Fin de semana de sexo-Sábado (Parte 7)

Tras mi primera noche en el piso de Silvia, con las cuatro amigas, comienza un nuevo día... Lleno de sexo.

Siento el retraso, mis queridos seguidores (Que alto tengo el ego, xDD). He tenido ciertos problemas pero ya estoy aquí con... La séptima parte de esta serie. ¡¡¡Sábado!!! Jajaja...

Aquí esta la primera parte: http://www.todorelatos.com/relato/85904/

Aquí está la segunda parte: http://www.todorelatos.com/relato/85937/

Aquí está la tercera parte: http://www.todorelatos.com/relato/86019/

Aquí está la cuarta parte: http://www.todorelatos.com/relato/86028/

Aquí está la quinta parte: http://www.todorelatos.com/relato/86113/

Aquí está la sexta parte: http://www.todorelatos.com/relato/86129/

Me desperté sintiéndome bastante excitado. A medida que iba notando todo mi cuerpo, comprobé que estaba siendo masturbado. Abrí los ojos lentamente y pude ver a Carla y Silvia, jugando con mi pene, haciéndome de todo con las manos y la boca. Volví a cerrar los ojos y me dejé llevar disfrutando de aquello. Finalmente eyacule sobre ambas que recibieron mi semen con la boca abierta. Tras "limpiarme" el pene, Silvia se volvió a tumbar a mi lado y Carla se marcho.

-Voy a ducharme.- Dijo mientras salía por la puerta.

-De acuerdo.- Le contestó Silvia que se abrazo a mí. Cuando estuve seguro que estaba solo con Silvia abrí los ojos como si me acabase de despertar. -Buenos días.- Me saludó Silvia.

-¿Buenos días?- La pregunta sorprendió un poco a Silvia, pero no le deje hablar. -Ya te voy a dar yo a ti, buenos días.- Le dije y con un rápido movimiento me coloqué sobre ella.

-¿Qué haces?- Me preguntó.

-Castigarte por jugar conmigo sin mi permiso. -No lo entendió, pero antes de que pudiese hacer o decir nada, la penetré, cosa que le gusto. Mis embestidas aumentaban de ritmo a la vez que nuestra excitación también lo hacía, hasta que poco después, Silvia tuvo un orgasmo. Me levanté y ella se quedó tumbada recuperando el aliento.

-Espero que me castigues más veces.- Me dijo mientras salía de la habitación. Yo sonreí y me dirigí al baño desnudo.

Allí estaba Carla, duchándose, pero no se había percatado de mi presencia. En total silencio, me acerque a la ducha y antes de que pudiese verme, entre y la agarré fuertemente de la cintura, sin dejarle voltearse.

-Javi, suéltame.- Me pedía mientras pataleaba.

-No, no...- Le susurré al oído. -¿Te parece bien aprovecharte de mí?- Le pregunté.

-Es que cuando me he despertado, la tenias tan dura que me he empapado.- Me sorprendió su respuesta pero no por ello pensaba perdonarla.

-Eso no es excusa. Voy a castigarte.- Y al igual que con Silvia, la penetré. Estaba muy mojada y excitada. Tanto que en seguida comenzó a gemir bajo mis fuertes embestidas. Debía de estar muy sensible, por que antes de lo esperado, alcanzó su orgasmo. Saqué mi pene y Carla tuvo que apoyarse en la pared para no caerse, mientras se recuperaba. Salí de la ducha, me sequé y me fui del baño. Aparecí en el pasillo todavía con una fuerte erección, por lo que pensé en aliviarla, así que me dirigí al cuarto de Silvia donde deberían de estar Cris y María. Para mi sorpresa solo estaba Cris. Que dormía desnuda sobre la cama. Me acerque a ella sin despertarla, tras colocarla boca arriba le abrí las piernas, y me hundí en su vagina. En menos de lo que esperaba Cris, se despertó.

-Javi... ¿Tan pronto?- No sabría decir si al hacerme esa pregunta estaba enfadada, sorprendida o gratificada, ya que según salió de su boca comenzó a gemir.

-Parece, que las chicas de esta casa sois muy sensibles por la mañana.- Le dije mientras me erguía y la penetraba. Sus gemidos se volvieron más fuertes y tras unas cuantas embestidas tuvo un orgasmo. Me levanté con todo mi pene lleno de los fluidos de Cris y aun completamente erecto. -Solo me queda una.- Me dije a mi mismo, mientras me dirigía al salón. Ni rastro de María. Solo faltaba la cocina. Deseando encontrarla entré en la cocina, y allí estaba María, de espaldas a mí y completamente desnuda. Aquello provoco que mi excitación aumentase, pero había montado demasiado ruido al entrar, por lo que se giró hacia mí.

-Hola, Jav...- No termino su saludo ya que vio mi erección. Se me acercó rápidamente y se agacho. -¿Quieres que María te alivie?- Parecía hablarle a mi pene. Yo no contesté - Muy bien.- Dijo asintiendo con la cabeza, y después agarro mi pene, aun con los fluidos de Cris, y comenzó a masturbarme. Poco después se introdujo mi pene en su boca. Fue su primera mamada, ella sola, ya que anteriormente sí que me había lamido mi pene, pero junto a otra de las chicas. Se notaba la falta de experiencia, pero pronto se fue habituando. Tras un buen rato, en el que mi excitación aumento mas, María ceso su mamada y se dirigió a la mesa de la cocina, donde se tumbo aun apoyada con los pies en el suelo. -Usa mi coño, Javi. Follame.- Me pidió, cosa que yo acepté encantado.

