mí para traerme otra copa. ¿Joder ya íbamos por la segunda ronda? Al sacarme de mi particular paraíso admirando a mi “Eva” temporal me dice mi hermana que me prepare a bailar, pero que si me pega el marido ella va a jurar hasta en el infierno que no me conoce de nada. Creo que fue un acierto que mi hermana me conociese tan bien, ironías de la vida, me amenaza precisamente de lo contrario a lo que nos conocemos.

De repente me coge mi hermana de la mano, me guiña un ojo y empieza el DJ a animar cambiando la música, poniéndose acto seguido todo el grupo a hacer el trenecito. Vaya si era ridícula esa infantil y ebria forma de pasar una noche de sábado. Hasta que mi hermana agarra a la musa que me tenía embelesado de la mano y la pone entre ella y una de sus amigas, lo que faltaba, ahora esta preciosidad se va a poner a hacer un estúpido trenecito.

Asombrosamente el marido no se coloca detrás de ella y se queda fuera de la estúpida fila, pero en la siguiente vuelta mi hermana me agarra a mí y me mete entre ella y mi admirada belleza. Si eso era la percepción que tenía mi hermana de “bailar con la chica”…. Hasta que se acerca a mi oído y me dice:

-Más vale que te pegues bien a ella o cada vez que paremos te empujo sobre ella, yo voy a soportar los puntazos del cerdo de mi amiga, pero tú al menos disfruta algo hermano.

Bueno, no era un baile formal con ella, pero tenía ese precioso culo contoneándose a escasos centímetros de mi, y en vez de pegarme como un imán a la puerta de la nevera, mantenía la distancia correcta tanto para no hacerla sentir incomoda como para poder seguir viendo ese delicioso contoneo de caderas.

Primer aviso de STOP del DJ y en vez de pegarme a ella, me mantengo alejado, yo no iba borracho como para no coordinar mis pasos…. Pero no contaba con la amenaza anterior de mi hermana y enseguida ella hace como si  chocara violentamente conmigo, haciendo que irremediablemente yo topara también con las nalgas que segundos antes estaba admirando. Se reanuda el estúpido trenecito hasta el siguiente STOP, recuerdo la amenaza cumplida de hace escasos segundo y me hago un poco más el torpe quedando mi pelvis justo en la parte baja de esas hipnotizantes nalgas.

¡Mierda! No llevo ropa interior y ese roce me ha excitado más de lo deseable en esa situación. Ya no sé si opinar que hacer el trenecito es estúpido o morboso, cuando mi hermana me susurra al oído:

-¿Ya has perdido los papeles con ella o necesitas mas empujones?

Mi única respuesta es mirarme la entrepierna y comprobar que se nota demasiado la media erección recién provocada. Mi hermana al ver mi gesto me confirma al oído:

-Entiendo que ya no necesitas más empujones, pero como el marido te vea así, NO-TE-CO-NOZ-CO.

Bah, lo único que puede para es que me tenga que largar con mi coche para no tener problemas y nunca he sido cobarde. A la mierda mi hermana, sus amigas, los tres “chulocubatas” e incluso lo que piense la sociedad.

Ya no tengo vuelta atrás si esta preciosidad y su marido me lo permiten. A cada grito de STOP del DJ ya pierdo eso que algunos llaman vergüenza cuando quieren decir hipocresía, disfrutando del contacto con su trasero en mi pelvis y entrepierna, de su espalda en mi pecho y del olor de sus cabellos en mi nariz. Mientras a cada reanudación de esas dulces paradas que me empujan hacia esa delicia de cuerpo, mi manos solo buscan que las yemas de mis dedos acaricien tanto esas caderas, como cada vez más su trasero, pero siempre sin ser irrespetuoso, pero en claras caricias conscientes.

Si ella está notando mis caricias, debe de saber que son de excitación o en su defecto solo una persona con temblores nerviosos sería capaz de mover tan sutil pero sin pausa las manos. De momento no protesta, no le molesta, pero tampoco parece darme paso a más, por lo cual me tengo que conformar sin dar ningún paso más que pueda provocar una mala reacción tanto de ella, como de su marido.

¿El marido? ¡Me había olvidado totalmente de él! ¡Pero si no pierde detalle y encima está embobado en como mis manos la acarician! Este tío cada vez me cae mejor, creo que si consigo entablar conversación con él, podemos incluso entendernos. Mi experiencia me dice que está disfrutando él lo mismo que yo y sin embargo su mujercita parece no darse cuenta de nada. Lástima que él no me mire a los ojos para confirmar si todo va bien, no puedo arriesgarme a que ella se incomode, porque las miradas de él me dan la sensación de estar viendo algo que le gusta.

¡Joder! El DJ ha dicho FIN y yo ni me he enterado absorto en mis pensamientos mal vistos por esta sociedad de pacotilla esteorotipada, dándole un empujón a esta preciosidad más fuerte de la cuenta. Menos mal que consigo que su cadera no se me escape, porque del empujón que le he dado casi cae de cabeza, aunque por culpa de mi poca atención nos quedamos en una indecente postura, a lo cual mi polla encajada, esta vez sin intención, entre las nalgas de su culo, dá un respingo que ella ha tenido que notar seguro. Espero que no se lo tome mal.

Menos mal que mi hermana, de la cual me había olvidado completamente, enseguida se separa de mi espalda y ayuda a esta belleza a incorporarse mientras se escusa:

-De verdad mil perdones, pero me cogió desprevenida y empujé demasiado fuerte a mi hermano, ha sido culpa mía.

