Fin de semana en madrid

Yo no podía resistir mas y eche mi cuerpo hacia atrás, dejando su paquete bien colocado entre mis nalgas, era fantástico sentirle tras de mi, notar como su paquete se iba calentando y su aliento calido tras mi oreja. Restregué mi espalda por su pecho y allí me quede, sintiendo sus latidos, su cuerpo

FIN DE SEMANA EN MADRID

Mi nombre es Daniel, y la historia que os voy a contar sucedió hace ya un par de años.

Por motivos de trabajo tuve que pasar un fin de semana en Madrid, ya que tenía que acudir a una feria muy importante, donde debía atender a varios clientes muy importantes.

Como iba yo solo en representación de mi empresa, no me apetecía mucho la idea de dormir solo en un hotel. Así que decidí llamar a mi amigo Carlos, habíamos estudiado juntos durante muchos años y nos llevábamos muy bien, aunque nuestra relación se había ido enfriando un poco debido a la distancia.

Cuando le llame insistió en que me quedara en su piso, que compartía con otro chico, ya que así podríamos ponernos al día en nuestras vidas y recuperar el tiempo perdido. A mi me hacia mucha ilusión verle tan entusiasmado, además seria el momento perfecto para hablarle de mi homosexualidad, descubierta de manera muy morbosa en la universidad, aunque eso se lo contare en un próximo relato.

Nunca le hable de mi tendencia sexual por que desde que separamos nuestra amistad para ir cada uno a una universidad, nunca coincidimos y solo hablábamos por teléfono o a base de email, y no me parecía la mejor opción, aunque sabía de antemano que no le importaría pues algunos de sus amigos eran gays.

Así el viernes, a las 6 de la mañana, cogí el autobús VIP y me dirigí hacia Madrid. Deje mi maleta en la estación y corriendo a la feria, donde me esperaba un día de lo mas estresante, de un lado para otro, reunión a las 2 con D. Matías, corriendo para ver al gerente de otra empresa, luego otra reunión y así hasta las 8, y luciendo mi mejor sonrisa.

Cuando por fin acabe, regrese a la estación de Avenida de América, y cogi el metro dirección Las Musas, donde vivía mi amigo Carlos.

El salio a recogerme a la salida del metro, fue una gran ilusión, hacia como 5 años que no nos veíamos en persona, y aunque estábamos cambiados físicamente, seguíamos siendo los dos niños traviesos, a los que siempre reñían en clase. Caminamos hacia su casa sin parar de hablar, de preguntarnos sobre nuestras vidas, trabajos, que tal la familia, que si había visto hace poco a un amigo común, teníamos tanto que contarnos que no sabíamos por donde empezar.

Al llegar al piso me comento que su compañero estaba en casa, que eran muy buenos amigos, y que habían planeado salir a cenar y luego un par de copas, para celebrar mi visita. A mi no me hacia especial ilusión salir de fiesta por que al día siguiente tenia que madrugar, y mucho trabajo, pero bueno un día es un día.

Me fue enseñando toda la casa, era un piso pequeño pero muy acogedor, y bastante bien decorado y muy limpio. Me enseño la habitación que compartiría con el, donde ya había preparado un colchón en el suelo que haría d mi cama. Siguio con la cocina, el salón, los baños, y la última habitación, la de su compañero. Llamo a la puerta levemente pero no contesto, así que abrió la puerta, su compañero estaba en la cama con el discman puesto, y al vernos en la puerta se asusto un poco.

Mis ojos no daban crédito, pues Roberto, que así se llamaba, era un autentico semental, y allí estaba tirado en la cama, vistiendo únicamente unos vaqueros desgastados, con el botón del mismo desabrochado, dejando entrever unos calzoncillos blancos que contrastaban con su piel morena. Su pecho, bien formado, era prácticamente imberbe, con unos brazos que dibujaban todos sus músculos, un cuello largo, que desee morder, lamer, besar. Y la cara más bonita que nunca ha visto en mi vida, de rasgos perfectos cual estatua romana, con unos labios carnosos, y los ojos tan verdes, que mirarlos hacían que se parase el tiempo.

-Este es Roberto- comento Carlos.

-¿Tu debes ser Dani?- respondió Roberto mientras se levantaba acercándome su mano para saludarme –Carlos lleva toda la semana hablando de ti, ya tenia ganas de conocerte.

-Si,… yo también- atine a decir con voz temblorosa mientras apretaba su mano y sentía su suave y calida piel.

  • Bien ¿Qué os parece si nos vamos cambiando para ir a cenar? Que si no se nos va a hacer tarde- sugirió Carlos.

-Si, si.- conteste intentando salir cuanto antes de la habitación, antes de lanzarme en la cama.

Poco después de las 10 salíamos los tres de casa en dirección al centro de Madrid.

Después de cenar en un restaurante muy cool, de nueva cocina de diseño, nos fuimos a tomar un par de copas.

La cosa se iba animando por momentos, con ayuda claro del vino de la cena y los whisky, y lo estábamos pasando muy bien. No parábamos de reír, hablar, bailar y Carlos de atacar a las chicas que pasaban a nuestro lado, mientras Roberto y yo le reíamos las gracias. Hasta que una de las chicas se quedo hablando con Carlos.

Al rato, ya queríamos cambiar de bar, pero Carlos prefirió quedarse con su nueva amiga, por supuesto lo dejamos allí, y luego nos veríamos en casa.

Tras un par de whiskies mas, durante los cuales me di cuenta que Roberto no era solo guapo si no divertido e inteligente, pero ya se estaba haciendo un poco tarde, así que decidimos coger un taxi para que nos llevara a casa.