-Por su puesto.- Le contesté mirando su vagina y acercando. Abrí un poco los labios de su vagina y la penetré lentamente, disfrutando de cada centímetro del interior de María. Su respiración se volvió entrecortada y aumento de ritmo, a la vez que mis embestidas. Poco después, comenzó a gemir. Parecía que no quería llegar al orgasmo, ya que se mordía el labio inferior y cerraba los ojos fuertemente, cosa que me excito y aumente considerablemente la velocidad y la fuerza de mis embestidas, lo que la llevó a gemir muchísimo mas alto y yo alcancé mi limite. -María... Me corro...

-Dame tu leche, que quiero desayunar.- Me dijo entre gemidos, cosa que hizo que sobrepasara mi limite. Saqué mi pene de su vagina. María se agacho y abrió la boca justo delante de la punta de mi pene a la vez que yo me masturbaba para eyacular. Segundos después mi semen broto de mi y salió disparado directo a la boca de María, a la vez que ella tenía un orgasmo. Tras eyacularlo todo dentro de ella, María comenzó a hacerme una mamada, sacándome todo el semen posible. Antes de que me hubiese dado tiempo a empalmarme como antes, María dejo su mamada y trago todo el semen. -Aaa... ¡Qué rica!- Dijo completamente satisfecha, mientras volvía a preparar el desayuno para todos.

-Yo te ayudo, María.- Le dije mientras sacaba unos vasos. Ella me lo agradeció y poco a poco apreciaron las otras tres. Una vez los cinco en la mesa, desayunamos tranquilamente.

-¿Buen despertar has tenido hoy, eh, Javi?- Me preguntó Cris.

-Es culpa de Silvia y Carla.

-Es que una no es de piedra. Y si nada mas despertarme veo una poya dura y caliente, pues... Eso...- Contestó Carla.

-Ya sabéis lo que toca hoy, ¿No?- Dijo Silvia mirando a las otras cuatro.

-¡Sí!- Contestaron María, Cris y Carla a la vez.

-¿Que toca?- Pregunté ignorando lo que ocurría.

-Vamos a follar como conejos.- Contestó Carla relamiéndose.

-Eso me gusta.- Contesté yo.

-Pues ya te puedes ir preparando por qué queda mucho fin de semana por delante y somos cuatro cuerpos que satisfacer.- Me amenazó Silvia.

-Por cierto, ayer lo pasasteis en grande, ¿No?- Preguntó Cris.

-Bufff... Vaya polvazo...- Recordó Carla, excitándose. -Eso lo vamos a tener que repetir, Javi.

-Cuando quieras.- Le provoqué guiñándole un ojo.

-Lo quiero ahora.

-Carla, que estamos en la mesa.- Le dijo María.

-Por eso. Me estoy poniendo cachonda perdida, solo de imaginármelo.- Contesto Carla, llevándose la mano a su vagina.

-Mirad atentas. Luego vais vosotras.- Les dije mientras me levantaba y me dirigía hacia Carla.

-¡Toma!- Dijo levantándose y apoyando las manos en la mesa a la vez que separaba un poco las piernas y ponía el culo en pompa. -Quiero poya, Javi.- Ronroneó bajo la atenta mirada de Cris, María y Silvia que empezaba a excitarse.

Me coloqué tras Carla, y tras humedecer la punta de mi pene, la penetré por la vagina. Pronto comenzó a gemir, mientras sus amigas llevaban sus manos a sus vaginas y comenzaban a masturbarse. Tras un rato en el que empapé mi pene con los fluidos de Carla, saqué mi pene, se lo acerque al ano y lo introduje lentamente. María y Cris se quedaron sorprendidas pero no pudieron evitar excitarse aun mas, mientras que Silvia comenzaba a gemir recordando lo de anoche. Pronto Cris y María se unieron al coro de gemidos, mientras iba aumentando mis embestidas sobre Carla.

-¿Te gusta, putilla?- Le dije a Carla, agarrándole los pechos in dejar de penetrarla analmente.

-Siii... No pares... ¡Dame más!- Los gemidos de Carla se volvieron gritos de placer que excitaron a las otras tres, a la vez que yo aumentaba mi ritmo, provocando que Carla alcanzara un nuevo orgasmo entre fuertes gemidos. Saque mi pene, y Carla se sentó en su silla recuperándose.

-¿Quien es la siguiente?- Pregunté mirándolas masturbarse con todo mi pene erecto.

-Y... Yo quiero... Yo quiero eso.- Dijo María sorprendiéndonos a todos.

-Muy bien.- Le dije sonriendo mientras me acercaba a ella y esta se ponía de pie. Cris y Silvia seguían masturbándose mientras introducía mi pene en la vagina de María y estaba comenzaba a gemir. Pronto mi pene quedo bañado por los fluidos de María por lo que saqué mi pene y lo coloqué la punta en su ano. -Tu tranquila. Relájate y disfruta.- Sabia que era muy fácil decirlo, pero sin darle tiempo a pensárselo, empecé a introducir mi pene en su ano. Estaba igual de estrecho que el de Silvia, pero no paré hasta tenerlo completamente dentro. María gritaba de dolor y placer a la vez, cosa que debo de admitir, me excito muchísimo. Como la noche anterior con Silvia, si me movía un solo centímetro provocaba fuertes gemidos en María.