Pues sí, ha tenido que sentirlo, porque veo que se le enciende la cara de vergüenza mientras se dirige colorada pero sonriente hacia su marido, que tras un beso bastante húmedo se empiezan a cuchichear cosas. Además mi hermana me toca el hombro mientras me señala la entrepierna y me dice que mejor me vaya con los tres pesaos a terminarme la copa, que se me nota demasiado. ¡Joder! Ahora el que está avergonzado soy yo.

Me dirijo a por mi copa y como siempre, ya van a meter la pata, sobretodo cuando uno de ellos suelta a viva voz:

-¡Anda que te habrás quedado a gusto eh!

Mientras señala mi paquete. Otra vez ¡maldición de pantalones y mi manía de no usar ropa interior!  Mientras me coloco el paquete lo mejor que puedo me arrimo a ellos echando mi cabeza hacia delante para susurrarles señalándolos uno por uno:

-Tú te callas, que tienes también empalmada tu minipolla y estabas detrás de mi hermana. Tú, sabes que no te soporto desde que te conozco y que estoy deseando una escusa para darte una paliza. Y tú, cornudo de mierda, tienes a la novia más puta y encima vacilas de macho. Así que no os paséis o vais a tener que volver con escayolas para Sevilla. Meteos en vuestros asuntos panda de inútiles.

¡Resuelto el tema de aguantar a estos imbéciles! ¡Conmigo no se vuelven el lunes! Ahora a tomar algo a mi ritmo. Pero como los tíos en cuanto les dices la verdad, se comportan como niños chicos, pues están acostumbrados a ser mimados por sus mamas, sus novias y su entorno para darles su apariencia de “macho ibérico” que en realidad no son, les fueron con el cuento a las novias. Ellas los ignoraron completamente, pero mi hermana se acercó a mí a ver cómo me encontraba yo. Pero puestas claras la simpatía que ellos me provocaban, estaba terminando de tomarme el cubata totalmente despreocupado apoyado en una columna, mientras ella se deshacía en disculpas.

Un escalofrió recorrió mi espalda e instintivamente miré a mi derecha, y pude observar como la preciosidad que me tenia absorto esa noche estaba en un sofá al fondo del pub como buscando a alguien con la mirada. Pude apartar la mirada para no incomodarla justo en el momento en el que ella pasaba su vista por nosotros.

Mi hermana que estaba a mi izquierda casi de frente a ella y había visto mi instintiva mirada, dirigió la suya hacia donde yo había mirado anteriormente, encontrándose con la mirada curiosa de mi nocturna y desconocida musa, para a continuación decirme:

-Pues no te quita ojo, tú y tus gustos raros, pero atinas donde vayas. Tomas estas llaves, Avenida Marysol numero 3, es un chalet que hemos alquilado pero no hemos dicho absolutamente nada a estos tios. Vé a guardar el coche ahora que solo llevas dos copas y de las suaves, lo metes en el garaje y vuelves, que está muy cerca de aquí. Pasamos de estos indeseables todas excepto sus novias, que los aguanten ella. Y que sepas…….. que “ella” no ha dejado de mirarnos.

Por el rabillo del ojo miraba si aún seguía pendiente de mi, pero en el momento que llegó el marido ella se puso a hablar con él. El momento perfecto para conocer la casa, guardar el coche y volver andando para saber si realmente estaba cerca.

Me monté en el coche y antes de que el gps cogiese cobertura, vi el letrero en la esquina de la calle donde estaba maniobrando. ¡Pues si que está cerca! Accioné un botón que había en el llavero que me habían dado y la puerta se abrió automáticamente. Metí el coche en el garaje y a través de una puerta en el mismo garaje accedí al chalet. Me quedé realmente sorprendido, 3 plantas, la ultima un ático bastante grande en el cual ví una cama de 2x2, no había rastro de que hubiese preparado absolutamente nada en esa habitación y me la autoasigné. Si la mujeres venían de fiesta ni yo las molestaba, ni ellas a mí.

No me había fijado en nada al subir, pero al bajar a la segunda planta veo 3 habitaciones, dos con dos camas individuales cada una y una con una cama idéntica a la del ático, de 2x2. Pero esta ultima estaba decorada, muchos pétalos de flores sobre la cama, muchos globos por el suelo y muchísimas velas distribuidas por todas la habitación. Sin poder remediarlo, pensé en voz alta:

-Aquí van a terminar follando mi hermana, alguna de sus amigas y seguro que algún tío. ¡¡¡A ver la noche que me dán!!!!

La primera planta era salón, cocina, aseo, porche interior y porche exterior que daba a la piscina. Todo exageradamente grande.

Me acordé de la mirada de esa mujer buscando en el pub y parándose en mí…. Y me entraron unas prisas estúpidas por llegar de nuevo a donde estaban, me daba igual en ese punto mi hermana, sus amigas, los estúpidos de los 3 novios e incluso hasta del camarero del pub. A excepción de este último, los demás me sobraban en ese momento. Si conseguía al menos bailar con esa diosa esa noche, para mí hubiese sido la noche perfecta. Si por el contrario, no conseguía ni un solo baile con ella, al menos podría amarga mi critica a esta sociedad hipócrita en tragos de champan junto a la barra, por ese único motivo el camarero era el único que no me sobraba. Iba a ser un aliado mío quisiese o no.

Al llegar al pub, busqué con la mirada al matrimonio formado por esa excitante y misteriosa mujer junto a su marido, encontrándomelos extrañamente excitados besándose. Parecía que ella quería comérselo a él, mordía, chupaba y atraía la cabeza del marido como si estuviesen haciendo el amor. Vaya calentón debían de llevar los dos, o al menos ella… y en mi interior luchaba por salir la idea de que había sido por mi culpa (si es que la culpa es algo) de que ella estuviese realmente entregada a su marido.

