Fin de Semana de Trabajo (01)

Regalos políticamente incorrectos, uniformes provocativos y sexo... Excelente mezcla para un Fin de Semana.

Dedicatoria: A todos aquellos que me escribieron y a los que van a comenzar a hacerlo, especialmente al logrador de mi orgasmo diario: Raba.

Continúen escribiendo a: princesa_hot2003@yahoo.com.ar

Como ya les conté antes, fui sometida por mis dos jefes a mantener sexo con ellos a cambio de un aumento. Aunque la situación fue excitante y placentera, su perpetuación y el rumbo que tomó hicieron del gozo algo constante pero sumiso.

Suelo cumplir mi horario, al igual que mi compañera, a rajatabla, lo que responde a una cantidad de trabajo considerable y la gratuidad de las horas extras. Dirán que mi mirada sobre toda esta situación es demasiado monetaria, pero es que la situación actual es bastante complicada en ese aspecto.

Atípicamente, salió un trabajo importante y nos ofrecieron, a mi compañera y a mi, trabajar el fin de semana a cambio de un dinero bastante importante, una oportunidad irrechazable. No había razones para sospechar, ya que ambas sabíamos que el trabajo era real y que sería imposible realizarlo dentro de las horas normales de trabajo. Aceptamos.

Nadia (mi compañera) es 10 cm. Más alta que Yo, tiene un pelo negro muy largo y enrulado, es delgadita, sin mucha teta pero con un culo que coincide con su contextura. Unas piernas largas y una cinturita envidiable.

Por si no se acuerdan de mi, mido 1.65, peso 63 kilos, pelo castaño claro largo, ojos verdes, 100 con el detalle de unos pezones grandes y oscuros, 64, 95.

Mis jefes: Walter es de mi estatura, contextura mediana, parece tímido pero con Fernando se vuelve increíblemente zarpado. Su miembro es gordito y mediano, que se diferencia del de Fernando que es largo y delgado, quizás porque este es más alto. Lo que me gusta de Fer es su barba y su pelo casi siempre despeinado.

A pesar de que ni Yo ni Nadia hicimos comentario alguno sobre lo que había pasado la vez anterior, inconscientemente coincidimos en vestirnos lo menos provocativas posible, a fin de evitar la tentación de nuestros jefes sobre nuestros cuerpos. Remeras holgados, joggings y zapatillas fueron nuestro uniforme del fin de semana, pero no pudimos evitar la ropa interior de encaje, que no era perceptible por ellos, pero nos daba cierta comodidad.

Cuando llegamos a la oficina, nos encontramos previamente para sentirnos mas fuertes, nuestros jefes ya estaban ahí. Sobre nuestros escritorios estaban los papeles referentes al trabajo que debíamos realizar y una cantidad de paquetes, cerrados con tarjetitas que decían: Ropa de trabajo, Para la cena, Para la Noche y Para toda la vida.

Sin tocarlos, nos dirigimos a la oficina de los jefes y les hicimos saber que ya habíamos llegado.

  • ¿Vieron los paquetes sobre sus escritorios? – Preguntó el divorciado

  • Si – Respondimos tímidamente y al unísono

  • Bien. ¿Qué opinan? – Preguntó el divorciado nuevamente, el casado sólo clavaba su mirada en nuestros ojos, tetas y partes bajas.

  • No los abrimos – respondí apresuradamente

  • Que Pena!!! – Dijo el casado – Nadia traé, por favor, los que dicen "Ropa de Trabajo".

Nadia salió de la oficina y regresó con los dos paquetes en la mano. A su regreso, Walter (el casado) y Fernando (el divorciado) se habían puesto de pie, el casado frente a mi y el otro esperaba a Nadia para ponerse frente a ella. Respiramos aliviadas cuando vimos que estaban vestidos de pies a cabeza, no queríamos repetir lo vivido.

  • Pero che!!! No nos saludamos – Dijo Walter

Nos tomaron de la cintura a cada una y nos besaron profundamente. Sus lenguas jugaron dentro de nuestras bocas por largo rato, parecía interminable, mientras las manos recorrían zonas indiscretas de nuestros cuerpos. En un cruce de miradas con mi compañera, comprendimos que sería un largo fin de semana.

Luego hubo un enroque de posiciones y mi boca era invadida por la lengua de Fernando, cuyas manos eran menos delicadas pero más fuertes. Entre el apriete, pude sentir como el miembro largo y delgado de Fernando se entumecía... CONFIRMADO, SERIA UN LARGO FIN DE SEMANA.

El beso terminó y se escuchó un: "ahora ustedes", a lo que Nadia y Yo respondimos con un rápido piquito. Mis jefes reprocharon la acción con una nalgada a cada una. Nos besamos más cariñosamente, pero sin intromisión de lengua. Ahora fueron dos nalgadas.

  • Queremos que repitan lo que les hicimos pero entre ustedes – Dijo Walter

Obedecimos. Mi lengua fue la primera entrometida y su mano fue directo a mi pezón, era todo muy lento, ya que no estábamos acostumbradas a estas situaciones. Una nalgada a cada una nos acerco, nos miramos a los ojos y dimos todo de nosotras para evitar otro castigo.

  • Queremos que se quiten la ropa mutuamente – Dijo Fernando, mientras se acariciaba el miembro por encima del pantalón. Los dos estaban al palo a esas alturas.

Con fuerza le quité toda la ropa a Nadia, hasta dejarla sólo en bombacha, una colaless transparente que era prácticamente lo mismo que nada. Ella optó por la suavidad y quitó mi remera primero, mis zapatillas después y mi jogging. Masajeó un poco mis tetas, ya que Walter se lo pidió con la mirada y me quitó el corpiño. Mi tanga roja de encaje tenía sectores más oscuros, donde se hacía evidente mi mojadura.

Nos manosearon a full y nos dijeron: "pónganse lo que está en el paquete". ¿Se imaginan lo que había dentro del paquete? Ropa de Porno Shop: Dos conjuntos de puro encaje, con la bombacha con agujero a la altura de la rajita y el corpiño con agujero en los pezones.

  • Esa ropa van a llevar todo el día – Dijo Walter

  • Y estén atentas a nuestros llamados – Dijo Fernando

Amagamos con salir de la oficina, pero nos detuvieron. Fernando se sentó en su silla, me hizo sentarme sobre él, previo apuntar su largo y delgado miembro a mi conchita, puso delante de mí el teclado de la computadora y comenzó a dictarme una nota mientras me hacía cabalgarlo, cada error era una nalgada. Nadia fue invitada a hacer un llamado telefónico con el tubo de Walter pero fue recompensada con una comida de su conchita que parecía ser excelente pues sus gemidos no cesaban.

Antes de acabar, Fernando me hizo reclinar sobre el escritorio y arremetió ferozmente desde atrás hacia mi cuerpo y vació el contenido de su miembro en mi espalda, mientras que Walter hacía lo mismo en el pecho de Nadia. Lejos de haber concluido el trabajo, esto recién empezaba (Continuará...)