-Javi... Siento... Qu... Que me vas a partir...- Me decía entre gemidos.

-Eso es lo mejor.- Le contestó Silvia mordiéndose el labio inferior mientras seguía masturbándose. Cris por su parte no se podía creer que acabase de tener sexo anal con Carla y ahora lo estuviese teniendo con María, pero no podía evitar mirar masturbarse, excitándose como nunca.

-Voy a empezar.- Le avise a María que me había quedado quieto un poco mientras se acostumbraba. Aunque sabía que aquel tiempo no había sido suficiente, comencé a embestirla suave y lentamente mientras María alternaba gritos de dolor y gritaba de placer, aunque a veces era imposible distinguirlos.

-¿Entiendes el por qué de lo de anoche?- Le preguntó Silvia a Cris, sin parar de gemir y masturbarse.

-Ya lo creo.- Contestó Cris, sorprendida de lo que ocurría y sorprendida de lo mojada y excitada que estaba viéndolo e imaginándoselo. -¿Te importa si luego voy yo?- Le preguntó deseando que acabara con María.

-Claro, jeje...- Le contestó divertida. -Pero intenta si puedes estimularte tu misma tu ano, antes de que acabé con María.

-Yo misma... Es que me da un poco de asco.- Le contestó Cris.

-Pues déjame a mi.- Le contestó Silvia sorprendiendo a Cris. Se levanto de su silla, se agacho entre las piernas de Cris, que las tenia completamente abiertas mientras se masturbaba y con un sutil movimiento retiro la mano de Cris y comenzó a masturbarla ella. Después cogió e introdujo un par de dedos dentro de la vagina mientras lamia el clítoris, y cuando los tuvo bien húmedos, los bajo hasta el ano de Cris. Esta se tenso un segundo, pero los lametones de Silvia, la relajaron lo suficiente, como para que esta pudiera meter un dedo en el ano de Cris, lo que provoco unos nuevo gemidos que acompañaron a los de María.

María estaba demasiado excitada, pero yo me di cuenta del momento lésbico de Silvia y Cris, y me excite aun mas, aumentado mis embestidas y provocándole a María un nuevo orgasmo. Al igual que Carla, María se sentó en su silla recuperándose de su primera vez por el ano, mientras yo me dirigía hacia Cris y Silvia que ya tenía dos dedos dentro del ano de Cris, la cual gemía de puro placer mientras recibía los lametazos de Silvia en su clítoris. Silvia, al notar mi presencia detrás suyo, se levantó.

-Te lo he dejado preparadito.

-Gracias.- Y le di un pico mientras Cris se levantaba y se colocaba en la misma posición que las otras dos. De nuevo, primero la penetré por su vagina y una vez tuve el pene empapado lo dirigí a su ano, el cual estaba algo dilatado por la estimulación de Silvia, y lo introduje lentamente, mientras Cris gemía de placer a cada centímetro que recorría mi pene dentro de su ano. Pude ver como Silvia se había sentado en su silla y se masturbaba, aunque de vez en cuando bajaba su mano hasta su ano, cosa que me excitó y sin avisar a Cris comencé a embestirla.

-Joder, Javi... Si llego a saber que era tan bueno...- Decía entre gritos de placer Cris. Yo por mi parte aumenté progresivamente mi ritmo, a la vez que disfrutaba de las vistas que me daba Silvia. Al no estar acostumbrada a aquello Cris, tuvo un repentino orgasmo. Saqué mi pene y mire a mi siguiente víctima, que ya me esperaba en posición y mirándome deseosa de que empezara. Cris se sentó en la silla mientras me dirigía hacia Silvia.

-También tienes preparadito el mío, Javi.- Ronroneó provocativamente.

-No voy a ser tan suave contigo como con ellas.

-Ummm... Dame, dame...- Gimió solo imaginándoselo. Y tras humedecer mi pene en su vagina, le penetré por el ano. Y una vez lo tuve todo dentro de ella, empecé a embestirla fuertemente lo que provocó que gritase de placer, excitándome a mí y a las otras tres chicas que empezaron a masturbarse mientras veían como penetraba a Silvia analmente y la escuchaban gritar de placer. Silvia y yo sonreímos al ver la excitación que levantábamos y decidimos darles un buen espectáculo. Yo aumenté mi ritmo, a la vez que agarraba uno de los pechos de Silvia y pellizcaba su pezón, a la vez que ella se giraba hacia mí y comenzaba besarme. Pronto las cuatro amigas comenzaron a gemir, aunque por encima de ellas lo hacía Silvia.

-Me falta... Poco, Silvia.- Le anuncia al oído, ya que si no no podría escucharme entre tanto gemido.

-Lléname el culo con corrida, Javi. Llénamelo entero.- Me pidió. Las otras tres chicas parecieron escuchar su pedido, y se excitaron al imaginarse recibiéndolo ellas mismas. Finalmente los cinco tuvimos un orgasmo, y yo eyacule dentro del ano de Silvia. -¡Lo noto Javi! ¡No pares de llenarme!- Gritaba ella de placer, lo que me obligó a seguir embistiéndola mientras mi semen la llenaba.