Me sacó de mis pensamientos mi hermana con uno de sus típicos empujones en mi pecho, a la vez que con una amplia sonrisa me ofrecía una copa de champán mientras me decía que si había teletransportado el coche, que solo había tardado 25 minutos. Giró su cabeza hacia donde yo estaba anteriormente mirando absorto, volvió a girar su amplia sonrisa hacia mí, y me dijo:

-Si no te conociese, diría que has venido corriendo por si se iban. Pero como ves, te los he vigilado. A partir de ahora todo es responsabilidad tuya.

-Hermana, lo primero gracias. Lo segundo, he cogido la habitación del ático. Y lo tercero, disfruta, esta noche no la vas a volver a repetir, me vas a tener cerca, por lo que no vas a tener problemas hagas lo que hagas en la casa.

Con mi copa de champán en la mano, me dirigí hacia la parte más cercana a la pista por donde esta matrimonio (¿o aun serian novios? Esos besos son demasiado ardientes para llevar muchos años casados) deberían pasar tanto si iban a bailar como si se marchaban.

Mi hermana en un claro intento, y por cierto muy acertado, de que me relaje, empieza a bailar conmigo uno de esos reggaetones que no se les entiende la letra. Hacemos buena pareja de baile, para eso yo le enseñé a bailar salsa y bachata.

Sin que yo me diese cuenta, al estar distraído en bailar, la pareja pasa a nuestro lado y se ponen a bailar casi a nuestro lado. En el momento en el que la música cambia a la canción “duele el corazón” de Enrique Iglesias, mi hermana me dá la vuelta, quedándose ella a mi espalda y empujándome poco a poco sin saber yo el motivo.

Hasta que levanto la mirada y veo la mirada de él fija en mí. Hora de actuar, este tío tienes los huevos de demostrar lo que quiere y al menos vamos a jugar.

Le doy la vuelta a mi hermana para bailar cara a cara con ella y le hago un gesto con la mano a él para que se den la vuelta y me deje a ella de cara.

Él lo entiende a la primera y nos dá la espalda dejándome a su mujer a la cara. ¡No me equivocaba! Este tío es más valiente de lo que parece y me ofrece la visión de la cara de su esposa.

Ella me vé de nuevo y esboza una leve sonrisa mirándome. Al estribillo de “solo con un beso, yo te haría acabar" me señalo a mí y a ella, viéndolo ella y volviendo a regalarme otra sonrisa tímida apenas perceptible. Pero él tiene que haberse dado cuenta, porque inmediatamente gira la cabeza y me mira con ojos cómplices.

A las frase “a mí no me importa que vivas con él, porque sé que mueres, con poderme ver, mujer, que vas a hacer, decídete pá ver”  mirándola a los ojos mientras el marido vé como mis labios modulan esas palabras, ella se vuelve a sonrojar y el marido vuelve a mirarla. Se besan apasionadamente, como si  quisiesen comerse el uno al otro.

Me alegra, a la vez que excita, saber que ese beso en parte lo ha provocado mi forma de dirigirme indirectamente a ellos. ¡Es hora de acercarse más! Él entiende perfectamente lo que pasa cuando mi hermana al fin me deja solo y pasa al lado de ellos dándoles un suave empujón para que reparen en que ella ya no está y se pone detrás de su mujer dejándomela cara a cara. Terminamos los tres cantando el estribillo de “con él te duele el corazón, conmigo te duelen los pies” mirándonos muy de cerca y cantándola a puro grito. Tanto gritamos, que cuando termina la canción, estamos sofocados casi de dejarnos la garganta inconscientemente.

Con la nueva “complicidad” adquirida por parte de los tres empezamos casi en un coro a tres a bailar varias canciones, él a la espalda de ella, ella delante cara a cara conmigo y yo frente a ella. En varias ocasiones tuve que reprimirme para no ofrecerle las manos a ella para que bailara solo conmigo, aunque la espera mereció la pena. Aunque nos separaban pocos centímetros y yo no avanzaba absolutamente nada, el marido empezó poco a poco a aproximarse con el cuerpo de su esposa hacia mí, quedando definitivamente en un baile a tres con ella en medio.

Cuando esos pezones ya erectos desde hace tiempo me rozaron en mi pecho, un escalofrió de satisfacción recorrió mi espalda. Fue algo eléctrico, excitante, morboso…. Ya la tomaba de su cintura sustituyendo las manos de él en el cuerpo de ella, acariciándola levemente sin posarlas en zonas aun indecorosas.

En un momento inesperado, él le dio la vuelta a ella, dejándome a su espalda, como en el juego del trenecito, pero ahora ya no tenía duda de que las caricias iban a ser bastante menos inocentes. Mis brazos rodearon su cuerpo, uno por su vientre y el otro por su cabeza mientras acariciaba su pelo y parte de su cara.

No se resistió la primera vez que mis labios se posaron en su cuello para darle un pequeño beso. Y la segunda vez que lo hice, una especie de escalofrió le recorrió el cuerpo a ella, llegando incluso a abrir sus labios, pues el marido le dió un muy húmedo beso en la boca mientras mis dientes atrapaban el lóbulo de la oreja izquierdo ya sin miedo a sus iníciales resistencias, aunque realmente nunca llegó a resistirse en ningún momento.

Después de bastantes canciones así, me separé un poco de ella para evaluar si ella se atrevía a seguir, pero el marido lo entendió mal y se separó también. Aunque al ver mi cara de reproche hacia él, enseguida enmendó el error excusándose en que necesitaba ir al baño.