Al llegar, cual fue nuestra sorpresa al descubrir que Carlos ya había llegado y no solo, y por los gritos que salían de la habitación mi amigo le estaba pegando una follada brutal a la chica del bar.

-Joder con Carlitos!! Él si que sabe pasarlo bien.- comento Roberto.

-Si pero a mi me va a tocar dormir en el sofá- respondí resignado.

-¿Qué dices tío? Te vienes a mi cama, que cabemos los dos-

-No, que no pasa nada, no quiero molestar- conteste, aunque la idea me encantaba.

-No seas bobo, te vienes a mi cama y punto- me agarro de la mano y me arrastro a su habitacion.

Yo entre la borrachera y la idea de estar en la cama con Roberto, me sentía algo excitado, aunque iba a intentar no atacarle, por lo menos no esa noche y no así.

El comenzó a quitarse la camiseta, dejando al descubierto su hermoso pecho, y comenzó a desabrochar su cinturón, yo respire hondo me di la vuelta y comencé a desnudarme también. Cuando quede en calzoncillos me fui hacia la cama y me metí en ella, mientras Roberto había salido al baño. Cuando entro pensé que me desmayaba, si solo verlo con el pecho al descubierto ya me excitaba, verlo allí delante vestido únicamente con unos mini slip azul claro, que dejaba intuir un paquete de bastante consideración, y unas piernas fuertes y musculadas que no ayudaban a cesar lo que empezaba a ser una tremenda erección.

El me sonrió, se acerco a la cama y se acostó a mi lado.

-Bueno, será mejor que duermas algo, que mañana habrá que repetir la cena de hoy.

  • No se si tendré fuerzas, pero habrá que intentarlo, que lo he pasado muy bien, hasta mañana.

Apagamos las luces he intentamos dormir, cosa que yo no podía hacer, notaba su olor que me volvía loco, mientras el empezaba a respirar mas fuerte, unos leves ronquidos que hacían entender que ya estaba dormido. me gire mirando hacia la pared dándole la espalda y poco a poco me fui quedando levemente dormido. Cuando de repente note como se giro y paso su mano sobre mi, nuestros cuerpos se rozaron y sentí su el calor de su paquete en mi espalda. Yo no podía resistir mas y eche mi cuerpo hacia atrás, dejando su paquete bien colocado entre mis nalgas, era fantástico sentirle tras de mi, notar como su paquete se iba calentando y su aliento calido tras mi oreja. Restregué mi espalda por su pecho y allí me quede, sintiendo sus latidos, su cuerpo.

Su mano, paso de estar apoyada sobre mi, a empezar a acariciarme y apretarme contra el. Ya estaba todo dicho, y girándome le abrace, y me lance a sus labios, dándonos un beso largo y apasionado, mientras nuestras manos recorrían nuestros cuerpos. Mis manos se introdujeron en sus calzoncillos, apretado sus duros glúteos, mientras el agarro mi paquete y empezó a masajearlo.

En ese momento tome la iniciativa, me introduje entre las sabanas, cuando estuve a la altura de su paquete, metí los dedos en su calzoncillo y lo baje hasta las rodillas, su polla salio disparada hacia mi cara, la chupe despacio para acabar metiéndola toda en mi boca, Roberto gemía fuerte indicándome que le gustaban las caricias que le propinaba, por lo que seguí besando su enorme glande, lamiendo despacio cada centímetro de su polla, bajando de vez en cuando hasta sus enormes huevos, con los que jugaba con mi lengua.

Subí lamiendo todo su pecho, hasta llegar de nuevo a su boca, tras besarnos de nuevo le rogué que me follara, no podía aguantar más.

Roberto se dirigió hacia mi culo, y empezó a jugar con mis glúteos, para después dirigir su lengua húmeda a mi agujero lamiendo cada vez con mas fuerza, y sin mas dilación introdujo uno de sus dedos, para dar paso después a otro y finalmente tres dedos, que jugaban en mi interior, haciéndome retorcer de placer.

Cuando vio que estaba preparado, apoyo su enorme glande en mi agujero y comenzó a hundir su rabo dentro de mi, primero fue muy despacio, dejando que me fuera acostumbrando a tenerlo dentro, para dar paso a una follada brutal, salía casi totalmente de mi en cada embestida, para volver a meterla toda de un golpe fuerte, notando como sus huevos chocaban contra los míos. El placer que me hacia sentir era indescriptible, nuestros jugaban en una especie de lucha, y ver sus ojos mirarme con tanta lujuria, mientras sus embestidas aceleraban mas y mas, hicieron que me corriera, desparramando todo el semen sobre mi cuerpo con un placer que me llevaba a otro mundo.

Esa escena, junto a mis gemidos que iban en aumento, debieron excitarlo mas, porque ahora su ritmo era aun mas rápido, una oleada de placer recorrió mi espalda, y apretaba sus duras nalgas contra mi cuerpo, intentando sentirlo mas dentro de mi.

De pronto note como ceso sus movimientos, y entendí que iba a correrse, saque su polla de mi y me lance a chuparla con ansias, queriendo agradecer todo el placer que me había proporcionado, su polla se hincho levemente y de repente comenzó a correrse de una manera bestial, sus chorros salían con fuerza sobre mi boca y mi cara, mientras sus gemidos me indicaban todo el placer que sentía. Cuando termino seguí chupando su polla para recoger todo su semen mientras notaba como su erección iba disminuyendo.

Nos besamos de nuevo, muy apasionadamente y tras asearnos un poco, volvimos a la cama y dormimos abrazados.

Cuando me levante para ir al trabajo, tanto Roberto como Carlos seguían durmiendo placidamente, pero a mi vuelta me esperaba alguna sorpresa ....