Cuando mis fuerzas me lo impidieron, tuve que parar, sacando mi pene de su ano y sentándome en mi silla, mientras Silvia lo hacía en la suya. Los cinco estábamos medio tirados en nuestras sillas recuperándonos del orgasmo. Pude ver como mi semen salía del ano de Silvia la cual lo recogía y se lo espacia por el cuerpo excitada.

-Estaréis contentas, ¿No?- Les pregunte, a lo que todas afirmaron asintiendo con la cabeza.

-Aunque espero que a nosotras también nos llenes el culo como a Silvia.- Me pidió Carla.

-Tranquilas que antes de que acabé el fin de semana todas acaréis llenas de mi corrida.- Les anuncie, a lo que ellas sonrieron satisfechas imaginándoselo. -Me voy al salón a ver la tele un rato.- Dije levantándome.

-Descansa, que te lo has merecido después de esto.- Me dijo Cris mientras yo salía de la cocina y me iba al sofá.

Una vez me senté en salón encendí la tele y deje pasar el tiempo. Al rato aparecieron Silvia y María, y se sentaron a mi lado a ver la tele mientras Cris y Carla, se marchaban a hacer unos recados. Al parecer había decidido darme un rato de descanso, ya que si no me tendrían que subir al hospital por desfallecimiento.

Sobre las 12:00, regresaron Cris y Carla, las cuales se desnudaron para estar cómodas, y Cris junto a Silvia se fueron a preparar la comida.

-Javi, ¿Te importa si te hago una mamada?- Me pregunto repentinamente Carla.

-Pero tendrás que tragarte toda mi corrida.- Le advertí, aunque más que molestarle, aquello pareció agradarle y tras arrodillarse delante de mí, comenzó. Llevaba un buen rato sin tener una erección y pensaba que tras el sexo en la cocina, iba a tener el pene mas irritado por lo que me molestaría un poco, pero los suaves labios, acompañado de su juguetona lengua me hicieron sentir mejor de lo que esperaba. María, miraba a Carla y se excitaba cada vez mas.

-María, yo quiero tu coño.- Le dije mientras Carla no paraba ni un segundo. Sus manos jugaban con mis testículos. María sin decir nada, me plantó su vagina en mi cara y yo me hundí tras darle un lametazo con el que recorrí toda su vagina. Poco después, suaves gemidos salían de la boca de María mientras yo lamia su clítoris y le metía dos dedos, a la vez que Carla, no dejaba un segundo de sacar y meter mi pene de su boca. -Carla, eres demasiado buena en esto.- Le felicité, sintiéndome cada vez mas excitado. Volví a lamer la vagina de María que poco tardo en tener un orgasmo con el que lleno mi boca con sus fluidos, los cuales trague.

-Da igual cuantas veces lo hagas... Siempre es increíble.- Me dijo María sentándose a mi lado de nuevo. Una vez libre de María, cogí la cabeza de Carla para sentir con mi mano su movimiento completo, cosa que me gustaba, y me hacía parecer que yo le obligaba a hacerlo de esa manera. Poco a poco, fui alcanzando mi limite.

-Carla... Ahí te va.- Le avise como pude. Poco después eyaculé en su boca, pero no dejo de seguir con la mamada. Solo cuando mis pequeñas convulsiones, por el orgasmo, cesaron se detuvo unos segundos para tragar todo mi semen, para después seguir a lo suyo.

-Como me encanta tu poya.- Me dijo Carla, un rato después, volviéndose a sentar a mi lado. Estuvimos los tres viendo la tele de nuevo y sobre la 1:30, Cris y Silvia nos llamaron a comer. Comimos sin ningún tipo de prisa y al finalizar, Cris y yo nos quedamos a fregar mientras las otras tres chicas iba a echarse una siesta. Carla se fue al salón, María al cuarto de todas y Silvia me dijo que me esperaba en mi cuarto. Mientras fregaba Cris limpiaba la mesa. Volvió a mi lado y me sorprendió que cogiese un poco de jabón, pero supuse que seria para limpiar bien la mesa, pero Cris me sorprendió cogiéndome del pene desde atrás, empezando a masturbarme.

-Creo que esto hay que limpiarlo bien.- Me dijo utilizando ambas manos llenas de jabón, lo que producía un mayor y fácil rozamiento de sus manos en mi pene, excitándome mas de lo normal. Mi respiración se entrecortaba y las piernas me temblaban, y cuando estaba cerca de mi limite, Cris paró. -Así ya está bien.- Dijo sonriéndome pícaramente y marchándose al sofá a ver la tele.

Yo termine de fregar con un calentón enorme. Y fui directo a mi cuarto donde Silvia me esperaba, pero pude ver a Cris y a Carla, tumbadas y abrazadas en el sofá completamente dormidas. Cuando llegué a mi cuarto Silvia pareció despertarse y me miró. Sus ojos se abrieron de par en par, al ver el tamaño de mi pene.

-¿Y eso, Javi?- Me preguntó sin apartar un segundo la mirada.

-Cris... Es muy mala...- Le dije como si fuese un niño.

-Ven aquí que la tita Silvia te cuida.- Me dijo abriendo los brazos para abrazarme. Yo me metí entre sus brazos y me hundí entre sus pechos. Con una mano me acarició el pelo y con la otra recorrió mi cuerpo mientras yo le agarraba uno de sus pechos. -¿Mejor?- Me preguntó, a lo que yo le respondí asintiendo con la cabeza.