En cuanto desapareció de nuestra vista empezó a sonar una bachata llamada “propuesta indecente”. Al preguntarle si sabia bailarla, me contestó que solo los pasos básicos mientras ya sonaban las primeras estrofas. Pero me hizo caso al colocar mi pierna entre las suyas y decirle que no hacía falta moverse de momento, que solo se dejara llevar.

Al poco de coger el ritmo le susurré al oído la estrofa que dice “si te falto al respeto y luego culpo al alcohol, si levanto tu falda medarías el derecho, ¿a medir tu sensatez?”. Me hizo gracia ver como se ruborizaba a la vez que se mordía el labio inferior de excitación. Cuando ella misma se dio cuenta de la cara que debía estar poniendo empezó a reírse de una forma muy excitante a la vez que nerviosa, por lo que empecé a reírme con ella y dejamos de bailar por el momento.

-Creo que me he pasado con lo de faltarte al respeto, pero el resto de la estrofa no dudes ni un segundo que lo sentía tal como dice la canción eh!!!

-Ya veo que eres bastante lanzado y descarado, pero en ningún momento me he ofendido.

-Me alegra que de momento nada de lo que haya dicho o de lo que vaya a hacerte te ofenda. (Mientras le guiño un ojo)

-Oye, que el que se acaba de ir es mi novio eh!!! Que no soy ninguna fresca. (Pero su cara no reflejaba ni un solo atisbo de enfado, más bien de picardía)

-Si es tu novio, ahora mismo nada mas puedo tenerle envidia, pero en ningún momento ni antes, ni a partir de ahora va a pasar nada que alguno de los tres no queramos. (Mientras mi sonrisa suena un poco traviesa)

-De momento solo hemos bailado, pero mucho nos hemos pegado para no conocer aun ni nuestros nombres ¿verdad?

-Siento mi falta de educación, me llamo Marcos, encantado.

-Mi nombre es Cristina, encantada también.

  • ¿Te sentirías incomoda volviendo a bailar conmigo?

-Por supuesto que no, bailemos mientras viene él y os saludáis. ¿Lo conocías de antes?

-No, solo vine a acompañar a la despedida de soltera a mi hermana, pero mejor las dejo a su aire.

Volvemos a empezar a bailar, pero ella está un poco pensativa, por lo que prefiero preguntarle y averiguar si hay algo que le incomoda:

-Perdona, te veo pensativa y me gustaría saber si hay algo que te incomoda. Me gustan las cosas muy claras y te noto algo incomoda.

-No es incómoda, solo pensaba en porque en vez de bailar con las amigas con las que vienes, estas bailando conmigo.

-Como te he dicho, me gustan las cosas claras, pero a veces decir las cosas tal y como son pueden sonar demasiado bruscas, bordes, insolentes o como quieras llamarlo. Por eso te propongo que cuando esté tu marido delante lo hablamos. Pero creo que te puedes imaginar que me atraes tu bastante más que esas petardas. Así que una parte aclarada.

-Te he dicho que es mi novio, no mi marido. Pero si te has guardado lo insolente y me has soltado que te atraigo, miedo me dá escucharte lo que quieres decir delante de él.

-Pues no te preocupes, que ya viene de baño y los tres lo hablamos. De momento esto puede quedar como una travesura en la que hemos participado todos y nadie tiene porque ofenderse.

En ese momento llega el novio, ella nos presenta, pero veo en la mirada de ella un destello de indecisión. Aún así ella misma se pone a bailar con el novio y conmigo a la misma vez, con menos intensidad que antes, pero sin rehusar ningún roce. Dejé a su decisión si había que hablar algo entre los tres o si de momento seguíamos como hasta ahora.

Al cabo de un rato que no sabría precisar, ella dice que la disculpemos, pero que tiene que ir al servicio. Nada más marcharse ella, le digo a él que tiene una novia muy bonita y simpática. Parece cortado, porque solo me ha sonreído y ha dicho que si con la cabeza.

-A ver, antes tus miradas indicaban algo muy difícil de describir con palabras, así que te facilitaré la pregunta y solo responde sí o no. Si yo he entendido algo mal, seguimos tomándonos unas copas tal y como hasta ahora sin ningún tipo de malos entendidos ni enfados ¿De acuerdo?

-Si, mejor sin malos entendidos.

-Ok, ¿Eres celoso?

-Si hay confianza, hay buen rollo.

-Esa respuesta es muy ambigua pero me gusta ser claro, después las disculpas no reparan las meteduras de pata. ¿Eres celoso en esta situación? ¿Si o no?

-No, sé a lo que te refieres, pero a ella se lo propuse algunas veces y excepto en la cama que se excita, siempre me ha dicho que no le hace gracia.

-Entonces tú y yo nos entendemos, pero la última palabra es de ella. ¿De acuerdo?

-Si, por supuesto, ella tiene la última palabra, pero sí, nos entendemos tú y yo.

-Bien, pues cuando ella vuelva me disculpas un momento y cuando yo regrese ¿te importa ir a por unas copas para los tres?

-De acuerdo, pero ¿vamos a hablar algo antes los tres?

-Si me dejas a mi con ella, después hablamos con una copa tranquilo los tres.

En ese momento apareció ella, por lo que me excuso y me dirijo al DJ. Ya que veo que ponen mucha música latina y ahora mismo no me apetece reggaetón le pido una canción que me viene perfecta para esta ocasión. Como la que suena ahora mismo me la conozco y dice que aun tiene que poner otra más antes de la que le pido, me viene bien de tiempo.

