Fin de semana de terror- segundo dia

El sábado mas terrible de mi vida.

FIN DE SEMANA DE TERROR

SEGUNDO DIA

A las dos de la madrugada del sábado, desperté y me quede quieta sin moverme para no despertar al jefe que dormía a mi lado y comenzara nuevamente la pesadilla de la noche anterior.

El escuchar el llanto de mi hija hizo que me moviera y él se despertara. Le rogué me dejara cambiarla y darle la teta. Debería estar dormido porque accedió a irla a buscar y traerla.

Me desato y la puso en mis brazos.

JAZMIN: mi amor, estas  con mamá. Te voy a cambiar y darte de comer.

La desnude la asee lo mejor posible y le puse el nuevo pañal. Después le di la teta. Le hice provechito y se la llevo y entrego a los otros.

Me volvió atar las manos a la cama y soltó mis piernas. Salio de la habitación y quede sola. Pensé en Pedro como la estaría pasando. Llego la hora del almuerzo y trajeron pizzas. En la mesa ubicaron en un lateral al centro a Pedro. No podía creer me sentaron enfrente de él y desnuda. A mi derecha el Jefe y luego uno de lo tipos y a la izquierda el otro. Bajo la mirada de mi marido, me toqueteaban toda y me besaban. El se removía en la silla pero sus ataduras era buenas. Le sacaron la mordaza y al querer decir algo le metieron pedazos de pizza que le impedían hablar. Le dieron de tomar abundante vino y lo amordazaron nuevamente. El jefe pasó la mano sobre la mesa tirando todo al suelo, menos el vino al suelo, provocando un ruido infernal.

Me acostó sobre la mesa grasienta y mojada a solo5 cmde Pedro y me monto. Yo trate de contenerme como las veces anteriores pero esta vez rompió mi resistencia y goce, ante los ojos atónitos de Pedro y los míos pidiéndole perdón. Ya llevaba más de 30 años que me hacían de todo sexualmente y ahora delante de mi marido que realmente no me pude contener. Uno de ellos me obligo a tomar una pastilla, que luego supe de éxtasis, y pusieron música metálica bien movida y violenta. Se desnudaron y formaron conmigo un cuarteto de baile de un constante manoseo, delante de Pedro.

Con la pastilla fui subiendo el movimiento y al final estaba desenfrenada que ni sabia lo que hacia. Ahí en el suelo de rodillas, moviéndome creo me comí dos pijas con mi boca.

Después de varias horas cuando ya me estaba quedando cansada y sin fuerza me hicieron ingerir otra y renové mi baile. Estaba tan sacada que me acerque a Pedro y le acaricie la cabeza e intente tocarle sus partes íntimas, pero no pude. Ello causo la risa de los tres y la bronca de Pedro. Yo reía como una tonta. Me llevaron a la cama y me ataron las manos en la cabecera de la cama y uno por vez me fueron cogiendo. Luego me desataron y uno de ellos se acostó y me hizo montarlo y coger. En pleno acto el jefe subió a la cama y pese a mis gritos desesperados y llantos metió su pija en mi culo. Esta muy bien tomada y no odia zafar de la doble penetración y acabe gozando como una loca, mientras el otro sacaba fotos de mi.

Cambie de nuevo a mi hija y le di la teta. Luego los dos esbirros me siguieron chupando las tetas, causándome dolor, mientras el jefe entretenía su lengua con mi concha.

De tanto tomar y el efecto de las drogas quedamos fundidos todos juntos dormidos en la cama.

Cuando despertamos me hicieron limpiar el comedor y la cocina. Luego abrieron los cajones de mi ropa interior y jugaron con mis tangas y sostenes. Fueron al baño y uno trajo la tanga que había usado hasta que ellos llegaron. Le sacaron la mordaza a Pedro y le pusieron mi sucia tanga y luego una cinta para que la escupa. Uno de mis sostenes los usaron para ponérselos como un sombrero.

Me llevaron a la pieza y ataron fuertemente, casi inmóvil en la cama. De rodillas en la almohada contra la cabecera de la cama y con las piernas abiertas. No podía entender que harían ahora conmigo, hasta que trajeron a Pedro atado de manos a su espalda y sostenido por dos de ellos. Lo pusieron en cuatro patas para que me chupara la concha, pero me di cuenta que no era eso todo. El jefe con sus pija con vaselina fue de atrás y mientras los otros dos lo sostenían lo violaron delante mío. El grito de Pedro fue infernal, mientras el jefe ya instalado dentro de él aumentaba los movimientos. Las lágrimas le caían a raudales y sus gestos de dolor nunca los voy a olvidar en mi vida.

Trate de hablarle a mi marido pero estaba en un estado de enajenación total.