-Gracias Silvia.- Le contesté como un niño.

-Ven que tengo un regalo para ti, por ser tan bueno.- Me dijo mientras se levantaba tumbándome en la cama. Ella colocó su vagina en mi cara.

-Ummm... Que rico... Coño de Silvia...- Sonreí siguiendo el juego del niño, lo que provocó que Silvia también sonriese, pero pronto empezó a respirar fuertemente, ya que había empezado a lamerle toda la vagina. Silvia no perdió un segundo y tras masturbarme unos segundo comenzó a hacerme una mamada. Estuvimos un buen rato, hasta que Silvia se levantó para colocar sus caderas sobre las mías y cogiendo mi pene lo hizo desaparecer dentro de su vagina. Con suaves pero rápidos movimientos mi pene entraba y salía de su vagina, arrastrando tras de si varios gemidos de Silvia que hicieron que me excitara aun mas.

-Silvia... Cris me había dejado en mi limite, lo siento.- Le dije mientras notaba como estaba a punto de eyacular.

-Espera un segundo que a mí me falta muy poco.- Me contesto jadeando de placer. Ella aumento su ritmo a la vez que se pellizcaba los pezones.

-Silvia... No aguanto más.- Le supliqué ya que sería peligroso eyacular dentro de ella.

-Yo también llego.- Me contestó con un gran gemido, que hizo que me retorciese de placer y justo en el momento justo Silvia saco mi pene de su vagina y comenzó a masturbarlo, haciendo que mi semen saliera fuertemente sobre su cuerpo, llenándola de mi semen. -Espero que mañana lo hagas dentro.- Me pidió sin dejar de masturbarme.

-Pero Silvia, ¿Y si quedas embarazada?- Le pregunté atónito por su petición.

-No me importa. Además, me he comprado unas pastillas para tomarlas entes de tener sexo que imposibilitan el quedar embarazada.- Me sonrió sin dejar mi pene suelto.

-No se...

-Por favor... Quiero sentir tu corrida corriendo por dentro de mí.

-¿No te sirve con el culo?- Le dije recordándole que ya lo había hecho.

-Pero es que no es lo mismo.

-Ya veremos.- Le contesté finalmente. -Si surge te prometo que te satisfaceré.- Le dije provocando que sonriera y se lanzara sobre mi besándome, tras el cual nos tumbamos en la cama y dormimos la siesta.


Serian alrededor de las 17:00 horas cuando me desperté completamente solo. Busqué a Silvia en la habitación pero no había rastro de ella. Lentamente me levanté y fui a la cocina, la cual estaba vacía, al igual que el baño, el otro dormitorio y el salón. Pensando que se habrían marchado me fui al salón a ver la tele para esperarlas, pero estando medio a oscuras y siendo el programa más entretenido un documental (de lo que encontré) me volví a quedar dormido.


Tras un nuevo y reparador sueño, me desperté en un salón mas iluminado en el que me había dormido. Fue algo sospechoso, pero fui directo a la cocina esta vez convencido de que encontraría a alguien. De nuevo ni rastro de nadie, por lo que cogí un poco de leche y me la bebí. Fue entonces cuando reparé en una nota de la mesa.

"Estamos en el cuarto de Silvia. No tardes. Todas"

Mi mente divagó imaginándose lo que podría encontrar y me excite. Volví a dar un nuevo trago a la leche y me fui directo al cuarto de Silvia. Cuando entré todo estaba a oscuras, pero pude notar que allí estaban las cuatro. Encendí la luz sin moverme de la puerta. Cada una en una posición y con poca ropa me miraba. Yo por mi parte disfrute de las vistas de cada una.

Cris tenía un conjunto morado de tanga y sujetador. Me miraba excitada y mordiéndose el labio inferior, sentada contra la pared de mi izquierda con una de las manos acariciándose la parte interior de los muslos.

Carla, estaba con la rodilla derecha apoyada en la cama, justo al lado de Cris, y con la otra pierna recta de espaldas a mi pero mirándome. Tenía un conjunto blanco de tanga y sujetador sin tiras, con el que podía verle el culo. Era una pose muy provocativa que añadido a su mirada de morbosidad, casi me hicieron lanzarme contra ella y comenzar a penetrarla.

María estaba tumbada boca a abajo en la cama con la cabeza a poyada en sus manos y con las piernas flexionadas y balanceándolas como una niña ansiosa. Vestía un conjuntos de braga y sujetador negro, bastante sexy.

Por último, Silvia, parecía estar estampada contra el armario que descansaba al otro lado de donde estaba Cris, con las piernas y los brazos bien abiertos. Al contrario que las demás, Silvia, vestía únicamente un camisón blanco semi-transparente, el cual dejaba ver los pezones duros de Silvia y una zona más oscura entre sus piernas.

Las cuatro sonrieron al ver la enorme erección que me produjo el verlas a todas.

-Tú decides.- Ronroneo Carla.

-Una a una, tómanos.- Me confirmo María, a lo que estaba pensando.

Dude, no sabía por cual empezar, las miraba a todas y ellas me devolvían la mirada deseosas por que las eligiera a ellas. Finalmente me decidí. Ande hacia mi primer objetivo y una vez estuve a su altura me tumbe en el suelo, algo incomodo, por culpa de mi erección. Entonces, una vez  aparté aquel tanga de color morado, hundí mi cabeza en la vagina de Cris, tras haberle dado un gran lametón con el que recorrí toda la vagina desde abajo hasta el clítoris. Pronto, Cris estaba gimiendo y agarrándome la cabeza. Sin pedirle permiso, y tras haber humedecido dos de mis dedos, se los introduje a Cris por el ano, lo que provocó que se excitara a un mas.