Vuelvo al lado de la pareja que siguen bailando, ella con ojos de intriga y él con ojos entre excitado y lujurioso. Nada mas yo llegar él se va a por las copas preguntándonos que queremos tomar. Ella pide un botellín y yo le digo que dé esto (sacando una tarjeta especial para la despedida) que ya sabe lo que tienen que ponerme.

Ella hace el amago de ir con él a por las copas, pero se lo impide diciéndole:

-A ver si se va a creer que nos vamos a ir sin despedirnos de él siquiera, quédate con el que ya sabes las colas que se forman para pedir.

Ella acepta sin ningún tipo de pegas ni caras raras, con total normalidad y empezamos más que a bailar, a tontear y a hacer el payaso con la música, arrancándole varias carcajadas muy divertidas.

Cuando el novio estaba ya en la barra empezó a sonar la música que había pedido, “yo también” de Romeo Santos y Marc Anthony. ¡Perfecta! La invité a bailar de nuevo, aunque ella me dijo que no se le daba bien al 100%, le dije que se dejara llevar, que si hacia como antes no nos pisaríamos.

Mientras nos sincronizábamos agarrados de las manos en los primeros pasos le recordé:

-¿Recuerdas la insolencia que me guardé antes?

-Si, ¿Por qué?

-Atiende, que más suave no puedo decírtelo y creo que si escuchas la letra lo vas a entender.

Empecé a cantarle la parte de Marc Anthony, la cual dice:

“¿Quién eres tú?

Para retarme a hacer de ella

una competencia

Pues te aseguro

que es infame lo que alegas

fui su éxtasis intenso de placer

Yo también la amé con mis locuras

de poeta y moría por ella”

Le iba cantando las estrofas mientras me colocaba detrás de ella abrazándola, de espaldas a la barra, cuando el novio llega con las tres copas de champán que ya sabía yo que el camarero le iba a dar al ver la tarjeta, entregándole una de ellas a su novia, mientras cara a cara él le cantaba a ella una estrofa de Romeo Santos, la que dice:

“Yo también solo vivía por ella

y si la pedía

le conseguía la luna llena”

Dándome pié a contestar la estrofa siguiente ya en su oído, la cual es:

“Fui su amigo, buena amante

a su merced”

Era el momento de dar un paso más, por lo cual la giré un poco para ponerla casi delante mía y darle un beso en los labios. Beso al cual no se resistió. Fue un beso breve, húmedo pero breve. Aunque por un lado nos tapaba de la vista de los demás una columna y por el otro el novio, ella se separó de mí con la cara colorada, no sé si de vergüenza o de excitación, pero nada violento.

Tras ese beso, decido no seguir a ver las reacciones de los dos, bailando ya mas separados y de forma más bien divertida que sensual. Había que dejar que se relajase un poco el ambiente mientras terminábamos nuestras copas. Como yo realmente no sé si son de aquella zona, si tienen amigos cerca o incluso si alguien podría reconocerlos, les dije de buscar un sitio donde sentarnos a tomarnos una copa tranquilamente.

Mientras ellos dos iban a buscar un sitio donde sentarse, yo me dirigí a la barra. Cuando al llegar allí, me doy cuenta que la tarjeta de consumiciones, que previamente nos habíamos encargado de pedir y dejar con dinero para no llevar mucho dinero encima en el viaje, la tenía mi nuevo amigo.

Me vuelvo a dirigir hacia la zona de sofás, no encontrándolos en la primera inspección visual. Ya casi con el ánimo por los suelos y el orgullo aun mas al no encontrarlos en los pocos sillones que disponía el local, escucho un siseo desde detrás de una columna, donde no parecía haber nada. Al dirigir mi mirada hacia allí, ví esa angelical cara asomando tras la columna y una mano levantada en claras muestras de querer llamar mi atención.

Me sorprendió que allí hubiese un sillón y precisamente que ellos lo hubiesen escogido para sentarnos. Les expliqué lo de la tarjeta, por lo cual él recordó que aún la llevaba, devolviéndomela y retirándome hacia la barra, no sin antes percatarme tanto de la respiración casi acelerada de ella, como de una inminente erección de él. Si soy sincero, en ese momento lo único que podía pensar era en como derribar las defensas de ella para poder llevar a cabo lo que intuía que su novio deseaba y lo que evidentemente es mi perdición, ¡terminar en la cama con ella delante de su novio!

Al llegar a la barra, el camarero me vió la tarjeta en la mano e inmediatamente me hizo señas para que fuese al otro extremo de la barra, donde tenían ellos la entrada a la misma. Por lo visto no era el camarero, sino el encargado de eventos de esa sala y al ver que yo era el único más o menos serio de los cuatro hombres que íbamos, me dijo:

-Oye, ¿no creo que los otros tres que están a base del whisky del malo sean el hermano de la novia verdad?

-No, yo soy el hermano, de hecho en mi tarjeta al escanearla solo sale que bebo champán.

-Pues de eso quería háblate, del saldo de la tarjeta y de los servicios contratados.

Ya estaba yo pensando en a ver qué lio de cuentas habían liados las 7 locas estas cuando el encargado me sacó de mis pensamientos:

-A ver, tenéis aquí un importante saldo depositado, no lleváis ni la mitad consumido, son las 3 de la madrugada, tenéis el privado reservado para ellas y de momento ya se han ido tres de ellas con los otros tres hombres del local. Me estaba preguntando si voy a tener que devolveros el dinero esta noche para dejarle el encargo a mis camareros  o si por el contrario mejor mañana hacemos cuentas y os devuelvo lo que no consumáis.