-Carbón. Eso es jugar sucio.- Me dijo entre gemidos, ante la atenta mirada de sus amigas. Poco después Cris alcanzo un orgasmo. Como pude la ayude a levantarse y la puse de espaldas a mí, apoyada en la pared. Cris entendió lo que iba a hacer y tras abrir las piernas y humedecer la punta de mi pene, la penetré fuertemente arrancándole un gran gemido de placer. Mantuve un ritmo alto de mis embestidas y en poco tiempo, Cris tuvo un nuevo orgasmo, el cual acabó por dejarla exhausta. Lentamente volvió a sentarse en el suelo recuperando el aliento, mientras yo me dirigía hacia María.

-¿Qué te parece si me limpias esto?- Le pregunté algo juguetón poniéndole mi pene en frente de su cara.

-En seguida.- Me contestó ella introduciéndose directamente mi pene en su boca y comenzó con una gran mamada. Esta fue diferente a la anterior, parecía haber pedido consejo a sus amigas y ahora estaba poniendo en práctica lo aprendido. Ella seguía tumbada, por lo que aproveche para quitarle el sujetador. Después dirigí mi mano hasta su culo, el cual acaricie sobre la tela de la braga. Poco después, metí mi mano bajo la tela y obligándole a abrir las piernas acabé acariciándole la vagina, la cual estaba completamente húmeda. María no paró un segundo de sacar y meter mi pene en su boca, hasta que tuvo que detenerse, ya que mis dedos le obligaron a gemir. Al igual que con Cris, había metido uno de mis dedos en su ano, pero además esta vez con otro dedo le acariciaba el clítoris. María incapaz de seguir con su "trabajo" debido a la excitación, me pidió que me tumbara en la cama. Tras quitarse las bragas, se sentó sobre mis caderas y se introdujo mi pene en su vagina. Gemía y se apretaba los pechos sin dejar de moverse. Era bastante excitante y debo de admitir que lo hacía bastante bien. Tras un buen rato, y sin avisarla, la tumbé, pillándola por sorpresa y esta vez fui yo quien se movió. Aun ritmo alto y con fuertes embestidas, María no podía parar de gemir y gritar de placer. Nos besamos mientras me abrazaba y me clavaba las uñas en la espalda, cosa que me excito y me hizo aumentar el ritmo lo suficiente para provocarle un gran orgasmo.

-Joder María... Has mejorado mucho...- Le dije recuperando el aliento.

-Gracias.- Contestó ella sonrojándose.

-¡Ey! Que todavía quedamos dos.- Se quejo Carla, a mi lado.

-Pues ahora por lista, vas la ultima.- Le regañe guiñándole el ojo. Aquello le molesto y le sorprendió, pero no dijo nada al verme acércame a Silvia.

-Ven, Javi, ven...- Me susurraba Silvia de pie. Podía ver como sus fluidos resbalaban por sus piernas. La cogí por ambas muñecas imposibilitándole mover los brazos, cosa que pareció agradarle y comencé a besarla. Poco a poco fui bajando hasta su cuello, mientras suaves gemidos salían de la boca de Silvia.

-Como muevas las manos de aquí arriba, me voy donde Carla.- La amenacé, y tras ver cómo me asentía, la solté. Silvia mantuvo las manos en su sitio, mientras yo me agachaba. Lamí sus muslos empapados por sus fluidos hasta que llegue a su vagina. Levanté su pierna derecha para abrirla más y me hundí. Mi lengua recorría cada centímetro de aquella rosada y tan deliciosa vagina. Jugaba con su clítoris, mientras escuchaba los gemidos de placer de Silvia. Tras un fuerte orgasmo, con el que me lleno la boca con sus fluidos, los cuales bebí encantado, me levanté. Sin decirle nada, moví las tiras del camisón por sus hombros y ella bajo sus brazos para que de esta manera, el camisón no tuviese ningún apoyo y cayese al suelo dejándola completamente desnuda. De nuevo volví a levantarle una pierna, y tras meter mi pene en su vagina, la alcé en el aire apoyándola contra la pared y comencé a embestirla fuertemente.

-No pares, no pares.- Me pedía Silvia, a cada embestida que le daba. Al igual que María, Silvia, me clavaba sus uñas en la espalda a la vez que nos besábamos. Pronto, Silvia alcanzó un nuevo orgasmo, que la dejo agotada. La deje en el suelo, sentada y me encaré a Carla.

-Jo, no vale. Seguro que ahora estas a punto de correrte y no me satisfaces.- Volvió a quejarse Carla, pero esta vez sin dejar de mirar mi erecto pene.

-Si no llegas a los dos orgasmos. Te prometo que mañana seré solo tuyo.- Sus ojos brillaron imaginándose aquello, y las otras tres chicas parecieron mosquearse por jugar con ellas de esa manera. Cris intento quejarse pero la callé, con un gesto suave de mi mano. Carla, seguía en la misma posición de antes, por lo que me acerque a ella por detrás y comencé a acariciarle las piernas, subiendo por los muslos y acabar agarrándole y saboreando su culo. Ella parecía disfrutarlo, pero sabía que así no conseguirá mi objetivo, por lo que lentamente comencé a bajarle aquel tanga blanco. Su vagina comenzó a sacar fluidos los cuales empezaron resbalar por sus piernas, pero que yo no los desaproveché. En seguida empecé a lamer sus muslos hasta llegar a su vagina. Se lo comí como nunca, utilizando mis manos para introducirlos dentro. Carla, quería aguantar su orgasmo, pero tras unos fuertes lametones en la vagina, Carla tuvo su primer orgasmo.

-Jeje... Ven aquí que ahora te vas a enterar.- Dijo ella sabiendo que si conseguía hacerme eyacular "ganaría". Me sentó en el borde de la cama y se arrodillo entre mis piernas. -No aguantaras y lo sabes.- Tanto Carla, como yo y el resto de las chicas sabían que aquello era cierto, pero sin poder hacer nada mas, Carla escupió en mi pene para lubricarlo y tras masturbarme un poco comenzó hacerme una de sus grandes mamadas. Aquella vez fue la primera vez que una chica se introducía mi pene entero en la boca, cosa que me excito. Pude ver salir mi pene lleno de la saliva de Carla. Volvió a repetir unas veces más aquella operación que parecía gustarle a ella, y como no, a mi.

-Joder...- Me queje yo al notar que estaba cerca de mi limite. Aquello pareció motivar a Carla y tras ver como mi pene estaba completamente mojado por su saliva, se quito el sujetador dejando al descubierto sus preciosos pechos, con aquellos duros pezones, y se introdujo mi pene entre sus pechos, haciéndome una cubana. Sus suaves pechos resbalaban perfectamente gracias a la saliva de Carla, llevándome al séptimo cielo. Carla aprovechaba para pellizcarse los pezones, y cada vez que mi pene asomaba entre sus pechos lo lamia con su lengua.

-Venga, Javi. Córrete sobre mi.- Me pidió Carla mirándome a los ojos.

-No te hare esperar.- Le avise, y ella bajo la mirada hacia mi pene y abrió la boca para esperar mi esperma, el cual no tardo en salir y entrar en su boca. Carla se trago todo mi semen y limpio mi pene mientras se restregaba lo que había caído en sus pechos por los mismos.

-¡Toma!- Celebro Carla levantándose y saltando. -Mañana Javi es solo mío.- Les chincho Carla a las otras tres las cuales parecían apenadas. Pero de pronto su cara cambio.

-¿Quién te ha dicho que hemos acabado?- Estaba de pie con mi pene apuntando a Carla, completamente erecto. Carla no pudo evitar sorprenderse y antes de que dijese o hiciese nada la levanté y la tumbe en la cama. -Yo no te he dicho que si me corría ganabas.- Le susurre al oído, y tras humedecer mi pene en su vagina, la penetré. Sus gemidos llenaron la habitación y mis embestidas aumentaban de velocidad progresivamente.

-No vale, Javi, eres un tramposo. Pero no pares por favor.- Carla gemía de puro placer sintiendo mi pene entrando y saliendo de su húmeda vagina.

-¿Quieres que te llene el culo como a Silvia esta mañana?- Le pregunté. Sus ojos me miraron deseosos por que hiciera lo que le acaba de decir. -Pues antes tendrás que gritar para mi.- Le contesté y aumente considerablemente la fuerza y la velocidad de mis embestidas, provocando que Carla, alcanzara un gran orgasmo entre gemidos y gritos de placer. Sin avisarle le di la vuelta y tras ponerla a cuatro patas en el borde de la cama, estando yo de pie y aun con el pene húmedo por la vagina de Carla, lo acerque a su ano. La penetré lentamente hasta que mi pene desapareció dentro de su ano. Sin ninguna prisa, empecé a embestirla suavemente, pero aquello le excitaba demasiado por lo que en seguida comenzó a gemir. Cuando su ano se acostumbro un poco a mi pene, comencé a subir la velocidad de mis embestidas haciéndole gemir más alto y más fuerte.

-Sí, Javi, sí. No pares.- Yo, como obediente que era, no solo no pare sino que seguí aumentando la velocidad. Los gritos de placer, junto a la penetración anal que le estaba haciendo a Carla, pronto me llevaron de nuevo a mi limite.

-¿Lista?- Le dije, aunque ya sabía la respuesta.

-Lléname el culo, Javi. Llénamelo como a la zorra de Silvia.- Aquello me sorprendió pero me excito tanto que la embestí fuertemente en mi último aliento justo antes de eyacular en dentro del ano de Carla, a la vez que ella tenía un nuevo orgasmo. Poco a poco saque mi pene y me tumbe boca arriba en la cama.

-Ya llevas tres, Carla. Lo siento pero mañana seguiré siendo de todas.- Le anuncie pero parecía no importarle. Carla estaba semi tumbada en la cama sonriendo y recuperándose del nuevo orgasmo.

-¿Como que zorra?- Preguntó Silvia desde detrás de Carla, metiendo su mano entre sus piernas y comenzado a acariciarle el clítoris.

-Es que eres una zorra.- Le contesto Carla, besándole y metiendo también su mano entre las piernas de Silvia buscando su clítoris.