-Mira, tenemos una casa alquilada aquí al lado y creo que va a ser un engorro a las tantas de la madrugada ponernos a hacer cuentas. Me das un extracto de las consumiciones, una botella fría de champán, tres copas y mañana por la tarde vuelvo a hacer las gestiones pendientes mientras tú y yo nos tomamos una copa antes de que abras el local ¿de acuerdo?

-Me parece perfecto, te preparo lo que me has pedido y mañana a las 7 de la tarde estaré poniendo en marcha la sala para la noche.

Dándose de inmediato la vuelta para ordenar a un camarero las cosas sin separarse de mí. Al terminar de ordenar el pedido, se vuelve, acerca su cara a mí, como si quisiese que nadie se enterase de lo que me iba a decir:

-Sé que habéis alquilado la casa, es mía. El cuarto de tu hermana lo he preparado yo, espero que esté al gusto de ella. Y por cierto, si vas a pasar la noche allí, el ático está insonorizado, ni escucharas ni te escucharán. (Mientras me guiñaba un ojo)

En ese momento solo puede imaginar las perversiones, gritos y gemidos que podríamos dar, la pareja que estaba esperándome y yo, allí arriba. Mientras a mi cara asomaba una sonrisa entre diabólica y lujuriosa. Me sacó de esos pensamientos el encargado mientras me daba lo que había pedido, despidiéndose:

-Que lo pases lo mejor que puedas y aprovecha que no estás en tu ciudad.

Si este tío supiese que no me importa una ciudad u otra, sino la reticencia a disfrutar que algunas parejas se empeñan en demostrar a la sociedad ocultando ratos de morbo y placer. Iba riéndome por dentro, recordando a tantas y tantas parejas de las que era confidente de fantasías y morbo. Y una de las cuales estaba dispuesto a añadir, era a mi pareja acompañante de esa misma noche.

Mis pensamientos me llevaron a preguntarme si no era yo igual de hipócrita que la sociedad, buscando solo mi morbo y excitación, al pasar de pareja en pareja. Pero esa duda se desvaneció enseguida, solo me duró el tiempo de llegar al sofá y ¡ver esa cara impresionantemente hermosa de mi acompañante de baile!

¡No! No era hipócrita, solo que mi vida estaba ligada a los momentos tan excitantes y picaros con todas y cada una de las parejas con las que había estado. Y realmente esta bella malagueña no se merecía que yo esa noche pensase en antiguas compañeras de cama. Esta noche mi mente, mi atención e incluso mi cuerpo (si ella me lo permitía) serían exclusivamente de ella. ¡De nadie más!

Preparé las tres copas mientras les explicaba el motivo de mi retraso, incluido lo del reservado, lo de la casa alquilada y lo de mi cita con el encargado al día siguiente. Lo que dio pié a llevar la conversación a un terreno en el que yo me manejaba mejor, ¡las infidelidades consentidas!

-(EL) Pues en tu cita a solas mañana con el encargado ten cuidado, he escuchado que es homosexual.

-(ELLA) ¿Pero cómo puedes decirle eso? No seas burro a ver si se va a asustar Marcos y va a dejar aquí la pasta por no verse a solas con el gorila ese.

-(YO) Bueno, si a él le gustan los hombres, con dejárselo claro en la primera insinuación se soluciona, a la gente le gusta que se le hable claro e incluso si después de rechazar algo de la forma correcta se sigue con el tema del que se estaba hablando, en este caso las cuentas de la fiesta, no suele pasar de un comentario en medio de una conversación. No hay que escandalizarse tan rápido.

-(ELLA) No te imagino diciéndole “no soy maricón, vamos a terminar de arreglar las cuentas” y después sigáis la conversación tan normal.

La verdad, no puede remediarlo. Si no se me saltaron las lágrimas de la risa fue de milagro. El novio también estaba a carcajadas conmigo. Fue realmente un momento divertido.

-(YO) A ver, una cosa es ser claro y otra cosa un borde. Si se me insinúa, es más fácil decirle que tengo al amigo ideal para él, que ya le diré que se pase por aquí.

-(EL) Coño, esa forma de salir de una situación así no la había pensado yo.

-(YO) ¿Ves? No es tan difícil ser claro sin ser borde o bruto. Se puede ser insolente, pero educado.

-(ELLA) Perdón, no me refería a eso.

La verdad, la cara casi de vergüenza de ella me enterneció, debía de recordarme a mí mismo que a ellos los conozco desde hace horas solamente y ninguno hemos puesto las cartas bocarriba.

-(YO) A ver, creo que es momento, mientras nos tomamos la copa tranquilos, de ser sinceros todos con todos. Sin malos entendidos, sin enfados y como una conversación normal. ¿Recuerdas nuestra conversación antes a solas mientras bailábamos? (mientras la miraba a ella muy fijamente, pero de forma condescendiente, queriendo que no sonara ni mal ni a reproche)

-(ELLA) ¿De las cosas que me has dicho? La verdad que es confuso todo lo que me has dicho.

-(EL) ¿Puedo saber qué es lo que habéis hablado antes? Lo mismo me he perdido algo. (miraba con curiosidad, sin pizca ninguna de celos, enfado o reproche)

-(YO) A ver, me dijiste que te preguntabas porque estaba bailando contigo. Te dije que podías imaginarte que me atares más que esas petardas ¿Recuerdas?

-(ELLA) Si, me dijiste que te atraía más que ellas… (mientras en su cara aparecía una mezcla de vergüenza, remordimientos y una pizca de excitación)

-(YO) Pues ahora te lo afirmo delante de tu novio, me atraes más que ellas, para que no quepa duda de si lo has entendido mal o esa no fuese mi intención. Pero que me atraigas no significa que tenga que ser correspondido o que tenga que pasar nada que ninguno de los tres quiera. Es tan sencillo como que YO estoy exponiendo lo que me gusta. Lo que tu novio desea o le gusta, aunque aun no me lo ha dicho, pero sus actos y miradas ya me hacen intuirlo. Pero de la quien tengo dudas de lo que estaría dispuesta a disfrutar, es de ti.

-(ELLA) ¿Y qué es exactamente lo que intuyes de mi novio? (miraba a su novio con curiosidad, aunque en parte tomaba esa actitud para evadir mis dudas hacia ella)

-(YO) A ver, no me voy a escandalizar de lo que digas, ya lo habré escuchado antes de boca de otro marido o novio. Y me imagino que alguna vez en la cama a ella le habrás contado que te gustaría hacer con ella en la cama ¿verdad? (la verdad que a ella se la veía expectante de lo que su novio dijese, pero a él se le veía avergonzado o intentando encontrar las palabras adecuadas)

-(EL) Amor, sabes que mi fantasía es verte con otro hombre. (debía de estar ardiéndole la cara de lo roja que la tenia al hacer esa confesión en un sitio así)

-(ELLA) ¡Pero cómo te atreves a decir eso! ¿Pero tu crees que eso es para contárselo a cualquiera? (miraba a su novio con una vergüenza inusual)

-(YO) Perdona, estoy aquí para que me llames cualquiera jajaja. (le decía eso mientras le tocaba el hombro a ella, mientras no podía aguantar mi carcajada, más que molestarme me resultaba divertida la reacción de ella)

-(ELLA) Uis, perdón, no quise referirme así a ti.

-(YO) Bueno, falta que tu expongas qué opinas de todo esto. Te aseguro que por mi parte, sea cual sea tu opinión AQUÍ y AHORA, no va a cambiar mi forma de trataros, aunque quizás debería dejar de disfrutar del tacto de tu piel para no crearte incomodidad.

Mientras le decía eso, había atrapado suavemente su mano izquierda con las mías. La derecha le acariciaba el dorso de la mano, mientras que la izquierda, bajo la suya, acariciaba con las yemas de los dedos su muñeca. Se miró su mano acariciada por las mías sin intentar apartarla.

-(ELLA) Si de verdad opino lo que en este momento se me pasa por la cabeza, lo mismo piensas que soy una facilona o lo mismo me arrepiento mas tarde de decirlo.

-(YO) Las palabras cuando son lo suficientemente claras no da lugar interpretación ninguna. ¿Qué opinas AQUÍ y AHORA? No me has respondido y no es tan difícil. La contestación no te hará ser nadie que diferente a lo que eres en tu vida diaria.

En ese momento su cara cambió a una expresión muy morbosa, incluso excitada apostaría. Mientras se mordía el labio buscando las palabras adecuadas. Cuando al fin sus dientes soltaron su labio inferior…

-(ELLA) Me estas poniendo en un verdadero aprieto y no sé si mi novio me reprochará algún día lo que voy a decir…

-(EL) Mi amor, no podré reprocharte nunca que accedas a una fantasía mía.

-(ELLA) Esta situación me excita mucho, más de lo que nunca hubiese imaginado. ¿Eso es lo que querías escuchar los dos?

Sin dejarla reaccionar, pero sin ser brusco, me acerque a besarla, morderla, lamerla…. Ella me correspondía sin dudas ninguna. Al cabo de pocos segundos, atrapé su labio inferior con mis dientes. Sin llegar a lastimarla, pero lo justo para poder inmovilizarla y poder mascullarle:

-(YO) No quiero escuchar nada, solo que me digas si eso es lo que sientes ¿entendido?

Ni siquiera me respondió, ella fue la que me besó con rabia, con furia y excitación antes contenida. Ahora esa excitación salía de su boca de forma arrolladora.

Tras varios minutos en los que parecíamos devorarnos nuestros labios y lenguas mutuamente, ella se separó tiernamente de mí y miró a su novio.

-(ELLA) ¿Esto es lo que estabas deseando ver?

La cara de él era de autentico morbo y excitación. Apenas le salían las palabras sin tartamudear.

-(EL)  S..si mi a..amor uff.

Como pude y sin hacer movimientos bruscos, cosa difícil debido a la estrechez de mis pantalones, a estar sentado y a la media erección provocada por esos sensuales labios, saqué mi móvil del bolsillo.

-(YO) Poneros juntos, que os haga una foto.

Se pusieron de forma que a los dos se les veía la cara, en una postura un poco incomoda al estar los tres sentados en el mismo sofá. Al destello del flash quedaron retratados los rostros. Uno de ellos angelical y excitantes, el de ella. El de él era un rostro de felicidad y morbo a partes iguales.

Guardándome el móvil de nuevo en el bolsillo:

-(YO) Aquí tienes la prueba de que NUNCA te va a echar en cara lo de esta noche. Es la primera foto de su cara de felicidad tras besarme a mí. Así que no temas ABSOLUTAMENTE NADA, todo lo pasado o futuro lo ha propiciado él.

Sin esperármelo, ella se sube encima de mí, con una pierna a cada lado de mi cuerpo, empezando a besarme aún con más intensidad que antes. Ya las barreras estaban rotas, al menos mientras siguiésemos en ese sofá, con ese ambiente. Como había posibilidad de que cuando ella saliese de esa burbuja, volviese a su mente los estereotipos de esta sociedad y la falsa moral de la gente, decido disfrutar ese momento.

Mordiscos, besos, lametones… todo acompañado de caricias por su cuerpo. Al principio de forma sutil, pero a medida que mis manos rozan sus tetas, su cadera, su culo…. Haciéndolo como si quisiese grabar en mi memoria tal cantidad de caricias sobre esa belleza y su cuerpo.