-Pues entonces tu eres una puta.- Le dijo Silvia sin dejar su clítoris e introduciéndole un par de dedos en la vagina. Aquello me excito tanto que volvía tener una nueva erección. Estaba tan absorto mirando a Carla y Silvia masturbarse entre ellas que no me di cuenta de que Cris y María, se iban a abalanzar sobre mí.

-Javi, Javi... Tu estas hecho un golfo.- Me dijo Cris masturbándome lentamente mientras María acariciaba mis testículos. -Te vamos a castigar por lo que has hecho antes.- Me aviso y comenzó a hacerme una mamada. María, que también quería, por lo acerco su boca a mi pene, pero Cris, la apartó sin dejarle lamer mi pene. -Tranquila perrilla. Ahora esta poya es mía.- Le avisó Cris a María, sin dejar de masturbarme.

-Tranquilas chicas, hay polla de Javi para todas.- Cris volvió a su mamada, y María me planto su vagina en mi cara, cosa que yo agradecí y comencé lamer. Poco después, Cris se detuvo y tras sentarse sobre mis caderas se introdujo mi pene en su vagina.

-Tu sí que estas hecha una furcia. Mírate.- Le incriminó María a Cris mirándole.

-Cállate perra, y chúpame los pezones.- Le contestó Cris, cosa que María comenzó a hacer provocando nuevos gemidos en Cris. Yo estaba en el paraíso, escuchando a las cuatro gemir de placer e insultarse de aquella manera para excitarse entre ellas. Antes de lo esperado me acercaba a mi final.

-Chicas... Como sigáis así, no durare mucho.- Aquello provoco que Cris para en seco.

-Si esas dos han tenido tu corrida en su culo yo también lo quiero.- Me pidió Cris, casi ordenándomelo. Tras apartar a María, pude ver como Cris ya me esperaba con sus dedos metidos en su ano. Sin avisarla, la penetré por el ano. Mi pene entro bastante fácil. Tras la primera entrada, las siguientes se sucedieron rápidamente. Cris gemía de placer y María, había aprovechado para ponerse tras de mi acariciarme los pezones, que añadido a que estaba cerca de mi limite, no tarde en alcanzarlo.

-Voy a... Correrme...- Le avisé a Cris.

-Lléname el culito, como a esas dos.- Ver a Cris pedirme aquello de aquella manera, me excito tanto que volvía a eyacular, pero esta vez dentro del culo de Cris. De nuevo completamente agotado me tumbe en la cama intentando recuperarme.

-Mira lo furcia que eres. Tienes todo el culo lleno de la corrida de Javi.- Le decía María Cris introduciendo un dedo en su ano y sacando mi semen. Aquello excito mucho a Cris, que aguantaba sus gemidos cada vez que María introducía uno de sus dedos en su ano. No estaba acostumbrado a aquello, escuchar hablar así a María volvió a excitarme, añadido a que Carla y Silvia seguían a lo suyo y aun insultándose.

-María, solo faltas tú.- Le avise.

-Pensaba que tendría que esperar hasta mañana.- Dijo aliviada al ver mi pene erecto. Se colocó al lado de Cris y en la misma posición. -Mira como Javi se corre en mi culo.

-Perra.- Le contesto Cris y la beso. Aun besándose, yo me coloqué tras María, y la penetré por la vagina para humedecer mi pene. Lo tenía bastante irritado, pero la vagina de María estaba tan húmeda que no sentí mas que placer. Quería dilatar el ano de María, para que no me hiciera mucho daño, así que sin dejar de penetrarla, humedecí dos de mi dedos y comencé a jugar con su ano, primero con un dedo, luego con dos. María gemía de placer y Cris aprovecho el momento para colocarse bajo María y comenzó a lamerle los pezones y a pellizcárselos. Cuando note que María tenía el ano bien dilatado, saque mi erecto pene y lo coloque en su ano.

-Allí voy.- Le anuncié e introduje mi pene, el cual fue absorbido en un segundo dentro del ano de María, la cual aumento la intensidad de sus gemidos. Mantuve un ritmo normal y mis embestidas no eran muy fuertes, ya que pronto se me secaría el pene y no quería irritarme demasiado el pene. Antes de lo que esperaba comencé a sentir ciertos pinchazos de rozadura en mi pene, por lo saque del ano de María y lo volví a humedecer en su vagina. De nuevo con el pene mojado, lo volví a introducir en su ano, y esta vez fui algo más rudo, ya que quería acabar cuanto antes. Sin necesidad de tener que volver a humedecer mi pene, alcancé mi limite y eyacule dentro del culo de María, a la vez que ella tenía un nuevo orgasmo.

-¡Ah! ¡Sí! ¡Javi! Mira como me llena el culo.- Le dijo a Cris. A lo que esta le contesto besándola. Yo por mi parte me volví a tumbar en la cama completamente cansado y con el pene muy rojo.

-Mirarlo, como lo habéis dejado.- Dijo Carla acercándose a mi, dándome un beso en el pene.

-Pobrecito. Lo hemos agotado por completo.- Añadió Silvia subiéndose a la cama.

-¿Os parece que le dejemos descansar y que durmamos con él como la primera vez?- Preguntó María. Todas asintieron y se tumbaron a mi lado, Carla y Cris a mi izquierda y Silvia y María en la derecha. Tenía los ojos cerrados y estaba tan cansado que no podía hablar, pero les agradecí todo lo que me estaba pasando y que se quedase a dormir conmigo.