No puedo evitar optar por dejar una mano sobre una de sus maravillosas tetas, notando entre mis dedos como ese duro pezón se cuela entre ellos. Mientras mi otra mano se atreve a bajar por su vientre, hasta posarse en su entrepierna.

Es imposible describir la temperatura que esa zona de su cuerpo desprendía. Me concentré en buscar con mis dedos la zona aproximada al clítoris aún por encima de la ropa, quería que se encendiera al máximo posible. Y si le proporcionaba un orgasmo… ¡Eso ya sería hacer oficialmente cornudo al novio! ¡Precisamente lo que a mí me gusta! Y más en sus propias narices.

Sucedió más rápido de lo que me esperaba, su cuerpo empezó a acelerarse, su temperatura corporal y de su intimidad subía aún más rápido…. Hasta que separándose de mis labios, cerrando sus ojos y convulsionando levemente su cuerpo… ¡Le llegó su primer orgasmo!

Se quedó unos instantes apoyada en mi hombro, el contrario a donde estaba su novio, totalmente extasiada por ese inesperado pero placentero orgasmo público. Esa postura me daba libertad para mirar al novio e interrogar solo moviendo mis labios y con un movimiento sutíl de mi cabeza: “¿Bien?”

La respuesta de él no se hizo esperar. Tenía los ojos totalmente abiertos, la boca igualmente abierta de excitación de ver a su bella novia con su reciente orgasmo, sacudir ridículamente su cabeza arriba y abajo varias veces en señal de “SI”.

Pero a uno no le cogen desprevenidas las situaciones así. Cuando ella recuperó la consciencia de sobre donde estábamos, que acababa de pasar y de la proximidad de su novio…. Saltó de encima mía para volver a sentarse con una expresión de vergüenza extrema, dirigiendo una mirada de culpa hacia su recién cornudo novio.

Antes de que se produjese una situación incomoda, saqué de nuevo mi móvil del bolsillo (si antes me costó trabajo, ahora totalmente excitado y empalmado, mas trabajo aún me costó) dirigiéndome a ellos. Les dije que les iba a grabar una cosa, que volviesen a ponerse juntos. La expresión de ella pasó de vergüenza a desconcierto, pero la de él seguía siendo de excitación por lo recientemente vivido.

-(YO) A ver, ya eres cornudo oficialmente. Dí claramente a la grabación que esto lo has propiciado tú. Que ella está libre de todo reproche y que solo ha sido una fantasía que tú tenías y has provocado.

La cara de ella se llenó de una luz de esperanza contra sus incipientes remordimientos, mientras él empezaba a hablarle a la cámara de mi móvil.

-(EL) Declaro que esta cara de felicidad que tengo es a consecuencia de ver a mi novia besase, acariciarse y de tener un orgasmo con otro hombre. Situación que yo he provocado bajo mi consentimiento al ser una fantasía exclusivamente mía.

-(YO) Joder, si parece que lo tenias hasta estudiado amigo.

-(EL) Pues acabo de decirlo sin pensar, solo son mis verdaderos sentimientos en este momento.

Sin dejar de grabar, centro a esta preciosidad en la pantalla para preguntarle:

-(YO) ¿Y tú tienes algo que decir al respecto a lo ocurrido? Esta grabación está hecha el día de la despedida de mi hermana en Málaga a las 3:55 horas sábado. Si en algún momento debido a estos actos sientes el más mínimo reproche de tu novio, podrás usar esta grabación como prueba de que es él el único responsable de esta situación.

-(ELLA) Ya que servirá de prueba en caso de reproches por parte de mi novio, es cierto los datos de fechas que has dado y le pido que responda a una pregunta mía a mi novio. ¿Haga lo que haga con Marcos va a haber algún tipo de reproche?

-(EL) En absoluto amor mío, tienes libertad absoluta para hacer con Marcos a lo que accedas, siempre que yo esté presente.

-(YO) ¿Encima el cornudo quiere estar presente siempre?

-(EL) Sí, siempre.

Y girando la cámara hacia mi cara, a lo cuál ella lo coge y me enfoca bien:

-(YO) Afirmo que es verdad todo lo dicho antes y obtenéis mi más firme compromiso que todo lo que pueda pasar entre ella y yo, será con pleno conocimiento y estando presente de él.

Cogí el móvil de manos de ella, apague la grabación y automáticamente los tres estallamos en una carcajada, debido a la conversación a la cámara del móvil tan sumamente surrealista acontecida.

-(YO) Bueno chicos, la botella de champán está vacía. Si os apetece un poco más, voy a por otra, mientras ustedes os quedáis aclarando y ordenando lo que acaba de suceder. Pero si pensáis iros, avisadme y solo me pido una copa para mí.

-(ELLA) Si nos das 10 o 15 minutos para hablar, te prometo que al menos YO te espero para tomarnos otra copa.

-(EL) Vuelve en cuanto puedas, por mi no hay ninguna objeción a lo que acaba de pasar. De hecho me gustaría que pasase aún más.

-(YO) Te recuerdo que la última decisión  la tiene ella. Aunque ya sé cuál es tu postura, os daré unos minutos para que habléis, ya que al menos para tomarnos otra botella juntos al menos me esperareis.

Me encaminé hacia la barra a pedir otra botella y copas limpias, mientras en mi cabeza aún andaba la duda de que ella quisiese terminar ahí nuestro fortuito encuentro.

Pero la conversación que ellos tuvieron no puedo describírosla yo, sino ellos. Así que si esta historia continua, será en letras de ellos.

¿CONTINUARÁ?.....